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Apertura del 75 aniversario de la HOAC

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Apertura del 75 aniversario de la HOAC

02 noviembre 2020

Con la realización de la Eucaristía, prevista para el 3 de noviembre de 2020 a las 19 horas en la parroquia Nuestra Señora de las Angustias de Madrid, se inicia el año celebrativo del 75 aniversario del nacimiento de la HOAC y de encuentro entre la Iglesia y el mundo obrero y del trabajo.

El 3 de noviembre de 1946, en la clausura de la I Semana Nacional, celebrada en la Basílica de la Milagrosa, en Madrid, se sitúa la fecha de nacimiento de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el proyecto que los obispos españoles encargan a Guillermo Rovirosa de impulsar una Acción Católica especializada para la evangelización del mundo obrero. La misma fecha del próximo año 2021, la HOAC celebra, con gozoso agradecimiento, estos primeros setenta y cinco años de existencia, de fidelidad eclesial, de entrega incondicional de las vidas de tantos hombres y mujeres militantes, y de comunión con la vida de nuestras hermanas y hermanos del mundo obrero.

La celebración de este aniversario es además un acontecimiento eclesial, que se irá concretando en las distintas diócesis, y lo es también para ser vivido y compartido con el mundo obrero, celebrando juntos las alegrías, esperanzas y luchas. A lo largo de todo este año, se desarrollarán diversos actos, publicaciones y contenido multimedia para mirar con gratitud al pasado, para proyectar el futuro, en la vivencia comprometida de nuestro presente: Tendiendo puentes, derribando muros.

Movimientos populares y Vaticano se reúnen para dialogar sobre tierra, techo, trabajo y Fratelli tutti

Nota de prensa

Movimientos populares y Vaticano se reúnen para dialogar sobre tierra, techo, trabajo y Fratelli tutti

20 octubre 2020

El encuentro se realizará el sábado 24 de octubre, por videoconferencia y retransmitido en directo por redes sociales.

La militante de la HOAC, Charo Castelló, participará en representación del Movimientos Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), realizando una aportación a la encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos) desde la perspectiva de los movimientos populares. 

Han transcurrido poco más de seis meses desde que el papa Francisco escribiera su carta a los movimientos populares del mundo en un momento “de tanta angustia y dificultad” como consecuencia del impacto de la COVID-19. En aquel texto, Francisco denunciaba que los trabajadores más humildes y desprotegidos “han sido excluidos de los beneficios de la globalización” pero no de sus perjuicios: “los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente”, de ahí que les alentara a seguir en la lucha por tierra, techo y trabajo. El Papa destacaba que era el momento de un salario universal para quienes no pueden trabajar y “resistir” el impacto de esta crisis sanitaria, socioambiental y económica, para así dignificar “las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”. Finalizaba la misiva, invitaba a pensar con él “en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos” para el después de la crisis.

En este contexto, los movimientos populares y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral han convocado un próximo encuentro de diálogo, el sábado 24 de octubre, desde las 14h hasta las 18h (hora local en Roma), en formato de videoconferencia y retransmitido en directo por redes sociales, para abordar tres reflexiones. La primera de ellas, sobre la pospandemia desde las claves de las 3T: tierra, techo y trabajo. Una segunda reflexión pondrá el foco en la encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos) del papa Francisco desde la perspectiva de los movimientos populares. Y un tercer diálogo, sobre la aportación de los movimientos populares al evento de La economía de Francisco, previsto para noviembre. En el encuentro habrá espacios para compartir las acciones que los movimientos populares están desarrollando durante la pandemia y, además, se presentará el proyecto educativo integral y emancipatorio de la Universidad Latinoamericana de las Periferias (ULPe).

Junto a una representación de movimientos populares integrada por la Unión de Trabajadores de la Economía PopularUTEP (Argentina), La Vía Campesina (Brasil), Slum Dwellers (India) y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), está prevista la participación del cardenal Michael Czerny y la intervención del cardenal Peter Turkson, subsecretario y prefecto del Dicasterio, respectivamente. 

Al finalizar el encuentro se emitirá un comunicado. El programa completo del encuentro está disponible en www.movpop.org

Emisión en directo

Facebook y canal de Youtube Movimientos populares

Opinión | Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Colaboraciones

Opinión | Jornada Mundial por el Trabajo Decente

06 octubre 2020

Manuel Díaz Sánchez | presidente de la HOAC de Córdoba.

De nuevo celebramos la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, el 7 de octubre, convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Movimiento Sindical Mundial y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), y que la Iglesia española impulsa a través de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), promovida por realidades eclesiales como Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Justicia y Paz, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Estudiante Católica (JEC), Juventud Obrera Cristiana (JOC), y en Córdoba la Delegación Diocesana de Migraciones. Cuenta con multitud de adhesiones de muchísimas parroquias y organizaciones de Iglesia de nuestro país.

Pero este día no es para celebrar sino para la denuncia, la reivindicación de algo aún sin superar en el siglo XXI: un empleo que proporcione las condiciones necesarias de vida para que ésta sea digna, plena… humana.

Reclamar trabajo decente no es pedir “la luna”. Más bien implica cuestiones básicas y justas: salarios justos, empleos seguros y en libertad (incluida la sindical), estabilidad laboral que alumbre otra estabilidad: la vital. Un trabajo que permita “ganarse la vida”, en lugar de exprimirla perdiéndola en la supervivencia del día a día.

Sin embargo, la sociedad de mercado en la que vivimos se basa justo en el principio contrario al del trabajo decente. Prima el beneficio económico por encima del social y enaltece la competitividad, entendida como competición individual por conseguir un trabajo escaso. Potencia el individualismo, el egoísmo, frente a la fraternidad y la solidaridad. Pero sobre todo, convierte un problema colectivo en individual, haciéndolo invisible en la sociedad. Algo contrario a los valores evangélicos.

Este año, la COVID-19 nos devuelve una imagen amplificada de esta forma de organizar la sociedad que impide el trabajo decente. Así, se dan fenómenos como…

• Junto a sanidad y fuerzas de seguridad, los trabajos más expuestos son los más precarios.
• La protección estatal, vía ERTE, no llega al empleo temporal, precariado, etc.
• Las prisas por recuperar la actividad económica producen que rebrote la pandemia. Resultado de colocar el beneficio económico por encima de algo esencial: la salud de la población.

Ante esta situación, como cristianas y cristianos inmersos en el mundo del trabajo, hacemos nuestro lo que proclama la Iglesia en el documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia: “hoy, la solución de los problemas del mundo del trabajo (…) no pasa sólo por el crecimiento económico y la creación de empleo (…) Al mismo tiempo debemos prestar una atención especial para que el modelo de producción permita vivir y cultivar la vida personal, familiar, cultural, social y religiosa que son imprescindibles para que el Hombre (la Persona) pueda desarrollarse como hijo (hija) de Dios y la sociedad pueda construirse sobre los cimientos de la justicia y la libertad”

Por todo ello, la HOAC de Córdoba te invita a sumarte a esta Jornada, y a mantenerla viva, más allá del 7 de octubre, hasta que no sea ya necesaria su celebración.

#7Oct | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos con ocasión de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Internacional

#7Oct | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos con ocasión de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

28 septiembre 2020

Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) renueva su compromiso con esta convocatoria, promovida por las organizaciones sindicales mundiales y los movimientos y entidades de inspiración católica, con el siguiente mensaje elaborado, en esta ocasión, por la la secretaría del MMTC y la Ligue Ouvrière d’Action Catholique de l’Ile Maurice.

EL MMTC LUCHA POR EL TRABAJO DIGNO 
“ATRÉVETE A SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR”

El trabajo decente es el núcleo de los cuatro objetivos estratégicos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a los derechos en el trabajo, en particular los que se definen como fundamentales en la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, aprobada en 1998.

Para la OIT, se necesitan políticas económicas que estimulen la creación de más y mejores empleos, reduzcan el trabajo informal y combatan el trabajo infantil y la esclavitud y todas las formas de discriminación. También es imperativo promover el empleo de los jóvenes, ampliar y mejorar la protección social, estimular la educación y la formación profesional y fortalecer los derechos de los trabajadores.

Esto implica que las mujeres y los hombres de todo el mundo deben tener acceso a un empleo adecuadamente remunerado, realizado en condiciones de equidad, libertad, incluida la libertad sindical, y total seguridad para garantizar una vida digna.

El trabajo decente y productivo es el principal instrumento para superar la pobreza que aflige a millones de hombres y mujeres trabajadores en todo el mundo. Es fundamental para construir sociedades más democráticas y combatir todas las formas de exclusión.

En este día internacional del 7 de octubre, es hora de reforzar nuestra reflexión sobre el derecho al trabajo decente para todos.

Desde marzo, el mundo ha sufrido un verdadero trastorno para muchos de nosotros. Nos damos cuenta de que somos débiles y muy frágiles ante esta pandemia de Covid19. La economía está paralizada en muchos países del mundo. Los pobres son los más afectados por las enfermedades y la miseria. Este desastre mundial debe permitirnos reflexionar y luchar, colectivamente, para cambiar nuestro modelo de desarrollo y nuestra relación con la naturaleza y nuestro medioambiente. Debemos mostrar un mayor respeto por nuestro bien común: la Tierra.

El modelo económico necesita una reforma. Hemos operado con un modelo económico “del más fuerte al más fuerte”. Tengo más dinero, así que compro más”.

La campana de alarma ha sonado por este virus que está golpeando al mundo. Depende de todos y cada uno de nosotros, a nuestro propio nivel, responder. Cambiemos nuestro enfoque, tú, yo, nosotros… No nos quedemos quietos y critiquemos. Actuemos en nuestros barrios, en nuestras empresas, a nivel sindical y político. Salgamos de nuestra zona de confort, reinventemos un modelo de vida más humano y más justo.

Aquí hay algunos puntos de referencia para el trabajo decente y una vida digna.

– El tiempo de trabajo debe ser limitado y respetar la legislación del país.
– Las madres y los padres deben ser capaces de conciliar el trabajo y el cuidado de sus hijos.
– Tienen tiempo fuera del trabajo para vivir con sus familias.
– Lucha contra todas las formas de acoso a los trabajadores.
– A través de la libertad de asociación, participar en mejores relaciones obrero-patronales.
– Aprobar leyes laborales para el bien común.
– Participar colectiva e individualmente en una sociedad de consumo responsable, ética, ecológica y solidaria.
– Luchar por que más mujeres ocupen puestos de responsabilidad en las empresas y en los gobiernos de los países.
– Para construir juntos un mundo compasivo y humano a nuestro alrededor.
– Exija una educación de calidad que sea gratuita y respetuosa de los demás.

“Salgamos de nuestra casa, de nuestro egoísmo y miedo. Transformemos este mundo que tanto amamos en un mejor lugar para vivir. Trabajemos juntos por un mundo mejor. La elección es nuestra.”

Como miembros de los movimientos del MMTC, invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar su compromiso con los movimientos sociales y sindicales por un mundo más justo, donde todos tengan derecho a la tierra, a la vivienda y al trabajo.

“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”. Cántico de las criaturasFonti Francescane (FF) 263.

“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. (Laudato si’, 2).

Oración

Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: No es tiempo de olvidos

Iglesia

Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: No es tiempo de olvidos

25 septiembre 2020

“Como Jesucristo, obligados a huir” es el lema de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2020 que se celebra el 27 de septiembre, en medio de una pandemia mundial que “ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas”.

Por eso el papa Francisco en su mensaje para este día insiste en que “este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas”.

“Casi cada día la televisión y los periódicos dan noticias de refugiados que huyen del hambre, de la guerra, de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias» (Ángelus, 29 diciembre 2013). Jesús está presente en cada uno de ellos, obligado —como en tiempos de Herodes— a huir para salvarse. Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (cf. Mt 25,31-46). Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido”.

La Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado trata de poner rostro a las personas vulnerables “rescatándoles de las listas anónimas de cifras”, la Subcomisión de Migraciones y Movilidad humana de la Conferencia Episcopal Española. “Se trata de sensibilizar a la comunidad cristiana que reconoce a Jesús en cada persona obligada a huir. Se trata de sensibilizar a la sociedad española para que asegure los derechos de la dignidad humana a toda persona obligada a desplazarse. Todo lo que trabajemos por ellos y con ellos será poco”.

“El futuro va a suponer una dificultad mayor, entre otras causas, por los nuevos problemas en las fronteras y por el riesgo de que se produzcan situaciones de expulsiones de migrantes u otras medidas que puedan afectarles en su situación de migrantes forzosos. Confiamos, como hemos repetido en otras ocasiones, que todas las medidas que se adopten respeten la sagrada dignidad de las personas migrantes”.

El Vaticano a través de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos (Ciudad del Vaticano, 5 mayo 2020) un documento para inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto.

Otro tanto, pero en nuestro país, ha hecho la Red eclesial Migrantes con Derechos, formada por Cáritas Española, Justicia y Paz, el Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal y la CONFER, en su documento La acogida en la Iglesia: una forma de ser y hacer”.

En la diócesis de Madrid, la Vicaria de Desarrollo Integral y el secretariado de Pastoral del Trabajo convocan el XI Encuentro entre Trabajadores Migrantes y Autóctonos que se celebra a través de internet, con la participación de José Cobo, obispo auxiliar de Madrid. Oración, saludo, testimonios del militante de la HOAC, Ángel Domenech, y de Laura Facañl. Acceso en línea (desde las 17:45) en este enlace de Zoom o poniendo esta dirección en el ordenador: https://us02web.zoom.us/j/89390030657.

Mas sobre la 106º Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 

Las personas desplazadas internas. Mari Fran Sánchez | directora del Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana

No es tiempo de egoísmos. José Luis Pinilla | Exdirector episcopal de Migraciones

Opinión | Como Jesucristo, obligados a huir. Manolo Díaz Sánchez, presidente de la HOAC de Córdoba.

Francisco: Solidaridad y subsidiariedad para favorecer el cuidado de cada uno y de la sociedad

Iglesia

Francisco: Solidaridad y subsidiariedad para favorecer el cuidado de cada uno y de la sociedad

23 septiembre 2020

En esta ocasión, el tema central de la catequesis sobre curar al mundo del papa Francisco en la audiencia general de hoy ha sido la subsidiariedad y virtud de la esperanza.

La crisis actual no es solo crisis sanitaria sino también crisis social, política y económica. Para salir de ella todos estamos llamados, individual y colectivamente, a asumir nuestra propia responsabilidad. Pero constatamos, sin embargo, que hay personas y grupos sociales que no pueden participar en esta reconstrucción del bien común, porque son marginados, excluidos, ignorados, y muchos de ellos sin libertad para expresar su fe y sus valores.

La Palabra de Dios que hemos escuchado nos recuerda cómo todas las partes del cuerpo, sin excepción, son necesarias. A la luz de esta imagen de san Pablo, vemos también cómo la subsidiariedad es indispensable, porque promueve una participación social, a todo nivel, que ayuda a prevenir y corregir los aspectos negativos de la globalización y de la acción de los gobiernos.

Por eso, el camino para salir de esta crisis es la solidaridad, que necesita ir acompañada de la subsidiariedad, que es el principio que favorece que cada uno ejercite el papel que le corresponde en la tarea de cuidar y preparar el futuro de la sociedad, en el proceso de regeneración de los pueblos a los que pertenece. Nadie puede quedarse fuera. La injusticia provocada por intereses económicos o geopolíticos tiene que terminar, y dar paso a una participación equitativa y respetuosa.

Curar el mundo: 8. Subsidiariedad y virtud de la esperanza

Queridos hermanos y hermanas, ¡parece que el tiempo no es muy bueno, pero os digo buenos días igualmente!

Para salir mejores de una crisis como la actual, que es una crisis sanitaria y al mismo tiempo una crisis social, política y económica, cada uno de nosotros está llamado a asumir su parte de responsabilidad, es decir compartir la responsabilidad. Tenemos que responder no solo como individuos, sino también a partir de nuestro grupo de pertenencia, del rol que tenemos en la sociedad, de nuestros principios y, si somos creyentes, de la fe en Dios. Pero a menudo muchas personas no pueden participar en la reconstrucción del bien común porque son marginadas, son excluidas o ignoradas; ciertos grupos sociales no logran contribuir porque están ahogados económica o políticamente. En algunas sociedades, muchas personas no son libres de expresar la propia fe y los propios valores, las propias ideas: si las expresan van a la cárcel. En otros lugares, especialmente en el mundo occidental, muchos auto-reprimen las propias convicciones éticas o religiosas. Pero así no se puede salir de la crisis, o en cualquier caso no se puede salir mejores. Saldremos peores.

Para que todos podamos participar en el cuidado y la regeneración de nuestros pueblos, es justo que cada uno tenga los recursos adecuados para hacerlo (cfr. CDSI, 186). Después de la gran depresión económica de 1929, el papa Pío XI explicó lo importante que era para una verdadera reconstrucción el principio de subsidiariedad (cfr. Enc. Quadragesimo anno, 79-80). Tal principio tiene un doble dinamismo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Quizá no entendamos qué significa esto, pero es un principio social que nos hace más unidos.

Por un lado, y sobre todo en tiempos de cambio, cuando los individuos, las familias, las pequeñas asociaciones o las comunidades locales no son capaces de alcanzar los objetivos primarios, entonces es justo que intervengan los niveles más altos del cuerpo social, como el Estado, para proveer los recursos necesarios e ir adelante. Por ejemplo, debido al confinamiento por el coronavirus, muchas personas, familias y actividades económicas se han encontrado y todavía se encuentran en grave dificultad, por eso las instituciones públicas tratan de ayudar con apropiadas intervenciones sociales, económicas, sanitarias: esta es su función, lo que deben hacer.

Pero por otro lado, los vértices de la sociedad deben respetar y promover los niveles intermedios o menores. De hecho, la contribución de los individuos, de las familias, de las asociaciones, de las empresas, de todos los cuerpos intermedios y también de las Iglesias es decisiva. Estos, con los propios recursos culturales, religiosos, económicos o de participación cívica, revitalizan y refuerzan el cuerpo social (cfr. CDSI, 185). Es decir, hay una colaboración de arriba hacia abajo, del Estado central al pueblo y de abajo hacia arriba: de las asociaciones populares hacia arriba. Y esto es precisamente el ejercicio del principio de subsidiariedad.

Cada uno debe tener la posibilidad de asumir la propia responsabilidad en los procesos de sanación de la sociedad de la que forma parte. Cuando se activa algún proyecto que se refiere directa o indirectamente a determinados grupos sociales, estos no pueden ser dejados fuera de la participación. Por ejemplo: “¿Qué haces tú? —Yo voy a trabajar por los pobres. —Qué bonito, y ¿qué haces? —Yo enseño a los pobres, yo digo a los pobres lo que deben hacer”. —No, esto no funciona, el primer paso es dejar que los pobres te digan cómo viven, qué necesitan: ¡Hay que dejar hablar a todos! Es así que funciona el principio de subsidiariedad. No podemos dejar fuera de la participación a esta gente; su sabiduría, la sabiduría de los grupos más humildes no puede dejarse de lado (cfr. Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia [QA], 32; Enc. Laudato si’, 63). Lamentablemente, esta injusticia se verifica a menudo allí donde se concentran grandes intereses económicos o geopolíticos, como por ejemplo ciertas actividades extractivas en algunas zonas del planeta (cfr. QA9.14). Las voces de los pueblos indígenas, sus culturas y visiones del mundo no se toman en consideración. Hoy, esta falta de respeto del principio de subsidiariedad se ha difundido como un virus. Pensemos en las grandes medidas de ayudas financieras realizadas por los Estados. Se escucha más a las grandes compañías financieras que a la gente o aquellos que mueven la economía real. Se escucha más a las compañías multinacionales que a los movimientos sociales. Queriendo decir esto con el lenguaje de la gente común: se escucha más a los poderosos que a los débiles y este no es el camino, no es el camino humano, no es el camino que nos ha enseñado Jesús, no es realizar el principio de subsidiariedad. Así no permitimos a las personas que sean «protagonistas del propio rescate». En el subconsciente colectivo de algunos políticos o de algunos sindicalistas está este lema: todo por el pueblo, nada con el pueblo. De arriba hacia abajo pero sin escuchar la sabiduría del pueblo, sin implementar esta sabiduría en el resolver los problemas, en este caso para salir de la crisis. O pensemos también en la forma de curar el virus: se escucha más a las grandes compañías farmacéuticas que a los trabajadores sanitarios, comprometidos en primera línea en los hospitales o en los campos de refugiados. Este no es un buen camino. Todos tienen que ser escuchados, los que están arriba y los que están abajo, todos.

Para salir mejores de una crisis, el principio de subsidiariedad debe ser implementado, respetando la autonomía y la capacidad de iniciativa de todos, especialmente de los últimos. Todas las partes de un cuerpo son necesarias y, como dice San Pablo, esas partes que podrían parecer más débiles y menos importantes, en realidad son las más necesarias (cfr. 1 Cor 12, 22). A la luz de esta imagen, podemos decir que el principio de subsidiariedad permite a cada uno asumir el propio rol para el cuidado y el destino de la sociedad. Aplicarlo, aplicar el principio de subsidiariedad da esperanza, da esperanza en un futuro más sano y justo; y este futuro lo construimos juntos, aspirando a las cosas más grandes, ampliando nuestros horizontes. O juntos o no funciona. O trabajamos juntos para salir de la crisis, a todos los niveles de la sociedad, o no saldremos nunca. Salir de la crisis no significa dar una pincelada de barniz a las situaciones actuales para que parezcan un poco más justas. Salir de la crisis significa cambiar, y el verdadero cambio lo hacen todos, todas las personas que forman el pueblo. Todos los profesionales, todos. Y todos juntos, todos en comunidad. Si no lo hacen todos el resultado será negativo.

En una catequesis precedente hemos visto cómo la solidaridad es el camino para salir de la crisis: nos une y nos permite encontrar propuestas sólidas para un mundo más sano. Pero este camino de solidaridad necesita la subsidiariedad. Alguno podrá decirme: “¡Pero padre hoy está hablando con palabras difíciles! Pero por esto trato de explicar qué significa. Solidarios, porque vamos en el camino de la subsidiariedad. De hecho, no hay verdadera solidaridad sin participación social, sin la contribución de los cuerpos intermedios: de las familias, de las asociaciones, de las cooperativas, de las pequeñas empresas, de las expresiones de  la sociedad civil. Todos deben contribuir, todos. Tal participación ayuda a prevenir y corregir ciertos aspectos negativos de la globalización y de la acción de los Estados, como sucede también en el cuidado de la gente afectada por la pandemia. Estas contribuciones “desde abajo” deben ser incentivadas. Pero qué bonito es ver el trabajo de los voluntarios en la crisis. Los voluntarios que vienen de todas las partes sociales, voluntarios que vienen de las familias acomodadas y que vienen de las familias más pobres. Pero todos, todos juntos para salir. Esta es solidaridad y esto es el principio de subsidiariedad.

Durante el confinamiento nació de forma espontánea el gesto del aplauso para los médicos y los enfermeros y las enfermeras como signo de aliento y de esperanza. Muchos han arriesgado la vida y muchos han dado la vida. Extendemos este aplauso a cada miembro del cuerpo social, a todos, a cada uno, por su valiosa contribución, por pequeña que sea. “¿Pero qué podrá hacer ese de allí? —Escúchale, dale espacio para trabajar, consúltale”. Aplaudimos a los “descartados”, los que esta cultura califica de “descartados”, esta cultura del descarte, es decir aplaudimos a los ancianos, a los niños, las personas con discapacidad, aplaudimos a los trabajadores, todos aquellos que se ponen  al servicio. Todos colaboran para salir de la crisis. ¡Pero no nos detengamos solo en el aplauso! La esperanza es audaz, así que animémonos a soñar en grande. Hermanos y hermanas, ¡aprendamos a soñar en grande! No tengamos miedo de soñar en grande, buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza. No intentemos reconstruir el pasado, el pasado es pasado, nos esperan cosas nuevas. El Señor ha prometido: “Yo haré nuevas todas las cosas”. Animémonos a soñar en grande buscando estos ideales, no tratemos de reconstruir el pasado, especialmente el que era injusto y ya estaba enfermo. Construyamos un futuro donde la dimensión local y la global se enriquecen mutuamente —cada uno puede dar su parte, cada uno debe dar su parte, su cultura, su filosofía, su forma de pensar—, donde la belleza y la riqueza de los grupos menores, también de los grupos descartados, pueda florecer porque también allí hay belleza, y donde quien tiene más se comprometa a servir y dar más a quien tiene menos.

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Índice de las catequesis #CuraralMundo

1. Introducción

2. Fe y dignidad humana

3. La opción preferencial por los pobres y la virtud de la caridad

4. El destino universal de los bienes y la virtud de la esperanza

5. La solidaridad y la virtud de la fe

6. Amor y bien común

7. Cuidado de la casa común y actitud contemplativa

Opinión | La siniestralidad laboral o el arte de volver la espalda a la tragedia

Colaboraciones

Opinión | La siniestralidad laboral o el arte de volver la espalda a la tragedia

19 septiembre 2020

Manuel Díaz Sánchez | presidente de la HOAC de Córdoba.

Todos los años, cuando agoniza el verano, la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) se concentra por las muertes ocurridas en accidente laboral en este tiempo de estío. Este año, a causa del confinamiento, el período abarca desde marzo. Desde ese tiempo han ocurrido en nuestra provincia o protagonizados por personas de nuestra provincia, tres accidentes con resultado de muerte:

• El 25 de marzo falleció el médico de 63 años Manuel Barragán como consecuencia del contagio de la COVID-19 (que, seguramente, ni siquiera constará como siniestro laboral).

• El 24 de agosto murió Daniel González Rivas, un joven de 30 años vecino de Puente Genil, cuando trabajaba en la perforación de un pozo agrícola en el municipio sevillano de Pedrera. Al parecer, el siniestro se pudo deber a una bolsa de gas o de aire contaminado.

• El 9 de septiembre perdía la vida un trabajador de 45 años en la localidad de Cabra, según las primeras informaciones, al “caer del tejado de una nave industrial”. Sin embargo, otras fuentes apuntan ahora a un atrapamiento por una máquina.

La realidad, tozuda realidad, es que cuando se produce una tragedia y no se aprende de ella y no se toman las medidas adecuadas, la tragedia se repite. En España, el año pasado se repitió 695 veces y en Andalucía 121. Por eso, a los fallecidos en el trabajo se les llama “los muertos olvidados”. Generan pocos titulares, no interesan, son muertos “de segunda”.

¿Por qué? La respuesta la podemos encontrar en el sistema económico que impera en nuestra sociedad marcado por unos valores extremadamente materialistas, en donde el objetivo prioritario y fundamental lo representa el dinero, la rentabilidad económica, el beneficio a costa de lo que sea, incluso de la vida de las y los trabajadores.

Constatamos como aumenta la inversión en nuevas tecnologías para elevar la producción, mientras que la estabilidad en el empleo, el salario y la formación en prevención de riesgos laborales se entienden como costes insoportables que hay que reducir para incrementar el beneficio.

La siniestralidad laboral es el termómetro del sistema productivo. Si la siniestralidad sube, desciende el trabajo decente. Hemos de invertir los valores. Lo primero y fundamental es la persona, no el dinero. Si volvemos la espalda a la siniestralidad, le estamos volviendo la espalda a más de 600 mil familias que sufrieron con un miembro de baja, debido a un accidente laboral. La alta siniestralidad laboral continúa siendo el gran problema sin resolver en el mundo laboral.

Por nuestra parte, seguimos insistiendo en la necesidad de una actuación conjunta y coordinada de las Administraciones Públicas, Inspección de Trabajo, centrales sindicales y organizaciones empresariales con el objetivo de erradicar la alta siniestralidad laboral mediante mejores condiciones de trabajo que lleven consigo una mayor seguridad y salud laboral.

Como cristianos insertos en el mundo obrero, subrayamos las palabras del papa Francisco, “…una vez más dirijo un apremiante llamamiento para que no prevalezca la lógica del provecho, sino la de la solidaridad y la justicia. ¡En el centro de toda cuestión, también la laboral, haya que colocar siempre a la persona y su dignidad! ¡Con el trabajo no se juega! (Roma, 3 de septiembre de 2014).

Momentos de la concentración realizada el 18 de septiembre.

La HOAC aborda la convocatoria, los objetivos y los contenidos de su XIV Asamblea General

Nota de prensa

La HOAC aborda la convocatoria, los objetivos y los contenidos de su XIV Asamblea General

18 septiembre 2020

El Pleno General de Representantes (PGR) reúne, los días 19 y 20 de septiembre y por videoconferencia, a más de un centenar de militantes para dialogar sobre la próxima Asamblea General de la HOAC prevista para agosto de 2021.

La reunión del Pleno General de Representantes (PGR), máximo órgano decisorio entre asambleas generales, estaba previsto para el pasado mes de julio en Ávila. Debido a la situación sanitaria provocada por la COVID-19, la Comisión Permanente de la HOAC lo aplazó al próximo fin de semana del 19 y 20 de septiembre, modificando además el formato presencial, para realizarlo extraordinariamente por videoconferencia.

Hacia la XIV asamblea 

Este pleno reúne a 104 personas, entre presidentes y militantes, en representación de las distintas diócesis del país, junto con la comisión permanente. Entre los puntos del orden del día, destacan los relacionados con el proceso de preparación y celebración de la XIV Asamblea General de la HOAC, máximo órgano de diálogo, valoración, concreción y decisión de los objetivos y directrices del movimiento. Sus acuerdos son vinculantes para toda su militancia. En la reunión se debatirá sobre la propuesta de orientación, contenidos y objetivos de la asamblea, un diálogo que viene precedido de la participación de toda la militancia de este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos en las distintas asambleas diocesanas realizadas. 

La propuesta, de ser aprobada, marca el inicio de los diálogos y el calendario de este importante momento de discernimiento, de Gracia y de bendición de toda su militancia. Un recorrido esencial para la Iglesia y para la misión que la HOAC tiene encomendada como movimiento de Acción Católica especializada en el mundo obrero y del trabajo, que concluirá con la celebración de la XIV Asamblea General, prevista del 13 al 16 de agosto de 2021 en Segovia, coincidiendo con el 75 aniversario de la fundación de la HOAC.

El PGR también abordará el presupuesto de la asamblea general que es financiada, en comunión de bienes, por toda la militancia.

Córdoba | La HOAC convoca una concentración por la muerte de tres trabajadores

Convocatorias

Córdoba | La HOAC convoca una concentración por la muerte de tres trabajadores

17 septiembre 2020

La concentración se realizará el viernes, 18 de septiembre, a las 20:30 h en el Bulevar del Gran Capitán (Junto a la Parroquia de San Nicolás). Convocado por la HOAC de la diócesis de Córdoba para expresar “solidaridad, denuncia y oración por todas las muertes en el trabajo acaecidas en la provincia”:

• El 25 de marzo falleció el médico de 63 años Manuel Barragán, como consecuencia del contagio de la COVID-19 (que, seguramente, ni siquiera constará como siniestro laboral).

• El 24 de agosto murió Daniel González Rivas, un joven de 30 años vecino de Puente Genil, cuando trabajaba en la perforación de un pozo agrícola en el municipio sevillano de Pedrera. Al parecer, el siniestro se pudo deber a una bolsa de gas o de aire contaminado.

• El 9 de septiembre perdía la vida Roland Irías, un trabajador hondureño de 45 años afincado en Cabra, según las primeras informaciones al “caer del tejado de una nave industrial”. Sin embargo, otras fuentes apuntan ahora a un atrapamiento por una máquina.

La siniestralidad laboral sigue matándonos y este movimiento de trabajadores y trabajadoras cristianas, sigue alzando la voz contra esta injusticia.

Los obispos de EEUU, en el Día del Trabajo, denuncian que primen las ganancias sobre la seguridad

Iglesia

Los obispos de EEUU, en el Día del Trabajo, denuncian que primen las ganancias sobre la seguridad

07 septiembre 2020

Ante el Día del Trabajo en EEUU, que se celebra el primer lunes de septiembre, a diferencia de lo que ocurre en otros muchos países, la Iglesia estadounidense ha realizado una declaración en la que destaca que “todos estamos llamados a practicar la solidaridad con los que se encuentran en peligro”.

Este año, ha sido el arzobispo de Oklahoma City y presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), Paul S. Coakley, quien firma el manifiesto.

En este tiempo marcado por la pandemia de la COVID-19, en el que “millones de personas están sin trabajo y se preguntan cómo cubrirán sus gastos” y las personas con trabajos esenciales fuera del hogar están más expuestas al virus, las preguntas que la comunidad católica estadounidense se hace es si “ofreceremos todo lo que esté de nuestra parte al Señor para “hacer nuevas todas las cosas”, citando las reflexiones del papa Francisco, quien insiste en que Dios jamás abandona a su pueblo,”especialmente cuando el dolor se hace más presente”.

Como no puede ser de otra manera, recoge una mención a los acontecimientos que se están viviendo en el país como un agravamiento de las desigualdades e injusticias previas: “Lo que estaba mal antes de la pandemia, ahora se ha acelerado. Lo que pudo haber estado oculto para algunos ahora ha sido revelado. En este contexto, el asesinato de George Floyd fue como  encender un fósforo en una habitación llena de gas”.

En cuanto a la situación de las familias y personas trabajadoras, denuncia que en algunos casos se pone el “énfasis en las ganancias más que en la seguridad”. De ahí que insista en que es “injusto porque el consumismo y el individualismo alimentan las presiones sobre los empleadores y los responsables políticos que conducen a estos resultados”.

Pero también lanza un mensaje de esperanza, en línea con el papa Francisco: “Este es el tiempo favorable del Señor, que nos pide no conformarnos ni contentarnos y menos justificarnos con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo”, para cuestionar “nuestras propias decisiones”: “podríamos preguntarnos cuando compramos productos en tiendas o en línea: ¿sabemos de dónde vienen? ¿Sabemos si las personas que las elaboraron fueron tratadas con dignidad y respeto? (…) Si no es así, ¿qué podemos hacer para remediarlo?”.

También apela al gobierno para que atienda las necesidades de nutrición, vivienda, atención médica, empleos y apoyo económico y los movimientos populares y sindicatos. En concreto expresa que “el Papa Francisco ha hecho del trabajo de los movimientos populares, que la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD por sus siglas en inglés) apoya, un tema clave en su pontificado” y reitera que “los sindicatos y las asociaciones de trabajadores también tienen un papel central que desempeñar”.

El presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano Conferencia de Obispos Católicos aprovecha para destacar que en este tiempo de dificultades, “las organizaciones comunitarias de la CCHD han ampliado rápidamente sus esfuerzos de asistencia” y llama a ofrecer asistencia, ” desde la caridad a todos aquellos que se hayan quedado sin empleo durante este tiempo mediante donaciones a los bancos de alimentos locales y las agencias de Catholic Charities (Cáritas Católicas).

Termina su declaración hacen un llamamiento para que “aprovechemos esta prueba como una oportunidad para preparar el mañana de todos, sin descartar a ninguno”, y pide orar por “la gracia de participar en las obras de Dios para sanar lo que está tan profundamente herido en nuestra sociedad. Dejemos que nuestra respuesta al Salmo en la Misa este Día del Trabajo resuene en hechos y en verdad: “Condúceme, Señor, por tu camino santo” (Sal 5, 9).

Texto completo de la Declaración del Día del Trabajo de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

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