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El apostolado obrero, un laicado comprometido

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El apostolado obrero, un laicado comprometido

09 mayo 2021

Ediciones HOAC y la Fundación Guillermo Rovirosa • Tomás Malagón publican un nuevo cuaderno de la vida de Guillermo Rovirosa, primer militante y fundador de la HOAC. En el número 14 de la colección nos plantea algunas reflexiones sobre el apostolado obrero. Disponible en la tienda online.

La colección Cuaderno Rovirosa estrena nueva orientación en sus contenidos, que pretende ayudar a aproximar el pensamiento de Rovirosa a la realidad vigente y plantear, además, momentos para la reflexión y el trabajo personal. A la publicación se le ha realizado también un cambio integral en su diseño y maquetación, para ofrecer un cuaderno más dinámico y actual.

El cuaderno Rovirosa n 14, aborda los planteamientos de Rovirosa sobre El apostolado obrero, un laicado comprometido, de plena actualidad, según indica Cristina Vega, militante de la HOAC que ha colaborado en su elaboración “porque la forma de concebir y organizar el trabajo humano sigue produciendo desigualdad y empobrecimiento. Confrontar nuestra historia con la vida y obra de Rovirosa no nos deja nunca indiferente”. En este sentido, el pensamiento de Guillermo Rovirosa nos ayuda “comprender el significado y la importancia del apostolado obrero que no es otra cosa que llevar a Jesucristo a las mujeres y hombres del mundo del trabajo. Quizás hoy más que nunca, nos toca asumir con alegría y con entrega la tarea de apostolado que libera y dignifica”, apunta.

 

Índice

■ Introducción
■ ¡Oh, Dios! Que me diste libertad ante tus llamadas: La conversión
■ Revísteme de tu fortaleza…
■ Concédeme que el pequeño detalle de cada día…: Encarnación
■ Y responda siempre, siempre, siempre: ¡¡Sí!! El apostolado obrero

 

Colección
14. El apostolado obrero, un laicado comprometido
13. La santidad en Guillermo Rovirosa
12. El bautismo
11. La extensión de la HOAC
10. El amor de comunión
9.  Cartas
8.  Testimonios
7.  La virtud de escuchar
6.  Derechos y justicia
5.  La vivencia de la Iglesia
4.  La cercanía al mundo obrero y del trabajo
3.  La vivencia de la mística
2.  Dialogando con Rovirosa
1.  La vivencia de la triple comunión

Al mismo tiempo que el cuaderno, se edita una nueva Hoja Informativa, n 20, que recoge, de forma breve, su pensamiento. En esta ocasión se titula Entusiasmo: «Dios consigo». 

 

Causa de Canonización de Guillermo Rovirosa

Para recibir información, enviar testimonios o comunicar agradecimientos, dirigirse a:
Fundación Guillermo Rovirosa y Tomás Malagón.
C/ Alfonso XI, 4-4o. 28014 MADRID
Tfno.: 91 701 40 80 Correo electrónico: rovirosa@hoac.es

Promotora de la causa: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Su proceso de canonización se abrió el 8 de julio de 2003.

Si usted quiere ayudar a la Causa de canonización, puede hacerlo mediante giro postal a la dirección arriba citada o mediante ingreso en la cuenta: ES65 2038-1109-37-6000816747.

Mérida | Presentación de la novela “Tiempos convulsos” en la Feria del libro

Convocatorias

Mérida | Presentación de la novela “Tiempos convulsos” en la Feria del libro

04 mayo 2021

El sábado 8 de mayo a las 19:30h, en la Feria del Libro de Mérida, se presenta la novela Tiempos convulsos con la intervención de Ana Mª Castillo Moreno, escritora y autora del libro.

Esta novela de historia contemporáneapublicada por Ediciones HOAC, que ya está en la segunda edición, ofrece una mirada distinta de la posguerra y la Transición española, a través del hilo argumental de una serie de historias entrelazadas. Los personajes han de hacer frente a los enormes obstáculos que la sociedad de la época impone, llegando algunos a perder la vida. Tiempos tormentosos en los que nada es lo que parece.

Aquellos Tiempos convulsos

La novela refleja el ambiente político, religioso y cultural del periodo 1959-1980: la emigración, la clandestinidad, la lucha contra la dictadura, la gestación de la banda terrorista ETA y el estallido de la violencia. Relata el compromiso y la tarea esencial de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Estudiante Católica (JEC), movimientos de Acción Católica especializada de España, en la lucha pacífica por la justicia social. Son tiempos confusos envueltos en el trasfondo de una compleja red de emociones, relaciones y desencantos cuya única salida es el amor, el perdón.

Para Ana María Castillo, autora de la novela, elaborar este relato ha sido posible gracias a las “numerosas fuentes escritas consultadas para ofrecer un orden cronológico y una veracidad histórica”, junto con las entrevistas realizadas “del testimonio de todas aquellas personas de edades, profesiones e ideologías tan diferentes, me abrieron de algún modo las puertas de sus vidas” y reflejar dos décadas decisivas en la historia reciente del país.

Castillo señala que la novela es un aldabonazo para recordarnos que, “aunque el olvido es imposible, se pueden cicatrizar las heridas para hacer posible la convivencia”. También es un bello homenaje a quienes lucharon por “encontrar en el amor, la paz y la dignidad la salida al laberinto de aquellos años y a quienes todavía seguimos apostando por el amor, la paz y la dignidad, también en los presentes tiempos convulsos”.

Crítica

La obra está teniendo una buena crítica y valoración entre los lectores y las lectoras. Entre las críticas realizadas destacamos: Desde Extremadura al País Vasco, reseña del escritor Manuel Pecellín, medalla de Extremadura (2011). Reseña de Antonio Salguero Carvajal, escritor  y profesor de Lengua y Literatura Española. Reseña de Moisés Cayetano Rosado, doctor en Geografía e Historia y maestro. Narrar la experiencia obrera y cristiana, de Francisco Vicente Gómez, profesor titular de Literatura de la Universidad de Murcia. Reseña de Berchmans Garrido, responsable de Formación de la HOAC.

Literatura popular

Con la novela, la editorial retoma el género literario y renueva el diseño, tamaño y la maquetación de la colección «Literatura popular», definiendo una nueva estructura de los capítulos y títulos, tipografía e interlineado. La ilustración de la cubierta ha sido diseñada por Pepe Montalvà, de EstudioJa.com, combinando distintos elementos para expresar la diversidad de una obra coral e intergeneracional.

El escritor y miembro de la Real Academia de Extremadura, Manuel Pecellín, subraya que estamos ante una novela “muy trabajada, bien documentada, de prosa ágil y cuidada”, y los distintos personajes “muy bien definidos”. “Una obra muy interesante”, escrita, además, “para un amplio y variado abanico de lectores, a los que no dejará indiferentes”.

Castilla y León |  Es posible la esparanza

Mundo obrero y del trabajo

Castilla y León | Es posible la esparanza

21 abril 2021

Manifiesto del encuentro Encuentro del Compromiso que hemos realizado por la HOAC en Castilla y León 

El panorama del mercado laboral en Castilla y León,  según fuentes sindicales, nos muestra que la creación de empleo en este primer trimestre es similar a la que se registraba al inicio del año 2009, cuando comenzó a mostrar su dureza en España la anterior crisis económica. Todo 2020 fue malo para el mercado laboral de la Comunidad. Arrancó con dos meses en los que subió el paro y se perdieron afiliados a la Seguridad Social y acabó con un terrible mes de diciembre en el que la destrucción del empleo fue la más acusada del país. La pandemia y sus consecuencias se cobraron el puesto de trabajo de 16.522 castellanos y leoneses, mientras que las listas del paro se vieron incrementadas con 28.832 personas, golpeadas todas ellas por el coronavirus y arrojadas a un 2021 en el que las perspectivas laborales no son mejores.

Ante la situación descrita y bajo lema que encabeza el presente escrito, el pasado día 17 de abril, unas cuarenta personas, militantes y simpatizantes de la HOAC de Castilla y león, en este año en el que se cumple el 75 aniversario su nacimiento, nos hemos dado cita por vía telemática para compartir:

• Ayudados por Daniel Rodríguez de Cáritas, la visión de las consecuencias que, la pandemia de la COVID-19, ha supuesto para la realidad del mundo obrero y del trabajo. Mostrándonos los factores que influyen para diferenciar entre pobreza y exclusión y cómo, las reformas laborales, estaban influyendo para que  el empleo no fuese garante de la inclusión. Amplió esta visión mostrando el impacto en las familias más vulnerables atendidas por los diferentes programas de Cáritas, haciendo un repaso en ámbitos como el empleo, los ingresos, la vivienda, la brecha digital, la salud, la educación y la redes de apoyo.

• Una valoración de la situación desde criterios aportados por la Doctrina Social de la Iglesia y el evangelio y presentados por Isaac Núñez, sacerdote y militante de la HOAC. De los que podemos destacar unos pensamientos del papa Francisco:

“Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza? Si esto así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos” (A los movimientos populares en Bolivia, en 2015).

“La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna”. (Fratelli tutti, 55)

• Los retos que desde la HOAC, como movimiento de Acción Católica para la Pastoral Obrera y del Trabajo, y como organización promotora de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), nos planteamos ante esta nueva situación. Alzando nuestra voz para insistir en la reivindicación por un trabajo digno, empleo estable y con derechos, que nos saque de la pobreza, que haga posible la vida familiar y su tarea educadora, que favorezca la igualdad entre mujeres y hombres, que integre y dignifique a las personas migrantes, que sea sostenible social, laboral, económica, ambiental y ecológicamente. Al mismo tiempo que nos comprometemos a acompañar a las personas que están sufriendo todo este tipo de situaciones; a participar, junto con otras organizaciones y movimientos, en el cambio de los ambientes y las instituciones; al favorecimiento de experiencias alternativas que muestren que es posible plantearse un tipo de persona, de relaciones y de sociedad diferentes; y, todo ello, teniendo como referente a Jesucristo y el Reino que predicó.

 

Las personas migrantes y nuestra estatura moral

Editoriales, Inmigrantes

Las personas migrantes y nuestra estatura moral

15 abril 2021

Ya en su visita a España en 1982, san Juan Pablo II decía que «apenas hay una señal más eficaz para medir la verdadera estatura democrática de una nación moderna que el comportamiento que muestra para con los inmigrados». ¿Cuál es, entonces, nuestra «estatura democrática»? Miremos algunos hechos.

Miremos lo que ocurre en Canarias, convertida en una especie de cárcel para quienes llegan en pateras por las políticas migratorias inhumanas de la Unión Europea, secundadas por nuestro Gobierno. Miremos los CIE o los muros de Ceuta y Melilla. Son negación constante de derechos humanos fundamentales. Pero miremos también otros hechos que muestran cómo trabajadores y trabajadoras migrantes son utilizados indecentemente para obtener beneficios, como si fueran cosas de usar y tirar. Trabajadores y trabajadoras temporeros del campo que viven en asentamientos chabolistas infrahumanos, como en Almería o Huelva, que han sufrido recientemente incendios en los que han perdido casi todo lo poco que tenían; campaña tras campaña se repite la falta de alojamientos dignos para quienes producen una gran riqueza sin que empresarios ni administraciones hagan nada. Trabajadores migrantes que cada día salen a algunas plazas de Madrid a esperar que, con suerte, alguna furgoneta los recoja para hacer una jornada, sin contrato, sin nada, por una miseria…, como si no hubiera legislación laboral alguna, sin que se haga nada. Trabajadoras migrantes de cuidados en el hogar, que con la pandemia se han quedado sin nada, que trabajan sin contrato, con sueldos miserables, en una situación que nunca se acaba de afrontar. Miremos al trabajador de la construcción, migrante, que trabajaba sin contrato, sin arnés de seguridad, que cayó hace unas semanas desde lo alto de una de una obra de un pueblo de Valencia, al que el responsable de la obra negó el auxilio y murió; así trabajan algunos. Y así podríamos seguir.

Todas estas son situaciones estructurales, no hechos puntuales y aislados. Convivimos con ellas tranquilamente. Como sociedad no queremos mirar cara a cara esta realidad. Los gobiernos no las afrontan y la indiferencia social es muy grande. A veces hasta culpabilizamos a las víctimas y algunos las utilizan para extender su discurso del odio y obtener réditos partidistas. Como sociedad, dice el papa Francisco, estamos afectados por «una pérdida de ese sentido de la responsabilidad fraterna sobre el que se basa toda sociedad civil» (FT 40). Y así «los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona (…) Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos» (FT 39).

Pero hay esperanza, porque sí hay «estatura moral» en nuestra sociedad. Está en las personas y organizaciones sociales, sindicales, cristianas canarias que denuncian la situación y reclaman otras políticas, y se desviven por atender a los migrantes allí retenidos. Está en las organizaciones sociales, cristianas de Huelva o Almería que reclaman alojamientos y condiciones laborales dignas y atienden, ellas sí, las necesidades de estos trabajadores y trabajadoras ante la pasividad de empresarios y administraciones. Está en quienes luchan por el cierre de los CIE. Está en los compañeros que intentaron auxiliar al obrero caído del andamio y en el sindicato que denunció ante la fiscalía. Está en la lucha de las empleadas de hogar por dignificar su situación… Está, también, en los representantes políticos que sí intentan hacer algo por cambiar esta realidad. Nuestra altura moral y democrática como sociedad está en tantos gestos cotidianos de solidaridad y fraternidad, y en tantas personas que se rebelan ante la indecencia y la inmoralidad.

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Tiempos convulsos. Otro punto de vista

Colaboraciones

Tiempos convulsos. Otro punto de vista

12 abril 2021

Javier Madrazo Lavín.

Como militante de la diócesis de Bilbao quiero realizar una breve valoración de la última novela publicada por Ediciones HOAC: Tiempos convulsos.

A mi juicio, el principal activo de la obra, es hacer justicia y poner en valor, el gran papel,  que en aquella época jugó la Iglesia, muchos consiliarios y, particularmente, los movimientos de Acción Católica (HOAC, JOC y JEC). Especialmente en la defensa de unas mejores condiciones de vida en los barrios, que carecían de los servicios básicos; en la lucha por la mejora de las condiciones laborales en las empresas; en la apuesta por la formación del mundo obrero o en el trabajo en favor de la convivencia y la reconciliación en medio de tanta convulsión y polarización.

Ello no obsta para reconocer que se idealiza en exceso, el papel de la jerarquía, en el apoyo y defensa a los militantes y consiliarios de los movimientos de Acción Católica. Bien sabemos las tensiones e incomprensiones que se vivieron y que llevaron incluso al cambio de estatutos con un cuestionamiento y apartamiento de Guillermo Rovirosa al frente de la HOAC.

De la misma manera que resulta poco convincente la figura de un Papa carente de toda responsabilidad en la dirección y acontecer de la Iglesia, como si fuera alguien que “quiere” pero que no “puede”, debido a que es “rehén” de un grupo que controla los “hilos” en el Vaticano.

Pero la parte que menos comparto es la visión que, de facto, se traslada, de lo acontecido en Euskadi, en la década de los 60 y 70.

Una visión extremadamente parcial y sesgada. Una visión reduccionista y simplificadora de la realidad. Sin matices. Muy maniquea. En blanco y negro. Llena de tópicos y prejuicios. Una visión que se alinea con la que hoy defiende una determinada posición política e ideológica de carácter españolista y conservadora.

Ello adquiere más relevancia si cabe, teniendo en cuenta que en Euskadi se está debatiendo acerca del relato sobre lo sucedido en las últimas décadas.

Por ello es exigible, en una publicación de estas características, un mayor rigor y pluralidad a la hora de abordar una cuestión tan compleja como es la referida al llamado conflicto vasco.

Las entrevistas y testimonios recogidos por la autora, son insuficientes, muy poco plurales y escasamente representativos.

Se descalifica sin matices a la escuela vasca como justificadora de la violencia y exaltadora del nacionalismo excluyente. Algo muy injusto porque hubo una buena parte del profesorado muy implicado con la causa de la educación en valores ético-cívicos y en favor de la paz.

La novela presenta a Euskadi como una sociedad que discriminó y despreció al emigrante, tratándolo como ciudadanía de segunda. Esa no es la vivencia y la experiencia que hemos tenido muchas familias que tuvimos que emigrar en busca de un futuro mejor.

En todo momento nos hemos sentido queridos y acogidos, siendo parte integrante, y de pleno derecho, del Pueblo Vasco.

En esas dos décadas hubo una gran adhesión de muchas personas jóvenes a la causa nacionalista más extrema y a ETA. La novela señala que esa juventud estaba manipulada, engañada y teledirigida por una minoría. Debemos reconocer que esas ideas de opresión y represión hacia la causa vasca, y la necesidad de dar una respuesta, incluso de carácter violento, calaron hondo en amplios sectores sociales. Podemos señalar la equivocación y el rechazo hacia los métodos violentos utilizados y la sectarización de muchos de sus planteamientos. Pero es incuestionable que fue una adhesión consciente y muy interiorizada.

No puedo compartir la visión negativa y la descalificación que hace el libro hacia los partidos de izquierda (“manipulados”), en particular el PCE, y hacia los sindicatos (“politizados”), especialmente tras la legalización.

No fue un camino fácil. Hubo abandonos, desilusiones, confrontación, expulsiones…

Pero es justo reconocer que las conquistas sociales y democráticas de las que disfrutamos, no hubieran sido posibles sin la lucha y el sacrificio de las organizaciones sindicales y políticas de izquierda.

Por último, resulta sorprendente que una obra que se desarrolla íntegramente en el País Vasco elija, para el desenlace final, otra comunidad autónoma, como lugar donde mostrar el reencuentro entre víctimas y victimarios. Máxime cuando es precisamente en Euskadi donde se están propiciando, en los últimos años, desde el Gobierno vasco y desde la Iglesia, este tipo de espacios de diálogo, donde expresar por parte de unos, la autocrítica y el reconocimiento del daño causado, y por parte de las víctimas, el perdón y la reconciliación.

“El libro-catecismo que necesitan leer los obispos, los curas, los laicos y laicas”

Colaboraciones

“El libro-catecismo que necesitan leer los obispos, los curas, los laicos y laicas”

09 abril 2021

Antonio Aradillas | Sacerdote y escritor extremeño

Con ya luengas y jugosas añoranzas estudiantiles, me permitirá el padre Jesús Espeja Pardo, nacido en Espinosa de Cervera, provincia de Burgos, dominico y catedrático emérito de Teología en la Pontificia Facultad de la Universidad de san Esteban de  Salamanca, este leve introito, a propósito de la publicación de su nuevo libro Jesús de Nazaret. La mística de una sociedad fraterna.

Residente yo en el Colegio Mayor de san Carlos –“La Clerecía”, Universidad Pontificia, frente a la “Casa de las Conchas–, entre sus más eminentes catedráticos descollaban los “Maestros” del Convento de san Esteban, desde el que diariamente, y en más de una ocasión a veces, con salida por la Plaza del Concilio de Trento, atravesando la calle de San Pablo y por la de Palomino, nos adoctrinaban en sus venerables aulas de la reestrenada Universidad Pontificia. Un emocionante recuerdo para estos “grandes maestros del saber”, por mi parte especialmente para el padre Alberto Colunga, biblista, y para Vicente Beltrán de Heredia, “historiador universal”, con cuyas disciplinas andaba yo entonces muy atareado.

El mismo recorrido hacíamos también los discípulos, y no solo por razones docentes universitarias sino deportivas, dado que sus alumnos dominicos disponían de una especie de campo de fútbol –por supuesto, de tierra– en el que entrenábamos. Conste que nuestro equipo-uniforme era necesariamente la sotana –blanco su hábito y negro el nuestro– y se comentaba que, con la gran ventaja de que así “no se faltaba a la modestia” y se dominaba mejor el balón, la pelota o lo que fuera. Precisamente por aquellos tiempos, el inmenso actor Fernando Fernán Gómez convivió unos días con nosotros en el Colegio “balarraseando” su película “Balarrasa”, para la que se tomaron planos diversos, con intervención por nuestra parte,  y también –¡cómo no!–  sin ahorrarnos uno de estos partidos de fútbol, a orillas del Tormes, con la ciudad salmantina al fondo.

Otro recuerdo, posterior, de mi coincidencia con Jesús Espeja, fue el del apostolado conjunto en la Acción Católica –él con la HOAC y yo con las Mujeres, como consiliario nacional, cuya presidenta era Pilar Bellosillo–, antes de ser arrasada  la organización por la jerarquía eclesiástica, en concomitancia, y al dictado, del nacional-catolicismo imperante. Don Tomás Malagón, consiliario nacional, fue prologuista  de mi libro Impacto-meditaciones para militantes (558 páginas) y el nombre de este “santo” manchego, junto con el de Guillermo Rovirosa , le confieren la identidad  a la Fundación Ediciones HOAC, que publica el libro de esta referencia, “disponible en papel y en digital”, con sus 124 páginas .

¡Por favor!, no dejen de leerlo. Por el tema, su ritmo, su verdad, su cercanía, su actualidad, sencillez, pedagogía y hasta atrevimiento, merece ser leído y releído. Es algo así como un catecismo. Pero bastante más inteligible, serio, sensato, santo y evangélico. Un libro-catecismo que necesitan leer los obispos, los curas, los laicos y laicas.

Y es que, “cuando urge una organización de la economía que esté al servicio de una vida digna para todas las personas, Jesús de Nazaret es una referencia decisiva. El Evangelio, plasmado en su conducta, proclama el profundo estupor ante la dignidad de la persona humana: en la promoción de una vida digna para todos se manifiesta su gloria, la verdad de Dios, que es lo que quiere decir el subtítulo de este libro: La mística de la sociedad fraterna”.

“El libro de Jesús Espeja hace una síntesis sencilla y clara sobre Jesucristo como Evangelio. Es fruto de una larga carrera como profesor y de su intensa actividad evangelizadora en la Vicaría de Vallecas con el obispo Alberto Iniesta, y como director del Centro Fray Bartolomé de Las Casas en La Habana, así como profesor de la Facultad de Teología  del Episcopado Latinoamericano de Bogotá”.

Y es que, hay que seguir todavía jugando al fútbol, pero ya sin hábito, y “balarraseando” hasta que el cuerpo aguante y más. Tu mente, claridad de ideas, compromiso y docencia dan la feliz impresión de estar en disposición de marcar todavía muchos goles a la impericia, a la improvisación y a la pastoral académica “de toda la vida”.

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Publicado en Religión Digital.

Una novela frente al olvido: la memoria de la militancia cristiana en Tiempos convulsos

Colaboraciones

Una novela frente al olvido: la memoria de la militancia cristiana en Tiempos convulsos

08 abril 2021

Rafael Ruiz Andrés | Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones, Universidad Complutense de Madrid.

Tres paisajes, más recreados que creados, enmarcan Tiempos convulsos, de la escritora Ana María Castillo Moreno: Aranantxo y Visebao, en el País Vasco, y Rosaleda, en Extremadura, a los que se irán otros escenarios a lo largo de la novela. Como las historias de tantos españoles de aquel momento, la obra comienza en 1959 con la migración de Antonia. Desde ese hito temporal, la novela presenta el desarrollo de vidas cruzadas, sacerdotes, obispos, policías, empresarios, obreros, guardias civiles, militantes de los grupos especializados de la Acción Católica, del Partido Comunista, la irrupción de ETA y su impacto en la vida colectiva vasca. A través de estas historias entrecruzadas, de amor, de violencia, de comprensión e incomprensión, de desubicación y de reencuentro, la trama nos conduce hasta el año 1980, en el que la obra se detiene con dos promesas, paz y libertad.

Tiempos convulsos es la crónica novelada de una importante etapa de nuestra historia reciente. Un periodo que está ahí, al alcance de la mano y del recuerdo de tantas personas de nuestra sociedad, pero que progresivamente se difumina ante el paso del tiempo, siempre demasiado acelerado y más en tiempos de digitalización y globalización.

Frente al olvido, la publicación de la novela Tiempos convulsos constituye una interesante contribución al panorama literario español por parte de su autora, Ana María Castillo Moreno, y de la editorial que ha dado acogida al manuscrito, Ediciones HOAC. La razón de este aporte se debe, fundamentalmente, a que la novela sitúa el foco de su relato sobre un espacio de primordial importancia durante el periodo novelado: la militancia cristiana. A lo largo de la novela, la JOC, la HOAC, la JEC constituyen el marco donde los obreros y los estudiantes vascos y de otras regiones se mezclan, debaten, algunos aprenden a escribir y todos comprenden la profundidad del sentido de la justicia social. No en vano, la génesis de Comisiones Obreras y de otras tantas plataformas antifranquistas se efectuó en el seno de estas asociaciones eclesiales, en las que se sembró una de las críticas más profundas a al nacionalcatolicismo. Fue este, también, el espacio en torno al cual se congregaron aquellos sacerdotes que habían ido adquiriendo una “nueva conciencia cristiana”, centrada –como siempre y como nunca– en el Reino de Dios y su Justicia.

Igualmente, la novela recorre el sendero por el que esta presencia, tan central a las dinámicas sociales de la década de los sesenta en España en general y en el País Vasco en particular, se difuminó a medida que se acercaba la década de los ochenta, punto final de la obra y momento del denominado “desencanto”, de cierta desmovilización colectiva ante una Transición que representaba y clausuraba a la vez parte de las antañas esperanzas. En medio este proceso, la novela dedica un tiempo privilegiado a la profundización en las motivaciones que condujeron a tantos militantes cristianos desde los espacios eclesiales a otras plataformas de acción política; a aquellos cristianos que, en un momento de su trayectoria, se incorporaron a las filas de espacios como el Partido Comunista, pero también de aquellos que acabaron truncando la reivindicación por la violencia, adentrándose por el camino que desembocaba en ETA.

A través de todas estas historias entrecruzadas, y sin obviar la parte más dramática de aquel periodo, Tiempos convulsos reivindica la voz de todos aquellos que “apostaron por el amor, la paz y la dignidad”. Recupera su memoria, particularmente aquella de la militancia cristiana, en un ejercicio que va más allá de lo literario e interpela, por ello, a toda la sociedad española. Para quienes no han profundizado en este periodo de nuestra historia, la novela constituye una invitación a explorar y conocer las costuras de un tiempo que sigue siendo, de algún modo, el nuestro, el de nuestros padres, el de nuestros abuelos. Para todos, la novela contextualiza el momento con nombres e historias que dan rostro a aquellas realidades tal vez ya conocidas (“curas obreros”, migración, movimientos antifranquistas, etc.). Y a pesar de ser un relato parcialmente ficticio, Tiempos convulsos muestra una historia que quizá se asemeje más a la Historia tal y como fue vivida, tal y como debería ser recordada.

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Publicada en la revista Vida Nueva, edición impresa

Estos son mi madre y mis hermanos

Iglesia

Estos son mi madre y mis hermanos

04 abril 2021

Emilia Valero, madre de Isa Mateos, presidenta diocesana de Jaén, fallecía el 28 de octubre. El 31 del mismo mes moría María Fidelina, madre de Pepelu Iglesias, consiliario diocesano de Bilbao. Pepe Sánchez, consiliario diocesano de Málaga, pasó a la casa del Padre el 17 de noviembre, y el 21 lo hacía Juan García, histórico militante de Valencia. Diciembre nos dejó la pérdida de Frasco, antiguo militante de Sevilla, fallecido el día 5; de Isabel, madre de Luis Rodríguez, militante de la diócesis de Getafe, fallecida el día 6; de Pilar González, antigua militante de la diócesis de Ávila, fallecida el día 24; de Gregorio Alonso, militante de Osma-Soria, el mismo día de Navidad, el 25; y de Meli, la mujer de Alfonso, militante de León, el día 29.

El año nuevo nos traía la noticia del fallecimiento a sus 104 años, el día 9 de enero, de Felisa, madre de Carlos López, consiliario de Burgos. El 15 de enero fallecía María Vega, hermana de Jesús Ramírez de la Piscina, consiliario de Vitoria.

El 20 de enero falleció Teresa Botella, militante de Sevilla, al igual que Antonia, la madre de José Luis Fernández Orta, militante de Málaga. Lo hacía también el 25 de este mes Amparo, madre de Toni Martínez Santamaría, militante de Sevilla. El 27 de enero, a los 89 años de edad, Enriqueta Fajula, militante de Barcelona-Sant Feliú, y el 5 de febrero, Juan Galiana, antiguo consiliario en Elche, diócesis de Orihuela-Alicante.

Marzo nos deja el fallecimiento el día 1, a los 86 años, de Amparo García Caro, hermana de Pepe «Mairena», consiliario de Sevilla. Y el día 11, a los 92 años, y –como dijo él– en gracia de Dios, Germán, padre de Kerman López, consiliario de Bilbao, volvía al caserío del Padre. Miguel Jover, militante de Alcoy. Implicado en el servicio al mundo obrero desde muy joven como jocista, en la parroquia y en el barrio de Batoy, siendo dirigente vecinal. Mili Peña, hermana de Aurelio Peña.

De bastantes de estos decesos nos hemos hecho eco con detalle, en su momento, en la página web, destacando de la persona sus valores, sus dones para con la HOAC y sus familias, para sus diócesis. Somos conscientes del regalo que han supuesto para la Iglesia y para el mundo obrero. Todas las sentimos como pérdidas propias, porque de todas ellas podíamos considerarnos familia. En ellas sentíamos hacerse realidad lo que nos dice Jesús: Mirad, estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3, 34-35).

En esa experiencia de comunión fraterna hemos ido creciendo con los militantes y consiliarios fallecidos, y en ellos con sus familias, y con sus familiares que han pasado a la casa del Padre.

En esa experiencia de comunión que han sembrado con sus vidas, se han encontrado también los empobrecidos del mundo obrero, tantas personas que se han reencontrado con su propia dignidad al encontrarse con la ternura compañera de estas hermanas y hermanos.

A la casa del Padre, a ese hogar familiar, nos encaminamos quienes nos han precedido y quienes aún peregrinamos en este mundo. A la vivencia de esa experiencia de comunión y familia en plenitud encaminamos nuestros pasos cada día, en el encuentro, en la acogida amorosa, en el mutuo cuidado, en el reconocimiento de nuestros dones, en la reconciliación y el perdón, en la experiencia de la ternura, de la libertad y la responsabilidad, en la pasión por la justicia y la vivencia de la misericordia. A esa comunión caminamos orientados por la experiencia del encuentro con el Resucitado en los empobrecidos del mundo obrero con quienes queremos vivir también la comunión de la fraternidad, de la amistad social. A esa comunión nos anima el testimonio de nuestras hermanas y hermanos fallecidos.

En setenta y cinco años de vida, muchas y muchos militantes y amigos, simpatizantes y familiares, han ido haciendo ese mismo camino antes que nosotros. Hemos empezado a caminar con ellos y hemos aprendido a caminar sin ellos, sostenidos por el amor y la fe en la distancia, en la esperanza de la Resurrección plena. Nada llena el vacío que su muerte nos deja, pero con Dios aprendemos a vivirlos de otro modo. Recientemente leía a Bonhoeffer, que dice: «No hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida, ni siquiera hemos de intentarlo; hemos de soportar sencillamente la separación y resistir. Al principio eso parece muy duro, pero, al mismo tiempo, es un gran consuelo. Porque al quedar el vacío sin llenar nos sirve de punto de encuentro. Es equivocado decir que Dios llena ese vacío; Dios no lo llena en modo alguno, sino que precisamente lo mantiene vacío, con lo cual nos ayuda a conservar –aunque sea con dolor– nuestra auténtica comunión. Por otra parte, cuanto más hermosos y ricos son los recuerdos, más dura resulta la separación. Pero la gratitud transforma el suplicio del recuerdo en una callada alegría. Uno no lleva en sí la belleza pasada como si fuera un aguijón, sino como un valioso regalo… Entonces emanan del pasado una alegría y una fuerza duraderas».

Hermosos recuerdos, gratitud por sus vidas entregadas, callada alegría, belleza, un valioso regalo… Una vida compartida y sembrada de la que emanan como fruto la alegría de la comunión y la fuerza duradera de haber compartido la vida con estas hermanas y hermanos, en el mutuo empeño de escuchar la Palabra de Dios y hacer su voluntad. Somos afortunados. Nos hemos rodeado de buenos testigos de la fraternidad y del amor de Dios.

Nuestra meta pascual es esa: la fraternidad, la vida plena. En la cercana celebración de la Pascua, vivamos de nuevo la gratitud de contar con estas hermanas y hermanos, y pidamos que nos sigan acompañando en el empeño de seguir escuchando la Palabra, acogiéndola, y haciéndola nuestra voluntad, mientras transitamos caminos de fraternidad con los preferidos de Dios, hasta que podamos volver a encontrarnos en la festiva mesa común de la alegría fraterna del Reino.

Hermanos y hermanas fallecidos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansad en paz, rogad por nosotros.

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¡Tú! 201 | Amistad social

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¡Tú! 201 | Amistad social

31 marzo 2021

Ante la fatiga, Te ofrecemos todo el día por el cuidado de la casa común y el trabajo humano, como nos propone Teresa Jiménez.

El «sálvese quien pueda» infecta, no cura, la Herida abierta en un centro de salud, como tantos otros, según Ángel Aguas. Sin embargo, quedan simbólicos Abrazos que alientan la solidaridad, en este caso, en una comarca vizcaína que conoce bien Begoña Cerrato.

Frente al individualismo que rompe los vínculos y levanta muros, Berchmans Garrido llama a Primerear la amistad social como paso para soñar juntos con que las personas puedan vivir y trabajar con dignidad.

Contra el interés propio, Codo a codo construyendo respuestas sindicales, es lo que hace Estela Martínez, entrevistada por Amaya Muñoz.

Iglesia por el Trabajo Decente asume como Quehacer comunitario, de cara al Primero de Mayo, defender «Ahora más que nunca, Trabajo Decente».

Salvaguardar la vida en el trabajo es prioridad cuando se ejerce la Caridad Política, explica Paco Porcar.

La palabra es aliento para el Pueblo de Dios que se hace bien visible en el laicado asociado, como apunta Fernando Díaz, adelantando el Día de Pentecostés.

La viñeta de Javi ilustra los contrastes entre las reglas actuales del comercio internacional y las potencialidades del comercio justo.

Como es costumbre, todo esto se puede encontrar en hoac.es/tu según se va publicando conforme al calendario anticipado, para trabajar, comentar y compartir en redes sociales.

☉ ¿Nos acompañas? Guía de lectura del número 201 • abril-mayo 2021

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Murcia | Encuentro de Cuaresma. La conversión desde nuestra fe en Jesucristo

Convocatorias

Murcia | Encuentro de Cuaresma. La conversión desde nuestra fe en Jesucristo

27 marzo 2021

La HOAC de Murcia organiza su encuentro de Cuaresma, el domingo 28 de marzo a las 10h por videoconferencia, con el tema “La conversión desde nuestra fe en Jesucristo: Camino de esperanza, rebeldía y humanización”. Se podrá participar y seguir desde aquí 

Horario

10:00 h. Acogida y presentación de los equipos.
10:30 h. Oración.
10:45 h. Como contenido vamos a utilizar tres textos de Guillermo Rovirosa. Cada texto lo presentará un equipo de la HOAC, actualizándolo con una realidad obrera actual y una pregunta que motive el diálogo.
11:45 a 12. Descanso
13 h. Eucaristía.
14 h. Nos decimos hasta pronto.

 

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