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Rudy Gnutti, documentalista y ensayista: «Ha llegado el momento de repartir los beneficios de siglos de desarrollo»

Mundo obrero y del trabajo

Rudy Gnutti, documentalista y ensayista: «Ha llegado el momento de repartir los beneficios de siglos de desarrollo»

27 abril 2018

José Luis Palacios | Músico de formación, cineasta de profesión y ahora ensayista. Este italiano que rodó el documental «En el mismo barco» para indagar en el futuro del trabajo, amplía su discurso con «El mundo sin trabajo», un cuaderno de rodaje y un libro que supone un paso más en su empeño por defender el reparto equitativo de los frutos del desarrollo tecnológico.

¿De dónde viene tu interés, siendo un musico profesional, por estos temas?

Tuve un estudio de música durante 25 años, pero hace unos pocos comencé a trabajar como director de documentales, sabiendo, que tarde o temprano, acabaría haciendo este documental. También estudié Antropología Cultural en la Sapienza de Roma, donde leí el libro de Guy Aznar, «Trabajar menos para trabajar todos». Como artista freelance, al que le decían que no podría vivir de lo que hacía, me preguntaba por qué es tan importante el trabajo. En Italia, antes de decir tu nombre se dice tu profesión, ingeniero Franchetti, arquitecto Luigini… Mi padre, a los 40 años, siendo un campesino, consiguió montar una empresa que iba muy bien. Pero odiaba lo que hacía y en un momento comenzó a dedicarse al arte. No terminaba de adaptarse. De hecho, una vez me dijo: «espero que nunca tengas la mala suerte de vivir de una renta, porque te cambia la vida». Creo que mi padre tenía razón en algo. De hecho, Zygmunt Bauman dice que más difícil que repartir la gran riqueza que se ha creado con la tecnología será inventar una sociedad donde el pilar ya no sea el trabajo.

¿Qué impacto ha tenido el documental en estos dos años desde su estreno?

Las grandes distribuidoras no creían que la gente fuera ir al cine a ver esta película. Nosotros sí la movimos y la gente no ha parado de ir a verla. Se ha pasado en cines de media España. El fenómeno más curioso es lo que pasó en Barcelona. El cine Texas lo pasó cuatro o cinco meses, con debate después. La gente se quedaba sin entrar. A tres euros el pase, estaba lleno de jóvenes, de universitarios. Los políticos, los economistas deberían tener claro lo que va a pasar, o tendremos un problema que no sabremos resolver.

¿Por qué escribió el libro después de haber hecho el documental?

No podía desarrollar más el discurso en el documental. El libro es una manera de ampliar lo que salía en la película. A Bauman le encantó la película, vino a la presentación y habló de otras cosas que no salían en la película. El libro es también un viaje sobre cómo se hizo. Acabo la película con una pregunta: sabemos lo que hay que hacer, pero ¿quién lo va a hacer? En el libro planteo de dónde viene esa pregunta, el sentido que tiene y hago un análisis de donde estamos ahora y por dónde podríamos ir.

Y, ¿dónde estamos?

El trabajo manual, asociado a una clase obrera, está desapareciendo y aparece el precariado, que no es solo gente sin estudios. Tenemos una riqueza concentrada en pocas manos, lo que no tiene sentido ni a nivel moral, ni a nivel funcional. En el momento glorioso de la clase obrera, orgullosa de lo que hacía y de su poder, era capaz de imponer al dueño de una fábrica un acuerdo, porque había que convivir. Ya no es así. El propietario de la fábrica puede llevarse la fábrica a otra parte, o poner máquinas. Cuesta explicar a alguien que viene de esta experiencia obrera que no habrá trabajo, y que eso no tiene por qué ser negativo.

¿Hacia dónde va el barco?

Pensemos en un barco en el que vamos todos. Antes había 100 personas remando, había desigualdad, es verdad, pero había una distribución de los beneficios, aunque fuera dispar. Ahora el barco va con motor. ¿Por qué queremos que la gente vuelva a remar? No creo que hagan falta más servicios o productos. Decimos que hay que trabajar porque no sabemos repartir la riqueza de otro modo. Podemos parar los motores, y volver a remar, o pensar que el motor es de todos y lo que hay que repartir es la riqueza y la fuerza que sale de los motores.

Aquí es donde aparece la renta básica…

En la peli, en el libro, la profesora Mazzucato se pregunta por qué el teléfono es propiedad de alguien si el GPS que lleva es un invento del Estado, si el propio internet es fruto del esfuerzo del Estado… Se ha socializado el esfuerzo y se ha privatizado el beneficio. No tiene sentido. Lo lógico es pensar que ha llegado el momento de sacar los beneficios de siglos y siglos de desarrollo y esfuerzo y repartirlo entre la humanidad, la verdadera propietaria. Keynes decía que dentro de 100 años la tecnología lo cambiará todo. Marx lo dijo también, también dijo que el capitalismo explotaría, que llegaría un momento en que el 1% produciría cosas que el resto no podría comprar.

La renta básica, como concepto, es útil, no solo moralmente justo. Hay quien piensa que la renta básica es una propina para los pobres, para que puedan comprar. Muchos de izquierda piensan que como la renta básica viene también de Silicon Valley no es aceptable. Sería un truco capitalista, para que el círculo productor-consumidor siga. Pero la renta básica supone distribuir la riqueza de las máquinas, haciendo una reforma fiscal enorme. Es bueno desarrollar los motores lo más posible porque nos va a beneficiar a todos, si repartimos las ventajas. Las máquinas son cada vez más limpias, pueden serlo, y podrían producir casi cualquier cosa. El problema no sería crear la riqueza, sino cómo distribuirla. Hablamos de discutir la propiedad privada de las máquinas.

¿Desaparecería el trabajo como lo entendemos?

Si se da un sueldo a las personas, aunque me gusta más hablar de dividendo tecnológico, como dicen en Silicon Valley, todo el mundo podría vivir. Si necesitas un camarero, perfecto, ofrécele algo que le convenga, no esos 600 euros por 50 horas. Un ingeniero seguirá siendo ingeniero porque le gusta, un músico tocará porque le gusta… Habrá tareas que nadie querrá hacer, tendrán que pagarse muy bien. Lo que es muy lógico. Si yo hago lo que me gusta, ya tengo bastante recompensa. Lo utópico es pensar que podemos seguir así, tendremos cada vez mejores motores y habrá personas excluidas, sin que pase nada.

El otro gran problema es lo que pasará en sociedades tan acostumbradas a vivir de la centralidad del trabajo. Son ocho horas al día que te mantienen ocupado y que no te dejan pensar en quiénes somos o hacia dónde vamos. Eso puede asustar. Los economistas responden que ya se resolverá, que primero hay que evitar que la gente que ya no rema no muera de hambre. En el documental, una señora dice que en el futuro, sin tener que trabajar, haremos cosas bonitas. Ojalá.

¿Se entiende igual el mensaje del documental y del libro dependiendo de la generación a la que se pertenezcan?

Hay una diferencia generacional. Los jóvenes han cambiado su concepto de trabajo, porque no han tenido suerte con él. Las estadísticas dicen que los jóvenes ya no gastan en pisos y en coches, no tienen dinero, pero lo que tienen se lo gastan en conciertos y en viajes. Esto es cambiar el mundo, mucho más que salir en manifestación. El fabricante de Detroit y de Seattle tiemblan al ver estos datos. No comprar pone en peligro el sistema económico. Ya existen coches compartidos, ahora son de una empresa. Pero quién dice que en el futuro no sean de todos, porque, al final, se trata de un coche que ya no tiene la carga identitaria que tenía, aquello de tengo un coche bueno porque soy mejor.

Todavía se dice que el trabajo es una cuestión moral. ¿Eso quiere decir que hay que volver a remar no sea que las personas se dediquen a hacer cosas raras? ¿Qué pasa con el medioambiente? El sistema ahora solo funciona creciendo y creciendo. Seguir remando supone seguir destruyendo el planeta. La tecnología bien entendida puede ser una posibilidad para reorganizar la producción, el trabajo y el consumo. ¿Cómo podemos aprovechar el gran éxito de la tecnología, sin morir de éxito? La parte medioambiental es fundamental, aunque la trate poco. Hoy estas ideas se entienden mejor, se habla de renta básica, se llame como se llama, de separar el trabajo de la supervivencia. Algo está cambiando.

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La violación de la dignidad del trabajo humano

Internacional, Paro, pobreza y exclusión

La violación de la dignidad del trabajo humano

25 abril 2018

Francisco Porcar | Hace ya bastantes años, en 1981, Juan Pablo II decía que los pobres son en muchos casos «resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano» (Laborem exercens, 8). También el papa Francisco, más recientemente: «Hoy el trabajo está en riesgo, en un mundo donde el trabajo no se considera con la dignidad que tiene y que da» (Encuentro con el mundo del trabajo en Génova, 27 de mayo de 2017). El informe de la Organización Internacional del Trabajo, «Perspectivas sociales y de empleo en el mundo. Tendencias 2018», es un retrato de esta violación de la dignidad del trabajo. Las principales constataciones y tendencias señaladas por este documento son:

1º. El crecimiento económico mundial ha repuntado y se prevé que permanecerá estable aunque bajo, por debajo del 4%.

2º. El desempleo mundial sigue siendo muy elevado: 192 millones de personas. La tasa mundial de desempleo fue del 5,6% en 2017 y se estima en el 5,5% para 208. En 2019 se calcula que habrá 1,3 millones más de desempleados.

3º. Aumenta el empleo vulnerable y desde 2012 está estancada su reducción. Alrededor del 42% de los trabajadores del mundo (1.400 millones de personas) se encuentran en diversas modalidades de empleos vulnerables. En los países «en desarrollo» ese porcentaje es del 76%.

4º. Se ralentiza el ritmo de la reducción de la pobreza laboral. Los ingresos o el consumo per cápita de más de 300 millones de trabajadores de países «emergentes» y «en desarrollo», son inferiores a 1,90 dólares al día. En los países «en desarrollo», el número de personas en extrema pobreza laboral (menos de 1,90 dólares/día) es del 40% de los empleados. La pobreza laboral moderada (ingresos entre 1,90 y 3,10 dólares/día) afecta a 430 millones de trabajadores y trabajadoras de países «emergentes» y «en desarrollo».

5º. Hay importantes variaciones entre países y regiones: en los países «desarrollados» van ya seis años consecutivos con tasas de desempleo descendentes, pero con un desempleo persistente, un amplio porcentaje de trabajadores desanimados y una creciente incidencia del empleo a tiempo parcial involuntario. Sin embargo, entre 2014 y 2017, las tasas de desempleo en los países «emergentes» han aumentado y se estima un incremento de 0,4 millones de desempleados en 2018 y de 1,2 millones en 2019. En los países «en desarrollo» se estima un aumento del desempleo en 0,5 millones, tanto en 2018 como en 2019.

6º. Hay muchas desigualdades de género. Las mujeres tienen un déficit de participación en la población activa de 26 puntos respecto a los hombres. Cuando sí participan tienen menos posibilidades de encontrar un empleo y cuando lo encuentran tienen más dificultades para que sea un empleo de calidad. El desempleo de los jóvenes es del 13%, casi tres veces más que los adultos. Entre los jóvenes se producen también las desigualdades de género, que marcan su futuro.

7º. El desplazamiento de trabajadores hacia el sector servicios, donde las malas condiciones de trabajo son mayores que en la industria, y donde abunda el trabajo a tiempo parcial, está empeorando la situación de vulnerabilidad.

8º. El envejecimiento de la población complica aún más las cosas y plantea retos importantes: mantener fuera de la pobreza a la población jubilada, promover el trabajo decente para una población trabajadora en creciente envejecimiento…

Está muy claro: mientras sea la lógica de un sistema económico regido por la máxima rentabilidad la que someta el trabajo humano nada cambiará y los derechos de las personas trabajadoras serán pisoteados y sometidos a la destructiva rentabilidad económica (que destruye la vida de los trabajadores y del planeta), cuando son precisamente esos derechos los que deberían ser el criterio justo para el funcionamiento de la economía (Laborem exercens, 17). Por eso es totalmente cierto lo que dice el papa Francisco: «Es necesario quitar centralidad a la ley del provecho y darla a la persona y al bien común» (Encuentro con el mundo del trabajo en Bolonia, 1 de octubre de 2017). No hay otro camino.

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Peligros y oportunidades en la era de la posverdad

Colaboraciones, Iglesia

Peligros y oportunidades en la era de la posverdad

23 abril 2018

Josetxo Vera | Oficina de Información de la CEE. Doctor en Comunicación Pública.

Unas cuantas expresiones en inglés se están poniendo de moda entre los periodistas y son presentadas como los nuevos enemigos de la profesión: los bubble filters, las echo chambers o las fake news están poniendo contra las cuerdas la esencia del periodismo: el acceso a la verdad.

Hemos pasado de una verdad sólida, indisputable e incuestionable a la desaparición de la verdad, empantanada y ahogada en lo que se llamó la dictadura del relativismo. Ese tiempo ha sido sepultado por otro nuevo al que se ha llamado la era de la posverdad: las opiniones ya no son todas aceptables, ahora triunfa una por encima de todas, la posverdad. En este tiempo, las expresiones en inglés, sin darse a conocer en demasía, configuran y consolidan nuevas acciones y nuevas decisiones.

Este es el marco en el que trabaja la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede, que a finales de enero, presentó a los delegados de Medios de las diócesis españolas su nuevo organigrama de comunicación, con el objetivo de llegar a más con una estructura adecuada a los nuevos formatos y a los nuevos retos informativos. El trabajo coordinado busca salir más rápido no solo para defender la verdad sino para proponerla de modo más consistente.

Estamos ante la nueva batalla del periodismo clásico, que ahora afecta también a las instituciones y a su comunicación institucional. Ese periodismo que simplemente trabaja para poner en relación a las personas con la verdad de lo que ocurre. De eso trata esta profesión, para eso existe, es su razón de ser: servir al hombre, acercándole a la verdad y permitiéndole ser libre, y servir a la verdad dándola a conocer. Por eso, cuando no hay verdad no hay periodismo, ni tampoco libertad, ni humanidad, ni futuro, ni esperanza.

Los obispos de la Comisión de Medios de la CEE hablaron el año pasado de esta necesidad: «El llamamiento que nos corresponde es el de permanecer en el terreno firme de la verdad. Un terreno en el que cada avance de la sociedad se suma a los anteriores y conduce a los siguientes. Vivir al tiempo en que las aportaciones de los antepasados mejoran a los contemporáneos y juntos ayudan a preparar un futuro mejor para los que vienen detrás (…). En el terreno de la verdad brotan y florecen todas las grandes realidades necesarias para el desarrollo de la humanidad: el amor, el conocimiento, el progreso, la alegría, la esperanza, la confianza. Nada de ello hay en la mentira o en el ocultamiento de la verdad. Estamos a tiempo de permanecer en la verdad como motor imprescindible de la humanidad».

Contra esa verdad, que pone en relación la realidad y la persona, la posverdad se puede definir como la adecuación de la persona a la opinión mayoritaria, a lo socialmente correcto, que es mudable, efímero y fugaz, y, por definición, independiente de la realidad. En este mundo de la posverdad flotan esos tres enemigos a los que aludíamos al principio.

El más conocido es el de las fake news. No es un fenómeno nuevo, pero ha cogido relevancia en estos dos últimos años. El papa Francisco dice que la primera fake new es la de la serpiente, en el pecado original: la confusión entre verdad y mentira. Esa confusión tiene una lógica que la hace apetecible, simpática, interesante y, por todo ello, viral. El antídoto, señalaba Lucio Adrián, de la Secretaría para la Comunicación, a los delegados de Medios, es la práctica de la profesión, con su rigor y sus criterios propios (contrastar fuentes, comprobar datos, rectificar…), el conocimiento y la confrontación con el otro en el diálogo.

El segundo enemigo de la verdad periodística en el actual contexto es el de los bubble filter, los filtros burbuja, que crean los algoritmos de las fuentes de información más importantes que existen en el mundo: los buscadores y las redes sociales. Tanto Google como Facebook, Twitter, Instragam o incluso las ofertas televisivas de plataformas como Netflix ofrecen a sus usuarios resultados a sus búsquedas que son coherentes con lo que sus algoritmos han definido que está en su ámbito de interés.

No nos ofrecen respuestas de lo que hay en el mundo, sino respuestas que a nosotros nos van a gustar o interesar. Cuando habíamos empezado a pensar en internet como la solución a los filtros que establecen los poderes económicos e ideológicos a la difusión de noticias en los medios, resulta que internet se ha convertido en un filtro más perfecto, más rotundo, y por tanto más limitador.

Esto lleva al tercer enemigo, las echo chamber, las cámaras de eco. Es la aplicación de los filtros burbuja a las ideas. Hay ideas que alcanzan una relevancia social porque resuenan de grupo en grupo de manera desproporcionada a su interés o a su valor. Esto ocurre porque se difunden en una cámara virtual en la que interactúan de manera muy persistente unos pocos elementos que hacen resonar las mismas ideas en ese grupo de Facebook, de Whatsapp, grupo de Twitter, etc.

Ante estos tres peligros conviene apuntar dos soluciones. En primer lugar animar y exigir un periodismo profesional, comprometido con la verdad, aferrado a la deontología profesional. Esto lo podemos hacer todos los ciudadanos, porque los periodistas están a nuestro servicio, para permitirnos ese derecho universal al conocimiento de la verdad, a informar y a ser informados. La segunda solución también está en manos de los ciudadanos y es su responsabilidad. Hay que romper los filtros burbuja y salir de las cámaras de eco. Debemos buscar información en fuentes alejadas de nuestra forma de pensar, seguir a personas que no piensan lo mismo que nosotros, consultar medios de comunicación opuestos a nuestros intereses. Hacer expreso en internet nuestro deseo de conocer lo que dicen los demás, porque el riesgo verdadero es que internet solo nos diga lo que nosotros queremos escuchar.

Los peligros son fuertes pero las soluciones están en nuestra mano, si seguimos en peligro la responsabilidad es nuestra.

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Trabajadora de ayuda a domicilio: «Es muy duro vivir preocupada de si llegas a final de mes»

Colaboraciones, Flexibilidad y precariedad, Mujer trabajadora

Trabajadora de ayuda a domicilio: «Es muy duro vivir preocupada de si llegas a final de mes»

20 abril 2018

Elena Moreno | Inma es una mujer de 56 años, vecina de la Vall d’Uixó (Castellón), que lleva toda la vida trabajando. Actualmente se encuentra en una situación complicada: separada y con una hija de 20 años en la universidad. Es una de tantas trabajadoras y trabajadores pobres que, aun teniendo un sueldo, no le da para mantener a su familia y llegar a final de mes, sin apuros.

¿Cuál ha sido tu experiencia laboral?

Empecé a trabajar con 14 años en una tienda de electrodomésticos, pero solo estuve un año. Enseguida entré a trabajar en una serrería, en la que estuve 20 años, hasta que la cerraron por la crisis. Trabajábamos chicos y chicas, todos con el mismo salario, y estuve muy bien. Me gustaba este trabajo y la relación con mis compañeros era muy buena.

Después de esto, me tuve que reciclar y me saqué el título de Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) y el de geriatría para trabajar en esto de manera profesional. Por suerte, pronto encontré trabajo en una casa en la que estuve tres años. Fue una experiencia muy bonita y satisfactoria. Descubrí que me gusta mucho cuidar de las personas mayores y me di cuenta de que valía para eso. Pero lo tuve que dejar porque mi hija estaba en el colegio y no tenía a nadie que me la cuidara. Tenía un horario que me impedía atenderla y estaba siempre sola o con las vecinas para que yo pudiera irme trabajar. A parte, no tenía tiempo para arreglar nada, ni papeles, ni cosas que yo necesitaba, y tampoco tenía tiempo para mí misma. Así que estuve una temporada en la que aprovechaba las horas que mi hija estaba en el colegio para ir a limpiar casas, escaleras, despachos…, lo que saliera.

¿Cuál es tu situación actual?

Desde hace cinco años trabajo en una casa particular cuidando a tres hermanas que tienen más de 80 años y les limpio la casa. Una de ellas necesita más cuidados, incluso para ducharse y vestirse. Tengo una jornada laboral de 34 horas semanales, a tiempo partido, por lo que hago 4 viajes al día: de nueve a una por la mañana y dos horas por la tarde, pero igual entro a una hora y salgo a otra porque ellas me dicen cada día lo que tengo que hacer. Luego, el seguro me lo pago yo de mi jornal, y no me corresponden ni pagas extra, ni desplazamientos, las vacaciones me las tengo que repartir y no tengo derecho a paro ni nada.

¿Y en cuanto al sueldo?

Cuando empecé acordamos que cobraría 900 euros, pero como me descontaban el seguro, se quedaba en 700 euros. De todas formas, era un trabajo que me gustaba y lo acepté. Pero cada día me pedían un poco más y acabé haciendo de todo: limpiar, lavar, cortinas, paredes, además de cuidar a la hermana, que cada vez necesitaba más ayuda. Así que les pedí un aumento de sueldo, y me lo dieron.

El problema es que desde hace siete meses estoy de baja y todo ha cambiado. He estado cobrando 600 euros al mes, y ahora me ha bajado a 550 euros. Me llaman continuamente para ver cuándo voy a volver o dicen que se buscarán a otra persona. Pero yo no puedo hacer nada.

¿Cómo afecta esta situación a tu familia?

La verdad es que cuesta mucho llegar a final de mes. Además, con mi hija en la universidad y sin beca, mucho más, porque no puedo dejar de ayudarla para que estudie. Es su segundo año en la Universidad de Valencia y vive en un piso alquilado, tengo que pagar el material, la alimentación y lo que haga falta. No le puedo dar ningún capricho porque no hay para más. Pero doy gracias a Dios porque ella lo entiende y no me exige nada. A parte, se ha sacado un cursillo de socorrista y en verano trabaja para ayudar con sus gastos y ayudarme a mí.

Y a nivel personal, ¿cómo lo vives?

Pues no demasiado bien. Anímicamente es una situación muy dura, porque sientes que has estado toda la vida trabajando para verte ahora así, siempre preocupada de si llegamos o no a final de mes, si puedo pagar esto o no tengo para comer ni nada.

¿Qué sería para ti un trabajo digno?

En mi opinión, deberían de cambiar muchas cosas. Para las personas que trabajamos en ayuda a domicilio las condiciones continúan siendo muy precarias: tendrían que pagarnos el seguro, tener pagas extra, como una trabajadora normal. Por otra parte, si estas mujeres me quisieran despedir, no tendría derecho a cobrar paro pues mi seguro no contempla esa situación. Además, sería necesario que nos pagasen un salario digno, por lo menos, para poder vivir con dignidad. Me gustaría poder ayudar más a mi hija. En mi caso, puedo seguir adelante gracias a la ayuda de mis hermanas. De lo contrario, sería imposible.

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#CaminarJuntos al servicio de los pobres

Editoriales

#CaminarJuntos al servicio de los pobres

16 abril 2018

Cuando en la Asamblea Plenaria de noviembre de 2014 la Conferencia Episcopal Española decidió abrir un proceso de diálogo con los movimientos especializados de Acción Católica, la HOAC manifestamos nuestra alegría por ese «necesario diálogo eclesial». Después del proceso de diálogo constatamos que ha sido para nosotros una gracia que nos ha ayudado a profundizar y madurar con mayor conciencia en nuestro ser y misión que para la HOAC es la presencia evangelizadora en medio de las condiciones de vida y de trabajo del mundo obrero. Somos Acción Católica para la Pastoral Obrera. A eso nos envía la Iglesia. Pero, sobre todo, constatamos la necesidad de que ese diálogo entre movimientos y obispos sea algo permanente y habitual, en el conjunto de la Iglesia en España y en cada diócesis. Está en el ser de todos y cada uno de los movimientos de Acción Católica, en el ser de nuestro servicio a la vida y misión de la Iglesia. Está en el propio ser de la Iglesia.

Nuestra experiencia nos dice, como nos recuerda el papa Francisco, que la Iglesia estamos permanentemente necesitada de «conversión misionera», que la salida misionera y la profundización vital en la misión es «capaz de transformarlo todo» (EG 27). Esa conversión misionera nos pide crecer siempre en algo que es propio del ser de la Iglesia y una llamada permanente: la sinodalidad, el caminar juntos. Solo esa sinodalidad nos posibilita vivir de verdad un permanente discernimiento de la realidad concreta de nuestro mundo en la que estamos llamados a anunciar el Evangelio y a construir desde él fraternidad. Porque «lo importante es no caminar solos, contar siempre con los hermanos, y especialmente con la guía de los obispos, en un sabio y realista discernimiento pastoral» (EG 33). Y la conciencia de que «cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide; pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atrevernos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (EG 20). Esto nos pide promover en nuestras comunidades eclesiales locales, y en el conjunto de la Iglesia, caminos para el diálogo y el discernimiento, para caminar juntos y hacer de todos y de cada comunidad un sujeto activo en la vida misionera de la Iglesia. Al servicio de ese caminar juntos, desde el protagonismo de cada uno, la colaboración y la solidaridad, debemos estar el ministerio laical que somos los movimientos de Acción Católica y el Ministerio Pastoral, creciendo en la práctica mutua de «escuchar, que es más que oír» (EG 171).

Teniendo siempre presente vitalmente que ese «caminar juntos», desde la escucha y el diálogo, es para hacer más verdad en nuestra vida y actuación algo que nos recuerda insistentemente el Magisterio de la Iglesia: «El amor por el hombre, y en primer lugar por el pobre, en el que la Iglesia ve a Cristo, se concreta en la promoción de la justicia» (san Juan Pablo II, CA 58). «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres (…); esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre (…) Hacer oídos sordos a ese clamor (…) nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto (…)

La Iglesia ha reconocido que la exigencia de escuchar este clamor brota de la misma obra liberadora de la gracia en cada uno de nosotros, por lo cual no se trata de una misión reservada solo a algunos: la Iglesia, guiada por el Espíritu de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia, y quiere responder a él con todas sus fuerzas» (EG 187 y 188).

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DIÁLOGO Y PARTICIPACIÓN | Este editorial está abierto a tu valoración. Lo puedes comentar y/o compartir en las redes sociales, a través de la página de la HOAC en Facebook y/o en la cuenta de Twitter. Utilizamos la etiqueta #CaminarJuntos. También puedes hacer llegar tu opinión al correo electrónico participacion@noticiasobreras.es

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Cine | Un instante de dos mil años

Colaboraciones

Cine | Un instante de dos mil años

13 abril 2018

Inaki LancelotSaulo de Tarso nació en la provincia romana de Cilicia, en la costa sur de la península de Anatolia, hacia el año 5. Fue ciudadano romano coetáneo de Jesús de Nazaret y perseguidor de los practicantes de la nueva religión. Pero hacia el año 35 en un viaje a Damasco, experimentó su conversión. Ya como Pablo realizó tres viajes de evangelización, cubriendo unos tres mil kilómetros, mayoritariamente a pie. Sus epístolas forman parte fundamental de los Evangelios, como los Hechos de los Apóstoles, en los que su discípulo Lucas glosa gran parte de su vida.

Cuando nació gobernaba en Roma el primer emperador, Augusto. A quien siguieron Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, el último de la dinastía Julio-Claudia.

Hacia el año 67 Pablo es llevado prisionero a Roma, donde impone su capricho el emperador Nerón. La ciudad sufre un incendio, del que culpa a los cristianos. Decreta su martirio y la ejecución de Pablo, quizá su figura más importante tras la muerte de Pedro y Santiago.

En este punto se inicia la película «Pablo, el apóstol de Cristo». Con la llegada del médico griego Lucas (El Evangelista), culto y preparado, a la ciudad imperial. Su objetivo es sorber de la sabiduría de Pablo en sus últimos días de vida, visitándole en el sótano que ocupan los condenados a muerte en la prisión Mamertina.

Andrew Hyatt, que antes dirigió «Llena de gracia», hace una recreación histórica de la urbe, reflejando escenas como la venta de esclavos, si bien elabora un film intimista, que incide en los sentimientos de los personajes, centrándose en las catacumbas. En la vida en penumbra iluminada someramente con teas de aceite. En unos tiempos salvajes donde los vigías aplican el castigo capital a su juicio y donde los huérfanos son asesinados.

El film evita la senda espectacular y utiliza elementos cinematográficos con muy mala prensa entre la crítica actual, como los ralentizados, los discursos en off y la música encabalgada. Al mismo tiempo, plantea interesantes dicotomías entre los personajes. Priscila y Aquila, protectores de la comunidad se debaten entre escapar para salvar vidas o quedarse para atender a nuevas víctimas. Mauricio, el prefecto de la prisión, se cuestiona la fidelidad a lo que se espera de él como militar romano y apenas contiene su curiosidad ante la ciencia o el carisma de un recluso que cita el amor como la única salida posible.

Los recuerdos del pasado y la imagen del protomártir Esteban atormentan a Pablo mientras arden antorchas humanas. Y dos escenas quedan en el recuerdo. En la primera, un grupo de penados es conducido en la oscuridad hacia una luz intensamente blanca, cegadora. La del circo, su final. La otra recoge cómo la primera transcripción realizada por Lucas es copiada a mano simultáneamente por diferentes personas que multiplican el escrito siglos antes de la invención de la imprenta.

Jim Caviezel dota al personaje de Lucas de personalidad. Su creación del médico griego procedente de Antioquía, también al sur de Anatolia, lo hace creíble como el autor en lengua griega del evangelio mejor redactado. Sucedido dos mil años atrás. Apenas un instante.

Pablo, el apóstol de Cristo
Director: Andrew Hyatt
Nacionalidad: EEUU
Intérpretes: Jim Caviezel, James Faulkner, Olivier Martinez, Joanna Whalley, John Lynch
Estreno: 23/3/18

Matar a Jesús

La directora de esta película es Laura Mora, la hija de un profesor universitario asesinado por un narcoesbirro.

Años después nos relata cómo el azar le permitió tratar en profundidad al homicida. A través de la película el espectador llega a conocer al muchacho muy de cerca y el juicio moral absoluto es imposible.

«Matar a Jesús»
Directora: Laura Mora
Nacionalidad: Colombia
Intérpretes: Giovany Rodríguez, Natasha Jaramillo
Estreno: 13/4/18

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Exhortación apostólica Gaudete et exultate

Iglesia

Exhortación apostólica Gaudete et exultate

09 abril 2018

Tercera exhortación apostólica del papa Francisco, cuyo objetivo es «hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió “para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor” (Ef 1, 4)».

Hoy se ha hecho público el contenido de la nueva exhortación apostólica de Francisco que lleva por título Gaudete et exultate (Alegraos y regocijaos, Mt 5, 12) sobre la santidad en el mundo actual. Con esta reflexión, que novedosamente contiene apelaciones directas al lector, Bergoglio ha querido compartir su visión de cómo cada cual puede llegar a ser lo que está llamado a ser y ser fiel así a su propio ser.

Se trata de un documento de 42 páginas, dividido en cinco capítulos, donde aparece el sello distintivo de Francisco. Aquí está presente la teología del pueblo con la que tanto se identifica, la relación entre la vida cristiana y el compromiso con la justicia, su preocupación por los más pobres y olvidados, su sensibilidad hacia el genio femenino, su profunda espiritualidad siempre encarnada… Todo ello, como es habitual en él, con un lenguaje claro y directo, sin olvidarse de señalar los riesgos y tentaciones que rodean todo acercamiento al magisterio cristiano.

Nos encontramos ante una exhortación que va a resonar especialmente en aquellas comunidades, movimientos y entidades de cristianos que quieren ser fieles al mandato evangélico en medio del mundo en que vivimos y en el corazón de los distintos ambientes por los que discurre la existencia de cada persona.

Si en Evangelii gaudium abordó la misión de la Iglesia, en Laudato si’ recogió los grandes desafíos del planeta y la humanidad y en Amoris laetitia se centró en la vida familiar, ahora se dirige a cada persona individual, si bien, comprendida como integrante de una comunidad y pueblo, para renovar el llamamiento universal a alcanzar la santidad en la vida cotidiana sin necesidad de gestos heroicos, reconociendo las imperfecciones y limitaciones del ser humano, presentes también, nos recuerda, en los santos y santas reconocidos oficialmente por la Iglesia.

El Papa subraya que el llamamiento a la santidad es universal, independientemente de cualquier condición y estado de la persona, cada uno por su camino: “Todos estamos llamados ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”. 

Como no podía ser de otra manera, en su apelación expresamente cita al trabajador (n. 14), a la persona casada, a los padres y a los abuelos y hasta a la autoridad. No es casualidad que en la presentación de la exhortación ante la prensa, haya participado Paola Bignardi de la Acción Católica italiana.

Igual que Bergoglio señala los muchos elementos y medios que la Iglesia pone a disposición de sus fieles para lograr la santidad, también señala los peligros de caer en el gnosticimos y el pelagianismo. Pero donde más brilla la pluma del Papa es a la hora de proponer las bienaventuranzas como el ADN del cristiano y las actitudes vitales que pueden contribuir a recorrer ese camino de santidad. Finaliza la exhortación, proponiendo una metodología que resume con el título Combate, vigilancia y discernimiento, que trae importantes resonancias para la Acción Católica, tanto Especializada como General, con un largo desarrollo del método de revisión de vida basado en ver, juzgar y actuar.

 Vídeo de presentación 

 Documentos de interés 
■ Texto completo de la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate.
Síntesis.
Descarga en formato pdf / doc.

https://twitter.com/RevistaNNOO/status/983314931943690240

 

Natalia Peiro: «Ahora las personas en pobreza cronificada son menos visibles»

Paro, pobreza y exclusión

Natalia Peiro: «Ahora las personas en pobreza cronificada son menos visibles»

21 marzo 2018

José Luis Palacios | Natalia Peiro ha sido nombrada secretaria general de Cáritas Española, después de 16 años de carrera profesional, más de la mitad dedicados a la cooperación internacional. Es licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, está casada y es madre de cuatro hijos.

Es usted la primera mujer que llega a la secretaría general de Cáritas Española. ¿Qué supone para usted y para la organización?

Es un signo de alegría en muchas personas, también para mí. Ojalá pueda poner rostro a la mayoría de las personas que trabajan en Cáritas, un 70% son mujeres. Hay muchas mujeres que ocupan puestos importantes a todos los niveles en la organización. El mío es un cargo más público pero el peso de la acción de Cáritas, como de otras muchas laborales de la Iglesia está en manos de mujeres. El papa Francisco ha pedido a las mujeres un rol más activo, dar un paso adelante, una mayor participación. Es fruto de los tiempos, de la normalidad de la vida.

Su predecesor, Sebastián Mora, tuvo que lidiar con el momento más álgido de la crisis, ¿Son muy distintos lo retos que el contexto social le plantea como secretaria general? ¿cuáles serán sus prioridades?

Los años de la crisis supusieron un gran esfuerzo por multiplicarse y extenderse a un ritmo muy rápido, los recursos que invertíamos crecían a un ritmo también muy rápido. El reto sigue siendo el mismo: acompañar a las personas para que puedan recuperar su dignidad y volver a llevar una vida normalizada en sociedad. El camino será otro, porque muchas personas ahora están en una situación de pobreza más cronificada y además son menos visibles. Hay que hacer un esfuerzo para que se cuente con las personas que se han quedado en la cuneta, curar las heridas que ha dejado la crisis, personas y familias que llevan muchos años soportando la pobreza. Tenemos que innovar y ser valientes, ofrecer nuevas soluciones a problemas enquistados. Seguramente, no baste con responder a las necesidades básicas. Llevamos acompañando ya seis años al 15% de las personas que atendemos y tenemos que ver cómo podemos ayudarles a salir de esa situación.

El plan estratégico anterior marcaba tres apuestas muy claras: la promoción de la economía solidaria, la respuesta a la inmigración y la apuesta por la sostenibilidad medioambiental. ¿Cuál es su balance?

Hemos hecho alianzas con organizaciones de Iglesia en estas materias que sirven como signo externo de los pasos que hemos dados y del cumplimento de esas tres estrategias: Iniciativa «Iglesia por el trabajo decente», «Enlázate por la justicia» y «Migrantes con derechos». Estas tres campañas están dando muchos frutos en cada territorio.

Hemos conseguido que se reconozca a las personas migrantes o en movilidad como los pobres entre los pobres. En la discusión entre migrantes y refugiados, hemos sabido consolidar un mensaje común. La línea jurídica que les separa es muy frágil. No dejan de ser personas que llegan como refugiadas y acaban convertidas en inmigrantes irregulares, igual que hay migrantes que huyen de sus países por razones económicas o por un desastre natural que no pueden volver.

La economía solidaria es uno de los programas que más impulsos ha recibido, con proyectos especiales de recuperación textil, economatos, cáterin, restauración…, con un montón de empresas sociales. Por supuesto, la alianza por el trabajo decente ha supuesto mucha incidencia social. Algunas de las propuestas políticas de Cáritas hablaban del salario mínimo interprofesional, de las cláusulas sociales en los contratos de la administración pública…

Si hablamos del cuidado de la creación, se ha avanzado bastante. Pero cuesta entender, o no sabemos hacerlo, la importancia que tiene. Laudato si´ no es solo una encíclica, que ya es, sino una llamada a la acción, porque si no lo hacemos lo que vamos a dejar a nuestros hijos es un desastre de planeta.

A nivel internacional se ha priorizado la relación con la Iglesia de la Amazonía. Hay una red que trabaja en muchos ejes, con casos y litigios estratégicos para mostrar lo que está pasando y no debería pasar, en sitios donde los recursos naturales están siendo explotados, generando muerte y pobreza. No es solo ecología, sino ecología humana.

¿Cómo valora el recorrido de la iniciativa Iglesia por el Trabajo decente que lleva ya cuatro años en marcha? ¿Qué implicaciones está teniendo ya para la propia Iglesia en su faceta inevitable, al fin y al cabo, de empleadora?

Todas las iniciativas que nos unen como Iglesia para cuestiones sociales son muy importantes. Al final, la Iglesia son personas, familias, comunidades, parroquias, organizaciones…, y cuando cada cual hace cosas muy diferentes se proyecta cierto caos. Cuando hacemos juntos cosas importantes para la vida de las personas y nos mostramos juntos defendiendo derechos, haciendo propuestas, celebrando…, la gente se alegra, no se siente sola.

El empleo, siempre lo hemos dicho, es uno de los elementos de inclusión para las personas, no solo por razones económicas sino por la dinámica vital que despliega. El mercado de trabajo más flexible, más inestable…, sobre todo para las personas no cualificadas, no es suficiente. Por eso creemos que la subida del SMI es una buena noticia y seguimos pidiendo una garantía de ingresos mínimos para las personas en situación de pobreza, que sea complementaria, que no haya que elegir entre recibirla y tener o aceptar un empleo.

Cáritas forma parte de la patronal del Tercer Sector y tiene un compromiso real para que nuestras organizaciones sean ejemplo del cuidado de las personas, también de las que trabajan aquí. En los años de la crisis, creció la conciencia de que las personas que trabajan en Cáritas necesitaban atención, cuidados porque estaban sobrepasadas. Hay políticas de salario, de conciliación y también de cuidado, de preocuparnos por la formación y profesionalización.

Cáritas va a destinar 1,3 millones de euros a financiar un plan de acción con migrantes y refugiados en España… ¿nos puede detallar en qué consiste y qué complicidades será necesario movilizar?

Cáritas, en general, como hace siempre, está de manera subsidiaria llegando a donde los demás no llegan, rellenando los huecos del sistema. Las personas que llegan con una ayuda de emergencia del gobierno y de las organizaciones de asilo y refugio reciben alojamiento, asistencia jurídica, apoyo para el aprendizaje de idiomas… pero no reciben otras cosas que sí les ha dado. No queremos abrir plazas nuevas con huecos sin rellenar.

Es un plan con fondos propios para reforzar la capacidad de atención integral. Es una apuesta por atender mejor a las personas que ya están aquí. Lo que no queremos es atender las emergencias y dejar que los problemas se enquisten. Donde nos la jugamos es en la integración.

¿Cuáles serían a su entender los próximos avances que debe dar Cáritas?

La cooperación internacional va a ser una de las prioridades. Creo que la salida, aunque sea por la puerta pequeña, de la crisis nos tiene que servir para levantar la mirada y darnos cuenta de que hay muchos temas conectados. Los recursos, por ejemplo, para ayuda humanitaria no paran de crecer y los de desarrollo no paran de disminuir. Esto es un desastre. Cáritas siempre ha apostado por un modelo que prioriza la localización, que sean los agentes locales los que hagan las cosas y dirijan lo que tenemos que hacer. Para eso hace falta permanencia, presencia, indicarse en las comunidades y procesos locales y recursos estables. Esto es lo que les puede dar un respiro a los países y dejar de funcionar a golpe de crisis, que, por otra parte, no paran de aumentar.

La economía solidaria va a seguir, el empleo que existe y el que va a existir seguramente sea limitado. Hará falta otra economía y proyectos para generar empleo inclusivo.

El próximo plan estratégico será una estrategia para el cambio. Queremos adaptar la organización a una forma de trabajar que tenga en cuenta que los cambios cada vez son más rápidos y prepararnos para reaccionar con innovación social. Sin dejar de hacer lo que estamos haciendo, claro.

Todos tenemos que rejuvenecer e ilusionar a las personas que se compromete con la Iglesia en cualquiera de sus facetas y no lo podemos hacer los unos sin los otros. Hacen falta personas con valores cristianos para que se incorporen a la misión de Cáritas y la Iglesia necesita gente comprometida para que jueguen papeles importantes en sus comunidades.

¿Qué dificultades enfrenta hoy su institución para seguir siendo creativamente fieles a su misión? ¿Cuál le gustaría que fuera su aportación?

El tesoro de Cáritas es su capilaridad, que puede parecer a veces dispersión en la actuación, somos una confederación donde cada diócesis decide su rumbo y nuestra misión, desde los servicios generales, es animar y ayudar para responder a las necesidades que vemos, ver qué hacer juntos y qué por separado. A veces es difícil ver el fruto de lo que hacemos, pero la historia confirma que, aunque parezca lento no lo es tanto para las personas que reciben ayuda, es un modelo positivo. Me gustaría ver que aumenta la comunión entre las parroquias, las diócesis y toda la confederación. Hacer que todas las entidades trabajemos y caminemos con un solo corazón.

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Nuevas formas de explotación: Impacto laboral de la economía digital

Mundo obrero y del trabajo

Nuevas formas de explotación: Impacto laboral de la economía digital

16 febrero 2018

Este fin de semana se ha celebrado la Asamblea diocesana de la Hermandad Obrera de Acción Católica de Valencia, un movimiento de Iglesia al servicio del Mundo Obrero, que desarrolla su compromiso en diversas actividades eclesiales y sociales, con especial atención en aquellos ámbitos donde la dignidad de la persona trabajadora está siendo dañada por la deshumanización y el empobrecimiento.

Aprovechando este encuentro de trabajo y celebración, se dedicó un espacio a la formación comunitaria sobre nuevas formas de precariedad laboral en la era de la Cuarta Revolución Industrial, la economía digital, la industria 4.0, el empleo vía plataformas o el internet de las cosas y cómo nuestras decisiones económicas de consumo retroalimentan el nuevo paradigma. ¿Qué papel jugamos como consumidores y productores ante mecanismos controlados por algoritmos basados en computación y estrechamente integrados con internet? ¿Qué ha cambiado con la aparición de UBER, Facebook, Amazon, Alibaba… ¿Cómo afecta este cambio de paradigma a la capacidad productiva y colaborativa de las personas? ¿Qué dice la Iglesia al respecto?

Durante el debate se destacó el impacto de la economía digital en las condiciones de trabajo, y del descarte de personas innecesarias, inempleables entre las consecuencias más graves. También se destacó el aprovechamiento de los vacíos legales en una economía digitalizada para externalizar el riesgo: “ni siquiera te despiden, sólo te desconectan de la aplicación”. Individualización de las relaciones laborales, flexibilidad y disponibilidad a cambio de salarios que apenas dan para vivir, #trabajadorespobres. La deshumanización, el aislamiento, la pérdida de fuerza colectiva centraron un debate intenso, pero no apocalíptico en el que también se aportan pistas de reflexión para la toma de conciencia colectiva y la acción profética.

En Evangelii gaudium se insta a la comunidad católica a decir NO a una economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero que gobierna en lugar de servir, no a la inequidad que genera violencia. Los desafíos que nos plantea Francisco priorizan la inclusión social de los pobres, el cuidado de la fragilidad, la búsqueda del bien común y el diálogo como contribución a la paz social.

En la encíclica Laudato si’, un diálogo con el mundo sobre el cuidado de la casa común se desmenuza la globalización del paradigma tecnocrático (106-114), que lleva a destruir la naturaleza y a explotar a las personas y las poblaciones más débiles. Un paradigma que ejerce su dominio sobre la economía y la política, impidiendo reconocer que el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social.

El motor de la HOAC es seguir reclamando que la persona debe ser el centro, su dignidad, no su hedonismo, su capacidad de crear y colaborar, de ser útil con otras y sumar a la causa de Dios para el bien común. Si el valor está en el trabajo asistimos con recelo al avance tecnológico, reaparece el run run del fin del pleno empleo, la tentación ludita y la evidencia de un sistema diseñado para producir capital, no puestos de trabajo. Seguimos en el marco del capitalismo, ampliando mercado, a cualquier coste, ¿qué hacemos con los excluidos?

Tras el debate la asamblea se centró en la aprobación del balance y presupuesto, la renovación de responsabilidades internas y revisar la marcha del quehacer apostólico comunitario. La celebración de la Eucaristía y la vida compartida concluyeron con las fechas inmediatas en el calendario común:

8 de marzo: Iguales en dignidad, iguales en derechos

Como HOAC, nos sentimos llamadas a celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, hacemos nuestra las convocatorias de huelga propuestas desde las organizaciones sindicales y las de cuidado, consumo y estudio organizadas por el movimiento feminista. Nos sumamos a la movilización para visibilizar las discriminaciones que sufren las mujeres trabajadoras en el acceso y en el empleo, y para dar voz a tantas mujeres heridas por este sistema patriarcal, deshumanizador y tan contrario a los planes de Dios para la humanidad.

En coherencia, el jueves 8 de marzo, animamos a participar en la diversidad de actos con motivo del Día Internacional de Mujer Trabajadora y a asistir a la manifestación que partirá a las 18h desde el Parterre de Valencia.

Conversación en Red
#Empleo4punto0 • #TrabajoDigno

El trabajo decente, la clave del desarrollo

Editoriales

El trabajo decente, la clave del desarrollo

15 enero 2018

¿Por qué el mundo del trabajo es la clave del desarrollo en el mundo global? Con esta pregunta el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral convocó a los sindicatos de todo el mundo a un encuentro con el Vaticano. Cita que contó con la participación de CCOO y UGT, junto con representantes de la Pastoral Obrera y de la HOAC. En los albores de la Cuarta Revolución Industrial, Iglesia y sindicatos han iniciado una etapa sin precedentes que tiene voluntad de continuidad.

El punto de partida[1] ha sido un diagnóstico crítico del mundo actual; recuperar la trayectoria del magisterio de la Iglesia en relación al trabajo y al desarrollo humano, con especial insistencia en las novedades y formulaciones de Laudato si’; plantear los principales desafíos globales; y esbozar algunas consideraciones sobre las respuestas sindicales en la lucha por la justicia.

Iglesia y sindicatos comparten preocupación por los niveles de desigualdad, con la amenaza del cambio climático y la rápida y descontrolada deriva a una economía digitalizada. Constatan los cambios impuestos mediante reformas laborales, que debilitan los derechos del trabajo y deterioran la vida de los trabajadores y de sus familias; la financiarización de la economía, que concentra la riqueza en pocas manos y la fe ciega en la tecnología, como solución a los problemas de la organización social. Como consecuencia, «el incremento de la robotización, el individualismo, la desigualdad, la precariedad, el desempleo masivo, la pobreza y el fenómeno de la exclusión y el descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo».

Se reconocen aliados ante la urgente necesidad de situar el trabajo humano «estructurador de la identidad personal y colectiva», como la clave de la cuestión social y la dignidad de la persona; fundamento para un nuevo paradigma ético, basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible. Y emplazan a empresarios y gobiernos «a hacerse cargo de los desafíos (…) actuar en solidaridad (…) con “trabajo, tierra y casa para todos”».

La aportación del papa Francisco, un imprescindible tratado sobre el profundo sentido cristiano del trabajo, ayuda a resolver dudas sobre el valor del trabajo pues «condiciona no solo el desarrollo económico, sino también el cultural y moral de las personas, de la familia, de la sociedad». En su pontificado, el trabajo es indispensable, irrenunciable e irremplazable para una vida buena y para el cuidado de la casa común. De ahí se explica la consideración de los sindicatos como instituciones esenciales para la construcción de sociedades más democráticas, basadas en los valores de la colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad. Les anima a ejercer su liderazgo, con un impulso a su tarea profética (denuncia y conciencia crítica); a una constante innovación en sus formas de representación para incluir «a los más vulnerables del mundo del trabajo»; y a ejercer una solidaridad universal, que trascienda, proteja derechos, escape del individualismo y del consumismo, y cuestione el sistema.

La realización de este encuentro es un gran logro. El grado de interlocución, con representantes al máximo nivel, es un segundo aspecto a resaltar. El diálogo y los consensos alcanzados, un tercer aspecto relevante y antesala de una cuarta consideración: las implicaciones en el ámbito local, desde lo cercano, para la Iglesia, sindicatos, movimientos e iniciativas comprometidas con la dignidad del trabajo. Interpela a la Iglesia española a primerear –tomar la iniciativa– para hacer operativa esta alianza, siguiendo la estela del Dicasterio. Conviene recordar que los líderes sindicales han expresado, en estas páginas, su voluntad de compartir espacios de colaboración. La Iglesia, su Pastoral Obrera y sus movimientos especializados, han de ser consecuentes y acompañar los retos y desafíos del mundo del trabajo, con especial insistencia en la humanidad sufriente que provoca la cultura del descarte, y que podremos ayudar a cambiar con nuevas formas de pensar, de sentir, de actuar para ejercer la solidaridad activa entre todos y para todos.

[1] Tema del mes, Noticias Obreras, noviembre 2017.

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