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La Acción Católica Española planifica sus compromisos para este curso

Iglesia

La Acción Católica Española planifica sus compromisos para este curso

19 noviembre 2019

El sábado 16 de noviembre, el Consejo de la Acción Católica Española (ACE) mantuvo su primera reunión del curso.

En este espacio de planificación y de sinodalidad convergen la Acción Católica General y la Acción Católica Especializada, integrada por los movimientos Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Estudiante Católica (JEC), Juventud Obrera Cristiana (JOC), Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos (MJRC), Movimiento Rural Cristiano (MRC) y Profesionales Cristianos (PX), junto con el obispo consiliario, D. Antonio Gómez Cantero.

En la reunión, que contó con la participación del presidente general de la HOAC, Gonzalo Ruiz, se abordaron “los aspectos esenciales que cada movimiento quiere cuidar durante este curso”; dialogaron del Foro Internacional de Acción Católica (FIAC), un importante espacio de coordinación internacional del que participan de forma activa, al ser miembros de su Secretariado; y compartieron los encuentros principales de cada entidad, “con el objetivo de apoyarse mutuamente y hacerse presentes en los que fuera posible”, según la nota emitida por la Secretaría General Permanente de la ACE.  Además, para mejorar esta dinámica de caminar juntos, el Consejo se plantea en este curso “configurar una estructura de Acción Católica que dote de operatividad, al servicio de la misión propia como laicado en acción, en comunión con los obispos”.

Congreso del laicado en España

Uno de los temas de mayor calado de la reunión fue el Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida”, convocado en Madrid en febrero de 2020. De esta cita, compartieron sus avances, la participación de cada movimiento y asociación, “así como el interés porque suponga una verdadera renovación de la forma de trabajar con el laicado”, según la nota. Un congreso que, en estos momentos, se encuentra en su fase de desarrollo diocesano, de la que se esperan aportaciones y cuya síntesis servirán de referencia para la elaboración de un Instrumentum laboris.

En esta cita, están llamados a participar más de 2.000 personas y de la que la ACE espera sea un gran motivador para el “impulso a la Acción Católica, poniendo al servicio lo que los une y lo que en conjunto pueden aportar al resto de la Iglesia, como su metodología y herramientas, y su forma de organización que pone en el centro a laicos y laicas. Alegres por el trabajo sinodal y la comunión que está suponiendo todo este proceso para la Iglesia española”. En este sentido, el Consejo confían en avanzar hacia una propuesta “acorde a la actualidad, diverso en su interior, para seguir siendo esa ‘Iglesia en salida’ que llega de un modo concreto y con un mensaje comprensible de justicia a cada espacio donde se siente llamado”, señalan.

Valladolid | Presentación del libro «La gran encrucijada. Crisis ecosocial y cambio de paradigma»

Convocatorias

Valladolid | Presentación del libro «La gran encrucijada. Crisis ecosocial y cambio de paradigma»

19 noviembre 2019

El próximo viernes 22 de noviembre, a las 19 horas, en la librería solidaria Azacán (calle Carmelo, 3) de Valladolid se realizará la presentación pública del libro de La gran encrucijada. Crisis ecosocial y cambio de paradigma, de Santiago Álvarez Cantalapiedra (Ediciones HOAC, 2019).

En el acto intervendrán: 

Belén Pintado, responsable de Organización de la HOAC de Valladolid.
Antonio Verdugo, Comisión Diocesana de Justicia y Paz.
Santiago Campos, educador ambiental y activista social.
Santiago Álvarez, doctor en Economía Internacional y autor del libro.

Este ensayo se estructura en tres partes. La primera, compuesta de cuatro capítulos, caracterizan la crisis ecosocial: «la crisis de las muchas crisis». En ella subyace una crisis ecológica, económica y de cuidados, una profunda involución social y un vaciamiento democrático.

La segunda parte aborda el orden social que surge de las transformaciones anteriores. Vivimos unos tiempos inciertos donde el futuro está abierto. La culminación del orden social neoliberal nos sitúa frente a una bifurcación que muestra diferentes trayectorias potenciales. La historia no está escrita de antemano. La escribimos cada día. Los capítulos de esta parte del libro resaltan algunas de estas circunstancias impuestas. Solo podremos responder a los desafíos planteados si somos plenamente conscientes del mundo que va surgiendo. La gran bifurcación en la que nos encontramos representa, como la propia crisis ecosocial, una encrucijada de complejidades. Tan condenadamente compleja que nos obliga a combinar la lucha por llegar a fin de mes con las que eviten el fin del mundo. 

La última parte del libro plantea la urgencia de un cambio de paradigma que sea capaz de situar en el centro de la conversación pública la vida buena. Sin una idea de lo que significa, se hace difícil construir una sociedad justa que permita que todas las personas puedan llegar a fin de mes sin que eso impida salvar al mundo. Y en todo ello, qué pueden aportar las religiones en la búsqueda de respuestas a los problemas socioambientales.

El autor

Santiago Álvarez Cantalapiedra. Doctor en Economía Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Valladolid. En ambas universidades ha ejercido la docencia. En la actualidad es director del FUHEM Ecosocial y de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global. Miembro del consejo editor de la colección de libros Economía Crítica & Ecologismo Social y del consejo de redacción de la Revista de Economía Crítica. Autor de artículos y capítulos en libros colectivos sobre las necesidades sociales, el consumo y las relaciones que existen entre el bienestar social y la calidad de vida con la sostenibilidad en el marco de la globalización capitalista y la crisis ecosocial actual.

La dignidad y el futuro del trabajo en la era de la 4ª Revolución Industrial

Iglesia

La dignidad y el futuro del trabajo en la era de la 4ª Revolución Industrial

19 noviembre 2019

La Academia Pontificia de Ciencias Sociales desarrolló recientemente un Simposio Internacional convocado con el título Dignidad y el futuro del trabajo en la era de la 4ª Revolución Industrial.

En la Casino Pio VI de Ciudad del Vaticano, durante cuatro sesiones de diálogo y de reflexión en las que tomaron la palabra y compartieron sus investigaciones destacados miembros de la Academia, entre los que se encontraban Marcelo Sánchez Sorondo, canciller; Stefano Zamagni, presidente. Junto con destacadas personalidades de las Ciencias Sociales como el sociólogo italiano, Pierpaolo Donati; Adam Elsheikhi, del departamento de investigación de la OIT;  Beatriz Nofal, economista y política argentina; Partha Dasgupta, economista indio; el economista valenciano, José Raga; el antropólogo argentino, Marcelo Suárez-Orozco; el economista y profesor estadounidense, Jeffrey Sachs; el sindicalista italiano, Marco Bentivogli; el economista norteamericano, Anthony Annett; el economista y estadístico italiano, Enrico Giovannini; la profesora francesa de filosofía, Cecile Renouard; el filósofo y teólogo catalán, Francesc Torralba; la bióloga italiana, Marta Bertolaso; el economista alemán, Ulrich Walwei; y el filósofo y político italiano, Rocco Buttiglione.

Además, participaron alrededor de 80 jóvenes que integran el SDSN Youth, un programa de formación y de trabajo en red de la ONU cuyo objetivo es promover la resolución práctica de problemas de desarrollo sostenible y la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel local, nacional y mundial.

El resultado de la reunión se ha sintetizado en una Declaración pública de siete puntos que, por su interés en relación con el debate abierto sobre el futuro del trabajo y el impacto de la VI Revolución Industrial, traducimos al castellano de su versión original en inglésCon ello, pretendemos únicamente extender sus contenidos y conclusiones.

***

La dignidad y el futuro del trabajo en la era de la 4ª Revolución Industrial

Declaración final*

1. El futuro del trabajo humano está lleno de esperanzas y amenazas. Para alcanzar estas esperanzas y evitar estas amenazas, es necesario asumir colectivamente la responsabilidad en nombre de toda la humanidad, naciones y organizaciones internacionales. La nueva economía del conocimiento, centrado en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), junto a la inteligencia artificial (AI)/robots, puede liberar a los hombres y mujeres de la mera ejecución de tareas y permitirles dedicar sus energías a propósitos más satisfactorios y creativos. Pero, también pueden crear desempleo masivo o la alienación de los trabajadores reducidos al papel de asistentes sumisos de un proceso laboral que ya no pueden controlar. Mucho dependerá de la filosofía que guíe los nuevos procesos de producción automatizados: ¿será una filosofía que solo tenga como objetivo el beneficio o una que valore la participación de los trabajadores, el cuidado del bien común, y tenga una especial preocupación por los pobres y marginados?

2. La digitalización y el desarrollo de las inteligencias artificiales están produciendo una nueva revolución inesperada: desde los años 50, la informática y la Tecnología de la Información y la Comunicación han ejercido una influencia que ha cambiado no solo nuestra interacción con el mundo sino también la comprensión de nosotros mismos; no nos percibimos como entidades aisladas ―y ya no vivimos como tales― sino más bien como cuerpos de información interconectados, o inforg, compartiendo un entorno global que en última instancia está hecho de información, la infoesfera, con agentes biológicos y artefactos de ingeniería. A la luz de estas transformaciones, debemos tener cuidado de no caer en el error de pensar en las TIC digitales como simples tecnologías que aportan mejoras. Está en juego una transformación más sutil, menos sensacionalista y aún más fundamental y profunda en nuestro camino de concebir qué agente es y en qué tipo de entorno habitan estos nuevos agentes a través de una transformación radical de nuestra comprensión de la realidad y de nosotros mismos.

La principal herramienta de esta transformación es el algoritmo. El algoritmo se muestra aquí como una entidad interesante, no es solo una herramienta de cálculo sino un verdadero actor social que entra de lleno en el complejo sistema de la coordinación sindical y laboral. Solo si sabemos cómo abrir el algoritmo haciéndolo una voz explícita en las negociaciones tendremos instrumentos de mayor objetividad en la consulta y la contratación entre trabajadores y empresas. Si el algoritmo permanece escondido y opaco, existe el riesgo de arrebatar ―a los sindicatos y, por lo tanto, a los trabajadores― un espacio para codecidir su papel en el proceso de producción. Resumiendo, si por una parte pudiéramos avanzar hacia horizontes de mayor objetividad y transparencia, por otra, dessindicaríamos ciertas formas de trabajo con resultados inciertos y, en particular, exponiéndolas a usos no legítimos de estos sistemas. Necesitamos combinar el mundo del algoritmo con el mundo de la ética. Los valores éticos se deben introducir en la regulación de las nuevas tecnologías e incluirlas en los sistemas algorítmicos. Para preservar la dignidad del trabajo humano, proteger la dignidad de la persona necesitamos un algo-ética que nos proteja de las formas inhumanas del algo-cracia.

3. Para promover la dignidad del trabajo en un entorno cada vez más digitalizado, es necesario: (i) aumentar la conciencia del trabajo como relación social, y no solo como rendimiento funcional y, por lo tanto, configurarlo como relación social que vincule a todas las partes interesadas en el proceso de producción y consumo; (ii) mejorar la capacidad del trabajador para gestionar las relaciones con la tecnología por medio de la alfabetización digital y la reflexividad adecuada; asegurar que la actividad laboral favorece el ejercicio de la reflexividad (meta)relacional del trabajador; (iii) aplicar contratos relacionales al trabajo que permitan al trabajador llevar a cabo una vida diaria equilibrada entre el trabajo y la familia y la vida privada.

Necesitamos recuperar una metafísica básica de la persona humana (orientada hacia el bien y el bien común, creciendo en libertad a través del crecimiento en la virtud) que pueda ayudarnos a entendernos mejor y a influir en la dirección actual del desarrollo de la tecnología. Es posible orientar el desarrollo tecnológico de tal forma que se centre más sobre el desarrollo de la capacidad humana y permitir a los seres humanos el espacio para dedicarse al «ocio» en el sentido pieperiano[1], a estar en comunión con aquellos que se encuentran al margen de la sociedad, y, sobre todo, al culto.

4. Es inevitable y está surgiendo alguna forma de «adaptación» o «hibridización», entre la persona humana y las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, pero debería evaluarse sus consecuencias sobre aquellos que producen y usan las nuevas tecnologías. En la comprensión de estos cambios, nos puede ayudar el conocimiento histórico de los trastornos tecnológicos del pasado, incluso reconociendo que esta es una fase nueva y única de la historia. Necesitamos encontrar nuevas formas de representación de los trabajadores para que estos puedan ser una parte efectiva de nuestras deliberaciones sobre el futuro de la tecnología. Las tensiones y las dificultades para comprender los contenidos (fundamentos antropológicos) de la dignidad del trabajo humano está relacionado (i) con la herencia de la visión mecanicista y reductora moderna sobre el ser humano y su actividad y (ii) con las dinámicas globales emergentes para las que todavía no existe una epistemología adecuada que explique la influencia que tienen en los seres humanos y en los seres vivos en general.

La protección de las generaciones futuras contra la hegemonía de los algoritmos y los meros entornos sociales virtuales, estarán mediadas por la elaboración de experiencias y responsabilidades usando los sentidos y cuidando entornos / grupos de personas / proyectos / etc. concretos. Esto significa, por ejemplo, enfatizar la dimensión del cuidado tras el interés por la inmigración y la ecología. Los compromisos relacionales serán fundamentales a través del arte, la naturaleza, y las organizaciones colectivas. Las instituciones ―tal y como han sido concebidas― desaparecerán dejando el lugar a comunidades vivas gobernadas por la capacidad de asombro y admiración. La sostenibilidad no es suficiente ni posible sin procesos de solidaridad.

5. Es vulgar y pasa por alto la naturaleza de lo que las escuelas hacen mejor, la idea de que la escolarización debería ser una cinta transportadora de una fábrica que entrega trabajadores preparados y adecuados para los sistemas actuales de producción y distribución. La escolarización como la entendemos ahora ―primero imaginada por los griegos, debe esforzarse para educar “al niño entero al mundo entero”. La educación debe servir a los niños y a los jóvenes para “hacer” y “vivir” bien― el floreciente ideal aristotélico de Eudaimonia. La educación también debe ser para preparar a la juventud para una vida ética de compromiso cívico, pertenencia y ciudadanía participativa y transformadora. Y hoy más que nunca las escuelas deben dar a los niños y los jóvenes todas las herramientas ―desde las ciencias, las ciencias sociales, las humanidades y la ética― para erigirse como defensores de un cambio climático incontrolado, la amenaza existencial de nuestro tiempo.

La educación es más importante que nunca en la historia humana y ahora tenemos una comprensión mucho más completa de las vías informales por las cuales la educación genera una mejor salud, una ciudadanía más activa y modelos de movilidad de estatus. Un fuerte corpus de investigación sociológica, demográfica, económica y psicológica ha trazado el mapa de los efectos de la educación, medidos con mayor frecuencia por los años de escolarización sobre la movilidad socioeconómica individual (capital humano), cohesión social (capital social) y la salud y el bienestar. La preponderancia de la evidencia, desde hace algún tiempo, apenas sorprende: la escolarización tiende a generar poderosos círculos virtuosos. Quizás lo más interesante de estos hallazgos es la conexión existente entre la escolarización, la alfabetización y los resultados sobre salud en todo el mundo.

6. ¿Cómo puede la economía digital desencadenar la transición ecológica y social? Se necesita un discernimiento a diferentes niveles y por parte de todos los actores ―Estados, empresas, asociaciones, ciudadanos―. Siguen existiendo enormes amenazas y retos: dos tercios de nuestro actual crecimiento económico, medido por el crecimiento anual del PIB per cápita depende del consumo de energía per cápita ―energía que todavía sigue masivamente relacionada con los combustibles fósiles―. Tenemos que promover modelos económicos y estilos de vida descarbonizados. Sin embargo, hay un fuerte aumento de la huella energética de las tecnologías digitales, que crece anualmente de un 9% al 10%. Este hipercrecimiento ocurre a pesar del constante progreso registrado hasta ahora en términos de eficiencia energética de los equipos y sistemas digitales y tiene como consecuencia la de captación de una parte gradualmente desproporcionada de electricidad disponible, lo que aumenta la tensión sobre el aumento de las fuentes de generación libres de carbono. Esta tendencia es exactamente la apuesta a la que generalmente se atribuye a la Digital y va en contra de los objetivos de acoplamiento energético y climático establecidos por el Acuerdo de París. Por lo tanto, es urgente guiar un discernimiento colectivo hacia la acción colectiva. Se necesitan nuevos currículos para educar en una economía digital responsable y frugal. Están floreciendo algunas nuevas iniciativas en diferentes países y muchas empresas se comprometen para ser carbono-neutrales dentro de 15 o 25 años. Sin embargo, muy pocas integran los límites ecológicos de lo Digital. Está en juego un cambio cultural que puede inspirar políticas públicas y estrategias empresariales.

El auge de las nuevas tecnologías digitales, incluyendo la inteligencia artificial, la realidad virtual, la conectividad 5G, el big data, la superinformática, y otros avances, producirá una nueva ola de riqueza. Las nuevas tecnologías amenazan aún el bienestar de muchas maneras: la pérdida de privacidad, el aumento de la desigualdad entre ricos y pobres, el desempleo tecnológico masivo a medida que las máquinas reemplacen a los trabajadores, la vigilancia política, la manipulación de la información, la aceleración de la destrucción medioambiental, y la ciberguerra a través de la militarización de las nuevas tecnologías.

7. Este es el reto. Los avances tecnológicos ―incluyendo las tecnologías digitales― pueden aumentar el bienestar global, pero solo si la economía de mercado opera dentro de un marco moral guiado fundamentado en la dignidad humana y la ecología integral. Para crear la nueva economía moral, debemos combinar tres ideas fundamentales:

El destino universal de los bienes: un aumento en la riqueza de mercado debe compartirse en beneficio del bien común. El objetivo no es un mundo de unos pocos multimillonarios y miles de millones de empobrecidos. Es un mundo de prosperidad compartida e inclusiva.

La ecología integral y el desarrollo sostenible: el bienestar es relacional. La economía promueve la dignidad humana al apoyar el cultivo de las virtudes como individuos, miembros de la familia, amigos, ciudadanos, y participantes en la Creación.

Beatitudo[2] (Eudaimonia) y el bien común: la riqueza es instrumental, pero no es el summum bonum[3]. El propósito de la riqueza es aliviar el sufrimiento de la pobreza y posibilitar a los individuos vivir vidas bien equilibradas. Una mayor riqueza permite más tiempo para el ocio, el estudio, el pensamiento especulativo y tiempo con los amigos y la familia.

Las políticas públicas en la aplicación del principio de subsidiaridad en sus diversas articulaciones dirigidas al bien común son necesarias para aprovechar las nuevas tecnologías digitales para el bienestar de las naciones.

Notas.

* Traducción al castellano realizada por la revista Noticias Obreras. Versión original en inglés en www.pass.va

[1] N. del E. De Jopef Pieper, filósofo alemán del siglo XX. Alcanzó renombre sobre todo gracias a sus obras sobre las virtudes, el ocio como fundamento de toda auténtica cultura y  por su defensa de la filosofía como contemplación desinteresada de la verdad en todos sus aspectos. Sus obras tienen la capacidad de transmitir la sabiduría de la tradición filosófica y la teología occidental en un lenguaje actual.

[2] Felicidad, en latín.

[3] Bien supremo, en latín

León | Presentación del libro «No os dejéis robar la dignidad»

Convocatorias

León | Presentación del libro «No os dejéis robar la dignidad»

18 noviembre 2019

El próximo jueves 21 de noviembre a las 20 horas, en el salón de actos del Colegio Carmelitas (C/ Alfonso V, 12) de León, se presentará el libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, de Abraham Canales.

El acto de presentación pública contará con la participación de Paco Puertas, miembro de la Pastoral Obrera de León, y Abraham Canales, autor del libro. Organizado por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y Pastoral Obrera de León, y con la colaboración de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, promovida por Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Movimiento Rural Cristiano y las dos instituciones organizadoras.

Esta publicación, la primera de estas características que se edita en España, es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que concreta el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente, expresado en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

Canales ha participado en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el papa Francisco (Roma, noviembre 2016) y del encuentro internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?» que reunió al movimiento sindical mundial con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (Ciudad del Vaticano, noviembre 2017). 

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

La Pastoral Obrera de toda la Iglesia

Editoriales, Iglesia

La Pastoral Obrera de toda la Iglesia

18 noviembre 2019

El 18 de noviembre de 1994, hace ahora 25 años, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) aprobó el documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia. Era la primera vez que la CEE dedicaba íntegramente un documento a la evangelización del mundo obrero y del trabajo. Como escribió en la presentación del documento el entonces presidente de la CEE, Elías Yanes, fue «el resultado de un periodo largo en el tiempo y que marca una fecha histórica llena de esperanza en la evangelización del mundo obrero». Era el reconocimiento de la valiosa labor eclesial de movimientos y militantes obreros cristianos que «entregaron su vida para anunciar a Jesucristo y su Mensaje al mundo obrero en momentos muy difíciles y, en muchas ocasiones, con recelos e incomprensiones». Pero era, sobre todo, el reconocimiento de la necesidad e importancia de la Pastoral Obrera, que se proyectaba en el futuro a través de las propuestas operativas del documento. Especialmente importante era el planteamiento de que esta pastoral debe ser «preocupación, responsabilidad y tarea de toda la Iglesia».

Desde que se aprobó el documento la situación del mundo obrero y del trabajo se ha deteriorado y degradado mucho. Hoy, más aún que entonces, afrontar lo que está ocurriendo en el mundo del trabajo, con su cada vez mayor precarización e inseguridad vital, es central y decisivo para colaborar desde la Iglesia a afirmar en la práctica la dignidad de las personas y construir una sociedad más justa y fraterna, como Dios quiere. El reto que planteó el documento de la CEE de que la Pastoral Obrera sea de toda la Iglesia sigue pendiente. Es mucho el camino que nos queda por recorrer en este sentido, desde la clara conciencia de su importancia hasta su reflejo en la práctica pastoral cotidiana de nuestras diócesis y comunidades eclesiales. Mucha es la tarea realizada, la vida entregada, el servicio a los trabajadores y trabajadoras…, pero es aún más el camino que nos queda por recorrer.

Tenemos mucho que crecer en nuestra Iglesia en asumir vitalmente y hacer verdad lo que planteó san Juan Pablo II en Laborem exercens: «La Iglesia debe estar vivamente comprometida en la causa de la defensa de la dignidad en el mundo obrero y del trabajo, porque la considera como su misión, como verificación de su fidelidad a Jesucristo, para poder ser verdaderamente la “Iglesia de los pobres” (…) Y los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano» (n. 8). Algo en lo que el papa Francisco, en el marco de su propuesta para la transformación misionera de la Iglesia, insiste incansablemente: «Hoy el trabajo está en riesgo. En un mundo donde el trabajo no se considera con la dignidad que tiene y que da (…) El mundo del trabajo es una prioridad humana y, por tanto, es una prioridad cristiana (…) Donde hay un trabajador, ahí está el interés y la mirada de amor del Señor y de la Iglesia» (establecimiento siderúrgico Ilva, Génova, 27/05/2017).

Impulsar la evangelización del mundo obrero y del trabajo es un gran desafío para la Iglesia. Y, por ello, seguir impulsando la Pastoral Obrera lo es también para los movimientos especializados en el mundo obrero y del trabajo en nuestro ministerio eclesial de ser Acción Católica para la Pastoral Obrera.

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Opinión | Vidas plenamente humanas

Colaboraciones

Opinión | Vidas plenamente humanas

15 noviembre 2019

Manolo Díaz | Presidente de la HOAC de Córdoba.

El próximo domingo 17 de noviembre, el papa Francisco, nos ha llamado a celebrar la III Jornada Mundial de la Pobres, empieza su mensaje con «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9, 19). Y como él dice “Las palabras del salmo se presentan con una actualidad increíble”.

Pero lamentablemente, cada día nos encontramos con familias que son desahuciadas, con personas a las que se les deniega la renta mínima de inserción o se les atrasa meses y meses, durante los cuales no perciben ningún ingreso.

Cada vez hay más trabajadores y trabajadoras que sufren o han sufrido durante largo tiempo el paro, la economía sumergida, las malas condiciones de trabajo, la precariedad laboral. Uno de cada diez trabajadores es pobre; es decir, que con lo que cobra no consigue llegar a final de mes y, por consiguiente, no podrá cubrir sus necesidades básicas: alimentación, salud, vivienda, escuela, etc.

El empobrecimiento es una injusticia estructural de nuestra sociedad, consecuencia de la distribución injusta de los bienes, un problema radicalmente político. Construimos una sociedad a la altura de la dignidad del ser humano, en la medida en que la lucha contra la pobreza ocupa el centro de la acción política. Y esto tiene varias implicaciones:

• Sacar a la luz las situaciones concretas de empobrecimiento y denunciarlo como una situación de injusticia; desenmascarando las estructuras que provocan ese empobrecimiento.

• Priorizar las necesidades de los empobrecidos, haciéndolos protagonistas de la vida social. De lo contrario, no es posible avanzar hacia la justicia y la comunión social.

• Unir caridad y justicia.  Sin lucha por la justicia no hay amor, y sin amor no hay humanidad. Por eso la lucha contra el empobrecimiento, va mucho más allá  del paternalismo y asistencialismo.

• La manera de organizar la economía debe favorecer que todos y cada uno puedan disponer de lo necesario para una vida digna.

• Proponer modelos alternativos de ser persona, tanto a nivel personal como comunitario; es decir. Una  manera de ser y de vivir radicalmente distinta al tipo de persona individualista y hedonista que fabrica nuestro sistema de producción y consumo.

Para la Iglesia católica, la dignidad humana es sagrada. La existencia de los empobrecidos es la negación de la vida y de su sagrada dignidad. Para Jesús, la pobreza es contraria al plan original de Dios, es su negación práctica. Por eso, hacer la voluntad de Dios es ponerse al lado de los pobres y luchar contra su empobrecimiento, afirmando en la práctica su dignidad.

“No se trata solo de vencer el hambre, ni siquiera de hacer retroceder la pobreza. El combate contra la miseria, urgente y necesario, es insuficiente. Se trata de construir un mundo donde todo hombre, sin excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana (…), un mundo donde la libertad no sea una palabra vacía”. Pablo VI, Populorum progressio, 47.

Hiperliderazgo y sociedad civil

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Hiperliderazgo y sociedad civil

14 noviembre 2019

Javier Madrazo | Vivimos entre lo efímero y lo inmediato. Dedicamos poco tiempo al análisis y la reflexión. Solo cuenta el presente. No hay ni pasado ni futuro.

Así se explica el auge de un nuevo grupo de líderes políticos, generalmente con un ego muy desmesurado, que ejercen su función desde el hiperliderazgo, anulando de facto el papel de los partidos como espacios de debate, participación, así como de generación de ideas y propuestas.

La democracia se resiente

Los partidos, en el sentido en el que los hemos conocido, parecen pertenecer al pasado. Se han convertido en meras maquinarias electorales. Consultoras, asesores y community managers ocupan, y sustituyen, el espacio de los partidos, marcando la agenda, las comparecencias y declaraciones, e imponiendo criterios, decisiones y orientaciones hasta ahora reservados a las formaciones.

Hablamos de profesionales a sueldo, que se sienten invencibles e investidos de autoridad, que trabajan pegados a los máximos responsables públicos, condicionando sus posiciones, discursos y estrategias. Su opinión siempre se impone. Pueden colaborar con la izquierda o la derecha por igual. Mientras tienen éxito acallan toda disidencia y nadie se atreve a poner públicamente en cuestión sus postulados.

Su objetivo es crear y vender un relato, sea cierto o no, posicionar a su jefe y ganar. Los valores que se presuponen a la actividad y gestión pública no cuentan. En este contexto los partidos se perciben como un lastre, maquinarias pesadas de las que es mejor librarse para gestionar a golpe de Twitter.

En este engranaje resultan piezas imprescindibles los medios de comunicación, controlados por grandes poderes económicos, que marcan la agenda y el relato político al que se pliegan los principales líderes políticos. El argumentario redactado por agencias especializadas sustituye las ideas e ideologías.

Es cierto que las formaciones políticas no siempre han sido un modelo de transparencia y pluralidad, y democracia. Su existencia es necesaria; aunque tengan mucho camino por recorrer para transitar por vías que les acerquen de un modo más directo a la ciudadanía y a sus inquietudes. Para ello se debe profundizar y promover la democracia participativa frente a la democracia formal y meramente representativa.

Será esta la forma de superar la arbitrariedad derivada de los personalismos extremos y de hacer de contrapeso a los hiperliderazgos. No podemos resignarnos. No todo está perdido, ni mucho menos. El pensamiento crítico sabrá encontrar su lugar.

Pero, para conseguirlo, tal y como dice la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), es necesario recuperar el protagonismo de la sociedad y el principio de subsidiariedad. «La comunidad política está esencialmente al servicio de la sociedad civil y de las personas y los grupos que la componen. La sociedad civil, por tanto, no puede considerarse un mero apéndice o una variable de la comunidad política: al contrario, ella tiene la preeminencia, ya que es precisamente la sociedad civil la que justifica la existencia de la comunidad política» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 418).

No podemos perder de vista que los partidos políticos no son un fin en sí mismo; son herramientas al servicio de la participación política y de la búsqueda del bien común. «Los partidos políticos tienen la tarea de favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro» (CDSI 413). «Los partidos políticos deben promover todo lo que a su juicio exige el bien común; nunca, sin embargo, está permitido anteponer intereses propios al bien común» (Concilio Vaticano II).

Ello pasa por fortalecer el tejido asociativo y por implantar como algo cotidiano la práctica de consultas sobre todas aquellas cuestiones relevantes que afectan a la ciudadanía. Es necesario y urgente rehabilitar y recobrar el auténtico sentido y valoración de la acción política. Precisamente la política se rehabilita cuando se pone al servicio de la dignidad sagrada de la persona, especialmente de la más vulnerable, y cuando busca honestamente el bien común.

El ejercicio de la política se dignifica de un modo especial cuando procura responder a las necesidades y derechos de los más pobres de nuestra sociedad, y a las necesidades y derechos de los más pobres del planeta. La lucha contra las causas del hambre y la pobreza en el mundo han de ser una prioridad en la agenda de toda la sociedad y de todos los agentes políticos.

«El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres» (CDSI 182).

Frente un estado de opinión mayoritario, la política es una actividad profundamente noble y valiosa; una sociedad que la desprecie se pone a sí misma en peligro. Pero como demuestran los innumerables casos de corrupción que hemos padecido en España y que atentan contra el bien común, todo lo noble puede ser pervertido, también la acción política. De ahí la importancia de la ética en la política.

El papa Francisco, en un discurso reciente, recoge magníficamente la DSI en torno a la política y los partidos: «Cómo no observar el descrédito popular que están sufriendo todas las instancias políticas, (…) Con frecuencia el diálogo abierto y respetuoso se sustituye por ráfagas de acusaciones recíprocas y recaídas demagógicas… falta también la formación y el recambio de nuevas generaciones políticas. (…) Se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación. No nos contentemos con la poquedad de la política.

¡Cuánta necesidad estamos teniendo de una buena y noble política!

Tenemos que encaminarnos hacia democracias maduras, participativas, sin las lacras de la corrupción o de las colonizaciones ideológicas o las pretensiones autocráticas y las demagogias baratas. Cuidemos nuestra casa común y sus habitantes más vulnerables evitando todo tipo de indiferencias suicidas y de explotaciones salvajes».

Más información.

Videomensaje del papa Francisco para el Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos.

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Murcia | In memoriam: Tere Contreras, una vida hecha de amor y lucha

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Murcia | In memoriam: Tere Contreras, una vida hecha de amor y lucha

13 noviembre 2019

Joaquín Sánchez | Consiliario de la HOAC de Cartagena-Murcia

La muerte inesperada de nuestra entrañable compañera Tere ha supuesto un duro golpe, nos ha llenado de tristeza y nuestros corazones han sufrido un desgarro enorme. Se nos hace muy duro el saber que ya no está con nosotros. Era una persona que formaba parte de nuestras vidas y nosotros de la suya, de hecho, su familia nos decía que la HOAC era su segunda familia. Era una persona llena de ternura, bondad y compromiso.

Simultáneamente unido a este dolor, también nos sentimos llenos de agradecimiento y de esperanza. Agradecimiento a Tere por toda una vida dedica a construir un mundo mejor, más humano, más justo, creyendo que desde la educación pública se podía dignificar a las personas y crear un mundo más igualitario, sin que nadie se quedara atrás. Cuentan los que la conocían hace años y que la etiquetaban dentro de la “sección vaticanista”, que era una persona consecuente y coherente y que ellos que no tenían fe, era un modelo de vida llena de credibilidad porque sabía compartir la vida, su vida, toda su vida, desde el amor y la lucha. También, agradecimiento por contribuir a seguir construyendo el Reino de Dios, desde una Iglesia de los empobrecidos, desde una Iglesia luchadora por la justicia social y la libertad. Su fe alimentaba su gran corazón y su gran corazón enriquecía su fe, de tal manera, que ha sido una persona presente en todas las luchas, con su sonrisa, con su amabilidad y a la misma vez interpelando, cuestionando y molestando. Era curioso, a modo de ejemplo, verla acercarse a los antidisturbios y decirles que estábamos luchando por algo muy justo y que éramos muy buena gente, que no se pasaran y que desobedecieran a sus mandos. Era una persona comprometida, que no dejaba de sonreír y animar en los momentos de desánimos, reconociendo que solo su presencia, sus palabras y sus gestos nos elevaba el ánimo. La vamos a echar mucho de menos.

Agradecimiento, porque supo como nadie cuidar a su familia, a sus padres, a sus tres hijos y a su pareja Antonio ya fallecido, y también a sus hermanos y sobrinos. Estaba siempre presente, con una llamada de teléfono, con una conversación, preparando la comida, ejerciendo de abuela. Disfrutaba con la familia, era un pilar que unía y estrechaba lazos. Y, todos sabían que si querían hacerla feliz con la comida había que invitarla a una cerveza y a un pastel de carne.

Agradecimiento, por su forma de concebir la vida, por ser una persona feliz, sincera, muy sincera, auténtica, sencilla, sin complejos ni complicaciones, firmes en sus convicciones y con una gran fuerza interior. Fue generosa, aventurera, comprometida, con esperanza y enérgica a raudales.

Y, también nos llena de esperanza, porque sabemos que su vida no se ha perdido, que sigue viva en todo aquello que sembró y en la plenitud de la vida. Fue una persona que siempre sembró, compartiendo todo lo que tenía, su casa, su coche, su tiempo, en definitiva toda su vida, nunca guardo nada para ella;  dio todo lo que era. Siempre abierta a las personas, al mundo, sin miedos, una persona que vivió como pensó y como sintió. Fue un ejemplo de vida.

Por último, nos queda la esperanza  que su existencia ha encontrado la plenitud de la vida, que goza de la presencia del padre, y que el Padre goza de su presencia. Gracias por tu vida Tere.

 

https://twitter.com/HOACdeMurcia/status/1193066776399093760?s=20

Jaén | Presentación del libro No os dejéis robar la dignidad en la Semana de la Pobreza

Convocatorias

Jaén | Presentación del libro No os dejéis robar la dignidad en la Semana de la Pobreza

11 noviembre 2019

Con motivo de la III Jornada Mundial de los Pobres, la Diócesis de Jaén, mediante la Vicaría de Caridad y Acción Social, organiza la Semana de la Pobreza. El lema de este año es “La esperanza de los pobres nunca su frustrará”. Del 11 al 17 de noviembre se desarrollará un amplio programa de actos que pretende visibilizar las múltiples realidades de la exclusión.

Entre las actividades convocadas, el día 14 de noviembre a las 20 horas, en el Salón de Actos de la Sala CajaSur, está prevista la presentación pública del libro No os dejéis robar la dignidad. El Papa Francisco y el trabajo, a cargo de Abraham Canales, autor y responsable de publicaciones de la HOAC.

Esta obra de editada por la HOAC, movimiento de Acción Católica Especializada, la primera de estas características que se publica en España, es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente, expresado en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

***

Extracto del mensaje del papa Francisco con motivo del a III Jornada Mundial de los Pobres.

«2. También hoy debemos nombrar las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños.

Todos los días nos encontramos con familias que se ven obligadas a abandonar su tierra para buscar formas de subsistencia en otros lugares; huérfanos que han perdido a sus padres o que han sido separados violentamente de ellos a causa de una brutal explotación; jóvenes en busca de una realización profesional a los que se les impide el acceso al trabajo a causa de políticas económicas miopes; víctimas de tantas formas de violencia, desde la prostitución hasta las drogas, y humilladas en lo más profundo de su ser. ¿Cómo olvidar, además, a los millones de inmigrantes víctimas de tantos intereses ocultos, tan a menudo instrumentalizados con fines políticos, a los que se les niega la solidaridad y la igualdad? ¿Y qué decir de las numerosas personas marginadas y sin hogar que deambulan por las calles de nuestras ciudades?

Con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo, para encontrar algo que comer o con qué vestirse. Convertidos ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo. Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza. Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una amenaza o gente incapaz, solo porque son pobres.

Para aumentar el drama, no se les permite ver el final del túnel de la miseria. Se ha llegado hasta el punto de teorizar y realizar una arquitectura hostil para deshacerse de su presencia, incluso en las calles, últimos lugares de acogida. Deambulan de una parte a otra de la ciudad, esperando conseguir un trabajo, una casa, un poco de afecto… Cualquier posibilidad que se les ofrezca se convierte en un rayo de luz; sin embargo, incluso donde debería existir al menos la justicia, a menudo se comprueba el ensañamiento en su contra mediante la violencia de la arbitrariedad. Se ven obligados a trabajar horas interminables bajo el sol abrasador para cosechar los frutos de la estación, pero se les recompensa con una paga irrisoria; no tienen seguridad en el trabajo ni condiciones humanas que les permitan sentirse iguales a los demás. Para ellos no existe el subsidio de desempleo, indemnizaciones, ni siquiera la posibilidad de enfermarse».

Palabras de vida

Iglesia

Palabras de vida

08 noviembre 2019

Aquilino Martínez | El mes de noviembre siempre empieza poniendo nuestra mirada en Todos los Santos. Todos, los conocidos y los desconocidos. Necesitamos, de vez en cuando, elevar esta mirada a los santos, para darnos cuenta de que es posible vivir las bienaventuranzas. Este es el Evangelio que nos propone la Iglesia para este día. Las bienaventuranzas, cada una de ellas, nos resultan más evidentes cuando las vemos reflejadas en personas de carne y hueso. Personas que intuyeron, en ese sermón del monte, el proyecto de Dios para la humanidad y tuvieron la valentía de sumarse a él. Fueron, ya aquí, personas dichosas, felices que, con su testimonio, propusieron al mundo otro tipo de felicidad, al estilo de Jesús. Ahora, forman parte de esa «muchedumbre inmensa…, de toda nación, razas, pueblos y lenguas» que participan de la Bendición y el Amor de Dios.

Cuando pensamos en esa «muchedumbre inmensa» que está viendo a Dios, no podemos dejar de pensar en los nuestros, en aquellas y aquellos que formaron parte de nuestra historia personal pero ya no están con nosotros, o lo están de otro modo. Nuestro recuerdo es una memoria agradecida. Nuestras mejores flores pasan por llevar a la práctica las actitudes que aprendimos de ellos y que nos han hecho crecer como personas y cristianos. En el día de Todos los Fieles Difuntos alimentamos y reavivamos nuestra esperanza en que están junto a Dios, apoyados en las palabras de Jesús: «Volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros». Están también junto a nosotros, alentándonos en nuestras luchas y en nuestro caminar diario. Nuestro recuerdo y solidaridad para con aquellos que mueren en el anonimato, lejos de su gente querida, quizá en algún mar y o en alguna guerra perdida.

El domingo XXXI volvemos a encontrarnos con la figura de Zaqueo, ese pequeño-gran hombre, cuya curiosidad le llevó a encontrarse con Jesús y transformar su vida. Jesús se «cuela» por cualquier rendija que le dejamos abierta. La insatisfacción de Zaqueo, aunque lo tuviera todo, y su curiosidad por conocer a ese maestro nuevo fueron suficientes para que Jesús entrara en su casa y lo «revolviera» todo: «La mitad de mis bienes se los doy a los pobres…». Cuando uno se deja mirar por Jesús, cuando le abre las puertas de su casa, todo cambia y la salvación es posible.

En el domingo XXXII nos encontramos a un Jesús empeñado en defender la resurrección de los muertos, frente a aquellos que la niegan. Recurre a la misma historia de la salvación. El Dios de la Alianza, que, desde la zarza ardiendo, se dirige a Moisés expresándole su preocupación por el pueblo y su deseo de liberación, es un Dios de la Vida. Jesús ha venido a transparentar al Dios de la vida y de los vivos: «No es un Dios de muertos sino de vivos». Y lo es, especialmente, para aquellos que la sociedad da por muertos, los descartados.

Se nota que estamos llegando al final del año litúrgico. La Palabra de Dios tiene un tono más apocalíptico. En el domingo XXXIII Jesús está en el templo de Jerusalén y, ante la admiración de algunos por lo que están viendo, «relativiza» la belleza y la grandiosidad de lo que se ve: «No quedará piedra sobre piedra». No es para introducir miedo. Jesús siempre ha subrayado lo contrario: «No tengáis miedo». Su intención es que ayudemos a Dios a construir una humanidad no basada en la estética, en la apariencia, sino en los verdaderos valores. Nada material de este mundo es eterno, ni siquiera los grandes sistemas económicos. La salvación de este mundo es posible si perseveramos en los valores evangélicos, que ponen a la persona humana y su dignidad por encima de todo.

El último domingo del año litúrgico pone la mirada en Jesucristo, Rey del Universo. No es un rey como los de este mundo. El Evangelio de hoy nos muestra cómo es este Rey y cómo es su reinado. Reina desde la cruz, es decir, desde la entrega y la fidelidad máxima al proyecto de Dios. Reina desde la solidaridad con los crucificados de este mundo: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Reina desde el perdón hacia aquellos que le están crucificando. Reina reconciliando a todos y aportando verdadera paz, como confiesa san Pablo: «En Él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz».

 

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