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Querido don Carlos Amigo

Iglesia

Querido don Carlos Amigo

28 abril 2022

Corría el año 1987 cuando empecé a plantearme mi entrada en el Seminario de Sevilla, y tenía que abordar qué podía pasar con mi trabajo, necesario para el sostén de mi familia –mi madre y mis hermanos– y había elaborado toda una batería de argumentos para convencer a don Carlos Amigo, arzobispo, por entonces, de Sevilla, de que me permitiera seguir trabajando y hacer los estudios y la formación del Seminario en un régimen especial, nada habitual en aquel tiempo.

El día de mi entrevista con él, que ya sabía que iba a plantearle mi entrada en el Seminario, tras el saludo, y antes de que yo empezara a decir nada me dijo: “Así que quieres entrar en el Seminario; muy bien. ¿Pero no habrás pensado en dejar de trabajar?, ¿no?” Aquello desmontó todos mis argumentos, mis temores, y prevenciones, y nos hizo entrar en una relación cercana, cariñosa, amistosa, que ha durado más de treinta y cinco años.

Don Carlos fue mi obispo antes de entrar en el Seminario, cuando yo participaba de los movimientos de Acción Católica, el Junior y el Movimiento Juvenil, y en este tuvimos que afrontar juntos algunas situaciones difíciles. Fue mi obispo cuando me admitió al Seminario, y a lo largo del proceso de formación, y consideró que debía ordenarme cuando llegó el momento. Me asignó mis primeros destinos y responsabilidades en la diócesis, y compartimos tareas en diversas responsabilidades que me encomendó. Fue él quien enterró a mi madre, con quien trabó amistad, y bautizó a mi ahijada. Fue él quien me permitió servir a la Pastoral Obrera junto a Antonio Algora, durante varios años. Fue él con quien di gracias a Dios por el vigesimoquinto aniversario de mi ordenación. Fue él con quien discutía –siempre con humor– de fútbol, llegado el caso.

Pero, sobre todo, fue él, el obispo que dio alas y horizonte a la Pastoral Obrera en la diócesis de Sevilla, cuando en muchas todavía era algo insospechado. Su amplio magisterio social en relación con el trabajo humano y la pastoral obrera requeriría ser estudiado con detenimiento en tiempos venideros. Cuando en otras diócesis ni se soñaba con ello, don Carlos apostó por una pastoral obrera de toda la Iglesia que hoy sigue viviendo de aquellas semillas, y acompañó a la HOAC diocesana, con corazón de pastor.

Pero, sobre todo, fue él quien manifestó –aun en las discrepancias que pudimos tener– una ternura continua que restablecía siempre la relación fraterna más allá de las diferencias. Don Carlos tenía la virtud de escuchar.

Hoy, la noticia inesperada de su fallecimiento, nos invita a encomendarlo al Padre de las misericordias, y a dar gracias a Dios que suscita, cada cierto tiempo, pastores según su corazón. Pastores de los que la Iglesia sigue necesitando, porque saben acompañar el camino de su pueblo.

Querido don Carlos, como tantas veces le dije, hoy le repito: gracias, por tanto. ¡Y hasta mañana en el altar!

 

Donde había muerte, ahora hay vida

Iglesia

Donde había muerte, ahora hay vida

17 abril 2022

El papa Francisco concluía, el año pasado, el Mensaje Urbi et Orbi de Pascua, diciendo: «En medio de las numerosas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que somos curados por las llagas de Cristo (1 P 2, 24). A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos».

En estos meses hemos experimentado sufrimiento, muerte, dolor y luto. Hemos «perdido» hermanos y hermanas que han pasado a la Casa del Padre. El dolor es quizá lo más humano que hay. En este tiempo de Pascua sentimos que, a la luz del Señor Resucitado, ese dolor, el sufrimiento que nos causa, resulta transfigurado y que donde había muerte ahora hay vida.

A la luz de la Resurrección llegamos a entender la dinámica del amor, trascendemos la existencia, alcanzamos el horizonte de la vida eterna. Del mismo modo que, por haber hecho de su vida una siembra de amor, por haber abrazado la Cruz, nuestras hermanas y hermanos fallecidos, han alcanzado la vida eterna. Por eso los recordamos entre el dolor y la esperanza, entre nuestro dolor humano y la luz del Señor resucitado.

Julio Arguedas, consiliario de la diócesis de León, hoacista de la primera hora, falleció el 27 octubre con 94 años. Lucía, madre de José Luis Lastra, consiliario de Burgos, pasaba a brazos del Padre, con 78 años, el 7 noviembre. En la misma fecha lo hacía Antonia, madre de Reyes Cordón, militante de Málaga, a la edad de 86 años.

El 9 de noviembre, pasaba a la misericordia plena Sebastián González Barroso, antiguo militante de la HOAC de Cádiz, cumplidos los 84 años. El 13 de noviembre, sintiendo que lo hacía pronto, culminaba su peregrinar Eloy, padre de Bernar Domínguez, militante de Madrid. E igualmente pronto, el 23 de noviembre, José Daniel Simeón Riera, marido de Yoli, militante de Valencia, fallecía víctima de un cáncer, con 61 años.

A los 92 años, el 20 de noviembre nos dejaba Ángeles Escartín, madre de Marga, militante de Huesca. Y el 27 de noviembre María, madre de Luis Villavieja, militante de Sevilla, tras una larga enfermedad. El 7 de diciembre, lo hacía en Valencia Esperanza, suegra de Toni Martínez Santamaría, militante de Sevilla también. Y ese mismo día, Juan Ríos, padre de Pepi, militante de Málaga.

Eulalia Gómez, militante de Murcia, pasaba a la vida plena el 21 de diciembre, a la edad de 88 años. Andrés, sobrino de Marichi Fedriani, militante de Sevilla, fallecía repentinamente, con solo 40 años, el 23 de diciembre.

Amparo, madre de Paco Porcar, militante de Segorbe-Castellón, terminaba su vida, rodeada de los suyos, el 2 de enero, y nos dejaba el 21 de enero Nieves, militante de Madrid a quien todos echamos de menos.

Ramiro Vega, militante de Barcelona-Sant Feliú, fallecía víctima del cáncer, el 23 de febrero, y en la misma fecha Felipe Fernández Alía, antiguo consiliario de Ávila, con 87 años.

El 4 de marzo fallecía Pepe Domínguez, que fue consiliario general entre 1974 y 1978, y cuya contribución a la reconstrucción de la HOAC y su acompañamiento a los militantes en los años de la dictadura y la transición democrática han sido muy importantes para el mantenimiento de una identidad cristiana fiel al mundo obrero y a la Iglesia. El mismo día fallecía Mari Carmen Muñoz, militante de la diócesis de Plasencia.

El 10 de marzo, a los 85 años de edad, Pepe Suárez, impulsor de la HOAC en Tenerife y Canarias, pasaba a los brazos del padre.

Que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz.

María, madre de los pobres, ruega por nosotros.

En memoria de Ramiro Vega

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

En memoria de Ramiro Vega

28 febrero 2022

Ramiro Vega Pérez, integrante de la HOAC (Germanor Obrera d’Acció Catòlica, GOAC, en catalán) de Barcelona, falleció el pasado 23 de febrero, dejando una huella imborrable en quienes le conocieron y compartieron con él las muchas causas a las que se entregó.

Por su velatorio ha pasado un río de personas que pacientemente hicieron cola para dar su sentido pésame a su mujer Manoli y resto de la familia y expresar, abrazo tras otro, con paciencia, su afecto y cercanía

La capilla del tanatorio de Sant Boi de Llobregat se llenó a rebasar durante la ceremonia en su recuerdo, presidida por el consiliario de la HOAC, Ramiro Pampols Colomines sj, junto con el vicario episcopal Josep M. Domingo Ferrerons, el religioso palotino y hermano de Ramiro, Manolo Vega Pérez y el diácono Juanjo Castaño Santos.

Toda la celebración fue como una trenza tejida con el canto a la vida, el reconocimiento al ejemplo de fe comprometida de Ramiro y el grito a favor del “no a las guerras”. En ella tomaron la palara en nombre de la familia, su hijo Ramiro Vega Prada y Jose Prada Vega, como hermano de su esposa.

Además, intervinieron Xavier Padros i Cortasa, de la Fundación Marianao,  Mari Carmen Fernández Nerín, de la Plataforma de personas Afectadas por las Hipotecas (PAH), Àlex Fernández Nerín y Santi Chalmeta, de la Comunidad Cristiana Popular de Sant Boi y Susana Ortega Romeo de la HOAC.

Todas las intervenciones coincidieron en destacar la fe profunda de Ramiro, su entrega, su mística cotidiana y su manera de vivir desde el Amor, siempre, a cada persona concreta, ese Amor que vence a la muerte y la injusticia.

El ruego durante la Eucaristía por el reposo eterno del entrañable y buen amigo:

“Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las escuelas….”, como reza nuestra oración, desde esos lugares de trabajo donde ahora nos encontramos, nos unimos a vosotros y vosotras en comunión para agradecer a Dios Padre y Madre la vida y el testimonio de nuestro hermano Ramiro. Una militancia férrea envuelta en ternura. Descansa en la Paz y en el Amor que siempre supiste transmitir, querido Ramiro”.

Desde la PAH de Sant Boi quisieron también comunicar a sus compañeros del resto de Cataluña la muerte de Ramiro:

“Desde la creación de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Sant Boi, hace casi 11 años, hemos podido compartir muchos momentos y también muchas luchas con Ramiro.

En nuestra asamblea del pasado miércoles, te hemos hecho presente recordando tus detalles personales, la paz y la calma que eras capaz de transmitir en situaciones angustiosas.

La huella de tu bondad quedará siempre entre nosotras.

Queremos agradecerte, Ramiro, tu acogida y solidaridad con las familias en situación de indefensión y vulnerabilidad que llegan a la PAH.

Tu perseverancia en la lucha.

Las horas de presencia y dedicación para conseguir el SÍ SE PUEDE que tanto nos gusta celebrar.

Estamos tristes porque ya no estás físicamente con nosotras, pero sabemos que tu testimonio será la fuerza que nos ayude a seguir comprometidos en la lucha por el derecho a la vivienda con la impronta que tú nos has transmitido.

Muchas gracias, Ramiro”

Mensaje del obispo auxiliar de Barcelona Sergi Gordo Rodríguez:

“Lo encomiendo bien de corazón a la misericordia del Señor.

¡Cantando el Virolai a la Virgen de Montserrat le decimos: “guiadnos hacia el cielo”!

El obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo de la CEE, Abilio Martínez:

“Lo encomiendo al Padre. Un abrazo para toda la familia”.

El Consejo Asesor de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española:

“Lo echaremos mucho de menos. Siento muchísimo la noticia. Lo tendremos presente en estos días en nuestras oraciones. Ahora le toca descansar. Lo recordaremos siempre como testimonio de entrega y militancia. Un abrazo”

La presidente de la HOAC, Maruja Megina:

“Un abrazo a la familia y para vosotros y vosotras que habéis estado muy cercanos a él. El Padre lo habrá acogido ya en sus brazos”.

La presidenta de la JOC, Esther Barba:

“Alabo al Padre por haber coincidido en la vida con Ramiro, por su fe y testimonio creyente y porque creemos en la Resurrección. Muy unidos. Para su mujer e hijos, un abrazo grande”.

El presidente de la ACO, Santi Boza Rocho:

“Ayer supe de la triste noticia de la muerte de Ramiro Vega. Le envío un abrazo muy fuerte en el recuerdo de su memoria. Compartí con él reuniones en la SIPOC y encuentros de PO y lo recordaré como una persona excelente, muy cercana y con una mirada muy atenta al mundo obrero. Descanse en paz”.

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Testigo de la fe: Jesús Martín Mendieta

Iglesia

Testigo de la fe: Jesús Martín Mendieta

10 enero 2022

Jesús Martín Mendieta, sacerdote, consiliario de la HOAC, “servidor de Cristo Jesús, apóstol por llamamiento divino, escogido para anunciar la Buena Noticia de Dios a los pobres” (Rm 1, 1) nació el 21 de febrero de 1923 en La Arboleda, una aldea de la zona minera de Bizkaia, en el Valle del Trápaga. Vivió su infancia en el País Vasco, “pudo ser un bandido”, decía él, pero se dejó tocar por el Dios de la vida: “Sí, a mí, que iba para delincuente, que mis padres no sabían qué hacer conmigo, que estaba rodeado de mineros, la mayoría ateos, Dios me hizo sacerdote y me ofreció la HOAC, para desarrollar mi vocación”.

Sus padres fueron referentes en su vida constantemente: “Mi padre siempre fue un hombre honrado, y mi madre rezó mucho por mí, para que no tomara un camino equivocado”.

Fue militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) desde el año de su fundación, en 1946. Se ordenó en el Santuario de Begoña en 1954 cuando tenía 31 años y tuvo varios destinos en Bizkaia. Sus primeros destinos pastorales los desarrolló en zonas obreras de su diócesis. Durante los primeros dos años de sacerdocio estuvo destinado en la zona minera y, después de allí, le nombraron capellán del barrio de la papelera de Aranguren. Estuvo cuatro años viviendo en un barrio de chabolas en el monte Banderas, de Bilbao.

Se incorpora a la HOAC –Hermandad Obrera de Acción Católica– y apasionado por el “Divino obrero de Nazaret”, como él llama siempre a Jesús, lo da a conocer a las gentes de sus parroquias. El año 1962 se traslada al barrio de Otxarkoaga acompañando a muchos de aquellos chabolistas que estuvieron con él. Descubrió la gracia de estar con los últimos y, por eso, todos los años de su sacerdocio los ha dedicado a transmitir la Buena Noticia del Evangelio al mundo obrero empobrecido, en Sevilla, en Ferrol, en Badajoz, con el fin de expandir la HOAC, y en Bilbao, a donde ya mayor regresa en 2010, y donde el 12 de agosto de 2016, murió, a la edad de 93 años.

Destaca de él su dedicación a los pobres y al mundo obrero: “Se encontró con un Dios encarnado en las personas más necesitadas y se entregó por completo a esta causa”. “Su entrega al mundo obrero fue total”, relata José Luis, consiliario de Bilbao, quien ha compartido muchas vivencias con Jesús. “Siempre lo hacía con el beneplácito del Obispo –relata Kerman, otro consiliario–. Se instalaba como cura parroquial y desde ahí promovía el movimiento obrero cristiano en el entorno”.

Jesús es uno más del barrio, cuenta Felipe, consiliario de Plasencia: “A pesar de sus 80 años, coge el bus urbano, conoce a la gente, sabe sus nombres, se ha hecho uno de ellos. Continuamente va cargado con la edición del ¡Tú!, publicación de la HOAC, para distribuirla y que en alguna ocasión él mismo lee a los que no saben leer.”

“Suelo ir a una peluquería del barrio en el que vivo y Paco, el barbero, siempre habla de lo que sabe que le interesa al cliente. A mí me habla del barrio, de la parroquia, de los sacerdotes… Un día me comentaba el homenaje que el barrio había organizado a un sacerdote que se había significado en su labor social y que había muerto… Yo le comenté que ese año cumplía 50 años de sacerdocio, pero él me dijo que a mí no me harían nunca un homenaje porque yo era uno más del barrio. Me callé. Muchas veces me sirve de oración en mi vida sacerdotal esta frase”.

Pobre entre los pobres, los últimos años de su ministerio, en Badajoz, en el barrio de la UVA, cuenta cómo casi todas las semanas tiene que ir al mercadillo que se instala en el barrio a comprar, de nuevo, las persianas de las ventanas que le han robado. Hasta que un día, al joven que le vuelve a vender cada semana las persianas, le dice: “Mira, soy sacerdote, y no gano mucho. No tengo dinero para venir todas las semanas a comprarte las mismas persianas que me robas una y otra vez, así que esta vez será la última”. No volvieron a robarle nunca más las persianas.

En la trayectoria vital de Jesús Martín hubo dos elementos de apasionamiento que explican toda su vida: uno, el descubrimiento de Jesús de Nazaret, el divino Obrero, con quien se encuentra de una forma tan intensa que cambia radicalmente su vida de una vez para siempre. Jesús Martín será un enamorado de Jesucristo. Su vida y su ministerio, su abandono confiado en las manos del Padre, su dejarse guiar confiadamente por el Espíritu, solo se explica desde la experiencia radical de saberse y sentirse amado incondicionalmente por Dios.

Desde esa conciencia, se descubre entre los empobrecidos del mundo obrero -su otra pasión- enviado a anunciar esa Buena Noticia de la preferencia de Dios por los últimos. Él ha descubierto a Cristo en ellos, en el mundo obrero envilecido y explotado de la zona minera de Bizkaia, en los barrios periféricos de Sevilla y Badajoz, en las periferias de Ferrol, en las luchas y esperanzas de los trabajadores y sus familias.

Y ambas pasiones son vividas filialmente en la Iglesia. Jesús soñaba con una Iglesia “pobre y de los pobres” en expresión, ahora, del papa Francisco, y construía esa Iglesia con paciencia y esperanza.

Esas pasiones le empujaron a Sevilla en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado -como después le empujaron a Ferrol, y más tarde a Badajoz-, tras la crisis de la Acción Católica para reconstruir la HOAC. La semilla que sembró fructificó en la vida de hombres y mujeres que siguen hoy viviendo una vida creyente y militante que Jesús les mostró. Jesús fue animador y acompañante de militantes cristianos, fue creador y servidor de la comunión y de la entrega.

Los conoce a todos, nos cuenta Pepe: Se sabe el nombre de los que conducen autobuses, de las mujeres que salen a diario a realizar limpieza en el centro de la ciudad, te dice el nombre y el número de todos los que están en la cárcel y que son de su parroquia, la cantidad de analfabetos, de parados…; a los niños, que él mismo ha bautizado, les da caramelos. Ha celebrado la vida, la muerte y los sufrimientos de todos ellos y ha deseado transmitir la fe y la esperanza, les ha entregado la Palabra de vida en las catequesis y grupos de vida y les ha perdonado en nombre del Padre.

Su propia experiencia sacramental es un testimonio para muchos de los sacerdotes más jóvenes que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir vida y ministerio con él. Un año -nos dice Fernando, consiliario- le invitamos a dirigir un retiro para los militantes de la diócesis, y comentamos con él la decadencia en la práctica del sacramento de la reconciliación que veíamos entre los militantes y que habíamos previsto celebrar el sacramento en el transcurso del retiro. La sesión de la tarde comenzó con una intervención suya en la que ponía esto de manifiesto, y en la que nos narró su propia experiencia de saberse pecador y la necesidad que tiene constantemente de la misericordia de Dios en su vida: “En mi parroquia había una mujer mayor que venía todos los días a misa y un día cayó enferma. Me avisaban los vecinos: -Don Jesús, Fulanita está enferma en casa”. -A ver si voy a verla, decía. -Don Jesús, Fulanita ha empeorado y la llevan al hospital. -A ver si voy a verla. -Don Jesús, está muy mal y quiere que la confiese y le dé la unción. -A ver si voy a verla. -Don Jesús, Fulanita ha muerto. Y yo no había tenido un momento para ir a ver a aquella mujer que me necesitaba, que esperaba de mí la misericordia de Dios, que requería que me hiciera portador de consuelo. No tuve un momento para ella. No reconocí a Cristo en ella, que me llamaba. Mis cosas fueron más importantes.”

Jesús narraba este hecho, después de tantos años, casi con lágrimas en los ojos, y expresaba la intensa necesidad de sentirse perdonado, de pedir perdón y de recibirlo que experimentó. Y cómo el sacramento de la reconciliación, en la conciencia de su debilidad, le ayudó a sentir que Dios mismo lo alzaba y le daba una nueva oportunidad; otra más. Todos quedamos en silencio. Y dijo: “Bueno, pero no os aburro con mis cosas, vamos a celebrar el sacramento”

No hubo un solo asistente que no se confesara aquel día. Varias veces hubo que avisar a la cocina de la casa donde estábamos para que retrasaran la cena, porque a pesar de los sacerdotes que estábamos presentes, no dábamos abasto.

En el verano de 2010, Jesús había dado un bajón significativo, física e intelectualmente. La edad y el desgaste de los años de entrega empiezan a pasarle factura. Asiste como cada año a los cursos de verano de la HOAC y, aunque empieza a llegar tarde a las reuniones y en alguna se queda dormido, sigue planteándole a la Comisión Permanente que está dispuesto a trasladarse a donde haga más falta para extender la HOAC. Ese año su obispo lo ha destituido de malas maneras como delegado diocesano de pastoral obrera, y ha vivido con indignación contenida, con incomprensión, pero con absoluta obediencia, la decisión. Ahora que no le queda horizonte allí, decide que es hora de ponerse de nuevo a disposición de la HOAC, para que le envíe a donde necesite.

Algunos compañeros somos conscientes de que Jesús, con 87 años ya, lo que debe hacer es echar el freno y descansar; le decimos que ha llegado la hora de dejarse cuidar. Intentamos convencerle de ello, sin resultado. Hemos organizado una estrategia desde diversos frentes para convencerlo, pero sigue negándose a retirarse.

La última mañana del curso, cuando ya, días antes, hemos abandonado nuestra esperanza de convencerle de que regrese a descansar a Bilbao, se acerca en el desayuno a alguno de nosotros y nos dice que ha rezado y pensando que quizá es Dios quien le está pidiendo que pare, por medio de nosotros, y que sería poco humilde no hacerlo, así que dice que está dispuesto a hacer lo que la Comisión Permanente de la HOAC le pida, como siempre ha hecho: “Si me lo pide la Comisión Permanente, debe ser cosa de Dios”. Al final, como en todo a lo largo de su vida, le puede la docilidad creyente y confiada en esa voluntad de Dios que discierne con paso orante en los recovecos de la vida humana. Un mes más tarde, Jesús llega a su última residencia, en Bilbao, donde permanece hasta su fallecimiento.

En una de las últimas visitas que le hicimos nos insistía que contásemos a todos que era feliz, muy feliz. Era su manera de agradecer el cuidado y el cariño. Era su manera de vivir la esperanza.

Jesús ha vivido toda su vida sacerdotal, todo su ministerio al servicio de la comunidad. Ha sido un servidor, a los pies de hombres y mujeres con quienes ha compartido sus vidas, reconociendo en los empobrecidos del mundo obrero el rostro de Cristo. Ha sido último con los últimos, siempre en las periferias de la existencia. Ha sabido propiciar y acompañar el protagonismo de los laicos en una Iglesia de bautizados, cuidando su formación y su espiritualidad, animando su compromiso, compartiendo sus penas y sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas. Ha vivido su ministerio sacerdotal en clave de encarnación y servicio. Y fue maestro de sacerdotes. Muchos consiliarios de los movimientos especializados de Acción Católica han aprendido de él la manera de vivir su ministerio sacerdotal en el encuentro cotidiano con Cristo para vivir al servicio de los pobres en el empeño de construir con ellos una comunión de vida, de bienes y acción que son manifestaciones del Amor, del Mandamiento Nuevo.

Jesús Martín ha sido testigo de la Fe, testigo de la Vida plena y abundante que Dios nos regala y nos invita a construir y a cuidar. ¡Hasta mañana en el altar, Jesús!

Publicado en la revista Corintios XIII

Presentación en Bilbao del libro “Entre el Tabor y el Calvario”

Iglesia

Presentación en Bilbao del libro “Entre el Tabor y el Calvario”

15 octubre 2021

El libro “Entre el Tabor y el Calvario” ha sido presentado en la diócesis de Bilbao con la presencia de su autor, Jesús Martínez Gordo, ante una audiencia interesada en profundizar en la espiritualidad cristiana.

Sin embargo, Martínez Gordo prefiere calificar la “espiritualidad con carne” como “jesucristiana”. Su obra dialoga con otras nuevas espiritualidades, algunas incluso ateas, recogiendo la diversidad y pluralidad del aspecto trascendente de la existencia humana.

El propio autor propuso como lugar para abrir un diálogo sobre su libro la sede del partido para Ezkerra-Berdeak, como gesto de salida a las periferias y renuncia a la comodidad del diálogo entre personas con parecidas sensibilidades.

Personas del mundo obrero, de la sociedad y de la Iglesia, incluidos los obispos, Joseba Segura y Juan Mará Uriarte, que firma el prólogo del libro, formaron un auditorio plural y diverso.

La presidenta de la HOAC de  Bizkaia, Mari Mar González abrió el acto explicando el encargo de Ediciones HOAC a Martínez Gordo para publicar una obra sobre espiritualidad que viniera a recoger las últimas corrientes teológicas, pero también a plantear sus propios puntos de vista, fundados en una larga carrera docente y de servicio a la Iglesia.

Aprovechó González para enmarcar el acto en la celebración de los 75 años de trayectoria de la HOAC, que se cumplen ahora, respondiendo así a la necesidad de ser “memoriosos”, que ha planteado el papa Francisco, de recordar (volver a pasar por el corazón) las maravillas que Dios va haciendo en nuestra vida y proclamarlas para poder seguir anunciando su ternura y su misericordia”.

Precisamente, la espiritualidad “encarnada”, reformulada ahora por Martínez Gordo, como “espiritualidad con carne” íntimamente ligada a la existencia humana, sus alegrías y sus penas, sus luces y sus sombras, ha inspirado a tantos y tantas militantes obreros que en sus diferentes compromisos se han sentido animados por su fe.

En la presentación, la teóloga Nely Vasquez situó el contenido de este nuevo libro de Jesús Martínez Gordo dentro del conjunto de amplia producción bibliográfica, señalando los puntos abiertos para el diálogo y la reflexión en un contexto de nuevas espiritualidades.

Para Martínez Gordo, el imaginario de un Dios en las alturas que no tiene que ver con la vida diaria del hombre no se corresponde con la idea de Dios en el cristianismo, que está presente en la historia humana. La espiritualidad acompaña y está presente en la vida de las personas, que buscan sentido a su existencia, interpretan los acontecimientos que marcan su desarrollo y sienten un anhelo de trascendencia más o menos consciente a lo largo de las diversas etapas de su trayectoria.

Por eso, hay que hablar de la espiritualidad con carne, partiendo de la idea de que “no se puede hablar y experimentar a Dios de manera directa, sino que está siempre condicionada y mediada”.

Por ejemplo, citó a los místicos, “sus noches del alma están mediadas y condicionadas por su propia subjetividad y por la formación cultural del tiempo en el que viven”.

La novedad de Martínez Gordo está en su referencia a tres montes, tres cumbres de la espiritualidad cristiana y la importancia de la conjunción que une las cumbres. Así, el Tabor y el Calvario y el monte de las Bienaventuranzas forman un itinerario interrelacionado por el que ha de discurrir en todo momento la experiencia del Dios anunciado por Jesucristo.

Es válida la opción de quienes concentran su experiencia en una u otra de estas cimas cristianas, que representan las heridas y las cruces de este mundo, por un lado; el consuelo y la anticipación de la vida eterna, por otro: y, finalmente, la proclamación de un orden nuevo, más humano, de relación entre los hijos e hijas de Dios. Pero la vivencia integral de la espiritualidad cristiana supone atender armónicamente estas tres dimensiones, por lo que han de estar vinculadas constantemente.

También defendió que la propia idea de Dios, precisamente por su vinculación con la experiencia de cada época, evoluciona y cambia. “De Dios hay muchos imaginarios, el de hace 15 o 20 años puede valor o puede no valer”, explico. “Hay que estar constantemente renegociando entre ese imaginario y nuestra propia experiencia, reformulando la idea de Dios”, defendió.

Así, descendiendo en lo concreto, detalló que “hay mucha gente que se dice no creyente, que no cree en Dios, en el Dios de su primera y última comunión” y confesó que el 99% de los cristianos tampoco creemos en ese Dios”.

Ante las nuevas espiritualidades que tienen el riesgo de fomentar una espiritualidad descarnada, en la que Dios se forma como proyección de los deseos y carencias de las personas, en ocasiones, Martínez Gordo apuesta por el Tabor, el Calvario y las Bienaventuranzas.

Astorga | Emotiva celebración del 75 aniversario de la HOAC

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Astorga | Emotiva celebración del 75 aniversario de la HOAC

20 septiembre 2021

El sábado 18 de septiembre ha tenido lugar en la parroquia de san Antonio de Ponferrada la celebración del 75 Aniversario de la fundación de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Precisamente fue Don Francisco Beltrán, antiguo párroco de esta Iglesia, uno de los principales promotores de la HOAC en nuestra diócesis.

Entre los iconos que ambientaban el templo estaban los retratos de dos personas a las que tanto debe dicha hermandad: Guillermo Rovirosa, del que hizo una interesante semblanza Alfonso Gil Montalvo, de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Y Tomás Malagón. A continuación varios miembros de la HOAC dieron emotivos testimonios de sus experiencias

Nuestro obispo, don Jesús, puso la guinda a una jornada de convivencia, presidiendo la Eucaristía de acción de gracias por el camino recorrido y las historias vividas y compartidas. En su homilía nos ofreció una hermosa reflexión sobre la Palabra de Dios proclamada. Existe una sabiduría necia que oprime y destruye, que lleva a la alienación y a la muerte bajo la apariencia de mundanidad como nos recuerda el papa Francisco.

Dios, en cambio, nos propone ser discípulos de la escuela de Jesús que enseña una sabiduría pura, amantes de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia, constante, sincera. Es la sabiduría que conduce a la vida por el camino del servicio y la entrega de la propia vida, desmenuzada en obras de amor, de justicia, de solidaridad. Es la sabiduría que nos ofrece Dios para conducirnos a plenitud desde los últimos puestos, en disponibilidad a la acción del Espíritu y con la mirada puesta en los hermanos, especialmente los que más sufren. Es la sabiduría que la institución eclesial HOAC intenta encarnar en el mundo obrero, llevando el evangelio de Jesús al taller, al comercio, a la asociación, impregnando las relaciones de los valores del Reino.

 

Homilía en la Eucaristía del Pleno General de Representantes de la HOAC

Iglesia

Homilía en la Eucaristía del Pleno General de Representantes de la HOAC

05 julio 2021

Ezequiel 2, 2-5
Salmo 122
2Corintios 12, 7b-10
Marcos 6, 1-6

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Queridas hermanas y hermanos:

El Espíritu entro en mí, me puso en pie, y oí que me decía… Así ha comenzado el texto del profeta Ezequiel que hemos proclamado en la primera lectura. Y esa ha podido ser también la experiencia que hemos vivido en este Pleno general que estamos concluyendo. El Espíritu ha estado presente en nuestro encuentro, porque él mueve nuestra existencia. El Espíritu nos ha puesto en pie, para ser testigos del amor de Dios en medio de la vida del mundo obrero, en la manera que concretamos en el Plan de Trabajo que hemos aprobado para el bienio, y ha sido el Espíritu quien, a través de las reflexiones y diálogos habidos en las asambleas diocesanas, primero, y en este Pleno, ahora, nos ha ido diciendo por dónde caminar.

El Espíritu es quien ha suscitado la respuesta generosa de los candidatos elegidos para las responsabilidades de la Comisión Permanente que renovamos. Es quien acompañará su caminar en los próximos cuatro años para vivir ese testimonio, y para crecer en la experiencia de comunión que supone la Comisión Permanente y que también el Espíritu suscita y sostiene.

El Espíritu es quien ha habitado en estos últimos cuatro años, y no solo en ellos, la vida de Gonzalo, de Teresa y de Berchmans, que terminan su impagable servicio, y de quienes podemos decir también: “hubo profetas en medio de nosotros”. Han sido profetas, en el sentido de anunciar y señalar con sus vidas la presencia de Dios en la HOAC, en la Iglesia, en el mundo obrero; a través del servicio que nos han prestado, y que, aunque hayamos agradecido con gestos y símbolos humanos de cercanía y gratitud, no podemos pagar como merecen. Dios, sí. Ya lo decía Antonio Algora: es Dios quien nos paga, quien os paga. Y lo hace con desmesurada generosidad. Os ha ido pagando día a día estos años, y lo seguirá haciendo.

Es el Espíritu quien nos pone en pie en medio de las plazas y las calles para vivir con ojos abiertos en medio de las condiciones de vida de nuestras hermanas y hermanos del mundo obrero, y anunciar con obras y palabras que Dios ama a cada persona con su ternura entrañable.

Por eso es importante también la actitud vital que el salmo ha puesto en nuestros labios y en nuestro corazón: fijos los ojos en el Señor, esperando su misericordia. Sabiendo que esa misericordia llena la tierra, dejando a Dios que haga su parte, y acogiendo lo que Dios hace, para no creernos petulantemente que todo esto es obra nuestra. Nuestra tarea es sencilla: dejar que Dios nos haga profetas, testigos, hombres y mujeres que viven de su amor para llevar su amor a todos, por el camino de la justicia y la misericordia que nos hace reconocer la dignidad de toda persona. Queremos caminar con los brazos alzados a Dios en oración y ofrenda, y abiertos a los trabajadores en fraterno abrazo que sigue convocando en nombre de Jesús a la comunión.

El profeta Ezequiel hoy nos invita a todos a reconocer esa profecía vital de tantas y tantos militantes que han recorrido el camino antes que nosotros en estos 75 años de historia enamorada. Y nos invita a hacerlo a pesar de nuestra propia rebeldía, porque Dios sigue empeñado en querernos.

También Pablo, en la carta a los Corintios nos invita a esa permanente conversión para que no nos engriamos, para no creernos más de lo que somos. Pero sobre todo nos recuerda algo esencial, fundamental para nuestra fe y nuestra vida: Te basta mi gracia. Esto lo habéis experimentado quienes termináis vuestro servicio en la Comisión Permanente, y os podemos asegurar a quienes os incorporáis a ella que es así. Os basta la Gracia del Señor: la fuerza se realiza en la debilidad. No os hemos elegido porque seáis los mejores para desempeñar las responsabilidades que os encomendamos, aunque lo fueseis. Os elegimos por vuestra debilidad. Por lo que aún no sabéis, por lo que reconocéis que os falta, por lo que estáis dispuestos a aprender, a acoger, a agradecer, en esta etapa nueva de vuestra vida.

Os elegimos porque no venís llenos de todo, y hay espacio para Dios en vuestra vida. Os elegimos porque estáis dispuestos a dejar que la Gracia se una -como decía Rovirosa- a vuestro estiércol[1], y porque necesitamos reconocer en vosotros esa acción de Dios de cuyo amor cotidiano estáis llamados a ser conscientes cada día de vuestra vida, para ser testigos ante nosotros y ante el mundo obrero. Os elegimos porque esa Gracia de Dios que dejáis actuar en vuestra vida seguirá haciendo posible el milagro de la triple comunión en el equipo de la Comisión Permanente para ser transparencia del amor trinitario.

Os basta su Gracia, lo demás ya lo aprenderéis. Lo que necesitéis de más ya lo encontraréis. Os basta su Gracia, y esa ya la tenéis. Por eso no os hemos preguntado si teníais las capacidades y conocimientos necesarios para el desempeño de la responsabilidad, si servíais por vuestras aptitudes, si erais los más preparados. Os hemos preguntado -el Señor os ha preguntado- si queríais, si estabais dispuestos, si os fiabais de su amor. Ni el Señor ni nosotros teníamos que preguntaros más, ni habéis de responder a otra cuestión.

Y, pese a todo, seguiremos enfrentando la incredulidad de nuestro mundo. La incredulidad de que Dios pueda habitar y revelarse en la debilidad, la normalidad, la sencillez de nuestras existencias, de nuestra aportación a la Iglesia, de nuestra construcción de puentes en el mundo obrero. Seguiremos experimentando como Jesús, la incomprensión, el desprecio de un sistema que vuelve la espalda al proyecto de fraternidad del Reino.

Lo mismo le sucedió a Jesús en su pueblo: “pero si le conocemos de siempre, si sabemos su vida y su historia, si no es nadie, no puede ser mejor que yo…”  ¿Quién es este para hablar así de Dios? ¿Quién se ha creído que es? ¿De dónde saca todo eso? El asombro aparente rezuma incomprensión, rechazo, escándalo, desprecio. Dios y sus testigos no pueden ser así.

En el fondo seguimos esperando un Dios –y una Iglesia– prepotente, lejana, distante, que no nos compromete, no nos interroga ni interpela. Que se conforma y nos adormece con nubes de incienso en liturgias incomprensibles que nada tienen que ver con la vida. Preferimos un Dios a la medida de nuestras ilusiones y nuestros mezquinos objetivos.

Si fuéramos así, si la HOAC y nuestra Iglesia fuésemos así, no podríamos ver signo alguno del Reino, no podríamos ser signos del Reino. No habría milagro posible. Porque Dios es distinto, y su novedad constante no se encierra en los estrechos esquemas de nuestros prejuicios. Los paisanos de Jesús creían conocerle, y creían conocer a Dios, y resulta que no es así.

Tenemos que pasar por ese mismo escándalo. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Cómo nos abrimos a su constante novedad en nuestras vidas? Tendremos que escandalizarnos de Jesús, de este Jesús, hijo de María, para poder cambiar nuestras atrofiadas e irreales imágenes de Dios, y ser capaces de abrirnos a la experiencia misma de Jesús: la de un Dios Amor, un Dios Padre y Madre, de misericordia, de ternura, de perdón, de vida, que camina con nosotros.

Un Dios que se coloca en los lugares más insignificantes de la historia humana, que se revela y encarna en lo que, por pequeño, por débil y vulnerable –y por ello más humano– se puede hacer transparencia de Dios y armazón del Reino, y nos permite vivir nuestra humanidad en toda su intensidad. El Dios encarnado en Jesús es el Dios cercano que comprende y acompaña, que ofrece y propone, que espera y perdona, que respeta la libertad con que nos ha creado, que ama sin límite. Es el Dios que se humana en el pobre, al borde los caminos y en las periferias de nuestra historia. Es el Dios que, desde esa historia humana, nos da vida y vida abundante.

El encuentro de cada persona con Jesús se mueve entre el asombro –sin asombro no podemos captar el misterio de Jesús– que nos lleva a preguntarnos, a buscar, a seguir a Jesús, y la acogida de lo cotidiano –solo ahí se nos hace accesible el Dios encarnado– que nos permite aprender en la normalidad de la vida a descubrir, ver, reconocer la presencia de Dios en las personas y los acontecimientos, en lo más normal de nuestra vida.

Damos gracias a Dios por quienes termináis, y gracias a Dios por quienes comenzáis. Y, ya puestos, por quienes continuamos. Y le pedimos al Señor que, por intercesión de Guillermo Rovirosa, y de la multitud de testigos que nos adelantan en el camino, nos siga haciendo Iglesia plantada en medio de la vida obrera, que como María es capaz de reconocer, agradecer y alabar a Dios por lo que sigue haciendo por amor.

1 Este juntar estiércol y tierra con semillas de vida hace que la santidad de Dios florezca entre los hombres; el gran milagro

Jaén | Un proyecto de vida comunitaria para construir puentes y derribar muros

Convocatorias

Jaén | Un proyecto de vida comunitaria para construir puentes y derribar muros

28 mayo 2021

Militantes de la HOAC de Jaén, simpatizantes, amigos y familiares se dieron cita el domingo 23 de mayo en la parroquia de San Juan Bosco para celebrar el día de la HOAC. Un espacio de encuentro, diálogo, reflexión y discernimiento, en el que se ha reflexionado sobre la situación que vivimos en la que tantas cosas se han alterado y en la que se hace necesario mirar alrededor para ver qué ha cambiado y cómo y qué retos e interpelaciones nos plantea esta realidad, para luego descubrir qué acciones hemos de emprender para dar respuesta a las necesidades que la situación del mundo obrero empobrecido, vulnerable y precario demanda.

Se presentó la reflexión hecha pública con motivo del Día de la HOAC 2021 «Tendiendo puentes, derribando muros» animando a mirar con esperanza un mundo roto y anómalo que oculta otras pandemias como la creciente desigualdad que da la espalda a Dios y a los pobres. Una pandemia que siembra miedo en el mercado y en la gente. Una historia sin esperanza para los trabajadores pobres, pobreza unida a la ausencia de trabajo o trabajo precarizado.  Una mirada con esperanza porque se encuentran semillas del reino de Dios cuando se acompaña, se acoge, se ayuda y se cuida a los otros y a la casa común.

Se animó a los asistentes a responder sí al amor de Dios desde la fraternidad, el amor, las bienaventuranzas y las obras de misericordia como camino de humanización y como antídoto contra los muros, viviendo contra corriente frente a la indiferencia y el descarte, consolando, dando esperanza, transformando la vida, no dejando a nadie atrás, viendo el bien, aunque esté oculto o no sepamos descubrirlo, no quedándose inmóviles y desterrando la indiferencia.

Se vio necesario desear un cambio de rumbo, una nueva vida, recuperando la utopía en nuestro pequeño mundo, con nuestros compañeros de trabajo, vecinos, amigos…manifestando nuestra disconformidad con el mundo y poniéndonos en movimiento y en relación con los otros en base a 4 claves del proyecto de vida comunitaria que ofrece la HOAC y que pasan  por acompañar la vida de las personas empobrecidas, viendo a Cristo en el hermano, sabiendo escuchar y mirar desde la amistad, sintiendo compasión e identificándonos con sus vidas  y tendiendo la mano. La segunda clave anima a colaborar al cambio de mentalidad, siendo facilitadores de diálogo y unidad y siendo creadores de espacios y vínculos sociales frente al individualismo. La tercera clave para vivir la comunión anima a colaborar al cambio de las instituciones para que recuperen su finalidad estando al servicio de las personas y del bien común, experimentando caminos nuevos al servicio de los empobrecidos. Con la última clave se animó a construir y dar visibilidad a experiencias alternativas en la forma de vivir personal y socialmente a familias, amigos, vecinas, compañeras de trabajo, organizaciones y parroquias porque es tiempo de esperanza y porque la fraternidad es posible.

Para ilustrar que es posible vivir de otra forma, se ofrecieron testimonios concretos de experiencias vividas por los militantes en las que se hacía práctica la vivencia de esas cuatro claves de comunión con el mundo obrero empobrecido.

En un segundo momento del encuentro, en el marco de la celebración del 75 aniversario de la HOAC, dos antiguos militantes, sacerdotes que han sido consiliarios del movimiento, contaron su experiencia de vida, en la que la HOAC les ha aportado un compromiso para ver la realidad y buscar la forma cristiana de actuar desde los valores de Jesús y la fuerza de la comunidad, recordando como la Iglesia necesita estar en el mundo y cómo la HOAC aporta los valores del evangelio en la realidad de las personas trabajadoras, estando comprometidas en la lucha por una sociedad más justa para todos y todas.

Terminó el encuentro planteando, como acción de gracias, la puesta en marcha en la diócesis de un taller sobre la Fratelli tutti que pueda conducir a realizar gestos de comunión en la realidad que nos rodea.

Plasencia | Semana diocesana “Tendiendo puentes, derribando muros”

Mundo obrero y del trabajo

Plasencia | Semana diocesana “Tendiendo puentes, derribando muros”

21 mayo 2021

La HOAC de la diócesis de Plasencia celebra el 75 aniversario de este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos con la convocatoria de actividades, reflexiones, eucaristías y la difusión de un comunicado.

Programa

Lunes 24 y martes 25, difusión del comunicado.

Jueves 27 a las 20 h, Videoconferencia en zoom para presentar el Cuaderno HOAC: Tendiendo puentes y derribando muro, por Francisco Porcar Rebollar. Licenciado en Historia Contemporánea y Diplomado en Ciencias Religiosas; y conversar en torno a Economía, trabajo y ecología poscovid, con Araceli Caballero García. Periodista y Filóloga. 

Eucaristía

Navalmoral de la Mata: Viernes 28 de mayo a las 20 horas en la parroquia de San Andrés.

Plasencia: Sábado 29 a las 20 horas en la parroquia Santa María de la Esperanza.

Béjar: Domingo, 30 de mayo, 12 horas en la parroquia El Pilar y San José.

Don Benito: Domingo, 30 de mayo, 20:30 horas, en la parroquia de Santiago Apóstol.

Comunicado

La militancia de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de la diócesis de Plasencia, en este año en el que estamos celebrando el 75 Aniversario del nacimiento de nuestro movimiento con el lema: “Tendiendo puentes derribando muros”, ofrecemos esta reflexión en esta semana de la HOAC y, en un año aparentemente anómalo que nos ha descolocado a todos. Un virus, un microbio insignificante, ha puesto patas arriba a todo el mundo. Las economías se han frenado en seco, han caído las bolsas, los postulados basados en que el crecimiento ilimitado lograba el desarrollo de los pueblos han saltado por los aires. Ha cundido el pánico en todo el mundo. La sociedad de consumo no nos ha traído la seguridad ni la felicidad. Ante esta vulnerabilidad, todos nos hemos sentido frágiles y amenazados, aunque, es verdad, no todos de la misma manera.

Ofrecemos, en este momento histórico, una ocasión para profundizar y encontrar pistas sobre cómo vivir la fe en un mundo que ha dado la espalda a Dios. Para nosotros, Jesucristo, que pasó por la vida haciendo el bien, que murió crucificado y resucitó, es el camino a seguir.  Por eso,

ante una sociedad inhumana, como la nuestra, porque se sustenta en un sistema capitalista neoliberal, que ha desplazado del centro de la vida social al ser humano y en su lugar ha puesto al “dios dinero”. Sociedad que “levanta muros” buscando la seguridad de unos, frente a otros, con una economía que lleva al enriquecimiento de unos pocos y a la extensión de la pobreza cada vez mayor y más injusta, nosotros proponemos:

1º.- ACOMPAÑAR LA VIDA DE LAS PERSONAS. El amor se muestra, se comunica y se siente en el encuentro con las personas. El Dios de la vida y del amor, hecho carne en Jesús escuchaba, tocaba, sanaba. Cristo es el otro, el hermano. Y le encuentro no solo en el templo o en el rezo, sino en el camino al trabajo, en mis compañeros, en mi familia, en la asociación de vecinos, en el sindicato. Tender la mano al compañero, al parado, al inmigrante, al desahuciado, para caminar juntos, dialogar por el camino, y construir puentes y derribar muros allí donde se levanten contra la dignidad de cualquier ser humano.

Ante la actual cultura dominante que sostiene el sistema, que tiene como valor supremo el individualismo y como modelo de vida, el consumismo: ganar gastar y gozar, como medio para alcanzar la felicidad, nosotros proponemos:

2º.- COLABORAR AL CAMBIO DE MENTALIDAD. Es decir, ayudar a una nueva manera de entender y comprender en qué consiste nuestra humanidad y cómo se construye. El papa Francisco, en Laudato si’, nos dice: “La humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta conciencia permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida” (202). Por eso nos comprometemos a:

+ A vivir según el Espíritu. Para ello lo primero es ser coherentes, vivir lo que decimos, ayudar a descubrir que el mundo es portador de la gracia de Dios que tenemos que hacer posible que brote en la vida social.

+ Ser sembradores de unidad y diálogo. En un mundo dividido, fragmentado, crispado la vida de comunión no es posible. Tenemos que ser facilitadores de diálogo, de encuentro, de unidad allí donde estemos.

+ Ser creadores de espacios y vínculos sociales. En un mundo donde el individualismo se ha impuesto como valor supremo, tenemos que convocar, encontrarnos con otros, colaborar para que sean protagonistas de su vida, animar a que participen en las organizaciones del pueblo. Necesitamos hombres y mujeres nuevos, que hagan vida la misericordia de Dios, la vida de comunión y la nueva sociedad. El papa Francisco nos recuerda: “No basta con dar un bocadillo si no se acompaña de la posibilidad de aprender a caminar con las propias piernas. La caridad que deja al pobre, así como es no es suficiente. La misericordia verdadera, la que Dios nos da y nos enseña, pide justicia, pide que nadie deba tener ya necesidad de un comedor, de un alojamiento de emergencia, de un servicio de asistencia legal para ver reconocido el propio derecho a vivir y a trabajar, a ser plenamente persona” (Discurso, 10.09.2013).

+ Es tiempo de esperanza porque la fraternidad es posible. Porque somos muchos los testigos del amor de Dios, porque crece la necesidad de cuidar de la creación y del sostenimiento de la vida, porque los países puedan entablar diálogos, llegar a consensos y romper fronteras, porque el trabajo puede ser para la vida, cauce para las relaciones de igualdad desde la diversidad, porque se insiste en que la acción política ponga en el centro al ser humano y al bien común, y porque hemos experimentado que las relaciones fraternas son posibles. Gracias a esos pequeños gestos y acciones es posible que el Plan de Dios se vaya realizando. Hasta que llegue en plenitud continuamos TENDIENDO PUENTES Y DERRIBANDO MUROS.    

 

Cádiz-Ceuta | Convocatorias con motivo del 75 aniversario de la HOAC

Convocatorias

Cádiz-Ceuta | Convocatorias con motivo del 75 aniversario de la HOAC

17 febrero 2021

La HOAC de la diócesis de Cádiz-Ceuta convoca la celebración de la Eucaristía y de un vídeo-coloquio con motivo del 75º aniversario de la HOAC y del  57º y 37 aniversario del fallecimiento de Guillermo Rovirosa y de Tomás Malagón, respectivamente.

La diócesis ha convocado para el miércoles 24 de febrero la celebración de la Eucaristía en la Parroquia de Santa Ana de Cádiz, y en la Parroquia de San Benito Abad de Puerto Real, ambas a las 19h. También está previsto, para el viernes, 26 de febrero, a las 17h, por internet en este enlace, un vídeo-coloquio sobre La HOAC y Rovirosa.

Con estos actos la HOAC diocesana quiere dar gracias al Padre por tantos hombres y mujeres que han ofrecido su vida llevando el Evangelio al mundo obrero y del trabajo, y a la vez trayendo a la Iglesia las alegrías y las penas, las miserias y las grandezas de los hombres y mujeres del mundo obrero y del trabajo.

El papa Francisco insiste en la necesidad de ser “memoriosos”, y recordar las maravillas que Dios va haciendo en nuestra vida, para poder proclamarlas, para poder seguir anunciando su ternura y su misericordia. Celebrar es una dimensión constitutiva de la Fe.

En la diócesis de Cádiz y Ceuta queremos celebrar con gozo estos 75 años de fidelidad de la Iglesia al mundo obrero, y recordar, a su vez la figura de Guillermo Rovirosa, primer militante, promotor de la HOAC y actualmente en proceso de beatificación; y de Tomás Malagón, sacerdote de la Iglesia al servicio de todos, que llevó en lo más hondo de su corazón un gran amor a la HOAC.

Sus palabras, escritos y testimonio siguen hoy inspirando y guiando la vida y el compromiso de los militantes de la HOAC en medio de los trabajadores y trabajadoras, cuyos derechos siguen siendo vulnerados y su dignidad como tales no siempre reconocida.  La Evangelización en el mundo del trabajo sigue siendo hoy tan necesaria como entonces.

 

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