Resultados de la búsqueda la alegría del evangelio

Mensaje de la ACO Francia a la XIII Asamblea General de la HOAC

Internacional

Mensaje de la ACO Francia a la XIII Asamblea General de la HOAC

15 agosto 2015

Queridos amigos de la HOAC, es con alegría que nos unimos a ustedes para su XIII Asamblea General.

El tema de su encuentro: «Construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero. Justicia, trabajo digno y solidaridad», responde hoy a los retos de su movimiento en España, pero también nos concierne como miembros de la ACO Francia.

Esto nos es importante ya que la realidad de trabajadores pobres, de personas sin empleo, sin derechos es también la de la ACO hoy en día. Es también la realidad del mundo obrero en la Francia de nuestros días.

No estamos más en una crisis económica pasajera, sino en un modelo de sociedad que quiere sernos impuesta poco a poco.  Una parte de seres humanos son considerados «como residuos» como lo dice el papa Francisco. Para los otros, la precariedad se vuelve una regla, «El amor es precario entonces ¿por qué el trabajo no lo sería también?» trataba decir la presidente del sindicato patronal.

Una casta dominante continúa centralizando los poderes económicos y políticos, todo esto poniendo en marcha una dinámica de segregación social. La precariedad instituida particularmente por los jóvenes, se volvió un modo de selección de las más dóciles y de las más adaptadas al sistema capitalista que hoy se organiza muy bien, dejando una parte importante de personas al borde del camino en una óptica de rentabilidad económica.

El mundo obrero busca nuevas maneras para abordar la situación, nuevas maneras para hacer frente, para organizarse y crear un contacto de fuerza permitiendo transformar la sociedad en un sentido positivo para los trabajadores y su familia.

La ACO, en este contexto quiere unirse a los más precarios, a los más explotados del mundo obrero teniendo la preocupación de continuar siendo el movimiento de la Iglesia para trabajadores y militantes obreros. Es por esto que durante el encuentro nacional de 2014, en la cual ustedes nos hicieron el honor de estar presentes, se dio como prioridad reunirlos afirmando que ellos están en el corazón de nuestro proyecto misionario.

Esto nos obliga a cambiar en nuestras maneras de hacer, pensar de otro modo la formación inscribiéndonos cada vez más en un enfoque de la educación popular, estar en una gestión de acompañamiento con las personas independientemente de su situación, hacia el compromiso para la transformación social.

En esta realidad actual, donde el dinero y el individualismo colonizan la mente, donde los proyectos colectivos están desacreditados y donde se nos repite « que no hay alternativas », que solo hay un sistema posible, una batalla cultural para reconquistar el sentido del bien común y, la dignidad de cada uno es para entregar. Esta  batalla hace parte de nuestro rol como movimiento, permitiendo a cada uno retomar posesión de su propia palabra para expresar su dignidad.

Por su inmersión en el mundo obrero la HOAC, como la ACO, son todavía una oportunidad para la Iglesia para unirse a este pueblo de trabajadores con estas iniciativas, sus palabras y el testimonio de acción y de vida. Evangelizar las luchas del mundo obrero partiendo con personas en situación de precariedad, las periferias del mundo obrero, es también darse los medios para que no se olvide a nadie en este reino en cuya construcción participamos.

Sí, creemos, también, que nuestra fe es revolucionaria y es por eso que tenemos la obligación de retomar el camino para unirnos con las periferias del mundo obrero y pensar con ellas, nuevos caminos de liberación. Ir a las afueras del mundo obrero, es tomar en serio la radicalidad del Evangelio, es continuar a dejarnos empujar por este Dios encarnado en los niños, jóvenes, mujeres y hombres de nuestros barrios, de nuestros lugares de trabajo, de nuestras sociedades… y avanzar enseguida.

Somos portadores de la preocupación de una Iglesia presente a las realidades de mundo obrero de hoy, con sus sufrimientos pero también sus luchas y esperanzas que nos unimos a ustedes hoy, miembros de la HOAC.

Esto es también lo que queremos construir con el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y en especial con el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa, con la voluntad de continuar para hacer un espacio donde las voces de las mujeres y los hombres del mundo obrero tengan un precio.

La ACO Francia les hace llegar a todos el éxito para el logro de sus deseos para la Asamblea General y les envía un saludo.

Fraternalmente en Cristo.
Secretaria Nacional de la ACO Francia.

La HOAC homenajea a Antonio Algora por sus más de 20 años al servicio de la Pastoral Obrera

Nota de prensa

La HOAC homenajea a Antonio Algora por sus más de 20 años al servicio de la Pastoral Obrera

15 agosto 2015

En la Eucaristía realizada en la Catedral de Segovia, en el marco de su XIII Asamblea General, que fue presidida por Antonio Algora obispo de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal.

Celia Naharro • Segovia

Durante la homilía, Algora señaló que la Pastoral Obrera no nace de un intento de “hacer clientes”, puesto que la palabra pastoral viene de “buen pastor” y este “no es el que maneja a las personas como marionetas sino el que da la vida por sus ovejas”. “Debemos hacer una Pastoral Obrera de toda la Iglesia que vaya por delante para quitarnos hábitos y formas de vida que nos machacan y que hacen a la gente egoísta. Ir por delante es hacer de buen pastor, del que guía la marcha, quedándose atrás para que nadie se pierda, levantando a los caídos y yendo a buscar al que se pierde”, añadió.

Asimismo, el obispo de Ciudad Real animó a los militantes a hacer una Pastoral Obrera “que tenga que meter el Arca de la Alianza en medio del pueblo, que haga presente el amor de Dios en esa realidad”, recordando que el arca llevaba la Palabra y el maná, el alimento en el desierto.

Algora finalmente deseó que la Acción Católica siga haciendo cumplir la Palabra de Dios en la vida de cada militante y que en el Año de la Misericordia “pongamos nuestra vida junto a todas las miserias que provocan los poderosos, los que mandan en esta economía”. “Ahí es donde debemos estar, debemos poner el corazón en las miserias a las que se ha sometido el 99% de la población de este mundo, que es esclavo de un sistema que mata”.

Antes de finalizar la celebración, en el momento de la Acción de Gracias, el Consiliario General de la HOAC, Fernando Díaz Abajo (anteriormente director del departamento de Pastoral Obrera), agradeció el trabajo de todos los obispos que han acompañado a la Pastoral Obrera, especialmente a Antonio Algora, por sus más de 20 años como responsable del departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal.

“Antonio ha sido compañero, hermano y militante con nosotros. Él suele siempre decir que Dios es buen pagador, nuestro agradecimiento no llega al de Dios pero está lleno”, dijo Díaz Abajo. “Te pedimos que sigas trabajando con Jesús y damos gracias por tu ministerio y por tu vida Antonio y que Dios te bendiga”, añadió el Consiliario General.

Tras las palabras de agradecimiento, se hizo entrega al obispo de Ciudad Real de un libro y una estola boliviana realizada por la Institución Contexto, uno de los proyectos de cooperación que tiene el Fondo de Solidaridad Internacional de la HOAC.

“En mi pueblo siempre dicen que Dios te libre del día de la alabanza –declaró seguidamente Algora con humor-. Pero como Juan Pablo II, que no daba las gracias sino que daba las gracias al Señor por vosotros, yo lo hago también y sé que puedo hacerlo porque os conozco”

Al término de la Eucaristía y momentos antes del gesto público que la HOAC llevó a cabo en la Plaza Mayor de Segovia, Antonio Algora aseguró sentirse emocionado por el pequeño homenaje recibido. “Lo cierto es que no tengo mérito ninguno, pues a mí me metieron en esto, primero como consiliario de las Hermandades del Trabajo y luego, cuando me hicieron obispo, me llamaron para la Pastoral Obrera. Se fueron sucediendo los mandatos y me siguieron nombrando, yo creo que porque quizá este entorno es más desconocido y los que hemos sido consiliarios de movimientos obreros tenemos un conocimiento más profundo de este mundo”.

El responsable de la Pastoral Obrera en la CEE reconoció que estos años han significado mucho para su episcopado, sobre todo por el contacto con los militantes. “Creo que el futuro de la HOAC y de la Pastoral Obrera es espléndido. Nadie en la Iglesia tiene un grupo de gente tan bien organizado y de tanta calidad humana y cristiana como la HOAC, gente que se está dejando la piel, testificando el amor de Dios a los más sencillos y eso tiene mucho futuro”, señaló.

Álbum de fotos.

XIII Asamblea General HOAC, Segovia'15

Gepostet von HOAC am Samstag, 15. August 2015

Fotos | Tomás, Paula, José Andrés y Yeli.

Carta de Victorio Oliver, obispo emérito de Orihuela-Alicante con motivo de la XIII Asamblea General de la HOAC

Iglesia

Carta de Victorio Oliver, obispo emérito de Orihuela-Alicante con motivo de la XIII Asamblea General de la HOAC

09 julio 2015

Buenos amigos de la HOAC:

He recibido con alegría y con enorme esperanza vuestra carta compartiendo conmigo la buena noticia de la celebración de la XIII Asamblea General de la HOAC.

Desde las primeras líneas recibo el aliento fresco de una nueva Asamblea. En ella acogéis el hilo fecundo de la historia de anteriores asambleas, —en más de una he participado—, en esta habláis con audacia y franqueza de, así lo decís, “devolver Jesucristo al mundo obrero”. Impresionante programa, porque, desde hace tiempo y años, habéis puesto a Cristo en el centro de vuestra vida misionera. Misioneros, que sois. Misioneros en pie de misión, como dice el Papa. Y muy conscientes de la fuerza que genera en vosotros saberos enviados, trabajadores por cuenta de Él.

Vuestra Asamblea General, por eso, es un acto fuertemente eclesial, bien afianzado por una necesaria acción de gracias al Señor, de conversación liberadora, de comunión anudada y con la alegría que ofrece el Evangelio y con la alegría que requiere el anunciarlo. Habláis con franqueza de construir la Iglesia en las periferias del mundo obrero, como miembros de Acción Católica, encarnados en el mundo del trabajo. “Vosotros sois la Iglesia”, ya se afirmaba en el CLIM.

Debo felicitaros, porque con toda claridad y audacia “primereais” a Jesucristo, como le gusta decir al papa Francisco. Porque de modo permanente recordáis el proyecto de Dios, el proyecto de su Reino,siempre presente en vuestro horizonte ancho y dilatado, y aprendéis de Jesucristo a mirar con sus ojos grandes, y a escuchar con sus oídos de misericordia el clamor urgente de tantos pobres, sufrientes, víctimas de injusticias persistentes y de hirientes desigualdades, como de modo reiterado nos enseña a mirar el Papa. En esta atenta mirada vuestra, siempre sale ganando la persona humana, el hombre. Nadie ha perfilado una antropología más alta y extraordinaria que la que Dios ha escrito en toda la historia y la que ha realizado Jesucristo. De ello sois testigos. Porque, cuando Dios no es lo primero, siempre lo “paga” el  hombre, algún hombre. Y es reciente y muy clara e insistente la voz del Papa, defendiendo nuestra casa común. Habláis de “devolver Jesucristo al mundo obrero” de hoy, y entendéis que estáis recuperando al hombre en el mundo del trabajo, en su dignidad intocable.

Por todo esto la noticia de vuestra Asamblea General respira una esperanza grande, el realismo de vuestro compromiso eficiente, y es nuevo el aire, que manifiesta una Iglesia, que “sale” a buscar a los hombres. Veo entusiasmo y alegría. Es el aliento que transmite de modo incansable y de forma extraordinaria el papa Francisco en EG. Con mis letras y con mi amistad recibid mi saludo cada uno de los participantes en la Asamblea. Me hago presente, aunque no pueda acompañaros de modo personal, con mi oración por vosotros, desde hace días al Espíritu Santo. Y con un abrazo “hasta mañana en el altar”.

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León: Solidaridad con las víctimas de una economía que mata

Internacional, Mundo obrero y del trabajo

León: Solidaridad con las víctimas de una economía que mata

13 febrero 2015

Convocados por distintas instituciones eclesiales de León, nos hemos unido los días 27 y 28 de enero de 2015 cristianos de diversas parroquias, movimientos apostólicos de Acción Católica, de Apostolado Seglar, movimientos familiares, minorías étnicas y Cáritas, bajo el lema: “SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS DE UNA ECONOMÍA QUE MATA”.

Hemos contado con la participación de tres personas que nos comunicaron su experiencia personal y familiar como víctimas de esta crisis económica, política, social y cultural.  Son muchas las dificultades que las personas encuentran para mantener su  trabajo en el medio rural, para mantener su vivienda, y para encontrar un trabajo o una vivienda por el hecho de ser gitanos.

Cáritas nos presentó una breve síntesis del informe FOESSA, que en referencia a la exclusión y desarrollo, nos dice que los poderes financieros han acabado desposeyendo a grupos sociales del control y los recursos que las sociedades habían ido consiguiendo.

En cuanto a “la idea de comunidad y cómo queremos vivir juntos y su diseño institucional” está cambiando a marchas forzadas. Es necesario crear entre todos un nuevo modelo de sociedad.

Desde la reflexión y la oración queremos sentirnos enviados por la Iglesia a las periferias de la sociedad para ofrecer el evangelio de Jesús, con un compromiso serio a favor de la vida, la justicia, con un empeño responsable de cambiar las situaciones que generan pobreza y exclusión. Compartir el sufrimiento de tantas personas y familias y poder así contribuir a humanizar la sociedad.

El Papa Francisco nos urge a afrontar este desafío cuando nos pide “crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad a la vida de todos sobre la apropiación de bienes por parte de algunos” (E.G. 188)

La celebración de esta vigilia de oración es una invitación para todos a reconocer, alimentar, agradecer y comunicar la fuente auténtica de nuestra alegría: Jesús y su evangelio como Buena Noticia para la persona y los empobrecidos.

 

¡LA PERSONA ES LA PRIMERO!          ¡QUE NO NOS ROBEN LA ESPERANZA!

¡Tú!: Por un nuevo contrato social

Kiosco

¡Tú!: Por un nuevo contrato social

04 diciembre 2014

Presentamos los contenidos del periódico ¡Tú!, número 158 de diciembre de 2014.

Creemos llegado el momento de proceder a una renovación de las prioridades para situar a las personas en el lugar principal de la vida social, política y económica. “Así lo vemos“: «Por un nuevo contrato social».

En “la calle“, Roge Torres escribe sobre la urgencia de tomar decisiones ya que «queda poco tiempo para evitar el calentamiento del planeta». Teresa Jiménez Zamorano nos deja el texto «El Dios que la sostiene» en “con Dios en la vida obrera” y Cristina López, «El aceite de la solidaridad» en la sección “desde el otro lado“.

«¡Desnudos!» es el texto de A.A. Maestre en la sección “política en zapatillas” y «Apostar por el bien común», de Francisco Porcar en “cultura“.

La “ventana del mes“, José Luis Palacios recoge el trabajo del Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el Vaticano: «Sigan con su lucha, nos hacen bien»

Presentamos en “¿quién es?” a José Fernando Almazán, Presidente de la HOAC: «Nuestra fe nos lleva a construir un mundo diferente».

Nuestra “mirada justa” atiende la necesidad de «Nadie sin trabajo». Y en “¿sabías que…?” recogemos los datos del informe de «desigualdad de Intermon Oxfam».

Antonio Hernández-Carrillo, escribe el “evangelio en la calle” con «os anuncio una gran alegría» y “así va el mundo” señala que el desempleo mundial y la pobreza constituyen un criterio prioritario de «trabajo decente» en el proceso post-15.

El ¡Tú! de diciembre (en pdf) será liberado próximamente.

TU 158 diciembre

Foto de Tomás Alonso (@_tomasfoto)

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«Que todo se haga  según su voluntad»

Inmigrantes

«Que todo se haga según su voluntad»

09 septiembre 2014

René Francois Diatta, de la HOAC de Getafe, relata su experiencia de verdadero hombre de fe como inmigrante en nuestro país. La exposición tuvo lugar en los pasados Cursos de Verano de la HOAC de 2014 en Ávila.

“Tengo 28 años, soy senegalés. En mí y en muchos de mis hermanos inmigrantes se repite la historia en la que Dios llamó a Moisés (Ex. 3, 7-9) para que actuara liberando a su pueblo de la esclavitud de los egipcios. Hoy nos llama a todos nosotros para que hagamos posible esa liberación que Él quiere y desea para todos sus hijos.

Llegué a España en el año 2009, salí de mi país con mucha ilusión, con mucha esperanza. Senegal es un país laico, de mayoría musulmana, pero hay una buena convivencia entre las religiones, tiene muchos recursos naturales, pero la mala explotación y el mal gobierno hace que cada día que pasa haya más pobreza, hay familias que viven con menos de un euro al día, padres que tienen que elegir entre dar de comer a su hijo o llevarle al médico o a la escuela. Lo peor de todo es vivir sin la esperanza de que esto cambie algún día.

La falta de esperanza y el deseo de sacar a su familia adelante, obligaron a muchos jóvenes como yo a salir de su país en busca de un futuro mejor, dejando a sus seres queridos. En mi caso dejé a mis padres, cinco hermanos y tres sobrinos, hijos de mi hermano mayor que murió en 2007. Soy de una familia cristiana practicante. De niño mis padres me llevaban a la iglesia y me hablaban de Dios, de Jesús, de sus apóstoles. Cada noche, antes de acostarnos, mis hermanos y yo nos juntábamos en el cuarto de mis padres para rezar. Mi madre al final de cada oración solía decir: «podéis ir a dormir, ya tenéis la bendición y la protección de Dios, que todo se haga según su voluntad».

Más tarde me integré en el coro de mi parroquia y el grupo de jóvenes de mi comunidad. En el grupo de jóvenes teníamos un programa anual con temas inspirados en la Biblia. Cada jueves nos reuníamos en la casa de uno para la oración semanal, la lectura del Evangelio y una charla compartida para que cada uno de nosotros opinara sobre la palabra de Dios. El grupo de jóvenes estaba compuesto de distintas comisiones. Yo estaba en la comisión de Navidad: ver la cara de felicidad de los niños al recibir un regalo era una satisfacción enorme, para muchos era su primer regalo, nos llenaba mucho. Dar vale más que recibir.

Desde mi llegada aquí, Gilbert, que es más que un hermano, me acogió en su casa haciendo todo por mí y también por los demás. Éramos siete compartiendo piso y solo él trabajaba, los demás no teníamos papeles. Fueron cuatro años muy difíciles, al principio teníamos derecho a la salud y luego nos lo negaron. No puedo entender por qué se margina y se culpa a un grupo de personas por su origen o por su color de piel, o por ser inmigrante, cuando se le niega algo tan básico como acceder a un médico y a un tratamiento en caso de enfermedad, cuando se deja morir a una persona por no tener papeles y por no haber nacido en España.

El trabajo es lo que más me faltaba para poder ayudar a Gilbert con los gastos de la casa y el alquiler y enviar algo a mi familia. Uno se hace preguntas: «¿Qué puedo hacer para que esto cambie? ¿Qué valor tengo?». Porque sin trabajo uno se siente muy inferior a los demás, «¿qué será mi vida mañana si hoy no hay salidas? ¿Cuál será mi futuro frente a la crisis?». Y además, el miedo de ser devuelto a mi país me hacía pasar noches sin dormir.

Como dice el Papa Francisco en «Evangelii Gaudium», número 53, «Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar».

Con siete en casa para poder llegar a fin de mes, solo con el esfuerzo de Gilberto no bastaba, por eso traía alimentos de Acogen, Aire Nuevo, Juventudes Hospitalarias, para ayudar a vivir. También hice cursos para facilitar mi integración y completar mi formación académica. He hecho muchos cursos, soy voluntario de Cruz Roja, en «Acogen», descargo alimentos.

Como cristiano desde mi llegada intenté seguir viviendo mi fe participando en la parroquia de la Paz de Parla, con el coro y el grupo de iniciación de la HOAC. Las diferentes actividades, reuniones, charlas, formación y oraciones me han ayudado mucho a crecer como creyente y como persona, por eso quiero dar las gracias a la comunidad de la Paz, a la HOAC y, especialmente, a Rosa, que fue como una madre para mí porque había días que estaba desesperado, pero ella encontraba la forma idónea de animarme, escucharme, hacerme sonreír para olvidar todo.

Conocí la HOAC a través de un amigo, Martín, en 2011. Al principio me costó mucho porque no podía expresarme en castellano, pero he tenido la suerte de estar en un grupo de personas amables, abiertas, acogedoras, que me han ayudado a integrarme rápidamente. El año pasado entré como militante. Al ser parte de la HOAC aprendí antes de todo que es una familia donde uno crece, no solo como creyente, también como persona, a entender más la fe, a relacionarme y a comprometerme, a ofrecer mis servicios gratuitamente a los que más lo necesitan. Todos somos responsables de este mundo en que vivimos, todos hemos de prestar un servicio para que las cosas mejoren y progresen. Somos todos llamados a vivir, sentirnos más solidarios con todos los hombres en la tarea de transformar la humanidad. Mi problema fundamental era cómo regularizar mi situación y tener la tarjeta de residencia. Muchas veces me quedaba en casa sin salir a la calle porque somos personas buscadas por la policía, con sus redadas.

El año pasado conseguí los papeles, ¡una alegría y una liberación! Ahora puedo salir tranquilo a buscar trabajo. Por fin todo llega. Conseguí un trabajo unos meses en Pamplona, como ayudante de albañil, era algo nuevo. Al principio era un poco difícil, pero yo me sentía persona, con más ilusión y con más dignidad y con una alegría tremenda de poder compartir lo que ganaba con mis compañeros y participar en los gastos de la casa y mandar a mi familia algo, aunque fuera poco. El trabajo solo duró tres meses y regresé a Madrid. Hoy me encuentro sin trabajo y mi vida está en manos de Dios.

En todos estos años he aprendido a valorar más el compartir, a entender qué es la comunión y el amor, luchar por el bien común, la verdad, la justicia, porque sin verdad y amor no hay vida. Ahora en nuestro piso ya nadie trabaja. Gilbert que trabajaba y llevaba la casa está también en paro, pero vivimos en comunidad compartiendo lo poco que tenemos y luchando sin perder la esperanza y la fe, sabiendo que Dios está con nosotros. La fe es lo que nos ayuda a entender, a valorar, a luchar, a tener ilusión por seguir adelante. El trabajo es importante pero he aprendido que lo más importante es lo que uno hace con su trabajo”.

Publicado en el nº 1563 de NNOO, mes de septiembre de 2014
El Sínodo sobre la familia

Editoriales

El Sínodo sobre la familia

05 septiembre 2014

El Sínodo de los Obispos sobre «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización», que se desarrollará en dos momentos de los años 2014 y 2015, es una preciosa oportunidad de toda la Iglesia para crecer en un mejor servicio a las personas y a la sociedad y en ser más y mejor una Iglesia «pobre y para los pobres», como desea el Papa Francisco y a lo que nos llama constantemente la fidelidad al proyecto de Jesús de construir una sociedad fraterna.

Es una oportunidad por la importancia vital de la familia para las personas y para la sociedad, por los muchos desafíos que presenta la actual situación económica, laboral, social y cultural a la vida de las familias, y por el inmenso valor que tiene para todo lo humano el Evangelio de Jesucristo. Aprovechar esta oportunidad depende no solo del trabajo de la Asamblea de Obispos, sino también de lo que seamos capaces de hacer todas las comunidades cristianas. Nuestro desafío común es encontrar caminos concretos para acompañar desde Jesucristo a las familias y colaborar a abrir a una realización más plenamente humana la vida concreta de las familias en toda la diversidad de sus situaciones.

El Instrumento de Trabajo, elaborado para el Sínodo, después de un importante proceso de aportaciones desde las iglesias particulares, es de una gran riqueza para ello. Especialmente importantes nos parecen la perspectiva que propone para abordar toda la realidad de la familia y la preocupación esencial que sugiere debe guiar toda la acción de la Iglesia sobre la familia.

La perspectiva, como recuerda insistentemente el Papa Francisco, debe ser la misericordia. No son los moralismos la manera de abordar las situaciones de las familias. Los moralismos no nos ayudan a crecer en humanidad. Solo lo hace posible la misericordia, de la que nace una moral de libertad y responsabilidad. Nuestra perspectiva debe ser buscar vivir desde el amor concreto, incondicional y gratuito a las personas y familias concretas, acogiendo sus diversas situaciones. La misericordia, que lleva a poner la vida al servicio de que los otros vivan, debe marcar toda nuestra labor pastoral. ¡Ojalá sepamos encontrar caminos concretos para crecer en que nuestra mirada a las familias, nuestras propuestas, nuestra acción…, sean siempre y cada día más expresión de esa misericordia que acoge, es humilde, sirve…, y nunca condena!

La preocupación esencial es colaborar a que crezca la calidad humana de las relaciones en el seno de las familias y de ellas con el resto de la sociedad, porque lo que estamos llamados a proclamar, proponer y promover es «el anuncio de la belleza de la vocación al amor». En este sentido es decisivo proponer una visión abierta de la familia para transformar el individualismo que nos asfixia. Una visión centrada en el amor y la comunión que nace del amor. Como dice Francisco, «sin un amor fiable, nada podría mantener verdaderamente unidos a los hombres. La unidad entre ellos se podría concebir solo como fundada en la utilidad, en la suma de intereses, en el miedo, pero no en la bondad de vivir juntos, ni en la alegría que la sola presencia del otro puede suscitar» («Lumen fidei», 51).

Así, creemos que la clave está en cómo construimos una relación justa y humana entre persona, familia y sociedad*. La persona es un ser vocacionado para amar y ser amado, y para construir la comunión que es fruto del amor y sostén de la realización de la persona y de su felicidad. La familia está llamada a ser la primera manifestación del amor de la persona, primera expresión de comunión. La persona necesita de este ámbito de amor y comunión que debe ser la familia para realizarse en plenitud. Y la sociedad debe organizarse para que la persona y la familia puedan desarrollarse con arreglo a esta su vocación más profunda. Cuando esto ocurre, la familia se inserta en la sociedad irradiando en ella el amor y la comunión que la constituyen. La comunión familiar aspira a convertirse en comunión de la familia humana, en sociedad de comunión. La familia es para la sociedad, para realizarse en ella amando y construyendo comunión.

Desde la misericordia y esta vocación al amor y la comunión sí podemos afrontar con realismo y esperanza las diversas situaciones por las que atraviesan las familias.

*Comisión Permanente de la HOAC, «Un trabajo digno para la familia, una familia para la vida», Madrid 2006.
Publicado en el nº 1563 de NNOO, mes de septiembre de 2014
Ávila: Actividades abiertas en los Cursos de Verano de la HOAC

Convocatorias

Ávila: Actividades abiertas en los Cursos de Verano de la HOAC

08 julio 2014

Dentro de los cursos de verano de  la HOAC que se celebran en Ávila del 14 al 23 de julio, se convocan varias actividades abiertas. El martes 15 de julio tendrá lugar la conferencia “Trabajo digno, alegría del Evangelio”, por Elio Gasda, teólogo de la Universidad de Belo Horizonte (Brasil). Será a las 20.00 horas en CITES, calle Arroyo Vacas s/n. El lunes 21 de julio se celebrará una eucaristía presidida por D. Jesús García Burillo, obispo de Ávila. Será a las 19.00 horas en la catedral de Ávila. Al finalizar la eucaristía, a las 20.00 horas, se realizará un gesto público en la Plaza de la Catedral bajo el lema: “Trabajo digno para una sociedad decente”.

Francisco en la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Iglesia

Francisco en la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

16 mayo 2014

Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro.  [Domingo 1 de junio de 2014]  Queridos hermanos y hermanas:  Hoy vivimos en un mundo que se va haciendo cada vez más «pequeño»; por lo tanto, parece que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros. El desarrollo de los transportes y de las tecnologías de la comunicación nos acerca, conectándonos mejor, y la globalización nos hace interdependientes. Sin embargo, en la humanidad aún quedan divisiones, a veces muy marcadas. A nivel global vemos la escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres. A menudo basta caminar por una ciudad para ver el contraste entre la gente que vive en las aceras y la luz resplandeciente de las tiendas. Nos hemos acostumbrado tanto a ello que ya no nos llama la atención. El mundo sufre numerosas formas de exclusión, marginación y pobreza; así como de conflictos en los que se mezclan causas económicas, políticas, ideológicas y también, desgraciadamente, religiosas.

En este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Necesitamos resolver las diferencias mediante formas de diálogo que nos permitan crecer en la comprensión y el respeto. La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios.

Sin embargo, también existen aspectos problemáticos: la velocidad con la que se suceden las informaciones supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permite una expresión mesurada y correcta de uno mismo. La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos. El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos–, corren el riesgo de quedar excluidos.

Estos límites son reales, pero no justifican un rechazo de los medios de comunicación social; más bien nos recuerdan que la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica. Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en el mundo digital? Por ejemplo, tenemos que recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma. Esto requiere tiempo y capacidad de guardar silencio para escuchar. Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros: la persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida. Si tenemos el genuino deseo de escuchar a los otros, entonces aprenderemos a mirar el mundo con ojos distintos y a apreciar la experiencia humana tal y como se manifiesta en las distintas culturas y tradiciones. Pero también sabremos apreciar mejor los grandes valores inspirados desde el cristianismo, por ejemplo, la visión del hombre como persona, el matrimonio y la familia, la distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, los principios de solidaridad y subsidiaridad, entre otros.

Entonces, ¿cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? Para nosotros, discípulos del Señor, ¿qué significa encontrar una persona según el Evangelio? ¿Es posible, aun a pesar de nuestros límites y pecados, estar verdaderamente cerca los unos de los otros? Estas preguntas se resumen en la que un escriba, es decir un comunicador, le dirigió un día a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). La pregunta nos ayuda a entender la comunicación en términos de proximidad. Podríamos traducirla así: ¿cómo se manifiesta la «proximidad» en el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano, que es también una parábola del comunicador. En efecto, quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad».

Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola. El levita y el sacerdote no ven en él a su prójimo, sino a un extraño de quien es mejor alejarse. En aquel tiempo, lo que les condicionaba eran las leyes de la purificación ritual. Hoy corremos el riesgo de que algunos medios nos condicionen hasta el punto de hacernos ignorar a nuestro prójimo real.

No basta pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. No podemos vivir solos, encerrados en nosotros mismos. Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos ternura. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador. Precisamente por eso el testimonio cristiano, gracias a la red, puede alcanzar las periferias existenciales.

Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los confines de la tierra» (Hch. 1,8). Abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro de todos.

Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea la casa de todos. ¿Somos capaces de comunicar este rostro de la Iglesia? La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación redescubriendo la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo. También en el contexto de la comunicación sirve una Iglesia que logre llevar calor y encender los corazones.

No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás «a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana» (Benedicto XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2013).

Pensemos en el episodio de los discípulos de Emaús. Es necesario saber entrar en diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte. Este desafío requiere profundidad, atención a la vida, sensibilidad espiritual. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, versando sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital. El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos. En este contexto, la revolución de los medios de comunicación y de la información constituye un desafío grande y apasionante que requiere energías renovadas y una imaginación nueva para transmitir a los demás la belleza de Dios.

Vaticano, 24 de enero de 2014, fiesta de san Francisco de Sales

FRANCISCO

Marciano Vidal, teólogo moralista: «La economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral»

Mundo obrero y del trabajo

Marciano Vidal, teólogo moralista: «La economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral»

02 mayo 2014

Marciano Vidal García* (San Pedro de Trones, León, en 1937) ha sido profesor ordinario en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y extraordinario en la Academia Alfonsiana (Roma). Entre sus muchos libros, cabe mencionar «Moral de Actitudes» (Ed. PS, Madrid); «Para comprender la Ética cristiana» (Ed. Verbo Divino, Estella); y «Orientaciones éticas para tiempos inciertos» (Ed. Desclée, Bilbao). En la actualidad elabora una magna «Historia de la Teología Moral» (Ed. PS. Madrid), de la que ya han aparecido tres tomos.

–Como teólogo moralista, ¿qué impresión le ha causado la exhortación apostólica «Evangelii Gaudium»?

–Me ha agradado el tono general de optimismo tanto en la expresión como en el contenido. La preocupación del documento no es la pureza de la doctrina en cuanto tal sino la función práctica de esa doctrina y la consecución de la finalidad pastoral. El documento, aunque no es del todo una exhortación apostólica postsinodal, trata de recoger los elementos más sobresalientes del Sínodo de obispos sobre la Nueva Evangelización (2012). «Evangelii Gaudium» (EG) no utiliza la expresión «Nueva Evangelización» sino que prefiere referirse a una «nueva etapa evangelizadora» y a la «novedad permanente» de la evangelización. EG es un texto complejo en su concepción y en su formulación: puede ser situado entre una exhortación apostólica postsinodal y una encíclica programática al inicio del pontificado.

–¿Hay novedades o subrayados que convenga poner de relieve?

–La primera novedad para un teólogo español es que el texto parece haber sido escrito en español, con formas modales del de Argentina. El mismo texto se atreve a crear un neologismo en español: «primerear». Se puede constatar un rasgo peculiar del recién estrenado magisterio del Papa Francisco: el uso del lenguaje directo y hasta gráfico con la capacidad de crear «titulares» de prensa.

Hay novedades en el contenido. Obviamente la mayor innovación pretendida por el papa es crear en la Iglesia la conciencia de misionariedad, desde el imperativo evangélico de «id», de salida, de misión. Para un teólogo moralista, la mayor innovación doctrinal concreta se encuentra en la afirmación de que el principio formulado por el concilio Vaticano II de la «jerarquía de verdades» tiene aplicación también en el campo de la moral: «Esto vale tanto para los dogmas de fe como para el conjunto de las enseñanzas de la Iglesia, e incluso para la enseñanza moral». La conciencia moral cristiana, concretamente la católica, ha estado condicionada por la jerarquización axiológica que aparece en el cuadro aristotélico-escolástico de las virtudes y en el decálogo, con una notable insistencia en los campos de la moral individual, de la moral sexual, de la moral conyugal. Se impone una re-organización y una nueva jerarquización del campo moral. El criterio de esa reorganización, según se insinúa a lo largo de EG, es la vida de los pobres.

–La fuerte denuncia contra el neoliberalismo y contra la financiarización de la economía parece que no deja espacio a justificaciones «católicas» del actual sistema económico internacional. ¿Qué piensa de ello?

–Es de alabar el trabajo del redactor (o de los redactores) de este contenido específico de la exhortación apostólica. Ven la economía actual, sobre todo la de incidencias mundiales, como «una economía de exclusión y de inequidad», frente a la que presentan un no rotundo. La propuesta de solución que se ofrece es la de crear una economía «que, dejando a salvo la soberanía de las naciones, asegure el bienestar económico de todos los países y no solo de unos pocos».

El juicio no ha de referirse al capitalismo en cuanto sistema o forma de organizar la economía. La encíclica «Centesimus annus» (1998), frente a dudas precedentes, dejó claro que para Doctrina Social de la Iglesia una economía de mercado, libre pero al mismo tiempo regulado, y de empresa, libre pero al mismo tiempo regulada, son condiciones estructurales para realizar una economía justa. Por otra parte, la financiación es un elemento necesario para llevar adelante esa forma de economía libre; sobre tal financiación no se puede emitir un juicio negativo. Este ha de ser emitido sobre un tipo de economía capitalista y sobre una forma de financiación que convierten la economía en especulación financiera, dando lugar a la llamada fi-nanciarización de la economía (frente, y en contra, de la economía real: la economía «de» las personas y «para» las personas). Soy del parecer que la economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral; lleva consigo el mal moral de la usura. Tengo para mí que la valoración más dura –y más certera– de la economía exclusivamente financiera fue ya escrita con ocasión –y con motivo– de la Gran Depresión de 1929. Me refiero a la encíclica «Quadrage-simo anno» (1931) de Pío XI.

El Papa previó las críticas a su posición tajante y sin distingos a favor de los pobres; por eso, afirma que sus palabras están alejadas del «populismo irresponsable» y a quienes pueden sentirse ofendidos por ellas les confiesa que están pronunciadas «lejos de cualquier interés perso-nal o ideología política».

EG no tiene temor a utilizar la carta de Pablo VI «Octogesima adveniens» (1971). Entre otras referencias, se recoge la afirmación del número 4, la más «sospechosa»: «Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación de su propio país» (EG, 184).

–En el número 59 se alude a «las estructuras de pecado». ¿Este concepto ha sido asumido por la teología moral?

–Se asume con normalidad. Es de recordar que ha sido en ámbitos latinoamericanos donde surgió esa sensibilidad y esa teorización. Una aportación específica del magisterio social de Juan Pablo II ha sido el haber asumido y desarrollado la categoría de «estructura de pecado» para valorar la realidad social de la época actual. Es en la encíclica «Sollicitudo rei socialis» (1987) donde aparece con mayor énfasis el uso de «estructuras de pecado». También se encuentra en «Centesimus annus» (1991).

He anotado estos documentos magisteriales para enfatizar la conexión de EG con una gran innovación del magisterio social católico reciente. Hablando, en términos generales, se puede afirmar que la Teología Moral católica ha asumido también esa sensibilidad. Esta afirmación no deja de reconocer la existencia de interpretaciones con matices diversos y hasta la presen-cia de posturas conservadores que prefieren ignorar esa orientación.

–Dos temas se hacen continuamente presente en la exhortación: la felicidad del Evangelio y la misericordia. ¿Tienen algo que ver con la forma de entender y de vivir las leyes morales?

–El papa ha tenido el acierto de conectar esa alegría con la afirmación, muy bien acogida y muchas veces repetida, de Benedicto XVI: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a las vida y, con ello, una orientación decisiva».

Sin rebajar en nada el compromiso ético del Evangelio, la propuesta moral cristiana ha de ser vivida y pensada como la respuesta de seguimiento, alegre y feliz, a una persona. En esa respuesta no cabe el rigorismo. Las situaciones difíciles de conciencia han de ser resueltas mediante el principio misericordia.

Tengo para mí que la gran aportación histórica que aportará –que ya está aportando– el Papa Francisco es situar el Evangelio como el eje central del ministerio petrino. Esta condición evangélica es lo que da la máxima credibilidad y la mayor garantía de renovación al papado de Francisco, una renovación no limitada al cambio de estructuras sino ampliada a la renovación global del espíritu. Es también aquí donde se verifica la coherencia de la actuación con el nombre que el Papa ha asumido. El paradigma cristiano de Francisco de Asís parece que ha vuelto a habitar entre nosotros.

–Hay temas que provienen más de los medios de la comunicación social que de la misma realidad, como por ejemplo el énfasis sobre la homosexualidad. ¿Prevé alguna novedad en el magisterio del Papa Francisco sobre este tema?

–No creo que, en un próximo futuro, haya variación en la doctrina de la Iglesia (¿la puede haber?) sobre la homosexualidad. En cuanto a otros aspectos relacionados con la situación humana y cristiana de las personas con orientación homosexual creo que pueden darse variaciones en un próximo futuro. Señalo las siguientes:

Creo que haría bien la Iglesia católica, en sus diversas formas de manifestación doctrinal y de actuación pastoral, rebajar lo más posible y hasta llegar a eliminar de su horizonte comprensivo la consideración de la condición homosexual como algo viciado en sí mismo. Y ello no solo por ser ofensivo a las personas homosexuales sino también, y sobre todo, porque es una afirmación que no se puede justificar con razones científicas. Creo que es más cristiana la actitud que propuso el cardenal B. Hume: «Dios ama lo mismo a todas las personas, sean de la orientación sexual que sean». Es también muy válida la reacción del Papa Francisco ante una pregunta de los periodistas en el viaje de vuelta de la JMJ: «¡Quién soy yo para juzgar…!».

Sospecho que la Iglesia católica no dará una batalla doctrinal especial frente a las legislacio-nes civiles que propongan (y frente a las que hayan ya propuesto) un reconocimiento jurídico de la unión entre personas homosexuales, sea ese reconocimiento con la forma de pareja heterosexual estable o de matrimonio civil.

El Papa Francisco ya se ha expresado sobre la necesidad de atender pastoralmente a los hijos nacidos en uniones especiales, no consideradas por la Iglesia como matrimonio cristiano. Si hay hijos en las uniones homosexuales reconocidas civilmente ahí hay familia.

Una profundización mayor en la distinción entre la condición homosexual y los comportamientos homosexuales así como en la actitud de misericordia pastoral, aspectos ambos que fueron considerados como novedosos en la declaración «Persona humana» de 1975, ayudarán en el próximo futuro eclesial a encontrar vías de auténtica realización humana y cristiana para las personas con orientación homosexual.

–¿Qué espera del próximo sínodo sobre la familia en relación a los divorciados vueltos a casar?

–Una normalización eclesial de la situación de las personas divorciadas vueltas a casar. Por normalización no entiendo declinar en el ideal evangélico de la fidelidad conyugal y de la estabilidad matrimonial. Pero, tampoco la entiendo como si se tratara únicamente de ofrecer una solución vergonzante a cristianos pecadores.

La cuestión está suficientemente madura, tanto desde el punto de vista teológico como desde las posibilidades pastorales. Yo llegué a creer que el Papa Benedicto XVI iba a dar una solución al problema. El Papa Francisco ya ha aludido a la función iluminadora que pueden tener para la Iglesia católica algunas prácticas de las Iglesias orientales. Opino que siguen siendo válidas, con las normales matizaciones, las orientaciones que propusieron los tres obispos del Alto Rin (diócesis de Freiburg, Mainz, Rottenburg-Stuttgart) en 1993.

 

*El texto completo de la entrevista fue publicado, en italiano, por la revista de Bolonia «Attualità Pastorale» n. 6, día 9 de febrero de 2014, pp. 8-10. Las preguntas fueron formuladas por Francesco Strazzari.

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