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Reconquistar la democracia

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Reconquistar la democracia

25 agosto 2015

Javier Madrazo Lavín«Los países los gobiernan las finanzas internacionales. El poder real es económico, no político; entonces no tiene sentido hablar de democracia». Se podrá decir más alto, pero resulta imposible decirlo más claro. El escritor portugués y premio Nobel, José Saramago, pronunció estas palabras años antes de que la ciudadanía tomara plena conciencia del control que ejercen sobre los países organizaciones como el Consejo Europeo, el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional, que son quienes realmente dirigen el rumbo de los países y de quienes vivimos en ellos, como hemos podido comprobar una vez más en Grecia…

Son muchas las voces que sostienen que las desigualdades en la distribución de la renta y la riqueza son en la actualidad similares a las que se registraron en el periodo entreguerras en el siglo XX.

Los datos hablan por sí solos. En el Estado español más de once millones y medio de personas, el 25 por ciento de la población, se encuentra en riesgo cierto de pobreza y exclusión. Estas cifras, que esconden graves tragedias humanas, ponen en evidencia los abusos y la injusticia de un sistema que se presenta como democrático, pero en realidad es una dictadura económica, en la que se impone siempre la voluntad del capital sobre la soberanía popular.

Quienes controlan el dinero controlan el poder. Sus decisiones son órdenes, en la mayoría de los casos, para quienes nos gobiernan; y nuestros votos se convierten en papel mojado, como ocurre con los programas con que los partidos políticos se presentan a las elecciones.

Como acertadamente plantea Vicenç Navarro la desigualdad económica no estimula el crecimiento económico sino una concentración, cada vez más acusada, de las rentas del capital en detrimento de las rentas del trabajo. Y ello afecta negativamente a la capacidad redistributiva del Estado. Hay una clara relación entre desigualdad de renta y propiedad de un país, y la calidad democrática del mismo. El corolario es claro: a mayor desigualdad menor calidad democrática.

Dentro de la OCDE (los países más ricos) España y EE.UU. se encuentran a la cabeza de la desigualdad, siendo a su vez (no es casual) los países donde la calidad democrática es más baja. Donde el peso de la clase capitalista es mayor, el control que esta élite ejerce sobre el poder político y mediático también es mayor. Por eso es imposible mejorar el sistema democrático si no se redistribuyen las rentas y la propiedad de forma más justa y equitativa.

Es urgente, en este contexto, que la ciudadanía recupere su compromiso, y con él, recupere también los principios democráticos, que nos están siendo arrebatados. El espíritu del 15-M es el suelo sobre el que se puede y se debe consolidar una revolución democrática, que nos permita desalojar del poder político a quienes se han entregado al depredador poder financiero.

Hay alternativas. Si queremos reconquistar la democracia en la que creemos, hemos de empezar por reconquistar nuestra capacidad de lucha, movilización y unidad popular. Sumar para ganar. Este es el reto. Está en juego nuestro futuro. No hay democracia real sin igualdad real.

Tenemos a nuestro favor la conciencia social y la convicción de que somos agentes activos y no pasivos de lo que nos ocurre. Nunca desde la transición ha sucedido esto con tanta claridad. La gestión irracional de la llamada crisis por parte del gobierno del Partido Popular ha estimulado el interés por la política, y este es un hecho enormemente positivo. Hemos despertado y ahora será más difícil engañarnos.

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Cosecha del curso

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Cosecha del curso

24 agosto 2015

Iñaki Lancelot | Vuela el tiempo y atravesamos el curso sumidos en la vorágine. La racha de estrenos se agolpa en la cartelera, a ritmo superior a uno diario. Y así es como se escapan excelentes películas que no dio tiempo a ver.

Pero llega el estío con sus días largos y sus noches quietas, los cines de verano y la oportunidad de recuperar joyas de la cosecha cinematográfica de un año. Un buen momento para recordar algunas de ellas, que no aparecieron en nuestra sección de cine a pesar de su muy buena calidad.

Como la irlandesa «Calvary», segunda cinta dirigida por John Michael McDonagh y protagonizada por el magnífico actor Brendan Gleeson. Una poderosa reflexión vital acerca del destino, la redención y el perdón, modélicamente respetuosa con sus personajes. Protagonizada por un sacerdote que vive en carne propia un calvario de ocho jornadas, manteniéndose fiel a sus convicciones, aunque nunca empecinado. Y que constituye un espléndido fresco del heterogéneo grupo de personas que habitan una comarca rural irlandesa. Todo relatado bajo un clima de incertidumbre y desasosiego ante un peligro inminente.

«Calvary» trata de venganza y de piedad. De crímenes incomprensibles. De la hostilidad sufrida por un inocente solo por pertenecer a un colectivo (en este caso eclesiástico). De la necesidad de recibir afecto expresado con claridad. De la cadena que convierte a quien sufre abuso en posterior verdugo. De víctimas colaterales. De la difícil relación entre religión y justicia civil o entre ejército y pacifismo. De envejecer en soledad, de afanes artísticos incomprendidos, del debilitamiento de los recuerdos, de inmersiones excesivas en el propio dolor… Es una obra turbadora, sensible, bellísima.

Mi segunda recomendación es para «Mandarinas», la tercera realización del georgiano Zaza Urushadze. Un brillante drama antibelicista, que sitúa a las personas en lo alto de la escala de valores. Una inteligente loa al concepto de tolerancia, que retuerce el de fuego amigo y lo dota de profundidad.

A partir de un armazón dramático que bebe de las fuentes del teatro, incide en el absurdo de guerras supuestamente étnicas, como la acaecida en suelo abjasio tras el desmembramiento de la antigua URSS, donde combaten facciones de todo pelaje. Rivales indistinguibles a primera vista que incluso comparten idioma. Una lucha equivocada de la que mantenerse al margen. El espanto ante la destrucción. Derrotado, sin embargo, gracias a la fantástica capacidad del director para indagar en las convicciones propias y para darnos a conocer con nitidez (e, inevitablemente, asimilarlas) aquellas del oponente.

La británica «Pride» es una obra emotivísima y militante, con un impresionante acompañamiento sonoro que recoge la efervescencia juvenil del Londres de 1984. Reúne de una parte el espíritu del movimiento sindical surgido en 1908 en Massachussets a raíz de la manifestación de quince mil obreras del textil con la inscripción «Queremos pan, y también queremos rosas». Junto a la marcha del orgullo gay, cuya primera edición fue celebrada simultáneamente en 1970 en Nueva York, Los Ángeles y Chicago. Movimientos ambos que confluyeron en Reino Unido mediada la segunda legislatura de Margaret Thatcher, a quien aún le quedaría una más para completar su obra.

Ante el anuncio del cierre de minas, se inicia una huelga de larga duración en la industria del carbón, con especial seguimiento en los condados de Kent y Yorkshire y en el sur de Gales. En el mismo momento, Londres se erige el centro de la creatividad, el lugar donde se cuece lo importante. Entre los grupos triunfadores aparece la inquietud política, encauzada a través del movimiento Red wedge, capitaneado por Billy Bragg, Communards (aquel su segundo LP llamado Red, cuya portada era totalmente roja) y Paul Weller, unidos con la firme intención de acabar (sin éxito) con el gobierno del Partido Conservador.

«Pride» recoge el espíritu contestatario de quienes consideraban sus derechos lesionados, el ambiente festivo de quienes empezaban a vivir, el impulso de tolerancia entre distintos grupos que puede significar el hecho de compartir verdugo. Como también la perplejidad ante la llegada del sida. Un musical épico en el que dejarse arrastrar por su emotividad, por la melodía y el ritmo de sus interpretaciones corales.

De Italia procede «El capital humano», la décima película de Paolo Virzì. En la que sus personajes viven inmersos en la podredumbre vital, e integrados en una sociedad que asciende a quienes buscan el enriquecimiento. Un objetivo vital que justifica la creación de cuantas burbujas fueran necesarias.

Junto a la mercantilización del entorno, pone el foco en la pérdida de valores como origen de una sociedad en crisis. Centrándose no tanto en potentados sin escrúpulos como en la pérdida de estos por parte de una persona común que, éste sí, quiso vivir por encima de sus posibilidades.

El tercer largo del realizador francés Sébastien Betbeder, «2 otoños, 3 veranos», es una obra sensible y muy bien narrada. Un retrato generacional de jóvenes parisinos que van a dejar de serlo y sienten extravío. Revelando un estilo personal y novedoso, que deja huella en la memoria.

Dentro del cine español reciente destaca la primera película rodada en euskera presente en un festival de primera categoría, «Loreak», una aproximación lírica tanto a la belleza como a lo extraño de los gestos cotidianos. La primera película dirigida por el dúo Garaño-Goenaga nace del deseo de observar y de la curiosidad, y se cuestiona finalmente acerca de aquello que forma la identidad de una persona. Magníficamente interpretada por Nagore Aramburu, «Loreak» es cine sensible, personal, intenso y emotivo. Que brilla por la estructura de su guión, por los cambios en los puntos de vista, por las relaciones establecidas entre los personajes, por sus encuadres y su puesta en escena.

«Las altas presiones» es la segunda película del treintañero Ángel Santos y cuenta con la gran actuación de Andrés Gertrúdix. Transmite sentimientos y preocupaciones íntimas del mundo presente acerca del aspecto laboral, de una juventud que se enfrenta a su madurez, de los mundos que se dejan atrás… Tratando de decadencia, arraigo, afectos…, en una obra que cala muy hondo.

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Fernando León de Aranoa, «Un día perfecto»

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Fernando León de Aranoa, «Un día perfecto»

21 agosto 2015

Iñaki Lancelot y José Luis Palacios | Fernando León ha construido una vigorosa carrera como realizador iniciada en 1997, «Familia». Su evolución posterior le configura como el gran director español del cine social actual. Le entrevistamos días antes del estreno de «Un día perfecto», en el que seguimos durante veinticuatro horas a unos trabajadores humanitarios en plena guerra de Bosnia, en la década de los 90.

—¿Cuáles son las posibilidades de hacer cine en el entorno económico actual y cuál es su experiencia particular?
—Tengo suerte porque los socios con los que trabajo me dejan hacer las películas que quiero. El sistema de financiación y producción está cambiando cada día y es difícil saber hacia dónde va. Se citan nuevas posibilidades como el mecenazgo, por ejemplo, pero no hay un modelo aceptado que sustituya al que se está desmantelando. Vivimos un momento de confusión.

—¿Dirigir cine es para usted un asunto personal?
—Por un lado hay un factor vocacional que me lleva a meterme en el lío de realizar una película. Son dos o tres años de trabajo y mucho riesgo económico para todos los que intervenimos. Es un trabajo muy duro que hago con gusto, pero eligiendo temas que me interesan. Temas a los que necesito tener mucho enganche. Si fuera por sobrevivir, podría centrarme en escribir guiones. Porque dirigir implica el esfuerzo de hablar, pensar y escribir sobre la cuestión durante unos años.

—Tras su primera película, «Familia», que tanteaba afectos familiares, llegaron «Barrio», crónica de adolescentes en el extrarradio madrileño de los 90 y «Los lunes al sol», acerca del desempleo. ¿Hace cine social?
—No lo he de decir yo. Hace poco, me preguntaron si sentía el deber de hacer estas películas. Siento el enorme placer de hacerlas, tengo el interés y lo disfruto porque me permite aprender. Si para «Los Lunes al sol» fui siete veces a los astilleros de La Naval en Gijón, fue por mi propio deseo. No hacía falta ir tanto pero creo que ello se transmite al espectador. Mi primera motivación es sentir curiosidad y apasionarme por las historias. En mis trabajos con la gente de las organizaciones humanitarias me fascinaba su rutina. Y me gusta colaborar con ellas, además, cuando me lo piden.

—«Los lunes al sol», fue un gran éxito, superando los dos millones de euros de recaudación y recibiendo la Kontxa de oro en San Sebastián 2002, y Goyas a la mejor película y para sus tres actores Javier Bardem, Luis Tosar y José Ángel Egido. Mantuvo, en «Princesas», su enfoque hacia mundos como la prostitución protagonizada por una Candela Peña estelar y en «Amador», ya en 2010, un intimista relato sobre la convivencia entre migrantes y ancianos. ¿Su vocación es valerse de la ficción como estrategia para reflejar la realidad?
—Ficción y realidad son inseparables. Usar solo la estrategia seguro que sale mal. No puedes pensar solo en llevar a la gente donde tú quieres. Eso sería más propio de los activistas. Y no es que yo no esté de acuerdo con ellos. Al contrario, me gusta el activismo y lo veo necesario. De hecho, he realizado documentales. Pero aprecio también el interés por la ficción, por contar historias que lleguen a los demás. La primera conexión con el espectador tiene que ser emocional, tiene que llegarle la propia historia, y no el discurso. Me gusta la ficción, y también la realidad en sí misma es maravillosa. Además, siempre hay cosas que invento. Los argumentos me vienen de distintos orígenes, de esa realidad que me fascina, y de la elaboración de una trama a partir de la idea inicial. Le doy vueltas a la manera de contar, para encontrar detalles que multipliquen el interés inicial. Ese proceso me gusta, el de fabular a partir de la realidad mientras desarrollo una historia.

—Su sexto largo transcurre en Bosnia y sorprende encontrar en los créditos finales que ha sido rodada en España.
—Eso quiere decir que el trabajo de localización ha sido muy bueno. Le pusimos mucho celo, realizando un doble chequeo de todas las escenas, que fueron visualizadas por bosnios una vez rodadas. Es verdad que el área era muy parecida a Herzegovina y que recibimos el apoyo de los forestales de la zona, muy capaces.

—En los rodajes se da el fenómeno de que se presentan muchísimos parados con la esperanza de obtener un puesto como figurantes. No puede ser una situación fácil de tratar.
—Los figurantes en contacto directo con los actores principales eran bosnios, pero los que aparecen en segunda y tercera línea, eran personas de la zona. Es verdad que se habló en medios locales de la cantidad de empleo que iba asociado a la película. Por mi parte, me alegra haber trabajado con personas encantadoras que lo hicieron muy bien. Pero soy consciente de que son trabajos solo temporales.

—«Un día perfecto» es una película bélica que no transcurre en el frente.
—La película es como un juego de muñecas rusas, como un drama dentro de una película bélica, y a su vez, dentro de una road movie, y a su vez dentro de una comedia… Están todos esos géneros presentes. Tiene mucho del género bélico porque habla de un conflicto. Pero lo que a mí me interesaba era contar la guerra silenciosa, no la guerra evidente y más obvia que hemos visto ya en cine con los frentes y los combates. Eso es más sencillo de entender en clave de odio y supervivencia. En este caso quería contar la guerra desde los márgenes y desde las lógicas perversas que aparecen en la película, desde el pretexto argumental: contaminar un pozo arrojando un cadáver en su interior, poner trampas en la carretera para desviar a los vehículos a la zona minada, la destrucción de una vivienda por los propios vecinos… Eso me interesa más que los combates y me permite hablar de los matices de la naturaleza humana. Por otra parte, es un asunto menos conocido. También quería hablar de la guerra desde el momento en que teóricamente ha terminado. Se firma la paz, pero como oí decir en zonas de conflicto, no termina la guerra. Son frases que te dice un chaval de 18 años. Hay una dinámica que no se para, el odio sigue, siguen las minas, siguen hoy día en Bosnia.

—¿La guerra permite que aflore lo peor del género humano?
—La película habla de la corrupción y el envilecimiento de todos los actores de una guerra, de cómo la lógica humana se pervierte. En esta situación, el gran enemigo invisible es la irracionalidad, todo el mundo actúa de modo equivocado, por burocracia, por miedo, por odio… Si algo encarnan los trabajadores humanitarios es el sentido común, son los únicos empeñados en organizar el caos. Quería contar la película así, explicando que la primera víctima en un conflicto armado es la razón y si algo significan esos trabajadores es la necesidad de devolver el sentido en una zona de caos.

—¿De verdad están mal pagados los cooperantes como se insinúa en una escena?
—Cómo no va a ser verdad, si no hay dinero para cooperación. En un trabajo que hice para echar una mano pude ver que el dinero está donde debe, en la ayuda y en los medios. La gente que se dedica a esto no lo hace para ganar mucho dinero. El más experimentado de los que están allí gana mucho menos de lo que podría ganar en otro oficio. Es verdad que tienen otras recompensas. Fue una línea que metí al final en el guión, es una broma pero también es importante porque se utiliza en un momento en el que un personaje intenta evitar que otro empatice demasiado con la población local. Realmente es un trabajo muy difícil de hacer.

—¿Se cuestiona en la película el papel de las organizaciones humanitarias?
—En realidad, la situación de guerra hace que nada funcione como es debido y todos los actores están, de algún modo, corrompidos. Cuando he ido por alguna zona de conflicto, al volver tenía la sensación de haber vivido en un laberinto. Nuestros trabajadores humanitarios son cobayas perdidas en ese laberinto, topándose con caminos cerrados, a veces por un control local, otras por Naciones Unidas y siempre con obstáculos. Quería contar la dificultad de ese trabajo. No quería hacer una película geográfica ni contar solo el lado bueno. Como en todos los trabajos, a veces se acierta y a veces se falla. Pero la idea es que solo el hecho de estar ahí ya tiene sentido, ya es heroico, si se puede decir así. Lo heroico no es salvar vidas, sino intentarlo, estar ahí, peleando al fondo de un pozo con un cadáver. La película pone el foco en la voluntad, la decisión, la vocación de unos tipos, más allá de que les salga bien o mal. Desde luego, no les hace falta que yo salga en su defensa, pero quería relatar su esfuerzo. Los trabajadores humanitarios son auténticos héroes.

Y así lo refleja esta gran película, que ha contado con un reparto de relumbrón capitaneado por Benicio del Toro y Tim Robbins y que exhibe un brillantísimo humor negro. Una inmersión en el quehacer de un grupo de cooperantes sobre las consecuencias de la guerra lejos del frente. Donde el ingenio se agudiza para crear daño y acecha el peligro del enloquecimiento absoluto. Con un ritmo muy atractivo, momentos de tensión y expresado desde un punto de vista sumamente interesante.

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El mercado y los derechos vitales de las personas

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El mercado y los derechos vitales de las personas

20 agosto 2015

Francisco Porcar | El Consejo Constitucional francés ha establecido que ningún proveedor de agua potable podrá cortar el suministro de una vivienda principal, incluso si no se han pagado las facturas. Todas las empresas deben acatar esta sentencia que ratifica una Ley aprobada en 2013 que contempla esa prohibición.

Con esta resolución el Consejo Constitucional ha rechazado la pretensión de la empresa Saur (la tercer mayor multinacional de suministro de agua en Francia), que alegaba que la Ley de 2013 viola su «libertad de celebrar contratos» y su «libertad de hacer negocios». Saur presentó una demanda contra la Ley de 2013 porque un cliente la denunció por haberle cortado durante 20 meses el suministro de agua por una deuda de 218 euros. Desde que se promulgó la Ley en 2013, las tres principales multinacionales de suministro de agua en Francia (Suez, Veolia y Saur) han sido llevadas a los tribunales para obligarlas a cesar los cortes de suministro como forma de cobrar las facturas.

El abogado de Saur argumentó ante el Consejo Constitucional que los cortes de suministro son necesarios «para que la empresa pueda proporcionar unas tarifas más bajas y un servicio de mayor calidad». Pero, sobre todo, que «puesto que el derecho al agua no existe en Francia, la relación entre el proveedor del servicio y el usuario se rige por el derecho privado y la relación contractual es vinculante». Por su parte, el abogado del usuario argumentó que no se debe aplicar la ley contractual, pues el usuario no tiene la posibilidad real de elegir entre diferentes proveedores, ni puede negociar los términos o el precio del contrato: «Saur prefiere utilizar el privilegio de una posición dominante como proveedor en régimen de monopolio de un servicio que resulta esencial para la vida». El Consejo Constitucional ha ratificado este hecho.

Desde la Internacional de Servicios Públicos se ha subrayado la importancia de esta sentencia: «Esta es una decisión fundamental que aclara las responsabilidades con respecto a los servicios públicos de los proveedores privados de suministro de agua. El abogado de Saur se mostró muy claro, reiterando por tres veces que en Francia no existe el derecho al agua. Como sabemos, el interés corporativo es únicamente maximizar los beneficios. Esta decisión es una prueba de que podemos y debemos responsabilizar a las grandes empresas, sobre todo cuando se trata de prestar servicios públicos esenciales».

En efecto, la resolución del Consejo Constitucional francés muestra claramente que frente a la pretensión de mercantilizarlo todo, de que las relaciones sociales se rijan por la lógica mercantil, las leyes pueden proteger efectivamente los derechos vitales de las personas. Es algo que solo depende de la voluntad política de reconocer y hacer respetar el derecho a la vida digna de las personas. Igual que en este caso debería actuarse en otros básicos para la vida de las personas como la energía, la vivienda…

Pero si de la situación europea pasamos a mirar la situación en el mundo, sobre todo la de los más pobres, el asunto cobra su verdadera dimensión y, entonces, se ve con mucha mayor claridad, lo extremadamente grave que es, en palabras del papa Francisco, «la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable»Laudato si’», 30).

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Construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero

Editoriales, Iglesia

Construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero

11 agosto 2015

Del 13 al 16 de agosto se celebra en Segovia la XIII Asamblea General de la HOAC. Es la culminación de un proceso de reflexión, diálogo y oración en el que las y los militantes de la HOAC hemos compartido una visión común de la actual situación del mundo obrero y del trabajo, de la situación de la Iglesia, y hemos revisado las propuestas de vida y acción de nuestra XII Asamblea General, celebrada en 2009. Desde esas premisas, la Asamblea servirá para tomar decisiones sobre cómo queremos ser, vivir y actuar en los próximos años como comunidad eclesial que quiere vivir y testimoniar a Jesús en medio del sufrimiento, el empobrecimiento y la inequidad que sufren hoy tantas personas y familias trabajadoras, para seguir construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero, como dice el lema de la Asamblea.

En la HOAC estamos viviendo este proceso asambleario con ilusión y esperanza, pero también con dolor. Son tiempos de mucho sufrimiento en el mundo obrero y del trabajo. La crónica injusticia que padece, resultado de la mercantilización de las personas por la reducción del trabajo humano a mercancía, ha devenido los últimos años en más explotación, más desigualdad, más precariedad vital, más empobrecimiento y exclusión, por la extensión de la inmisericorde lógica mercantil que nos ha llevado a la crisis y que se ha seguido aplicando para la salida de ella. Son tiempos difíciles para muchas personas y familias trabajadoras, víctimas sacrificadas al ídolo del dinero, a un individualismo atroz e inhumano. Son tiempos que reclaman cambios muy profundos en la forma de vivir y de hacer las cosas, para poner de verdad la dignidad de las personas, y en particular las necesidades de los empobrecidos y excluidos, en el centro de la vida social. Son tiempos que reclaman a gritos justicia, trabajo digno y solidaridad. Son tiempos, como dice constantemente el papa Francisco, de poner en primer lugar «la inclusión social de los pobres» para acabar con tanto sufrimiento y hacer posible el ser y el vivir con dignidad de todas las personas. Y, por ello, para la Iglesia, servidora de la humanidad en fidelidad a Jesucristo, son tiempos de hacer plenamente verdad en nuestras vidas que «cada cristiano y cada comunidad cristiana están llamadas a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres» («Evangelii gaudium», 187).

En la raíz de la enorme fractura social, de las desigualdades y el empobrecimiento que padecemos, hay una profunda disolución de lo humano, una gran deformación del sentido de nuestra humanidad. Por eso, estamos convencidos de que responder hoy a las necesidades de los empobrecidos del mundo obrero pasa, más que nunca, por proponer un proyecto de humanidad, la forma de vida que nos muestra y propone Jesucristo como la más plenamente humana. Una propuesta de vida cuyo centro es la comunión en el amor y la libertad, uniendo amor y justicia como camino de realización humana y de construcción de una sociedad justa y fraterna. Hemos construido una sociedad deforme y una humanidad deformada porque hemos seguido un camino que rompe en la práctica la dignidad humana; el camino de poner en primer lugar la búsqueda del propio interés, conveniencia o gusto, creyendo que así podemos ser felices y realizar nuestra humanidad. Pero no, ese camino es el que provoca injusticia, empobrecimiento e inhumanidad, porque nos aleja de nuestra vocación a la comunión. Necesitamos redescubrir que nuestra humanidad crece cuando ponemos en el centro al otro, buscando ante todo que el otro pueda vivir. Así podremos construir relaciones personales y sociales humanas, justas y fraternas. Solo así. Este es el cambio de raíz que necesitamos. Esa es la propuesta de vida que necesita nuestra sociedad, nuestro mundo obrero y del trabajo, y la que necesitamos vivir con más intensidad la Iglesia y, en ella, la HOAC, haciendo más realidad en nuestra vida que «cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal…, la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión» («Evangelii gaudium», 10).

Pedimos a Dios que nuestra XIII Asamblea General la aprovechemos como una oportunidad para crecer en esta manera de ser y de vivir.

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La comunicación en la XIII Asamblea General

Iglesia

La comunicación en la XIII Asamblea General

03 agosto 2015

Abraham Canales | Las Asambleas Generales de la HOAC son un espacio privilegiado para el diálogo, el discernimiento, la convivencia, la celebración, el reencuentro y la toma de decisiones. En la XIII se va a concretar la aportación de la Hermandad Obrera de Acción Católica, durante los próximos 6 años, para seguir «construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero». Cientos de militantes están convocados, cuatro días a las puertas de Segovia, para realizar este ejercicio de gratuidad y de compromiso, siguiendo así la llamada y el camino del Obrero de Nazaret.

En el Noticias Obreras de julio, en el tema del mes, publicamos una síntesis de la propuesta que va a dialogar y decidir los cerca de 800 militantes que asisten a la Asamblea y que concreta los medios para ayudar a la militancia hoacista a la comunión de vida, bienes y acción con el mundo obrero y del trabajo empobrecido. Es un tiempo para la conversión y para la comunión.

En ese sentido, se sitúan las prioridades y tareas de comunicación de tal manera que ese tiempo pueda ser compartido. Es por ello, que nuestro compromiso editorial, tendrá su reflejo en los contenidos de la próxima revista de septiembre que, sin ser de forma monográfica, recogerá contenidos de la Asamblea en varias secciones de la publicación. Por otro lado, durante esos días de agosto, realizaremos un esfuerzo por relatar y difundir el desarrollo de la Asamblea.

Disponemos de los cauces habituales de comunicación. Nuestra página web www.hoac.es, que será el principal foco informativo. En este espacio es donde iremos publicando los momentos, las actividades y los diálogos que se vayan realizando. Contamos también con los perfiles de la HOAC en las redes sociales. En Facebook publicaremos sobre todo los álbumes de fotografías. Y en Twitter iremos relatando el desarrollo de la Asamblea con la etiqueta #EnLa13. Finalmente en Youtube nos atreveremos a publicar algún vídeo de esta cita. Con todo, tendremos especial interés en trasladar a la opinión pública, a través de los medios de comunicación social, lo más relevante de las decisiones y de los trabajo.

Así, de esta forma, contando además con el compromiso de otros militantes que pondrán sus capacidades y habilidades en esta esencial tarea –no podría ser de otra forma–, queremos establecer el proceso de comunicación para facilitar que pueda ser leída, seguida y, a su vez, compartida por nuestros lectores y lectoras la riqueza de contenidos de la XIII Asamblea General de la HOAC.

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Charo Castelló interviene en la Cumbre Mundial de Alcaldes con el Vaticano sobre “Esclavitud moderna y cambio climático”

Internacional

Charo Castelló interviene en la Cumbre Mundial de Alcaldes con el Vaticano sobre “Esclavitud moderna y cambio climático”

20 julio 2015

Comienza el 21 de julio y cuenta también con la participación de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.

Organizado por las Academias Pontificias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, Roma acoge esta Cumbre Mundial, para un diálogo con 50 alcaldes de las ciudades más importantes del mundo que compartirán sus compromisos con el papa Francisco.

El principal objetivo de este encuentro es lograr que las autoridades políticas locales se unan a los líderes religiosos en su solicitud para que la ONU considere las nuevas formas de esclavitud (la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos, y toda relación que no respete la convicción fundamental de que todas las personas son iguales y tienen la misma libertad y la misma dignidad) como un delito de lesa humanidad, así como ejercer presión moral sobre esa organización para asegurar que los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, que serán aprobados por la ONU en septiembre de 2015 y en la XXI Conferencia de París (COP21) en diciembre, asignen un peso suficiente a estas dos urgencias dramáticas.

Charo Castelló ha sido invitada en representación del comité organizador del Encuentro Mundial de Movimiento Populares con el Papa. La aportación de Castelló, copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y militante de la HOAC, es para el comité organizador del EMMP una oportunidad de concretar, por un lado, mecanismos de interlocución junto con otros actores políticos de relevancia y, por otro lado, la primera oportunidad de compartir y poner en práctica la hoja de ruta que consolida la triple T: Trabajo, Tierra y Techo.

Hoy día afrontamos dos urgencias dramáticas que, en cierto modo, están relacionadas: la crisis del cambio climático y las nuevas formas de esclavitud. Como dice Laudato si’, las consecuencias del cambio climático azotan con mayor fuerza a las personas más vulnerables del planeta, mientras que ellas ni siquiera disfrutan de las ventajas de usar los combustibles fósiles. Los líderes religiosos, llamados a condenar las nuevas formas de esclavitud, han subrayado la relación entre el ambiente natural y el ambiente humano. De hecho, el calentamiento global es una de las causas de la pobreza y de las migraciones forzadas, favoreciendo la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos.

La contribución activa de los gobiernos locales es crucial en la lucha contra este delito atroz. Los alcaldes y las autoridades locales tienen un rol que desempeñar en la abolición de este delito de lesa humanidad.

Nota
En Twitter #MayorsCare | @CasinaPioIV | @nonservos

Turkson: “Debemos aprender a incluir a los excluidos llegando hasta aquellos que se encuentran en la periferia”

Internacional

Turkson: “Debemos aprender a incluir a los excluidos llegando hasta aquellos que se encuentran en la periferia”

09 julio 2015

Por su interés, publicamos la intervención realizada por el Cardenal Peter K.A. Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y designado por el papa Francisco para acompañar el II Encuentro de Movimientos Populares.

Excelencia Señor Presidente, Excelencias mis hermanos Obispos y Padres, estimadas autoridades, estimados compañeros y compañeras de las organizaciones populares, amigos todos: Gracias por haber aceptado la invitación, sabemos que fue un sacrificio venir hasta aquí.

También gracias por la calurosa bienvenida recibida y, al mismo tiempo, les digo “Bienvenidos!” a todos ustedes en nombre de la Iglesia, a este segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Quisiera compartir con ustedes algunos pensamientos y reflexiones que puedan, ojalá, ayudarnos en los intercambios de estos días.

1. El mundo necesita avanzar en un proceso de cambio en defensa de la Tierra y la dignidad de las personas. Esta tarea no es exclusiva de los líderes religiosos, de los científicos, de los políticos o de los empresarios, sino de toda la humanidad. El grito, la queja, la protesta y la presión de los pobres son de vital importancia para que los poderosos del mundo comprendan que así no se puede seguir. La Iglesia quiere escuchar este grito y sumarse a él.

2. Los pobres se han organizado para resistir la exclusión social, la escandalosa desigualdad y la degradación de su ambiente. Así, han creado movimientos no solo para protestar contra la injusticia, sino para resolver con sus propias manos los problemas de acceso al Techo, la Tierra y el Trabajo que ni los Estados ni el Mercado resuelven. A pesar de la precariedad, son sembradores de la tierra, constructores de viviendas y creadores de trabajo. La Iglesia quiere unir sus manos en estos procesos y ayudarlos a que cada día sus cooperativas sociales, sus juntas vecinales, sus comunidades campesinas e indígenas se fortalezcan, para que puedan dar más y mejores condiciones para el desarrollo integral de los excluidos como personas, familias y pueblos.

3. La política no es tarea exclusiva de políticos profesionales (politicians), ni la economía de empresarios profesionales (businessmen); tampoco lo es la ecología de los académicos y activistas. Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares.

4. Los movimientos populares en general plantean un estilo de vida alternativo al que propone el sistema. Rechazan el consumismo, el despilfarro y el paradigma tecnocrático. Buscan formas comunitarias de organización del trabajo, de la tierra y de la vivienda. No quieren explotar ni ser explotados, excluir ni ser excluidos. Reivindican la solidaridad y la unidad como valores importantísimos. La Iglesia también quiere promover junto a ustedes nuevos estilos que pongan la dignidad de las personas por encima del consumo desenfrenados.

5. Los movimientos populares rechazan todas las formas de colonialismo y el saqueo de los llamados recursos naturales, mucho más cuando se hace a costa del ambiente. No quieren que se privatice el agua, ni el subsuelo ni el mar. No quieren que las corporaciones trasnacionales abusen de la tierra practicando, por ejemplo, la mega-minería contaminante, ni extracción petrolera por fractura hidráulica (fracking); ni que se use los transgénicos para exprimir al campesino o concentrar la tierra en pocas manos, ni que se destruya la pesca artesanal saqueando industrialmente la riqueza ictícola. Quieren reafirmar el destino universal de los bienes, comenzando con los que vienen de la creación. La Iglesia los acompaña en la preocupación y en sus luchas por los dones de la creación.

6. Los movimientos populares quieren la paz. No quieren que sus hijos se enfermen por la droga, ni que sus hijas sean sometidas a la trata de personas. No quieren ver a sus jóvenes morir en la violencia criminal. No quieren barrios contaminados por delitos ambientales. Para eso, comprobaron que la policía o los Estados no alcanzan. Aprendieron a fortalecer las defensas de sus derechos a través de la organización comunitaria. La Iglesia quiere fortalecer también las redes comunitarias para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado.

Frente a los desafíos que nos presenta la globalización y la indiferencia, el Evangelii Gaudium convoca tanto a la iglesia como al mundo entero a escuchar el clamor de justicia y a responder a este llamado con todas nuestras fuerzas (EG n 188), y en Laudato si’ reconoce el grito de los pobres y de la tierra: “(…) No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.” (LS n 139)

Ambos, tanto como Iglesia como sociedad, debemos aprender a incluir a los excluidos. Esto significa llegar hasta aquellos que se encuentran en la periferia y así recibir a los marginados como miembros absolutos de nuestras comunidades, economías y sociedades.

Este segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares promete ser un gran diálogo que perpetuará en el tiempo la comunicación, la cooperación y la coordinación entre los mismos movimientos de base y entre éstos y la iglesia en todos sus niveles.

¡Gracias!

Información remitida a la redacción de Noticias Obreras por el servicio de comunicación del II Encuentro de Movimientos Populares en Bolivia.

En la foto, el Cardenal Turkson junto al Presidente Evo Morales.

Francisco denuncia que el interés económico prevalece sobre el cuidado del planeta

Iglesia

Francisco denuncia que el interés económico prevalece sobre el cuidado del planeta

18 junio 2015

La primera Encíclica del papa Francisco,Laudato Si, aborda la sostenibilidad del planeta como una cuestión determinante del progreso de la humanidad. Tras la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium“, Bergoglio ha querido centrar su primera reflexión magisterial en “el cuidado de la casa común”. En ella, analiza cuestiones como el cambio climático, la gestión del agua, la gran desigualdad entre regiones ricas y pobres o las respuestas políticas ante los desastres naturales.

Esta encíclica, que incorpora la cuestión ecológica al Magisterio Social de la Iglesia, advierte que “muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común”. El Papa escribe que “no basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso”, lo que en opinión de José Fernando Almazán, presidente de la HOAC,  supone una manera de razonar “alternativa”, que hace suyo “el análisis y los postulados de aquellas organizaciones y movimientos que abogan por un progreso social global, para el cual hay que, imprescindiblemente, repensar la forma de entender y hacer la economía y el fin que debe perseguir”.

Bergoglio tiene muy presente a las personas que hoy habitan el planeta pero también a las generaciones venideras que se verán afectadas por las decisiones que hoy se toman sobre la explotación de la naturaleza bajo la lógica del lucro. En opinión del presidente de la HOAC, el Papa “pone el dedo en la llaga” al señalar “la imposibilidad de congeniar el cuidado de la naturaleza con la lógica del lucro, que es el núcleo central del capitalismo. No se pueden atender las dos cosas a la vez y, por ello, lo que tenemos en la práctica es un “progreso” desarrollista depredador de los recursos humanos y naturales, aunque en ocasiones se pinte de verde”.

“El Papa nos dice a todas y todos, cristianos o no, que hemos de elegir entre preservar la creación (la naturaleza, el mundo, las personas,…) o el dinero. Y que si elegimos lo primero, hemos de cambiar la forma de ver, pensar y actuar. Personal y socialmente”, destaca Almazán.

Bergoglio también denuncia la tibia respuesta de la comunidad internacional ante los retos ambientales y cita expresamente las cumbres mundiales donde se abordan fenómenos como el cambio climático: “El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales”, se puede leer en esta encíclica. Citando a San Juan Pablo II, Francisco recuerda que “Dios ha dado la Tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno”(Centesimus annus, 31).

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