Margarita Alfaro. Con vocación de servicio en el cuidado de los más necesitados

Sin haber olvidado su compromiso militante con la ONG Médicos del Mundo en la que colabora como voluntaria, esta hoacista ha vivido muy de cerca las consecuencias más duras de esta pandemia, cuidando a los pacientes más graves desde la UCI del Hospital de San Jorge de Huesca como auxiliar de enfermería. 

Aunque trabaja desde hace más de 20 años en este servicio de manera vocacional, en estos momentos tan difíciles agradece haber podido estar ahí y ayudar con su trabajo y dedicación a los que más están sufriendo esta crisis sanitaria.

Los primeros días pensaban que la cosa no iba a ir con ellos porque solo tenían dos enfermos con COVID-19. Pero pronto, la UCI empezó a llenarse de pacientes con coronavirus y tuvieron que adaptarse. «Ese primer día creímos que la situación se iba a apoderar de nosotros, que no íbamos a poder darle salida. Los pacientes que entraban a las dos horas se ponían malísimos. Nos sentimos abrumados». La UCI se tuvo que duplicar, así como el número de profesionales. Fueron un par de días de desconcierto, con situaciones muy duras para todos.

Marga recuerda que un día volvió a casa y se echó a llorar de la desesperación. «Me pasé toda la tarde llorando y luego rezando, y ya está. A partir de ahí todo fue cada vez mejor». Reconoce que la oración le ha ayudado a vivirlo con felicidad y dando gracias a Dios cada día por poder estar ahí y realizar ese servicio.

Al ser una UCI pequeña, la relación establecida con los pacientes también ha sido mucho más cercana, y el personal ha podido atender con todo su tiempo y dignidad a cada paciente. Eso reconforta tanto al enfermo como al profesional. «Todo el equipo hemos estado mucho más sensibles y atentos a las necesidades de las personas, porque además estaban solas, sin familia, y teníamos que asumir un poco más ese papel».

Muchos pacientes y familiares han agradecido esta atención tan humana recibida en los peores momentos de sus vidas. «Hemos mandado cartas de pésame a las familias de los fallecidos contándoles que, aunque ellos no han podido estar allí, hemos intentado estar cerca de ellos, que no han fallecido solos, que sentimos que haya tenido que ser así».

Marga reconoce que la fe le ha ayudado a afrontar con esperanza esta difícil situación, apoyándose en el Evangelio y haciéndolo vida cada día. «Como decía el papa Francisco en esta Semana Santa tan especial que hemos vivido, sentía que estábamos lavando los pies cada día a cada persona en estas circunstancias y situación tan especiales, intentando ser feliz haciendo felices a los demás en cada momento».

Llévatelo y comparte

Esta sección también la tienes en documento pdf e imagen png para que la puedas descargar, imprimir, compartir…

 

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba