El que fue presidente de la HOAC, Juan Fernández, y su mujer, Rosa, fueron homenajeados por la parroquia Preciosa Sangre de Orcasitas de Madrid, donde han pasado gran parte de su vida, comprometidos con las alegrías y las penas de sus vecinos y vecinas.

Reproducimos a continuación el mensaje que fue leído en su presencia durante la fiesta fin de curso de la comunidad parroquial:

Juan y Rosa, sed bienvenidos a nuestra fiesta parroquial.

Queremos compartir con vosotros esta celebración y mostraros un reconocimiento por haber sido luz para nuestra comunidad y para otros muchos que están en otros lugares.

Permitidnos compartir algunos hitos que han significado para nosotros la luz que nos habéis trasmitido y que ha alumbrado algunos de nuestros pasos, de nuestros caminos compartidos.

Podríamos comenzar hablando de vuestros pasos por Bilbao o Granada, pero por brevedad y porque estamos en Orcasitas, nos detendremos en lo vivido y compartido por aquí, en lo vivido en un contexto comunitario. Vuestra familia puede señalar mejor que nosotros otros hitos más personales o de otros lugares.

Un hito es lo que habéis vivido y compartido desde vuestro encuentro con Jesús de Nazaret. Se os nota en vuestra trayectoria, vuestras iniciativas, vuestras búsquedas, vuestras acciones, hasta en los lugares en los que habéis elegido vivir, los compañeros con los que habéis compartido tarea y vida. Y es que Jesús engancha, da ejemplo, anima, inspira, propone, susurra… cuando revisamos nuestra vida a la luz de la suya.

Ese hito lo habéis compartido de forma coordinada y organizada, porque habéis optado, como Jesús, por uniros a otros discípulos, otros buscadores y en medio de las personas que viven situaciones de opresión e injusticia, con las que no os conformáis.

Por eso, queréis dar una respuesta unida, dialogada, inspirada por él, y que dé respuesta a las situaciones de anti-Reino. Por eso apostasteis por la HOAC. Y porque a caminar se aprende caminando, a ser discípulos, a ser comunidad, a actuar con inteligencia y servicio evangélico, se aprende en común y con constancia.

Ese hito también lo habéis compartido en comunidad, animando a otros a seguir con esos recursos. Entonces podemos descubrir juntos que el Evangelio es luz para la vida, que podemos revisar nuestra vida con las actitudes de Jesús, que podemos ver la realidad, mirarla con profundidad, juzgarla a la luz del Evangelio y la persona de Jesús y proponernos actuar en esa misma realidad, junto a otros actores de la comunidad, del barrio, del trabajo, de la sociedad…

Habéis querido que esa sabiduría de Jesús no quede en grupos selectos, o en grupos intelectuales, o de especiales características o con muchos recursos económicos, políticos, académicos, o de otro tipo. Vuestra luz ha sido luz en medio del barrio de Orcasitas, en medio de las personas sencillas de nuestro barrio, en medio del barro, de las luchas, de tejer vínculos sociales, colectivos, complicidades y amistades.

Habéis querido que esa luz sea real y concreta en proyectos que, a priori, parecerían desbordar nuestras posibilidades, como la regularización de inmigrantes en situación irregular, en un sitio tan periférico como nuestra parroquia. Y ahí habéis querido estar, trabajar, colaborar. Así hacíais realidad, en el encierro y en otras acciones en vuestra casa, aquello de “Fui forastero y me acogisteis”. Acoger en casa, acoger en la sociedad, acoger individualmente, acoger socialmente.

Habéis querido estar presentes entre nosotros y entonces ocurre algo que suele ocurrir de vez en cuando en las opciones continuadas y constantes: que vuestro testimonio mismo, vuestra vida, es luz para otros que venimos más atrás, o hemos venido más tarde, y hemos visto en vuestras acciones un reflejo de caminos evangélicos que queríamos andar o soñábamos andar. Y al caminar juntos, lo habéis hecho posible.

Y en medio de limitaciones, también ahora queréis ser partícipes de la luz y la celebración, yendo hacia aquél que decía: “Venid a mí los que estáis cansados, que yo os daré descanso”. También el descanso es para aliviar, compartir y vivir.

Gracias por vuestra luz.

Este domingo 12 de junio de 2022 en Montserrat las mujeres y los hombres de la HOAC/GOAC (Germanor Obrera d’Acció Catòlica) han celebrado la clausura de los 75 años del movimiento. “Fue el acto más emotivo de todos los llevados a cabo durante este curso 2021-2022”, coincidieron varias personas asistentes.

Por Llum Mascaray 

Lo bautizamos con el nombre de Memoria agradecida, porque estuvo dedicado a las personas antiguas militantes de la GOAC, a las cuales recibimos con la mesa puesta: mantel senegalés aportado por la familia del hoacista Martin Gomis (de Mollerussa) y torta dulce traída por uno de los equipos, el equipo Montserratí.

Goacistas de todos los tiempos, nos abrazamos y compartimos la misa conventual en el templo repleto de fieles; a continuación, el recibimiento del padre abad, los saludos de la Comisión Permanente de la HOAC y de nuestra Comisión Diocesana. Todo ello, en la “Sala de la Façana”, junto a los testimonios impactantes, entrañables, interpeladores y enriquecedores de personas de una duradera, insobornable, calidad humana obrero-cristiana.

Hubo un denominador común: la formación de la HOAC unida a la vivencia comunitaria, tanto dentro del movimiento como en los ambientes obreros, les hizo despertar a una fe ligada a la vida, al compromiso y a una espiritualidad transformadora.

Agradecemos al padre Abad, Manel Gasch i Hurios, la felicitación que nos dirigió y la referencia a dos importantes nexos con nuestra especialización de ser parte de la Pastoral Obrera:

1. El cuidado y mejora de los derechos laborales por parte de su madre, Angelina Hurios Calcerrada, y de su padre, Josep Maria Gasch Riudor (fundadores del Col·lectiu Ronda), cosa que vivió desde pequeño, y

2. la mención a la figura del primer militante de la HOAC, Guillermo Rovirosa Albet, quien oró, trabajó y convivió en Montserrat en diferentes épocas.

Además, visionamos un audiovisual que honra e invita a hacer comunión con las santas y los santos goacistas que descansan en la paz de Dios y que tan buen legado nos han regalado.

El acto público tuvo lugar en el exterior, en la plaza de Sant Jordi. Allí repartimos el ¡Tú! y otros materiales, y recordamos lo que somos y el sentido de celebrar en Montserrat el aniversario. Manifestamos el compromiso de seguir adelante con nuestro quehacer apostólico comunitario de defensa de lo público, de implicación para frenar la pérdida de derechos sociales y laborales, de denunciar el ataque privatizador. Esta es la llamada que sentimos desde nuestra vida obrera, desde la existencia de la gente trabajadora que nos rodea; en fin, desde la escucha activa del Evangelio (de la Buena Nueva de Jesús Obrero) y de la DSI (Doctrina Social de la Iglesia).

En el refectorio de Nostra Senyora, la comida de hermandad y la sobremesa fueron clara expresión de la Triple Comunión que Rovirosa nos transmitió y contagió: Comunión de Vida, de Bienes y de Acción.

Damos inmensas gracias a Dios.

Álbum de fotos

Jorge J. Hernández Duarte, consiliario de la HOAC de la Diócesis de Canarias

Era temprano amaneciendo en Arico, mi amigo Sergio y yo nos acercamos a la Iglesia a rezar como dos buenos seminaristas. Corría el año 70 o 71, teníamos apenas quince años, nos dirigíamos al sagrario y allí, postrado de rodillas estaba un hombre, de paisano, concentrado en su oración, era Asterio, el párroco.

En ese momento, aquel hombre, rompió para mí, el mito de mal cura, superficial, casi con cuernos y rabo; fama compartida con el resto de los llamados “los nueve”, grupo de curas considerados como revolucionarios, muy represaliados en la época, de la que se nos había advertido. No he podido olvidar aquella imagen que me impactó y, a partir de ahí, vi en él un creyente, sencillo y acogedor, sin demasiados adornos, iconoclasta, con cierto toque ácrata para muchas cosas, pero siempre en la búsqueda de lo que era importante.

Asterio nació el 3 de marzo 1941, en Puntallana, isla de La Palma, le ordenaron sacerdote el 29 de junio de 1968, ejerció su ministerio en varias parroquias, en San Pío X en Santa Cruz de Tenerife, estuvo en Frontera, varios años en Arico Nuevo, Porís de Abona, en San Matías  y San Jerónimo, Taco, San Juan de la Cruz en Ofra, San Martín de Porres y San Sebastián en Santa Cruz. También fue Capellán de prisiones.

Uno de los ministerios al que le dedicó cariño y tiempo fue  la consiliaría de la HOAC, fue un referente para nosotros, aunque todos y todas en el movimiento le reconocíamos como consiliario nunca tuvo nombramiento oficial de la jerarquía. Jugó un papel importante en el reflotamiento de la HOAC en Gran Canaria.

Asterio era un cura muy poco clerical, compañero de sus compañeros, siempre con la cierta simpática ironía que le caracterizaba, pero donde llegaba nos alegraba la vida. Su estola marcaba su identidad canaria; tenía buen gusto, con cualquier cosa hacia un espacio agradable; buen cocinero, leal en la amistad y muy generoso, y, me gusta decirlo así, un disfrutón.

Lo que le encantaba a la gente de Asterio era su cercanía, una cercanía mayor en momentos difíciles, de pocos oropeles; comprometido con la gente vulnerable y empobrecida, agradecido, implicado y siempre discreto, defensor solidario de las causas obreras. Murió con las botas puestas, celebró el 21 de mayo la Vigilia, en San Jerónimo, en recuerdo de Domingo Pérez, uno de los fundadores de la empresa de inserción Ataretaco.

Asterio Cabrera Concepción, hoy día tres de junio, a sus 81 años, puede decir, como Pablo en la carta a Timoteo (4, 7): “He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe”.

Hablar de Asterio es hablar de un hombre bueno y de un cura diferente, del que a mí me gustaba presumir como mi amigo. Hoy, como decimos en la HOAC, uno mas “de los obreros muertos en el campo de honor, del trabajo y de la lucha, descanse en paz”.

Comunicado del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) con motivo del Día de Europa 2022

En este año 2022, vamos a celebrar el Día de Europa (9 mayo) con el terrible telón de fondo de la guerra en Ucrania.

¿Qué podemos decir los cristianos?

Como sucedió también con la COVID, parece que el drama de Ucrania está planteando de nuevo las preguntas sobre Dios, la vida y el ser humano. ¿Qué hace Dios ante todo esto? ¿Dónde está Dios ante esas calles vacías, pobladas solo por cadáveres, algunos además con las manos atadas a la espalda? ¿Dónde está Dios ante esas madres desesperadas por no saber cómo liberar a sus niños del pánico, del hambre o de sufrimientos superiores a sus pequeñas fuerzas? ¿Cómo es posible que Dios permita lo que está ocurriendo en la Ucrania de hoy? O lo que ocurrió en los diversos Auschwitz de ayer.

Queremos ser cristianos y testigos de la propuesta de salvación y liberación que Jesucristo ofrece a la sociedad y al mundo del trabajo, pero las personas de nuestro entorno nos presentan estas preguntas.

El problema del «silencio de Dios», lo han tenido que soportar los cristianos desde el principio de los tiempos.

Fue un ateo como Jean Paul Sartre quien confesó que lo que le gustaba del Dios cristiano es que había preferido un mundo con libertad, aunque funcionase mal, que un mundo fascista que funcionara bien.

Ante el aparente «silencio de Dios» o «pasividad – permisividad de Dios» tenemos que recuperar el sentido de la libertad del ser humano.

Y en ese escenario de libertad, hemos hecho que tragedias como la de Ucrania sean posibles. Pero tenemos la oportunidad de convertir lo que está ocurriendo en lecciones.

Podríamos decir que, si Dios existe y el mundo se acogiera a su amor, el mal no tendría explicación, pero si Dios no existe, el mal no tiene solución. Esto es lo que nos puede ayudar a saber qué lecciones debemos aprender de Ucrania.

Ante la guerra, ¿es conveniente incrementar el presupuesto militar y el uso de armas? Hasta hoy, todas las armas teóricamente defensivas, han acabado por ser sobre todo armas ofensivas y, además, fuente impresionante de negocios infames.

El crimen de Ucrania puede convertirse en una guerra no solo mundial, sino además nuclear. Como suele suceder, las pequeñas ventajas a corto plazo nos ciegan totalmente ante la gran amenaza a largo plazo. Olvidamos aquel texto del poeta romano Ovidio, y que fue escrito hablando del amor: principiis obsta; sero medicina paratur cum mala per longas invaluere moras («lucha desde el principio; pues si la medicina llega tarde, el mal se habrá fortalecido»). Y esta ceguera nos lleva a que si luego, por desgracia, se cumple ese peligro a largo plazo, entonces acabemos preguntándonos qué hace Dios, en lugar de examinar qué no hemos hecho nosotros.

Es lógico horrorizarse ante las imágenes que nos llegan de Ucrania, pero más importante que horrorizarse es comprender que esa atrocidad no ha surgido de golpe: es el resultado de un proceso moral «cancerígeno» por el que el mundo ha aceptado como «natural» las reglas de juego del egoísmo y la subordinación de las personas a los mercados.

Los movimientos de trabajadores cristianos de Europa deseamos afirmar nuestra solidaridad con las poblaciones ucranianas y rusas que sufren esta guerra. Una vez más es el pueblo el que tiene que sufrir las consecuencias inhumanas de la guerra.

Fieles a los valores de la paz que defiende el movimiento obrero y que es sustancialmente mensaje de Jesucristo, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MTCE) hace un llamamiento a la oración, al trabajo por la paz, a la defensa del pueblo injustamente maltratado y a la acción para poner fin rápidamente a este conflicto.