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El Señor es mi parcela en la tierra prometida

Iglesia

El Señor es mi parcela en la tierra prometida

12 abril 2020

Y yo le dije:
no hay dicha para mí fuera de ti!
El Señor es mi parcela de tierra en la
Tierra Prometida
Me tocó en suerte bella tierra
en la repartición agraria de la Tierra
Prometida
Siempre estás tú delante de mí
y saltan de alegría todas mis glándulas
Aun de noche mientras duermo
y aun en el subconsciente
te bendigo.

Este fragmento del salmo 15 de Ernesto Cardenal, sacerdote y poeta, fallecido hace unos días, es el canto que entonan también nuestras hermanas y hermanos
fallecidos últimamente.

Lola Castilla, militante de la HOAC de Córdoba, lo entonó el 3 de noviembre del año pasado. Lola, mujer sencilla y acogedora; esposa ejemplar que no tuvo hijos pero trató y cuido a sus dos primos como tales; la luchadora de base en la Asociación de vecinos de su barrio “Las Costanillas” o como presidenta del Consejo de distrito Centro. Siempre desde la sencillez, generosidad y testimonio cristiano, una creyente en Dios convencida.

Juan Carbajo Cano, padre de Miguel, presidente diocesano de Sevilla, lo hacía el 4 de noviembre. Un profundo enamorado de la vida, persona con mucho humor, honesto y lleno de cariño a su familia. Y sobre todo con una gran fe y muy vinculado a la Iglesia que atendía a los pobres, siempre estuvo vinculado a su parroquia sobre todo en Cáritas. No le gustaba la Iglesia que estaba con los poderosos, era algo que le molestaba.

Antonio Martín, militante de Motril (Granada), fallecía el 28 de noviembre. Militante desde principios de los años 70, maestro de educación primaria. Su militancia la desarrolló en el ámbito de la formación y la educación. Muy comprometido con su barrio, siempre destacó por su entrega, constancia, y bondad.

Enrique Blanco, el 28 de enero, en Cádiz. Fue presidente diocesano de la HOAC de Cádiz-Ceuta, trabajador y representante sindical en los desaparecidos Talleres Faro, además de presidente de la Asociación de Vecinos de Cerro del Moro. En cada una de estas etapas de su vida luchó por los derechos de colectivos sociales, laborales y vecinales, con especial dedicación a los empobrecidos.

Enric Roig, en Barcelona, en febrero de 2020. Enric fue un cura comprometido en los barrios obreros. Siempre tuvo claro el papel evangelizador de los Movimientos de Acción Católica especializada. “La dolencia de Enric, los últimos tiempos –dicen miembros de su equipo- ha llenado nuestras vidas de humanidad. Nuestra relación ha cambiado, se ha hecho más íntima, más humana, más sensible, más llena. Enric nos ha alimentado, espiritual y humanamente, con sus poemas, sus reflexiones… y, sobre todo, la manera de vivir el dolor y la enfermedad, con una gran delicadeza y cordialidad. Su testimonio cristiano hasta el último momento y su amistad los llevaremos siempre en nuestro
corazón.”

Y mientras estamos en el aislamiento que nos impone la pandemia del coronavirus, nos llegan las tristes noticias del fallecimiento de Manolo, marido de Manoli, militante de Getafe, el 17 de marzo, y de Teresa Huguet, en la madrugada del 18 de marzo, militante de Barcelona, que fue responsable de difusión en la Comisión Permanente en los primeros años noventa del siglo XX. Así como de Emérita, mujer de Victor Mairal, militante de Huesca, el mismo día 18.

Nos llegan también la noticia inesperada del fallecimiento el 31 de marzo de David García, consiliario diocesano de Palencia, víctima del coronavirus. En nuestro corazón queda su amor a la HOAC, su servicio sacerdotal, su sencillez y bondad, su sonrisa. Y el mismo día, Mariana la madre de Juani Sosa, militante de Canarias, que se va, como dice ella, como le gustaba, pasando desapercibida.

El 1 de abril nos encontramos con la triste noticia del fallecimiento de Jesús Sedano, un sacerdote bueno, siempre servicial, consiliario de La Rioja, que nos deleitaba con la lectura de sus chistes en los cursos de verano. Nos deja también el 6 de abril la madre de Pepe Pinteño, de Orihuela-Alicante, que fue miembro de la Comisión Permanente, y el día 8 fallece Guillerma, militante de la diócesis de Cáceres.

La resurrección -la parcela que canta Cardenal-, en la tierra prometida, hacia la que nos encaminamos en esta cuaresma, empezamos a degustarla en el cada día de nuestra historia. Vivimos en la condición peregrina de quienes saben cuál es el camino y la meta y, paso a paso, vamos acercándonos a ella en nuestra vida.

Atentos a los susurros de Dios en la historia cotidiana, los vamos percibiendo, nos vamos admirando de ellos, vivimos agradeciéndolos, trabajamos por desvelarlos, y nos vamos dejando rehacer por ese encuentro amoroso y vital. No resucitamos de golpe; vamos resucitando cada día, hasta que el abrazo tierno de Dios nos dé el último toque, como esa mano materna que, de pequeños, antes de salir de casa cada día nos alisaba el flequillo rebelde con su dedo ensalivado y nos daba el beso que alimentaba la jornada. Entonces estaremos listos para la vida plena.

Vamos dejándonos envolver crecientemente en la ternura de Dios. Vamos dejándonos acoger por su sonrisa. Vamos haciendo de nuestra vida abrazo tierno y sonrisa amplia en la acogida de la vida de quienes acompañamos en ese mismo caminar. Con todos ellos avanzamos en cada paso de humanidad y justicia que nos desvelan nuestra condición resucitada, y que nos hacen capaces de reconocer la presencia del Resucitado en las víctimas.

El Señor es nuestra parcela, nuestra bella tierra prometida. Cuando escribo esto he orado en la mañana con el libro de Ester (5, 13): “No tengo otro auxilio fuera de ti”; con el salmo 137: “Señor, tu misericordia es eterna”; y con el evangelio de Mateo (7, 7-12): Pedid, buscad, llamad… En la confianza vital en el amor infinito del Dios Todocariñoso vamos viviendo, y esa vida solo puede encaminarnos a la plenitud de su amor, porque –como los pobres- no tenemos otro auxilio fuera del Señor. No tenemos otra esperanza ni otro horizonte que el Amor.

Frente a la ingenuidad de confiar en las propias fuerzas, que esta situación que vivimos nos ha puesto tan cara a cara, hay que convencerse de que el único optimismo nace del amor sacrificado de todo un Dios que se encarnó, se entregó y murió, pero que, en su resurrección, ya ha vencido al mundo. Ya lo decía Rovirosa: los éxitos esplendorosos y las
victorias triunfales de cualquier resurrección han de venir precedidas necesariamente de un calvario y una muerte de ilusiones siempre ilusas.

Y sigue diciendo: La muerte en cruz (de Cristo) aparece como Su gran victoria sobre la muerte, y en la que todos hemos encontrado la vida verdadera, en la medida que la aceptamos para nosotros. Y lo mismo puede decirse de cada detalle de su Vida que es norma y ejemplo para sus seguidores, que saben con certeza absoluta que el «mundo» pierde necesariamente cada vez que parece que ha derrotado a los fieles a Cristo, que son los que continúan Su vida
en la tierra.

El cristiano, para Rovirosa, es, el que se sabe perdonado, amado y salvado por el inexplicable amor de Dios, que Jesús nos manifiesta con su vida, muerte y resurrección.

Nuestra muerte lleva consigo, gracias a Dios, nuestra Resurrección.

Nos ha tocado, en verdad, como a Lola, a Juan, a Antonio, a Enrique y Enric, a Manolo, a Teresa y Emérita, a David y a Mariana, a Jesús, a Guillerma, y a la madre de Pepe, una bella parcela en la Tierra Prometida.

¡Hasta mañana en el altar, hermanas y hermanos!

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Sábado Santo. Vigilia Pascual #SemanaSanta2020

Iglesia

Sábado Santo. Vigilia Pascual #SemanaSanta2020

11 abril 2020

Te propongo celebrar este tiempo largo de oración, esta Vigilia. No la celebres en pijama. La Pascua es paso del Señor que nos urge, que nos pone en pie, que nos dispone a salir. Que se note. Que la esperanza nos mantenga alegres. Que se note la alegría. Incluso puedes preparar esta noche la mesa de la cena con la familia de modo especial. También es nochebuena. Y si estás solo o sola, también. Que haya luz. Que se note la espera. ¡Este es el Día del Señor, sea la causa de nuestra alegría!

 

Triduo Pascual #SemanaSanta2020
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Viernes Santo. Pasión del Señor #SemanaSanta2020

Iglesia

Viernes Santo. Pasión del Señor #SemanaSanta2020

10 abril 2020

Quizá la situación que llevamos viviendo desde hace días, con el confinamiento forzoso, con la enfermedad y muerte de personas cercanas y queridas, con el cese de la actividad económica que anticipa situaciones vitales muy difíciles para muchas personas trabajadoras, para muchas familias, con la incertidumbre que todo esto nos genera, con la soledad que experimentamos, con la distancia que pone entre nosotros, con… hace posible que podamos vivir la Pasión de Jesús con más intensidad. Quizá podamos sentir nosotros en carne propia su pasión, la pasión del mundo, la pasión de Dios.

 

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El mejor regalo de Dios

Iglesia

El mejor regalo de Dios

08 abril 2020

El 8 de abril de 1953, tras tres años escasos de desempeñar la consiliaría general de la HOAC fallecía don Eugenio Merino, su primer consiliario. En esa ocasión, Guillermo Rovirosa dijo que era “el mejor regalo que Dios hizo a la HOAC”. Un sacerdote anciano, que llegó a la HOAC –en sus propias palabras– “con la salud gastada, con pocas fuerzas, de mucha edad, y con una tan quebrantada vista, que lo primero que habéis tenido que hacer conmigo es buscarme lectores y hacerme de lazarillos”.

Y “ese poco que tengo, todo lo que tengo, quiera el Señor que se gaste correspondiendo fielmente a su voluntad”.

Hoy, cuando celebramos el 67º aniversario de su fallecimiento, tenemos que seguir dando gracias a Dios por el inmenso regalo que nos hizo en la persona de don Eugenio, que nos enseñó a confiar que “todo lo puedo en Aquel que me conforta”, a acudir a la oración propia y a “confiarnos a las de tantos hoacistas, hombres y mujeres, que ofrecen generosamente al Señor sus alegrías y sus penas”.

Nos enseñó a no mirar mucho a nuestro interior, ni a apoyarnos en él. Porque “de más alto viene la luz y la robustez, hay un Obrero que te ayudará mucho”; que “comulgar es comunicar, comunicarse dos obreros: uno divino y otro humano”.

Nos recordó insistentemente que somos militantes, “apóstoles de nuestros hermanos”, “otro Cristo, con ayuda de Cristo”. Nos enseñó eso que ahora parece que hemos descubierto como novedad: que hay que ir despacio, que se trata de vivir con la gente, que se trata de “dar mucho, entregarse del todo, con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro ser”.

Nos repitió que no rezáramos demasiado, pero que no dejáramos de orar. Nos ayudó a “agradecer al Padre todos los beneficios del mundo”. Nos enseñó que “los mejores apóstoles de los obreros son los obreros” y a vivir ese apostolado en la familia, en el barrio, en el ambiente… gustando la formación.

Retomando palabras de Rovirosa, don Eugenio nos dejó la “marca” de la HOAC: fundamentarlo todo en el amor. Y así, nos introdujo en las maravillas del Cuerpo Místico y de la Gracia, para mostrarnos la fórmula de la vida cristiana: “veinticuatro horas diarias de vida honrada”.

Gracias, Señor, por este inmenso regalo. Nuestro mejor agradecimiento será seguir viviendo lo que él vivió ¡Hasta mañana en el altar, don Eugenio!

 

 Publicación relacionada 

El cristiano es otro Cristo
Reflexiones de D. Eugenio Merino, primer consiliario nacional de la HOAC, en el Boletín de la HOAC, 1950-1953.

Sus artículos y muchos de sus escritos necesitan, para su comprensión, situarlos en el contexto histórico, cultural y político, religioso y eclesial en el que él vivió. También, leerlos como leía él o le leían los alumnos y militantes de la HOAC, «lazarillos» porque ya no veía.

Una lectura lenta, escuchada, pensada y crítica, rumiada, «antes de ser enhebrada», personalizada. Sin olvidar que para D. Eugenio, la vida del cristiano, las acciones del militante, son expresiones del Verbo encarnado, manifestaciones del Misterio, místicas. «¡Encarnación es todo el universo!». Así se explica cómo se saludaban y despedían los militantes de la HOAC: «24 horas de vida honrada en gracia de Dios y hasta mañana en el altar».

 

El cristiano es otro Cristo

07 abril 2020

Reflexiones de D. Eugenio Merino, primer consiliario nacional de la HOAC, en el Boletín de la HOAC 1950-1953.

Los artículos de D. Eugenio, lo mismo que sus muchos escritos, necesitan para su comprensión situarlos en el contexto histórico, cultural y político, religioso y eclesial en el que él vivió. También, leerlos como leía él o le leían los alumnos y militantes de la HOAC, «lazarillos» porque ya no veía.

Una lectura lenta, escuchada, pensada y crítica, rumiada, «antes de ser enhebrada», personalizada. Sin olvidar que para D. Eugenio, la vida del cristiano, las acciones del militante, son expresiones del Verbo encarnado, manifestaciones del Misterio, místicas. «¡Encarnación es todo el universo!». Así se explica cómo se saludaban y despedían los militantes de la HOAC: «24 horas de vida honrada en gracia de Dios y hasta mañana en el altar».

Revincularnos en la cuarentena

Colaboraciones

Revincularnos en la cuarentena

07 abril 2020

Por Olivia Pérez Reyes | Responsable de Comunicación de Cáritas Valencia

El confinamiento actual en el que nos encontramos ha dado a la expresión del coordinador de la Fundación Foessa, Guillermo Fernández, que nos describía como «una sociedad desvinculada que necesita revincularse», una nueva dimensión.

Lo dijo, hace unos meses, cuando presentábamos en Valencia el II Informe sobre exclusión y desarrollo social en la Comunidad Valenciana de la Fundación FOESSA. Me llamó la atención que, después de desgranar dato a dato la realidad de un territorio, el valenciano, dentro de uno mayor, el estatal, en el que la exclusión social y la pobreza, en muchos casos extrema, sigue afectando a tantos millones de personas, Guillermo se centrara en el asunto de las relaciones sociales y la necesidad de volver a crear vínculos en nuestras sociedades. En aquel momento no le di mucha importancia…

En estos días de confinamiento, quizás sea más fácil comprender aquel llamamiento de FOESSA y, por tanto, de Cáritas, que estos días, el mismo autor ha concretado en los escasos 280 caracteres de un tuit: «Estamos viviendo la experiencia del sentido de comunidad. Para algunos es algo nuevo o algo que ha rebrotado en su experiencia. Una sociedad desvinculada que trata de revincularse. Aprovechémoslo».

Al inicio del primer período de quince días de cuarentena establecidos por el Gobierno, las manifestaciones de revinculación se van multiplicando y nos ayudan a sobrellevar este tiempo más o menos extraño para todos. No nos llegan noticias de robos o altercados, ni siquiera se está informando de casos de violencia machista, tan preocupante en nuestro país hasta hace unas semanas; por el contrario, no paran de llegarnos, a través de los medios de comunicación, pero también de nuestras redes sociales –las tecnológicas y las otras, las «de verdad»– noticias de personas y colectivos que se afanan por ponerse al servicio de quienes más apoyo o ayuda puedan necesitar.

Nuestro hermano Ramón, militante de la HOAC de Valencia y trabajador en una farmacia colocó, casi al inicio de la cuarentena, un cartel en el ascensor de su edificio para avisar de su disponibilidad al vecindario que lo pudiera necesitar. Recibió varios mensajes por debajo de la puerta dándole las gracias y ofreciéndose, a su vez, para lo que él mismo demandara. «Es un momento de crear redes de cercanía y pensar en que hay gente muy sola», nos explica.

Esta iniciativa se ha repetido en muchos edificios y urbanizaciones donde, desde que se estableció el cierre de los centros educativos, los vecinos más jóvenes, ya sin clases, se ofrecían para cuidar de los menores de edad de aquellos padres y madres que tenían que seguir yendo a trabajar.

En algunos barrios, la cosa se ha «profesionalizado» y como en Nazaret o en Russafa, Valencia, en otros muchos lugares, los grupos juveniles de las parroquias, las asociaciones y plataformas vecinales comparten carteles promoviendo «redes de ayuda mutua» para que quien necesite algo o quien pueda ofrecerlo se comuniquen de manera sencilla. Hacer la compra, ir a la farmacia o pasear al perro son algunas de las cosas que se pueden hacer por quienes por edad o enfermedad, quizás no pueden o deben hacerlo.

Casi desde el comienzo de la crisis, las redes se empezaron a llenar del reconocimiento a las personas más expuestas al contagio. Cada noche, las muestras de solidaridad con el personal sanitario se muestran en los balcones. La sociedad está orgullosa de sus sanitarios, pero no solo de ellos. Como decía un colaborador habitual de esta revista, el dominico Jesus Espeja, en una de sus misas a las monjas contemplativas de Caleruega estos días: «¿Dónde está Dios en todo esto? Dios no está en el Cielo, lejos y ajeno. Dios está aquí: en cada sanitario que se agota cuidando a los enfermos; en cada joven que se ofrece a ayudar a los ancianos; en cada enfermo que sufre paciente sus dolores; en cada padre y madre que cuida de su familia y sobrelleva esta difícil situación; en cada tendero y trabajador que se olvida del cansancio y se mantiene en pie para que a nadie falte lo necesario».

En estos tiempos convulsos, otros que están «dando el cante» son precisamente los músicos y cantantes, el mundo de la cultura en general, que se ha volcado a través de las redes sociales para compartir su trabajo con sus seguidores. Raro es el momento en que no hay un concierto o lectura de poesía o un directo mostrándonos las obras de arte desde un museo. Se han creado festivales ad hoc como #YoMeQuedoEnCasaFest y algunos ilustradores e ilustradoras comparten sus trabajos de forma gratuita para que la gente pueda estar entretenida en su encierro.

Después está el tema de los balcones, que mencionábamos más arriba, que se han convertido en el espacio de interlocución ciudadana en estos tiempos de aislamiento. Salir juntos a aplaudir a los sanitarios y todos quienes nos hacen algo más fácil el confinamiento –dependientes de supermercados y gasolineras, transportistas, fuerzas y cuerpos de seguridad, etc.–; salir a protestar contra la corona, la otra; cantar y bailar juntos, ofrecer música al vecindario… cualquier cosa con tal de no sentir que estamos viviendo esta crisis solos, que hay alguien cerca, muy cerca, que lo está viviendo de manera parecida a la tuya, revincularnos, al fin y al cabo…

Quizás este pueda ser el aprendizaje para cuando la crisis del coronavirus sea un capítulo más en nuestros libros de historia. Nos conviene no volver nunca al lugar y al momento anterior al inicio de la expansión del virus, sino salir aprendidos. Nos vamos a encontrar, empiezan ya a llegarnos historias de verdaderas crisis económicas: familias enteras sin trabajo, autónomos con muchos días de persiana cerrada, ahorros que se agotan, recibos y facturas sin pagar… Las redes de apoyo, familiares y sociales van a ser más necesarias que nunca, junto a las medidas políticas y económicas para paliar los efectos de la COVID-19. Ojalá hayamos aprendido entonces algo que no debíamos haber olvidado: que somos todos necesarios y que nos necesitamos unos a otras para seguir adelante.

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Los obispos llaman a una alianza de toda la sociedad y sus instituciones para superar la “herida económica, laboral y social”

Iglesia

Los obispos llaman a una alianza de toda la sociedad y sus instituciones para superar la “herida económica, laboral y social”

06 abril 2020

La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española ha hecho pública, en su página web, una nota en relación a la situación de alarma que ha provocado la pandemia y con motivo de la celebración de la Semana Santa.

En la nota de doce puntos, los obispos agradecen el esfuerzo de las familias “que vuelven a mostrarse como el principal apoyo en toda circunstancia”;  a todas aquellas personas voluntarias “que se entregan al servicio de los demás; a las fuerzas y cuerpos de seguridad, bomberos, transporte sanitario, farmacéuticos, empresas y empleados de servicios básicos” y a los miles de trabajadores y trabajadoras que con su trabajo “hacen posible que nuestras vidas puedan seguir adelante”.

Una alianza para superar las heridas 

Los obispos señalan que junto a la crisis sanitaria, que “agrava el sufrimiento de los más vulnerables, empobrecidos y en riesgo de exclusión”, se abre  “una gran herida en el campo económico, laboral y social”. Por ello, reconocen “a los poderes públicos, empresas, trabajadores, organizaciones empresariales, laborales y sociales, instituciones educativas y medios de comunicación el esfuerzo por paliar, con altura de miras y sin intereses particulares, las consecuencias de esta pandemia que genera sufrimiento y pobreza”.

En este sentido, señalan los obispos que “para salir de esta crisis vamos a necesitar más que nunca la colaboración estrecha entre el sector público y el privado, entre las instituciones civiles y religiosas. Hacemos un llamamiento a una alianza de toda la sociedad y sus instituciones en favor de este gran proyecto común”. La pandemia agrava el sufrimiento de los más vulnerables, empobrecidos y en riesgo de exclusión.

Solidaridad y esperanza

Esta pandemia de la COVID-19, “no conoce fronteras y por eso requiere particularmente una responsable y generosa colaboración, tanto a nivel nacional como internacional”. Por ello, es esencial que la ayuda “alcance a países menos o poco desarrollados cuya situación se ve seriamente agravada por esta situación”. Los obispos ofrecen sus “recursos humanos y materiales para hacer frente a este desafío. Juntos podremos superarlo y vislumbrar el futuro con esperanza”.

Concluyen con un llamamiento a mantener la esperanza, “fundada en la resurrección del Señor y en su promesa: Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).

Nota de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española

 

Información relacionada

COVID-19 y defensa del bien común. Editorial de la HOAC publicada en la revista Noticias Obreras.
COVID-19 | Papa Francisco: Primero la gente. 
COVID-19 | Vídeo de la oración y homilía completa del papa Francisco por la pandemia.
La HOAC llama a ejercer la solidaridad como “única salida” al impacto de la COVID-19. Comunicado.

Triduo Pascual

Iglesia

Triduo Pascual

06 abril 2020

La situación que estamos viviendo nos impide celebrar el Triduo Pascual con la normalidad de otros años, acudiendo a compartir la fe con nuestra comunidad parroquial. Hemos de vivirlo confinados en casa. Lo que sigue son algunas propuestas y sugerencias para poder vivirlo personalmente, en equipo, o en familia. En unas condiciones materiales distintas, pero con la misma intensidad, y con la conciencia de que celebramos los días centrales de nuestra fe. Y lo queremos celebrar en el mundo obrero, teniendo presente sus condiciones de vida y su sufrimiento, a la vez que sus esperanzas.

 

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COVID-19 | Cáritas denuncia el desamparo de 12.000 personas en asentamientos chabolistas

Inmigrantes, Paro, pobreza y exclusión

COVID-19 | Cáritas denuncia el desamparo de 12.000 personas en asentamientos chabolistas

03 abril 2020

Cerca de 12.000 personas viven en el absoluto desamparado, tras decretarse el estado de alarma, en Huelva, Almería y Tenerife, según ha denunciado Cáritas. Son personas que ya vivían en condiciones muy precarias, en asentamientos chabolistas.

En estos lugares se da “la imposibilidad material de cumplir con lo establecido en el Real Decreto-ley 8/2020 de 17 de marzo, en cuanto a la adopción de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19”. “¿Cómo pueden hacerlo si donde habitan no pueden tener acceso al mínimo vital necesario para vivir con dignidad, con acceso mínimo al agua, la alimentación o a la salud, y malviven en barrancos, cuevas, playas, asentamientos rurales y urbanos, o casas abandonadas?”, se pregunta uno de los responsables de esas Cáritas. “Para ellos es una quimera la consigna del `quédate en casa´”, añaden.

Si las dificultades ya eran enormes antes de la irrupción del COVID-19, dada la falta de recursos de primera acogida, carencia total de alojamiento alternativo e imposibilidad de acceso a derechos humanos básicos (salud e higiene, agua potable o alojamiento digno), como detalló en su informe Paul Alston, relator especial de la ONU para la Pobreza Extrema, tras su visita a los asentamientos en febrero pasado, ahora son desesperadas.

En Tenerife, Cáritas indica que actualmente hay alrededor de 1.000 personas repartidas en varios municipios que viven en quebradas, barrancos, casas abandonadas o cuevas.

Cáritas Huelva informa que unas 2.500 personas permanecen en varios asentamientos urbanos y rurales repartidos por distintas localidades de la provincia.

En Almería, Cáritas Diocesana señala que alrededor de 8.000 viven en cortijos abandonados, asentamientos construidos con chabolas de plástico y madera, antiguas balsas y construcciones abandonadas.

Las carencias principales detectadas en esta situación son la falta de acceso al agua potable y saneamiento, falta de medidas sanitarias de prevención y contención, excepto a los kits de higiene facilitados por entidades sociales, como Cáritas, así como carencia de los kits de alimentación, según se establece en las medidas ordenadas por Ministerios de Defensa y de Derechos Sociales y Agenda 2030 respecto a personas en situación de sin hogar. El único suministro de comida son las bolsas que las entidades sociales les están proporcionando, aunque cada vez con mayores dificultades.

Ante esta situación, Cáritas ha puesto sobre la mesa una serie de propuestas, que pasan por reformar el sistema nacional de Salud, el aseguramiento de los bienes y servicios básicos, como medida de salud pública, hasta el suministro garantizado de energía y el acceso a medios de transporte.

Cáritas ha pedido la convocatoria inmediata de Mesas de Emergencia para facilitar medidas de confinamiento en asentamientos rurales y urbanos e infraviviendas ante la crisis del coronavirus, con la presencia de los tres niveles de Administración pública (local, autonómica y estatal) y las entidades sociales, con el objetivo de coordinarse en la aplicación, seguimiento y evaluación de las medidas que se establezcan.

#CadaGestoCuenta

COVID-19 y defensa del bien común

Editoriales

COVID-19 y defensa del bien común

03 abril 2020

 

La crisis de salud pública provocada por la COVID-19 nos pone a prueba como sociedad y nos ofrece la oportunidad de crecer en humanidad, en poner en el centro la dignidad de cada persona y el bien común, poniendo en el centro a los más vulnerables, cuidando la fragilidad. Es, entre otras cosas, una oportunidad para valorar más lo que significa el bien común por encima de la conveniencia e intereses individualistas.

Es una oportunidad para crecer en aprecio al bien común en los comportamientos personales, creciendo en responsabilidad, solidaridad y cooperación. Para darnos cuenta mejor de que somos responsables de los demás. Para poner en el centro de nuestros comportamientos la protección de los más vulnerables, los mayores, los enfermos, las personas y familias sin recursos, los niños… Sin la prioridad del cuidado de los más frágiles no existe el bien común.

Es también una oportunidad para valorar más y mejor los servicios públicos que son expresión del bien común, particularmente el servicio de la sanidad pública y el de cuantas mujeres y hombres se entregan en ella al servicio de los demás. Es la oportunidad de tomar la firme decisión de dedicar los esfuerzos y recursos necesarios para fortalecerla y extenderla, acabando con las peligrosas políticas de privatización, para el negocio, de los bienes esenciales.

Una oportunidad, también, para repensar y valorar el papel de los gobiernos y de todos los responsables políticos en la defensa del bien común, en la salud pública y en la economía de personas y familias. Estamos viendo un gran contraste entre los comportamientos serios y responsables de muchos gobiernos y el irresponsable de algunos iluminados neoliberales, extremadamente peligrosos, que dejan indefensas a las personas.

Oportunidad, igualmente, de poner más la mirada en los países más vulnerables, por su carencia de recursos sanitarios o su debilidad, y por su falta de recursos económicos. Oportunidad de hacer opciones mucho más claras por la solidaridad internacional. Sería un nuevo desastre humano que nos olvidáramos de esto.

Es esencial gestionar bien las consecuencias económicas de esta situación. Es fundamental que la factura económica no la vuelvan a pagar los pobres, los precarios, las familias más vulnerables. El bien común exige, ante todo, opciones claras en ese sentido. Sin ello el bien común no es más que hueca palabrería. Hay que tomar medidas para proteger el tejido empresarial más vulnerable, a los autónomos, a los trabajadores y las trabajadoras y sus familias, en particular a los precarios, desempleados…, y no los beneficios de unos pocos que sí pueden asumir los costes de esta situación, a los que hay que exigir que lo hagan. De lo contrario, no harán sino crecer las desigualdades y la injusticia, una vez más. El déficit público es hoy una necesidad y el pago de las deudas con los poderes financieros debe quedar muy en segundo lugar. Porque los recursos hay que dedicarlos a la protección de la salud y de las condiciones de vida de las personas y familias, no a ninguna otra cosa. No hacer esta opción sería una radical inmoralidad.

Es urgente actuar para proteger el bien común desde la economía real. Pero también lo es impedir las consecuencias destructivas sobre la actividad económica que provocan los movimientos especulativos en eso que llamamos los mercados pero que no son sino la expresión de los intereses de los especuladores financieros cuya codicia habrá que atajar de una vez por todas.

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