Resultados de la búsqueda la alegría del evangelio

Las diócesis en el camino hacia la Asamblea General de 2015

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Las diócesis en el camino hacia la Asamblea General de 2015

29 abril 2014

Durante este mes de abril, se están celebrando las asambleas diocesanas de la HOAC que incluyen como un punto principal la preparación para la Asamblea General, el máximo órgano decisorio, que se celebrará en agosto de 2015. Las conclusiones a las que están llegando servirán para animar los debates del próximo  Pleno General de Representantes a celebrar en Ávila el próximo 31 de mayo y 1 de junio.

La celebración del Pleno es un momento especialmente importante en la vida de la HOAC. En él aprobaremos, entre otros temas, las propuestas de: objetivos, contenido y presupuesto de nuestra XIII Asamblea General a celebrar del 13 al 16 de Agosto de 2015 en Segovia.

El trabajo personal, de equipo, de centro y de las Asambleas Diocesanas es para los hombres y mujeres que formamos la HOAC un tiempo de Gracia, de oración, decisión y diálogo, donde nos vamos a poner de acuerdo en lo que será nuestra vida,  misión y compromiso en los  6 años siguientes.

Como movimiento de Acción Católica, nos sentimos llamados a la evangelización del mundo obrero y del trabajo, motivados para compartir la Buen Noticia del Evangelio de Jesús.

Damos gracias al Padre por regalarnos en la Hoac este espacio donde nos sentimos laicos responsables, protagonistas en nuestro ser cristianos y cristianas del siglo XXI, que en comunidad vamos dando pasos para estar a la altura de la misión que nuestra Iglesia y el Maestro pone en nuestras manos cada día.

Con la Alegría que nos da el saber que en esta “bendita misión” no estamos solos, pedimos al Espíritu que nos dé el don de la  sabiduría y el acierto en nuestra toma de decisiones,  para poder ser instrumentos de Dios en la liberación y promoción de los empobrecidos del mundo obrero.

Las Asambleas Diocesanas se han celebrado en  Barcelona, La Rioja, Madrid, Zaragoza,  Canarias, Córdoba, Burgos, Getafe, Jaén, Plasencia, Ciudad Real, Murcia, Málaga, Granada, Alicante, Huelva y Valencia.

Album de Canarias

 

Album de Alicante

Album de Huelva

Valencia

Vidas apasionadas entregadas a los demás

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Vidas apasionadas entregadas a los demás

15 abril 2014

En el camino de la vida, llevando su humildad a cuestas  a lo largo de tan diversas circunstancias, los que han sido militantes nos enseñan a valorar lo gozosamente sencillo que es vivir la fe, comprometidos con los más desfavorecidos, rostros luminosos del Jesús obrero. Vitalidad y entusiasmo militante derramaron por la causa del Reino…

Josefina Navarro.  Zaragoza. 25 de noviembre de 2013. En el día que concluía el año de la fe, Josefina se fue a la casa del Padre. El evangelio de ese domingo decía: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Los militantes de la HOAC de Zaragoza damos gracias a Josefina, por haber sido una mujer que derramó vitalidad y entusiasmo a su alrededor, una militante cristiana comprometida con los más desfavorecidos, con el mundo del trabajo y de la educación, cuidando a los niños como maestra, gestionando centros de mayores y preocupándose por las condiciones laborales de sus compañeros, enfrentándose si era necesario con sus superiores en la Administración aragonesa.

Josefina cuidó mucho las relaciones familiares y a los amigos. Fue una hermana apasionada de sus hermanas, una segunda madre para sus sobrinos, una compañera y amiga que acogió, se desveló y tuvo fuerzas y palabras, para afrontar los momentos difíciles de su vida. Amistad, familia y fe fueron el sustento de Josefina. Ella fue una mujer creyente, hija de la Iglesia y militante de la HOAC, con un sentido comunitario de vivir la fe en equipo.

Te damos gracias, Padre, porque con ella nos has enseñado la importancia de las cosas sencillas, hechas con cariño y compartidas con generosidad. Su alma inmortal ya duerme para siempre en la paz eterna, en tu seno insondable y amoroso de Madre y Padre.

Pilar Díaz Peñalver. Ciudad Real, diciembre de 2013. Desde muy joven formó parte de los movimientos femeninos de Acción Católica. En los años sesenta fue presidenta nacional de las mujeres de AC, y más tarde, delegada de Apostolado Seglar, responsabilidad que le permitía estar muy cercana a la realidad de los laicos y, sobre todo, de los movimientos apostólicos, entre ellos la HOAC.

Tras su jubilación como profesora de filosofía, y  aun siendo una persona de enorme vitalidad, los problemas físicos  la iban limitando progresivamente en su autonomía y capacidad de implicación eclesial y social decidió incorporarse a la HOAC, en efecto, su entusiasmo e identificación con nuestra misión fue aumentando. Entre tanto, tuvo varias recaídas  por enfermedad  bastante graves. Pero ella seguía dando pasos: elaboraba el PPVM y PE, tenía su grupo de acción (aunque casi no podía salir de casa), realizaba las reflexiones y encuestas puntualmente, hacía aportaciones para los procesos de reflexión abiertos, se impacientaba cuando algún material no le llegaba pronto, pagaba su cuota por propia iniciativa, asistía (cuando la salud la dejaba) a los momentos comunitarios… Todo esto de una manera natural, de tal manera que sin darnos cuenta pasó de ser una simpatizante  cercana, a actuar como una entusiasta militante. Mucha gente que la conocía de cerca decía que todo esto le daba  nueva vida.

Aunque no tenía hijos ni estuvo casada, su familia era grande: Ana Mari, su sobrina y los suyos; Guadalupe y Enrique, que la cuidaban; Leandro, el niño de ambos que la llenaba de alegría…

En la mañana del 26 de diciembre de 2013, después de haber felicitado la Navidad el día anterior a todos sus amigos, se fue sin ruido  con el Padre, mirando la luz  del nuevo día que entraba por su ventana.

Pedro Caballero. Ciudad Real 15 de febrero de 2014. Murió en Calzada de Calatrava. Murió a los 92 años, este trabajador del campo y antiguo militante de la HOAC. Pedro fue militante hoacista durante los años sesenta en Calzada, donde existía un buen equipo de HOAC. En los años setenta, debido a la emigración de casi todos los miembros, el equipo se deshizo. Algunos de ellos se incorporaron a la HOAC en sus nuevos lugares de residencia. Pedro continuó en Calzada trabajando en el campo y buscando la vinculación eclesial que las circunstancias le permitían. La vida no le fue fácil. Tuvo golpes muy duros en la vida, que pudo superar, sobre todo, con una enorme fe. En los años ochenta entabla amistad con alguna gente joven implicada en la parroquia, de los cuales alguno acabará en la HOAC y ello  facilita también de nuevo una mayor vinculación y acercamiento como simpatizante de Pedro al movimiento. Desde entonces, muchos lo hemos conocido participando en distintos actos, sobre todo, en el Día de la HOAC. Era suscriptor del ¡TÚ! y procuraba estar al tanto de la vida del movimiento. Siempre guardó un magnífico recuerdo de la HOAC, y no se cansaba de valorar lo importante que fue para él y para su fe.

Hasta hace varios años seguía trabajando sus tierras con una fortaleza física y esmero que causaban envidia. Una dura enfermedad lo fue limitando progresivamente y quitándolo definitivamente  del trabajo. Su mayor satisfacción e ilusión  era que su familia permaneciera unida. Su vida ha sido un auténtico testimonio de fe profunda y de entrega a su familia, a sus amigos, a la Iglesia, a la causa de la justicia y al trabajo. Todo el que lo conocía quedaba impresionado por la jovialidad, hondura y buen juicio de una persona tan sencilla. ¡Gracias, Padre!, por la vida de Pedro.

Que descansen en paz, pues sus obras les preceden. Sencillos como fueron, sin una vida fácil, como muchos, creyeron en Jesús – el hijo del ‘precario’ José y de la pobre María– como Hijo de Dios. Él les dará la Vida. Y nosotros, hasta que nos llegue también el día de nuestra esperada partida, no vamos a dejar la causa de los pobres, que es la causa de Jesús en quien creemos.

 

Córdoba: “¿Qué hacemos con los trabajadores inmigrantes?

Inmigrantes

Córdoba: “¿Qué hacemos con los trabajadores inmigrantes?

28 enero 2014

Ante la Jornada del Migrante y el Refugiado, cuyo día fue el 18 de enero, la HOAC de Córdoba ha emitido el siguiente comunicado sobre el tema:

Estamos viviendo tiempos de crisis y sufrimiento; situaciones de paro, pobreza y exclusión son realidades vigentes y tangibles en nuestra sociedad. Dentro de esta realidad es especialmente acuciante la situación que les toca vivir a los trabajadores inmigrantes, a muchos de aquellos que llegaron a nuestro país cuando nos hacía falta su mano de obra.

Hoy día son muchos de ellos y sus familias los que están sufriendo los recortes sociales y la falta de una adecuada protección. Especialmente alarmante es la falta de asistencia médica de estas personas en situación de ilegalidad.

En la Doctrina Social de la Iglesia se conjugan dos derechos: a emigrar y a no emigrar. Es decir, que toda persona, por nacer, por ser ciudadano de este mundo, tiene derecho a encontrar en su patria las condiciones necesarias para vivir dignamente, y no tener que emigrar a la fuerza. El movimiento obrero internacional tendría que trabajar mucho en esta línea… No vale con defender “lo mío” del Primer Mundo, cuando otros no pueden tener “lo suyo”. Y como desgraciadamente hay millones de personas que no pueden ejercer el derecho a no emigrar, existe también el derecho a emigrar, a salir de la patria buscando un futuro más digno para cada uno y su familia.

En este mundo globalizado son precisamente los trabajadores inmigrantes quienes más ejercen realmente la fraternidad, porque como decía Benedicto XVI, hacen progresar la sociedad que les ha acogido, y con sus envíos de dinero mantienen y elevan el nivel de vida de sus países de origen. Lo que las instituciones financieras mundiales y la ayuda oficial al desarrollo no consiguen, en muchas ocasiones, lo van logrando los trabajadores inmigrantes.

Como movimiento de trabajadores cristianos queremos avanzar en el reconocimiento práctico de los derechos sociales de los trabajadores y trabajadoras especialmente de los más desfavorecidos; muchos inmigrantes forman parte de estos colectivos más debilitados y es por ello que, teniéndolos presentes, queremos defender y extender una nueva mentalidad más fraterna y solidaria en nuestras familias, en las empresas, en las organizaciones sociales, políticas y sindicales, y en nuestras propias comunidades eclesiales.

Y es que, como piensa nuestra Iglesia, el mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral, en todas sus dimensiones, incluida la espiritual; si no se abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los forasteros; si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida.

Con el Papa Francisco queremos ver y “ayudar a otros a ver en el emigrante y en el refugiado no sólo un problema que debe ser afrontado, sino un hermano y una hermana que deben ser acogidos, respetados y amados, una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena, un país más solidario, un mundo más fraterno y una comunidad cristiana más abierta, de acuerdo con el Evangelio”. Que el Señor nos ayude en este caminar, y a vivirlo con alegría.

HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) Córdoba

Enero, 2014

Portugal: Comunicado de la LOC/MTC ante las perspectivas económicas

Internacional, Mundo obrero y del trabajo

Portugal: Comunicado de la LOC/MTC ante las perspectivas económicas

27 enero 2014

El trabajo digno, justamente remunerado, es el pilar fundamental del progreso

 El Equipo Nacional de la LOC/MTC – Movimento de Trabajadores Cristianos, se reunió, en Aveiro, el día 18 de Enero de 2014, para hacer el balance de las actividades del período anterior y programar las del siguiente. La ocasión sirvió, también para hacer la valoración de los tiempos  que vivimos y de lo que eso significa para la vida de los trabajadores y de la población en general, a partir de un análisis atento y profundo de quien vive y siente solidariamente las angustias y las esperanzas de estos tiempos tan difíciles.

Como Movimiento Cristiano de Trabajadores, sentimos la necesidad de denunciar proféticamente las situaciones de injusticia laboral y social a nivel local, nacional e internacional, apoyando a las personas, así como el proceso de toma de conciencia de las realidades, participando en la construción de una sociedad donde puedan vivir con dignidad y justicia.

Los trabajadores somos cada vez más pobres, esplotados y sin condiciones de vida dignas, sujetos a grandes presiones en los lugares de trabajo por las condiciones que nos imponen, nos sentimos desmotivados, deprimidos y obligados a aceptar, muchas veces, situaciones que van contra nuestra dignidad.

Por no encontrar trabajo ni condiciones para poder vivir con dignidad en nuestro país, muchos, principalmente los más jovenes, están recurriendo a la emigración, buscando en otros países lo que no encuentran en Portugal.

El apoyo al desempleo, donde se encuentran más de un millón de trabajadores/as, –pocas serán las famílias donde no haya alguien desempleado–está siendo, cada vez más, reducido, recortado y humillante, dejando a una gran mayoria sin condiciones de vida dignas.

Los pensionistas, que trabajaron y cotizaron durante su vida laboral, tenían la confianza de que en sus vejez conseguirían unas condiciones de vida dignas. Por contra, están siendo privados de parte de sus pensiones y viéndose, muchos de ellos, bajo el umbral de la pobreza.

Como podemos constatar en la encíclica “Caridad en la Verdad”, de Benedicto XVI, en su número 25: “la desregularización del mundo del trabajo implica la redución de las redes de Seguridad Social acarreando grandes peligros para los derechos de los trabajadores; los derechos fundamentales del Hombre son la solidaridad realizada por las formas tradicionales del Estado social”.

Las políticas dominantes son impulsadas por los mercados financeiros, que dan primacía a la iniciativa privada y al comercio global en detrimento de las pesonas.

La recesión económica y el ataque generalizado y directo al Estado Social son la consecuencia de esas políticas: “Hoy debemos decir no a una economía de exclusión y de desigualdad social” (Alegría del Evangelio nº 53- Papa Francisco).

Quien nos gobierna no piensa, tanto en una sociedad basada en el ser humano, sino más bien, en las fuerzas con más poder e intereses, que sacan provecho financiero de las pesonas y de las sociedades.

Algunas voces, también desde dentro de las estruturas que imponen estos procesos de austeridad, vienen afirmando que el proceso está teniendo resultados más gravosos para la economía de lo que preveían. La insistencia y la ideología persisten, como ocurre con los Presupuestos del Estado para 2014, que siguen los caminos anteriores de austeridad y empobrecimento de los portugueses.

El ser humano no se realiza sin trabajo digno, si no tiene independencia económica, si no contribuye al desarrollo social y se siente excluído por no tener oportunidad de participar en la obra del Creador.

El papa Francisco afirma en su exhortación apostólica Alegria del Evangelio nº192 “No se habla apenas de garantizar comida y un digno sustento para todos, más prosperidad y civilización en los  múltiples aspectos. Esto engloba educación, acceso a los cuidados de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidário, el ser humano amplia y engrandece la dignidad de su vida. El salário justo permite el acceso adecuado a los bienes que están destinados al uso común”.

El trabajo digno, justamente remunerado, es el pilar fundamental del progreso, centrado en el hombre y en la mujer, que prioriza la justicia social, la distribución de la riqueza y respeta la sustentabilidad de los recursos naturales.

 Aveiro, 18 de enero de 2014

Frater en el Día de la Discapacidad: Hora de romper barreras y abrir puertas

Iglesia, Paro, pobreza y exclusión

Frater en el Día de la Discapacidad: Hora de romper barreras y abrir puertas

02 diciembre 2013

(Comunicado de Frater España en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, 3 de diciembre de 2013.)  El día 3 de Diciembre de cada año se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Naciones Unidas (ONU) ha elegido este año como tema del día: “Romper barreras, abrir puertas: por una sociedad inclusiva para todos“. Nos adherimos a ello.

Desde la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad –Frater España-:

Nos reafirmamos en el valor y la dignidad de las personas por encima de sus limitaciones. No queremos dejarnos envolver por un lamento común de la situación de carencia, sino de aliento y ánimo, que nos ayude a ser personas, a vivir alegremente la fe en Jesús, a ampliar horizontes vitales, a luchar contra las limitaciones de la enfermedad y discapacidad, a saber vivir con alegría y energía en medio de ellas y denunciar las injusticias. Abrir puertas, lo entendemos, dice el comunicado del Equipo Intercontinental de Frater, como “el esfuerzo por devolver a la persona con discapacidad su dignidad y oportunidades en la vida. Esta es la tarea que asumimos en nuestra Fraternidad”.

Deseamos seguir trabajando por la incorporación de las personas enfermas y con discapacidad en la sociedad, como miembros activos que luchan por la integración social y eclesial. Desde esta concepción, los propios enfermos y discapacitados pasan de ser receptores pasivos de cuidados y atenciones a ser “protagonistas” de su propio desarrollo integral y sujetos evangelizadores activos en la comunidad de los discípulos de Jesús. Abrir puertas a la integración afectiva y efectiva de las personas con discapacidad.

Llevamos ya cinco años sufriendo una crisis que está golpeando duramente a muchos. Lo sucedido en este tiempo nos permite conocer ya con realismo el daño social y el sufrimiento que está generando. Esta crisis está abriendo una fractura social injusta entre quienes pueden vivir sin miedo al futuro y aquellos que están quedando excluidos de la sociedad y privados de una vida digna. Además de otros muchos sectores, afecta muy directamente a la calidad de la asistencia sanitaria y a las personas con discapacidad, que ven recortadas sus ayudas y prestaciones. Abrir puertas a la valoración y solución de los problemas reales de la gente. 

Para nosotros, Jesús es la Puerta, como se nos dice en el evangelio. Por eso nos animamos e invitamos a hacerlo a quienes quieran: ”abramos las puertas”. Quien se decide a entrar y salir, conoce y es conocido, (Juan 4,5). Escucha y es escuchado, tiene capacidad de diálogo. Fruto de ese diálogo es la liberación que hace posible un cambio de vida: si salimos por la puerta es para encontrar un sitio abierto, no nuevas esclavitudes o dependencias que no nos dejan crecer.

Estamos en tiempos difíciles. No han de serlo para lamentos y desaliento, ni tampoco para la resignación o la huida. Es la hora de abrir puertas al reconoci-miento de la dignidad de las personas por encima de todo, a la valoración e in-tegración de las personas con discapacidad, al reconocimiento de los problemas reales de la gente y la aportación de soluciones a los mismos.

Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad – FRATER España –  Travesía Antonio Machado, 3 (40002-Segovia).  921 42 17 57 Móvil 662 103 483 E-mail: correo@fratersp.org http://www.fratersp.org

Comisión General de la JEC: “Creamos en lo que creemos”

Convocatorias, Iglesia

Comisión General de la JEC: “Creamos en lo que creemos”

25 septiembre 2013

Pepe Moreno* | Se ha celebrado la comisión general del movimiento de la Juventud Estudiante Católica (JEC) en la ciudad de Salamanca, los días 20, 21 y 22 de septiembre en la parroquia de Fátima. Han participado militantes de las distintas diócesis y han trabajado sobre el momento actual del movimiento en España, programando temática y reflexiones para el año asambleario que preparará la asamblea trianual a celebrar el próximo verano. También han programado objetivos y acciones a nivel estatal para el curso presente.

Volver con ellos a programar un curso, en una comisión general de la Juventud Estudiante Católica, siendo consiliario es como bautizarte en una esperanza que se estrena. Salimos el viernes apenas almorzamos; en la parroquia de Guadalupe me estaban esperando resguardándose a la sombra de los árboles Cintia, que acaba de ultimar sus estudios de comunicación audiovisual, Isidro, matriculado en su máster con el sueño de ser profesor, con su grado de ingeniería química, Ana, que se lanza a su quinto curso de medicina con una ilusión y unas ganas tremendas, y Guimaly, que ya se ha estrenado en lecturas para su proyecto de fin de grado en ingeniería de electricidad. Álvaro y Carmen, pianista y psicopedagoga, habían salido por la mañana en el autobús pesado que lento avanza por la ruta de la plata, Marra llegará mañana desde la Fuente. En Salamanca, en las dependencias de una parroquia sencilla de barrio –de Fátima–, que nos acoge siempre con gratuidad y alegría, nos encontramos con jóvenes estudiantes católicos –universidad y bachillerato– de otras diócesis: Bilbao, Salamanca, Madrid, Valladolid, Cáceres, Plasencia, Palencia (Pablo, Carlos, Cristina, Ale, Néstor, Fabio, María, Teresa, Ana, Gamarra, Miguel, Maite, Maitane, César, Andrés, Fernando, Carmen, Sergio, Jesús). Son jóvenes tocados por el espíritu que se hacen cargo de sus vidas y de la realidad que les rodea, lo hacen poco a poco, conscientes de que son lo que hacen, pero que pueden hacerlo desde un proyecto de vida y verdad que les llene en lo profundo, y que responda con generosidad a lo que este mundo necesita. Por eso, siguiendo a Cristo, cada año se preguntan cómo pueden seguirle más y mejor, para servir más y a más gente.

Las grandes preocupaciones que les embargan en este momento de sus vidas y de la sociedad respecto a lo que viven y al movimiento que forman son claras: quieren llegar a los demás porque sienten en sus entrañas el impulso de la misión y saben que no se pueden guardar este tesoro que llevan en vasijas de barro que ilumina y llena sus vidas, son muchos los que lo necesitan y están en búsqueda; pero son conscientes de que no pueden llegar si el Espíritu no campea a sus anchas dentro de ellos y quieren profundizar en su espiritualidad, necesitan más autenticidad y coherencia, están dispuestos a seguir caminando y avanzando en la revisión de vida, en la oración evangélica y en la acción para conquistarlas; y saben que esta sociedad necesita liderazgos de esta autenticidad que clama por la justicia y denuncia la pobreza, el dolor y la injusticia, líderes al estilo de Jesús. Es lo que les duele y lo que quieren ganar, por eso, de cara al año asambleario en el que se encuentran, se plantean profundizar en estos aspectos, ser creativos para vivir el credo de la verdad, la vida y la luz que les inquieta y que están descubriendo en el Reino de Jesús. Cómo avanzar en la construcción de esta utopía que les quema el corazón. Hasta el lema quiere ser dinámico, creativo y vivo: “Creamos en lo que creemos”. Volver a las propias fuentes con creatividad y frescura para que el evangelio llegue curando, animando, alegrando, construyendo.

En las manos tres elementos simbólicos, recién publicados, de lo que traemos entre manos en la comisión general: la agenda del curso, de septiembre a septiembre, abierta y luminosa para rellenarla de calendarios de formación, encuentros, acción, temas, fiestas…; la publicación de la acción común de los graduados del curso anterior sobre el liderazgo en nuestra sociedad a la luz del Evangelio; y el tesoro heredado del buen hermano José Ángel Fuerte, consiliario de Zaragoza, que murió hace un año, que nos habla desde la vida del movimiento y la experiencia de los militantes –síntesis de su trabajo de licenciatura en teología espiritual– de lo que es el proceso de espiritualidad de la JEC y todas sus herramientas. En medio de todo esto, vuelvo a creer y arraigarme en ese evangelio de la vida, que sigue proclamando y creyendo lo que se va creando en la iglesia y en el medio estudiantil: la sal, el grano de mostaza, la levadura, el grano de trigo… y se hace evidente que no podemos servir a Dios y al dinero, y ellos lo prefieren a El.

*Consiliario de la JEC

“Todos juntos para hacer progresar La justicia y la dignidad humanas”

Internacional, Mundo obrero y del trabajo

“Todos juntos para hacer progresar La justicia y la dignidad humanas”

01 mayo 2013

Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos del 1º de Mayo 2013

Hace 123 años que celebramos el día internacional de los trabajadores como signo de solidaridad con todos los trabajadores en el mundo entero. De un mundo de trabajo centrado en el capital y en la mecanización, ¿hemos al fin llegado a un mundo centrado en la persona humana?

El informe 2004-2005 de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) hace terribles revelaciones: sobre los dos mil ochocientos cincuenta millones trabajadores y trabajadoras en el mundo 49% ganan menos de 2 dólares al día y entre ellos, el 39% menos de un dólar! Dos cientos millones de hombres y mujeres están sin empleo!

Actualmente, la pobreza se ha agravado a través del mundo. Según un informe de la OCDE, 60% de los trabajadores/as no tienen contrato y están expuestos a la inseguridad del trabajo.

El pasado año, se han producido numerosos conflictos de trabajo en el mundo. En Asia, a las Filipinas, a Taiwán y en Indonesia, agrupaciones de trabajadores y trabajadoras han exigido aumentos de salario. En Túnez, Egipto y Oriente Medio han reclamado reformas económicas y medidas para el empleo. A Nueva York y a Londres, en medio de una crisis financiera sin precedentes, ocuparon los centros financieros de Wall Street y la City para oponerse al poder del dinero.

La crisis económica ha provocado vivas reacciones en Europa. En Grecia, España, Portugal, en Francia,…la población se ha movilizado para decir NO a la austeridad que pega de lleno a millares de obreros y clases populares. En España han tenido lugar grandes manifestaciones con el eslogan “ No se juega con la educación y la salud de la gente”. En Portugal, la Alianza de los trabajadores (CGTP) se ha opuesto a la explotación y al empobrecimiento de los trabajadores. Bajo el eslogan “Cambiemos de Política”, han llevado acciones a nivel nacional.

El mundo vive bajo la amenaza de un hundimiento de la economía. Los trabajadores/as son las primeras víctimas: son despedidos de las empresas, sufren reducciones de salarios y son forzados a ampliar la jornada de trabajo.

Los problemas engendrados por la especulación capitalista y la crisis económica no pueden ser solucionados por un solo país. Frente un capitalismo que se burla de las fronteras, El mundo del trabajo tiene necesidad de unirse a escala mundial y es absolutamente indispensable una gestión solidaria para luchar contra un sistema inicuo y para crear un mundo más humano. MMTC-WMCW-WBCA 124 Boulevard du Jubilé B-1080 Bruxelles (Belgique) info@mmtc-infor.com www.mmtc-infor.com

Actualmente el gran problema sobre el que hemos de llamar la atención es el de la desregulación y la pérdida de los derechos sociales fundamentales.

Sobre ésta cuestión podemos hacer referencia a la parábola “de los obreros de la viña” (Evangelio de San Mateo cap. 20). El denario pactado con cada uno de los obreros corresponde a éste “pan nuestro de cada día” de la plegaria del Padre Nuestro. Sin tener cuenta del tiempo que cada uno de los trabajadores ha pasado en la viña, la justicia de Dios se manifiesta en el hecho de dar a cada uno el mínimo necesario para que pueda llevar una vida decente. Ésta justicia de Dios que estamos invitados a realizar ha de sobrepasar la simple noción de un salario en función del trabajo efectuado para tomar en cuenta las necesidades reales de un trabajador y de su familia.

Es el inicio de una sociedad alternativa. Construyamos juntos una sociedad igualitaria donde los despidos económicos y los empleos inestables ya no existan y donde las necesidades elementales, como salud, educación, alojamiento sean garantizados y gratuitos.
Las riquezas de nuestro mundo no deberían estar en posesión del 1% de privilegiados, sino que han de servir al bienestar del conjunto de la humanidad. Deseamos que la Iglesia Católica esté más atenta al grito de todos éstos trabajadores y trabajadoras a través del mundo. Nuestros movimientos de Trabajadores Cristianos han de constituir los ojos y las orejas de nuestra Iglesia para que conozca el sufrimiento y la discriminación de que son víctimas los trabajadores/as.

Este año celebramos el 50 aniversario del Concilio Vaticano II. La Iglesia afirmaba entonces que el Concilio era un instrumento para el mundo y todos los hombres y las mujeres: “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres actuales, de los pobres especialmente y de todos los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo, y no hay nada de verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón (….). La comunidad de los cristianos se reconoce pues realmente e íntimamente solidaria del género humano y de su historia”. (Gaudium et Spes)

Estamos pues llamados a transmitir el mensaje de esperanza de Vaticano II a todos éstos trabajadores y a todas éstas trabajadoras, católicos, creyentes de otra religión o no creyentes, todos unidos en un mismo combate para hacer progresar la justicia en el mundo y la dignidad de todos los seres humanos.

Que la celebración de este cien vigésimo tercero día internacional de los trabajadores nos motive a continuar la lucha, con todos los hombres y todas las mujeres y con la Iglesia, para construir conjuntamente un mundo más justo y más fraternal.

El movimiento de Corea: KA NO JANG y el secretariado del MMTC

Don Carlos Manuel Escribano: «La fe es signo de esperanza en estos tiempos de crisis»

Iglesia

Don Carlos Manuel Escribano: «La fe es signo de esperanza en estos tiempos de crisis»

30 abril 2013

Los movimientos apostólicos, en fidelidad a la misión de la Iglesia, son llamados a asumir el reto de la Nueva Evangelización con renovadas fuerzas y esperanza. Con ocasión del Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, que se celebra, el 19 de mayo, festividad de Pentecostés, hablamos con el Consiliario de la Acción Católica Española y obispo de Teruel y Albarracín, Don Carlos Escribano.

–Tras más de un año y medio como obispo consiliario de la Acción Católica Española, ¿cómo valora el presente de esta realidad eclesial? ¿Qué debilidades y fortalezas ha encontrado?

–Es una realidad que valoro con esperanza. Es muy importante la presencia del apostolado seglar y en concreto de la Acción Católica en la acción evangelizadora de la Iglesia. Una de las claves que nos transmitió el Papa Benedicto XVI, y a la que la Acción Católica debe estar muy atenta, es vivir la alegría de la Fe. Tiene que ser un elemento a revisar y una búsqueda de los cauces más adecuados para transmitir con ilusión el gran tesoro que hemos encontrado, como es la presencia de Cristo en nuestras vidas y en quien creemos, como testigos del Resucitado.

Las fortalezas vienen dadas por una tradición y una historia, con sus luces y sus sombras, pero que, en el fondo, han servido para ser capaces en muchos momentos de poner en evidencia la gran apuesta que hace el Concilio Vaticano II, sobre todo con la «Apostolicam Actuositatem», recogiendo elementos previos y relanzando el papel del apostolado seglar en el post-concilio y en los momentos actuales. Quizás las debilidades procedan de lo que nos cuesta la renovación, en el sentido de que se incorpore nueva gente a la militancia.

–¿Qué objetivos se ha marcado como obispo consiliario de esta «singular forma de ministerialidad eclesial» (CLIM, 95)?

–Después de la renuncia del Papa Benedicto XVI todos hemos podido actualizar aquel mensaje que nos dirigió al ser elegido. En su primera celebración de la Eucaristía, cuando todo el mundo esperaba que proclamara un programa a desarrollar, a modo discurso de investidura, dijo que era importante ponerse a la escucha, escuchar aquello que existe en el corazón de la Iglesia. Llevo ya un tiempo como Obispo Consiliario, pero muchas veces entiendo que mi función pasa por tener esa capacidad de escuchar, de ver como está la Acción Católica en España, de tomar conciencia de que su papel es muy importante y es necesaria en la Nueva Evangelización. A partir de ahí, debo ver el papel que se puede ir ejecutando, qué elementos conviene retocar, redefinir, renovar…, para poder ser más, si vale la expresión en la dinámica eclesial, eficaces. Es verdad que yo entro en la Acción Católica sin tener historia en ella, algo que puede implicar falta de la perspectiva, pero también es algo que me lleva a contemplar sin prejuicios esa realidad. A veces, puedo ayudar a gente que lleva años de militancia a ver esos elementos positivos y otros que no lo son tanto.

–Precisamente en el Año de la Fe y tras el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, ¿qué papel cree que está llamada a desempeñar la Acción Católica? ¿Qué puede aportar desde la fidelidad a su «larga y fecunda historia, escrita por valientes testigos de Cristo y del Evangelio», en palabras de Benedicto XVI con ocasión de la IV Asamblea Ordinaria del Foro Internacional de Acción Católica?

–No es algo nuevo en nuestro horizonte. Ahora podemos estar dándole más vueltas, después de la celebración del Sínodo, nos sentimos más interpelados, por su preparación por sus documentos, donde encontramos seguramente elementos sugerentes para nuestra misión. Releyendo muchos libros de diversos Papas sobre la Acción Católica, me he encontrado con que el mismo Juan Pablo II, ya en 1989, en la séptima Asamblea Nacional de la ACLI se hacía esta pregunta: «¿Qué aportación puede hacer la Acción Católica a la Nueva Evangelización?». Y añade una aportación que sigue siendo una pista de acción.

Teniendo en cuenta la importancia de las cuatro notas de la «Apostolicam Actuositatem», número 20, hemos de ver cómo somos capaces de redescubrir lo que es la Acción Católica y cómo podemos llevar adelante la acción evangelizadora. Es bueno siempre mantener la actualización de las propuestas del Concilio que siguen desarrollándose en la historia de la Iglesia en medio de la historia de los hombres.

–En el mensaje al Foro internacional de Acción Católica, el Papa habla de la necesidad de potenciar «un laicado maduro y comprometido, capaz de dar su contribución específica a la misión eclesial, en el respeto de los ministerios y de las tareas que cada uno tiene en la vida de la Iglesia y siempre en comunión cordial con los obispos». En este sentido: ¿qué actitudes, comportamientos y valores habría que reforzar?

–En ese discurso de Juan Pablo II que he citado, como en otros documentos, como puede ser «Christifideles Laici», número 30, vemos cuáles son los criterios de eclesialidad que nos pueden hacer vivir nuestra pertenencia a la Iglesia, nuestra experiencia de comunión, de vida y de misión compartida de la Iglesia, en línea con la «Apostolicam Actuositatem», con convicción. A veces nos desanimamos, pero nosotros somos proclives a pensar que la fe debe llenar el corazón de la gente de esperanza, especialmente en el contexto en el que nos estamos moviendo. Precisamente, debemos intentar crear cauces para que eso sea una realidad que ilumine el camino de nuestros contemporáneos. La Acción Católica, en concreto, y la Iglesia católica, en general, si vivimos con una perspectiva profunda el don de la Fe, nos podemos convertir en un signo de esperanza para el mundo, especialmente ahora, que nuestro país vive unas circunstancias realmente complejas.

–Benedicto XVI insistió a los miembros de la Acción Católica en que «en esta fase de la historia, a la luz del Magisterio social de la Iglesia, trabajad también para ser cada vez más un laboratorio de “globalización de la solidaridad y de la caridad”, para crecer, con toda la Iglesia, en la corresponsabilidad de ofrecer un futuro de esperanza a la humanidad, teniendo también la valentía de formular propuestas exigentes». ¿Qué signos le gustaría que pudieran ofrecer en esta línea los movimientos apostólicos de nuestro país?

–En ese texto, primero Benedicto XVI habla de la cuestión del trato familiar, en coherencia con «Lumen Gentium», 37, entre los seglares y los pastores es un elemento muy importante. Hay que volver a poner eso en valor. Dice, citando el Concilio Vaticano II, que ese trato familiar hace que se desarrolle el sentido de la responsabilidad, favorece el entusiasmo, sirve para unir nuestras fuerzas para realmente, partiendo de la competencia de los seglares, poder juzgar con mayor precisión y capacidad las realidades del mundo. Es importante no dejar de lado este elemento, como primer paso.

A parte de las acciones concretas, de denuncia y solidaridad, respecto al entorno social, un gran tesoro que tiene la Iglesia, y que especialmente los movimientos de Acción Católica pueden trasladar a la sociedad es la Doctrina Social de la Iglesia, una potencia que tiene la Iglesia en sí misma y que a veces es desconocida hasta por la misma Iglesia. Es uno de nuestros elementos que podemos ofrecer para llenar de esperanza a la humanidad que nos interpela, un tesoro a trabajar con dedicación e intensidad.

Otra cuestión es que nuestras propuesta pastorales, a veces, tienen poco fuste, porque no somos rigurosos a la hora de abordarlas y de transmitirlas. Los destinatarios de nuestra acción evangelizadora tienen siempre esa gran dignidad de los creados a imagen y semejanza de Dios, con lo cual, aquello que intentamos proponer, decir y manifestar debe requerir una preparación que, al menos, esté conforme con su dignidad. Si son bautizados, con razón de más, y si no lo son, también, por la responsabilidad que tenemos de abrirnos.

–¿Cree necesario también reforzar la vivencia de la comunión y dentro de la gran diversidad asociativa de la Iglesia?

–En la misma propuesta del Concilio Vaticano II que luego se va desarrollando en los años del post-concilio y que Juan Pablo II termina definiendo muy bien en «Novo Millennio Ineunte» es la necesidad de la espiritualidad de comunión. De alguna manera, como aparece en el número 43, nos viene a decir que cualquier programación pastoral debe tener como antesala esa experiencia de comunión que ilumina nuestra acción y que no es otra cosa que la capacidad de descubrir que el otro es un don para mí, es un regalo, alguien de quien aprender. A veces esa perspectiva se difumina y no terminamos de descubrir esa realidad que el Espíritu suscita en otros movimientos eclesiales. Si no, corremos el riesgo de fijarnos más en lo que nos separa y tener un espíritu crítico con respecto a cuestiones que no terminamos de entender sobre la identidad de los otros movimientos, con lo que se genera una división que dificulta la fecundad de la acción evangelizadora de la Iglesia, cuando se trata de un don y un fruto de la acción del Espíritu en su Iglesia

–En estos tiempos de secularismo y materialismo, y en plena crisis ética, económica y política y social, ¿tiene sentido la existencia de movimientos apostólicos especializados?

–La crisis es una realidad que nos llena, no solo la boca, también el corazón y la mente. Estamos todos un poco aturdidos por esta realidad abrumadora. La Iglesia tiene que ser signo de esperanza, como los propios movimientos de la Iglesia. Hay que seguir evangelizando los ambientes y hay que ser eficaces en esa acción. Tenemos que ser enormemente exigentes y autocríticos. En la acción pastoral, como decía el obispo Dominique Rey, en el primer congreso de Nueva Evangelización, tendemos a hacer siempre lo mismo, con lo que tiende a salir siempre lo mismo. Hay fórmulas que en sí mismas son fecundas y en un momento tienen un gran vigor, pero que van decayendo con el paso del tiempo. El debate, en el fondo, está en la capacidad de ver la realidad a evangelizar, verla con ojos nuevos, renovados, con ilusión y esperanza, con una fe renovada para actuar en ese contexto. Hay que llevar el Evangelio a todos los hogares de la realidad social. Tenemos una realidad por delante que es enormemente compleja y el anuncio en ese contexto es absolutamente prioritario.

Han pasado ya 20 años de la redacción de las bases y estatutos de la Acción Católica, que son de 1993, después de un momento convulso, en plena búsqueda de una solución, pero también en un momento social muy distinto. Recordamos aquellos años 90, también había crisis, pero era muy distinta de la actual. Desde la perspectiva de la historia, podemos ver cómo darle actualidad a aquello, de acuerdo con el fin de los movimientos, que no es otro que transmitir el Evangelio en el contexto actual.

Publicado en Noticias Obreras nº 1547, mayo 2013.
Benedicto XVI ante la Jornada Mundial de la Paz

Iglesia, Internacional, Mundo obrero y del trabajo

Benedicto XVI ante la Jornada Mundial de la Paz

19 diciembre 2012

1 DE ENERO DE 2013. 

BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ.

1. Cada nuevo año trae consigo la esperanza de un mundo mejor. En esta perspectiva, pido a Dios, Padre de la humanidad, que nos conceda la concordia y la paz, para que se puedan cumplir las aspiraciones de una vida próspera y feliz para todos.

Trascurridos 50 años del Concilio Vaticano II, que ha contribuido a fortalecer la misión de la Iglesia en el mundo, es alentador constatar que los cristianos, como Pueblo de Dios en comunión con él y caminando con los hombres, se comprometen en la historia compartiendo las alegrías y esperanzas, las tristezas y angustias[1], anunciando la salvación de Cristo y promoviendo la paz para todos.

En efecto, este tiempo nuestro, caracterizado por la globalización, con sus aspectos positivos y negativos, así como por sangrientos conflictos aún en curso, y por amenazas de guerra, reclama un compromiso renovado y concertado en la búsqueda del bien común, del desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre.

Causan alarma los focos de tensión y contraposición provocados por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista, que se expresa también en un capitalismo financiero no regulado. Aparte de las diversas formas de terrorismo y delincuencia internacional, representan un peligro para la paz los fundamentalismos y fanatismos que distorsionan la verdadera naturaleza de la religión, llamada a favorecer la comunión y la reconciliación entre los hombres.

Y, sin embargo, las numerosas iniciativas de paz que enriquecen el mundo atestiguan la vocación innata de la humanidad hacia la paz. El deseo de paz es una aspiración esencial de cada hombre, y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda. En otras palabras, el deseo de paz se corresponde con un principio moral fundamental, a saber, con el derecho y el deber a un desarrollo integral, social, comunitario, que forma parte del diseño de Dios sobre el hombre. El hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios.

Todo esto me ha llevado a inspirarme para este mensaje en las palabras de Jesucristo: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9).

La bienaventuranza evangélica

2. Las bienaventuranzas proclamadas por Jesús (cf. Mt 5,3-12; Lc 6,20-23) son promesas. En la tradición bíblica, en efecto, la bienaventuranza pertenece a un género literario que comporta siempre una buena noticia, es decir, un evangelio que culmina con una promesa. Por tanto, las bienaventuranzas no son meras recomendaciones morales, cuya observancia prevé que, a su debido tiempo –un tiempo situado normalmente en la otra vida–, se obtenga una recompensa, es decir, una situación de felicidad futura. La bienaventuranza consiste más bien en el cumplimiento de una promesa dirigida a todos los que se dejan guiar por las exigencias de la verdad, la justicia y el amor. Quienes se encomiendan a Dios y a sus promesas son considerados frecuentemente por el mundo como ingenuos o alejados de la realidad. Sin embargo, Jesús les declara que, no sólo en la otra vida sino ya en ésta, descubrirán que son hijos de Dios, y que, desde siempre y para siempre, Dios es totalmente solidario con ellos. Comprenderán que no están solos, porque él está a favor de los que se comprometen con la verdad, la justicia y el amor. Jesús, revelación del amor del Padre, no duda en ofrecerse con el sacrificio de sí mismo. Cuando se acoge a Jesucristo, Hombre y Dios, se vive la experiencia gozosa de un don inmenso: compartir la vida misma de Dios, es decir, la vida de la gracia, prenda de una existencia plenamente bienaventurada. En particular, Jesucristo nos da la verdadera paz que nace del encuentro confiado del hombre con Dios.

La bienaventuranza de Jesús dice que la paz es al mismo tiempo un don mesiánico y una obra humana. En efecto, la paz presupone un humanismo abierto a la trascendencia. Es fruto del don recíproco, de un enriquecimiento mutuo, gracias al don que brota de Dios, y que permite vivir con los demás y para los demás. La ética de la paz es ética de la comunión y de la participación. Es indispensable, pues, que las diferentes culturas actuales superen antropologías y éticas basadas en presupuestos teórico-prácticos puramente subjetivistas y pragmáticos, en virtud de los cuales las relaciones de convivencia se inspiran en criterios de poder o de beneficio, los medios se convierten en fines y viceversa, la cultura y la educación se centran únicamente en los instrumentos, en la tecnología y la eficiencia. Una condición previa para la paz es el desmantelamiento de la dictadura del relativismo moral y del presupuesto de una moral totalmente autónoma, que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre. La paz es la construcción de la convivencia en términos racionales y morales, apoyándose sobre un fundamento cuya medida no la crea el hombre, sino Dios: « El Señor da fuerza a su pueblo, el Señor bendice a su pueblo con la paz », dice el Salmo 29 (v. 11).

La paz, don de Dios y obra del hombre

3. La paz concierne a la persona humana en su integridad e implica la participación de todo el hombre. Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con uno mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación. Comporta principalmente, como escribió el beato Juan XXIII en la Encíclica Pacem in Terris, de la que dentro de pocos meses se cumplirá el 50 aniversario, la construcción de una convivencia basada en la verdad, la libertad, el amor y la justicia[2]. La negación de lo que constituye la verdadera naturaleza del ser humano en sus dimensiones constitutivas, en su capacidad intrínseca de conocer la verdad y el bien y, en última instancia, a Dios mismo, pone en peligro la construcción de la paz. Sin la verdad sobre el hombre, inscrita en su corazón por el Creador, se menoscaba la libertad y el amor, la justicia pierde el fundamento de su ejercicio.

Para llegar a ser un auténtico trabajador por la paz, es indispensable cuidar la dimensión trascendente y el diálogo constante con Dios, Padre misericordioso, mediante el cual se implora la redención que su Hijo Unigénito nos ha conquistado. Así podrá el hombre vencer ese germen de oscuridad y de negación de la paz que es el pecado en todas sus formas: el egoísmo y la violencia, la codicia y el deseo de poder y dominación, la intolerancia, el odio y las estructuras injustas.

La realización de la paz depende en gran medida del reconocimiento de que, en Dios, somos una sola familia humana. Como enseña la Encíclica Pacem in Terris, se estructura mediante relaciones interpersonales e instituciones apoyadas y animadas por un « nosotros » comunitario, que implica un orden moral interno y externo, en el que se reconocen sinceramente, de acuerdo con la verdad y la justicia, los derechos recíprocos y los deberes mutuos. La paz es un orden vivificado e integrado por el amor, capaz de hacer sentir como propias las necesidades y las exigencias del prójimo, de hacer partícipes a los demás de los propios bienes, y de tender a que sea cada vez más difundida en el mundo la comunión de los valores espirituales. Es un orden llevado a cabo en la libertad, es decir, en el modo que corresponde a la dignidad de las personas, que por su propia naturaleza racional asumen la responsabilidad de sus propias obras[3].

La paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. Nuestros ojos deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo. En efecto, Dios mismo, mediante la encarnación del Hijo, y la redención que él llevó a cabo, ha entrado en la historia, haciendo surgir una nueva creación y una alianza nueva entre Dios y el hombre (cf. Jr 31,31-34), y dándonos la posibilidad de tener « un corazón nuevo » y « un espíritu nuevo » (cf. Ez 36,26).

Precisamente por eso, la Iglesia está convencida de la urgencia de un nuevo anuncio de Jesucristo, el primer y principal factor del desarrollo integral de los pueblos, y también de la paz. En efecto, Jesús es nuestra paz, nuestra justicia, nuestra reconciliación (cf. Ef 2,14; 2Co 5,18). El que trabaja por la paz, según la bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana.

A partir de esta enseñanza se puede deducir que toda persona y toda comunidad –religiosa, civil, educativa y cultural– está llamada a trabajar por la paz. La paz es principalmente la realización del bien común de las diversas sociedades, primarias e intermedias, nacionales, internacionales y de alcance mundial. Precisamente por esta razón se puede afirmar que las vías para construir el bien común son también las vías a seguir para obtener la paz.

Los que trabajan por la paz son quienes aman, defienden
y promueven la vida en su integridad

4. El camino para la realización del bien común y de la paz pasa ante todo por el respeto de la vida humana, considerada en sus múltiples aspectos, desde su concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural. Auténticos trabajadores por la paz son, entonces, los que aman, defienden y promueven la vida humana en todas sus dimensiones: personal, comunitaria y transcendente. La vida en plenitud es el culmen de la paz. Quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida.

Quienes no aprecian suficientemente el valor de la vida humana y, en consecuencia, sostienen por ejemplo la liberación del aborto, tal vez no se dan cuenta que, de este modo, proponen la búsqueda de una paz ilusoria. La huida de las responsabilidades, que envilece a la persona humana, y mucho más la muerte de un ser inerme e inocente, nunca podrán traer felicidad o paz. En efecto, ¿cómo es posible pretender conseguir la paz, el desarrollo integral de los pueblos o la misma salvaguardia del ambiente, sin que sea tutelado el derecho a la vida de los más débiles, empezando por los que aún no han nacido? Cada agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente. Tampoco es justo codificar de manera subrepticia falsos derechos o libertades, que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas encaminadas a favorecer un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia, amenazan el derecho fundamental a la vida.

También la estructura natural del matrimonio debe ser reconocida y promovida como la unión de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla desde un punto de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión que, en realidad, dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su papel insustituible en la sociedad.

Estos principios no son verdades de fe, ni una mera derivación del derecho a la libertad religiosa. Están inscritos en la misma naturaleza humana, se pueden conocer por la razón, y por tanto son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia al promoverlos no tiene un carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa. Esta acción se hace tanto más necesaria cuanto más se niegan o no se comprenden estos principios, lo que es una ofensa a la verdad de la persona humana, una herida grave inflingida a la justicia y a la paz.

Por tanto, constituye también una importante cooperación a la paz el reconocimiento del derecho al uso del principio de la objeción de conciencia con respecto a leyes y medidas gubernativas que atentan contra la dignidad humana, como el aborto y la eutanasia, por parte de los ordenamientos jurídicos y la administración de la justicia.

Entre los derechos humanos fundamentales, también para la vida pacífica de los pueblos, está el de la libertad religiosa de las personas y las comunidades. En este momento histórico, es cada vez más importante que este derecho sea promovido no sólo desde un punto de vista negativo, comolibertad frente –por ejemplo, frente a obligaciones o constricciones de la libertad de elegir la propia religión–, sino también desde un punto de vista positivo, en sus varias articulaciones, comolibertad de, por ejemplo, testimoniar la propia religión, anunciar y comunicar su enseñanza, organizar actividades educativas, benéficas o asistenciales que permitan aplicar los preceptos religiosos, ser y actuar como organismos sociales, estructurados según los principios doctrinales y los fines institucionales que les son propios. Lamentablemente, incluso en países con una antigua tradición cristiana, se están multiplicando los episodios de intolerancia religiosa, especialmente en relación con el cristianismo o de quienes simplemente llevan signos de identidad de su religión.

El que trabaja por la paz debe tener presente que, en sectores cada vez mayores de la opinión pública, la ideología del liberalismo radical y de la tecnocracia insinúan la convicción de que el crecimiento económico se ha de conseguir incluso a costa de erosionar la función social del Estado y de las redes de solidaridad de la sociedad civil, así como de los derechos y deberes sociales. Estos derechos y deberes han de ser considerados fundamentales para la plena realización de otros, empezando por los civiles y políticos.

Uno de los derechos y deberes sociales más amenazados actualmente es el derecho al trabajo. Esto se debe a que, cada vez más, el trabajo y el justo reconocimiento del estatuto jurídico de los trabajadores no están adecuadamente valorizados, porque el desarrollo económico se hace depender sobre todo de la absoluta libertad de los mercados. El trabajo es considerado una mera variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros. A este propósito, reitero que la dignidad del hombre, así como las razones económicas, sociales y políticas, exigen que « se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o lo mantengan »[4]. La condición previa para la realización de este ambicioso proyecto es una renovada consideración del trabajo, basada en los principios éticos y valores espirituales, que robustezca la concepción del mismo como bien fundamental para la persona, la familia y la sociedad. A este bien corresponde un deber y un derecho que exigen nuevas y valientes políticas de trabajo para todos.

Construir el bien de la paz mediante un nuevo modelo de desarrollo y de economía

5. Actualmente son muchos los que reconocen que es necesario un nuevo modelo de desarrollo, así como una nueva visión de la economía. Tanto el desarrollo integral, solidario y sostenible, como el bien común, exigen una correcta escala de valores y bienes, que se pueden estructurar teniendo a Dios como referencia última. No basta con disposiciones de muchos medios y una amplia gama de opciones, aunque sean de apreciar. Tanto los múltiples bienes necesarios para el desarrollo, como las opciones posibles deben ser usados según la perspectiva de una vida buena, de una conducta recta que reconozca el primado de la dimensión espiritual y la llamada a la consecución del bien común. De otro modo, pierden su justa valencia, acabando por ensalzar nuevos ídolos.

Para salir de la actual crisis financiera y económica – que tiene como efecto un aumento de las desigualdades – se necesitan personas, grupos e instituciones que promuevan la vida, favoreciendo la creatividad humana para aprovechar incluso la crisis como una ocasión de discernimiento y un nuevo modelo económico. El que ha prevalecido en los últimos decenios postulaba la maximización del provecho y del consumo, en una óptica individualista y egoísta, dirigida a valorar a las personas sólo por su capacidad de responder a las exigencias de la competitividad. Desde otra perspectiva, sin embargo, el éxito auténtico y duradero se obtiene con el don de uno mismo, de las propias capacidades intelectuales, de la propia iniciativa, puesto que un desarrollo económico sostenible, es decir, auténticamente humano, necesita del principio de gratuidad como manifestación de fraternidad y de la lógica del don[5]. En concreto, dentro de la actividad económica, el que trabaja por la paz se configura como aquel que instaura con sus colaboradores y compañeros, con los clientes y los usuarios, relaciones de lealtad y de reciprocidad. Realiza la actividad económica por el bien común, vive su esfuerzo como algo que va más allá de su propio interés, para beneficio de las generaciones presentes y futuras. Se encuentra así trabajando no sólo para sí mismo, sino también para dar a los demás un futuro y un trabajo digno.

En el ámbito económico, se necesitan, especialmente por parte de los estados, políticas de desarrollo industrial y agrícola que se preocupen del progreso social y la universalización de un estado de derecho y democrático. Es fundamental e imprescindible, además, la estructuración ética de los mercados monetarios, financieros y comerciales; éstos han de ser estabilizados y mejor coordinados y controlados, de modo que no se cause daño a los más pobres. La solicitud de los muchos que trabajan por la paz se debe dirigir además – con una mayor resolución respecto a lo que se ha hecho hasta ahora – a atender la crisis alimentaria, mucho más grave que la financiera. La seguridad de los aprovisionamientos de alimentos ha vuelto a ser un tema central en la agenda política internacional, a causa de crisis relacionadas, entre otras cosas, con las oscilaciones repentinas de los precios de las materias primas agrícolas, los comportamientos irresponsables por parte de algunos agentes económicos y con un insuficiente control por parte de los gobiernos y la comunidad internacional. Para hacer frente a esta crisis, los que trabajan por la paz están llamados a actuar juntos con espíritu de solidaridad, desde el ámbito local al internacional, con el objetivo de poner a los agricultores, en particular en las pequeñas realidades rurales, en condiciones de poder desarrollar su actividad de modo digno y sostenible desde un punto de vista social, ambiental y económico.

La educación a una cultura de la paz:
el papel de la familia y de las instituciones

6. Deseo reiterar con fuerza que todos los que trabajan por la paz están llamados a cultivar la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el compromiso por una educación social idónea.

Ninguno puede ignorar o minimizar el papel decisivo de la familia, célula base de la sociedad desde el punto de vista demográfico, ético, pedagógico, económico y político. Ésta tiene como vocación natural promover la vida: acompaña a las personas en su crecimiento y las anima a potenciarse mutuamente mediante el cuidado recíproco. En concreto, la familia cristiana lleva consigo el germen del proyecto de educación de las personas según la medida del amor divino. La familia es uno de los sujetos sociales indispensables en la realización de una cultura de la paz. Es necesario tutelar el derecho de los padres y su papel primario en la educación de los hijos, en primer lugar en el ámbito moral y religioso. En la familia nacen y crecen los que trabajan por la paz, los futuros promotores de una cultura de la vida y del amor[6].

En esta inmensa tarea de educación a la paz están implicadas en particular las comunidades religiosas. La Iglesia se siente partícipe en esta gran responsabilidad a través de la nueva evangelización, que tiene como pilares la conversión a la verdad y al amor de Cristo y, consecuentemente, un nuevo nacimiento espiritual y moral de las personas y las sociedades. El encuentro con Jesucristo plasma a los que trabajan por la paz, comprometiéndoles en la comunión y la superación de la injusticia.

Las instituciones culturales, escolares y universitarias desempeñan una misión especial en relación con la paz. A ellas se les pide una contribución significativa no sólo en la formación de nuevas generaciones de líderes, sino también en la renovación de las instituciones públicas, nacionales e internacionales. También pueden contribuir a una reflexión científica que asiente las actividades económicas y financieras en un sólido fundamento antropológico y ético. El mundo actual, particularmente el político, necesita del soporte de un pensamiento nuevo, de una nueva síntesis cultural, para superar tecnicismos y armonizar las múltiples tendencias políticas con vistas al bien común. Éste, considerado como un conjunto de relaciones interpersonales e institucionales positivas al servicio del crecimiento integral de los individuos y los grupos, es la base de cualquier educación a la auténtica paz.

Una pedagogía del que trabaja por la paz

7. Como conclusión, aparece la necesidad de proponer y promover una pedagogía de la paz. Ésta pide una rica vida interior, claros y válidos referentes morales, actitudes y estilos de vida apropiados. En efecto, las iniciativas por la paz contribuyen al bien común y crean interés por la paz y educan para ella. Pensamientos, palabras y gestos de paz crean una mentalidad y una cultura de la paz, una atmósfera de respeto, honestidad y cordialidad. Es necesario enseñar a los hombres a amarse y educarse a la paz, y a vivir con benevolencia, más que con simple tolerancia. Es fundamental que se cree el convencimiento de que « hay que decir no a la venganza, hay que reconocer las propias culpas, aceptar las disculpas sin exigirlas y, en fi n, perdonar »[7],de modo que los errores y las ofensas puedan ser en verdad reconocidos para avanzar juntos hacia la reconciliación. Esto supone la difusión de una pedagogía del perdón. El mal, en efecto, se vence con el bien, y la justicia se busca imitando a Dios Padre que ama a todos sus hijos (cf. Mt 5,21-48). Es un trabajo lento, porque supone una evolución espiritual, una educación a los más altos valores, una visión nueva de la historia humana. Es necesario renunciar a la falsa paz que prometen los ídolos de este mundo y a los peligros que la acompañan; a esta falsa paz que hace las conciencias cada vez más insensibles, que lleva a encerrarse en uno mismo, a una existencia atrofiada, vivida en la indiferencia. Por el contrario, la pedagogía de la paz implica acción, compasión, solidaridad, valentía y perseverancia.

Jesús encarna el conjunto de estas actitudes en su existencia, hasta el don total de sí mismo, hasta « perder la vida » (cf. Mt 10,39; Lc 17,33; Jn 12,35). Promete a sus discípulos que, antes o después, harán el extraordinario descubrimiento del que hemos hablado al inicio, es decir, que en el mundo está Dios, el Dios de Jesús, completamente solidario con los hombres. En este contexto, quisiera recordar la oración con la que se pide a Dios que nos haga instrumentos de su paz, para llevar su amor donde hubiese odio, su perdón donde hubiese ofensa, la verdadera fe donde hubiese duda. Por nuestra parte, junto al beato Juan XXIII, pidamos a Dios que ilumine también con su luz la mente de los que gobiernan las naciones, para que, al mismo tiempo que se esfuerzan por el justo bienestar de sus ciudadanos, aseguren y defiendan el don hermosísimo de la paz; que encienda las voluntades de todos los hombres para echar por tierra las barreras que dividen a los unos de los otros, para estrechar los vínculos de la mutua caridad, para fomentar la recíproca comprensión, para perdonar, en fin, a cuantos nos hayan injuriado. De esta manera, bajo su auspicio y amparo, todos los pueblos se abracen como hermanos y florezca y reine siempre entre ellos la tan anhelada paz[8].

Con esta invocación, pido que todos sean verdaderos trabajadores y constructores de paz, de modo que la ciudad del hombre crezca en fraterna concordia, en prosperidad y paz.

Vaticano, 8 de diciembre de 2012

 

BENEDICTUS PP. XVI

 


 

[1] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 1.

[2] Cf. Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963): AAS 55 (1963), 265-266.

[3] Cf. ibíd.: AAS 55 (1963), 266.

[4] Carta enc., Caritas in veritate (29 junio 2009), 32: AAS 101 (2009), 666-667.

[5] Cf. ibíd., 3436AAS 101 (2009), 668-670; 671-672.

[6] Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1994 (8 diciembre 1993), 2:AAS 86 (1994), 156-162.

[7] Discurso a los miembros del gobierno, de las instituciones de la república, el cuerpo diplomático, los responsables religiosos y los representantes del mundo de la cultura, Baabda-Líbano (15 septiembre 2012): L’Osservatore Romano, ed. en lengua española, 23 septiembre 2012, p. 6.

[8] Cf. Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963): AAS 55 (1963), 304.

El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Brasil contado por Raimon Mateu

Iglesia, Internacional, Mundo obrero y del trabajo

El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Brasil contado por Raimon Mateu

13 diciembre 2012

Raimon Mateu, de la HOAC de Barcelona (Equipo de Sant Adrià de Besòs) y miembro voluntario del Grupo de Trabajo de Relaciones Internacionales, estuvo en Brasil para asistir al seminario nacional del Movimiento de Trabajadores Cristianos de aquel país, y acompañarles así en la celebración de sus 50 años de existencia. Esta es su experiencia.

Tras dos días de viaje llegué a Belo Horizonte donde me recibió Sonia Carvalho, una veterana militante del MTC integrada en una parroquia donde ejerce el ministerio de la Palabra, implicada en la “Pastoral de la Sobriedad” (sobre adicciones), además de responsable de formación de la región de Minas Geris. En su casa pude conocer a Jean François, militante del Movimiento Católico de Trabajadores de Alemania (KAB), que al igual que yo acudía al seminario en representación de su organización. De origen francés y residente en Frankfurt, Jean François ha sido dirigente sindical y trabajó durante muchos años con inmigrantes extranjeros en Alemania. En la actualidad está jubilado.

Al día siguiente fuimos en tren a la ciudad de Contagen en la periferia de Belo Horizonte. En la casa del padre José Ferreira, religioso de la congregación “Os Padres do Trabalho” tuvimos un encuentro informal, primero, con algunos de sus integrantes y, a medida que iban llegando otros militantes de la región (Lindea, Belo Horizonte, Set Lagos…), con el resto. Su eje central es la revisión de vida encarnada en el “Engajamento” (Compromiso). También para ellos fue una ocasión especial, no se encuentran con frecuencia, aquí las distancias son muy largas y los viajes muy caros.

Por la tarde tuvimos  la reunión formal, con un único punto del día: conocernos. Un canto, una oración y a hablar. Me impresionó la calidad humana, su fuerza, la fe que les lleva a un compromiso social transformador de la realidad tan dura en la que viven, pero siempre con alegría y apoyándose en su equipo. Había mucha gente sencilla, hombres y mujeres trabajadores, pero también religiosos y profesionales más preparados: maestros, abogados, funcionarios públicos, muchos de ellos jubilados pero con sus compromisos.

Muchos militan en el Partido de los Trabajadores, (PT, el partido de Lula, en la actualidad en el gobierno con Dilma Rousseff) y hablan de él de una forma crítica y un poco decepcionados, reconociendo los logros pero insatisfechos por los errores y la lentitud de los cambios. También participan en distintos sindicatos, en otros partidos, en “consejos de salud y de educación”, órganos populares y vinculantes”, en los presupuestos participativos, en movimientos de recicladores, de economía solidaria, de gente que vive en la calle con niños y adultos, de mujeres, de defensa de la causa indigenista y la de los negros… Además de en las distintas Pastorales, todas compartidas y muchas veces dirigidas por laicos. Por la noche, acudimos a una misa “Afro”, la noche anterior. “No es folclore” nos dijo Cléia, la militante negra del MTC, es “un acto reivindicativo” que realizan tres o cuatro veces al año en la parroquia donde ella está colaborando. La celebración estuvo presidida por el padre Luis, el párroco, un joven negro con una vitalidad  y una alegría increíble, quien terminó la homilía cantando y bailando samba, con toda la iglesia en pie bailando, todo termina con la procesión de la virgen negra “Nuestra Señora Aparecida”.

El tercer día nos hospedamos en casa de “Os Padres do Trabalho”, muy comprometidos, encarnados y realizando una labor magnifica. José Geraldo y José Ferreira Márquez nos enseñaron los avances conseguidos por su comunidad con muchos años de lucha. Normalmente un grupo de personas de la comunidad, preocupados por un tema concreto empiezan el trabajo, primero en locales prestados en parroquias principalmente, siempre con voluntariado y apoyados por el resto de la comunidad (con fiestas, sorteos, tómbolas y aportaciones de la gente), algunas veces mediante una persona que lo impulsa. Con el tiempo, el proyecto crece, consiguen locales, más medios, se puede contratar a algún profesional y en este momento se puede llegar a firmar acuerdos con las administraciones y dar un impulso importante a todas estas instituciones arraigadas en el pueblo, dirigidas a cubrir necesidades reales.

Obras sociales

En todas estas realidades transformadoras, en un primer plano o más al fondo, hay hermanas y hermanos del MTC, de la Acción Católica y de otras instancias de la Iglesia comprometida con los mas pobres, al lado de las comunidades, respetando los tiempos y las necesidades que necesitan estas organizaciones asamblearias y democráticas. Esta es una Iglesia minoritaria también aquí, pero existe. Las inicitiativas que pudimos conocer son;

PROMOVENDO es un centro dirigido por Carmen Panadés, una catalana encantadora del instituto de Misioneras Seculares (IMS), como Mercedes, de mi equipo de Sant Adrian. Es una asociación de artesanos y “rescateiros”, intentan agrupar y formar artesanos en grupos que llaman de “economía solidaria”, unas cooperativas para defender sus derechos delante de la administración y del mercado.

CRECE COMUNITARIA es una guardería magnifica que empezó con un grupo de madres, los propietarios son los padres que se reúnen en asamblea y cada dos años eligen una junta de padres voluntaria que dirige el centro. En la actualidad tienen dos edificios con más de 300 niños y niñas de uno a cinco años, han conseguido que el gobierno pagué el salario de los educadores, todos titulados y con experiencia, el resto de los gastos corre a cargo de ellos, les dan a los niños cinco comidas al día, los padres pagan 50 reales (veinte euros) al mes, el resto sale de cuestaciones y aportaciones de la comunidad.

AÇAO SOCIAL TECNICA ¨Tio Beijo” es una Escuela profesional, un gran edificio con aulas teóricas y practicas de informática, de electrónica y mecánica, con un gran taller y modernas maquinas, tornos fresadoras, etc… El taller está dividido en dos partes: una es un taller profesional y la otra es para los estudiantes. El beneficio del taller sirve para ayudar a financiar el centro, el 90% de los trabajadores son exalumnos, en la actualidad el gobierno paga el sueldo de los profesores y una merienda que se les da a los alumnos, divididos en tres turnos de mañana tarde y noche. El nombre le viene de un viejo dirigente comunal que fue el impulsor del centro, construido, como todo aquí por fases, por los mismos vecinos.

EL ABRIGO DE LOS NIÑOS es una casa de acogida de niños huérfanos o apartados de sus padres por el tribunal. Salimos con el corazón encogido, la casa tiene muchas deficiencias, algunas se están empezando a mejorar, estaban haciendo obras, nuestros acompañantes nos la mostraron con orgullo, fue construida por sus propias manos, parece que el gobierno empieza a interesarse por el tema y han empezado los convenios para mejorarla.

En LA CASA DE LA PASTORAL DE LA SAUD se trata a los pacientes con plantas y remedios alternativos, el edificio está rodeado de un huerto de plantas medicinales y es propiedad de la iglesia y lo atienden personas voluntarias, intentan aplicar técnicas ancestrales mezcladas con otras modernas aprendidas en cursos que imparten profesores de la universidad.

ABRIGOS DOS IDOSOS, Casa de los Ancianos, una residencia bien atendida, “bonita”, como dicen por aquí, pero en la actualidad, con muchos problemas económicos, funciona con las pocas rentas que aportan los ancianos que tienen jubilación y de las donaciones y colaboraciones en forma de tómbolas, sorteos de toda clase…, done participa toda la comunidad.

Otro día fuimos a conocer la asociación “Associacao dos Catadores de Materiais Reciclaveis” (ASMAC). Los mas desfavorecidos se juntan y con mucha lucha, imaginación y coraje, consiguen dignificar sus vidas y su trabajo.Un grupo de rebuscadores de chatarra consiguieron crear una asosiacion, reivindicar sus derechos y con esfuerzo convencer al ayuntamiento de Contagen para que les cediera un local donde almacenar lo que recogen, separarlo y venderlo a un precio más digno. Al tiempo, han ido tomando conciencia de que el reciclaje es vida, para ellos y para su pueblo, organizarse les permite superarse personal y colectivamente. Todo ese proceso convenció a sus vecinos y forzó a las autoridades a tenerles muy en cuenta.

En la actualidad, la asociación tiene tres centros, el primero en la ciudad de Contagen, con 15 personas, que con sus carritos van recogiendo los residuos por la ciudad. El segundo, en el mercado central de abastos (uno de los mas grandes del Brasil) con el que tienen un convenio para que les ceda un espacio muy grande, que les permite recoger todo el material que se puede reciclar. Y por ultimo, una gran nave industrial situada al lado del vertedero municipal, donde reciclan todo el material que recogen, con camiones y personal municipal, en fábricas y domicilios particulares. Trabajan más de 50 personas y reciclan muchísimas toneladas de todo tipo de materiales.

Nos ofrecieron una gran acogida, mucho calor humano, compartiendo con nosotros lo poco que tienen, entre la basura, pero con una dignidad y una alegría contagiosa. Solo por ser los amigos de sus amigos, de las personas que les han acompañado en este proceso, Nedina Nilo de la “Pastoral de Rua” y compañera del IMS, Tia Cléia, del MTC, el padre Ferreira de “Os Padres do Trabalho” y su comunidad parroquial.

Seminario del MTC

Ya en el Seminario Nacional del MTC vi pancartas de bienvenida, inscripciones, besos y abrazos, acreditaciones, primeras indicaciones… Podría ser perfectamente la Asamblea General de la HOAC. El lema que preside la entrada no desentonaría en la nuestra: “Trabalho, Consiência de Clase, Direitos Humanos, Proteçao e Control Social”. Es una ocasión especial, solo pasa cada cuatro años, pero esta es todavía mas especial: celebran los 50 años de movimiento. Todo empieza la tarde del jueves (festivo en Brasil, día Nacional y puente para muchos), con la presentación de las delegaciones, todos con las banderas de sus estados y las presentaciones que traen preparadas, llegan de Rio Grande do Sul al lado de la frontera con Argentina y Uruguay, con su mate siempre preparado; de Sao Paulo, un poco mas al norte, donde el MTC tiene la sede Nacional; de Rio de Janeiro, a ritmo de Samba; de Pará con sus rasgos característicos de la selva, con más de 20 horas de viaje; de Piaui, al norte con una bandera de Vía Campesina y también muchas horas de viaje; de Pernambuco colorido y multirracial, con una bandera de la causa negra; de Bahia, la costa, el sol; y por último, Minas Gerais, los anfitriones, tierras altas y frías, montañas muy verdes con arboles bajos, manchadas de un rojo intenso allí donde las minas a cielo abierto sacan el mineral. En fin, una diversidad espectacular, de dimensiones impensables para nosotros, solo el estado de Minas Gerais es mas grande que Francia.

Al repasar el orden del día veo que está organizado de una forma que me es familiar, hay un momento para el “Ver”, uno para el “Juzgar” y otro para el “Actuar” (Agir, dicen por aquí). En cada punto, primero, presentación; después, trabajo en grupo; y por último, plenario para compartir el trabajo de los grupos. Las únicas diferencias son que al desayuno lo llaman “cafe da manha”; al medio día tenemos “Almoço”; la cena es “Jantar”; y los descansos, “cafezinho”. Se cumplen los horarios, siempre se empieza cantando –el cancionero se titula “Cantando nossa libertaçao, Vida e Lutado Povo”...–.

El “Ver” empieza con un encuentro por regiones, los distintos equipos exponen las dificultades y los avances encontrados en la realización de la campaña que están llevando a cabo, (nuestro “Quehacer Comunitario” o las campañas de la JOC): El título de la campaña es “Conciencia de clase, Proteccion y Control Social” y el seminario es un poco la conclusión, muchos problemas en la participación en los consejos, mucho compromiso y mucha implicación en la vida de las comunidades.

En la mañana del viernes, al empezar, después de los cantos y la oración, dieron la palabra a los invitados. Yo leí una carta de la comisión permanente de la HOAC recordando los lazos que nos unen desde hace muchos años y los deseos de futuro. En términos parecidos hablaron los representantes de KAB de Alemania, de la JOC Brasileña y de la Comisión Nacional del Laicado Brasileño. Y siguió el “Ver”, con un “Relatorio” (síntesis del ver del día anterior) y una ponencia de un “Assesor” en este caso Sonia Carvalho, militante del MTC.

La ponencia explica cuales son las leyes actuales en Brasil sobre Protección (los derechos de los trabajadores en materia de seguridad social, de jubilación, de vivienda; el programa de “Canasta Básica”; el programa de viviendas sociales; y las posibilidades de participación en los presupuestos participativos) y Control Social (importantisimo los consejos, hay más de 30 a nivel Nacional, otros tantos a nivel regional y a nivel local; de todas las materias: vivienda, salud, educación, saneamiento y abastecimiento de agua, infancia etc…, en teoría todos participativos y todos vinculantes).

Terminada la exposición y después del pertinente “Cafezinho”, se abrió un turno de palabras, más de 20 mujeres y hombres exponen las realidades que viven, unos con vehemencia, otros con la calma que da la edad y la lucha de muchos años, pero todos con sentimiento. Se veía que estaban hablando de las causas y de las motivaciones que rigen sus vidas. Muchos problemas con el programa de “Canasta Básica” que solo llega a las familias que ingresan una cuarta parte del salario mínimo 150 reales (salario mínimo 600 reales, 300 euros al mes). Muchas luchas en los consejos, donde una cosa es la ley y la teoría y otra muy diferente la práctica… (abusos, caciquismo de los representantes municipales, incumplimiento de las leyes, amenazas, cambios de destino de los funcionarios que se comprometen, llegando incluso a asesinatos de personas implicadas).

Se perciben algunos desencuentros dolorosos entre la militancia del MTC y la del PT –donde muchos militan muchos compañeros del MTC–. Despues, en la comida todos juntos, siguen hablando de los problemas pero en tono relajado y se nota que todos se sienten hermanos y parte importante los unos en las vidas de los otros.

Por la tarde, empezó el “Juzgar”, con la intervención del Padre Ferreira “Assessor” (consiliario general del MTC), habla de la primera conquista, de la primera ley trabajadora: el descanso del sábado Judío, y de cómo Jesús lo rompe, una ley en principio buena, se vuelve inhumana, ¿hay que cumplir las leyes que no son justas? Habla de los muchos años de compromiso y de lucha de los y las militantes, de los objetivos del MTC y los métodos para conseguirlos, terminando con unas preguntas sobre conciencia de clase, implicación y relación de todo ello con Jesús y el Evangelio. El trabajo por grupos, esta vez, no fue por regiones, sino por grupos mezclados. Todo el mundo participa. Al terminar el trabajo de los grupos, “cafezinho” y otra vez al plenario

Por la mañana del sábado, la misma dinámica, desayuno, canciones, oración y se abordó el “Actuar”: primero, unas orientaciones y luego, el trabajo de los grupos. En el plenario, ideas y posibles acciones para mejorar los consejos y la participación en ellos, estudiar más la legislación para tener herramientas para poder reivindicar mejor los derechos, invitar y acompañar grupos de jóvenes, informarse y compartir la información, ayudar a los compañeros de trabajo a formarse y organizarse, seguir con el trabajo en la calle, con los más necesitados, con los excluidos, muchas ideas, muchos sueños, que se sintetizarán y concretarán en el próximo Consejo Nacional, que recogerá el trabajo realizado en el seminario, y lo convertirá en “Encaminhamentos” (lineas de acción y trabajo) para los próximos años. Y para terminar, ya por tarde y la noche, Celebración y Fiesta Grande.

Solo puedo decir que la experiencia ha sido formidable, conocer un movimiento hermano, mujeres y hombres que viven su fe de una manera comprometida y valiente, coherentes y en sintonía con el evangelio, superando las dificultades con imaginación y generosidad. Las inmensas distancias que separan unos equipos de otros y las duras realidades en las que viven, no son obstáculo para el compromiso, solidario, alegre y transformador. De verdad, muchas gracias.

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