La comunidad de Jesús encarna un estilo de vida alternativo que sueña para las relaciones humanas la calidad original de los días de la Creación; unas relaciones construidas sobre el amor a fondo perdido y la común dignidad de hombres y mujeres. Una comunidad a la que le preocupan los derechos del débil, del pequeño, del que no cuenta. Solo sobre la igualdad y el amor incondicional tienen sentido las relaciones humanas, las del matrimonio y la familia, las de la comunidad cristiana, las sociales y económicas, las laborales y profesionales.
Unas relaciones que solo podemos establecer desde la oración.