Responsables de la entrega de Jesús a los romanos son los dirigentes judíos, pero el pueblo que, en el momento decisivo, después que se promulgó la orden de delación de Jesús (Jn 11,57), no supo optar por el Mesías liberador en contra de sus autoridades opresoras, es también responsable de esta traición; se ha dejado arrastrar por los dirigentes. Por eso estos dirigentes pueden considerarse los representantes de la nación y hablar en su nombre. ¡Cómo ahora!