Resultados de la búsqueda dia de la hoac

Bilbao | 8 mujeres que dejan su huella a favor de una sociedad más fraterna

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Bilbao | 8 mujeres que dejan su huella a favor de una sociedad más fraterna

03 marzo 2021

El próximo lunes 8 de marzo, a las 12:30h, la Diócesis de Bilbao celebrará un acto institucional en el que se reconocerá la labor de 8 mujeres que representan a algunos ámbitos que han estado en primera línea durante este tiempo de pandemia. Marimar González, del equipo de Servicio Religioso del Hospital de Santa Marina y militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) será una de las mujeres reconocidas. 

En esta III edición, se reconocerá a mujeres en primera línea de atención social a las personas en situación de exclusión, a mujeres acompañando pastoralmente a las personas enfermas a pesar de las dificultades, a mujeres en la tarea de cuidados del colectivo más castigado por la pandemia, a mujeres que han mantenido y adaptado su tarea educativa a las posibilidades y nuevas realidades, a mujeres comprometidas en países y situaciones con dificultades añadidas a la pandemia, a mujeres jóvenes que han mantenido y adaptado su compromiso educativo en el tiempo libre, a mujeres cuidadoras que han desarrollado y adaptado la tarea pastoral y su compromiso en el tiempo de pandemia y a mujeres del ámbito de la sanidad que han respondido a las exigencias de la pandemia.

Las 8 mujeres recibirán la lámina de un rastro realizada por el artista Toño Valdivieso, tienen perfiles y trayectorias diversas, pero con un marcado vínculo eclesial. Recibirán el reconocimiento María del Mar Álvarez, voluntaria del comedor social de las Apostólicas y miembro de la Unidad Pastoral de Autonomía-Indautxu; Marimar González, del equipo de Servicio Religioso del Hospital de Santa Marina y militante de HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica); Lourdes Amunategi, coordinadora de auxiliares y miembro de pastoral de la residencia Calzada, en Gernika; Arantza Diego, maestra en el Colegio Ave María, en Begoña y voluntaria de apoyo socio-escolar de Cáritas; Jaione López, joven Elorriotarra, misionera en Kenia durante la pandemia; Araitz Peña, del grupo Txispeleta eskaut taldea y anterior animadora de la fe en el grupo, de Mungia; Mari Nieves Escobal, catequista de Sopuerta quien tuvo que adaptar su tarea al cuidado de su marido enfermo y Gracia Garijo, médico de urgencia en una ambulancia medicalizada, en Muskiz y miembro de la comunidad Sal y Luz.

El acto, presidido por el obispo administrador diocesano, tendrá lugar en el salón de la parroquia de El Carmen de Indautxu, el lunes 8 de marzo, a las 12:30 h. El evento, que se emitirá en directo desde la página web de la Diócesis, tendrá un aforo limitado y se acudirá con invitación previa. Las ocho mujeres reconocidas el año pasado también han recibido el convite al acto institucional.

Acompañar en la pandemia

Marimar González, militante de la HOAC, coordina el Servicio Religioso y Espiritual (SARE) en el hospital Santa Marina, convertido en centro de referencia en tiempos de pandemia. En mayo de 2020, conocíamos su vivencia de acompañamiento a los pacientes del hospital.

El hospital Santa Marina fue creado, en su día, para atender a las personas enfermas de tuberculosis, lejos del centro de Bilbao, donde descansar y respirar aire puro y donde no contagiaran a nadie de aquella terrible enfermedad. Ya entonces, hubo quien decidió vivir en el hospital “para cuidar a las personas enfermas aún a riesgo de enfermar ellas mismas. Entre esas personas había religiosos, religiosas y sacerdotes trabajando codo con codo con el resto del personal haciendo más fácil la vida de los pacientes y sus familias”, explica Mari Mar.

Más de 75 años después, allí han sido dirigidas las personas más vulnerables a la COVID-19, en palabras de esta militante de la HOAC, “las últimas en la lista de prioridades, personas mayores, pluripatológicas, con enfermedades crónica y muchas con trastornos cognitivos. A toda esta debilidad se le suma el temido coronavirus, que deja su vida pendiente de un hilo, y les llena de temor, porque todo lo que han oído es que gente mayor está muriendo en todo el mundo por causa de esta enfermedad. Han salido de sus casas y no creen que vayan a volver. No dominan las tecnologías, muchos no saben ni dónde están, pero sienten que no es en su casa y que no es su familia la que está a su lado, pese a que todo el personal se esmera en conseguir que se sientan como en ella”, detalla.

Una tarde, a punto de irse a su casa, a oyó en el pasillo que se les decía a los familiares que a partir de mañana no habrá visitas. “Se me encogió el corazón”, reconoce. Sabía que no había otro remedio, que era lo que había que hacer, pero “te llena de dolor pensar que alguien puede salir de su casa una tarde y no volver a ver nunca más a su familia”. Tenía claro que era “algo que hace aumentar el dolor de la ya dolorosa por sí sola enfermedad”.

Estar cerca

En estas circunstancias, el SARE también ha tenido que adaptarse. “Nos ha tocado resituarnos y buscar cómo estar cerca de las personas, cómo acompañar este dolor, cómo acompañar religiosa y espiritualmente reduciendo la presencia. ¿Qué hacer? Pues lo que siempre ha hecho la Iglesia en estos momentos y es estar junto a las personas enfermas. Nuestra fe no nos permite mirar a otro lado. Hay que buscar cómo, cuándo y dónde, pero hay que estar, hay que prepararse como hace el resto del personal. Y junto a las tareas de siempre (escuchar, acompañar, rezar, celebrar, despedir, acoger…) surgen otras que nunca hubiéramos pensado tener que vivir (vaciar la capilla, suspender las misas, no cruzar el pasillo, no pasar a planta, comunicarse de forma virtual, aprender a ponerse un EPI, a lavarse las manos, a usar una mascarilla, limpiar y limitar el riesgo”, resume Mari Mar.

El SARE se propuso participar en una iniciativa que facilitara en la distancia conectar a las personas enfermas con sus familiares, recibir sus cartas y fotografías y entrar en las habitaciones, para hacer videollamadas. “Y así, como cada día llamo a mi madre para mantener la cercanía en la distancia, llamo también a la hija de Juan, al nieto de Lucía, a la sobrina de Sara, a la biznieta de Marcos…, así hasta la gran mayoría de las familias de las más de 400 personas que han estado ingresadas en Santa Marina estas semanas y a las que la COVID-19 ha dejado en una cama, sin más recursos que la ayuda del personal hospitalario”.

Nada menos que “compartir entre extraños la alegría, el miedo y la incertidumbre”, lo que le ha permitido “entrar en cada casa, en cada familia y conocerlos un poco mejor”. “No importa quién eres o en qué crees, no importa si eres creyente o no, o eres de otra confesión religiosa. Se trata de personas, se trata de humanidad, las etiquetas se dejan a un lado y todo y todas somos iguales, en la fragilidad nos necesitamos para salir adelante. Celebramos con el que se va y lloramos con el que se queda en el intento”, concreta así su labor de acompañamiento diario.

Curiosamente, “el EPI que, en principio, nos aleja, al final, nos hace iguales. Yo lo hago desde mi fe, otras personas lo hacen desde su ética profesional, o desde el amor al ser humano. Mano a mano, somos uno y dan igual las diferencias, porque no separan, sino que complementan. Todos con un mismo fin y más seguros y seguras que nunca de estar donde tenemos que estar y de que somos un equipo donde todas las personas nos necesitamos”. “Cuando estoy dentro, cuando la persona enferma me mira intentando encontrar un ser humano debajo de todas esas medidas de protección, solo me importa hacer llegar un poco de calor a esa persona que tanto ha dado a esta sociedad”, detalla Marimar.

Marimar continúa atendiendo a las familias que, por ser personas de riesgos o tener que guardar la cuarentena, no pueden estar con sus allegados, a pesar de que ya se permiten las visitas en ciertas áreas hospitalarias. “Me siento portadora de esperanza y de deseos de volver a estar juntos, un soplo alentador”. La porteadora de un mensaje esencial: “recuerda que no estás solo o sola, que te esperan en casa y tiene sentido tu lucha”. Pero muchos se preguntan: “¿Dónde están mis hijos, mis hijas?”. La respuesta está una llamada, les ven en la pantalla y “sus ojos se iluminan y la sonrisa aparece en sus corazones, surgen las lágrimas, la emoción, la gratitud…”

“Es mi hija, mi hijo” le dicen, entonces su soledad y la de los suyos es un poco menos sentida, su esperanza se enciende de nuevo y el sentido por vivir recobra sus fuerzas, y quizás, hoy, mientras duerman soñarán que han estado con ellos y los han abrazado de nuevo”.

“Esas familias, comprensivas con la situación, se emocionan al poder comunicarse mínimamente con su ser querido, ponen en mis manos su intimidad, sus vidas, sus sentimientos…, verlos un ratito a través del teléfono y agradecer, comprender que, aunque les gustaría no colgar nunca, lo tienen que hacer y esperar a que haya una nueva oportunidad. Y el miedo se te olvida, y sientes que merece la pena estar ahí, a su lado, haciendo presente el amor de Dios en estas largas horas de hospital. Ahí de donde nunca nos hemos ido”, confiesa Marimar.

Declaración sobre el Domingo Libre de Trabajo del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE)

Internacional

Declaración sobre el Domingo Libre de Trabajo del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE)

02 marzo 2021

La democracia se nutre de experiencias positivas de unión y participación 3 de marzo 2021. Día Internacional del Domingo Libre de Trabajo

Las raíces

El domingo sin trabajo tiene sus raíces en el judaísmo, y con sus seguramente 2.500 años es probablemente la ley social más antigua de la humanidad. En el relato bíblico de la creación del mundo, el final de la creación no es la creación del hombre, sino el descanso de Dios después del trabajo en el séptimo día (Gn 2, 1-3). La finalización del trabajo consiste en el descanso. En consecuencia, este derecho al descanso se concedía a todos: a las mujeres, a los hombres, a los siervos y a las siervas, a los esclavos y a los extranjeros, a los animales y a la naturaleza (Dt 5, 14).

En Europa, el domingo sin trabajo es uno de los bienes culturales más antiguos y, por tanto, debería estar bajo una protección especial, como un derecho legítimo, y como una red de seguridad para las personas y la naturaleza, contra la auto explotación y la explotación por parte de otros. En el mundo laboral actual, representa una frontera entre el tiempo determinado por otros y el tiempo determinado por uno mismo. Según la concepción judeo-cristiana del hombre, todo ser humano es más que lo que logra. Tomar regularmente tiempo para reflexionar sobre «la vida buena para todos», en un mundo que fue creado como bueno, puede y debe reforzar esta conciencia de la dignidad humana sin condiciones. El sábado o domingo es el marco seguro para ello.

No todo el tiempo de la vida debe convertirse en tiempo de trabajo y consumo

El aumento de las exigencias en el mundo laboral está pasando factura. Estar disponible en cualquier momento es posible hoy en día a través de los medios digitales y es cada vez más evidente. Los límites entre el tiempo libre y el tiempo de trabajo están desapareciendo visiblemente. Muchas personas se sienten abrumadas por esto, las enfermedades mentales y los síntomas de agotamiento van en aumento. Un ritmo seguro, un día libre por el que no tenga que luchar, un tiempo de ocio garantizado, es bueno para todos. La vida, cada vez más rápida y ruidosa, pide a gritos tiempo libre. Y no para poder volver a soportar la rutina semanal con más facilidad, sino para poder crear algo diferente asumiendo las cosas con perspectiva. Una pausa regular garantiza la calidad del trabajo y proporciona un equilibrio coherente entre todos los ámbitos de la vida. ¡Aquí trabaja una persona!, proclamamos los Movimientos de Trabajadores Católicos en una campaña. Las personas no funcionan como máquinas.

El domingo tiene importancia para la construcción de la comunidad

El punto de partida del domingo sin trabajo es pasar el tiempo libre juntos. Las jóvenes comunidades cristianas se reunían en este “primer día de la semana” para compartir el pan y fortalecerse mutuamente en la fe y la vida. Para la práctica de la fe, el domingo sigue siendo hoy un día indispensable. Sin embargo, más allá de eso, tiene un significado comunitario para todos. La creciente individualización de los procesos de trabajo actuales está impulsando la división de la sociedad. Se necesitan momentos comunes para celebrar, jugar, comer, etc. Son especialmente los niños los que necesitan estos rituales compartidos. Sin espacios compartidos de experiencia para las familias, los círculos de amigos, las asociaciones y las iniciativas, la sociedad sigue desintegrándose. El domingo libre permite experimentar el valor añadido humano de la unión.

La unión y la participación son las bases de la democracia

Nuestra democracia se nutre de experiencias positivas de unión y de la oportunidad de participar activamente en ella. Una condición necesaria para ello es un domingo libre para el mayor número posible de personas. Las personas que trabajan en domingo para que otros puedan tener el domingo libre, merecen una compensación económica, una compensación en tiempo de descanso, y un reconocimiento por ello. Desde el punto de vista del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE), hay que rechazar con vehemencia una ampliación del trabajo dominical.

(Declaración preparada por KAB Austria)

1er Domingo de Cuaresma (21 de febrero de 2021)

Iglesia

1er Domingo de Cuaresma (21 de febrero de 2021)

18 febrero 2021

De nuevo a las puertas de la Cuaresma para poner nuestra vida en sintonía con el evangelio, acogemos la invitación a la conversión. Como dice el papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma, el ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6, 1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.

En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación.

 

■ Accede a más oraciones aquí.
■ También en Issuu

Opinión | 75 años de encuentro entre la Iglesia y el Mundo Obrero en Granada

Colaboraciones

Opinión | 75 años de encuentro entre la Iglesia y el Mundo Obrero en Granada

18 febrero 2021

Tendiendo puentes, derribando muros

Antonio Hernández-Carrillo, consiliario de la HOAC de Granada

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) fue creada en noviembre de 1946. La Iglesia española, por boca de sus obispos, pidió a Guillermo Rovirosa, ingeniero y converso a la fe cristiana, que diera los primeros pasos para la constitución de la misma en los tiempos más duros y oscuros de la dictadura. Desde entonces hasta ahora, la HOAC ha intentado ser fiel a Cristo pobre en la Iglesia y a la clase obrera. Este ha sido el santo y seña de toda nuestra ya larga historia. Los militantes de la HOAC de Granada, junto con las demás diócesis, queremos ser memoriosos (Papa Francisco) recordando y agradeciendo tantos años de fidelidad.

Se tiene constancia de, al menos, dos visitas de Guillermo Rovirosa (nuestro primer militante) a Granada. La primera en 1949, en la que, entre otras actividades, impartió una charla en el Seminario Mayor. A partir de este encuentro, comenzó una cierta relación entre los seminaristas y un grupo de obreros. Celebraban sus reuniones en los locales de la calle San Jerónimo y una de sus actividades era el comentario y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

Rovirosa vuelve a Granada en 1954, acompañado del consiliario Tomás Malagón, para dar un Cursillo Apostólico. La figura de los ponentes, su profunda espiritualidad, los temas y la metodología dejaron una huella imborrable en las personas que participaron en los cinco días de duración del citado cursillo, celebrado en régimen interno.

Desde entonces hasta nuestros días, podríamos escribir cientos y cientos de acontecimientos sobre la presencia de nuestros militantes en Granada ciudad y provincia (véase el librito sobre la historia), pero lógicamente ahora nos vemos obligados a presentar unas pinceladas.

Dos hechos tienen especial relevancia: Nuestra presencia en la huelga de la construcción del 70 y el encierro de la Curia en el 75. Los dos acontecimientos hablan por sí solos de miseria, hambre y paro y, por otra parte, de rebelión y lucha obrera contra tanta explotación especialmente en la construcción y en los barrios pobres.

Con la llegada de la democracia (antes nos habíamos incorporado en la lucha por las libertades) nos enfrentábamos a otros retos para adaptar nuestras aspiraciones y tareas, siendo fieles a Cristo y al mundo obrero, en un contexto distinto. Y aquí aparece nuestra presencia en las reivindicaciones y luchas en las distintas empresas, en la sanidad, enseñanza, contra los despidos generalizados, contra los accidentes laborales, en las asociaciones de vecinos de los barrios periféricos, por la integración de emigrantes…

En estos 75 años de recorrido hemos formado parte en la HOAC de Andalucía y de la HOAC General y no se nos puede olvidar que la IV Asamblea General se celebró en Granada en 1979, concretamente en el Instituto de Cogollos Vega. Allí nos congregamos, durante cuatro días, alrededor de mil militantes de casi todas las Diócesis de España. ¡Qué gran acontecimiento obrero y eclesial!

La HOAC de nuestra diócesis ha celebrado en estos últimos años docenas de gestos en las parroquias de la ciudad, del cinturón metropolitano y de Motril. Cuando decimos gestos queremos decir actos de concienciación y denuncia, en el marco de la Eucaristía, sobre la situación que viven miles de trabajadores que no tienen trabajo o lo tiene de manera precaria e indigna. Nuestra participación en Pastoral Obrera e Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) también la queremos resaltar.

Nuestra vida tiene algunas constantes: Queremos ser discípulos de Jesús, el Cristo, en medio del mundo y más en concreto en medio de los trabajadores más empobrecidos. Reconocemos con orgullo y humildad que los militantes de la HOAC de Granada han sido tenidos en cuenta a lo largo de los 75 años de historia en las organizaciones obreras, educativas, vecinales, laborales y eclesiales. Los militantes de la HOAC nunca se caracterizaron por la búsqueda de poder, ni se movieron en las órbitas del dinero o del “figurar” y ahí ha radicado nuestra fuerza en la debilidad (2 Cor 12, 10). En la HOAC siempre se ha rechazado ser alternativa a otras organizaciones obreras; al contrario, se ha animado a sus militantes a potenciar dichas organizaciones. La actitud de los militantes de la HOAC de Granada en los conflictos ha sido la búsqueda de la concordia y unidad, sin importar el riesgo de no ser comprendidos en ocasiones. Estas constantes (o espiritualidad) las cultivamos en la participación de la reunión semanal de cada uno de nuestros equipos. Tampoco se nos puede olvidar que IDEAL, en sus páginas de Opinión, nos va publicando algunas de nuestras reflexiones.

Uniéndonos al papa Francisco y a la Doctrina Social de la Iglesia, terminamos diciendo que la situación que está dejando y va a dejar esta epidemia se presenta con límites insospechados para la miseria de miles y miles de trabajadores en nuestra tierra y que, a pesar de tantas y tantas calamidades para el mundo obrero, siempre nos queda la esperanza de convertir esos enormes retos en posibilidades. El trabajo y la dignidad del trabajador y trabajadora son cuestiones que, como cristianos, no nos pueden ser ajenos de ninguna de las maneras. Nuestra Iglesia de Granada, y nosotros con ella, debemos estar atentos a las circunstancias concretas en que viven los trabajadores, ser sensibles a sus aspiraciones y trabajar, junto a ellos, para mejorar las condiciones de vida, para que el trabajo pueda ser para todos un instrumento de colaboración con la obra creadora de Dios.  En definitiva, tendiendo puentes, derribando muros…, seguiremos dando pasos. Cristo es el camino.

***

Publicado en el periódico Ideal de Granada.

Los nuevos fascismos

Editoriales

Los nuevos fascismos

18 febrero 2021

El asalto al Capitolio de los Estados Unidos muestra hasta qué punto llega la descomposición de la democracia cuando, como denuncia el papa Francisco, «se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar» (Fratelli tutti, 15). Pero no deberíamos caer en la trampa, que algunos utilizan tanto, de etiquetar como «populistas» realidades que son muy distintas. Se ha dicho, con razón, que utilizar indiscriminadamente la acusación de «populismo» es una «sopa indigesta» que lo mezcla todo para esconder la realidad. Así, igual se llama populistas a quienes reclaman justicia fiscal frente a las desigualdades que a quienes criminalizan a los inmigrantes y hacen planteamientos xenófobos. Algunos quieren hacernos creer que el problema son los populismos, ya sean, dicen, «de izquierdas o de derechas». Y, con esa coartada, «es frecuente acusar de populistas a todos los que defienden los derechos de los más débiles de la sociedad» (FT 129). No, el problema no son los populismos, así en abstracto. El problema es la extrema derecha, radicalmente populista. El problema son los nuevos fascismos que alientan los Trump en Estados Unidos, los Bolsonaro en Brasil, los Orban en Hungría…, y otros muchos grupos políticos en el mundo, en Europa y, también, en España. Son expresión y, a la vez, acelerador de una grave degradación de la democracia. Son un neoliberalismo autoritario que amenaza la democracia.

Señala Francisco que «el desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utiliza demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos» (FT 155). Los nuevos fascismos de la extrema derecha son las dos cosas a la vez. Han crecido por las enormes desigualdades y el descarte de personas provocado por el neoliberalismo que, aun manteniendo las formalidades democráticas, han socavado la democracia desde su raíz. Ahora, un neoliberalismo autoritario, que prescinde de las formalidades democráticas, utiliza para sus fines –perpetuar las desigualdades y los privilegios de unos pocos– «la soledad, los miedos y la inseguridad de tantas personas que se sienten abandonadas por el sistema» (FT 28) y que, por ello, desconfían cada vez más de las instituciones políticas. Se sienten abandonados porque, de hecho, han sido descartados o tienen miedo a ser descartados y abandonados. De eso vive el nuevo fascismo, creando continuos enemigos (los negros, los latinos, los inmigrantes, las feministas, los que sobreviven con la protección social, los musulmanes…), levantando muros y provocando enfrentamientos.

Por eso, no hay más que dos formas, complementarias e inseparables, de afrontar este grave peligro. Por una parte, combatir decididamente las desigualdades poniendo en el centro de toda la vida económica, social y política la respuesta a las necesidades de los empobrecidos y descartados, porque «la inclusión o la exclusión de la persona que sufre al lado del camino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos» (FT 69). Por otra, reconocer, de hecho, a todas las personas como iguales en dignidad y respetar la sagrada dignidad de cada persona, particularmente la de la que piensa diferente. No hacer de nadie un enemigo a eliminar: «se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para configurar un proyecto común» (FT 157). Solo hay una respuesta para la descomposición de la democracia: la fraternidad. Lo demás son peligrosos engaños.

***

DIÁLOGO Y PARTICIPACIÓN | Este editorial está abierto a tu valoración. Lo puedes comentar y/o compartir en las redes sociales, y en noticiasobreras.es. También en la página de la HOAC en Facebook y/o en la cuenta de Twitter. Utilizamos la etiqueta #NuevosFascismos. También puedes hacer llegar tu opinión al correo electrónico participacion@noticiasobreras.es

ITD señala que “ahora más que nunca” es el momento de crear empleo digno, sostenible e inclusivo

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

ITD señala que “ahora más que nunca” es el momento de crear empleo digno, sostenible e inclusivo

17 febrero 2021

Con el lema “Ahora más que nunca, trabajo decente”, las entidades promotoras de la iniciativa eclesial por el trabajo decente –entre las que está la HOAC– centrarán sus esfuerzos, este año 2021, en señalar que ha llegado el momento de adoptar políticas y compromisos en favor de empleos dignos, sostenibles e inclusivos.

La pandemia ha agravado la ya difícil situación del mundo del trabajo y ha desvelado los límites del trabajo mercantilizado. El modelo de relaciones laborales actual no asegura a miles de trabajadores y de trabajadoras acceder a un trabajo decente que permita atender necesidades básicas como llegar a fin de mes, conciliar la vida laboral y familiar, el acceso a la vivienda, la seguridad y salud laboral o el confort energético, la participación social, etc.

Drama laboral

Más de seiscientas mil personas perdieron su empleo en 2020. Un drama que afecta a 3,7 millones de personas. Con mayor intensidad entre las mujeres y los jóvenes. La tasa de paro femenina es del 18,3%, frente al 14,2% de la masculina, mientras que tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial son ocupados por mujeres (74,4%). El desempleo juvenil en menores de 25 años en España ya es del 39,6%, mientras que la media de la Unión Europea se sitúa en torno al 15,7% (EPA 2020).

El total de ingresos de las personas asalariadas ha caído un 12,7% (1r semestre 2020), debido a la reducción de las horas trabajadas y las pérdidas de empleo. Llama la atención que el 16% de los trabajadores reciba una remuneración por debajo del salario mínimo (OIT).

Especialmente intensas son las consecuencias para la población más vulnerable, que tiene ocho veces más paro que el resto, presentando un índice de desempleo del 73% y un acceso al trabajo precario y discontinuo. Hay 7,8 millones de personas (el 16% de las familias) en hogares donde el sustentador principal carece de un mínimo de estabilidad en el empleo, sin olvidar que 615.000 personas tienen que conformarse con vivir de la economía informal (FOESSA).

Ahora más que nunca, trabajo decente

Por eso, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) considera que es urgente abordar esta situación en la que nos encontramos, especialmente entre las mujeres y los jóvenes. Esta será la principal prioridad en la reflexión y en la acción de la iniciativa durante 2021 y que tendrán su máxima expresión en la convocatoria del Primero de Mayo y de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, del 7 de octubre, días claves en su quehacer para la promoción de la dignidad del trabajo.

Con el ministerio pastoral

Además, ITD actualizará sus materiales de sensibilización e información para seguir promoviendo la adhesión de parroquias, colectivos e instituciones a la iniciativa. En este sentido, pretende  avanzar en el diálogo con los miembros de la Conferencia Episcopal Española, particularmente con el obispo de la Pastoral del Trabajo, para compartir miradas, preocupaciones y estrategias que sigan animando la prioridad del trabajo decente en medio de la acción pastoral de toda la Iglesia.

En el aniversario del Congreso de Laicos

Opinamos

En el aniversario del Congreso de Laicos

15 febrero 2021

Cuando estamos a punto de celebrar el primer aniversario del Congreso de Laicos (Madrid, 14 al 16 de febrero de 2020) es conveniente que echemos una mirada al tiempo transcurrido desde entonces. Valorar el itinerario recorrido en este tiempo, si las expectativas que se generaron con su celebración se han visto confirmadas, o por el contrario, el proceso iniciado con la preparación y posterior celebración del mismo ha quedado en vía muerta, siendo una más de las iniciativas que se frustran para dar un protagonismo real y efectivo al laicado en la dinámica eclesial..

Para empezar digamos que el posterior desarrollo de lo acordado en el congreso se ha visto mediatizado por la irrupción, un mes después de su celebración de la pandemia del Covid-19, lo que indudablemente ha condicionado muy mucho la divulgación de sus contenidos y acuerdos y su puesta en práctica.

En la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada del 2 al 6 de marzo se presentaron las conclusiones del Congreso de Laicos elaboradas por la comisión ejecutiva del Congreso, en el que entre otras cuestiones, se presentan tres propuestas que han de marcar el camino de los laicos en España a medio y largo plazo y que han de desarrollarse en los próximos años:

1.- Elaborar un nuevo documento sobre los fieles laicos.

2.- La centralidad de los cuatro itinerarios en todas nuestras acciones.

3.- La fuerza de la sinodalidad y la confianza en el discernimiento comunitario como ejes transversales de todas nuestras acciones.

Consejo Asesor de Laicos

Posteriormente, a nivel general se ha celebrado el 24 de octubre de 2020 las XLI Jornadas nacionales de delegados de apostolado seglar y responsables de los movimientos y asociaciones. En ellas se presentó la guía de trabajo del poscongreso y los objetivos, función y estructura del Consejo Asesor de Laicos que se crea para impulsar y dinamizar las líneas emanadas del Congreso.

El Consejo Asesor de Laicos echaba a andar el 19 de diciembre último, en el que eran convocados sus miembros para su constitución formal. El 23 de enero ha tenido una segunda reunión en la que han planificado el trabajo para el presente curso y han empezado a desarrollar su tarea.

De todo esto puede concluirse que, a nivel general, se han seguido dando pasos para ir desarrollando las conclusiones del Congreso. Está por ver cómo todo ello se está recibiendo e interiorizando en las diócesis, movimientos y asociaciones. Es esencial que la dinámica que se generó en su preparación y celebración se siga impulsando y viviendo en las realidades diocesanas.

Por los ecos que nos llegan de las diócesis parece que las ganas y el entusiasmo no han decrecido, aunque en todos los sitios no se está viviendo de la misma manera. Pero lo que es evidente es que si las estructuras diocesanas no se muestran abiertas a recibir con amplitud de miras y generosidad todo lo vivido y experimentado en el Congreso, difícilmente vamos a seguir avanzando en el camino de la sinodalidad y corresponsabilidad que profundice en el protagonismo necesario de los laicos y laicas en la vida eclesial.

Con objeto de ir dando pasos concretos para desarrollar las propuestas del Congreso insistimos en las siguientes actuaciones:

• Formación en Doctrina Social de la Iglesia. Plantear que se pongan en marcha iniciativas diocesanas. Contar con la aportación que pueden realizar los movimientos apostólicos. En concreto, ofrecemos el proyecto formativo multimedia de la DSI de la HOAC.

• Presencia en la vida pública. Suscitar el conocimiento de la realidad de precariedad que tras la pandemia se agudiza en todas las diócesis. Propiciar, para ello, encuentros con las organizaciones sindicales y sociales. Apuntalar en la formación el conocimiento de las implicaciones políticas de la fe, y el compromiso en los ambientes e instituciones en favor de un cambio de mentalidad acorde con los postulados evangélicos.

• La participación en los consejos pastorales de las diócesis debe contar con la presencia de las asociaciones laicales, en especial de los movimientos de acción católica, general y especializada, dada la singular ministerialidad eclesial de la Acción Católica.

Impulsar el conocimiento y la implicación en iniciativas eclesiales que trascienden la propia realidad de un movimiento, para ser acciones eclesiales, como la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD).

En definitiva, que lo compartido en el Congreso se vaya haciendo realidad en nuestra Iglesia va a depender muy mucho de cómo todo ello se vaya haciendo vida en las diócesis. En este sentido es bueno que vuelvan a resonar en nuestra mente las palabras que el papa Francisco nos dirigió a los asistentes al Congreso: “Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo (…) Por lo tanto, no tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente…, esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida. Que el mandato del Señor resuene siempre en ustedes: ‘Vayan y prediquen el Evangelio’ (cf. Mt 28, 19)”.

***

Texto publicado en el blog La cuestión social de Vida Nueva

 

#Cuaresma2021 | Un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad

Iglesia

#Cuaresma2021 | Un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad

12 febrero 2021

Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma de 2021.

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén…» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.

Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.

El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6, 1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.

1. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.

En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida.

El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93).

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14, 23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1, 14): el Hijo de Dios Salvador.

2. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino

La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva» (Jn 4, 10). Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20, 19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33; 43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5 ,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.

En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224).

En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6, 6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.

Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21, 1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3, 15).

3. La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.

La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.

«A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183).

La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6, 30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.

Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.

«Solo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187).

Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.

Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.

Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2020, memoria de san Martín de Tours.

Murcia | Ciclo #LíneasRojas. ¿Barrios olvidados? Una experiencia de lucha y promoción de Andalucía

Convocatorias

Murcia | Ciclo #LíneasRojas. ¿Barrios olvidados? Una experiencia de lucha y promoción de Andalucía

09 febrero 2021

El próximo 25 de febrero, jueves, a las 20 horas, hay una nueva cita con el ciclo de conferencias #LíneasRojas, que organizan conjuntamente la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de la Diócesis de Cartagena y las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia.  En esta ocasión, a través de videoconferencia mediante Zoom, se abordará el tema de los ¿Barrios olvidados? Barrios presentes. Una experiencia de lucha y promoción de Andalucía, a cargo de Mª Dolores Contreras Izquierdo, educadora social y presidenta de la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados, y Mª Dolores Megina Navarro, técnica de prevención de riesgos laborales y miembro de la asociación andaluza. Desde aquí puedes inscribirte, y tras registrarte recibirás un correo electrónico con el enlace para acceder a la charla.

El ciclo tendrá su continuidad el 11 de marzo, a las 20 horas, también a través de Zoom, con José Antonio Zamora, investigador y filósofo del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que reflexionará sobre “Atrapados en las redes del capitalismo digital”, sobre las respuestas al capitalismo digital.

En los últimos años estamos recibiendo multitud de informaciones que más bien son una ceremonia de confusión: cortinas de humo, fake-news… que nos dejan perplejos.

A nivel global, hay un incremento desmesurado de comunicación a través de las redes sociales, en sustitución de los medios tradicionales, con publicación de noticias, en su mayoría sin confirmar, que provocan reacciones indeseadas en gran parte de la población, debido a la desinformación, en gran parte interesada, generada por esas noticias.

Pero, ¿quiénes mueven los mensajes… que hay detrás…?

Si pasamos al nivel concreto, observamos cómo hay verdaderas políticas cosméticas que sepultan a las personas tras grandes propuestas de un ficticio progreso. Se nos niega el derecho a tener entornos ciudadanos dignos. De ahí que los barrios olvidados empiecen a sentir su voz.

Todo esto para nosotros son verdaderas líneas rojas, pues no podemos permitir que se nos coarte la libertad, ser hacedores de alternativas, vivir en un entorno urbano humano…

La Asociación Andaluza de Barrios Ignorados es una experiencia, es una VOZ, con propuestas para conseguir mejores barrios, teniendo en primera fila a las personas que viven en ellos. Sus propuestas pasan por un proyecto educativo desde los colegios; un itinerario familiar de acompañamiento y su Carta de Derechos y Deberes es un decálogo de derechos que las administraciones han de garantizar y con el que las familias han de ser corresponsables.

Opinión | «En Rovirosa, Dios ha visitado al mundo obrero»

Colaboraciones

Opinión | «En Rovirosa, Dios ha visitado al mundo obrero»

09 febrero 2021

Paco Guzmán, presidente diocesano HOAC Málaga

“Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la Palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe” (Heb 13,7).

Un 27 de febrero más queremos agradecer a Dios Padre su amor con nosotros, los trabajadores y trabajadoras, por enviarnos como apóstol de su Hijo −el Divino Obrero de Nazaret−, a Rovirosa, primer militante, promotor de la HOAC  y actualmente en proceso de beatificación, y a Tomás Malagón, sacerdote de la Iglesia al servicio de todos, que llevó en lo más hondo de su corazón un gran amor a la HOAC.

La vida de Rovirosa ha sido para la Iglesia un verdadero “milagro”, que 57 años después de su muerte nos sigue deslumbrando, hasta poder afirmar, sin miedo a equivocarnos, que en Rovirosa Dios ha visitado al mundo obrero.

«Guillermo es el apóstol de los obreros. Científico de prestigio, renunció a todo, se puso su mono azul de obrero, se hizo uno de tantos y compartió su vida con los obreros para descubrirles y mostrarles la insuperable dignidad de ser obrero, tan insuperable que fue la condición que eligió para vivir el Hijo de Dios hecho hombre, el divino Obrero de Nazaret como él lo llamaba»

Rovirosa adquirió tras su conversión, una convicción inquebrantable: en Cristo está la salvación del mundo obrero. Fue la voz de la Iglesia y de los empobrecidos del mundo obrero. Este apóstol, maestro de espiritualidad desde los empobrecidos, nos dejó el mejor de los legados posibles: Una vida de santidad y lucha permanente por la Justicia y la Solidaridad, desde un amor sin condiciones a Cristo, la Iglesia y los Pobres.

don Tomás se le ha llamado: “sacerdote de cuerpo entero”, “hombre fiel a la iglesia”, hombre de oración larga y profunda”, “teólogo de la centralidad del misterio de Cristo”, “maestro y pedagogo”, “amante servidor de los pobres”, “hombre de diálogo y de la síntesis”, “precursor de la teología política y de la teología de la liberación”, “uno que más ha hecho para acercar la iglesia al mundo obrero y el mundo obrero a la iglesia”, “apasionado de la promoción y formación del laicado”, “alma de la HOAC”.

En la herencia que Malagón deja a la HOAC destaca el amor a la Iglesia. Don Tomás nos invita a amar no una imagen idealizada de la Iglesia, sino a la Iglesia real, la única que existe; esa que es, a la vez, santa y pecadora, porque en ella habita toda belleza y la hermosura que aporta Jesucristo y quienes le siguen con fidelidad, y también nuestro propio pecado. Sólo en esa Iglesia tenemos cabida quienes nos sabemos pecadores. Nos enseñó a amar a la Iglesia con su testimonio personal, hecho de sinceridad, lealtad, disponibilidad y ternura.

Está previsto que, el 27 de febrero, según la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontremos, celebremos la Eucaristía en la parroquia de Stella Maris, a las 19.30 horas. También está prevista una vigilia de oración online.

 

Revista TU!

Acceso a la suscripción.
■ Edición digital www.hoac.es/tu

Nuevo libro

Ultimo cuaderno

Redes Sociales

Instagram


© 2024 HOAC.

| Diseño original | DET | Adaptación de ACF | Desarrollado con WordPress | CM/Admo