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Charo Castelló: «Tierra, techo y trabajo son  prioridades de los trabajadores  cristianos en todo el mundo»

Internacional

Charo Castelló: «Tierra, techo y trabajo son prioridades de los trabajadores cristianos en todo el mundo»

21 marzo 2017

Abraham Canales | Psicóloga y educadora social de formación, es copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) desde 2013, servicio que ha compatibilizado con su trabajo en la gerencia de la Fundación Tots Units, promotora de la empresa de economía social Reciplana.

Hablo con ella, momentos antes de viajar a EEUU, para asistir al I Encuentro de Movimientos Populares, y a solo unos meses de la Asamblea general del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos que acoge España.

¿Qué balance realiza del camino recorrido desde la anterior asamblea en Alemania?

Se han emprendido dinámicas continentales para analizar cómo se desarrollar el plan de acción que apostó por el trabajo digno y el mínimo vital, bajo el lema «Por una sociedad justa, fraternal y sostenible». Ha habido regiones que han desarrollado el plan de acción, como por ejemplo Europa con el debate de la Renta Básica. En América del Sur y el Caribe, junto con Europa, se ha comenzado a adoptar la perspectiva del mínimo vital. En Asia del Sur y en algunos países africanos el asunto del trabajo doméstico y los migrantes es una constante, es una prioridad para ellos. Con todo, a nivel global, compartimos el hecho de que el empleo está cambiando y que nos encontramos ante una perspectiva de que muchas personas no van a trabajar. De lo que se trata es de descubrir en cada realidad nacional qué pasa con el trabajo decente y que cambios a nivel global se están produciendo en el empleo, para entender la necesidad de encontrare vías para asegurar un mínimo vital. También se ha incorporado a nuestro trabajo la participación en los Encuentros de Movimientos Populares en diálogo con el Papa.

Como línea de acción, está la convocatoria del 7 de octubre sobre el trabajo decente, ¿cómo la valora?

Hemos avanzado mucho en esta reivindicación común. Con multitud de actividades de sensibilización, acciones de denuncia y gestos en todo el mundo. En Europa con más fuerza pero también en Corea, en la India, en Costa de Marfil, en las islas del Pacífico, en la República Dominicana… es un salto cualitativo y este año se ha decidido, una vez más, que el 7 de octubre sea referencial.

Tenemos un diálogo abierto en torno a la acción del MMTC, para seguir descubriendo qué es lo que nos une, lo que tenemos que hacer y que sea significativo en nuestros movimientos. Nuestro eje esencial es el trabajo, pero alrededor de él, hay muchas realidades que tienen que ser puestas de manifiesto. Hacemos nuestro el llamamiento de Techo, Tierra y Trabajo para una vida digna, poniendo el acento en la T de Trabajo, pero ampliamos la mirada a las condiciones de vida: en los barrios, el acceso a la vivienda… Hay muchos campesinos en el MMTC que tienen la sensación de que no están incluidos. De ahí que las «3T», los derechos esenciales a Tierra, Techo y Trabajo, ayudan a poner sobre la mesa estas realidades que necesitan nuestra mirada y análisis, nuestro juicio y nuestra acción, convirtiéndose en una de nuestras prioridades.

Desde el 2013 se han agravado las políticas que excluyen a cada vez más personas del trabajo o precarizan sus vidas. El Papa se refiere a ello cuando habla de la cultura del descarte. ¿Qué respuestas puede ofrecer la próxima Asamblea del MMTC?

Nuestro reto es decidir qué decir y qué hacer ante esta realidad del mundo del trabajo a nivel global, e identificar los cambios que se están produciendo de una manera significativa y que tienen un mismo corte en la mayoría de los países, aunque con consecuencias tal vez diferentes en cada uno de ellos. Queremos hacer eso y plantearnos la acción, a la luz de los 50 años de evangelización que llevamos. El análisis se centra en el trabajo y en sus condiciones de vida, mientras que el juicio se apoya en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) con una mirada de los elementos más constitutivos del movimiento en este recorrido. Es algo difícil de hacer, porque no queremos solo narrar la historia, sino hacer un discernimiento desde nuestras señas de identidad, para marcarnos el futuro. El MMTC está en un momento interesante, con sus fortalezas y sus debilidades.

El trabajo que tenemos entre manos tiene que ir acompañado de una estructura que permita y posibilite esos dos niveles: una voz significativa y cualificada, hacia fuera que ayude a los trabajadores a ver que esto hay que cambiarlo y que es posible; y la vez, hay que hacer un discernimiento interno para ver qué hay que seguir haciendo y cómo superar las dificultades para que el movimiento salga más fortalecido. Podemos elaborar mensajes y emprender acciones pero necesitamos también encontrar herramientas de formación y que ayuden a la vida organizativa y comunitaria. Los movimientos han de ser capaces de hacer su revisión de vida, mejorar la formación y conseguir la autogestión. El problema que tenemos en algunos lugares es que los movimientos dependen de dos o tres líderes que cuando se marchan desaparecen. Los recursos humanos a nivel internacional para poder trabajar más de cerca con los equipos nacionales no los tenemos y llevamos así casi 10 años. Ahí hay un reto enorme.

¿Cómo se financia el MMTC?

Actualmente son los movimientos afiliados los que sostienen la organización mundial, salvo para las reuniones de coordinación internacional, para los que solicitamos ayudas a agencias mundiales. También hay algunos movimientos miembros del MMTC que aportan recursos económicos muy significativos para que las regiones se puedan encontrar.

Háblenos del intercambio de experiencias que se dan el seno del MMTC.

Cada cuatro años, las regiones se reúnen en seminarios, excepto Europa que lo hace anualmente. Estos son los espacios que tenemos para este intercambio y para fortalecer nuestra dinámica internacional. Sus resultados o su influencia en los movimientos nacionales es muy mejorable, hay grupos que están más abiertos pero, en general, no se da. También se existen otros compromisos, por ejemplo, la HOAC a través de su Fondo de Solidaridad Internacional, apoya reuniones internacionales y proyectos de solidaridad en otras regiones. Algo parecido ocurre con la KAB de Alemania o la ACO de Francia.

Al menos, yo he descubierto dos tradiciones distintas. Una es la que proviene de la Acción Católica, donde está clara esta dimensión. Son sacerdotes, religiosas y militantes que marchó a otros países y trasladó allí la experiencia, con las enculturaciones necesarias. En Asia, los movimientos se llaman Acción Católica Obrera, como también en Chile. En Singapur es una acción católica familiar que trabaja la dimensión laboral. La otra es la de las organizaciones culturales, como el movimiento alemán y belga. Provienen de la tradición obrera y católica, pero sin las características de la Acción Católica, con un proyecto más cultural. Esto se ha cruzado, a la vez, con la ayuda a la cooperación que desde Europa se ha desarrollado. Así ha habido grandes agencias mundiales que han financiado proyectos concretos como cooperativas o escuelas, más que para la formación de cuadros o el soporte organizativo.

¿Cómo ha sido la relación con el Vaticano y con la OIT?

Tendríamos que hacer un trabajo más próximo. Hace tres años se hizo un recorrido por los consejos pontificios como el de laicos, justicia y paz, diálogo interreligioso, etc. pero no es suficiente. Nos haría falta una interlocución más fluida porque hay esa posibilidad. Sin olvidar que se ha abierto un diálogo con vocación permanente con el Papa a través de los Encuentros de Movimientos Populares.

También me parece que el MMTC ha estado fuera del Foro Internacional de la Acción Católica y, con ello, todos los movimientos especializados. Ese sería un campo en el que es necesario construir puentes. Hemos avanzado en relación con las organizaciones católicas presentes en la OIT. Ha habido encuentros previos a las reuniones de la OIT para compartir experiencias y conocimiento.

¿Y con el mundo del trabajo?

Ha habido puntos de encuentros con sindicatos, empresarios, asociaciones de trabajadores bajo el paraguas del Consejo Pontificio de Justicia y Paz [ahora Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral]. Ha sido una agenda muy fructífera por ejemplo en el reconocimiento de derechos en el trabajo doméstico y en el hecho de que el trabajo digno se haya convertido en un objetivo del desarrollo sostenible definido por la ONU. Eso también es un trabajo de nuestras organizaciones, acompañado por el Vaticano.

Es verdad que hay poca interlocución con organizaciones de empresarios y de trabajadores. Hay que activar esta agenda. Todos los movimientos han tenido o se han planteado una interlocución con los sindicatos, en algunos casos, de manera muy estrecha. Con la organización empresarial católica, UNIAPAC, nos hemos podido encontrar en las reuniones amparadas por la OIT y eso se ha trasladado a algunos países, sobre todo, europeos, pero no es un ámbito de trabajo muy desarrollado.

¿Cómo se gestó la participación del MMTC en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares?

En América del Sur hay una tradición importante de trabajo conjunto con lo que se ha llamado la economía popular. Son trabajadores que se organizan en cooperativas o se asocian para reivindicar sus derechos en el sector «informal». En Argentina había un acercamiento al Papa, entonces arzobispo de Buenas Aires, desde los barrios y las villas. Eso fue un poco el caldo de cultivo para lanzar el Encuentro Mundial. El MMTC aparece en este escenario en una reunión en el Vaticano donde se estaba abordando la reivindicación del trabajo digno y ahí es donde se nos propone participar.

¿Cuál es su valoración de la trayectoria de estos Encuentros?

Tenemos creado un espacio de diálogo que, hasta el III Encuentro, ha dado de sí un proceso de conocimiento entre las organizaciones; de discernimiento y de reivindicación global. Es algo permanentemente en construcción, que dará de sí lo que los movimientos quieran dar de sí. Ha sido un descubrimiento extraordinario. Sabía de los campesinos sin tierras, de la economía popular, de las movilizaciones en torno a la vivienda, pero he podido percibir la fuerza que tienen. El MMTC debe continuar participando, porque hay planteamientos similares y un lenguaje común por la dignidad de la persona y el bien común, que son prioritarios y cuyas sinergias genera proyectos-puente frente a la perversidad y las consecuencias del dinero.

Hay un comité que organiza el diálogo y que concreta la metodología sobre la base de hacer un ver, un juzgar y un actuar. En el último encuentro lanzamos unas Propuestas de Acción Transformadora que las organizaciones deben hacer suyas para su desarrollo y, al mismo tiempo, hay una invitación para organizarse tanto a nivel regional y nacional. En Brasil, Argentina, EEUU ya se han producido este diálogo con agentes sociales y pastorales de la Iglesia.

Participo en este comité organizador y creo que habría que concretar estrategias o herramientas para ayudar a que los movimientos incorporen los compromisos dialogados y se puedan hacer efectivas esas reivindicaciones. Es algo que siento que está pendiente. El Papa, está siendo un mediador y un gran animador, abriendo la puerta para encontrarse, reunirse porque tenemos mucho en común. Ha sido un acierto el lema: Tierra, Techo, Trabajo: las «3T», algo tan central en la vida de las personas y muy vinculado a su visión, recogida en Laudato si’.

Hay que seguir convocando Encuentros regionales para favorecer el diálogo entre organizaciones de excluidos y en diálogo con el Papa, e intentar realizarlos en África, en Asia, en Europa…

También en Europa…

Es fundamental hacerlo en Europa. El MMTC ha propuesto a su Coordinadora europea que lidere este propuesta. Hay que descubrir lo que significa que en América del Sur se llama movimientos populares, en EEUU y Europa, son movimientos sociales o de base. Habrá que identificar a los protagonistas a partir de las «3T» y de otras realidades importantes como el drama de la inmigración, de la precariedad, del paro juvenil, etc. Habrá que ver la experiencia en EEUU, en un momento político además muy excepcional y crítico.

¿Cómo ha vivido su responsabilidad como copresidenta del MMTC, qué apoyos o acompañamientos han sido importantes para usted?

El primer apoyo es de mi familia que comparte esa sensibilidad por la solidaridad globalizada. Luego también tengo que hablar de la Fundación en la que trabajo, cuyo patronato y equipo han entendido la importancia de este servicio y me ha facilitado que pudiera compatibilizarlo. Mi equipo de la HOAC me ha respaldado y, sobre todo, me ha facilitado la participación desde la realidad que he estado viviendo. También la Comisión Permanente de la HOAC. Me hubiera gustado contar con un equipo dedicado a las relaciones internacionales desde el principio. Ahora ya hay un grupo y nos falta quizás tener un contacto más directo y dedicar más tiempo. Creo que la HOAC tiene que seguir realizando una apuesta permanente de impulso y fortalecimiento de esta dimensión internacional en el MMTC. Y por supuesto el consejo internacional del MMTC con el que compartido todo el trabajo. Afectiva y personalmente he estado muy acompañada, pero la actual estructura del MMTC, con tan pocas personas, viéndose una vez al año, necesita de equipos nacionales que aporten. Creo que la HOAC puede hacer un gran papel, por sus propias convicciones, en esta tarea.

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Papa Francisco: «El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas»

Iglesia

Papa Francisco: «El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas»

27 febrero 2017

Con un mensaje del papa Francisco que aboga por otorgar al derecho al agua «la centralidad que merece en el marco de las políticas públicas» y emplaza a ser «capaces de superar los egoísmos que impiden la realización de este derecho vital para todos les seres humanos», acaba de concluir el Seminario «Derecho humano al agua». En clave de ecología integral, durante dos días organizados por la Pontificia Academia de las Ciencias y la Cátedra del Diálogo y la Cultura del Encuentro, se reunieron «científicos, políticos, educadores, trabajadores del sector…» generando un espacio de reflexión, análisis y propuestas para favorecer y potenciar una cultura del encuentro en torno al agua y la paz de los pueblos.

Según indicaba la convocatoria, «el acceso al agua y al saneamiento es una condición indispensable para el logro de una vida digna y plena. Un derecho que no admite discusión alguna y por cual hay que trabajar profundamente. Datos provistos por las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, indican que en el 2014 alrededor de 748 millones de personas, aún no contaban con acceso a agua potable». Un desafío que nos compromete en la elaboración de «políticas públicas globales, estatales, locales indispensables para la existencia y el desarrollo pleno de los pueblos». El acceso al agua potable y su saneamiento es una prioridad de primera magnitud por sus función «urbanizadora integral», por su capacidad de ordenar «el planeamiento de las ciudades y pueblos», por ser un bien común esencial que «ataca la pobreza y la desnutrición». Al acceso al agua «reduce la vulnerabilidad de los segmentos más excluidos de la población», reduciendo riesgos para «mujeres y niños en zonas marginales que frecuentemente deben recorrer kilómetros en busca de agua potable».

El sentido de este seminario está en coherencia con la Propuestas de Acción Transformadora, aprobadas en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares y que fueron entregadas al papa Francisco. En este documento, en la Propuesta número 3, los Movimientos Populares se comprometen, «en la perspectiva del destino universal de los bienes de la naturaleza», a rechazar «la privatización del agua» y exigen que «sea considerado bien de dominio público, en línea con la Declaración de Naciones Unidas para que ninguna persona sea privada del acceso a este derecho humano elemental».

Discurso del papa Francisco.

Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes.

Saludo a todos los presentes y les agradezco su participación en este Encuentro que aborda la problemática del derecho humano al agua y la exigencia de políticas públicas que puedan afrontar esta realidad. Es significativo que ustedes se unan para aportar su saber y sus medios con el fin de dar una respuesta a esta necesidad y a esta problemática que vive el hombre de hoy.

Como leemos en el libro del Génesis, el agua está en el comienzo de todas las cosas (cf. Gn 1,2); es «criatura útil, casta y humilde», fuente de la vida y de la fecundidad (cf. San Francisco de Asís, Cántico de las Criaturas). Por eso, la cuestión que ustedes tratan no es marginal, sino fundamental y muy urgente. Fundamental, porque donde hay agua hay vida, y entonces puede surgir y avanzar la sociedad. Y es urgente porque nuestra casa común necesita protección y, además, asumir que no toda agua es vida: sólo el agua segura y de calidad –  siguiendo con la figura de san Francisco: el agua “que sirve con humildad”, el agua “casta”, no contaminada.

Toda persona tiene derecho al acceso al agua potable y segura; este es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual (cf. Enc. Laudato si’, 30; Enc. Caritas in veritate, 27). Es doloroso cuando en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera al agua como un derecho humano. Más doloroso aun cuando se quita lo que estaba escrito y se niega este derecho humano. Es un problema que afecta a todos y hace que nuestra casa común sufra tanta miseria y clame por soluciones efectivas, realmente capaces de superar los egoísmos que impiden la realización de este derecho vital para todos les seres humanos. Es necesario otorgar al agua la centralidad que merece en el marco de las políticas públicas. Nuestro derecho al agua es también un deber con el agua. Del derecho que tenemos a ella se desprende una obligación que va unida y no puede separarse. Es ineludible anunciar este derecho humano esencial y defenderlo —como se hace—, pero también actuar de forma concreta, asegurando un compromiso político y jurídico con el agua. En este sentido, cada Estado está llamado a concretar, también con instrumentos jurídicos, cuanto indicado por las Resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2010 sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento. Por otra parte, cada actor no estatal tiene que cumplir sus responsabilidades hacia este derecho.

33s (cf. ibíd, 30) y decide el futuro de la humanidad. Es prioritario también educar a las próximas generaciones sobre la gravedad de esta realidad. La formación de la conciencia es una tarea ardua; precisa convicción y entrega. Y yo me pregunto si en medio de esta “tercera guerra mundial a pedacitos” que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua.

Las cifras que las Naciones Unidas revelan son desgarradoras y no nos pueden dejar indiferentes: cada día mil niños mueren a causa de enfermedades relacionadas con el agua; millones de personas consumen agua contaminada. Estos datos son muy graves; se debe frenar e invertir esta situación. No es tarde, pero es urgente tomar conciencia de la necesidad del agua y de su valor esencial para el bien de la humanidad.

El respeto del agua es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos (cf. ibíd., 30). Si acatamos este derecho como fundamental, estaremos poniendo las bases para proteger los demás derechos. Pero si nos saltamos este derecho básico, cómo vamos a ser capaces de velar y luchar por los demás. En este compromiso de dar al agua el puesto que le corresponde, hace falta una cultura del cuidado (cfr ibid., 231) –parece una cosa poética y, bueno, la Creación es una “poiesis”, esta cultura del cuidado que es creativa– y además fomentar una cultura del encuentro, en la que se unan en una causa común todas las fuerzas necesarias de científicos y empresarios, gobernantes y políticos. Es preciso unir todas nuestras voces en una misma causa; ya no serán voces individuales o aisladas, sino el grito del hermano que clama a través nuestro, es el grito de la tierra que pide el respecto y el compartir responsablemente de un bien, que es de todos. En esta cultura del encuentro, es imprescindible la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad.

Dios Creador no nos abandona en este trabajo para dar a todos y a cada uno acceso al agua potable y segura. Pero el trabajo es nuestro, la responsabilidad es nuestra. Deseo que este Seminario sea una ocasión propicia para que sus convicciones se vean fortalecidas, y salgan de aquí con la certeza de que su trabajo es necesario y prioritario para que otras personas puedan vivir. Es un ideal por el que merece la pena luchar y trabajar. Con nuestro «poco» estaremos contribuyendo a que nuestra casa común sea más habitable y más solidaria, más cuidada, donde nadie sea descartado ni excluido, sino que todos gocemos de los bienes necesarios para vivir y crecer en dignidad. Y no olvidemos los datos, las cifras, de las Naciones Unidas. No olvidemos que cada día mil niños, cada día, mueren por enfermedades en relación con el agua.

Muchas gracias.

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Información de interés.

■ Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nº 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos

■ III Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Propuesta de Acción Transformadora.

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Foto | Madanelu, Flickr.com, CC

 

Mensaje del papa Francisco al I Encuentro de Movimientos Populares de Estados Unidos 

Internacional

Mensaje del papa Francisco al I Encuentro de Movimientos Populares de Estados Unidos 

17 febrero 2017

Queridos Hermanos:

Quisiera, ante todo, felicitarlos por el esfuerzo de reproducir a nivel nacional el trabajo que vienen desarrollando en los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares. Quiero, a través de esta carta, animar y fortalecer a cada uno de ustedes, a sus organizaciones y a todos los que luchan por las tres T: “tierra, techo y trabajo”. Los felicito por todo lo que hacen.

Quisiera agradecer a la Campaña Católica para el Desarrollo Humano, a su presidente Mons. David Talley y a los Obispo anfitriones Stephen Blaire, Armando Ochoa y Jaime Soto, por el decidido apoyo que han prestado a este encuentro. Gracias Cardenal Turkson por seguir acompañando a los movimientos populares desde el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. ¡Me alegra tanto verlos trabajar juntos por la justicia social! Cómo quisiera que en todas las diócesis se contagie esta energía constructiva, que tiende puentes entre los Pueblos y las personas, puentes capaces de atravesar los muros de la exclusión, la indiferencia, el racismo y la intolerancia.

También quisiera destacar el trabajo de la Red Nacional PICO y las organizaciones promotoras de este encuentro. Supe que PICO significa “personas mejorando sus comunidades a través de la organización”. Qué buena síntesis de la misión de los movimientos populares: trabajar en lo cercano, junto al prójimo, organizados entre ustedes, para sacar adelante nuestras comunidades.

Hace pocos meses, en Roma, hemos hablado de los muros y del miedo; de los puentes y el amor. No quiero repetirme: estos temas desafían nuestros valores más profundos.

Sabemos que ninguno de estos males comenzó ayer. Hace tiempo enfrentamos la crisis del paradigma imperante, un sistema que causa enormes sufrimientos a la familia humana, atacando al mismo tiempo la dignidad de las personas y nuestra Casa Común para sostener la tiranía invisible del Dinero que sólo garantiza los privilegios de unos pocos. “La humanidad vive un giro histórico”1.

A los cristianos y a todas las personas de buena voluntad nos toca vivir y actuar en este momento. Es “una responsabilidad grave, ya que algunas realidades del mundo presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de revertir más adelante”. Son los “signos de los tiempos” que debemos reconocer para actuar. Hemos perdido tiempo valioso sin prestarles suficiente atención, sin resolver estas realidades destructoras. Así los procesos de deshumanización se aceleran. De la participación protagónica de los pueblos y en gran medida de ustedes, los movimientos populares, depende hacia dónde se dirige ese giro histórico, cómo se resuelve esta crisis que se agudiza.

No debemos quedar paralizados por el miedo pero tampoco quedar aprisionados en el conflicto. Hay que reconocer el peligro pero también la oportunidad que cada crisis supone para avanzar hacia una síntesis superadora. En el idioma chino, que expresa la ancestral sabiduría de ese gran pueblo, la palabra crisis se compone de dos ideogramas: Wei que representa el peligro y Jique representa la oportunidad.

El peligro es negar al prójimo y así, sin darnos cuenta, negar su humanidad, nuestra humanidad, negarnos a nosotros mismos, y negar el más importante de los mandamientos de Jesús. Esa es la deshumanización. Pero existe una oportunidad: que la luz del amor al prójimo ilumine la Tierra con su brillo deslumbrante como un relámpago en la oscuridad, que nos despierte y la verdadera humanidad brote con esa empecinada y fuerte resistencia de lo auténtico.

Hoy resuena en nuestros oídos la pregunta que el abogado le hace a Jesús en el Evangelio de Lucas «¿Y quién es mi prójimo?» ¿Quién es aquel al cual se debe amar como a sí mismo? Tal vez esperaba una respuesta cómoda para poder seguir con su vida “¿serán mis parientes? ¿Mis connacionales? ¿Aquellos de mi misma religión?”. Tal vez quería llevar a Jesús a exceptuarnos de la obligación de amar a los paganos o los extranjeros considerados impuros en aquel tiempo. Este hombre quiere una regla clara que le permita clasificar a los demás en “prójimo” y “no prójimo”, en aquellos que pueden convertirse en prójimos y en aquellos que no pueden hacerse prójimos2.

Jesús responde con una parábola que pone en escena a dos figuras de la élite de aquel entonces y a un tercer personaje, considerado extranjero, pagano e impuro: el samaritano. En el camino de Jerusalén a Jericó el sacerdote y el levita se encuentran con un hombre moribundo, que los ladrones han asaltado, robado, apaleado y abandonado. La Ley del Señor en situaciones símiles preveía la obligación de socorrerlo, pero ambos pasan de largo sin detenerse. Tenían prisa. Pero el samaritano, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada, y que de todos modos también él tenía sus deberes y sus cosas por hacer, cuando vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» (v.33). El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo  lleva  a un albergue, lo cuida  personalmente, provee a su asistencia.

Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor3.

Las heridas que provoca el sistema económico que tiene al centro al dios dinero y que en ocasiones actúa con la brutalidad de los ladrones de la parábola, han sido criminalmente desatendidas. En la sociedad globalizada, existe un estilo elegante de mirar para otro lado que se practica recurrentemente: bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo, incluso se adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos, pero no se hace nada sistemático para sanar las heridas sociales ni enfrentar las estructuras que dejan a tantos hermanos tirados en el camino. Esta actitud hipócrita, tan distinta a la del samaritano, manifiesta la ausencia de una verdadera conversión y un verdadero compromiso con la humanidad.

Se trata de una estafa moral que, tarde o temprano, queda al descubierto, como un espejismo que se disipa. Los heridos están ahí, son una realidad. El desempleo es real, la violencia es real, la corrupción es real, la crisis de identidad es real, el vaciamiento de las democracias es real. La gangrena de un sistema no se puede maquillar eternamente porque tarde o temprano el hedor se siente y, cuando ya no puede negarse, surge del mismo poder que ha generado este estado de cosas la manipulación del miedo, la inseguridad, la bronca, incluso la justa indignación de la gente, transfiriendo la responsabilidad de todos los males a un “no prójimo”. No estoy hablando de personas en particular, estoy hablando de un proceso social que se desarrolla en muchas partes del mundo y entraña un grave peligro para la humanidad.

Jesús nos enseña otro camino. No clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, si tienes esa capacidad de sufrir con el otro. Tienes que hacerte samaritano. Y luego, también, ser como el hotelero al que el samaritano confía, al final de la parábola, a la persona que sufre. ¿Quién es este hotelero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, las personas solidarias, las organizaciones sociales, somos nosotros, son ustedes, a quienes el Señor Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y la salvación. En eso radica la auténtica humanidad que resiste la deshumanización que se nos ofrece bajo la forma de indiferencia, hipocresía o intolerancia.

Sé que ustedes han asumido el compromiso de luchar por la justicia social, defender la hermana madre tierra y acompañar a los migrantes. Quiero reafirmarlos en su opción y compartir dos reflexiones al respecto.

La crisis ecológica es real. “Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático”4. La ciencia no es la única forma de conocimiento, es cierto. La ciencia no es necesariamente “neutral”, también es cierto, muchas veces oculta posiciones ideológicas o intereses económicos. Pero también sabemos qué pasa cuando negamos la ciencia y desoímos la voz de la naturaleza. Me hago cargo de lo que nos toca a los católicos. No caigamos en el negacionismo. El tiempo se agota. Actuemos. Les pido, nuevamente, a ustedes, a los pueblos originarios, a los pastores, a los gobernantes, que defendamos la Creación.

La otra es una reflexión que ya la hice en nuestro último encuentro pero me parece importante repetir: ningún pueblo es criminal y ninguna religión es terrorista. No existe el terrorismo cristiano, no existe el terrorismo judío y no existe el terrorismo islámico. No existe. Ningún pueblo es criminal  o narcotraficante o violento. “Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”5. Hay personas fundamentalistas y violentas en todos los Pueblos y religiones que, además, se fortalecen con las generalizaciones intolerantes, se alimentan del odio y la xenofobia. Enfrentando el terror con amor trabajamos por la paz.

Les pido firmeza y mansedumbre para defender estos principios; les pido no intercambiarlos como mercancía barata y, como San Francisco de Asís, demos todo de nosotros para que: “allí donde haya odio, que yo ponga el amor, allí donde haya ofensa, que yo ponga el perdón; allí donde haya discordia, que yo ponga la unión; allí donde haya error, que yo ponga la verdad”6.

Sepan que rezo por ustedes, que rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los proteja. Les pido por favor que recen por mí y sigan adelante.

Ciudad  del Vaticano, 10 de febrero de 2017.

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Notas

1 Papa Francisco, Evangelii gaudium, 52.
2 Papa Francisco, Audiencia general del miércoles 27 de abril de 2016, Conf.
3 Ibid.
4 Papa Francisco, Laudato si’, 23.
5 Papa Francisco, Evangelii gaudium, 52.
6 Oración de San Francisco de Asís (Fragmento).

Hacia la Asamblea General de los trabajadores cristianos de todo el mundo

Internacional

Hacia la Asamblea General de los trabajadores cristianos de todo el mundo

30 enero 2017

Abraham Canales | El Consejo Internacional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) se reúne en Ávila, antes de la Asamblea General que se realizará en España el próximo mes de julio.

Este órgano de representación y dirección del MMTC entre asambleas, integrado por representantes de todos los continentes, junto con la secretaría general, las copresidencias, el tesorero y el consiliario, se reúne, del 29 de enero al 2 de febrero, en la Universidad de la Mística de Ávila.

Con un doble objetivo: La preparación de la próxima Asamblea General; y la convocatoria del Seminario Internacional «La construcción de una sociedad solidaria, la dignidad humana y el derecho al trabajo».

La primera parte de la agenda de trabajo de este Consejo, dialogará sobre las tareas y actividades ejecutadas durante el 2016: la evaluación de seminarios en América Central, Asia, África del Este y Europa; los distintos instrumentos que articulan la política de comunicación del MMTC; la campaña «0,5 céntimos»; la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre; la participación y los acuerdos del Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa [1]; para finalizar con los preparativos de la próxima Asamblea General de 18 al 21 julio de 2017.

Este Consejo Internacional es previo a la Asamblea General que el MMTC realizará en España y será acogida, para las tareas organizativas y de comunicación, por la Hermandad Obrera de Acción Católica. La HOAC forma parte del Consejo Internacional, con la presencia y participación de Charo Castelló, militante de Segorbe-Castellón, en la responsabilidad de copresidenta.

El MMTC encara una asamblea estatutaria muy importante ya que se producirá un relevo de personas en las distintas responsabilidades del Comité Internacional, «como es el caso de mi responsabilidad en la copresidencia y, al mismo tiempo, se producen cambios en el equipo de trabajo que además hay que fortalecer, se celebran los 50 años de vida y recorrido desde su fundación», apunta Castelló.

Esta Asamblea participarán alrededor de 150 delegados y delegadas de todo el mundo en representación medio centenar de movimientos de trabajadoras y trabajadores cristianos de las zonas América del Norte, Central y Caribe; América del Sur; Asia del Este; Asia del Sur, Europa; África del Este y África del Oeste y Central.

Finalmente, para la profundización de la acción del MMTC, en la reunión del Consejo Internacional se dialogará sobre la convocatoria del seminario «La construcción de una sociedad solidaria, la dignidad humana y el derecho al trabajo» que se realiza del 15 al 18 de julio de 2017, con anterioridad a la Asamblea General. En clave de revisión de vida y en el marco de la exhortación apostólica Evangelii gaudium y de la encíclica Laudato si’ se concreta un «Ver», aportado por los movimientos de las distintas zonas geográfica, para profundizar en el seminario internacional de julio en el «juzgar» y el «actuar».

[1] «Poetas sociales» comprometidos frente a la globalización de la indiferencia.
Tema del mes, Noticias Obreras, diciembre 2016.

 

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Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2017: Menores migrantes vulnerables y sin voz. Reto y esperanza

Inmigrantes

Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2017: Menores migrantes vulnerables y sin voz. Reto y esperanza

11 enero 2017

El próximo 15 de enero, está convocado el día Día Mundial del Emigrante y del Refugiado 2017. Nos sumamos a esta Jornada y publicamos en nuestra web una serie de textos y recursos.

Extracto del mensaje del papa Francisco

…deseo llamar la atención sobre la realidad de los emigrantes menores de edad, especialmente los que están solos, instando a todos a hacerse cargo de los niños, que se encuentran desprotegidos por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos; por diversas razones, son forzados a vivir lejos de su tierra natal y separados del afecto de su familia.

Hoy, la emigración no es un fenómeno limitado a algunas zonas del planeta, sino que afecta a todos los continentes y está adquiriendo cada vez más la dimensión de una dramática cuestión mundial. No se trata sólo de personas en busca de un trabajo digno o de condiciones de vida mejor, sino también de hombres y mujeres, ancianos y niños que se ven obligados a abandonar sus casas con la esperanza de salvarse y encontrar en otros lugares paz y seguridad. Son principalmente los niños quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus aspectos negativos. La carrera desenfrenada hacia un enriquecimiento rápido y fácil lleva consigo también el aumento de plagas monstruosas como el tráfico de niños, la explotación y el abuso de menores y, en general, la privación de los derechos propios de la niñez sancionados por la Convención Internacional sobre los Derechos de la Infancia.

Extracto del mensaje de los obispos de la Comisión de Migraciones.

Urge realizar todos los esfuerzos posibles para que la acogida de los menores migrantes, en los centros o en las familias, sea digna de modo que los menores puedan disfrutar de los medios necesarios para desarrollar su personalidad y superar los traumas que han dejado en ellos las circunstancias de la inmigración. Por último, aunque deberá ser lo primero, es absolutamente necesario  un nuevo orden económico internacional basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos para que el mundo sea casa común de todos los hombres. Recordemos lo que el papa Francisco afirma en la encíclica Laudato si’ «Las crisis económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes vienen detrás de nosotros. Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional.» (LS 159)

Hacemos una llamada a nuestras comunidades para que estén atentas a este fenómeno, que forma parte de las nuevas esclavitudes, y ofrezcan los recursos humanos, pastorales y materiales para responder a este desafío, especialmente dolorosos, por afectar a los niños, las personas más desvalidas y, por eso, las más necesitadas de protección y ayuda.

 Material litúrgico (pdf).

 Orar en el mundo obrero.

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Un signo de esperanza #EMMP2016

Editoriales, Iglesia

Un signo de esperanza #EMMP2016

16 noviembre 2016

Del 2 al 5 de noviembre se ha celebrado en Roma el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, una iniciativa conjunta del papa Francisco, con el Consejo Pontificio de Justicia y Paz y las propias organizaciones populares. El primer encuentro se celebró también en Roma en 2014 y el segundo en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en 2015. En continuidad con los dos anteriores, este tiene como objetivos: promover el protagonismo de los excluidos en su lucha por Tierra, Techo y Trabajo; contribuir a la construcción de los cambios estructurales que el mundo necesita, apoyados en la propuesta que el papa Francisco ha enunciado en Evangelii gaudium y Laudato si’, ayudar a las organizaciones populares a coordinar acciones a nivel regional e internacional; fortalecer el diálogo y la cooperación entre la Iglesia (a nivel nacional, regional y global) y las organizaciones populares. Desde el mismo anhelo que en los dos anteriores encuentros –Tierra, Techo y Trabajo para todas y todos–, en este ocasión se pone el acento en las propuestas de acción y prestar una especial atención a la degradación de la naturaleza desde la perspectiva de la ecología integral y al drama de los migrantes y refugiados, desplazados de su tierra por las distintas formas de violencia. Porque, como se dijo en el encuentro de Bolivia, «un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta».

Como en las dos anteriores, en esta convocatoria han participado cristianos inmersos en los movimientos populares, obispos y, sobre todo, muchas otras personas que están comprometidas con estos movimientos populares y que, a su vez, son creyentes de otras religiones o no son creyentes. La riqueza y valor del encuentro en este sentido es muy grande. Militantes de la HOAC participaron en los dos anteriores encuentros como miembros de movimientos populares como el de los barrios ignorados, barrios obreros que se han ido degradando, o el de las plataformas de afectados por las hipotecas. En esta ocasión, la HOAC ha participado como movimiento, dentro de la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, muy implicado desde el principio en los Encuentros en su defensa del trabajo digno.

El Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un gran signo de esperanza. En primer lugar, por el mismo hecho de ser un espacio de encuentro e impulso de los propios movimientos populares, que son en sí mismos un signo de esperanza en el mundo. Como dijo el papa Francisco en el II Encuentro: «Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de “las tres T” (Tierra, Techo, Trabajo) y, también, en su participación protagonista en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!». En segundo lugar, por lo que supone el Encuentro para facilitar e impulsar el diálogo y la cooperación fecundas entre la Iglesia y las organizaciones populares; lo que supone tanto de apoyo para los propios movimientos como para la Iglesia, que así crece en ser Iglesia de los pobres, fiel a Jesucristo. En tercer lugar, por lo que representa de acompañamiento, apoyo e impulso a los cristianos comprometidos en los movimientos populares. ¡Damos gracias por el Amor de Dios, que alienta estas iniciativas y estas luchas por la dignidad humana!

■ Documentos de acción y mensaje del papa Francisco en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares #EMMP2016

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¡Tú! | Así lo vemos «Amor social para salvar el planeta»

Editoriales

¡Tú! | Así lo vemos «Amor social para salvar el planeta»

15 noviembre 2016

La humanidad actual consume, al año, el equivalente a las existencias de un planeta y medio. ¡Estamos gastando lo necesario para la supervivencia de las generaciones futuras! «Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos», nos dice el papa Francisco en Laudato si’, 53.

Hasta el punto de que la viabilidad de la vida está en entredicho. Para salir de esta encrucijada hace falta «una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza» (LS, 139), de la que, después de todo, somos parte.

Debemos dejar de pensar solo en «el criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio personal» (LS, 159) y abrazar la lógica del «amor social», como «clave de un auténtico desarrollo». Es lo que nos puede mover a adoptar estilos de vida responsables, pero también «a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad» (LS, 231).

También el trabajo ha de recuperar su sentido originario. Si el ser humano es «capaz de ser por sí mismo agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual», entonces «el trabajo debería ser el ámbito de este múltiple desarrollo personal» (LS ,127).

Antes de que sea demasiado tarde, debemos tomar conciencia del reto al que nos enfrentamos y comenzar ahora mismo a cambiar nuestros comportamientos personales y las prioridades sociales.

Liberamos el número completo del ¡TÚ! de noviembre de 2016:

Accede a números anteriores del ¡Tú! en el apartado de Publicaciones/¡Tú!

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Acción de Gracias por el 70 aniversario: Una celebración que mira al futuro con pasión

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Acción de Gracias por el 70 aniversario: Una celebración que mira al futuro con pasión

04 noviembre 2016

La Eucaristía de acción de gracias por las 7 décadas de existencia de la HOAC, celebrada en la Basílica de La Milagrosa de Madrid, contó con la participación de un nutrido grupo de personas. Justo en el mismo lugar y el mismo día en el que hace 70 años se clausuró la I Semana Nacional de la HOAC que dio origen a su creación.

Militantes, responsables y simpatizantes de este movimiento eclesial dedicado al mundo obrero, además de representantes de otras organizaciones de la Acción Católica, de diversas congregaciones religiosas, del ámbito sindical y de variados departamentos de la diócesis madrileña, en la que se incardina el tempo a cuyo cargo se encuentra una Comunidad de padres Paúles, participaron en la conmemoración de aquella reunión de 200 obreros con la que la HOAC comenzó su particular andadura..

El obispo consiliario de la Acción Católica, titular de la Diócesis de Calahorra la Calzada y Logroño, don Carlos Escribano, excusó su ausencia con una amable carta, en la que, entre otras cosas, exhortaba a los y las integrantes de la HOAC a “mirar el presente con pasión” y seguir acercándose “a los más empobrecidos de nuestra sociedad, luchando por un trabajo conforme a la dignidad humana y llevando la Buena Noticia del Evangelio hasta los últimos rincones de nuestro mundo”.

Tampoco pudo acudir, el obispo emérito de Orihuela-Alicante y durante muchos años responsable de Apostolado Seglar, don Victorio Oliver, quien también envió un mensaje de agradecimiento por los “70 años de servicio consciente y generoso a vuestra doble fidelidad: Al Señor Jesús y, con su gracia y su presencia, al mundo obrero”.

El servicio litúrgico estuvo  presidido por el obispo emérito de Ciudad Real y responsable del  Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española, don Antonio Algora, quien en su homilía precisó que un aniversario como este “no debe quedar en un ejercicio de autocomplacencia o de mera acción de gracias por los logros realizados, sino que se ha de vivir como punto de apoyo e impulso de futuro recogiendo el “patrimonio” acumulado a lo largo del tiempo”.

Con sus palabras, el obispo, invitó a la conversión continua y al despliegue de la audacia propia de los seguidores de Jesucristo. Para ello, recurrió a la encíclica del papa Francisco, Laudato si´, donde apunta que la conversión integral “lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas del mundo”, sin que su vivencia personal sea “motivo de gloria personal o de dominio irresponsable”, sino “una capacidad diferente, que a su vez le impone una grave responsabilidad que brota de su fe.”

Cómo no podía ser de otra manera, alabó y agradeció el papel que ha desempeñado la HOAC en nuestra sociedad y los frutos que ha ofrecido a la Iglesia, sin olvidar la importancia del proceso personal y el discernimiento comunitario: “la reunión del equipo de la HOAC hace posible mantener la  tensión necesaria para seguir escapando de todo lo que engendra perversión pues encontráis ahí la posibilidad de sentir la presencia del Resucitado”. También tuvo un recuerdo para aquellos y aquellas militantes que jalonan estas siete décadas con sus vidas de entrega incondicional al Evangelio. De ellos, dijo que “lo estimaron todo como pérdida con tal de ser en Cristo Jesús”.

Aprovecho, así mismo, para recordar la misión que inspiró y sigue inspirando a la HOAC como  “un empeño por humanizar la existencia que es expresión de nuestro ser cristiano, de vivir en cristiano, queriendo hacer de Cristo el centro de nuestra existencia, porque estamos convencidos de que lo mejor que la Iglesia puede ofrecer al mundo obrero es Jesucristo, todo entero, porque al desvelarse en él el amor del Padre, podemos encontrar, juntos, caminos de fraternidad”.

Terminó exhortando a los y las militantes de la HOAC y demás creyentes a “desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas del mundo, ofreciéndose a Dios «como un sacrificio vivo, santo y agradable»”.

Por su parte, el presidente de la HOAC, José Fernando Almazán, intervino, tras la comunión, con una sentida expresión de agradecimiento. En su intervención, recordó los orígenes, muy influidos por “una coyuntura política y de una necesidad pastoral”, de este movimiento, que supo desde los inicios desarrollar dos intuiciones que con el tiempo se han revelado muy fructíferas: “la especialización obrera y la eficacia de la evangelización por los iguales”. Criterios que llevaron a la HOAC a desarrollar “una misión de frontera, de periferia, en la que siempre desde entonces ha estado y ha creído necesario estar, pese a todas las dificultades e impedimentos, intentando ser Iglesia comprometida en el mundo obrero, entre las y los trabajadores; y a la vez, mundo obrero dentro de la Iglesia”.

De este modo, entiende la evolución de la HOAC como “una historia que, por un lado, encarna los valores más genuinos de la clase obrera” y, por otro, “muestra la voluntad de contribuir a construir una Iglesia cada vez más convertida al Evangelio, más sensible y parcial con los de abajo”. Una trayectoria, construida por “personas que se ven a sí mismas en permanente necesidad de conversión, conscientes de que solo con sus propias fuerzas no harían nada”, pronunció Almazán, para, a continuación, citar a Guillermo Rovirosa, Eugenio Merino, Tomás Malagón, Antonio Martín, Téofilo Pérez-Rey y Paco Mera.

El presidente de la HOAC terminó por “reconocer, de manera efectiva, agradecida y honrada, el bien gratuito que cada uno hemos recibido” lo que, siguiendo la espiritualidad y praxis propia de este movimiento especializado de Acción Católica como hizo notar Almazán, “implica ponerse en marcha para multiplicar con los demás ese bien, especialmente con los que más lo necesitan”.

Concluida la ceremonia religiosa, los y las asistentes pasaron al interior del complejo parroquial donde pudieron saludarse y conversar, al tiempo que disfrutaban de un pequeño convite, esmeradamente preparado para la ocasión.

 

 

#EMMP2016: La apertura y la primera jornada se centran en el papel de las organizaciones en la revitalización de la democracia

Internacional

#EMMP2016: La apertura y la primera jornada se centran en el papel de las organizaciones en la revitalización de la democracia

03 noviembre 2016

“Vamos a discutir cuáles son los cambios que necesitamos, y la iglesia y los movimientos populares trabajaremos juntos para fomentar los cambios más profundos que necesita nuestra sociedad” declaró el cardenal Turkson, del Consejo Pontificio de Justicia y Paz (Vaticano), durante su intervención en el acto de apertura del III Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

Turkson recordó las palabras de Francisco en la encíclica Laudato si’, señalando que la exclusión social se determina por dos factores, el social y el medioambiental, dos caras de la misma moneda. “En este encuentro, -señala Turkson- los hemos invitado a discutir para ver cómo cambiamos las cosas, no se trata de ser únicamente agentes de cambio hacia afuera, sino de ser agentes de cambio hacia adentro”.

Por su parte, Charo Castelló, Hermandad Obrera de Acción Católico (HOAC) – Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) (España), tras hacer un rápido recorrido por los encuentros anteriores planteaba el gran reto de esta nueva cita: “Hemos analizado las realidades más diversas, sus identificado sus principales problemas, hoy debemos pensar qué políticas implementar, que tengan como fin último el verdadero bienestar del pueblo”.

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Asi mismo, João Pedro Stédile, del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) – La Vía Campesina (Brasil), invitó a los delegados y delegada a “discutir nuevas formas de política popular. El sistema democrático burgués de la Revolución francesa ya no funciona más. El pueblo ya no consigue ejercer su capital político a través del voto. Más que nunca precisamos seguir el debate y formular propuestas alternativas a los problemas que la humanidad está enfrentando”.

Jockin Arputham, del National Slum Dwellers Federation of India – Slum Dwellers International (SDI) (India), aprovechó para insistir en la necesidad de un plan de acción común: “Mucho ya hemos oído las palabras del Papa, pero nosotros venimos a trabajar”. Juan Grabois, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) – Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) (Argentina) al término de la apertura, definió cinco grandes principios que pueden contribuir a fortalecer los movimientos populares: “Unidad, Organización, Conciencia, Espíritu elevado y Acción”.3emmp

En la tarde de la primera jornada, se desarrolló el panel dedicado a “Pueblo y Democracia”, que sirvió para inspirar el debate posterior entre los delegados y delegadas dentro del taller sobre esta cuestión.

John Mark Mwanika, de Amalgamated Transport and General Workers Union (ATGWU, Uganda) señaló que “si los movimientos populares y los sindicatos no están involucrados la democracia es una democracia falsa, un club para pocos”. También declaró “queremos una democracia que ponga a las personas en el centro”, y propuso modificar los sistemas de financiación de las campañas políticas.

Beatriz Serqueira, del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Brasil, hizo memoria de las luchadoras y luchadores muertos como Berta Cáceres, los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa (México); y a la lucha internacional de las mujeres enmarcada en el lema “Ni Una Menos”. “En América Latina construimos bloques que se han opuesto a las hegemonías y por ello hemos sufrido este golpe, esta contraofensiva, que busca dañar nuestras democracias”, especificó, al tiempo que denunció que “la democracia representativa está legitimando una restauración neoconservadora”.

El presbítero Luigi Ciotti, con una larga trayectoria en la atención a jóvenes tentados por la delincuencia y gran relevancia pública por su oposición frontal a la mafia, apuntó a la crisis del reconocimiento práctico de los derechos humanos: “Hoy la ciudadanía se niega y se quita. No podemos construir esperanza sin partir de los que han sido excluidos, porque la esperanza pertenece a todos o no es esperanza.” Cerró su ponencia destacando que “para que la democracia vuelva a ser el poder del pueblo hace falta que vuelva a estar al servicio del bien común, hace falta que vuelva a tomar las riendas de la economía y a impedir la apropiación de bienes comunes por parte de los capitales(…). Tenemos que globalizar la esperanza.”

En el segundo día del Encuentro esta previsto abordar el eje “Territorio y Naturaleza”, con la participación de la Dra. Vandana Shiva (India), Rosalina Tuyuc CONAVIGUA (Guatemala), Monica Crespo CTEP (Argentina) y Te Ao Pritchard, Pacific Panthers Network (Nueva Zelanda).
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La HOAC participa en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa

Nota de prensa

La HOAC participa en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa

31 octubre 2016

► Convocada en Roma, del 2 a 5 de noviembre, una nueva edición del encuentro que reunirá al papa Francisco con representantes de movimientos comprometidos en la búsqueda de la justicia social. Los bloques temáticos que se abordarán en este encuentro son: Pueblo-Democracia, Territorio-Naturaleza, Desplazados-Refugiados y Tierra-Techo-Trabajo.

► La HOAC participa en la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, a la vez que está implicada en el Comité organizador del encuentro y en la comunicación de éste.

El Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un espacio de diálogo compartido entre organizaciones de base de todo el mundo y la Iglesia católica. Está promovido por el Consejo Pontificio de Justicia y Paz junto con un Comité Organizador de los movimientos populares, y tiene el apoyo expreso del papa Francisco. En este Comité organizador participa Charo Castelló, copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y militante de la HOAC de Segorbe-Castellón.

Tras las dos ediciones anteriores en el Vaticano (2014) y en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (2015), en esta tercera edición se reúnen 150 delegados y delegadas de unos 70 países que dialogarán entre sí y con el papa Francisco para «promover el protagonismo de los excluidos; contribuir a la construcción de los cambios estructurales que el mundo necesita apoyados en Evangelii gaudium y en Laudato si’; ayudar a las organizaciones populares a coordinar acciones y fortalecer el diálogo y la cooperación entre la Iglesia y las organizaciones populares».

Tres días, que se prevén intensos de trabajo, que desarrollarán paneles, talleres,  plenarias y puestas en común en torno a las temáticas «pueblo y democracia», donde está prevista la participación de José Mujica, expresidente de Uruguay; «territorio y naturaleza»; «desplazados y refugiados«; y «tierra, techo y trabajo». El foco se pondrá en las acciones concretas y por esta razón el documento final buscará consensuar una serie de propuestas de políticas socioeconómicas, que vayan en la dirección de acelerar los cambios sociales necesarios para luchar contra la desigualdad, la injusticia y la degradación del planeta. Este documento será presentado al papa Francisco que, por su parte, trasladará un mensaje a los participantes.

La HOAC participa en la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos que asistirá al Encuentro a través de Manolo Díaz, militante de Córdoba e implicado desde hace años en la lucha por los barrios ignorados de Andalucía. Una realidad de pobreza y exclusión social que sufren las familias trabajadoras, debido a las necesidades de educación, de formación, que les posibilite acceder a un trabajo decente.

Completan la delegación del  Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) el Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC) de Mali, que compartirá en los diálogos su implicación con las trabajadoras domésticas; la ACO de Francia, con su experiencia junto a los trabajadores precarios; el MCT de la República Dominicana, en su labor de acompañamiento a los trabajadores inmigrantes y en los barrios; el MTC Guatemala, con los trabajadores campesinos; el MTC Cuba, en los barrios y con los movimientos de trabajadores; el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE), con la presencia de su coordinador, Manolo Copé, militante de la HOAC de Orihuela-Alicante, que compartirá campañas y acciones sobre el trabajo decente; y la Coordinadora Internacional de la Juventud Obrera Cristiana (CIJOC), con su experiencia y compromiso con el trabajo decente en los jóvenes de Asia.

Acude también invitado al encuentro Joaquín Sánchez, consiliario de la HOAC de Murcia, representando al colectivo “En el nombre de Dios basta ya de desahuciar y empobrecer a las familias. La persona es lo primero”.

Relaciones con los medios de comunicación

Junto a los delegados y delegadas del III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, participará en el equipo de prensa, Abraham Canales, director de Noticias Obreras y militante de la HOAC de Valencia, en tareas de comunicación y atención a los medios.

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Email comunicacion@hoac.es
Twitter @otromundoesposi

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Presentación del III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el Vaticano.

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