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La esperanza de Laudato si’ frente a la pandemia

Colaboraciones

La esperanza de Laudato si’ frente a la pandemia

20 mayo 2020

La antropóloga Moema Miranda propone atreverse a soñar un mundo diferente, precisamente en un momento tan traumático como excepcional marcado por la pandemia, tomando como inspiración Laudato si´, de cuya publicación hace ahora cinco años. ¿Qué hacer para que la revolución cultural propuesta por Francisco sea fuente de vida y vida en abundancia?

Moema Miranda*

Estamos presenciando el nacimiento de un nuevo mundo. En los primeros años del siglo XXI, esta podría haber sido una buena noticia. Cuando los movimientos y organizaciones altermundistas crearon el Foro Social Mundial en 2001, declararon: «Otro mundo es posible». Era sin duda un lema apocalíptico esencialmente utópico.

Anunció la confianza de que el fin del mundo dominado por la lógica ecocida del mercado, subordinada a las políticas neoliberales y al servicio del enriquecimiento de unos pocos, podría abrir el futuro a un mundo de más justicia y equidad. «Un cielo nuevo y una tierra nueva» (Apocalipsis, 20, 1), como había anunciado y deseado Juan, en Patnos, casi dos milenios antes.

Pero ahora, la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV2 (COVID-19) revela y anuncia la posibilidad de que el futuro pospandémico sea, como dijo recientemente el papa Francisco, «trágico y doloroso». En estos tiempos sin precedentes y traumáticos, celebramos cinco años desde la publicación de la encíclica Laudato si’, uno de los documentos más importantes del pontificado de Francisco, con impactos más allá de la Iglesia.

Muchos de los aspectos socioambientales que revela la pandemia fueron analizados en profundidad en ese documento profético. Del mismo modo, se elaboró claramente una óptica, una lectura de lo que está y estaba en juego en las grandes disputas planetarias. Finalmente, y lo más importante, cuando hablaba de la encíclica, el Papa solía decir: «No dejéis que nos roben la esperanza». Es decir, no dejemos de creer y luchar para que surja un mundo mejor.

¡El futuro aún no está decidido! Ahora estamos en plena disputa. ¡Somos parte de eso! Las fuerzas de destrucción tienen un inmenso poder. Las desigualdades brutales hacen que sea una guerra extremadamente desleal e injusta. Por esta razón, con el coraje de las mujeres al pie de la cruz, debemos mirar profundamente los desafíos y riesgos y atrevernos a negar el orden del capital. Con la amabilidad y el coraje de quienes caminan en la noche oscura, desobedecen el poder de la muerte.

En este pequeño artículo, escrito en tiempos de pandemia, con gran humildad, me gustaría compartir algunas propuestas y perspectivas inspiradas en la relectura de esta encíclica de alabanza al Dios de la vida. Partí de la siguiente pregunta: ¿cómo actuar para que las expectativas apocalípticas, la «revolución cultural» (LS 114) que Laudato si’ nos habló, se convierta en una fuente de «vida y vida en abundancia» (Jn 10, 10) en tiempos pospandemia?

Ver

Aunque muchas personas y gobiernos se han sorprendido por la rápida y letal expansión de la contaminación por COVID-19, los epidemiólogos han estado advirtiendo de esta posibilidad durante algunas décadas. No fueron escuchados. Su mensaje cayó en la red negacionista, tan fuerte en las últimas décadas, cuando la «verdad» parece haber perdido su sentido de la realidad. Lo mismo ocurrió con los informes abundantes y concluyentes que indican el calentamiento global, con efectos irreversibles: fueron ignorados, descalificados y desdeñados por los gobiernos y las organizaciones multilaterales, cada vez más descaradamente dominados por los intereses de las grandes fortunas.

Como ahora sabemos, este pequeño virus se propaga entre los humanos, originado en otros animales y convirtiéndose en una pandemia como resultado de la devastación ambiental y la extinción masiva de otras especies animales que ha estado ocurriendo en la Tierra desde mediados del siglo XX. Un planeta en el que una pequeña minoría de humanos, basada en «tecnociencia» (LS 107), poder de guerra y una «concepción mágica del mercado» (LS 190) busca incansablemente «desarrollo y progreso», entendidos como acumulación ilimitada de bienes. Una forma de producción, acumulación, concentración y desperdicio que caracteriza lo que el papa Francisco define como una «economía que mata».

Así, explica un escritor especializado en temas epidemiológicos: «Estas son enfermedades zoonóticas, es decir, pasan de animales no humanos a humanos. Son nuevas para los humanos. Esta es una de las razones por las que suelen ser tan devastadoras para nosotros. ¿Cuál es la razón inicial de esto? Es un evento que llamamos desbordamiento [spillover]: cuando el virus pasa de un animal a su primer huésped humano. Esto sucede en áreas con gran degradación ambiental. Los ambientes ricos en diversidad biológica, con muchos tipos de plantas, animales, hongos, bacterias, también son lugares que albergan muchos virus. Viven allí, sin ser notados, durante millones de años sin causar ninguna enfermedad, hasta que de repente pasan a los humanos. Y cuando hay degradación ambiental, significa que estamos interfiriendo en ese ecosistema. Estamos cortando árboles, construyendo asentamientos, abriendo minas. (…) Entonces, hay todo tipo de perturbaciones en la vida silvestre, en la biodiversidad, que, después de todo, contienen una amplia variedad de virus. Cuando realizamos este tipo de interferencias, estamos invitando a los virus a convertirse en nuestros virus, a saltar dentro de nosotros. Para nosotros, es una situación miserable, es una pandemia, es la muerte. ¡Pero para ellos es el éxito! Y sucede debido a la perturbación ambiental, la degradación ambiental de los lugares que naturalmente albergan muchos, muchos virus».

* Moema Miranda es antropóloga del programa de posgrado en Antropología Social en el Museo Nacional / UFRJ (PPGAS / UFRJ), es asesora de la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería en CNBB, CNBB y la Red Eclesial Pan-Amazónica / REPAM-Brasil, secretaria ejecutiva de la Red Latinoamericana de Iglesias y Minería, pertenece a la Orden Francisca Secular, miembro del equipo ejecutivo del Servicio Inter-franciscano de Justicia, Paz y Ecología / SINFRAJUPE. Ella participó, como auditor, en el Sínodo del Amazonia.

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Semana Laudato si’ | Un mundo mejor para responder a la pandemia y la crisis ecológica

Internacional

Semana Laudato si’ | Un mundo mejor para responder a la pandemia y la crisis ecológica

19 mayo 2020

«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a los que nos sucedan, a los niños que están creciendo?» Con esta pregunta, el Papa invita plantearse cómo“responder a la crisis ecológica», ahora más que nunca, en tiempos de pandemia. Arranca la semana Laudato si’, a los cinco años de la publicación de esta encíclica clave.

La Semana Laudato si’ (Laudato si’ Week) es parte de una campaña global con motivo del quinto aniversario de la encíclica sobre el cuidado de la casa común. El tema es «todo está conectado», y se lleva a cabo desde el día 16 hasta el 24 de mayo a través de talleres y eventos interactivos en línea, mientras que el domingo 24 de mayo, al mediodía, hora local de cada país, tendrá lugar un momento mundial de oración.

Puedes a unirte a los seminarios online de la Semana Laudato si registrándote aquí. Traducciones disponibles sin ningún costo.

«El clamor de la tierra y el clamor de los pobres no dan para más”, insiste Francisco quien invita a que “cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador». A nadie se le escapa que las propuestas de eta encíclica son particularmente relevantes en el contexto actual de la pandemia de coronavirus, al ofrecer una visión solidaria, sostenible e inclusiva de construir un mundo que responda al desafío actual.

El Dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral recuerda que tanto la crisis climática como la pandemia por COVID-19 son emergencias mundiales que afectarán a muchas personas, tanto directa como indirectamente, pero más gravemente por los pobres y vulnerables. Ambas dejan al descubierto las profundas injusticias de nuestras sociedades y ambas se resolverán sólo a través de un esfuerzo conjunto que apele a nuestros mejores valores comunitarios.

Algunas de las iniciativas que se desarrollarán en España durante la Semana Laudato si’ son las siguientes:

  • Comisión Diocesana de Justicia y Paz de la Archidiócesis de Madrid: con la iniciativa Comparte tu ventana, todos los miércoles y viernes desde el 22 de abril al 24 de mayo, de 19:00h a 20:00h, a través de su canal de Zoom.
  • Movimiento Scout Católico: con la campaña Casa Común”, videos online publicados semanalmente los miércoles. Y la charla online “Campamentos Sostenibles”  el jueves 7 de mayo, de 18:00 a 19:30 a través de su canal de YouTube.
  • REDES y Enlazate por la justicia: con la mesa redonda online “La Amazonía frente al Covid-19”, el próximo 7 de mayo de 16:00h, tres ponentes analizarán la sensible situación de esta región ante el virus, a través de su canal de YouTube.
  • Escuelas Católicas: con una serie de vídeos para la formación en la Laudato si’en la escuela, el jueves 14 de mayo en su  canal de YouTube.
  • CONFER: con el vídeo “¿Qué significa celebrar el V aniversario de la Laudato si’ en estas circunstancias?” el 16 de mayo a través de sus redes sociales. Y a través de su blog un post diario del 16 al 24 de mayo conmemorando el V aniversario de la encíclica.
  • Regnum Christi y Universidad Francisco de Vitoria: Con la conferencia online y coloquio “Laudato si’ Mitos y verdades de la ecología y fe ¿hay obligación real del cuidado de la casa común?”, el 24 de mayo a las 18:00 a través una plataforma online por confirmar, que aparecerá en sus redes sociales.
  • Fundación Pablo VI: con la mesa redonda sobre la Laudato si’ el 24 de mayo a las 19:00h.
  • Instituto Laudato si’: participaran a través de su blog con diversas publicaciones y una conferencia online sobre la actual situación y la Laudato si’.
  • ONG Carmelita (Carmelite NGO): Plan transversal de lecciones sobre Laudato si’ para la Educación Secundaria, un libro sobre conversión ecológica, y programa de formación sobre “El aumento global del nivel del mar”(https://carmelitengo.org/proyectos/). Para la Semana Laudato si’, novena de la Creación, con publicación de audio/vídeos de la novena, y el subsidio de oración en su sitio web (en breve en: https://carmelitengo.org/#info-home).
  • Federación Internacional de Acción Católica: Encuentro de oración y comunitaria.   20 de mayo (9.00 – Buenos Aires, Argentina 14.00 – Madrid, España. Roma, Italia _ 20.00 – Manila, Filipinas). En vivo en la  https://www.facebook.com/catholicactionforum

Entrevista con Gabriel López Santamaría, coordinador en España del Movimiento Católico Mundial por el Clima, sobre la semana Laudato si’. Revista Noticias Obreras

Laudato si’ en hoac.es

 

La vida después de la pandemia

Iglesia

La vida después de la pandemia

18 mayo 2020

Libro gratuito, en formato digital, que recoge las reflexiones de Francisco sobre la vida después de la pandemia “su visión del futuro de la humanidad, lleno de amor y esperanza”.

Publicado por la Librería Editora Vaticana y disponible gratuitamente en formato digital, recoge las reflexiones del Papa Francisco, textos escritos y hablados, sobre la pandemia de coronavirus que se ha extendido en la familia humana, con las que se esbozan las pautas para un nuevo inicio que tenga el sabor de un renacimiento. Los ocho textos, que podrían leerse como un desarrollo único de su pensamiento y como un rico mensaje a la humanidad, son los siguientes: ¿Por qué tenéis miedo?, mensaje Urbi et orbi durante el momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, 27 de marzo de 2020. Prepararnos para el después es importante. Carta a Roberto Andrés Gallardo, 30 de marzo de 2020. Como una nueva llama. Mensaje Urbi et orbi – Pascua 2020, 12 de abril de 2020. A un ejército invisible. Carta a los Movimientos Populares, 12 de abril de 2020. Un plan para resucitar. Texto original publicado en la revista Vida Nueva, 17 de abril de 2020. El egoísmo: un virus todavía peor. Extracto de la Homilía, II Domingo de Pascua (o de la Divina misericordia), 19 de abril de 2020. Al mundo de los periódicos callejeros. Carta, 21 de abril de 2020. Superar los desafíos globales. Catequesis durante la Audiencia general en el 50° del Día de la Tierra, 22 de abril de 2020.

Incorpora un prefacio que está firmado por el cardenal Michael Czerny, SJ, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Señala los dos objetivos de esta publicación: “sugerir una dirección, claves de lectura y pautas para reconstruir un mundo mejor que podría nacer de esta crisis de la humanidad” (p. 3) y sembrar la esperanza en medio de tanto sufrimiento y desconcierto. Estos ocho textos, escribe el cardenal Czerny, “muestran el enfoque cálido e inclusivo del Papa Francisco, que no reduce a las personas a unidades para ser contadas, medidas y administradas, sino que todos juntos en la común humanidad y espíritu”.

En esta colección emerge un Pontífice que desafía a todos -no importa si son influyentes o de origen humilde- a hacer el bien; un Pontífice que muestra su gratitud a aquellos que trabajan para garantizar los servicios esenciales necesarios para la coexistencia civil y que, al mismo tiempo, escucha, mira e invita a mirar a aquellos que son de hecho invisibles y silenciados.

Para el papa Francisco ha llegado el momento de mirar a un mundo pos-COVID y de prepararse para el cambio. Los textos recogidos ponen de relieve el pensamiento de Francisco en relación con los temas a los que todos nosotros, a la luz de la pandemia, nos enfrentamos diariamente: contaminación global, economía, trabajo, valorización de la atención sanitaria. El Papa nos insta a dejar de lado nuestros intereses individuales, corporativos y nacionales para crear una nueva era de solidaridad en la que todos los seres humanos tengan la misma dignidad.

“Junto con la visión, el compromiso y la acción -concluye el cardenal Czerny- el papa Francisco ha demostrado lo fundamental que es la oración para reorientar nuestra mirada hacia la esperanza, especialmente cuando ésta se vuelve tenue y corre el riesgo de sucumbir”.

La vida después de la pandemia

Daniel Innerarity, filósofo: «Todo se va a poner  a prueba en esta crisis»

Mundo obrero y del trabajo

Daniel Innerarity, filósofo: «Todo se va a poner a prueba en esta crisis»

18 mayo 2020

Este profesor, filósofo, articulista y ensayista, considerado uno de los 25 grandes pensadores del mundo por Le Nouvel Observateur, está ultimando el libro Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus, después de haber publicado Una teoría de la democracia compleja. Hablamos con él del impacto en nuestra forma de vivir y organizarnos que puede provocar la COVID-19.

La crisis de 2008 trajo consigo una crisis institucional, todavía en recuperación. ¿Cómo se encuentran ahora mismo los marcos institucionales con la crisis provocada por la COVID-19?
Internamente esto nos pilla en un momento de grave crisis institucional y con la confianza bajo mínimos (entre los actores políticos y entre la ciudadanía y sus representantes). En el plano global, con unas instituciones completamente inadecuadas para hacer frente a la crisis (sin medios económicos, sin legitimidad o mandato claro). Y en Europa, con una cacofonía creciente, que la pone a prueba, con una primera reacción muy mezquina, pero que aprende con rapidez y ha puesto sobre la mesa algunos asuntos que eran tabú durante la crisis económica, como la mutualización de la deuda o el reconocimiento de que nos jugamos algo en común.

El paradigma tecnocrático amenaza con imponerse sobre todo ante el miedo a un enemigo invisible. ¿Qué se juegan las democracias en estos momentos?
Todo se va a poner a prueba en esta crisis, incluida la misma democracia. Hay un oportunismo autoritario que toma diversas formas: el populismo simplista de Trump, el excepcionalismo de Orban, las tecnologías del control en China. Las democracias están ante el enorme desafío de mostrar que protegen mejor a la gente sin poner en cuestión sus libertades.

«Cualquier factor puede entrometerse en cualquier momento en nuestras vidas, como las pandemias, la inestabilidad financiera, un ataque terrorista, el cambio climático», decía en Política para perplejos. ¿Hay indicios de que esté mejorando la inteligencia colectiva y el diseño de sistemas adecuados para enfrentar local y globalmente esta pandemia?
Las primeras reacciones a la crisis pusieron de manifiesto que no estamos preparados para entender y gestionar eso que se ha venido en llamar «cambios discontinuos», que nuestras instituciones de gobierno solo registran cambios incrementales. La segunda reacción (de esto es un buen modelo el concepto de «aplanar la curva») parece haber entendido que nos encontramos ante un fenómeno de colapso sistémico. Aprendemos, claro, pero con una lentitud que es exasperantemente lenta en relación con los riesgos que tenemos que gestionar.

Desde luego, la realidad, esta de ahora mismo, contiene muchas lecciones para quien quiera aprender de ellas… ¿Qué condiciones sociales y qué aptitudes personales harían falta para salir de esta crisis realmente mejores y más sabios?
Lo primero que hace falta es no pensar que lo sabemos todo. Solo aprende quien acepta las condiciones de la incertidumbre. Y la primera de ella es reconocer que si se va a hacer algún aprendizaje no podemos anticipar cuál será. Si lo supiéramos ya, no sería un verdadero aprendizaje sino una confirmación de lo que ya sabíamos.

¿Cree posible que se alcancen amplios acuerdos ante una gestión tan cambiante y tan contestada por la oposición? ¿Cómo se puede promover un encuentro entre posiciones ideológicas antagónicas?
Creo que todos somos conscientes de que nos enfrentamos a desafíos que superan las capacidades de un gobierno (del actual o de uno distinto) y que el elemento competitivo de la democracia está sobredimensionado, en detrimento de sus dimensiones cooperativas. Ahora bien, cuando se evocan los pactos del 77 hay que tener en cuenta al menos dos cosas: que hay más actores y que la relación entre ellos es menos jerárquica. Por decirlo evocando una frase que se hizo célebre en aquella época: ahora el que se mueve sí que sale en la foto.

Ya se venía advirtiendo de un fin de época, del cambio inevitable del mundo al haber llegado al límite biofísico del planeta y a una insoportable desigualdad planetaria… Usted mismo nos advierte de «lo difícil que es cambiar y lo inexorable que es el cambio que acontece sin nuestra intención o permiso». ¿Es posible gobernar y orientar el cambio?
Las democracias tienen un problema serio con la producción intencional de transformaciones sociales, llámense reformas o transiciones. Debe de ser el hecho de que vivamos en democracias donde se transforma poco lo que explica que cuando llega una catástrofe quienes más desesperaban de que fuera posible cambiar la sociedad a través de la voluntad política ordinaria resultan ser los más esperanzados de que la naturaleza ponga las cosas en su sitio. Ahora que ya no hay ni reforma ni revolución, todas nuestras apuestas se dirigen a un vuelco, un giro imprevisto, catastrófico, un accidente de la historia en forma de crisis sanitaria o medioambiental, que afortunadamente nos ponga en la dirección correcta. Quienes se vienen arriba de este modo parece que están contando la historia natural de los estragos y no de la historia protagonizada por los humanos. Esa idea de que del sacrificio procede la emancipación es tan increíble como asegurar que de esa conmoción vayan a beneficiarse los que más lo necesitan. En esta expectativa hay al menos dos supuestos difíciles de creer: que lo negativo produzca lo positivo y que esa nueva positividad se vaya a repartir con equidad. De las ruinas no surge necesariamente el nuevo orden y el cambio puede ser a peor. Los tiempos de crisis pueden llevar a ciertas formas de desestabilización que representen una oportunidad para los autoritarismos y populismos iliberales.

¿Qué eficacia puede tener ahora el intervencionismo estatal, e incluso la colaboración intergubernamental cuando se han debilitado los servicios públicos, las mediaciones y los propios vínculos sociales?
Vivimos en un momento de protagonismo del Estado (simbolizado en la concentración de la autoridad, con oropeles militares y cierre de fronteras), pero esto no nos debería llevar a engaño, ni a quienes pudieran desearlo ni a quienes lo teman: el Estado que vuelve no dispone de recursos de poder, dinero y conocimiento como lo pudo tener en su época gloriosa. Comparte el poder en un espacio de soberanía limitada como la Unión Europea y, sobre todo, con una sociedad civil donde se encuentra la verdadera fortaleza cívica que ahora se pone de manifiesto en fenómenos como la gente que cuida en los hospitales o mantiene los suministros necesarios para la supervivencia o en la búsqueda de la vacuna por parte de la comunidad científica global.

Parece que el papel de los sindicatos, tan denostados, e incluso de las patronales, tan poco apreciadas incluso por sus miembros, se está revalorizando… ¿Cómo cabe interpretar este hecho?
Todos somos conscientes de que el espacio neoliberal desintermediado era un espacio más propicio para la dominación y que los denostados partidos o sindicatos equilibran los poderes en una sociedad, canalizan la participación y defienden los intereses de los sujetos más débiles. Esas estructuras de organización tienen que entender que estamos en un mundo que les exige determinadas transformaciones, pero sin olvidar que la desintermediación beneficia sobre todo a quienes no necesitan organizarse.

Es fácil intuir un severo impacto económico y social, que vendría a ensanchar todavía más la brecha de la desigualdad… ¿es el momento de la renta básica, del reparto del empleo, de la redistribución y de los bienes comunes? ¿Tenemos ya el incentivo necesario para reconciliar o conciliar democracia, ciencia y economía?
Lo más esperanzador de esta crisis es que ha puesto encima de la mesa asuntos que parecía imposible siquiera discutir: desde el valor de lo público hasta la renta básica o la mutualización de la deuda en Europa. Nada está conseguido, pero que se discuta es el primer paso para que algo se consiga.

Antes de la pandemia se hablaba mucho del futuro del trabajo y con gran sensatez opinó que «habrá menos disrupción que continuidad; el cambio no será cuantitativo (el número de puestos de trabajo) sino cualitativo (la naturaleza del trabajo demandado)». ¿Cómo el hundimiento del empleo, el gran gasto público para contener la emergencia sanitaria y sostener el nivel de ingresos y la propia experiencia de la hibernación de la actividad económica pueden cambiar el sentido del trabajo y las políticas laborales? ¿En qué sentido es más probable que lo haga?
No soy un especialista en la materia, pero mucho me temo que el trabajo no mejorará en calidad y la idea del teletrabajo puede ser utilizada para disminuir su coste. La única solución es que la renta básica ponga un umbral por debajo del cual no tenga sentido ofrecer trabajos precarios y sueldos de miseria.

Hemos descubierto de un modo muy dramático, la importancia de los empleos relacionados con los cuidados y la sostenibilidad de la vida, además del ingente trabajo no reconocido ni remunerado que es necesario para mantener la sociedad en marcha… ¿Será una lección pasajera?, ¿es optimista en cuanto a una revalorización social de estas actividades?
En ese punto soy optimista y espero que los aplausos se traduzcan en medios. Ahora todos somos conscientes de que las profesiones del cuidado eran más importantes de lo que pensábamos. Y espero que no hagamos como en la crisis anterior, que pagaron los ajustes quienes estaban en ese espacio de vulnerabilidad laboral.

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La vida se hace historia

Iglesia

La vida se hace historia

17 mayo 2020

El próximo domingo 24 de mayo está convocada la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Este es el mensaje del papa Francisco que aborda el tema de la narración de historias que construyan, que tiendan puentes, que permitan avanzar juntos, narrando el bien que une. El Dios de la vida se comunica contando la vida. Es más urgente que nunca, también para el mundo católico, vencer la tentación de las historias destructivas.

Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10, 2)
La vida se hace historia

Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros.

1. Tejer historias

El hombre es un ser narrador. Desde la infancia tenemos hambre de historias como tenemos hambre de alimentos. Ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias…, las historias influyen en nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. A menudo decidimos lo que está bien o mal hacer basándonos en los personajes y en las historias que hemos asimilado. Los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos.

El hombre no es solamente el único ser que necesita vestirse para cubrir su vulnerabilidad (cf. Gn 3, 21), sino que también es el único ser que necesita “revestirse” de historias para custodiar su propia vida. No tejemos sólo ropas, sino también relatos: de hecho, la capacidad humana de “tejer” implica tanto a los tejidos como a los textos. Las historias de cada época tienen un “telar” común: la estructura prevé “héroes”, también actuales, que para llevar a cabo un sueño se enfrentan a situaciones difíciles, luchan contra el mal empujados por una fuerza que les da valentía, la del amor. Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida.

El hombre es un ser narrador porque es un ser en realización, que se descubre y se enriquece en las tramas de sus días. Pero, desde el principio, nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal.

2. No todas las historias son buenas

«El día en que comáis de él, […] seréis como Dios» (cf. Gn 3, 5). La tentación de la serpiente introduce en la trama de la historia un nudo difícil de deshacer. “Si posees, te convertirás, alcanzarás…”, susurra todavía hoy quien se sirve del llamado storytelling [narrativa] con fines instrumentales. Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos. A menudo, en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia. Recopilando información no contrastada, repitiendo discursos triviales y falsamente persuasivos, hostigando con proclamas de odio, no se teje la historia humana, sino que se despoja al hombre de la dignidad.

Pero mientras que las historias utilizadas con fines instrumentales y de poder tienen una vida breve, una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo. A distancia de siglos sigue siendo actual, porque alimenta la vida. En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que nos ayuden a no perder el hilo entre las muchas laceraciones de hoy; historias que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana.

3. La Historia de las historias

La Sagrada Escritura es una Historia de historias. ¡Cuántas vivencias, pueblos, personas nos presenta! Nos muestra desde el principio a un Dios que es creador y narrador al mismo tiempo. En efecto, pronuncia su Palabra y las cosas existen (cf. Gn 1). A través de su narración Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres, generadores de historia junto a Él. En un salmo, la criatura le dice al Creador: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias porque son admirables tus obras […], no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra» (139,13-15). No nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser “tejidos” y “bordados”. La vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa “obra admirable” que somos.

En este sentido, la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad. En el centro está Jesús: su historia lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios. El hombre será llamado así, de generación en generación, a contar y a grabar en su memoria los episodios más significativos de esta Historia de historias, los que puedan comunicar el sentido de lo sucedido.

El título de este Mensaje está tomado del libro del Éxodo, relato bíblico fundamental, en el que Dios interviene en la historia de su pueblo. De hecho, cuando los hijos de Israel estaban esclavizados clamaron a Dios, Él los escuchó y rememoró: «Dios se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó en los hijos de Israel y se les apareció» (Ex 2, 24-25). De la memoria de Dios brota la liberación de la opresión, que tiene lugar a través de signos y prodigios. Es entonces cuando el Señor revela a Moisés el sentido de todos estos signos: «Para que puedas contar [y grabar en la memoria] de tus hijos y nietos […] los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor» (Ex 10, 2). La experiencia del Éxodo nos enseña que el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente. El Dios de la vida se comunica contando la vida.

El mismo Jesús hablaba de Dios no con discursos abstractos, sino con parábolas, narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana. Aquí la vida se hace historia y luego, para el que la escucha, la historia se hace vida: esa narración entra en la vida de quien la escucha y la transforma.

No es casualidad que también los Evangelios sean relatos. Mientras nos informan sobre Jesús, nos “performan[1] a Jesús, nos conforman a Él: el Evangelio pide al lector que participe en la misma fe para compartir la misma vida. El Evangelio de Juan nos dice que el Narrador por excelencia —el Verbo, la Palabra— se hizo narración: «El Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado» (cf. Jn 1,18). He usado el término “contado” porque el original exeghésato puede traducirse sea como “revelado” que como “contado”. Dios se ha entretejido personalmente en nuestra humanidad, dándonos así una nueva forma de tejer nuestras historias.

4. Una historia que se renueva

La historia de Cristo no es patrimonio del pasado, es nuestra historia, siempre actual. Nos muestra que a Dios le importa tanto el hombre, nuestra carne, nuestra historia, hasta el punto de hacerse hombre, carne e historia. También nos dice que no hay historias humanas insignificantes o pequeñas. Después de que Dios se hizo historia, toda historia humana es, de alguna manera, historia divina. En la historia de cada hombre, el Padre vuelve a ver la historia de su Hijo que bajó a la tierra. Toda historia humana tiene una dignidad que no puede suprimirse. Por lo tanto, la humanidad se merece relatos que estén a su altura, a esa altura vertiginosa y fascinante a la que Jesús la elevó.

Escribía san Pablo: «Sois carta de Cristo […] escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones de carne» (2 Co 3, 3). El Espíritu Santo, el amor de Dios, escribe en nosotros. Y, al escribir dentro, graba en nosotros el bien, nos lo recuerda. Re-cordar significa efectivamente llevar al corazón, “escribir” en el corazón. Por obra del Espíritu Santo cada historia, incluso la más olvidada, incluso la que parece estar escrita con los renglones más torcidos, puede volverse inspirada, puede renacer como una obra maestra, convirtiéndose en un apéndice del Evangelio. Como las Confesiones de Agustín. Como El Relato del Peregrino de Ignacio. Como la Historia de un alma de Teresita del Niño Jesús. Como Los Novios, como Los Hermanos Karamazov. Como tantas innumerables historias que han escenificado admirablemente el encuentro entre la libertad de Dios y la del hombre. Cada uno de nosotros conoce diferentes historias que huelen a Evangelio, que han dado testimonio del Amor que transforma la vida. Estas historias requieren que se las comparta, se las cuente y se las haga vivir en todas las épocas, con todos los lenguajes y por todos los medios.

5. Una historia que nos renueva

En todo gran relato entra en juego el nuestro. Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios. Cuando rememoramos el amor que nos creó y nos salvó, cuando ponemos amor en nuestras historias diarias, cuando tejemos de misericordia las tramas de nuestros días, entonces pasamos página. Ya no estamos anudados a los recuerdos y a las tristezas, enlazados a una memoria enferma que nos aprisiona el corazón, sino que abriéndonos a los demás, nos abrimos a la visión misma del Narrador. Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aunque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva. Contarse al Señor es entrar en su mirada de amor compasivo hacia nosotros y hacia los demás. A Él podemos narrarle las historias que vivimos, llevarle a las personas, confiarle las situaciones. Con Él podemos anudar el tejido de la vida, remendando los rotos y los jirones. ¡Cuánto lo necesitamos todos!

Con la mirada del Narrador —el único que tiene el punto de vista final— nos acercamos luego a los protagonistas, a nuestros hermanos y hermanas, actores a nuestro lado de la historia de hoy. Sí, porque nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar. Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio.

No se trata, pues, de seguir la lógica del storytelling, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas. Para ello, nos encomendamos a una mujer que tejió la humanidad de Dios en su seno y —dice el Evangelio— entretejió todo lo que le sucedía. La Virgen María lo guardaba todo, meditándolo en su corazón (cf. Lc 2, 19). Pidamos ayuda a aquella que supo deshacer los nudos de la vida con la fuerza suave del amor:

Oh María, mujer y madre, tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Mira el cúmulo de nudos en que se ha enredado nuestra vida, paralizando nuestra memoria. Tus manos delicadas pueden deshacer cualquier nudo. Mujer del Espíritu, madre de la confianza, inspíranos también a nosotros. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos.

Roma, junto a San Juan de Letrán, 24 de enero de 2020, fiesta de san Francisco de Sales.

 

[1] Cf. Benedicto XVI, Carta encíclica Spe salvi, 2: «El mensaje cristiano no era sólo “informativo”, sino “performativo”. Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida».

Novedad editorial | Tiempos convulsos

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Novedad editorial | Tiempos convulsos

15 mayo 2020

Ediciones HOAC presenta la novela Tiempos Convulsos, de la escritora Ana María Castillo MorenoCata de las primeras páginas. Índice.

La editorial retoma el género literario para ofrecer, con esta obra, una mirada distinta de la posguerra y la Transición española, a través del hilo argumental de una serie de historias entrelazadas. Los personajes han de hacer frente a los enormes obstáculos que la sociedad de la época impone, llegando algunos a perder la vida. Tiempos tormentosos en los que nada es lo que parece.

Tiempos Convulsos refleja el ambiente político, religioso y cultural del periodo 1959-1980: la emigración, la clandestinidad, la lucha contra la dictadura, la gestación de la banda terrorista ETA y el estallido de la violencia. Relata el compromiso y la tarea esencial de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Estudiante Católica (JEC), movimientos de Acción Católica especializada de España, en la lucha pacífica por la justicia social. Son tiempos confusos envueltos en el trasfondo de una compleja red de emociones, relaciones y desencantos cuya única salida es el amor, el perdón.

Para Ana María Castillo, autora de la novela, elaborar este relato ha sido posible gracias a las “numerosas fuentes escritas consultadas para ofrecer un orden cronológico y una veracidad histórica”, junto con las entrevistas realizadas “del testimonio de todas aquellas personas de edades, profesiones e ideologías tan diferentes, me abrieron de algún modo las puertas de sus vidas” y reflejar dos décadas decisivas en la historia reciente del país.

En este sentido, el escritor y miembro de la Real Academia de Extremadura, Manuel Pecellín, subraya que estamos ante una novela “muy trabajada, bien documentada, de prosa ágil y cuidada”, y los distintos personajes “muy bien definidos”. “Una obra muy interesante”, dice de Tiempos Convulsos, que aborda y ofrece un gran protagonismo al papel que jugaron los movimientos obreros y de estudiantes apostólicos durante los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición. Escrita, además, “para un amplio y variado abanico de lectores, a los que no dejará indiferentes”.

Con la novela, la editorial ha renovado el diseño, tamaño y la maquetación de la colección «Literatura popular», definiendo una nueva estructura de los capítulos y títulos, tipografía e interlineado. La ilustración de la cubierta ha sido diseñada por Pepe Montalvà, de EstudioJa.com, combinando distintos elementos parar expresar la diversidad de una obra coral e intergeneracional.

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 Ficha técnica 

Tiempos convulsos
España 1959-1980
Apostaron por el amor, la paz y la dignidad
Ana María Castillo Moreno

Ediciones HOAC. 1ª edición: marzo 2020.
Colección «Literatura popular». 501 páginas.
Precio de venta al público 23,50€ Acceso a su compra.
Encuadernación rústica, cosido con hilo. Con solapas.
Medidas: 15,50 x 23,50 cm

ISBN/EAN 978-84-92787-52-4 • Depósito Legal M-5623-2020

Diseño portada: Publicaciones HOAC
Ilustración de portada: Pepe Montalvà. EstudioJa.com

Código BIC: DS, FA, HRCX, 3JKF, 3JKJ
Materia: Literatura. Ficción moderna y contemporánea. Instituciones y organizaciones cristianas. Posguerra y dictadura. Transición.

En Twitter: #NovelaTiemposConvulsos | @edicionesHOAC

  Índice 

Capítulo I. 1959. Antonia emigra a Aranantxo. Capítulo II. 1959. Don Jesús Leturiondo y la HOAC en Aranantxo. Capítulo III. 1959. El caserío Bidartea: inicio de una amistad. Capítulo IV. 1960. Una escalera desde el monte hasta el pueblo. Capítulo V. 1960. Representatividad sindical para la JOC y la HOAC. Capítulo VI. 1961. El sabor dulce del amor y el amargo de la cárcel. Capítulo VII. 1961. XI. 1963. Guardias civiles: aislados y rechazados. Capítulo XII. 1963. José Mari Lecumberri y el PCE. Capítulo XIII. 1963. Un minero asturiano en Aranantxo. Capítulo XIV. 1964. Vicente de nuevo en Aranantxo. Capítulo XV. 1964. Noviazgo entre un vasco y una extremeña. Capítulo XVI. 1964. El pecado del comunismo. Capítulo XVII. Campanas de boda. Capítulo XVIII. 1965. Un seminarista, obrero en Astilleros Izaguirre. Capítulo XIX. 1966. «La Voz de España» arde. Capítulo XX. 1967. Domingo Lekanda ante el comisario Cisneros. Capítulo XXI. 1968. Los abusos del poder. Capítulo XXII. 1970. Asesinatos en Aranantxo. Capítulo XXIII. 1970. Juan Aldekoa. Capítulo XXIV. 1971-72. Sentencia de muerte. Capítulo XXV. 1973. Reunión con el Papa y revueltas en la escuela. Capítulo XXVI. 1974. La escuela y el hogar, semilleros de ideologías. Capítulo XXVII. 1975-76. Expectativas tras la muerte de Franco. Capítulo XXVIII. 1977. Secuestro y atentado. Capítulo XXIX. 1977. Abrazos en libertad. Capítulo XXX. 1978. Carlos. Capítulo XXXI. La huida. Capítulo XXXII. 1978-79. Un gato negro muerto. Capítulo XXXIII. 1979-1980. En busca de paz y libertad.

Autora 

Ana María Castillo Moreno

Berlanga (Badajoz). Ejerce como maestra de Primaria en Mérida, localidad donde reside. Escritora de poesía y narrativa (novela, relato, cuentos para niños). Pertenece a la Asociación de Escritores Extremeños.

Entre sus obras narrativas publicadas destacan: La maestra cuentacuentos (2017), Relatos en la revista digital Wall Street International Magazine (2019 y actualidad). Acaba de publicar: Tiempos Convulsos (2020). Se une su obra poética con títulos como: El despertar de las adelfas (2000); Vuelos de Eternidad (2000); Petra, la noche, tú… (2000); La música de las horas (2011). Ha participado en antologías y revistas literarias como Antología de Poetas Extremeñas y revista Piedra de Molino, entre otras.

Ha recibido premios literarios como: Premio Oliva de la Frontera de Poesía (1996); XI Concurso Literario de relatos de la Asociación Residencia Hogar del Maestro Jubilado (1996); Certamen José de Espronceda (1998); Certamen Emilio Murcia (1999).

Cata de las primera páginas 

El destino universal de los bienes

Editoriales

El destino universal de los bienes

15 mayo 2020

El Concilio Vaticano II, siguiendo una convicción de la tradición de la Iglesia, planteó el destino universal de los bienes como criterio central para una organización socioeconómica justa: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos de forma equitativa (…) Sean las que sean las formas de propiedad (…) jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes (…) el derecho a poseer una parte de bienes suficiente (…) es un derecho que a todos corresponde» (Gaudium et spes, GS 69).

Por tanto, ninguna forma de propiedad de los bienes puede sacralizarse ni convertirse en un absoluto, porque lo único sagrado es la dignidad de cada persona y el consecuente derecho de toda persona a disponer de los bienes necesarios y suficientes para vivir de acuerdo a esa dignidad. Precisamente, el sistema económico que domina nuestro mundo ha provocado el desastre humano y ecológico que tenemos porque ha sacralizado el dinero (el capital y su rentabilidad), convirtiéndolo en un ídolo que desplaza del centro de la vida a la persona y su dignidad, y al planeta. Ha sacralizado la apropiación y la acumulación privada y excluyente de los bienes, provocando una enorme desigualdad que no ha hecho más que crecer en las últimas décadas. Por eso descarta sistemáticamente a las personas y maltrata la casa común.

El papa Francisco, en continuidad con esa tradición de la Iglesia, es muy claro en denunciar lo que esto supone y en proponer el camino que nos puede ayudar a construir una sociedad más justa, digna y humana, más acorde con la vocación a la fraternidad de la familia humana: «Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos» (I Encuentro Mundial de Movimientos Populares, octubre de 2014). «Este sistema atenta contra el proyecto de Jesús. Contra la Buena Noticia que trajo Jesús. La distribución justa de los frutos de la tierra y del trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún mayor: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece. El destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la Doctrina Social de la Iglesia. Es una realidad anterior a la propiedad privada» (II Encuentro de Movimientos Populares, julio de 2015).

La profunda crisis social provocada por la pandemia de la COVID-19, para los empobrecidos no es sino la continuación de la permanente crisis en la que los ha sumido un sistema que perpetúa y acrecienta la desigualdad. Tenemos delante dos caminos: uno, seguir intentando en vano buscar salidas con la misma lógica de sacralización de la apropiación y acumulación excluyente de los bienes, que no hará sino aumentar la catástrofe humana y ambiental, porque es el problema, no la solución. El otro, decidirnos de una vez por caminar en la dirección del destino universal de los bienes, haciendo una distribución mucho más justa de la riqueza social. Solo en este camino podremos encontrar respuestas humanas y hacer frente al actual desastre socioambiental.

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faldon portada y sumario

6º Domingo de Pascua (17 mayo 2020)

Iglesia

6º Domingo de Pascua (17 mayo 2020)

14 mayo 2020

Necesitamos aprender a no sentirnos huérfanos, a experimentar la cercanía de Dios, a pedirle su gracia para aprender a amar en la concreta situación de cada día, a las personas concretas hacia las que el Espíritu nos guía. Para aprender y sentir su paso por nuestra existencia

Necesitamos su gracia para descubrir la Vida posible cuando nos dejamos guiar por el amor creador del Espíritu. Bajo su impulso aprendemos el arte de vivir con Dios y para Dios, con los hermanos y hermanas, y para ellos.

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Opinión | Recordando a Ángel Alcázar

Colaboraciones

Opinión | Recordando a Ángel Alcázar

13 mayo 2020

Juan M. Mate Panzano y Maria E. Fornos Prat | Militantes de la HOAC-GOAC de Barcelona-Sant Feliu.

Conocimos a Ángel en nuestros primeros años de militancia en la GOAC. En ese tiempo coincidimos con él y con Pilar, su mujer.

En el primer encuentro, al saber que nuestro equipo éramos de los barrios del Besós y de La Pau, se interesaron muchísimo pues ellos habían vivido y militado en nuestro barrio. La conversación nos llevó a descubrir que nosotros vivimos en una cooperativa de viviendas de la cual ellos, junto a otras personas,  fueron los fundadores, la Cooperativa de Viviendas del Sagrado Corazón de Jesús. Muy cerca está la parroquia que dio nombre a la cooperativa, allí se reunían el equipo que como compromiso colectivo la iniciaron.

Y de ella os hablamos, que aunque en diferente época, es la militancia que compartimos con Pilar y Ángel.

Cabe destacar lo que significaba, en 1957, construir vivienda asequible a las familias obreras que en su gran mayoría procedían de la inmigración, y otros autóctonos con pocos recursos, y que malvivían en chabolas y en pisos realquilados por habitaciones en una Barcelona en crecimiento desmesurado y donde la especulación campaba a sus anchas. Lacra que hoy volvemos a padecer.

Esta cooperativa levantó 1026 viviendas bien construidas, sin aluminosis, y a precios asequibles a los bolsillos obreros. Disponían de economato de consumo, escuela e instituto autogestionado (Gregal), que hasta 1975 formó parte del entramado de nuestra cooperativa. Ya separados de ella, se constituyó en cooperativa de enseñanza, después en Ateneo Popular. En estos últimos años, y gracias a muchos voluntarios, Gregal ha creado un Comedor Solidario que atiende a 400 personas diariamente. En las construcciones que el terreno lo permitía se hicieron jardines para el juego de niñas y niños. Además se creó una fábrica de muebles, CIDESA, en la que trabajaron socios de la cooperativa.

Ellos se desvincularon de la cooperativa, pero esta ha seguido su trayectoria con altibajos y deferentes avatares. Hoy algunas personas intentamos reimpulsar el espíritu cooperativo con la rehabilitación de nuestros edificios siguiendo criterios de eficiencia energética y producción de energía limpia y justa.

Inmediatamente de nuestro ingreso en la GOAC yo, Juan, compartí con Ángel la Coordinadora Diocesana de Cristianos en el Mundo Obrero, precursora en nuestra diócesis de la Delegación de Pastoral Obrera. Allí él participaba representando a los Comités Óscar Romero de Barcelona. Siempre mostró un carácter abierto, inquieto y beligerante con el poder, ese es Ángel. También muy dialogante y con clara vocación de fraternidad. Nunca dejaba de mirar hacia los empobrecidos, siempre desde el humor y la esperanza. Por todo ello se nos hizo tan cercano.

Magnífico viaje el que nos has regalado, Ángel.

Hasta mañana en el altar.

In memoriam | Ángel Alcázar Aznar

Mundo obrero y del trabajo

In memoriam | Ángel Alcázar Aznar

11 mayo 2020

Comisión Diocesana de la GOAC-HOAC Barcelona-Sant Feliu

Estimada familia de Ángel Alcázar:

Desde la Hermandad Obrera de Acción Católica (GOAC-HOAC) os queremos enviar un fuerte abrazo desde nuestra comunidad, un abrazo de todos y de todas las militantes de la diócesis de Barcelona-San Feliu. Militancia que en su mayoría, hemos tenido la suerte de conocer y compartir algunos momentos de vida y acción con él.

Ángel ha sido un referente y un testimonio en la historia de la GOAC-HOAC en Cataluña. Su fe, su compromiso y su entrega a la clase obrera más desfavorecida nos guía en nuestra vida y en nuestro compromiso de clase y eclesial.

Ángel disfruta ahora de la compañía del Padre y Madre y resucita en nuestros corazones, en nuestro compromiso y en la, siempre suya, comunidad eclesial de la GOAC-HOAC.

Con aprecio, estamos a vuestra disposición.

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Cristiano sin reparos

Mariángel Alcázar | Obituario publicado en el diario La Vanguardia.

Habrá quien no entienda cómo se puede ser cristiano y comunista y, además, fundar un sindicato obrero siendo directivo de banca. Pero Ángel Alcázar, que falleció el pasado viernes a los 92 años, fue todo eso y mucho más. Nacido en Tarazona (Zaragoza), llegó a Barcelona en 1949 y en seguida empezó a trabajar en Banesto. Inquieto, buscando siempre alguna causa perdida por la que luchar, dio con la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), un movimiento creado en 1947 por Guillermo Rovirosa, que fue el embrión de la reconstrucción del movimiento obrero en pleno franquismo.

Militante destacado, desde 1957 empezó a formar lo que denominaba grupetes de jóvenes que, como él, buscaban vivir un cristianismo fiel al evangelio guiados siempre por su compromiso con los pobres y oprimidos. Con algunos de esos amigos, Luis Burción, Pablo y Esteban Camarero, entre otros, en 1958 montó la Cooperativa de Viviendas del Sagrado Corazón, en el barrio de Sant Martí de Provençals, un oasis de pisos bien construidos (frente a las pifias de La Pau y el Besòs), con zonas verdes, colegio autogestionado, cooperativa de consumo y fábrica de muebles (Cidesa) para financiarse, según un modelo que les cedieron unos sindicalistas suecos.

Los partidos clandestinos, principalmente el Partido Comunista y, en Catalunya, el PSUC, vieron en los jóvenes de la HOAC unos entusiastas luchadores por los derechos de los trabajadores y, en una alianza, que a algunos les pareció una herejía, se empezó a gestar Comisiones Obreras.

El 20 de noviembre de 1964, en la iglesia de Sant Medir se constituyó la primera comisión obrera de Catalunya, con asistencia de 300 sindicalistas, infiltrados todos en los entonces llamados Jurados de Empresa del sindicato vertical. Aprobaron un manifiesto para reclamar 200 pesetas (1,20 euros) de salario mínimo al día, derecho de huelga y libertad sindical. La comisión obrera central estaba formada por Joan Folch, Pere Rica, Luis Moscoso, Joan Navarro, Ángel Gracia, Ángel Doménech, Josep Coscubiela y Ángel Alcázar.

De la difusión del primer manifiesto se encargó el PSUC, y en pocos meses, miles de trabajadores se apuntaron al ideario de CC.OO., y ese movimiento obrero asustó al franquismo. En febrero de 1965, la policía detuvo a la comisión obrera central y acabaron todos en la

Modelo como presos políticos. Ángel Alcázar pidió que le llevaran a la cárcel una Biblia y 55 años más tarde aún la conservaba con el sello de “permitido” de la Modelo en la primera página. Salió de prisión y siguió en la lucha obrera como activista y también como divulgador, siendo, en los años setenta, profesor de Historia del Movimiento Obrero en la EMI (Escuela de Mandos Intermedios) dependiente de Esade.

Legalizados los sindicatos, se apartó de la primera línea para buscar nuevas batallas y encontró una junto a sus amigos Alfonso Carlos Comín y el jesuita Juan N. Garcia Nieto, con quienes impulsó en España el movimiento Cristianos por el Socialismo, inspirado en la teología de la liberación.

Ya jubilado impulsó el grupo Kairós y el Comité Óscar Romero y se vinculó a la lucha por los derechos de los inmigrantes. Con 75 años consideró que ya había pasado su tiempo para la acción política y sindical y se dedicó a sus otros amores : la historia y su pueblo. En Tarazona, se inventó la Asociación Moshe de Portella para reivindicar el legado judío de la ciudad aragonesa y, ya puestos, recuperar la memoria de Raquel Meller, la turiasonense más notable. Con casi 90 años se enroló en las tertulias políticas de Ràdio Premià, peleando de nuevo contra la mezquindad política.

Hace 30 años, el gobierno del PSOE aprobó indemnizar a quienes habían sido encarcelados en el franquismo. Ángel Alcázar no reclamó y cuando la gestora de CC.OO. le instó a ello, les dio el último mitin. La lucha por sus ideales no tenía precio, y les aconsejó que lo que les correspondía a los viejos sindicalistas lo donaran a los parados. Siempre tomó prestadas las palabras de su amigo el obispo Pere Casaldáliga y se consideró “el soldado derrotado de una causa invencible”. Ese era mi padre y así lo recordaremos.

Del libro Cristians y rebels. Historia de la HOAC en Cataluña durante el franquismo (1946-1975). Emili Ferrando Puig

Ángel Alcázar Aznar, trabajador de banca y militante obrero cristiano (Tarazona, 1928). De familia obrera, a los diecisiete años dejó su pueblo natal y emigró en Barcelona donde entró a trabajar en el Banco Español de Crédito, empresa en la cual permaneció hasta su jubilación. En 1955 contrajo matrimonio con Pilar Modrego y fueron a vivir al Turó de la Peira. Fue en esta barriada donde entró en contacto con militantes de la HOAC y, en 1957, decidió formar parte de la organización.

Su actividad inicial la realizó en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima donde hizo posible, con su talante y su actividad, una pastoral más participativa, popular y obrera. Con otros cristianos, Mauricio, Navarro, Contreras y Burción, constituyeron un centro hoacista parroquial que desarrolló una gran actividad difusora, social y apostólica. Fue nombrado en 1958 miembro de la Comisión Diocesana y representante en esta del sector del Turó de la Peira. En 1960 asumió dentro de la Comisión responsabilidad de Encuadramiento, cargo para el cual también fue propuesto a nivel nacional. Ángel no aceptó la propuesta de irse a Madrid a causa de su compromiso en la iniciación de nuevos militantes, de su trabajo en la Cooperativa de Viviendas del Sagrado Corazón y a causa también de su implicación a las tareas iniciales llevadas a cabo a fin de constituir las primeras Comisiones Obreras en Barcelona.

En los primeros años de los sesenta su actividad difusora fue especialmente intensa. Visitó seminarios, sacerdotes, casas de religiosos y religiosas, barrios y parroquias. Creó varios grupos HOAC entre los miembros de banca que hicieron posible poco después la creación de las primeras Comisiones Obreras del sector. En 1960, en el contexto de la estabilización económica, participó activamente en la campaña contra el paro organizada por la HOAC. Como responsable de Encuadramiento, animó los militantes hacia el compromiso sindical y político clandestino y participó en los GOES que funcionaron a nivel de todo el Estado. En 1964, junto con Antoni Navarro, fue creador de la Escuela Formación Social de Barcelona que, ubicada y centralizada en la Escuela Profesional del Clot, funcionó durante cinco años. Ángel Alcázar fue secretario del primer equipo directivo y miembro del equipo de profesores, junto con otros miembros de la HOAC y destacados líderes de la oposición al Régimen, como Jordi Solé Tura, Alfons Comín, González Casanovas, Jiménez Villarejo y el P. García Nieto, entre otros. Más de dos mil personas de las zonas obreras de Barcelona y alrededores se beneficiaron de su actividad formativa.

A partir de 1962, y como fruto de su trabajo entre los compañeros de banca de Barcelona y Lleida, decidieron la creación de la primera Comisión Obrera de Banca. Posteriormente, se puso en contacto con militantes cristianos, socialistas y comunistas presentes en otras industrias como Montesa, Siemens, La Maquinista, Cerdans, etc. y el noviembre de 1964, en la célebre reunión a la parroquia de Sant Medir, crearon la primera Comisión Central Obrera de Barcelona.

Ángel Alcázar fue su primer secretario y el 20 de febrero de 1965 fue detenido, encarcelado y juzgado junto con los otros máximos dirigentes de Comisiones de Barcelona. En la última etapa franquista, sin dejar su militancia hoacista, fue impulsor del movimiento de Comunidades Cristianas Populares y de Cristianos por el Socialismo. En la década de los ochenta formó parte, de nuevo, de la Comisión Diocesana de la HOAC de Barcelona y desarrolló tareas de iniciación a la militancia cristiana. Posteriormente, creó la plataforma “Solidaridad contra el Paro” y fue igualmente fundador del colectivo eclesial “Comité Óscar Romero” y del movimiento “Kairós“.

Muere Ángel Alcázar, uno de los fundadores de CCOO de Cataluña en Sant Medir

CCOO de Cataluña lamenta la muerte del compañero Ángel Alcázar Aznar, a los 92 años de edad. El Ángel era uno de los pocos supervivientes que aún quedan de la asamblea del 20 de noviembre de 1964 en Sant Medir, donde se fundó CCOO de Cataluña.

Ángel Alcázar fue empleado de banca y sindicalista, uno de esos sindicalistas que se llamaban de cuello blanco, para diferenciarlos de los que provenían de las fábricas o la construcción. Nació en Tarazona, provincia de Zaragoza, en 1927. En el año 1949 llegó a Barcelona y poco después entró a trabajar en Banesto. Militante de la HOAC desde el año 1957, en 1962 comenzó a tener contactos con militantes comunistas del ramo de banca y participó en el proceso de creación de núcleos de banca y la creación de las CCOO en la asamblea de la iglesia de Sant Medir en Barcelona, en 1964. Desde entonces comenzó a militar en las Comisiones Obreras como representante de sus compañeros en Banesto. Fue detenido en febrero de 1965 como miembro de la Comisión Obrera de Barcelona. El Ángel fue una persona muy activa toda su vida.

Nuestro sentido pésame a la familia y amigos y el más profundo reconocimiento a uno de nuestros fundadores.

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