Resultados de la búsqueda la alegría del evangelio

Guadalajara: “Dignidad y Esperanza para el Mundo del Trabajo”

Convocatorias, Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Guadalajara: “Dignidad y Esperanza para el Mundo del Trabajo”

25 febrero 2015

El 28 debrero de 2015, a las 10,30 dará comienzo la jornada de Pastoral Obrera de la diócesis de Guadalajara en los Salones de la Parroquia de San Antonio de Padua, bajo el lema ““Dignidad y Esperanza para el Mundo del Trabajo”. Está prevista la asistencia del obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, y del director del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española, Fernando-Carlos Díaz Abajo.

El Departamento de Pastoral Obrera de la Delegación de Apostolado Seglar continua su labor transmitiendo la idea de que la alegría del Evangelio también tiene que llegar al mundo del trabajo. Un mundo del trabajo cada vez más fragmentado y precario donde la dignidad del ser humano muchas veces está herida. Esta es la realidad que estamos llamados a evangelizar. Recientemente los Obispos de la Comisión de Apostolado Seglar, con motivo del XX aniversario del documento “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”, escribían un mensaje donde animaban a “sentirse de nuevo enviados a seguir anunciando con palabras y obras, el Evangelio y la salvación de Nuestro Señor Jesucristo, en la realidad esencial del trabajo humano”.

También “invitaban a acoger la pastoral obrera no solo como la actividad propia de especialistas, de quienes de manera expresa eran enviados a evangelizar esa realidad, sino como eje transversal que pudiera estar presente en las distintas actividades pastorales de la Iglesia que quiere acompañar el sufrimiento de sus hijos, de todo el hombre, y de todos los hombres”.

José Fernando Almazán, presidente de la HOAC: «El dinero y el beneficio individual no deben estar por encima del derecho a la vida digna»

Iglesia

José Fernando Almazán, presidente de la HOAC: «El dinero y el beneficio individual no deben estar por encima del derecho a la vida digna»

19 diciembre 2014

La HOAC camina hacia la celebración de su XIII Asamblea General, que se celebrará en agosto en Segovia. La reflexión y el diálogo han comenzado ya en los equipos y en las diócesis. José Fernando Almazán Zahonero, laico de la diócesis de Madrid y presidente de este movimiento de Acción Católica conversa sobre los temas a debatir.

 –La próxima asamblea general está convocada con el lema «Construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero. Justicia, trabajo digno y solidaridad», ¿puede explicar por qué?

–Por un lado, el lema identifica y define claramente cuál es nuestro lugar de acción, nuestro campo de evangelización y nuestra permanente voluntad de acercamiento a las personas del mundo obrero y del trabajo, a las que queremos presentar el evangelio de Jesús como propuesta y alternativa de vida. La segunda parte hace referencia a elementos que es imprescindible reivindicar y garantizar hoy, pues en ellos reside buena parte del reconocimiento práctico de la dignidad de las personas en nuestra sociedad. Elementos imprescindibles pero a la vez alejados del centro de los objetivos del sistema económico y social en el que vivimos.

 –¿Con qué recursos, ánimos y apoyos llegará la HOAC a esta cita?

–Cada asamblea general supone una valoración del camino recorrido y una revisión de si lo que nos proponíamos ha servido para ser seguidores más fieles de Jesús y mejores testigos suyos en nuestra vida diaria, en nuestros ambientes, en las instituciones, en la sociedad. Estamos empezando ese proceso de revisión y comenzando a vislumbrar qué nuevos impulsos y compromisos hemos de tomar para seguir en la tarea de presentar y hacer vida concreta, visible y atractiva, que la persona es y debe ser el centro de todo y que nuestra vida y la sociedad han de construirse desde esa premisa básica. Llegamos a la cita con el trabajo hecho, con la vida entregada de muchos miembros de la HOAC y la de muchas personas que nos aprecian y nos quieren, con la ilusión de renovar nuestra esperanza y de saber transmitir la alegría del Evangelio a la gente de nuestro alrededor.

 –¿Qué puede aportar la HOAC y sus militantes a esas periferias de las que habla el papa Francisco?

–Hemos de pedir a Dios que nos dé fuerzas y entendimiento para ofrecer alternativas, desde la comunión de vida, de bienes y de acción. Alternativas que pasen por el descubrimiento de que otras formas de vivir son posibles ya hoy, que es necesario ir cambiando la mentalidad para, a su vez, ir cambiando el estado de cosas que pone siempre el dinero y el beneficio individual por encima del derecho a la vida digna de todas y todos: del derecho al trabajo, del derecho a la vivienda, del derecho a la salud y a la educación, del derecho a poder tener una familia y sacarla adelante dignamente.

Esto pasa por el esfuerzo y la implicación de todas y todos. Y nosotros desde la HOAC estamos llamados a vivir nuestra fe con las gentes del mundo obrero y del trabajo, compartiendo alegrías y dificultades, transmitiendo en la vida diaria que lo mejor que tenemos es esa fe en Cristo, que quiso hacerse hombre y pobre, y que nos hace levantarnos cada día con la esperanza de un futuro mejor y con la voluntad de construirlo.

 –¿Con qué expectativas personales afronta el trabajo preparatorio?

–Mis expectativas y anhelos personales en cuanto al proceso y el resultado están en línea con las del resto de los y las militantes: avanzar personal y comunitariamente en ser instrumentos cada vez más útiles para la evangelización de las personas del mundo obrero y del trabajo. Para ello será necesario revisar lo qué somos y cómo somos, interpretar los signos de los tiempos a la luz del Evangelio y renovar el compromiso de fidelidad a Cristo y al mundo obrero en la grave situación de pobreza, desigualdad y precariedad en que nos encontramos hoy.

 –Cuesta ofrecer y plantear prácticas alternativas acordes con la dignidad de los hijos e hijas de Dios, ¿espera que salgan nuevas concreciones en este sentido de la asamblea?

–Lo necesitamos nosotros y lo necesitan aún más nuestros destinatarios. Hemos de dejarnos la piel en el apoyo y en el alumbramiento, si fuera necesario, de gestos y experiencias de vida que supongan construir relaciones personales, sociales, económicas, culturales… diferentes, basadas en la gratuidad, la solidaridad, la personalización, la socialización. Alternativas que, aunque pequeñas, sean visibles y plausibles, signos de que es posible y necesario vivir de otra manera. La gente de hoy, con razón está cansada de palabras, de que la lleven y la traigan, de que la engañen, de que la exploten, de malvivir. Hemos de ser honestos y creativos. Hemos de vivir lo que creemos.

 –La HOAC se siente parte del movimiento obrero, ¿cómo ve la situación del resto de organizaciones que aspiran a articular el interés común de la clase trabajadora?

–La HOAC es un movimiento de la Iglesia formado por personas que pertenecen a y viven en el mundo obrero y del trabajo, y que participan de manera natural en las mediaciones, de todo tipo, del mundo obrero. Efectivamente, vivimos un momento de fuerte cambio en el que también las organizaciones clásicas del mundo obrero están siendo fuertemente cuestionadas en sus objetivos, en su estructura, en su organización, en sus prácticas, en su capacidad de adaptación para recoger las aspiraciones y necesidades de todas las personas y colectivos, especialmente los más vapuleados.

Al igual que decíamos antes sobre nosotros mismos, todas las organizaciones del mundo obrero están llamadas a ir cambiando para reencontrar su papel y sentido en la nueva y compleja situación que estamos viviendo. A nuestro modo de ver, es imprescindible que las organizaciones vuelvan a hacer una apuesta clara por la reivindicación y lucha por los derechos de las personas más desfavorecidas y por la construcción de una realidad que ponga en el centro la dignidad, no el dinero.

 –En el actual contexto de globalización neoliberal y de la indiferencia, aspirar a humanizar las relaciones sociales, la política, la economía se antoja todo un reto, ¿qué puede aportar la HOAC en estos campos?

–Esperanza, perseverancia, fe. Nos jugamos mucho en esta tarea. Nos jugamos todas las personas nuestro futuro y nuestra dignidad. Es irrenunciable decir no a una globalización que favorece e incrementa de manera sistemática la desigualdad, que imponiendo la lógica de la utilidad mercantilizada genera exclusión por razones de edad, de sexo, de origen, de raza…, que niega la dignidad de la persona y que aborrece la moral. Nuestra fe nos lleva a decir no y a construir y proponer, desde ya, un mundo diferente.

 –El papa Francisco está abriendo una nueva etapa para la Iglesia Universal, ¿qué valoración hace? ¿Y de los relevos en la Iglesia de nuestro país?

–No solo la HOAC sino toda la Iglesia, y también muchísimas personas no creyentes, estamos viviendo esta etapa desde la alegría y desde la esperanza. El papa Francisco está ayudándonos a situar en el centro lo esencial, a ordenar nuestro esquema de valores poniendo en primer lugar las necesidades de los más pobres y animando al conjunto de la Iglesia a salir a las periferias para reencontrase consigo misma y con su misión más genuina: evangelizar, presentar la buena noticia y la alegría del evangelio a todas las personas, y vivir según Cristo vivió y nos enseñó. Y todo lo demás es complementario y, por tanto, posterior. El Papa nos está ayudando a resituar en el centro de nuestra vida y de nuestra acción (de la de todos y todas, no solo la de Cáritas) la caridad, la misericordia, la esperanza, la aproximación vital a los que sufren, a los descartados, la necesidad de cambiarlo todo para que eso sea lo primero y se haga posible. Es una propuesta de gran calado y para la que toda ayuda es poca.

La Iglesia de nuestro país, como la de otros lugares, está llamada a revisar su situación y, esto no es nuevo sino permanente, leer los signos de los tiempos para ver cuál y cómo ha de ser el mejor servicio que puede prestar a las personas y la sociedad para dar cumplimiento a su misión, que no es otra que presentar la propuesta del Evangelio actualizada según la realidad de hoy y vivir según él. La Iglesia ha de ir encontrando caminos para ser cada día más cauce de unidad y de comunión, de testimonio evangélico frente a las injusticias y los abusos, lugar de aliento y motivo de esperanza para los que tan mal lo están pasando. Ha de estar con todos pero ha de redoblar su presencia y su querencia por los más débiles, los preferidos de Dios, y eso ha de verse en todas y cada una de las acciones de la Iglesia, de todos y cada uno de sus miembros. Para la Iglesia española es también este un tiempo de conversión.

 –En este camino, ¿cuál debería ser la contribución de la HOAC

–Somos un movimiento de Acción Católica, un movimiento de la Iglesia para la evangelización de los ambientes del mundo obrero y del trabajo. Nuestra ilusión es trabajar con el conjunto de la Iglesia y, en especial, y por nuestra identidad, con nuestros pastores y con los demás movimientos de Acción Católica en esa tarea. Tenemos claro que hemos de contribuir, en la medida de nuestras fuerzas, a la renovación de nuestra Iglesia, trabajar por su implicación en la sociedad en la denuncia de lo injusto y en el anuncio de la buena noticia. Tenemos mucho camino por delante, muchas ganas de recorrerlo, vocación de comunión y necesidad de acompañamiento y diálogo. Nuestra Asamblea General será un impulso en ese sentido.

 

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Con Jesús siempre nace y renace la alegría

Iglesia

Con Jesús siempre nace y renace la alegría

10 diciembre 2014

La espiritualidad es el alma de la praxis. Por eso la espiritualidad cristiana no es otra que el Espíritu Santo, “alma” de la praxis de Jesús. Vivir respirando el aire/amor del Espíritu de Jesús es vivir verdaderamente la espiritualidad cristiana, vida que se alimenta del Cuerpo y la Sangre, eucaristía, de Jesús, y hace suya, en carne propia, la alegría del Evangelio de los pobres: «vuestro es el Reino de Dios». ¡Bendito sea Dios Padre, que por Jesús y el Espíritu, nos ha hecho sus hijos queridos con voluntad irrevocable! ¡Y bendita sea “María, madre de Dios y de los pobres”!

Esta es nuestra espiritualidad: llegar a ser lo que «ya» somos: ¡Hijos de Dios como Jesús! Y serlo en un lugar muy concreto: hijos de Dios en la infame realidad de los excluidos y marginados, de los olvidados y descartados, entre los empobrecidos y vejados del mundo obrero… Ahora bien, serlo en una realidad así es imposible cuando uno se mantiene al margen del compromiso social y político, verdadero camino de liberación si permanecemos en este lugar al que Cristo se unió para siempre: el último lugar entre los últimos. Este lugar es un lugar de gracia, porque está sostenido por la presencia del Dios trinitario, que se manifiesta allí donde los hombres y mujeres combaten por su dignidad de “hijos de Dios”.

Mantener en el primer plano de nuestras preocupaciones la realidad de los oprimidos de la tierra, transparentar la presencia de Dios en esta historia de dolor y lucha, historia ya cansada de tanta injusticia; combatir la idolatría de este sistema económico “mentiroso y criminal” (cf. Jn)… convertirnos “con un corazón puro” a las exigencias de la justicia divina (cf. Mt)… eso queremos. ¡Bendito sea Dios!

Que el mundo del trabajo está estructurado de tal modo que nos deshumaniza a todos, es fácil de comprobar: basta con que uno quiera vivir según la dignidad esencial que le corresponde simplemente por ser persona.  Desde hace tiempo se está convirtiendo a las personas trabajadoras en “ratas de laboratorio” de este criminal sistema económico. Y en cuanto a los de arriba, a los “vencedores”, este sistema solo les ofrece como disfrute una vida infame e impropia de seres humanos. ¡La abominación de la desolación!

Es verdad: la vida y la muerte de las personas concretas, en especial de quienes se encuentran en los márgenes y fuera del orden económico mundial económico, cultural y político, son pasadas por alto por esta sociedad superficial del espectáculo ñoño,  se vuelven invisibles, desapareció el sufrimiento de los pobres: inmigrantes sin trabajo, ancianos en asilos, madres solteras, jóvenes desempleados, trabajadores precarios, indigentes, etc., son vidas prescindibles… pañuelos de papel tirados en la calle…

¡Y cuántos fatalistas y resignados a esta situación!  Pero esta situación es consecuencia del pecado personal y estructural, y el pecado no es una realidad necesaria, ¡no tiene la última palabra! Para esto vino Jesús y en ello empeñó su vida, para liberarnos del pecado y de la muerte (cf. S. Pablo). ¡Nadie nos arrebatará esta esperanza divina!

Obreros cristianos, vamos, pues, a involucrarnos con Él contra esta realidad de sufrimiento e injusticia que es nuestro pan cotidiano. Vamos a participar en los anhelos de vida que surgen del corazón de los obreros explotados. Y vamos a dejarnos llevar por la gracia que nos habita y les habita… ¡celebremos el don irrevocable del Dios de la Vida que se nos manifestó en Jesús!

En su nacimiento Jesucristo se descentró, se fue a los márgenes; más aún, “siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza” (2Cor 8,9); sí, “se despojó de sí mismo para tomar la condición de esclavo” (Flp 2,7). Este es el divino camino de la verdadera espiritualidad. Este es el camino que vamos a seguir los obreros cristianos.

–Humilde artesano de Nazaret, Jesús Obrero, nacido en un establo, en medio de campesinos y pastores: a ti solo damos culto, ¡jamás al dios mamón de este sistema! Fuera de los límites de esta sociedad pagana salimos al encuentro de tus hermanos pequeños, para realizar con ellos, “excéntricos todos” –“pecadores y publicanos, prostitutas y enfermos, pobres” (cf. Evangelios), “necios, débiles y despreciables, gente que no cuenta” (cf. S. Pablo)–, tu sueño comunitarista.

–Jesús, te identificaste con los despojos humanos, extranjeros, indigentes… ¡a la escoria humana la propusiste como lugar de tu presencia! (cf. Mt 25), convertido tú mismo en un despojo en cruz. ¡Bendito seas, Jesús, porque pobres y torturados de la historia representan el lugar privilegiado para encontrarte crucificado y resucitado! No pasaremos de largo, perdidos en falsos rezos, extasiados en altas teorías, ante el dolor del malherido en el camino de esta infame «civilización del descarte». Samaritanos como tú, ya uno de ellos, cargaremos en tu nombre a los que la injusticia masacra cada día: los silenciados y olvidados, los desocupados y desamparados, los desahuciados, las desempleadas y extranjeras… ¡la inmensa muchedumbre de los trabajadores sin trabajo! y realizaremos con ellos de nuevo el Éxodo de “unos cielos nuevos y una tierra nueva donde habite la justicia” de la que estamos hambrientos y sedientos como Tú.

En el Cristo que habita en los pobres se revela el escándalo de la espiritualidad cristiana: “¡a los pobres se les anuncia la buena noticia!”. Encontrarse con Cristo estremece con su impulso a una conversión definitiva, con su exigencia a una radicalidad y una incondicionalidad escandalosa, que solo superamos porque es Jesús quien primero se estremeció hasta la cruz por nosotros. ¡Amor con amor se paga! Por él vamos a plantar nuestra tienda en el mundo obrero empobrecido, hasta las últimas consecuencias, como Rovirosa.

–Obreros, en un mundo lleno de pecado, el compromiso no se limita a dar limosnas a los pobres, es cosa bien sabida. ¡Pero tampoco a compromisos voluntarios de tres al cuarto! Hay que ir hasta las raíces de la pobreza, la opresión y la exclusión, arriesgándose al rechazo y la persecución. Hay que pagar el precio por la fidelidad a Cristo Obrero empobrecido. ¡Y qué alegría si fuéramos dignos de ello! Felices fiestas.

Tarjeta de navidad de la HOAC

Fotos recurso del pie de Pablo para tarjeta de navidad de la HOAC

Fotos recurso del pie de Pablo para tarjeta de navidad de la HOAC

Fotos recurso del pie de Pablo para tarjeta de navidad de la HOAC

Jornada y Asamblea General del Foro de Laicos

Convocatorias, Iglesia

Jornada y Asamblea General del Foro de Laicos

02 diciembre 2014

Extracto del comunicado.

El lema de esta Asamblea ha sido “Danos hoy nuestro amor de cada día”, palabras del Papa Francisco en un encuentro con novios el pasado mes de febrero. Debido a la reciente celebración del Sínodo, el tema central de estudio ha sido la familia. Contamos con las aportaciones de las asociaciones y movimientos sobre el trabajo con familias, los retos, problemas y objetivos que están viviendo. Se mostró la importancia del acompañamiento a los nuevos matrimonios y de la renovación y puesta al día de la preparación previa al sacramento. Nos acompañaron en la reflexión D. Sebastián Mora, Secretario General de Cáritas Española, y Doña Carmen Peña, doctora en Derecho Canónico y experta invitada al Sínodo. Mora reclamó, desde la perspectiva de su responsabilidad en esta entidad, el papel central de las familias en una “sociedad fragilizada” e insistió en la necesidad de políticas adecuadas, así como de la implicación de la sociedad civil y de las familias católicas para la superación de la crisis. Por su parte, Doña Carmen Peña, que fue presentada por D. Alberto Rugeles, nos hizo una presentación de la dinámica del Sínodo y las principales cuestiones tratadas, además de contestar a las inquietudes de los allí presentes sobre temas de actualidad. La jornada de reflexión se completó con una presentación del trabajo de la delegación española de jóvenes que participó en Asamblea del Foro de Laicos Europeo, celebrada el pasado mes de junio en Roma bajo el lema “A future for young people in a Christian perspective”.

De la Asamblea General Ordinaria, se presentaron los informes de gestión y económico y se llevó a cabo la elección de los puestos vacantes de la Comisión Permanente. Fueron elegidos Guillermo Aparicio (Vida Ascendente) como vicepresidente; Paloma González-Blanch (CEMI) como secretaria y Juana Mari Caravaca (Movimiento Focolar), José Antonio Cecilia (CEAAEC), José Alberto Rugeles (Heraldos del Evangelio) y Francisco Javier Alonso (Justicia y Paz) como vocales. La Comisión Permanente actual queda así constituida por las personas elegidas en esta Asamblea Ordinaria y por Camino Cañón (Institución Teresiana), presidenta, Fredes Moral Abad (CVX-E), tesorera, Sonia Manzano (JMV) y Luis Miguel Esteban (Comunión y Liberación), vocales, que serán renovados en la Asamblea del 2016.

Nos acompañaron D. Antonio Cartagena Ruiz, Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar y  consiliario del Foro de Laicos, y D. Raúl Tinajero, director del departamento de Juventud de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española.

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Intervención de la HOAC

Acompañar a la familia en las periferias.

Juan tiene 31 años y vive con sus padres. Hace 5 años que terminó sus estudios de Trabajo Social. Durante años ha estado trabajando con pequeños contratos en lo que le sale. En estos momentos lleva dos años sin trabajo, sin derecho a prestación del subsidio de desempleo, porque no ha cotizado lo suficiente y sin derecho a seguridad social. Su novia, Carmen, con la que mantiene una relación de seis años también vive con sus padres y trabaja por días y sin contrato. Juan y Carmen celebran su fe en la parroquia del barrio en el que viven.

Juan y Carmen desean casarse y formar una familia; desean tener su propia casa y acoger a sus hijos, cuidarles, educarles y ser felices. En la misma situación de Juan y Carmen se encuentra el 50% de los jóvenes en España. Miles de ellos han tenido que emigrar a otros países en busca de una vida mejor. De éstos, muchos trabajan en condiciones de precariedad y explotación. Los jóvenes nos preguntan qué han hecho para merecer esto. Como Iglesia de Jesucristo hemos de responderles.

Como señala la Proposición 35 del Sínodo de la Familia: “Los primeros años de matrimonio son un período vital y delicado, durante el cual las parejas crecen en la conciencia de los desafíos y del significado del matrimonio (…) “Es necesario animar a las parejas con una actitud fundamentalmente de recepción al gran don de los hijos”. Esto es cierto y nadie cuestiona la importancia del matrimonio y el acompañamiento en sus primeros años. Y es necesario animar y acompañar  a las parejas en la acogida del don de los hijos…

Nadie cuestiona el derecho a formar una familia, a ser madre y padre, a tener hijos y educarlos…Pero, nos preguntamos, ¿Qué condiciones objetivas permiten hacerlo, sin dejar de ser penalizado? ¿Cuántos jóvenes en edad de formar una familia pueden hacerlo hoy porque tienen un trabajo decente que les permita ofrecer una vida digna a los miembros de su familia?

¿Cuántos de los jóvenes que, estando casados, pueden recibir el don de los hijos, cuando la inestabilidad, la flexibilidad laboral y el paro les  conducen a una constante inseguridad e incluso se penaliza el derecho mismo a ser padres? Es doloroso constatar que muchas empresas en España no contratan a mujeres en edades en las que se sospecha que pueden ser madres. En palabras textuales de una directora general, hacerlo es un verdadero problema para la empresa.

En los últimos años y con la excusa de la crisis económica, asistimos al ataque sistemático a la dignidad del trabajo, y con él a la dignidad de las personas y  al derecho a la vida digna de millones de  familias. Como afirma el Papa Francisco: “El valor principal del trabajo es el bien de la persona humana, porque la realiza como tal, con sus actitudes y capacidades intelectivas, creativas y manuales. De aquí deriva que el trabajo no tiene solamente una finalidad económica y de ganancia, sino sobre todo una finalidad que implica al hombre y su dignidad. La dignidad del hombre está vinculada al trabajo”.

Asimismo, continúa la Proposición 35, “Se subraya la importancia de la espiritualidad familiar y de la oración, alentando a las parejas a reunirse regularmente para promover el crecimiento de la vida espiritual y la solidaridad en las exigencias concretas de la vida”.  Nuestra concepción cristiana de la realidad está  configurada por el cultivo de la espiritualidad, la oración y la celebración de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía. Pero, ¿Cómo nos hacemos responsables para que la vida de las familias pueda responder a las necesidades espirituales, culturales y materiales que tiene? ¿Cómo nos hacemos responsables personal y comunitaria- mente para que la familia sea una comunidad de encuentro, acogida, afecto y amor,  y el lugar de desarrollo integral de la persona, de corresponsabilidad, de solidaridad y compromiso social y cristiano?.

La organización actual del trabajo humano obstaculiza  e impide en muchas ocasiones la vida familiar y social: cada vez existe menos tiempo para estar juntos, vivir las relaciones de pareja,  poder responder a las necesidades educativas de los hijos, cuidar de los más débiles y cultivar las relaciones vecinales y sociales.

Termina la Proposición 35 del Sínodo: “Liturgias significativas, prácticas devocionales y Eucarísticas celebradas en familia, han sido mencionadas como vitales para favorecer la evangelización a través de la familia”.

La HOAC, tras la celebración de la XII Asamblea general hemos puesto en marcha  ocho grandes líneas de acción para  seguir avanzando en configurar nuestra vida desde Jesucristo y seguir ofreciendo, como  Iglesia, en medio de la realidad de sufrimiento del mundo obrero y del trabajo,  otra manera de sentir, pensar y actuar  que posibilite vivir la comunión. Hemos avanzado en  vivir la comunión en nuestro hogar y familia como camino para configurar y construir un proyecto de vida cristiano profundamente humano y encarnado en la debilidad del mundo obrero y del trabajo. Fruto de este avance son las orientaciones para ayudar a los y las militantes a concretar con sus familias su proyecto familiar, así como su vinculación con la vida y misión de la Iglesia.

El amor y la lucha por la justicia con los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo nos impulsan, a las puertas de la celebración de nuestra XIII Asamblea General a seguir  desarrollando nuestras líneas de acción y entre ellas, nuestro proyecto familiar, poniendo en el centro de nuestra vida a los empobrecidos para construir con ellos y sus familias la Iglesia de Jesucristo en las periferias  del mundo obrero y del trabajo. Es en esta realidad donde queremos vivir y compartir la alegría del Evangelio, generando comunión y mostrando que es posible vivir de otra manera.

Juan y Carmen,  tienen, como pareja, un proyecto familiar en el que intentan vivir los valores del Evangelio. Tienen una comunidad que les acoge, acompaña y anima. Viven su vinculación a la parroquia en la celebración de los sacramentos y en la cercanía  y compromiso con los más empobrecidos. Pertenecen a un equipo con el que se reunen cada semana y en el que comparten su proyecto de vida. En el equipo experimentan la cercanía, la solidaridad y la comunión de vida, bienes y acción. Juntos experimentan la alegría del encuentro con Jesús de Nazaret a través de la oración, la formación y, sobre todo, en  el compromiso con los jóvenes, en los que ven el rostro de Cristo sufriente.

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Durante los días 29 y 30 de noviembre se celebran en Casa de la Institución Teresiana “Santa María”, las Jornadas de Estudio y la XXII Asamblea General ordinaria del Foro de Laicos. Este Foro está constituido por diversas asociaciones y movimientos de laicos de diversa índole e identidad. Es un ámbito de diálogo, reflexión, de formación y proyección social, ética y religiosa. Cuenta con la participación de la HOAC, a través de su responsable de Organización y vida comunitaria.

La Jornada de Estudio comenzará con la exposición del trabajo realizado por la Comisión de Jóvenes que se presentó en la Asamblea del Foro de Laicos Europeo. Seguirá la presentación de las aportaciones de asociaciones y movimientos con un diálogo posterior entre todos y todas.

Continuará el encuentro, con la ponencia de “La familia hoy: perspectiva desde Cáritas Española” que será impartida por Sebastián Mora, secretario General de Cáritas;  y la presentación de las principales cuestiones surgidas en el Sínodo, con la intervención de Carmen Peña, experta invitada al Sínodo.

El 30 de noviembre, continúan los trabajo del Foro de Laicos, con la celebración de su Asamblea General ordinaria. Con un orden del día que destaca el informe de gestión y el económico junto con las elecciones para las vacantes de la Comisión Permanente.

La Pastoral Obrera de toda la Iglesia reclama dignidad y esperanza para el mundo del trabajo

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo, Videos

La Pastoral Obrera de toda la Iglesia reclama dignidad y esperanza para el mundo del trabajo

17 noviembre 2014

El sistema económico impide el trabajo decente que hace posible una vida digna, construye una forma de ser que deshumaniza y empobrece y, con ello, niega el proyecto de Dios para los hombres y mujeres en el mundo del obrero y del trabajo.

Con motivo del 20 aniversario del documento “La Pastoral Obrera de Toda la Iglesia”, el departamento responsable de la Conferencia Episcopal Española ha reunido, el 15 y 16 de noviembre, a dos centenares de personas de 37 diócesis, comprometidas con esta Pastoral y con las realidades del mundo obrero. Han participado también Mons. Antonio Algora, obispo de Ciudad Real y responsable de Pastoral Obrera; y Mons. Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid.

El encuentro ha profundizado, con la reflexión planteada en diversas ponencias, junto con las experiencias compartidas entre todos los participantes y la oración común, en la tarea encomendada por la Iglesia para el encuentro con el mundo obrero y la propuesta del Evangelio como alegría y esperanza para los trabajadores y las trabajadoras ante la nueva configuración y realidad del trabajo humano. Una realidad que afecta a todas las dimensiones de la existencia y es profundamente injusta y dolorosa.

Por ello, la Pastoral Obrera denuncia, sumándose a las palabras del papa Francisco, “que esta economía mata” (EG) debido al sometimiento de la vida de los trabajadores y las trabajadoras a la codicia de unos pocos, anteponiéndose el beneficio a la dignidad sagrada de las personas. Como consecuencia, empobrece y precariza la vida de mujeres y hombres, frustra proyectos de vida personales y familiares; excluye, descarta y genera desesperanza.

La Pastoral Obrera de toda la Iglesia manifiesta que ésta configuración del trabajo impide la realización de una vida digna al negarse la dignidad humana y con ello, se niega a Dios mismo. A su vez, expresa una honda preocupación por la agenda política que ha desplazado del centro de todas las preocupaciones el bien común y a las personas más desprotegidas y pobres. Es urgente y necesario regenerar y dignificarla política.

Esta Pastoral está comprometida en seguir dando respuestas evangélicas desde el proyecto del Reino de Dios tiene para los hombres y las mujeres en el mundo obrero y del trabajo. Para ello, está emplazada a anunciar, junto a nuestros obispos, la propuesta de liberación de Jesucristo para las periferias del mundo obrero desde la conversión pastoral a la que nos llama el papa Francisco, para seguir siendo Iglesia encarnada. Esto pasa por realizarlo desde nuestra propia vida personal y vida eclesial que han de ser testimonio de esa opción, acompañando especialmente a los trabajadores y trabajadoras más desfavorecidos. Reclamamos así, un trabajo decente, que es la mayor aspiración y que hace posible la vida digna personal y familiar.

Así mismo, la Pastoral Obrera muestra su voluntad de generar espacios de encuentro que devuelva el protagonismo vital a las personas empobrecidas y que posibiliten otra economía, otro trabajo posible, en clave de humanización. Estamos convocados a ser Iglesia, casa de todos. Además queremos invitar a toda la Iglesia en poner en marcha acciones concretas de economía de comunión, y animarlas que ya existen, que muestran otras relaciones sociales y económicas basadas en la lógica del don y la gratuidad, acorde con la que Dios, Padre de Misericordia, sueña para todos sus hijos e hijas.

Finalmente, en el 20 aniversario del documento de la Pastoral Obrera de Toda la Iglesia renovamos llevar este mensaje de esperanza a las diócesis y movimientos, así como ofrecerlo como propuesta a nuestras comunidades, a trabajadores y empresarios, a creyentes y no creyentes, a hombres y mujeres de buena voluntad, a todos aquellos dispuestos a seguir abriendo caminos de esperanza para recuperarla dignidad en el mundo del trabajo.

A María, Madre de los pobres, madre del divino obrero de Nazaret, confiamos nuestra tarea.

Álbum fotográfico.

Vídeo XX aniversario de la Pastoral Obrera

Jornadas de Pastoral Obrera. Dignidad y esperanza en el mundo del trabajo

Convocatorias, Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Jornadas de Pastoral Obrera. Dignidad y esperanza en el mundo del trabajo

13 noviembre 2014

Durante los días 15 y 16 de noviembre, Madrid acoge las Jornadas Generales de Pastoral Obrera. Esta nueva convocatoria, tiene un carácter especial al conmemorarse el vigésimo aniversario de la publicación del documento de la LXII Asamblea Plenaria,La Pastoral Obrera de Toda la Iglesia”. La HOAC, como movimiento de acción católica especializado e integrante de la Pastoral Obrera, participará con la asistencia de militantes procedentes de las distintas diócesis. A sí mismo, la Comisión Permente de la HOAC estará representada con la presencia y la participación de todos sus miembros.

Estas jornadas se plantean con el el triple objetivo de profundizar en:

  • La acción de gracias por el camino evangelizador recorrido en el mundo obrero.
  • La propuesta del Evangelio como alegría y esperanza ante la nueva configuración del trabajo humano.
  • La presencia eclesial y la tarea evangelizadora en el mundo del trabajo.

Las Jornadas contarán con cinco ponencias marco con sus correspondientes diálogos entre todos los participantes, que son:

  1. La pastoral obrera de toda la Iglesia. Perspectivas a los veinte años de la publicación del documento La pastoral obrera de toda la Iglesia. A cargo de Mons. D. Antonio Algora Hernando • Obispo prior de Ciudad Real y Obispo Responsable del Departamento de Pastoral Obrera.
  2. Cambio de modelo social y nueva configuración del trabajo humano. El individualismo como principio de la vida social. Por Francisco Porcar Rebollar • Licenciado en Historia y militante de la HOAC.
  3. De la cuestión social a la cuestión antropológica. La Pastoral Obrera y el Proyecto de humanización. Cuyo ponente será Alfonso Alcaide Maestre • Licenciado en Sociología; Tornero mecánico y militante de la HOAC.
  4. Fe cristiana y sentido del trabajo, hoy. A cargo de Elio Estanislau Gasda, sj • Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, miembro del Grupo de Doctrina Social de la Iglesia de las universidades católicas de América Latina y España. Profesor de la Facultad de Belo Horizonte (Brasil)
  5. Una renovada propuesta de Pastoral Obrera para una nueva evangelización del mundo del trabajo. Por Fernando Carlos Díaz Abajo • Master DSI, Director del Departamento de Pastoral Obrera

Inscripción y programa completo.

Departamento de Pastoral Obrera – CEAS | pobrera@conferenciaepiscopal.es | Tlf.: 91 343 97 17 / 619 600 156

Lugar de celebración de las Jornadas.

Centro de Conferencias Fundación Pablo VI • Paseo Juan XXIII, 3. Madrid • Autobuses: C1 • Metro: Metropolitano

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El MMTC y la HOAC acuden a Roma al encuentro del Papa con Movimientos Populares de todo el mundo

Iglesia, Internacional

El MMTC y la HOAC acuden a Roma al encuentro del Papa con Movimientos Populares de todo el mundo

27 octubre 2014

Impulsado con el apoyo explícito y contando con la participación del papa Francisco, se celebra, del 27 al 29 de octubre, este encuentro de los movimientos más representativos que atienden el empobrecimiento y la deshumanización de diversos colectivos, entre los que se encuentra el mundo del trabajo.

La Copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), Charo Castelló, Mª Carmen Picón, en representación de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y Joaquín Sánchez, consiliario de la HOAC de Murcia y miembro del colectivo “En el nombre de Dios, ¡basta ya de desahuciar a las familias”, participan en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, junto a más de 100 personas en representación de diversas organizaciones. El Foro ha sido convocado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, con el apoyo explícito del papa Francisco, para «conocer la realidad de hoy».

Para Charo Castelló, esta convocatoria “nos alegra enormemente porque posibilita hacer oír la voz y dar visibilidad a millones de personas que están siendo excluidas en una realidad -la del trabajo humano– cada vez más empobrecida y deshumanizada”. La pérdida de derechos, el aumento del desempleo, explotación laboral y la pobreza provocan dolor y niegan la dignidad de las personas, “de ahí la vigencia de nuestra petición en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente: el mundo del trabajo necesita la alegría del Evangelio”.

La importancia de este encuentro es muy relevante. Castelló considera que “marcará un hito en el proceso de articulación de nuestros movimientos, fortaleciendo una perspectiva transformadora, empoderando a los sectores más empobrecidos y visibilizando nuestro punto de vista en torno a los graves problemas que atraviesa la humanidad”.

Por eso, subraya Charo, “le agradecemos profundamente al papa Francisco esta posibilidad, una nueva muestra de su permanente acompañamiento y cercanía no sólo hacia los que sufrimos la injusticia sino también hacia los que, organizados, luchamos contra ella, como movimientos de la Iglesia, enviados por ésta a ser parte de estas realidades”.

El diálogo y el trabajo del encuentro se plantea el primer día, con el objetivo de conocer la realidad actual, las luchas y los planteamientos de los movimientos. El segundo día tiene prevista su participación el Santo Padre, y el objetivo es apreciar su enseñanza sobre la forma de avanzar juntos hacia un auténtico desarrollo humano integral: “La Alegría del Evangelio”. El tercer y último día se dedicará a construir y asumir compromisos concretos para coordinar las organizaciones de los movimientos populares y su colaboración con la Iglesia.

Las organizaciones representadas en este encuentro atienden su misión, prioritariamente,  entre y con trabajadoras y trabajadores precarizados, temporales, migrantes; sin protección legal, ni reconocimiento sindical o de sus derechos laborales; campesinas y campesinos sin tierra; pueblos indígenas o personas en riesgo de ser expulsadas del campo a causa de la especulación agrícola y la violencia; personas que viven en barrios excluidos, suburbios y asentamientos informales, sin infraestructura urbana adecuada; los marginados y olvidados.

El encuentro se puede seguir en directo, desde aquí.

La HOAC aporta su reflexión del trabajo digno en un seminario internacional sobre Europa

Convocatorias, Internacional, Mundo obrero y del trabajo

La HOAC aporta su reflexión del trabajo digno en un seminario internacional sobre Europa

06 octubre 2014

Manolo Copé, responsable de compromiso y relaciones internacionales de la HOAC, compartirá la reflexión de “Trabajo digno para una sociedad decente”.

La intervención se realizará el día 7 de octubre, en la la Jornada Mundial por el trabajo decente enmarcada dentro de un seminario internacional organizado por la USO en Palma de Mallorca.

Copé ofrecerá esta reflexión-acción, sobre el trabajo digno, como elemento básico que construye y cimienta nuestra sociedad. El desempleo y la precariedad, dos caras de la misma moneda, son la principales preocupaciones de los ciudadanos en nuestro país. La actual situación de trabajo indecente, se ha ido construyendo a través de un conjunto de decisiones políticas y económicas que hacen más precaria toda nuestra existencia, pero tal situación es posible revertirla con otras políticas que busquen el bien común.

Ante esta realidad, la HOAC da a conocer y denunciar las situaciones injustas que viven millones de trabajadores y trabajadoras, y trata de construir formas de vivir, trabajar y organizar nuestra vida social de manera sean realmente signo del Reino de Dios y que nos permitan una vida más humana y fraterna.

En este encuentro también se abordarán las principales políticas económicas y laborales aplicadas en distintos países de la UE y sus consecuencias en el empleo, la protección social y en la recuperación económica. Una buena calidad de las relaciones laborales y del trabajo desde unos criterios ética cristiana-social. Y la influencia de los tratados de libre comercio para el diálogo social y el trabajo digno, cuya ponente es Susan George, presidenta del Transnational Institute (TNI) y presidenta de honor de ATTAC-Francia.

Elio Gasda, teólogo del trabajo: «El Señor del tiempo es Cristo, no el capital»

Mundo obrero y del trabajo

Elio Gasda, teólogo del trabajo: «El Señor del tiempo es Cristo, no el capital»

08 septiembre 2014

Elio Gasda, teólogo y profesor de la facultad jesuita de Belo Horizonte, autor de «Fe cristiana y sentido del trabajo», pasó por los Cursos de Verano de la HOAC, celebrados este año en Ávila. Es el momento de actualizar la reflexión teológica en torno al trabajo y de rescatar su verdadero sentido cristiano, defiende en esta entrevista.

–¿Es necesario actualizar la reflexión teológica sobre el trabajo?

–Después de la Segunda Guerra Mundial hubo una primera experiencia. Hoy estamos en plena crisis, también del trabajo, y desde la fe y la teología tenemos que volver a reflexionar inspirados en la palabra de Dios. Vemos la realidad del trabajo, de la gente que trabaja y descubrimos que hoy impera el sentido economicista y materialista del trabajo, la gente trabaja para ganarse el salario, poner el pan sobre la mesa, comprarse la ropa, pagar el alquiler… Pero además del sentido económico, que es muy importante, el trabajo tiene otros sentidos que el capitalismo está sofocando y negando. En un sentido antropológico, humano, hablamos de relación social: se trabaja con personas, para otra persona, para producir algo bueno y útil para la sociedad. Desde la mirada de la fe, en el momento de ofrecer un juicio ético, vemos que es urgente volver a proponer esos otros sentidos del trabajo. Tenemos que rescatar lo que la mirada de Dios nos dice.

–¿Cuál es, a su juicio, la aportación genuinamente cristiana al sentido del trabajo?

–Si miramos la revelación, las Sagradas Escrituras, vemos algo que la Doctrina Social de la Iglesia ahora está sacando a la luz: el sentido del descanso, el sábado en el Antiguo Testamento y el domingo en el Nuevo Testamento. El sábado, en la tradición bíblica de Israel, era el corazón del decálogo que nos vincula a Dios, al hermano, a la historia, a la sociedad… Al Dios que nos creó, que nos libera y libera a su pueblo, que pide que el ser humano como responsable de la creación se dedique a cuidarla. El compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, número 258, pone el descanso como el paradigma del mundo del trabajo. El descanso dominical se centra en la Eucaristía, lo que da sentido a nuestra fe en Cristo Redentor, Libertador y Salvador… Esa figura de Cristo Libertador en la Eucaristía nos impulsa a hacernos como Cristo con el que comulgamos en el Altar del pan y del vino, a meternos en el mundo laboral con el Evangelio de la Alegría, con las Bienaventuranzas.

La Eucaristía tiene algo que me gusta muchísimo: el pan y el vino como fruto de la Tierra y del Trabajo del Hombre. La obra de Dios y del hombre se unen para la salvación y la redención de la humanidad a través de Cristo. El Jesús histórico eligió estos dos signos como los más importantes de la salvación. Y nos dice «haced esto en conmemoración mía». El pan del trabajo y el vino de la fiesta se ofrecen en honor del Señor, del Creador y nos unimos al ofrecimiento del Hijo a su Padre. Esto nos da sentido para la vida, la muerte, para todo lo que hacemos, para el resto de la semana y para el sentido del trabajo. El trabajo viene de Dios, es un don, como la Creación, hay que trabajar en ella, cuidarla y ofrecer el trabajo como fruto que devolvemos a Dios.

–¿Qué implicaciones tiene la celebración eucarística para el mundo del trabajo?

–La primera es la dimensión de los derechos. El trabajo es un derecho. La Eucaristía nos habla de los derechos de los trabajadores. Cristo rescata el sentido de la dignidad del trabajo, desde su experiencia. Él trabajó con su padre en Nazaret. El redentor tiene las manos machacadas por el trabajo. De ahí nace la dignidad del obrero. También nos habla del derecho inalienable que tienen todas las familias, la familia humana, a la dignidad. El pueblo acude por igual a una celebración eucarística. Se ve mejor en los pueblos pequeños, no hay jerarquía en los asientos, a la hora de comulgar… La búsqueda de la igualdad, de la justicia social está en la Eucaristía. Santiago en una carta dice que todos los que venimos a la Eucaristía somos uno solo, somos iguales, todos bautizados en Cristo, ya no hay judíos ni griegos, ni esclavos ni libres, ni hombres ni mujeres…, todos tenemos la misma dignidad. Esa misma dignidad tiene que traspasarse al mundo laboral. El patrón, el empresario tiene la misma dignidad que el obrero. Los dos merecen el mismo respeto.

–¿Cómo hay que entender la preocupación constante del Papa Francisco por el mundo del trabajo?

–Cuando estaba en Buenos Aires vivía en su pisito, iba en autobús, visitaba a los enfermos, estaba en la calle. Tiene esa experiencia del día a día que ha transportado a su magisterio, a su pontificado. Desde esa realidad dura del obrero dice que es urgente, que ya no podemos esperar, que hace falta un pacto por el trabajo, por la familia y por el domingo. Está en la tradición de la Iglesia desde «Rerum Novarum». Ya León XIII decía que el trabajo había sido atrapado por el capitalismo, no solo en la fábrica, también había invadido el tiempo. Los campesinos que salieron para trabajar en Liverpool, Manchester…, eran gente muy religiosa, tenían su fe, su domingo. Cuando entra en un taller, en las grandes industrias del siglo XIX, todo eso se acaba. Tienen que trabajar mientras haya luz del día y cuando llegó la electricidad la cosa empeoró… El Papa Francisco sabe de eso, sabe que también Juan Pablo II lo había dicho, había hablado de la inversión de la relación entre capital y trabajo.

Para la Teología, para el cristianismo todo el tiempo es sagrado, es una religión del tiempo, el Señor del tiempo es Cristo, no el capital. El tiempo sagrado, que santifica el resto del tiempo, es el domingo. Si tenemos que liberar el tiempo, empecemos por el día del Señor y sigamos por el resto de la semana. Es muy interesante y está muy vinculado al mundo obrero. Por eso dice «vamos a ponernos de acuerdo, no trabajemos en domingo». Hay un elemento revolucionario en la liturgia, en la Eucaristía. El hecho de liberar el tiempo significa que el hombre y el trabajo son más importantes que su actividad, que la fábrica, que el capital. Es un signo de liberación.

Pero hay que liberar el domingo de verdad, no hay que llenarlo de actividades, ni ir al centro comercial, ni obsesionarse por el fútbol. Descanso no es entretenerse, la gente se cansa en domingo. Hay que liberar el domingo de verdad y luego los demás días, del control, del capital. Es una revolución. Es una aportación que tenemos que hacer los cristianos. Hay que recordar que el descanso es un derecho humano.

–¿Cómo valora la tarea actual de la HOAC?

–En Brasil la Pastoral Obrera tenía mucha fuerza. Estamos ahora intentando que vuelva a resurgir. Los movimientos sociales, los sindicatos han dado un bajón…. La identidad del obrero ha cambiado muchísimo. Lo primero que debo decir es que la HOAC y la Acción Católica son una entidad pastoral de la Iglesia. La gente de la HOAC es gente de la Iglesia, es presencia de la iglesia en el mundo laboral, eso es mucha responsabilidad. Tienen que estar ahí como bautizados, como cristianos, con la gente del mundo obrero. No se trata tanto de llevar a Cristo ahí, como de descubrir a Cristo ahí. El obrero es una persona creativa, que busca alternativas, mejores condiciones de vida, como si Cristo buscara hoy vivir para que todos tengan vida, también en el mundo laboral. Es una tarea difícil. La HOAC tiene que ver en el rostro y en las manos del obrero a Cristo. Es el Cristo Obrero quien está perdiendo sus derechos, el que está siendo machacado, quien tiene crisis familiares… Es el rostro de Cristo. Cuando identificas a tu Salvador, a tu redentor ahí, te involucra mucho más. Es más que ir a la calle, estar con los movimientos y discutir sobre las jornadas. Hay que tener un gran amor a Cristo para estar ahí.

Además de ser Iglesia en ese mundo, hay que intentar llevar la realidad del mundo obrero al corazón de la Iglesia. Cuando el obrero pierde derechos es como si también la Iglesia estuviera perdiendo, siendo agredida. En la tradición de los padres de la Iglesia, el cristiano que sufre es la Iglesia que sufre. Dice San Pablo, si un miembro sufre, el cuerpo sufre. Si los miembros del mundo obrero sufren, están en paro, tienen problemas en la familia, la Iglesia tiene que sufrir también. La HOAC tiene que ayudar a la Iglesia a «sufrir con», no a sufrir por, a «sufrir juntos».

 

Publicado en el nº 1563 de NNOO, mes de septiembre de 2014
17º Domingo del Tiempo Ordinario (27 julio)

Iglesia

17º Domingo del Tiempo Ordinario (27 julio)

25 julio 2014

Si encontramos el tesoro del evangelio, será tal la alegría, que venderemos todo para adquirirlo. Ahora bien, el evangelio lo conocemos; entonces, ¿dónde está la alegría?

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