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Cádiz | In memoriam | Fallece Enrique Blanco

Mundo obrero y del trabajo

Cádiz | In memoriam | Fallece Enrique Blanco

30 enero 2020

HOAC de Cádiz y Ceuta.

Camino hacia la reunión del sector, los militantes de la diócesis de Cádiz nos enteremos del reciente fallecimiento de Enrique Blanco Cortés, (+ 28 de enero de 2020). Se nos heló la sangre a quienes con él compartimos los conflictivos y difíciles años 80, siendo Enrique militante y presidente diocesano de la HOAC de Cádiz y Ceuta. Hasta principios de los años 90, fue un impulsor en la difusión que hizo, junto con también nuestro querido recordado Pepe Jiménez, para que la HOAC volviese a ser una realidad en el sur de la península, habiendo sido el iniciador del actual equipo de la diócesis, allá por 1988.

Tras la reunión del sector, en la que hemos orado por Enrique; su mujer, Mari Carmen Natividad implicada también en la militancia en la HOAC; y su familia, acudimos al tanatorio para presentarles nuestras condolencias a su viuda Mari Carmen y a sus hijos y saludamos a amigos y conocidos que estaban presentes en el velatorio.

La celebración del sepelio la oficia Gabriel Delgado, que en aquellas fechas compartió con Enrique las tareas y actividades de la Pastoral Obrera en la diócesis.

Enrique Blanco, nació un 12 de octubre de 1949, en su época laboral fue, trabajador y representante sindical en los desaparecidos Talleres Faro, además de presidente de la Asociación de Vecinos de Cerro del Moro. En cada una de estas etapas de su vida luchó por los derechos de colectivos sociales, laborales y vecinales, con especial dedicación a los empobrecidos.

Rezamos por su eterno descanso y por el de todos los militantes que han fallecido en la diócesis acordándonos de manera especial de Pepe Jiménez:

“Que por la misericordia de Dios,
los obreros muertos en el campo de honor
del trabajo y de la lucha, descansen en paz”.

 

 

Información de interés

HOAC Cádiz y Ceuta. Acto de homenaje 

Diario de Cádiz. Muere Enrique Blanco

La voz digital. Luto en Cádiz por la muerte de Enrique Blanco

Andalucía información. El Ayuntamiento de Cádiz decreta un día de luto por Enrique Blanco

Compromiso social

Madrid | Signos de esperanza en el mundo del trabajo hoy

Convocatorias

Madrid | Signos de esperanza en el mundo del trabajo hoy

30 enero 2020

El Secretariado de Pastoral del Trabajo de la Iglesia de Madrid organiza una nueva edición de su café-tertulia, la 10ª, el próximo jueves 6 de febrero, de 19:30 a 21 h. en los locales de Hermandades del Trabajo, centrado en “Signos de esperanza en el mundo del trabajo hoy”.

En esta ocasión, se trata de  dar prioridad a las perspectivas de esperanza entre los que luchan por el ideal de dignificar el trabajo, para lo que se contará con la intervención de representantes de los sindicatos CCOO, UGT y USO, y del consiliario nacional de las Hermandades del Trabajo, Ignacio María Fernández de la Torre . La tertulia estará moderada por el periodista de Noticias Obreras, José Luis Palacios.

Con este café-tertulia, una cita habitual con la que avivar el diálogo entre la Iglesia y el mundo obrero y del trabajo organizado, se pretende construir puentes y encontrar espacios de colaboración para la humanización del trabajo y el cambio cultural que favorezca el trabajo libre, participativo, solidario e inclusivo, como propone el papa Francisco.

 

4º domingo del Tiempo Ordinario (2 febrero 2020)

Iglesia

4º domingo del Tiempo Ordinario (2 febrero 2020)

30 enero 2020

Bienaventurados, porque a todas nosotras, a todos nosotros, nos abraza y sonríe el Señor cada día y nos mira con amor, mientras caminamos en la esperanza, sostenidos por el ejemplo de nuestras hermanas y hermanos que nos marcaron el camino a la Vida eterna.

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Santos González, trabajador enfermo por amianto: «Metro de Madrid ha sido muy irresponsable»

Flexibilidad y precariedad

Santos González, trabajador enfermo por amianto: «Metro de Madrid ha sido muy irresponsable»

27 enero 2020

Según varios indicios, la dirección del Metro de Madrid sabe de la presencia de amianto en sus vagones e instalaciones desde 1991. Sin embargo, hasta 2017, tras los primeros diagnósticos clínicos, no se han tomado medidas.

Hasta 2025 se van a invertir 140 millones en retirar este fibrocemento, de los que cerca de 90 millones ya estaban presupuestados anteriormente en la remodelación de algunas estaciones antiguas. Han hecho falta que dos trabajadores de Metro de Madrid hayan fallecido y otros dos estén enfermos, que siete ejecutivos de la empresa pública madrileña hayan sido imputados y que la plantilla se haya movilizado.

Santos González, de 60 años de edad, es uno de los enfermos de asbestosis, afección pulmonar provocada por inhalar fibras de amianto. Comenzó de aprendiz en 1976 en el Metro y en 2017, un neumólogo especialista le dio el diagnóstico definitivo. Ha declarado ante las autoridades judiciales y comparecido en la Asamblea de Madrid para dar a conocer su caso.

¿Cómo se encuentra?

Estoy en tratamiento por depresión. Cada día noto que me falta más aire, me fatigo más, por la asbestosis. Hay temporadas mejores que otras. Con mi familia, con mis amigos, estoy bien, pero cuando me quedo solo…

¿En qué consistía su trabajo exactamente?

Entré de aprendiz y cuando terminé la Formación Profesional, me destinaron a la sección de escaleras mecánicas. Luego crearon una sección nueva, multifuncional, para el mantenimiento de las instalaciones.

¿Cómo entró en contacto con el amianto?

Estaba en las zapatas de los frenos de las escaleras. Cuando fallaban, había que taladrarlas, ajustarlas, limarlas…, pero también estaba en el útil de soldar la goma del pasamanos. Se rompía con facilidad la conexión que estaba revestida con una manta de amianto que se partía a poco que hiciéramos. Para no perderlo guardábamos los trozos de amianto en los bolsillos.

¿Alguna vez les instruyeron sobre cómo manipular el amianto?

Antes de 2017, nunca nos advirtieron del peligro que corríamos. Luego, una vez que se reconocieron los primeros casos de asbestosis, ya sí nos informaron. Pero, nada, una charla y poco más. Ni equipos de prevención, ni nada.

¿Cuáles fueron los trámites hasta que le dieron el diagnóstico?

En 2014, me operaron del menisco de las dos rodillas. Como tenía tiempo, me mandaron hacerme un tórax de pulmón. Vieron una mancha y empezaron a darme citas, hasta en enfermedades raras del hospital Carlos III. Después de un año, un especialista de La Paz me dijo que era asbestosis.

¿Qué pasó entonces?

Fue un mazazo, me quedé hecho polvo, es una enfermedad que no tiene cura.

¿Qué hizo la empresa?

Cuando le llevé un informe donde se decía «posible» enfermedad por amianto, no hicieron nada. En 2018, por fin la mutua, con la documentación aportada, me inscribió en el CEPROSS (Comunicación de Enfermedades Profesionales a la Seguridad Social). La verdad es que lo único que quiero es que me dejen en paz y me jubilen de una vez. Pasar lo que quede con mi familia y mis amigos.

Entonces, ¿sigue en activo?

Sí, pero no puedo trabajar como trabajaba antes, no puedo subir y bajar escaleras cargado, manejarme en malas posturas y espacios reducidos. La mutua es la que tiene que dar la baja por enfermedad profesional, pero no lo termina de hacer. Mi médico no dice nada. No sé quién tiene que darme de baja.

¿Qué han hecho los sindicatos?

Llevo afiliado desde ni me acuerdo y siempre he estado en contacto, pero hasta ahora no me había hecho falta su ayuda. Se están portando muy bien conmigo, me dan todo su apoyo, son compañeros y también amigos.

A pesar de su situación, ha comparecido en el parlamento madrileño y ha declarado en los juzgados….

He ido a la comisión de investigación de la Comunidad de Madrid. Me trataron muy bien, hasta los que no esperaba que lo hicieran. Se mostraron muy sorprendidos. Y a alguien debieron regañar, porque al día siguiente me llamaron personalmente de Recursos Humanos. Era la primera vez que alguien de la empresa se interesaba por mí directamente.

Hay siete directivos imputados, pero ningún responsable político. No creo que quisieran matarnos, pero está claro que, como poco, ha habido negligencia, irresponsabilidad por parte de Metro de Madrid. Han callado, porque se lo han debido mandar los consejeros delegados. Alegan que no sabían nada, pero mucho antes, en otras empresas, se estaban tomando medidas.

¿Qué mensaje les trasladaría a los trabajadores?

Lo primero es siempre la salud. Sin eso, no hay trabajo ni nada. Nosotros no sabíamos nada, ahora la gente está más concienciada y es de esperar que se tomen medidas. Pero lo fastidiado es que esto no sale al día siguiente de respirar el amianto. Sale 20 o 30 años después. Las fibras se quedan clavadas en el pulmón. Hay que hacerse pruebas, TAC, espirometrías…, las radiografías no son siempre fiables.

 

Santos está atrapado en un laberinto burocrático que no hace sino añadir más sufrimiento. De reconocerse la enfermedad profesional por negligencia, lo que compete al servicio médico de la empresa o la mutua, debería cobrar de por vida entre un 30 y un 50% más del salario establecido. En caso de fallecimiento, ese recargo tendrá que ser abonado en la pensión de viudedad.

En el caso de la mujer de uno de los fallecidos, la Inspección de Trabajo ha establecido un recargo del 50% en la pensión que le corresponde, pero la empresa ha puesto un recurso ante la Seguridad Social. La compañía del suburbano ha recibido ya más de 30 requerimientos por negligencia en el incumplimiento de la normativa relacionada con el amianto. Al menos, hay ya cuatro actas de infracción que, sin embargo, la dirección de Empleo de la Comunidad de Madrid, de quien depende en última instancia la propia inspección, ha paralizado, con el pretexto de que mientras exista una investigación penal, las multas económicas y las medidas contempladas quedan en suspenso.

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Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10, 2) La vida se hace historia

Iglesia

Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10, 2) La vida se hace historia

25 enero 2020

Mensaje del santo padre Francisco para la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales convocada para el 24 de mayo de 2020.


Editorial del Prefecto del Dicasterio para la Comunicación: “Reencontrar el sentido de la historia y de la narración

Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros.

1. Tejer historias

El hombre es un ser narrador. Desde la infancia tenemos hambre de historias como tenemos hambre de alimentos. Ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias…, las historias influyen en nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. A menudo decidimos lo que está bien o mal hacer basándonos en los personajes y en las historias que hemos asimilado. Los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos.

El hombre no es solamente el único ser que necesita vestirse para cubrir su vulnerabilidad (cf. Gn 3, 21), sino que también es el único ser que necesita “revestirse” de historias para custodiar su propia vida. No tejemos sólo ropas, sino también relatos: de hecho, la capacidad humana de “tejer” implica tanto a los tejidos como a los textos. Las historias de cada época tienen un “telar” común: la estructura prevé “héroes”, también actuales, que para llevar a cabo un sueño se enfrentan a situaciones difíciles, luchan contra el mal empujados por una fuerza que les da valentía, la del amor. Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida.

El hombre es un ser narrador porque es un ser en realización, que se descubre y se enriquece en las tramas de sus días. Pero, desde el principio, nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal.

2. No todas las historias son buenas

«El día en que comáis de él, […] seréis como Dios» (cf. Gn 3, 5). La tentación de la serpiente introduce en la trama de la historia un nudo difícil de deshacer. “Si posees, te convertirás, alcanzarás…”, susurra todavía hoy quien se sirve del llamado storytelling [arte de contar historias] con fines instrumentales. Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos. A menudo, en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia. Recopilando información no contrastada, repitiendo discursos triviales y falsamente persuasivos, hostigando con proclamas de odio, no se teje la historia humana, sino que se despoja al hombre de la dignidad.

Pero mientras que las historias utilizadas con fines instrumentales y de poder tienen una vida breve, una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo. A distancia de siglos sigue siendo actual, porque alimenta la vida. En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que nos ayuden a no perder el hilo entre las muchas laceraciones de hoy; historias que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana.

3. La Historia de las historias

La Sagrada Escritura es una Historia de historias. ¡Cuántas vivencias, pueblos, personas nos presenta! Nos muestra desde el principio a un Dios que es creador y narrador al mismo tiempo. En efecto, pronuncia su Palabra y las cosas existen (cf. Gn 1). A través de su narración Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres, generadores de historia junto a Él. En un salmo, la criatura le dice al Creador: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias porque son admirables tus obras […], no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra» (139, 13-15). No nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser “tejidos” y “bordados”. La vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa “obra admirable” que somos.

En este sentido, la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad. En el centro está Jesús: su historia lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios. El hombre será llamado así, de generación en generación, a contar y a grabar en su memoria los episodios más significativos de esta Historia de historias, los que puedan comunicar el sentido de lo sucedido.

El título de este Mensaje está tomado del libro del Éxodo, relato bíblico fundamental, en el que Dios interviene en la historia de su pueblo. De hecho, cuando los hijos de Israel estaban esclavizados clamaron a Dios, Él los escuchó y rememoró: «Dios se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó en los hijos de Israel y se les apareció» (Ex 2, 24-25). De la memoria de Dios brota la liberación de la opresión, que tiene lugar a través de signos y prodigios. Es entonces cuando el Señor revela a Moisés el sentido de todos estos signos: «Para que puedas contar [y grabar en la memoria] de tus hijos y nietos […] los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor» (Ex 10, 2). La experiencia del Éxodo nos enseña que el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente. El Dios de la vida se comunica contando la vida.

El mismo Jesús hablaba de Dios no con discursos abstractos, sino con parábolas, narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana. Aquí la vida se hace historia y luego, para el que la escucha, la historia se hace vida: esa narración entra en la vida de quien la escucha y la transforma.

No es casualidad que también los Evangelios sean relatos. Mientras nos informan sobre Jesús, nos “performan[1] a Jesús, nos conforman a Él: el Evangelio pide al lector que participe en la misma fe para compartir la misma vida. El Evangelio de Juan nos dice que el Narrador por excelencia —el Verbo, la Palabra— se hizo narración: «El Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado» (cf. Jn 1, 18). He usado el término “contado” porque el original exeghésato puede traducirse sea como “revelado” que como “contado”. Dios se ha entretejido personalmente en nuestra humanidad, dándonos así una nueva forma de tejer nuestras historias.

4. Una historia que se renueva

La historia de Cristo no es patrimonio del pasado, es nuestra historia, siempre actual. Nos muestra que a Dios le importa tanto el hombre, nuestra carne, nuestra historia, hasta el punto de hacerse hombre, carne e historia. También nos dice que no hay historias humanas insignificantes o pequeñas. Después de que Dios se hizo historia, toda historia humana es, de alguna manera, historia divina. En la historia de cada hombre, el Padre vuelve a ver la historia de su Hijo que bajó a la tierra. Toda historia humana tiene una dignidad que no puede suprimirse. Por lo tanto, la humanidad se merece relatos que estén a su altura, a esa altura vertiginosa y fascinante a la que Jesús la elevó.

Escribía san Pablo: «Sois carta de Cristo […] escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones de carne» (2 Co 3, 3). El Espíritu Santo, el amor de Dios, escribe en nosotros. Y, al escribir dentro, graba en nosotros el bien, nos lo recuerda. Re-cordar significa efectivamente llevar al corazón, “escribir” en el corazón. Por obra del Espíritu Santo cada historia, incluso la más olvidada, incluso la que parece estar escrita con los renglones más torcidos, puede volverse inspirada, puede renacer como una obra maestra, convirtiéndose en un apéndice del Evangelio. Como las Confesiones de Agustín. Como El Relato del Peregrino de Ignacio. Como la Historia de un alma de Teresita del Niño Jesús. Como Los Novios, como Los Hermanos Karamazov. Como tantas innumerables historias que han escenificado admirablemente el encuentro entre la libertad de Dios y la del hombre. Cada uno de nosotros conoce diferentes historias que huelen a Evangelio, que han dado testimonio del Amor que transforma la vida. Estas historias requieren que se las comparta, se las cuente y se las haga vivir en todas las épocas, con todos los lenguajes y por todos los medios.

5. Una historia que nos renueva

En todo gran relato entra en juego el nuestro. Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios. Cuando rememoramos el amor que nos creó y nos salvó, cuando ponemos amor en nuestras historias diarias, cuando tejemos de misericordia las tramas de nuestros días, entonces pasamos página. Ya no estamos anudados a los recuerdos y a las tristezas, enlazados a una memoria enferma que nos aprisiona el corazón, sino que abriéndonos a los demás, nos abrimos a la visión misma del Narrador. Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aunque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva. Contarse al Señor es entrar en su mirada de amor compasivo hacia nosotros y hacia los demás. A Él podemos narrarle las historias que vivimos, llevarle a las personas, confiarle las situaciones. Con Él podemos anudar el tejido de la vida, remendando los rotos y los jirones. ¡Cuánto lo necesitamos todos!

Con la mirada del Narrador —el único que tiene el punto de vista final— nos acercamos luego a los protagonistas, a nuestros hermanos y hermanas, actores a nuestro lado de la historia de hoy. Sí, porque nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar. Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio.

No se trata, pues, de seguir la lógica del storytelling, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas. Para ello, nos encomendamos a una mujer que tejió la humanidad de Dios en su seno y —dice el Evangelio— entretejió todo lo que le sucedía. La Virgen María lo guardaba todo, meditándolo en su corazón (cf. Lc 2, 19). Pidamos ayuda a aquella que supo deshacer los nudos de la vida con la fuerza suave del amor:

Oh María, mujer y madre, tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Mira el cúmulo de nudos en que se ha enredado nuestra vida, paralizando nuestra memoria. Tus manos delicadas pueden deshacer cualquier nudo. Mujer del Espíritu, madre de la confianza, inspíranos también a nosotros. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos.

Roma, junto a San Juan de Letrán, 24 de enero de 2020, fiesta de san Francisco de Sales.

 


[1] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 2: «El mensaje cristiano no era sólo “informativo”, sino “performativo”. Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida».

Lola Contreras, presidenta de la Asociación Andaluza Barrios Ignorados: «Queremos ser protagonistas»

Mundo obrero y del trabajo

Lola Contreras, presidenta de la Asociación Andaluza Barrios Ignorados: «Queremos ser protagonistas»

24 enero 2020

Lola Contreras, es bióloga de formación, pero ha dedicado su vida laboral al tejido social y su compromiso al Polígono del Valle de Jaén. Es presidenta de la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados desde hace tres años, tiempo que le ha permitido contar con una panorámica global del territorio de la exclusión.

¿Qué es y a qué se dedica la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados?

Hay compañeras y compañeros que creen que no es un simple proyecto, sino una experiencia compartida, un palpar la exclusión, sentir el descarte y querer salir, junto con otros. Hay mucho trabajo desinteresado, mucha entrega y mucha militancia en estos espacios. La asociación está formada por personas que llevan participando casi toda su vida en el movimiento vecinal de los barrios de estas ciudades, personas ligadas a las parroquias, a entidades sociales… Comparten la convicción de que, independientemente de la ciudad donde vivamos, siempre hay zonas degradadas donde las familias acumulan gran cantidad de problemas. El barrio influye en el proceso de exclusión. Si vives en un barrio ignorado, tienes menos oportunidades.

¿Dónde está presente y cuál ha sido la trayectoria de la asociación?

La asociación tiene delegaciones en Sevilla, en la zona del Polígono Sur, Málaga, en el barrio de Palma Palmilla, en Granada, en la Zona Norte y en la localidad de Pinos Puente, en Córdoba, en los barrios de Palmeras, Moreras y Guadalquivir y en Jaén, en el Polígono del Valle. En el resto de ciudades, hay contactos y seguimos trabajando para tener también presencia en ellas.

Lo primero que hicimos fue una reflexión compartida de lo que pasa, y por qué, y cuáles son las alternativas. Es nuestro documento base. Empezamos con cuatro reivindicaciones claves que popularizamos mediante una recogida de firmas, lo que nos llevó al Parlamento de Andalucía: garantizar la alimentación; luchar decididamente contra el fracaso escolar; garantizar una renta mínima de corresponsabilidad; y desarrollar un plan de empleo de emergencia adaptado a las personas de nuestros barrios.

¿Cómo se puede acabar con décadas de marginación y exclusión?

Nuestras propuestas pasan por un proyecto educativo desde los coles; un itinerario familiar de acompañamiento, con cada familia y cada Administración; nuestra Carta de Derechos y Deberes: un decálogo de derechos que las Administraciones han de garantizar y con el que las familias han de ser corresponsables; un plan integral comunitario en el que vecinos, técnicos y Administración trabajemos de manera conjunta; y un caminar común.

Al menos, dos días al año, salimos a la calle en cada provincia: el 20 de febrero, día internacional de la Justicia Social y el 17 de octubre, día internacional de la erradicación de la pobreza.

La asociación nace en plena crisis socioeconómica. ¿Cuáles eran los principales problemas de los barrios ignorados? ¿Qué ha pasado desde entonces?

La punta del iceberg es el 70% de paro, el 80% de precariedad, el 70% de fracaso escolar… Pero lo que no se ve es el deterioro de la persona, generado por la pobreza y exclusión. En estas condiciones, afloran patologías personales, familiares y comunitarias; los espacios públicos e infraestructuras se deterioran; las normas municipales se incumplen ante la permisividad de las autoridades, generando pequeños perímetros de inseguridad; el tejido social se debilita y queda supeditado a ciertos grupos de interés. El resultado es que hay una gran desconexión con el resto de la ciudadanía e incluso un aislamiento provocado; un daño injustificado por la imagen que se proyecta y que en ocasiones asumen los propios damnificados; y una catástrofe para la salud, la educación y la actividad laboral.

En nuestros barrios, por resumir, se han producido cuatro fracturas que engrasan la fábrica de exclusión: la fractura social (drogas, delincuencia, impunidad, equipamientos en muy mal estado…); la fractura familiar, que impide que sea apoyo o sostén; la fractura personal, que deja sin horizonte, ni habilidades a la persona; y la fractura educativa, que no motiva, ni aporta nada a quienes pasan por la escuela.

¿Por qué no se notan las mejoras a pesar de la intervención de las Administraciones?

La Junta de Andalucía tiene catalogadas unas 99 zonas desfavorecidas en la región, correspondientes a 65 municipios y que representa a unas 914.000 personas. En algunas de estas zonas, la Junta lleva trabajando desde 1989 y aún hoy siguen los mismos parámetros de empobrecimiento.

Las Administraciones no actúan sobre las causas, ni tienen un verdadero análisis de lo que pasa. Es necesario reconsiderar las políticas generalistas, que tienen una incidencia nula o mínima en nuestros barrios, ya que están destinadas a personas con dificultades, pero normalizadas. Lo mismo con las actuaciones unidimensionales: la realidad de las familias es multiproblemática, hace falta trabajo integral y coordinación de las Administraciones.

Las actuaciones se diseñan para las familias, pero sin contar con su participación. No queremos ser usuarios sino protagonistas. Se interviene a través de una ONG, una subvención, un programa que termina cuando acaba el dinero, sin evaluar el cumplimiento de los objetivos. Hay ayudas directas que perpetúan la situación de empobrecimiento y dependencia. Necesitamos planes que nos hagan trabajar en modelos de desarrollo comunitario y participación social. No podemos buscar soluciones individuales a problemas colectivos.

¿Qué papel tienen los vecinos y las vecinas de las zonas olvidadas en la asociación?

Los vecinos de nuestros barrios no creen que la situación pueda cambiar realmente. Tienen más ganas de irse, que de implicarse en solucionar los problemas. No está de moda organizarnos, apuntarnos a las asociaciones, buscar y construir soluciones. En estas zonas es mucho más difícil, las personas están muy desencantadas y desengañadas con la Administración y con los políticos, los sienten de espaldas a sus problemas…

Uno de nuestros pilares de trabajo es implicar a los protagonistas en la asociación, es una labor del día a día, pero es muy complicado. Además, cuando dependes de las ayudas para poder vivir, es difícil dar la cara y señalarse…

Tienes que tener mucha motivación y mucha conciencia social, cuando en tu casa sufres multitud de problemas que socaban tu existencia y la de tu familia. Otro obstáculo es que se nos criminaliza y se nos culpa de la situación que padecemos. Desde la culpa es muy difícil sentirte persona con derechos. Cuando descubres que el mecanismo es otro, es cuando te empoderas y cambias de actitud. Por eso la participación de personas en este tipo de asociaciones es de mucha calidad. Son personas de principios muy arraigados.

¿De qué avance o logro como asociación está más satisfecha?

El análisis compartido y los mecanismos que lo provocan. Somos resultado de una construcción política. En las ciudades se necesitan «cuartos trasteros» donde almacenar lo que no se quiere en el resto. Así describimos a nuestros barrios. Este relato faltaba.

Otra cuestión básica es el empeño en que los vecinos y vecinas se impliquen, participen, sean los protagonistas. Cuando nos hemos reunido con los responsables políticos, muchas veces se sorprenden al descubrir a personas sencillas con tanto conocimiento de lo que pasa en su barrio y sus soluciones.

Es fundamental acompañar a las personas cuando se enfrentan al entramado burocrático, a la Administración. Las personas muchas veces, la mayoría tienen la experiencia de que el ayuntamiento, la Junta de Andalucía están, no para ayudarles, sino para complicarles más la vida y ponerles trabas. Cuando esto lo documentas y lo devuelves al barrio, los vecinos y vecinas se ven reflejados y es importante que se sientan entendidos y acompañados por la asociación.

A partir de la campaña «Que sea delito dejar a una familia sin recursos», queremos darle la vuelta al tópico. Las administraciones también delinquen cuando niegan recursos o no cumplen. Nos dirigimos a la Fiscalía General de Andalucía y a los fiscales provinciales, para advertir que ni el Estatuto de Andalucía ni la Constitución se cumplen en nuestros barrios.

¿Está sirviendo la Renta Mínima de Inserción Social?

La Renta Mínima de Inserción Social es una medida de la Junta de Andalucía para acabar con la pobreza en nuestra comunidad, pero no lo logra. La cuantía es baja, 419 euros más 50 euros por cada miembro, cuando el umbral de la pobreza en España es de 700 euros. En este sentido, incumple la Carta Social Europea. Hay toda una serie de trabas y obstáculos diseñados para dejar fuera a las familias. Con el presupuesto que hay no se llega ni a un 2% de las personas que lo necesitan. Los profesionales de los servicios sociales no tienen la formación necesaria para tramitar esta prestación.

¿Cómo se puede combatir el paro, un gran obstáculo para el desarrollo personal y comunitario?

El empleo es una condición necesaria para la integración social. Un sector de nuestros barrios necesita empleos singulares, que sirvan para crear hábitos de trabajo trabajando, además de una formación específica que lleve al empleo. Necesitamos planes de empleo que recuperen a los vecinos y las vecinas, al tiempo que recuperemos el barrio. Se necesitan itinerarios de inserción laboral e integración social. Pensamos que es posible trabajar con los sindicatos en el barrio. Hay que organizar a los trabajadores que están ahora parados en los barrios.

Acaban de iniciar un trabajo de colaboración con la Universidad de Loyola…

Es un revulsivo para esforzarnos más en invitar a nuestros vecinos y vecinas a participar, conformar equipos en los que aprendamos, compartamos nuestra visión del barrio, nuestros sueños…, y replantearnos las relaciones con el resto de entidades y ver cuál ha de ser nuestro papel. Estamos diseñando todo un proceso de formación y acción. Se trata de empoderar a muchos de estos vecinos y vecinas que, tras décadas de abandono, se sienten impotentes a la hora de hacerse dueños de sus propias expectativas.

La asociación ha participado en dos de las tres encuentro del papa Francisco con los movimientos populares del mundo…

Nos ha llegado el gran conocimiento del Papa de los problemas de los barrios y de por dónde deben pasar las salidas. Hemos descubierto que hay en el mundo también muchos movimientos con los que compartimos objetivos: «Tierra, techo y trabajo», podría ser uno de nuestros lemas.

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El derecho a la ciudad (inclusiva)

Colaboraciones

El derecho a la ciudad (inclusiva)

22 enero 2020

El derecho a la ciudad del siglo XXI, en sus múltiples dimensiones, está en construcción. Las políticas de proximidad, y el papel de los actores y sus relaciones sociales, son fundamentales para profundizar en la democracia urbana.

Ricard Gomà | Profesor de Ciencia Política de la UAB y director del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona.

El nuevo municipalismo, como esfera institucional, se enfrenta al reto de construir el derecho a la ciudad inclusiva y la activación democrática. Todo ello se sitúa en un triple contexto: la era de las metrópolis; el carácter espacial y cotidiano de los impactos sociales más persistentes del ciclo de crisis/austeridad; y la fuerte dimensión urbana de las dinámicas de cambio global.

El contexto: el tiempo de las ciudades y de la proximidad

La era urbana global

En la cumbre Hábitat III de la ONU (Quito, 2016) se constata un indicador histórico: la mayoría de la población mundial, un 54,5%, es población urbana. Si la dinámica no se trunca, las ciudades pueden llegar a alojar al 70% de la humanidad en 2050: de un tercio a dos tercios en menos de 100 años, una proceso demográfico sin precedentes.

Pero no es solo demografía, esas cifras reflejan mucho más: en las 500 ciudades más dinámicas del mundo vive el 20% de la población, pero se genera el 60% del PIB del planeta; el conjunto de las ciudades mayores de 300.000 habitantes son hoy responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero; el índice de desigualdad social ha crecido en las metrópolis un 20% en los últimos 20 años, con su correlato de segregación residencial.

Las ciudades y metrópolis de hoy son el resultado de interacciones complejas en el tiempo. Es importante modelizar sus rasgos básicos para conocer las realidades sobre las cuales se deben desplegar políticas públicas y dinámicas de gobernanza. Podemos partir de la idea que la construcción urbana reciente es el fruto de procesos en tres dimensiones interconectadas: económica, socioresidencial y ecológica. El cruce de estos procesos y su plasmación espacial ha generado modelos abiertos y evolutivos.

Observamos como América Latina y la Unión Europea han consolidado en las últimas décadas una realidad demográfica y territorial marcada por la hegemonía de lo urbano. Un predominio que se traslada a las esferas económica, social y ecológica, y sitúa a las metrópolis como verdaderos epicentros de la realidad cotidiana de la mayoría.

En este escenario de coordenadas, las ciudades emergen como realidades con enorme potencial, ofreciendo respuestas que no están al alcance de los estados, demasiado encerrados en sus rigideces y rutinas. La proximidad es la gran palanca de cambio sobre la que tratar de proteger sin cerrar; el ámbito sobre el que construir equidad y reconocer identidades.

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Ávila | Presentación del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

Convocatorias

Ávila | Presentación del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

21 enero 2020

El próximo jueves 23 de enero a las 19:30 horas, en la Biblioteca pública de Ávila (plaza de la Catedral, 3), se presentará el libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, de Abraham Canales.

El acto de presentación pública, organizado por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Ávila, contará con la participación de Manuel Ignacio Candil, presidente de este movimiento de trabajadores cristianos; Carlos de Miguel Pinto, periodista; y Abraham Canales, autor del libro.

Esta publicación, la primera de estas características que se edita en España, es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que concreta el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente, expresado en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

El autor ha participado en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el papa Francisco y del encuentro internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?» que reunió al movimiento sindical mundial con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

El autor estará a disposición de los medios de comunicación veinte minutos antes de la presentación del libro por si quieren realizarle algunas preguntas al respecto.

Opinión | No devorar ni acaparar

Colaboraciones

Opinión | No devorar ni acaparar

20 enero 2020

Rafa Martínez | Militante de la HOAC de Granada.

Ha pasado la Cumbre del Clima (Cop25). Ha ocupado muchos titulares, debates, horas de televisión… pero, al final, lo hace con más pena que gloria. La visión de nuestros gobernantes a nivel mundial sigue siendo casi exclusivamente economicista, y no hay un liderazgo claro que promueva cambios reales hacia otros modelos.

Ha pasado la Navidad, con celebraciones, reencuentros y días de fiesta. También ha tenido sus debates sobre la cantidad de luces, los despilfarros y el consumo excesivo. Y muchas personas en todo el mundo han recordado y celebrado que Dios se hizo hombre y acampó entre nosotros.

Releo hoy las palabras del papa Francisco en la Eucaristía de la Nochebuena de 2018 que, de alguna manera, enlazan estos dos sucesos: “El cuerpecito del Niño de Belén propone un modelo de vida nuevo: no devorar ni acaparar, sino compartir y dar”.

Ese modelo de vida nuevo es plenamente cristiano, es la propuesta de Dios como camino para la felicidad personal. Pero también es un modelo plenamente humano, un camino para la revolución social, que es lo que estamos necesitando. Un modelo que ponga en el centro a la persona, como criatura de este planeta, en el que se tiene que vivir respetando nuestra casa común.

Por eso, este modelo de vida nuevo, urgente y necesario, tiene que afectar a todos nuestros ámbitos de vida, y provocar cambios en nuestras formas de consumo, nuestras relaciones familiares y de amistad, nuestras maneras de trabajar, nuestras formas de divertirnos…

Es claro que no basta con que nos impliquemos personalmente, tiene que llegar a las instituciones; tiene que llegar a las políticas de los distintos países y conseguir la imprescindible acción política a nivel global, que supere nacionalismos e intereses particulares.

Porque el nuevo modelo tiene que afectar principalmente a la economía y al mundo del trabajo, para que no se busque el crecimiento por el crecimiento (del PIB, de los beneficios de los más poderosos…). Esto es algo cada vez más cuestionado por muchos economistas, y que nos está llevando a la depredación de los recursos y al descarte de muchas personas, como también denuncia el Papa. Cada vez se habla más de una economía circular, una economía regenerativa y distributiva para buscar el equilibrio entre necesidades de la humanidad y los límites ambientales.

¿Y cómo avanzar en todo esto? En la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) hace tiempo que nos venimos proponiendo vivir un proyecto de humanización desde unas claves que nos pueden ayudar a conseguir este nuevo modelo de vida.

Claves como acompañar a las personas, especialmente las más débiles, y colaborar con ellas para que podamos vivir nuestra humanidad de manera plena. Como ayudar a un cambio de mentalidad, una nueva manera de entender y comprender la realidad, y sobre todo en qué consiste nuestra humanidad y cómo se construye. Como propiciar el cambio de las instituciones, para que estén mucho más al servicio de las personas, estando presentes en organizaciones y movimientos para no quedarnos en una pura formulación teórica.

Y, sobre todo, colaborar a construir y dar visibilidad a experiencias alternativas en la forma de ser, en el uso de los bienes, en las formas de trabajo y en la solidaridad con los empobrecidos.

Los cambios políticos y económicos llegarán. Pero, sobre todo, es necesario llevar a nuestra vida propuesta concretas, desde el acompañamiento a los más débiles. Experiencias cotidianas y sencillas de otra manera de vivir y otras formas de actuar personales y comunitarias, que muestren que no se  puede ni devorar ni acaparar, sino compartir y dar. La humanidad necesita estar atenta a estos signos, y hacerlos crecer.

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Publicado en el periódico Ideal de Granada.

Entrepatios: usar, no poseer, la vivienda

Familia obrera

Entrepatios: usar, no poseer, la vivienda

20 enero 2020

Nacho y su familia han apostado por usar una vivienda, en vez de convertirse en propietarios. En unos meses, serán inquilinos de la promoción Las Carolinas, que la Cooperativa Entrepatios está construyendo en el barrio de Usera (Madrid).

Entrepatios es la primera cooperativa ecosocial de vivienda en derecho de uso de Madrid, para promover el uso de la vivienda, la formación de comunidad y la incidencia social. Tras tres intentos, «éramos más idealistas y teníamos menos dinero», parece que esta es la vencida y habrán hecho realidad su apuesta. «Es una apuesta política contra la especulación y la mercantilización del acceso a la vivienda», comenta este mediador social que trabaja en la cooperativa Garúa, del Grupo Tangente.

A finales de 2011, formaron un grupo junto a otras personas empeñadas en promover el derecho de uso de la vivienda entre jóvenes. En un principio, intentaron negociar con el ayuntamiento. Hubo conversaciones con el Ayuntamiento, pero se interrumpieron bruscamente al ser destituida la responsable de vivienda.

«Hicimos un llamamiento y nos reunimos unas 20 o 25 familias en principio. Al final, nos quedamos 17 familias, que fuimos las que compramos el suelo de la primera promoción. Ahora mismo, somos 66 personas socias. Hay ya un terreno listo en Villa de Vallecas, y se está buscando un tercero», describe Nacho García Pedraza.

La primera promoción está compuesta por unas 17 familias, la mayoría participan en ámbitos ecologistas y sociales. En la segunda promoción, las personas, en su mayoría, están implicadas en las asociaciones de padres y madres de alumnos y en la Plataforma Antidesahucios. Es de esperar que, si cunde el ejemplo, el perfil de los cooperativistas se vaya ampliando.

Derecho de uso

El derecho de uso reúne lo mejor del alquiler y de la compra. La relación con la vivienda en cuestión es, en realidad, la de un propietario a todos los efectos, pero no ata a nadie. No hay dueño que pueda echar a los inquilinos y estos se pueden ir cuando quieran. Son usufructuarios, podría decirse, con todos los derechos políticos.

En concreto, por una vivienda de 102 metros cuadrados, valorada por el mercado en 500.000 euros, al mes hay que pagar unos 650 euros, de los que unos 400 vienen a ser el alquiler en sí. El resto va a un fondo común. En realidad, es el equivalente al 20% del presupuesto total dedicado a comprar el suelo y construir las viviendas.

«Tuvimos que solicitar una hipoteca colectiva a una banca ética, más la aportación de los socios. El fondo servirá, entre otras cosas, para devolver lo aportado por las personas promotoras, si algún día deciden irse», apunta Nacho, quien reconoce que «es un mecanismo tranquilizador ante lo que pueda pasar».

Todavía sigue muy arraigada la cultura de la propiedad. De momento, no es una opción que sea más barata, pero tampoco más cara. Sí mejora el acceso al crédito de personas que los bancos no quieren como clientes, porque es colectivo.

Sostenible

El aspecto ecológico, en cambio, concita más adhesión. Todo el mundo, en general, lo ve con buenos ojos, aunque al descender al destalle y decidir la solución técnica se genera más discusión. El edificio de Las Carolinas se está construyendo con madera contralaminada y estará preparado para reciclar agua y generar energía. El sistema de construcción ha permitido reducir en un 25 % el impacto de fabricación de materiales y un 60% la energía utilizada respecto de un edificio de elevada eficiencia energética, lo que supondrá que el gasto en calefacción y refrigeración al año por vivienda ronde los 130 euros.

Comunidad

La apuesta por hacer comunidad puede ser atractiva para algunas personas, aunque en este asunto cada cual se imagina su propia versión. Pero Nacho lo tiene claro: «Queremos ser felices y en común siempre es más fácil, con el apoyo mutuo y la cooperación, resolviendo en común los cuidados, las compras, las prácticas y las relaciones sociales…, con flexibilidad y autonomía».

«No se trata de imponer nada a nadie, ni hacer valer la fuerza de la mayoría. Nadie debe sentirse mal por no ir a una reunión, por no hacer lo mismo que los demás. Se trata de conjugar la felicidad individual con los mínimos comunes, peros sin cargas. No supone más esfuerzo ni responsabilidad que si uno se enfrenta individualmente, a todas esas cosas», explica.

Como profesional del campo social, Nacho destaca que «hemos ido construyendo comunidad y arquitectura social a fuego lento», lo que se ha traducido en que ha habido tiempo para pensar y decidir, para tejer la confianza a partir de trabajar la responsabilidad. «Creemos más en el deseo que en la imposición. Y eso se nota en el grupo», afirma.

Por supuesto, hay que resolver temas operativos: el mantenimiento, la sostenibilidad… «Ahí entra en juego lo que es necesario y lo que podemos dar», matiza. En concreto, han calculado que, con dos o tres horas al mes de trabajo comunitario de cada persona adulta del edificio, será suficiente. Algunas tareas que serán encargadas a profesionales externos.

A la hora de tomar decisiones, «todos los adultos son socios con voto. Hay bastante vocación por entenderse. Cada miembro de una pareja vota individualmente. Si hay asuntos que atañen exclusivamente a la vivienda, cada pareja es autónoma, claro».

Pero no todo puede estar previsto, más que nada porque hay poca experiencia. Está por definir qué pasará con los hijos. «Tenemos claro que hay que darles oportunidad de quedarse a vivir, si quieren. Si no, deben tener derecho a percibir la parte del fondo común que les corresponda». Tampoco hay que descartar que haya parejas que se separen. «Tendrán que decidir los afectados. No será más complicado que cuando hay una propiedad. Habrá una red de apoyo para lidiar con esta situación. La vivienda, no se depreciará, ni se podrá vender».

Para generalizar experiencias como esta, «hace falta paciencia, saber social, superar los baches, hay que trabajárselo y hace falta gente que acompañe». Pero es una apuesta muy interesante que según su implantación podría tener un gran impacto en el mercado de la vivienda.

El Ayuntamiento de Viena lleva 100 años promoviendo esta idea y es uno de los mayores propietarios de Europa, de modo que no es un imposible vivir en la ciudad. La ayuda pública facilita muchos las cosas. Lo más difícil es cambiar el chip, pasar de la propiedad al uso. Las administraciones deberían facilitar este modelo, las entidades sociales podrían poner mucho de su parte para impulsar el cambio. Después de todo, el derecho a la vivienda no es lo mismo que poseer una vivienda.

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