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12º Domingo del Tiempo Ordinario (21 junio)

Iglesia

12º Domingo del Tiempo Ordinario (21 junio)

18 junio 2020

El miedo es lo contrario al amor, y si falta el amor, falta la fe. Cuando nuestra vida no está habitada por esa consciente experiencia cotidiana del amor de Dios, somos vulnerables a toda contrariedad. El miedo imposibilita construir una sociedad más justa, humana, fraterna y solidaria.

La insistencia, por tres veces, de Jesús en el evangelio de hoy es precisamente: «No tengáis miedo». Y la razón para no temer es la confianza en el Padre, la confianza que nace de la experiencia amorosa de Dios en nuestra vida, del sabernos y sentirnos amados por Dios, del dejarnos amar por él. Es este amor el que es digno de crédito y fe.

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#CIESNO | Un informe responsabiliza al Estado de la muerte de Marouane en Zapadores

Inmigrantes, Mundo obrero y del trabajo

#CIESNO | Un informe responsabiliza al Estado de la muerte de Marouane en Zapadores

17 junio 2020

“El Estado español es responsable de la muerte violenta de Marouane en el CIE de Zapadores”, según Adrián Vives, de la Campaña por el Cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros y el fin de las deportaciones.

Así lo afirmo el activista, en presencia de Thimbo Samb, que también sufrió el encierro en este centro de internamiento, en al presentación del informe CIE de Zapadores: Sin derecho a tener derechos, elaborado por los promotores de esta Campaña, en la que participa la HOAC de Valencia, a través de su sector de Inmigración y Exclusión.

La muerte de Marouane Abouobaida es el hecho más grave que ha sucedido en el CIE de Valencia en los últimos años, pero no el único. Este informe saca a la luz las denuncias de violencia policial, el internamiento de víctimas de trata y de menores o los intentos de deportación de personas gravemente enfermas. No se cuenta todo lo que pasa, porque la opacidad es intrínseca a los CIE, pero sí se puede deducir que lo que ocurre en su interior y la falta de interés de las instituciones en evitarlo se debe a que quienes lo sufren son tratados como seres sin derecho a tener derechos.

Marouane tenía 23 años y llegó a España en una patera cargada de sueños, truncados trágicamente al ingresar en Zapadores. Este CIE, como el resto de instalaciones de este tipo existentes en el mundo, es escenario de múltiples y diversas vulneraciones a los derechos humanos, generadoras de una permanente angustia en las personas encerradas, que no sólo se sienten terriblemente frustradas al acabar entre rejas en su intento de encontrar unas condiciones de vida dignas sino que además son objeto de todo tipo de arbitrariedades.

Este estado emocional puede llevarles a situaciones extremas. Como se recordará, el 15 de julio de 2019, Marouane murió de forma violenta en Zapadores sin que hasta el momento se hayan esclarecido las circunstancias que rodearon la versión oficial del suicidio. El joven marroquí acababa de sufrir una brutal paliza y, estando convaleciente, lo metieron solo en una celda de aislamiento para “protegerlo de sus agresores”, según la policía. Una hora antes de quitarse la vida denunció los dolores que sufría, pero nadie hizo caso.

Diez días después de su fallecimiento, el juez de vigilancia de Zapadores ordenó a la policía la aplicación de 16 medidas referidas a la prevención de los intentos de suicidio y a los criterios para someter a aislamiento. Para Marouane, ya era tarde porque ninguna de esas medidas se adoptó en su caso; tampoco tenemos constancia de que se estén aplicando actualmente.

La Campaña espera que las evidencias de las grabaciones de las cámaras del CIE y los testimonios de sus compañeros de internamiento sirvan para establecer judicialmente las responsabilidades sobre lo sucedido. Desde que se abrieron los CIE en España, al menos diez personas han fallecido entre sus muros o en el traslado forzoso al que las sometieron. En el CIE de Valencia ha habido tres muertes y hay confusión sobre una posible cuarta víctima, por lo que la Campaña ha pedido al Defensor del Pueblo que lo investigue.

CIE de Zapadores: Sin derecho a tener derechos recoge las conclusiones del casi medio millar de visitas que hemos realizado a las persones internas en los dos últimos años. La mitad de quienes son encerrados en Zapadores tienen menos de 30 años, proceden del Magreb y África subsahariana. Durante el promedio de 30 días que permanecen recluidos en el CIE no sólo sufren el deterioro de sus instalaciones (constantes averías en el sistema de refrigeración, agua helada o ardiendo, goteras, malos olores y suciedad en los baños…) y las deficiencias de sus servicios (inadecuada asistencia sanitaria, comida escasa y de poca calidad, falta de información sobre su derecho a abogado de oficio y a pedir protección internacional), sino que muchos cuentan haber padecido malos tratos por parte de la policía.

En 2019, la Campaña recibió denuncias de 50 internos por trato intimidatorio, degradante o racista. La mayoría no son hechas públicas porque las víctimas temen las represalias (castigos, deportación inmediata), pero en este informe se da cuenta de un par de casos denunciados ante la justicia: uno se archivó porque -según la policía- el denunciante se retractó y el otro fue deportado sin esclarecer lo sucedido.

Pero además en algunas de estas personas concurren otros factores de vulnerabilidad que hacen que su reclusión no sólo sea injusta e inmoral sino también ilegal. La Campaña ha identificado en el CIE a 12 mujeres posibles víctimas de trata, algunas menores de edad y en algún caso encerradas al mismo tiempo y en el mismo espacio que sus proxenetas. Varias de ellas fueron liberadas y desaparecieron sin que se tenga constancia de que ninguna autoridad haya dado seguimiento a su situación.

En los pasados dos años también se han recogido los datos de 11 menores de edad; la mayoría fueron liberados tras múltiples gestiones, pero nunca debieron ser encerrados. A  pesar de toda la normativa internacional y nacional que prohíbe tajantemente esta práctica, cada vez es más habitual el internamiento de menores sin haber hecho ningún tipo de prueba médica aunque sus rasgos denoten su minoría de edad.

Además, se ha podido conocer el caso de dos enfermos de VIH cuyas vidas corrían peligro si eran deportados porque no podrían seguir el tratamiento en sus países de origen. Uno fue liberado, pero recientemente le han abierto un nuevo expediente de expulsión; el otro no fue expulsado en el último momento porque se resistió a subir al avión.

Thimbo Samb: “Las verdaderas mafias son quienes explotan nuestros recursos”

A su cuarto intento de llegar a Europa, lo consiguió, pero no recibió la acogida que esperaba: fue recluido en el CIE de Tenerife, donde sufrió las malas condiciones de habitabilidad de estos centros y la frustración de verse encerrado por el hecho de tratar de encontrar una vida mejor lejos de su país, Senegal.

Thimbo Samb logró explicar las circunstancias inhumanas del viaje que se ven obligadas a emprender miles de personas para huir de la miseria, de la guerra, de la persecución… Para Thimbo, las verdaderas mafias no son quienes organizan la travesía sino “quienes explotan nuestros recursos” y les fuerzan a dejar atrás a sus familias y amistades para jugarse la vida.

Opinión | La dimensión ética en la crisis sanitaria

Colaboraciones

Opinión | La dimensión ética en la crisis sanitaria

17 junio 2020

Manuel Cubías | Vaticans News

La COVID-19 tomó por sorpresa a toda la humanidad. De igual manera han sido impresionantes las medidas que se han tomado en muchos países para combatir el mal: la implementación de normas jurídicas de carácter coercitivo hacia la población, así como la declaración de estados de excepción para facilitar los controles sanitarios que buscan evitar la propagación de los contagios. Queda por preguntarnos: ¿estas medidas garantizan la integridad de todas las personas?

Acercarse desde la ética a la actual situación de crisis sanitaria que vive el mundo, considero tiene un presupuesto necesario: el hecho de querer pensar, comprender, escucharnos y dialogar para conseguir lo mejor y que beneficie a todos; o, al menos a los más vulnerables y empobrecidos, que son la mayoría.

Dignidad de la persona humana

El Compendio de la Doctrina Social Católica (CDSI) en el número 107, declara “la inviolable dignidad de la persona humana”. En el contexto de la pandemia, este principio debe orientar todas las acciones que se tomen a nivel individual y social, de modo que se garantice la integridad de todas las personas.

Una aplicación inmediata de este principio en América Latina y en otras partes del mundo consistiría en garantizar los ingresos necesarios a cada familia para subsistir dignamente en este período de crisis. Sin embargo, la realidad vivida hasta ahora nos dice que miles de familias han comenzado a pasar hambre. La reducción de los ingresos a través de salarios, venta de productos o de remesas ha sido casi total. Las ayudas que algunos gobiernos, Iglesias e instituciones han brindado a la población se queda corta ante el tamaño de la necesidad.

El bien común

La Doctrina Social de la Iglesia define el bien común de la siguiente manera: “Según una primera y vasta acepción, por bien común se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (CDSI 164).

A esta definición añade: “Las exigencias del bien común derivan de las condiciones sociales de cada época y están estrechamente vinculadas al respeto y a la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales” (CDSI 166). El mismo numeral abunda al afirmar que el logro del bien común depende de la participación de todos los ciudadanos e incluye el compromiso por la paz, la organización de los poderes del Estado, la prestación de los servicios esenciales a todas las personas, el cuidado del ambiente y un sólido ordenamiento jurídico.

Un hecho que hemos vivido en estos días a nivel mundial es el de la mala distribución de los recursos para hacer frente a la pandemia. Los países que tenían más recursos financieros fueron capaces de contar con más recursos como mascarillas, geles, kits de bioseguridad, respiradores y otros insumos. Los países pobres contaban con muy pocos recursos en las Unidades de Cuidados Intensivos, no digamos la población que no tenía ni para comer. Recuerdo los carteles de los que daban cuenta los medios de comunicación en Chile, El Salvador y otros países: “prefiero morir de coronavirus que de hambre”.

La irrupción del coronavirus en la vida de las naciones no puede hacer olvidar que las sociedades funcionan con los aportes de los ciudadanos a través de diferentes tipos de impuestos. Este hecho recuerda a los Estados que sus ciudadanos no son carga, pues aportan a través de la tributación y esperan que ésta sea redistribuida comenzando con los más pobres.

Los pobres nos enseñan la justa implicación de este principio: las ollas populares en Argentina, Paraguay, Guatemala; las colectas de diversa índole para ayudar a los pueblos de la Amazonía; el compartir una comida con alguien que no tiene como campañas motivacionales en Guatemala, Colombia, Perú. Tantos ejemplos que muestran que el bien común sigue siendo un motor para impulsar la defensa de la vida.

El destino universal de los bienes

“Los bienes, aun cuando son poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal. Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con el destino universal que Dios creador asignó a todos los bienes. La salvación cristiana es una liberación integral del hombre, liberación de la necesidad, pero también de la posesión misma”, afirma el Compendio (CDSI 328).

El papa Francisco en su participación en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares del 9 de julio de 2015, refiriéndose a cómo el bien común puede quedar relegado afirmó: “Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común, la hermana y madre tierra”.

Hemos sido testigos, a inicios de junio, de la petición de una decena de organizaciones suizas para que los bancos helvéticos cancelen la deuda de los países pobres, en vista de la dramática situación financiera que viven esas naciones. En sintonía con este llamamiento está el pedido de los obispos africanos y de Madagascar para que se cancele totalmente la deuda, así como piden ayuda financiera para enfrentar la pandemia y ayudar a relanzar las economías, con un enfoque más solidario.

Principio de subsidiariedad

En número 186 del CDSI se afirma: “Conforme a este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda ‘subsidium’—por tanto, de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores”.  Este principio, busca proteger “a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores e insta a estas últimas a ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas. Este principio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que ofrecer a la comunidad” (CDSI 187).

Este principio hoy tiene más vigencia que nunca, porque de poco servirán las normas emanadas del Estado si estas no se aplican con responsabilidad en el núcleo de la familia y por los individuos, por ejemplo. Este principio nos enseña que lo que sucede en la base de toda sociedad, en momentos de emergencia es de mucha importancia. Potenciar y fortalecer las redes que propician una sana convivencia social de participación y compromiso solidario es un imperativo en momentos de emergencia.

El papa Francisco, en el discurso a los Movimientos Populares  en julio de 2015,subraya la importancia de las acciones pequeñas en la vida social: “Ese arraigo al barrio, a la tierra, al oficio, al gremio, ese reconocerse en el rostro del otro, esa proximidad del día a día, con sus miserias, porque las hay, las tenemos, y sus heroísmos cotidianos, es lo que permite ejercer el mandato del amor, no a partir de ideas o conceptos sino a partir del encuentro genuino entre personas. Necesitamos instaurar esta cultura del encuentro, porque ni los conceptos ni las ideas se aman. Nadie ama un concepto, nadie ama una idea; se aman las personas. La entrega, la verdadera entrega surge del amor a hombres y mujeres, niños y ancianos, pueblos y comunidades… rostros, rostros y nombres que llenan el corazón. De esas semillas de esperanza sembradas pacientemente en las periferias olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que lucha por subsistir en la oscuridad de la exclusión, crecerán árboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar este mundo”.

 

 Textos de interés relacionados 

Un nuevo pacto social, editorial. Noticias Obreras, junio 2020.
El destino universal de los bienes, editorial. Noticias Obreras, mayo 2020.
COVID-19 y defensa del bien común, editorial. Noticias Obreras, abril 2020.

Un nuevo pacto social

Editoriales

Un nuevo pacto social

16 junio 2020

Si algo ha puesto de manifiesto la crisis social provocada por la COVID-19 es la enorme fragilidad y vulnerabilidad de nuestra sociedad y la total irracionalidad e inhumanidad del sistema económico capitalista neoliberal. Una vulnerabilidad vinculada, sobre todo, al olvido de los pobres, que es el olvido de la fraternidad. Una vulnerabilidad fruto de las enormes desigualdades generadas por décadas de políticas neoliberales. Tenemos recursos suficientes para hacer frente a las necesidades sociales, pero lo impide el acaparamiento en pocas manos de la riqueza social. Es imprescindible, como subraya el papa Francisco acabar con «la idolatría del dinero» que «descarta personas» en una «economía que mata». Porque «la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar» (Evangelii gaudium, 202). Como señalan los obispos españoles en Iglesia, servidora de los pobres: «sin duda es el modelo mismo el que corresponde revisar» (n. 20).

Necesitamos ir más allá del inmediatismo y cortoplacismo político, que se instala en una realidad insostenible. Necesitamos algo que es evidente hace muchos años: construir un nuevo pacto social, porque lo que teníamos antes de esta crisis era cualquier cosa menos «normal». Mucho más ahora. Es una tarea que va mucho más allá, temporalmente, de lo que es la labor inmediata de un Gobierno y que, en lo que se refiere a su sujeto, necesita de una amplia implicación de muchos agentes sociales. Un nuevo pacto social que ponga en el centro el cuidado de la vida, que nos ayude a «pensar en grandes estrategias (…) que alienten una cultura del cuidado de la vida que impregne toda la sociedad» (Laudato si’, 231).

Un pacto social que contemple, al menos, dimensiones como las siguientes, estrechamente relacionadas entre sí:

1º. La promoción del trabajo digno y con plenos derechos, esencial para las personas y la sociedad, para acabar con la exclusión del empleo y su precarización, el reconocimiento social de los trabajos que no son empleos, particularmente los de cuidados, que afronte con seriedad la, tantas veces normalizada y olvidada, falta de condiciones de salud y seguridad en el trabajo.

2º. El fortalecimiento de los derechos sociales de personas y familias, incluido un Ingreso Mínimo Vital, para garantizar el acceso universal a los bienes básicos para vivir con dignidad y la necesaria protección social de todos sin que nadie sea excluido por ninguna razón.

3º. La promoción de la igualdad real de género, para acabar con todas las formas de violencia y de discriminación contra las mujeres, y con la invisibilización de su labor de atención a las necesidades básica de la vida.

4º. El impulso del cuidado integral del planeta, para transformar las formas de producción, consumo y estilo de vida que son incompatibles con el cuidado de la casa común y la familia humana que la habitamos.

5º. La promoción de un pacto intergeneracional para reconocer efectivamente el valor de las personas mayores, las potencialidades de los jóvenes, la importancia de la interrelación entre generaciones, y que nos ayude a pensar el mundo que dejamos a las futuras generaciones.

6º. La promoción de una educación integral de una ciudadanía ecosocial y abierta a la fraternidad universal.

7º. La implantación de una fiscalidad progresiva que redistribuya de forma justa la riqueza social.

8º. El impulso y el compromiso por un diálogo social que nos permita buscar en común desde la diversidad, buscando integrar a todos e impedir que los intereses egoístas, la codicia y los planteamiento reaccionarios socaven el bien común.

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La entrada en vigor del #Convenio190 de la OIT espera la ratificación de un segundo país

Mundo obrero y del trabajo

La entrada en vigor del #Convenio190 de la OIT espera la ratificación de un segundo país

15 junio 2020

El Convenio, núm. 190 de la OIT, sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo, ha recibido formalmente su primera ratificación. Con ello se da un paso muy importante para su entrada en vigor, ya que son necesarias solo dos ratificaciones de Estados miembros. Uruguay, con un gobierno de centro-derecha, se convierte en el primer país en ratificar este convenio histórico, al ser el primer tratado internacional que aborda la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, un año después de haber sido adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo, en su reunión centenaria.

Este #Convenio190 proporciona, junto a la Recomendación núm. 206, un marco común para la acción y constituye una oportunidad única para forjar un futuro del trabajo basado en la dignidad y el respeto, además pone de manifiesto el derecho de todas las personas a un mundo sin violencia y acoso. Contiene la primera definición internacional de violencia y acoso en el mundo del trabajo, incluida la violencia por razón de género.

Protección integral

Es importante subrayar los ámbitos de aplicación de esta norma al ser de aplicación para el sector público y el privado, a la economía formal y a la informal, así como a las zonas urbanas y rurales. Es una protección con una orientación integral, para todos en el mundo del trabajo, independientemente de su situación contractual. Además necesita que los Estados miembros que lo ratifiquen adopten, en consulta con el marco del diálogo social con empresarios y sindicatos, un enfoque inclusivo, integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género para prevenir y eliminar la violencia y el acoso a través de medidas de prevención, de protección, de control de la aplicación y de reparación, así como a través de la orientación, formación y sensibilización. “El marco que proporciona el Convenio núm. 190 es, más que nunca, de extrema importancia durante la actual pandemia de la COVID-19, ya que desde que comenzó el brote han sido denunciadas muchas formas de violencia y acoso relacionadas con el trabajo”, señaló Guy Ryder, director general de la OIT.

El anuncio del Gobierno de España

Para que este esencial convenio entre en vigor, es necesario la ratificación de un segundo país. En este sentido, es conocido el compromiso asumido por Argentina, España y Finlandia para seguir los pasos de Uruguay. Los tres países han manifestado, a través de miembros de sus ejecutivos, su intención de someterlo a la aprobación de sus parlamentos. El pasado día 2 de marzo, la ministra Yolanda Díaz lo anunciaba junto con Guy Ryder y la periodista Pepa Bueno. Ahora la situación es totalmente diferente, sin duda ninguna, aunque esta nueva normalidad no debería atrasar mucho más tiempo esta decisión política anunciada se convierta en una amplia ratificación en el Congreso y de esta forma pueda ser una realidad de justicia para millones de personas en el mundo del trabajo.

https://twitter.com/Yolanda_Diaz_/status/1234453658261229568

Foto | OIT, revista Trabajo: La violencia en el trabajo

La agria realidad de los milenials

Colaboraciones

La agria realidad de los milenials

13 junio 2020

José Luis Jiménez | Crítico de cine

Dudamos que la webserie que os presentamos este mes sea un trabajo autobiográfico, por la cantidad de momentos jocosos y absurdos que se le presentan a las dos protagonistas, pero sí tenemos claro que en la creación de esta serie hay mucha historia personal que quiere ser mostrada o denunciada.

Seguro que has leído multitud de artículos que muestran la realidad de las personas entre los 20 y los 35 años que no consiguen articular un proyecto de vida. La «generación más preparada de la historia», pero con pocas posibilidades de prosperar, sin acceso a oportunidades y con la constante amenaza de la precariedad.

Carmen y Nire son dos estudiantes de interpretación, con títulos universitarios previos que buscaban una oportunidad de trabajar como actrices que nunca llegaba. Decidieron que a ellas no las paraba un obstáculo como ese, así que, decidieron montar sus propios proyectos, bajo el paraguas de lachavala.com

Sopa de Limón, que así se llama la webserie, no es más que un irónico y crítico relato de lo hartas que se encuentran ante una situación de la que no son culpables, pero que tienen que afrontar y a la que no pueden encontrarle solución. Una crítica a la precariedad y la falta de oportunidades laborales, que nos lleva a querer ser emprendedores, no por elección, sino porque no hay otra salida; a la gentrificación que producen los pisos de alquiler turístico a costa de reducir la oferta de alquileres y aumentar los precios, lo que nos impide tener un piso donde poder fundar una familia, y seguimos compartiendo piso sine die.

La webserie

Montse y Adela son dos compañeras de un piso minúsculo en el centro de Madrid, 28 metros cuadrados, una sola cama y sin nada de intimidad. Ambas tratan de sobrevivir como pueden. Sin importar cuántos estudios o master hayas terminado, solo hay trabajo precario y sin condiciones laborales dignas.

Todo comienza con la llegada de Adela a casa, acompañada por uno de sus clientes, un turista irlandés que en plena borrachera decide lanzarse al vacío en el templo de Debod y el resto de sus colegas hacen que las dos compañeras de piso vivan una serie de catastróficas desdichas en las que las redes sociales y los vídeos virales, los abusos de su casera, y la compañía de una vecina tan estirada como comprometida con el cambio climático. Solo ellas serán capaces de salir adelante, aunque esa llegada a Ítaca solo sea un macguffin (recurso argumentativo sin más relevancia que hacer que avance la trama) para poder hablar de la realidad a la que tanto joven, y no tan joven, se enfrenta cada día.

Una serie fresca y sencilla de vez, solo uno de los capítulos dura más de diez minutos, cargada de humor, de ironía y de crítica hacia una sociedad en la que los jóvenes universitarios y preparados nos encontramos a los pies de los caballos y en la que los migrantes, las personas en riesgo de exclusión ni siquiera cuentan para nada.

Sopa de limón
Director: www.lachavala.com
Nacionalidad: España
Intérpretes: Lachavala.com
Estreno: 2020
En www.lachavala.com/sopa-de-limon

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Propuesta sindical para la reconstrucción: un modelo productivo, laboral y social sostenible

Mundo obrero y del trabajo

Propuesta sindical para la reconstrucción: un modelo productivo, laboral y social sostenible

12 junio 2020

CCOO y UGT han presentado las propuestas a debatir en el marco de la mesa del diálogo social que proponen para consensuar las medidas para superar la actual crisis económica provocada por la COVID-19, con la vista puesta en un “nuevo modelo productivo, laboral y social sostenible”.

Unai Sordo, secretario general de CCOO, y Pepe Álvarez, de UGT, han presentado su propuesta para el desarrollo económico de la próxima década que pasa, a su juicio, por la puesta en marcha de un “nuevo modelo productivo, laboral y social sostenible”. La presentación se ha producido el mismo día en que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, comparecían en el Congreso, en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, como aportación para el debate público.

En el documento Un país con futuro. Más social. Más igualitario. Más productivo. Más verde. Propuesta sindical para la construcción de un nuevo país, ambas centrales de trabajadores proponen un nuevo marco de relaciones laborales que “fomente el empleo estable, los salarios suficientes, la conciliación y las empresas productivas”.

“Los sindicatos de clase hacemos una apuesta clara por tratar de buscar consensos profundos para el desarrollo económico para la próxima década, como expresa el documento que presentamos”, ha señalado Sordo en la rueda de prensa conjunta en la que han dado a conocer su visión para el futuro próximo del país. Según ha explicado el secretario general de CCOO, las propuestas pretenden ser la guía para una mesa de diálogo social que es urgente poner en marcha”.

Diálogo social para un nuevo acuerdo industrial y laboral

También el secretario de UGT ha pedido al gobierno que “más allá de participar en la comisión parlamentaria para la reconstrucción, convoque una mesa de diálogo social presencial y acuerde esta reconstrucción con las organizaciones sindicales y empresariales”.

Ambos sindicatos apuestan por impulsar las capacidades industriales del país, a través de un plan estratégico por la industria y la modernización de los sectores claves para la generación de riqueza y empleo. En este sentido, hacen una apuesta clara por la sostenibilidad ambiental y la transformación digital, así como por la innovación a través de una estrategia de I+D+i.

En materia laboral, CCOO y UGT urgen a hacer frente a la precariedad laboral estructural del mercado de trabajo en España, pasando por la derogación de la actual legislación (reformas laborales de 2008 y 2012). En este sentido, Unai Sordo ha advertido de una posible devaluación salarial derivada de la crisis: “ “Las empresas ahora mismo tienen todas las herramientas que les dio la reforma laboral y, por tanto, hay que tocar aspectos centrales de esa reforma para evitar esa caída generalizada de salarios, que no favorecería ni a los trabajadores ni a la marcha de nuestra economía, y retomar todo lo que tiene que ver con eliminar la prevalencia del convenio empresa o las condiciones de subcontratación”, ha dicho.

En palabras de Pepe Álvarez: “no vamos a renunciar a la derogación de la reforma laboral y queremos que se haga en una mesa de diálogo social. Se puede hacer derogándola y sustituyéndola por la ley anterior o por un acuerdo con los agentes sociales”.

Piden al Gobierno un intenso esfuerzo de gasto público, aunque signifique “más deuda a corto plazo”.  Es imprescindible“, ha manifestado el líder de UGT, Pepe Álvarez. Como también una reforma fiscal que grave en mayor medida a las rentas más altas.

El destino de esa amplia inyección de millones debe ser, según la propuesta de las centrales, para planes “renove” destinados a la industria y la construcción, con el objetivo de impulsar estos dos sectores y reducir la dependencia estructural de la economía española en el turismo. Una fuerte inyección de recursos que para los sindicatos debería servir para reactivar rápidamente la economía e incentivar a las empresas a sacar en masa a sus trabajadores de los ERTE. Con el consecuente alivio económico a corto plazo que ello implicaría para las arcas de la Seguridad Social.

“Tenemos que detectar qué sectores productivos tienen futuro en nuestro país”, ha manifestado el máximo dirigente de CCOO. Lo que, en su opinión, pasa por un mayor peso de la industria, elevando su participación en el PIB español del actual 14% (y en descenso), hasta el 20%. También por programas de gasto público que generen empleo en la construcción, pero apostando por la rehabilitación de edificios bajo criterios sostenibles y no tanto por la nueva edificación. “Debemos aprender de los errores del pasado”, ha declarado Sordo.

Una banca pública para vehicular inversiones y garantizar el crédito a las pymes y a los autónomos es otra de las patas sobre las que las centrales aspiran a edificar ese pacto para la reconstrucción. Pues las centrales consideran que la fórmula de los créditos avalados por el ICO para dotar de liquidez a las compañías en los primeros compases de la pandemia no ha funcionado correctamente y ha beneficiado en mayor medida a las grandes empresas.”La banca pública debe ser una apuesta estratégica, […] no tiene sentido privatizar Bankia, sino que debe ser el instrumento de financiación pública por excelencia para este nuevo tiempo”, reza el documento elaborado conjuntamente por CCOO y UGT.

Las centrales también consideran necesario acometer una reforma fiscal para gravar en mayor medida a las rentas más altas. Lo consideran así para evitar que el gasto público que está desplegando actualmente el Gobierno, y al que le exigen que lo incremente, no se traduzca en los próximos años en un repunte del déficit y todo ello se traduzca en futuros recortes.

“Hay que aumentar y fortalecer el tamaño de nuestras empresas y hacerlas más resistentes frente a las crisis”, ha manifestado Álvarez. Las pymes españolas han sido el primer foco de la destrucción de empleo durante la pandemia. Según datos del Ministerio de Trabajo actualizados este miércoles, el 77% de los empleos destruidos en los tres primeros meses de pandemia fueron en empresas de menos de 250 trabajadores.

Documento 

 

La peor pandemia sistemática: millones de niños y niñas obligados a realizar trabajo infantil

Mundo obrero y del trabajo

La peor pandemia sistemática: millones de niños y niñas obligados a realizar trabajo infantil

12 junio 2020

Durante el tiempo de confinamiento, la OIT ha presentado una serie de investigaciones sobre el impacto del coronavirus en el mundo del trabajo. Todas ellas tiene un denominador común: el escenario sobre el que ya estamos situados es enormemente doloroso para los trabajadores y las trabajadoras. Hoy, coincidiendo con el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, hacen público, junto con UNICEF, su último análisis para alertar de la peor de las pandemias sistemáticas -provocada por el sistema económico, para que no haya dudas-: millones de niños y niñas podrán ser explotados y obligados a realizar trabajo infantil.

El informe titulado COVID-19 and child labour: A time of crisis, a time to act [La COVID-19 y el trabajo infantil: período de crisis, momento para actuar] apunta que la disminución de esta práctica inhumana lograda durante la dos última décadas está amenazada con un nuevo crecimiento del trabajo que explota a niños y niñas. Esta forma de esclavitud, propia de una economía que genera violencia, descarta y mata (Evangelii gaudium, 52-60), se verá agravada por el impacto de la pandemia en los ingresos de la familias empobrecidas que “al no tener apoyo alguno, podrían recurrir al trabajo infantil”, según afirma Guy Ryder, director general de la OIT.

Por eso, las redes de solidaridad, el fomento y fortalecimiento de la protección social es esencial para evitar estás situaciones y responder a las necesidades más básicas de las personas: sobrevivir dignamente y evitar esta tragedia. Acciones que pasan también por “facilitar la concesión de créditos a hogares en situación de pobreza, promover el trabajo decente para los adultos, facilitar el regreso de los niños a la escuela sin costos de escolaridad, y disponer de más recursos para realizar inspecciones laborales y hacer cumplir la ley”.

Todos somos responsables

El papa Francisco no ha evitado pronunciarse sobre esta lacra: “todos somos responsables” de esta esclavitud que sufren los menores por ayudar a sus familias. Francisco hace un llamamiento a las instituciones para que realicen “todo lo posible (…) llenando las lagunas económicas y sociales que están en la base de la dinámica distorsionada dinámica en la que, lamentablemente, ellos se ven envueltos”.

 

Tiempos convulsos

Colaboraciones

Tiempos convulsos

11 junio 2020

Moisés Cayetano Rosado | Licenciado y doctor en Geografía e Historia y maestro de Primera Enseñanza.

Ana María Castillo, escritora nacida en Berlanga (Badajoz), ya nos había proporcionado anteriormente diversas aportaciones literarias apreciables, como algunos libros de poesía y la obra narrativa La maestra cuentacuentos, pero ahora nos sorprende con una obra de notable valía, que pese a su extensión (más de quinientas apretadas páginas) se lee con sostenido interés, tensión y emoción: Tiempos convulsos.

Con esta obra, la editorial de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), una “superviviente” de los tiempos de publicaciones “comprometidas” antes y durante la transición política española, retoma la vertiente “creativa”, tras una dedicación especialmente volcada al ensayo sociopolítico. Y lo hace precisamente con esta novela de corte realista, de claro afán testimonial, apostando por la intrahistoria y la microhistoria, sin perder por ello la calidad artística exigible a una obra de creación, lo que supera con creces.

Tiempos convulsos es un relato que se desenvuelve narrativamente en tierras de Euskadi, pero que envuelve principalmente a personajes autóctonos y emigrantes, siendo estos últimos procedentes de diversos rincones de Andalucía y Extremadura. Abarca temporalmente el periodo comprendido entre 1959 y 1980, y refleja lo que en esas dos décadas de los años sesenta y los setenta constituyó una seña de identidad de los pueblos de España: la emigración-inmigración, entrelazada con esa otra problemática tan señalada en Euskadi: la lucha por la identidad nacional, reivindicada por amplios sectores no solamente de los allí nacidos sino también de los descendientes de los que hasta esta zona se vieron obligados a emigrar.

Lo novedoso de la obra que comentamos es el trasfondo que nutre todo la obra. Algo muy poco tratado no ya por otros narradores sino por ensayistas e investigadores  de los fenómenos migratorios y nacionalistas: el papel de los movimientos obreros y de estudiantes cristianos en estos lugares conflictivos y de recepción demográfico-laboral: HOAC, JOC y JEC, que aquí adquieren un protagonismo esencial.

Los que hemos vivido en estos lugares de “aluvión migratorio”, o conocido de cerca el proceso, en Madrid, Cataluña, Euskadi…, e incluso en lugares de recepción migratoria de Alemania, Francia, Suiza…, enseguida podemos entender que la apuesta  narrativa de Ana María Castillo Moreno es muy oportuna y acertada, pues en esos años del tardofranquismo, con la enorme problemática social, laboral, educativa, cultural, urbanística, de choque de mentalidades, etc., estos movimientos fueron cruciales para organizar los distintos colectivos (obreros, jóvenes, estudiantes…) dando cauce, voz y amparo a sus reivindicaciones, y siendo germen creativo de partidos y sindicatos.

Estando localizada la acción fundamentalmente en el País Vasco, la narración adquiere una mayor riqueza de circunstancias y problemáticas, pues a los naturales enfrentamientos de comunidades nativas y de llegada se unirán las reivindicaciones identitarias, nacionalistas e independentistas, entrecruzadas con el problema de la violencia y surgimiento de fuerzas con alto contenido rupturista, cual el caso de ETA. Y así, los desencuentros en la convivencia vendrán incrementados precisamente por la postura de los distintos personajes ante la actuación de la misma.

Página tras página, la obra se va engrandeciendo y creciendo en intensidad narrativa, en construcción de personajes y situaciones, en exposición histórica de hechos, dándole protagonismo no a los grandes personajes históricos del momento (que no aparecen en ningún momento, salvo el caso especial de contactos y posiciones del Papa, sin proporcionarnos el nombre del mismo) sino a los cotidianos: los trabajadores y las trabajadoras; los jóvenes de los pueblos, barrios y caseríos; los militantes de las organizaciones cristianas y grupos independentistas; los guardias civiles (y sus familias) y policías.

Hay en la narración, y cada vez más, resaltando en las últimas páginas, momentos de intensa emoción, de un magistral relato en la forma de presentar el enfrentamiento de los personajes; en sus propias contradicciones y su difícil convivencia; en las penalidades de la vida cotidiana y los desencuentros por la visión política de las reivindicaciones; en la violencia explícita, en las muertes; en las ilusiones iniciales y los consiguientes desengaños; en las ganas de vivir y convivir.

Tras mucho penar, mucho perder, el mensaje de fondo y final de la obra no nos conducen al pesimismo, sino que se abren a la esperanza en la comprensión mutua, en el arrepentimiento y el perdón…, tras los “tiempos convulsos” que en los años finales parecen irse superando, tras la agitación violenta de los años centrales.

Ana María Castillo lo simboliza en una frase hermosa con la que acaba la novela, donde proclama la libertad, al contestar uno de los personajes a la pregunta de por qué un muro de mariposas no es un muro de verdad: “Porque cuando lo tocas o te acercas, desaparece. ¡Todas las mariposas se van volando!”. Todas las personas se abren al futuro esperanzado, donde parecía que hubiera  una muralla de incomprensiones y dolor.

***

Publicado en su blog.

Información relacionada con la novela

Caminos de resurrección desde el plan del papa Francisco

Iglesia

Caminos de resurrección desde el plan del papa Francisco

11 junio 2020

«Es el Resucitado que quiere resucitar
a una vida nueva a las mujeres y,
con ellas, a la humanidad entera.
Quiere hacernos empezar ya a participar
de la condición de resucitados que nos espera»

José Cobo Cano | Obispo auxiliar de Madrid

En medio de esta hecatombe mundial, de la mano de las mujeres que caminaban al sepulcro, aparece un sorbo de esperanza, no solo de optimismo. Un plan que se ensambla en la necesidad de atreverse a reconocer la realidad con la crudeza que tiene, como aquel sepulcro de la mañana de la resurrección, y en la vía de la fraternidad como cauce de despliegue de la novedad de la misma.

Así como las mujeres fueron al sepulcro, podremos aprender a caminar hacia los lugares que demandan de nuestro cuidado y atención. Se nos propone sabernos pueblo responsable para afrontar las heridas reales que se han abierto. Ya antes de esta pandemia teníamos una sociedad que necesitaba soluciones inclusivas, justas y universales. Ahora se apuesta por reconocer la indiferencia, la economía de muerte y la cultura del descarte que elude la relación integral con la creación, y nos aparta del plan de resurrección de Dios.

El papa Francisco insiste en la necesidad de afrontar el mal del virus que nos atenaza aplicando el antivirus que propone: la justicia, la caridad y la solidaridad. Si perdemos este tren, volveremos a la deshumanización en la que estábamos.

Hay un punto de comienzo. El plan se hará desde los más vulnerables y contando con ellos. Si en esta nueva etapa de nuevo son descartados, perderemos la posibilidad de poner la dignidad humana en el centro de nuestra salida de una crisis mundial. Ellos han sido excluidos de los beneficios del sistema en el que vivimos, pero ahora cargan con todos los inconvenientes. ¿No es tiempo de pensar que han de ser parte de la solución global?

Por eso fija la mirada en los trabajadores, y en los más pobres especialmente, en los países endeudados internacionalmente, en la desigualdad de los movimientos migratorios y en los desequilibrios que el cambio climático provoca.

Desde aquí aparecen algunas concreciones pastorales que acogerían estas propuestas:

1) Este plan se acoge, primeramente, planteándonos en los pequeños espacios la necesidad de crecer como humanidad y, por tanto, crecer en Dios. Esto supondrá impulsar reflexiones en todos los estamentos eclesiales para tomar conciencia de la oportunidad de conversión ecológica y humanista que afrontamos. Una conversión necesita tiempo y medios. Tendremos que desplegar cauces para leer la realidad desde los ojos de la fe.

2) Sobre los planes de salida y de respuesta en la sociedad en el nivel político, económico y cultural y social, necesitamos generar equipos de reflexión trasversales, de trabajo por proyectos, no solo por los departamentos. Estos proyectos nos tendrían que ofrecer la posibilidad de afrontar y revisar cómo, en cada espacio de la Iglesia, acogemos este cambio bajo el estandarte que se nos da del cuidado, el curar y el compartir.

La salida no será solo dar cosas. Tendremos que revisar cómo estamos ejerciendo el desarrollo humano en cada espacio de la vida eclesial. Preguntarnos cómo podemos curar, cuidar y vivir la solidaridad, desde la liturgia, desde la catequesis, desde la forma de organízanos, predicar o lanzar campañas de sensibilización.

3) Otra línea pastoral será ofrecer lugares concretos en los que sembrar la justicia social. El Papa nos ofrece a los trabajadores como primera realidad a enfocar. Se propone ayudar a las fuerzas sociales a, desde el horizonte del bien común, acordar mecanismos para consolidar el salario universal que dignifique a las personas y a sus familias. Es valiente presentarlo ya que este medio empobrece al estado, pero salva la vida de los últimos en este momento.

Esto implica pastoralmente plantearnos el puesto que tiene el trabajo y lo que significa, en la vida de fe, en cada catequesis o acción de la Iglesia, y analizar si ayudamos a leerlo desde la Doctrina Social de la iglesia.

Es afrontar cómo acompañamos a parados y excluidos del mundo laboral, y además aprovechar para en esta etapa de cambio preguntarnos cómo acompañamos a los trabajadores en general.

4) Otro reto será el preguntarnos cómo afrontamos en la vida de la iglesia el tema del trabajo digno. No se trata solo si se «cumplen» las campañas, sino si su dolor se ha fijado en nuestro corazón y si luchamos en cada espacio eclesial (es el verbo que utiliza el Papa) por que tengan el puesto digno que merecen.

Eso supone esfuerzos y medios por acompañar a las personas y colaborar con ellas para que vivan de forma nueva. Y así ayudar a afrontar el trabajo y nuevas formas laborales con creatividad para que expresen esta realidad por la que juntos apostamos

5) Otra consecuencia será afrontar líneas de reflexión para trabajar sobre las posibilidades de condonar la deuda externa de los países, relajando los cobros y dando posibilidades de liquidez a los mismos. Por nuestra parte el iniciar procesos de sensibilización es prioritario, pues saldremos del pensamiento único que parcializa la visión global de la economía. La reflexión de los grupos cristianos que están en primera línea de la cooperación internacional será una ayuda pastoral en nuestras tareas.

6) Respecto a las migraciones, se pone esta realidad en el tapete de salida de esta pandemia global. La pandemia recrudece los conflictos abiertos y la virulencia de los flujos migratorios.

Para ello podremos analizar y conocer los contenidos de los Pactos Mundiales para una Migración Segura. De esta forma podremos analizar en nuestros ámbitos pastorales la situación mundial estableciendo puentes entre los países de salida de migrantes y países de acogida.

7) Por último, se nos coloca como seres creados en esta «casa común» que es nuestro planeta. Eso se concreta ahora lanzándonos a conocer y explicitar en cada espacio los acuerdos sobre el cambio climático. No es una acción marginal sino prioritaria a incorporar en este primer plan de incorporarnos en la resurrección de Cristo. Si es «todo en todos» (Col 3, 11), no podemos sustraernos para replantear, en los espacios pastorales que transitamos, nuestra incorporación como creaturas en la marcha de la sociedad, frenando con responsabilidad nuestra colaboración con el inminente cambio climático que inexorablemente avanzará si no somos proactivos.

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