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La «casa común» se cuida desde casa

Colaboraciones

La «casa común» se cuida desde casa

24 mayo 2020

A Alirio Cáceres le solicitamos un enorme desafío: resumir la enorme riqueza y recorrido de los primeros cinco años, que hoy se cumplen, de la encíclica Laudato si’ del papa Francisco, incorporando además la clave del trabajo.

Es sabido que la encíclica, de profundo carácter social, es uno de los textos fundamentales de su pontificado y que el diálogo que propone “a las personas de buena voluntad sobre el cuidado de la casa común” tiene hoy mayor vigencia y calado. El encargo se realiza, además, en un momento que la humanidad, probablemente fruto de los “signos de los tiempos”, vive el Gran Confinamiento provocado por la pandemia del coronavirus, junto al drama de vidas segadas, la catastrófica situación del empleo y la víspera de una profunda recesión, nos sitúa claramente ante un cambio de época.

Agradecemos doblemente el esfuerzo realizado, ya que nos consta las dificultades añadidas que el autor ha tenido, de índole familiar, en el proceso de creación de este Tema del Mes extraordinario que la revista Noticias Obreras ofrece a sus lectores y lectoras

* Diácono permanente e ingeniero químico. Ecoteólogo y gestor ambiental, fundador del equipo de investigación Ecoteología.

Foro de Laicos | Solidaridad en Europa y en el mundo

Internacional

Foro de Laicos | Solidaridad en Europa y en el mundo

22 mayo 2020

El Foro Europeo de Laicos (ELF), del que es miembro el Foro de Laicos de España -al que pertenece la HOAC-, firmó la presente declaración con ocasión del 70 aniversario de la Declaración de Robert Schuman.

Para superar los estragos de la Segunda Guerra Mundial, uno de los padres fundadores de Europa, Robert Schuman, propuso en mayo de 1950, exactamente hace 70 años, “esfuerzos creativos acordes con el magnitud de la amenaza”. Schuman contaba con una “solidaridad de facto” que se desarrollaría “a partir de acciones concretas”. A instancias del cristiano convencido que era Schuman, Europa se ha desarrollado en su forma actual y hoy se enfrenta a la pandemia de COVID19.

Como movimientos cristianos laicos, convencidos de los valores que nos sostienen y nos guían, nosotros y nuestra Unión Europea, debemos sacar las conclusiones correctas de la situación actual. Estamos convencidos de las capacidades de la comunidad de Estados europeos, que se han unido en solidaridad y por su propia voluntad para garantizar la paz y la prosperidad en nuestro continente y más allá.

En su mensaje de Pascua 2020, el papa Francisco ha pedido “demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras”. Insiste en “un espíritu auténtico de solidaridad, especialmente en las circunstancias actuales, para no reavivar las rivalidades, sino para reconocerse como parte de una única familia y se sostengan mutuamente”.

La propagación del virus muestra hasta qué punto estamos unidos en Europa y en todo el mundo. Él no conoce fronteras. Los programas nacionales de ayuda no son ellos solos la respuesta. Nos felicitamos de las medidas ya adoptadas a nivel nacional y europeo para estimular la cooperación transnacional en el campo de la salud. Lo mismo es necesario para los otros desafíos importantes de nuestro tiempo, incluidos los flujos migratorios globales y el cambio climático en curso. Ambos deberían recibir una respuesta cooperativa de parte de nuestras naciones europeas. Esto incluye, sobre todo, asistencia mutua y solidaridad entre unos y otros.

Esta solidaridad se espera en tres niveles:

Solidaridad interpersonal

En nuestra cercanía próxima, la solidaridad se manifiesta por una caridad concreta, por la consideración y la atención mutua. En el tiempo que vivimos, se ilustra, por ejemplo, en el apoyo a grupos particularmente vulnerables: personas ancianas, no autónomas y enfermas, para quienes jóvenes hacen sus compras y les dicen por teléfono que no están solos. También se manifiesta igualmente en el apoyo económico a todos las personas que están en peligro por las restricciones de su existencia, materialmente, porque han perdido sus empleos o psicológicamente, porque se ven en una situación desesperada. Agradecemos las numerosas iniciativas que dan testimonio en todos nuestros países de esta cultura de atención al prójimo que los cristianos deben, sobre todo, sostener y valorar. Hacemos hincapié en que las familias son el crisol de esta cultura.

Solidaridad europea

El nivel de vida y la situación económica de partida difieren ampliamente entre los países europeos. La crisis actual podría incluso empeorar estas diferencias. Las instituciones europeas deberían inspirarse en la nueva oleada de solidaridad interpersonal. Los invitamos a asumir las cargas, que surgen hoy, de manera solidaria y conjunta. La UE ahora necesita un programa de recuperación europeo nuevo y sólido que estimule el consumo y la demanda de manera eficaz y sostenible y que respalde la economía y las sociedades europeas respetando las exigencias ecológicas. Un marco presupuestario europeo ambicioso debería ser la punta de lanza. Vemos claramente la transformación digital y ecológica como elementos esenciales para un posible relanzamiento de la UE. Los objetivos del “pacto verde” europeo establecido inicialmente no deben relajarse en ningún caso. Al hacerlo, debemos garantizar un rápido retorno a las libertades fundamentales del mercado interior, que se manifiestan, por ejemplo, en la apertura de fronteras.

En la situación actual, además de los logros de la integración europea, como la libertad de movimiento, los derechos fundamentales también están temporalmente restringidos. Estas medidas solo pueden ser temporales. Deben revisarse periódicamente para garantizar que sean necesarios y apropiados. Especialmente en una  situación de crisis, es importante obtener información confiable y no restringir el derecho a la libertad de expresión. Los derechos fundamentales también deben preservarse en tiempos de crisis y garantizar el funcionamiento de las estructuras democráticas.

Solidaridad mundial

La razón de ser de Europa no es solo existir para sí misma. Su objetivo también radica en el desarrollo global, como en África. Nuestra solidaridad debe traducirse en mejores perspectivas para las poblaciones de todo el mundo. En muchas partes del mundo, las personas están amenazadas por el virus, pero también por otras situaciones como la pobreza, el hambre y el aumento de los desastres naturales. Necesitan las condiciones adecuadas para el desarrollo sostenible en su país de origen. Europa está llamada a hacerlo, entre otras cosas, garantizándoles condiciones de comercio justo y los fundamentos de una economía justa. Estamos a favor de una moratoria de la deuda para evitar la nueva trampa de la deuda en la que caen los países del Sur sin ser responsables de ella, debido a la crisis económica.

La responsabilidad de Europa también se aplica a las personas que se encuentran en nuestras fronteras exteriores. Estamos dispuestos para recibir refugiados, especialmente menores no acompañados. Solicitamos a la Comisión Europea que proponga un nuevo pacto para la migración y el asilo, basado en una solidaridad verdadera con los países de primera entrada.

Cada persona puede asumir su parte en un futuro solidario

La crisis nos enseña que la acción global y el cambio de comportamiento individual están vinculados. Estos cambios deben empujar hacia un buen marco institucional. De esto sacamos la fuerza necesaria para una transformación ecológica y otra forma de globalización que no solo satisfaga las necesidades europeas. La preservación de la creación y la preservación de la esfera de la vida común no están en conflicto con los intereses económicos. Por el contrario, creemos, inspirados por Laudato si’, que podemos trabajar juntos en el espíritu de la ética social cristiana para lograr el respeto y la protección de cada ser humano, en particular los pobres, así como promoción del bien común.

Firmantes: Semaines Sociales de France (SSF) • Zentralkomitee der deutschen Katholiken (ZdK) • ANDANTE (Europäischer Dachverband katholischer Frauenorganisationen) • Europäisches Laienforum (ELF) • Katholische Aktion Österreich (KAÖ) • Katholischer Laienrat Österreich (KLRÖ) • The National Board of Catholic Women of England and Wales (NBCW)

Opinión | La Iglesia frente a la emergencia del COVID-19

Colaboraciones

Opinión | La Iglesia frente a la emergencia del COVID-19

19 mayo 2020

Cardenal Michael Czerny S.J. | Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

La emergencia del COVID-19 está poniendo a prueba la resistencia física, mental y social de muchas naciones. El contagio se ha extendido rápidamente y a nivel mundial, lo que ha causado una profunda crisis de salud y ha puesto a la economía mundial de rodillas. Como una lupa, también ha revelado las debilidades de la organización social y la vulnerabilidad de muchas personas. Pensemos en las familias que viven en la pobreza, los ancianos, los presos, las personas sin hogar, los migrantes y los solicitantes de asilo, y las víctimas de la trata de personas. Así y todo, el Santo Padre ve en ellos “un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo“.

A finales de abril, el coronavirus ya habrá infectado a varios millones de personas en todo el mundo. Nos está enseñando duras lecciones, que se pagan con vidas humanas. “No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos”. La capacidad de dar una respuesta adecuada al dolor y la pobreza de los marginados y los “invisibles” será una medida del desarrollo genuino, integral y sostenible de nuestros países. Solo se puede resistir a esta pandemia con “los anticuerpos de la solidaridad“.

Al mismo tiempo, podemos leer lo que estamos viviendo con los ojos de la fe. La siempre oportuna invitación del Concilio Vaticano II nos llama a sintonizar nuestros oídos con la voz de Dios que habla a través de los eventos y experiencias humanas (Gaudium et Spes, 4). Este foco en la historia, entendida como el lugar donde tiene lugar la salvación, es uno de los temas cruciales en la enseñanza de Francisco. Desde la encíclica Laudato si’ hasta las exhortaciones apostólicas Evangelii GaudiumGaudete et Exsultate y Querida Amazonia, el Sumo Pontífice nos exhorta a leer los signos de los tiempos y nos muestra cómo hacerlo.

Estas señales nos dicen que estamos en una especie de encrucijada. Dos caminos se abren, entonces, ante nosotros, dos maneras diferentes de abordar la emergencia.

Un primer camino consiste en permanecer inmóviles, esperando que la epidemia siga su curso (pensando que tal vez “tarde o temprano esto pasará”) e intentando mantenernos a flote en el pantano de los problemas diarios. Esta resignación se alimenta de la necesidad de seguridad; esta regla de “lógica sustitutiva” nos lleva a pensar solo en cómo adaptarnos a las incomodidades actuales, quizás solo para seguir haciendo lo mismo que antes sin contravenir las restricciones de las autoridades.

El otro camino, en cambio, nos lleva a acoger estos tiempos y a cultivar activamente una relación vital con Cristo, y a salir en la búsqueda de aquellos que necesitan nuestra ayuda. Abrazar la “lógica salvadora” del Evangelio es llegar a través de la incertidumbre y captar una identidad y una misión renovadas como cristianos bautizados y discípulos misioneros. Podemos ayudar a mostrar (¡y a ser!) el bello rostro de una Iglesia al servicio de nuestro hermano y hermana, solidaria con su sufrimiento y abierta a sus necesidades. Una Iglesia consciente de ser “Pueblo de Dios” en camino (Lumen Gentium, 9), que afronta con valentía los desafíos del presente, poniendo su esperanza en Cristo ahora y en miras hacia el futuro.

Las noticias que llegan diariamente de los cinco continentes hablan de una Iglesia que se moviliza en cada vez más frentes. Muchos católicos, entre tantos otros, se han arremangado y no dudan en darlo todo. Muchísimas iniciativas de caridad dan testimonio del amor de Dios que actúa de manera oculta, como la levadura que fermenta toda la masa (Mt 13, 33). Pensemos en las muchas personas que siguen suministrando alimentos, servicios esenciales, seguridad pública. Pensemos en los muchos médicos y enfermeros, sacerdotes y religiosos que, arriesgando sus vidas, permanecen en primera línea y se mantienen cerca de los enfermos. Dándose a sí mismos “hasta el final” (Jn 13:1), ofrecen un brillante testimonio de las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, recordando a todos que el cuidado de los que sufren tiene prioridad. En estos momentos es toda la persona la que sufre y necesita ser curada; y los casos son numerosos. Es por ello que la oración, que todos pueden intentar hacer y ofrecer, también es indispensable.

En estas condiciones excepcionales, en este tiempo “en suspenso”, como una cámara lenta que se nos impone a todos, nos vemos obligados a reducir nuestros ritmos frenéticos, a cambiar nuestros hábitos, a inventar nuevas percepciones, criterios y respuestas. La cuarentena ha desgarrado la red habitual de relaciones de cada uno de nosotros. La soledad puede ser una sorpresa incómoda. El creciente número de muertes es profundamente perturbador para aquellos que nunca han enfrentado el misterio de su propia muerte.

Al aceptarse a sí mismos y a la propia vida interior, o al buscar consuelo y tranquilidad, o al redescubrir las tradiciones en las que se criaron, muchos han sentido la necesidad de buscar a Dios. Este es un giro novedoso en una época en la que el progreso tecnocientífico puede alejar a la gente de la religión.

Un paso importante para buscar a Dios es revisar seriamente la propia vida. Las certezas sobre las que hemos construido nuestra existencia parecen ahora tambalear y esto permite que surjan preguntas sobre el sentido: ¿Para qué he vivido? ¿Para qué viviré? ¿Soy capaz de ir más allá de mí mismo? La fe, que inquieta a la persona moderna, puede ayudar a que las preguntas surjan lentamente, mientras que Dios es rápido para responder.

Los medios de comunicación pueden allanar el camino a estos nuevos “buscadores” y pueden facilitar el acercamiento a aquellos que se han alejado de la Iglesia. Tal vez, los que no tienen el coraje de entrar en una iglesia pueden hoy en día aprovechar las oportunidades online: para escuchar la Palabra de Dios proclamada y enseñada; para conocer mejor el contenido del credo; para unirse al Santo Padre en una hora de adoración en una dramática y vacía Plaza de San Pedro; o para “visitar” la iglesia parroquial del barrio. Por supuesto, estas ofrendas también sirven a los muchos fieles que echan de menos el encuentro y que ahora participan en las celebraciones y ritos de la Iglesia desde casa.

En estos momentos, las predicciones no tienen mucho sentido porque hay demasiadas variables en juego, pero si abrazamos el presente y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, podemos discernir lo que es esencial. Se trata del “tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”.

Artículo publicado en la web del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Noticias Obreras | Conversión humanista y ecológica

Kiosco

Noticias Obreras | Conversión humanista y ecológica

04 mayo 2020

Presento la portada y el sumario de contenidos de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común, de mayo de 2020 (número 1.628). Una vez restablecido los distintos procesos que, como consecuencia del estado de alarma, afectaban a la impresión, distribución y envío de la revista, recuperamos la normalidad de remitir a los domicilios los números de abril y de mayo. También está disponible la versión digital.

Las palabras claves son: #EsdeJusticia, #Precariedad, #COVID-19, #Inmigrantes, #SalarioUniversal, #ConversiónEcológica

NNOO digital

Opinión • El trabajo y el «salario universal». El «salario universal» es una de las claves de la carta del papa Francisco (presentada a los movimientos y organizaciones populares del mundo el Domingo de Resurrección) que debe entenderse en relación con los demás temas que aborda: volver a convocar y escuchar a los trabajadores más humildes del mundo; los valores de la «conversión humanista y ecológica»; el trabajo, como prioridad humana y cristiana; y el día después de esta pandemia.

Editorial • El destino universal de los bienes. Ninguna forma de propiedad de los bienes puede sacralizarse ni convertirse en un absoluto, porque lo único sagrado es la dignidad de cada persona y el consecuente derecho de toda persona a disponer de los bienes necesarios y suficientes para vivir de acuerdo a esa dignidad. Se publicará en la web y en las redes sociales el próximo 15 de mayo. Te animamos a su valoración y a compartirlo con la etiqueta #EsdeJusticia. Si lo prefieres, puedes hacer llegar tu opinión a participacion@noticiasobreras.es

Tema del Mes • La esperanza de Laudato si’ frente a la pandemia. La antropóloga Moema Miranda propone atreverse a soñar un mundo diferente, precisamente en un momento tan traumático como excepcional marcado por la pandemia, tomando como inspiración Laudato si´, de cuya publicación hace ahora cinco años. ¿Qué hacer para que la revolución cultural propuesta por Francisco sea fuente de vida y vida en abundancia? En esta sección, nos ponemos a la escucha. Puedes hacer tus aportaciones al tema a través de las redes sociales con la etiqueta #ConversiónEcológica o al correo participacion@noticiasobreras.es.

Entrevista • Daniel Innerarity, filósofo: «Todo se va a poner a prueba en esta crisis». Este profesor, filósofo, articulista y ensayista, uno de los 25 grandes pensadores del mundo, está ultimando el libro Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus, después de haber publicado Una teoría de la democracia compleja. Hablamos con él del impacto en nuestra forma de vivir y organizarnos que puede provocar la COVID-19. Por José Luis Palacios.

Laboral • Asentamientos en Huelva sin escudo social. Cerca de 3000 personas viven en varios asentamientos urbanos y rurales repartidos por la provincia de Huelva. En febrero, el relator especial de la ONU para la Pobreza Extrema, Paul Alston, había denunciado sus condiciones de vida, agravadas todavía más tras la declaración del estado de alarma y el parón en la actividad económica. Nos lo explica Dimas Habas, de la HOAC de Huelva.

Vidas precarias • Yahaia, doble confinamiento en un CIE. Yahaia tiene 35 años y ha pasado un mes de su vida en un doble confinamiento debido al color de su piel y a su acento. Además del provocado por la emergencia sanitaria de la COVID-19, él «ha sufrido» el mes de marzo de 2020 en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores de Valencia. Por Olivia Pérez, responsable de Comunicación de Cáritas Valencia.

Política • La política municipal en tiempos de pandemia. Dos artículos que nos explican cómo ha repercutido la COVID-19 en las políticas municipales, desde la visión de José Luis Nieto, concejal de Más Madrid, y Mónica Rossi, concejala por Adelante-Huelva, que nos relata la situación de su ciudad.

Economía • El salario universal de Francisco. El Papa ha hecho un llamamiento para la creación de un «salario universal» en una carta escrita en el mes de abril a los movimientos populares. Opinión de Enrique Lluch, profesor de Economía.

Otra vida familiar es posible • Nada sucede al azar. Carmen Martínez y Manolo Copé, militantes de la HOAC de Alicante, nos relatan su experiencia de confinamiento en familia, gestionando el teletrabajo, las tareas escolares, las comidas del día, la música en familia…

Iglesia •  «Quien más sufre el maltrato al planeta, no eres tú». Comienza Manos Unidas una nueva campaña, «Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú», con la que, a lo largo del año 2020, la ONG de la Iglesia católica para el desarrollo va a poner el foco en las personas más vulnerables, en los millones de personas por y con las que trabajan cada día. Por Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas.

Noticias de la HOAC • Gonzalo Ruiz: «Es prioritario rescatar a las personas y que nadie se quede atrás». El presidente de la HOAC, Gonzalo Ruiz, entiende la propuesta del papa Francisco de establecer un salario universal como un avance en el reconocimiento de los derechos vinculados a la dignidad de la persona, independientemente de si tienen o no empleo.

Experiencia • Integrar y cuidar el planeta. El fin social de las empresas de inserción y la sostenibilidad de las energías renovables se han unido en un estimulante proyecto. Este es un pequeño sueño hecho realidad, que ha nacido, como todos, a base de trabajo y empeño. Nos relata esta experiencia José Fernando Almazán, militante de la HOAC de Madrid.

Cultura • ¿El mundo del revés? Pino Trejo reflexiona sobre lo contradictorio que parece todo, pues para salir juntos de esta pandemia hay que mantenerse aislados y separados; para curarnos debemos alejarnos de los centros de salud y hospitales; para superar este virus debemos resistir cada uno en su trinchera.

El trabajo es para la vida • La heroicidad del trabajo. Por José Quero, militante de la HOAC de Málaga.

El cuidado de la creación • Coronavirus y soberanía alimentaria. Por Araceli Caballero, periodista.

La Mundialización  Cancelación de la deuda, aportación de Francisco Porcar, militante de la HOAC de Segorbe-Castellón.

El Termómetro • Anhelantes de más humanidadpor Jesús Espeja, teólogo.

El Evangelio en tu vida • Con el artículo Habitados por el espíritu, de Fernando Díaz Abajo, consiliario general de la HOAC.

Libros • La razonabilidad de la fe. Fernando Díaz Abajo reseña el libro Ateos y creyentes, de Jesús Martínez Gordo.

Cine • Con toda la escuela detrás. Por Iñaki Lancelot.

El Atrio • Ricardo, un conductor de primera, por Santiago Riesco, periodista de RTVE.

Dos Minutos • Con José María Toro y su texto La vacuna de la conciencia.

La oración de cada día • Lamentación con llamada final, de Àlvar Miralles, de la HOAC de Segorbe-Castellón.

Portada | Sue (vía Flickr)

Gabriel López: «El Papa ha unido el grito de los pobres con el grito de la Tierra»

Internacional

Gabriel López: «El Papa ha unido el grito de los pobres con el grito de la Tierra»

29 abril 2020

El coordinador en España del Movimiento Católico Mundial por el Clima habla en esta entrevista de la semana Laudato si’, una convocatoria que, en el quinto aniversario de la promulgación de esta encíclica, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral aprovecha para impulsar el cuidado de la casa común.

Conoció a Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires, ¿mostró en aquella época alguna preocupación sobre el medio ambiente que, de algún modo, pudiera anticipar su compromiso actual por la ecología integral?
La verdad es que no era una cuestión que estuviera entre sus principales preocupaciones. De hecho, el pasado mes de febrero, en un encuentro que tuvimos en Roma, nos contó cómo fue su conversión ecológica. Fue en Aparecida, en 2007, donde comenzó a interesarse por ese aspecto y empezó a sentir una sensibilidad por estas cuestiones, al hablar con los obispos de la Amazonia. Una vez elegido Papa, todo se fue alineando, como solo Dios sabe hacer y, en contacto con teólogos, científicos y otras personas más concienciadas, empezó a profundizar. Siempre había tenido una sensibilidad especial por los pobres, debido a su gran humanismo, pero fueron obispos latinoamericanos los que le hicieron llegar el grito de la tierra para que lo uniera al grito de los pobres.

¿Se puede decir que Laudato si’ ha incorporado definitivamente la cuestión ecológica a la Doctrina Social de la Iglesia?
Como pasó en su tiempo con Rerum novarum de León XIII, que abrió el magisterio eclesial a la cuestión social, no me cabe duda de que la ecología integral con Laudato si’ se ha incorporado definitivamente al acerbo cristiano. El cuidado de la creación, de la casa común, está en nuestro ADN cristiano, no es ningún invento ajeno, sino que forma parte constitutiva de lo que somos, aunque hasta esta encíclica no se le haya reconocido oficialmente como parte importante de la Doctrina Social de la Iglesia.

Al igual que se planteaba con el Vaticano II, hay que preguntarse por cómo está siendo la recepción de la encíclica de la ecología integral…
En la Iglesia, a nivel global, hay focos de resistencia a esta sensibilidad. Es algo muy humano, por otra parte, ante lo nuevo, lo desconocido. Hemos visto lo que ha pasado con la COVID-19, no hemos comprendido las advertencias hasta que su impacto ya era innegable. En España, también ocurre lo mismo, hay sectores de la comunidad cristiana que pasan de largo ante la cuestión ambiental. Pero también hay que decir que se han empezado a dar pasos y poco a poco se va puliendo esa obstinación inicial. En 2019, sin ir más lejos, en la diócesis de Cáceres se ha creado una delegación para el Cuidado de la Creación, en Madrid, una comisión de Ecología Integral y Manos Unidas está muy comprometida con esta sensibilidad. En Estados Unidos, hay parroquias que han instalado paneles solares y ceden gratuitamente la energía que no utilizan a vecinos de su zona, no necesariamente feligreses. En todo el mundo, están surgiendo iniciativas interesantes.

¿A qué cree que se debe esta obstinación?
Es un problema de ideología, todos tenemos una y los católicos no estamos exentos de ellas. Por alguna razón, lo ecológico se asocia a la izquierda, parece más progresista. Se ataca mucho desde sectores conservadores al Papa por esto. No comprendo que, ante las evidencias y los fundamentos teológicos, se puedan mantener estas posturas de oposición frontal. También hay fuertes intereses, como se ha puesto de manifiesto en Estados Unidos, donde los medios más obstinadamente críticos con Laudato si’ están financiados por empresas madereras y petroleras.

¿Qué es lo nuevo y original de la visión cristiana de la ecología?
La creación, como don del Creador, merece nuestro cuidado respetuoso, pero es que además la antropología cristiana nos ayuda a entender que estamos íntimamente unidos a la naturaleza. El planteamiento no es que haya que salvar a toda costa a las ballenas, a los pingüinos o las abejas, por muy importante que sean, sino que estamos íntimamente ligados a la Tierra, somos parte de ella, y tenemos la responsabilidad de cuidar la casa común, tanto por preservar el medio ambiente del que dependemos, como por las generaciones posteriores. La parte humana y la ecológica, en el pensamiento del Papa, están unidas. Todo está interrelacionado. El daño que hacemos al planeta, como desgraciadamente vemos cada día, nos lo hacemos también a nosotros. Creo que esa visión antropológica de la persona es una gran contribución del cristianismo a la ecología.

El Papa habla del clamor de la Tierra íntimamente ligado al clamor de los pobres…
Conozco a un subsahariano que vivía tranquilamente en su pueblo siendo carpintero. Hasta que el avance del desierto del Sáhara llegó a su pueblo, un efecto más del cambio climático. Tuvo que irse primero a la capital de su región, pero no pudo seguir trabajando como carpintero, cruzó el Mediterráneo para llegar a Europa… El papa Francisco incide mucho en esta relación y en este tipo de movimientos que cada vez cobrarán una escala mayor… El cambio climático provoca grandes desplazamientos humanos y una gran cantidad de muertos.

Los desastres climáticos cada vez son más violentos. Desde los años 60 del siglo XX, el calentamiento de la Tierra, producto de la actividad industrial, se ha disparado. Los negacionistas dicen que la Tierra siempre se ha calentado y enfriado por sí misma, que se ajusta sola. Eso es cierto, pero lo que estamos viendo en estas décadas es que ahora el calentamiento se está produciendo de un modo brutal, que hay un aceleramiento que es producto de la actividad humana y que las consecuencias pueden ser desastrosas si no hacemos algo para remediarlo.

Laudato si’ también plantea el impacto del sistema de producción y consumo en el entorno…
Efectivamente, el Papa dice que toda compra es un acto moral. Cuando uno va a una gran superficie en la Gran Vía y compra una camiseta por dos euros, ha de saber que detrás de una simple prenda hay una serie de factores que repercuten en el planeta y en las personas, como son la manera en que se consigue la materia prima, cómo se tiñe, cómo se elabora, cómo se transporta. Como católicos nos tenemos que hacer la pregunta de qué hay detrás de una camiseta que me compro por muy poco precio y qué consecuencias tiene mi decisión de compra. Lo mismo pasa con la verdura, la fruta, el agua, los aparatos electrónicos…

El planteamiento de la ecología integral ha venido también a completar la defensa del trabajo humano y eso supone también impulsar cambios en el sistema económico…
El sistema tiene que poner a la persona en el centro, no es humano un sistema que explote al hombre y la mujer, que obliga a trabajar 12 horas para luego no poder pagar la casa, la educación… No nos podemos dejar llevar por el ansia de poseer. Esos planteamientos estaban en el encuentro sobre economía en Asís, que ha sido aplazado, donde se iban a plantear nuevas formas de entender la economía y las relaciones laborales. Está claro que no es honesta la ganancia a costa de las personas y que el obrero tiene que vivir dignamente. En Buenos Aires, Bergoglio caminaba mucho por las villas miseria, los barrios de chabolas. Después de la crisis de 2001, se implicó mucho en fomentar el asociacionismo y el cooperativismo. Vivió aquello y se lo cree.

¿No está demostrando la necesidad de encontrar soluciones globales a problemas globales y de la necesidad de no retrasar más tiempo las transformaciones sociales el impacto de la COVID-19?
Está claro que la pérdida de biodiversidad como consecuencia del el cambio climático lleva aparejada la aparición de nuevos virus. Con el deshielo en Siberia están aflorando virus que han estado congelados mucho tiempo. Todo parece indicar que surgirán otros nuevos. En una charla TED de Bill Gates que dio en 2015, de ocho minutos, y que ahora se ha hecho muy famosa, decía que el próximo quiebre lo provocaría un virus, una pandemia. Se invierte mucho dinero en sistemas de armamentos y muy poco en médicos que nos puedan curar de las pandemias. La COVID-19 nos ha puesto frente al espejo. Un jesuita decía el otro día que todo lo que teníamos programado, nuestro ir siempre a tope de cosas, se lo ha llevado el viento y nos enfrentamos a una vida real, a un día a día, muy diferente, que nos debería ayudar a entender lo que estamos haciendo mal y a centrarnos en lo verdaderamente importante. Lamentablemente, cuando los problemas pasan, solemos olvidarnos de ellos, aunque tengamos suficiente información como para saber lo que debemos cambiar. Ahora los ríos, la atmósfera se están limpiando, pero a costa de vidas humanas.

¿Cómo se va desarrollar la semana Laudato si’, en torno al 24 de mayo, día de 2015 en que se publicó la encíclica?
La semana Laudato si´ es una iniciativa del Dicasterio al Servicio del Desarrollo Humano Integral que el Movimiento Católico Mundial por el Clima ha acogido para llevar a la práctica. Pero parte del Vaticano. En España, se ha sumado la Conferencia Episcopal Española, Escuelas Católicas, la archidiócesis de Madrid, el movimiento Scout Católico, Confer, Regnum Cristi, la Universidad Francisco Vitoria, la organización Interfranciscana, Justicia y Paz… Es un evento mundial para celebrar el quinto aniversario de la encíclica. No va a haber actividades en Roma, pero se mantienen otras actividades para evidenciar los cambios que ha empezado a generar la encíclica en los últimos años. Hay iniciativas que ya se están dando y nuevos proyectos que están empezando. Queremos evidenciar todo eso y ofrecerlo al Papa como regalo.

faldon portada y sumario

Francisco propone un “plan para resucitar” ante la emergencia sanitaria

Iglesia

Francisco propone un “plan para resucitar” ante la emergencia sanitaria

17 abril 2020

Presentamos el texto íntegro de la meditación escrita por el papa Francisco, publicada por la revista Vida Nueva en su edición de hoy. Un aliento de esperanza que nace de la alegría pascual y que anima la vida en tiempos de COVID-19.

Un plan para resucitar

“De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: ‘Alégrense’” (Mt 28, 9). Es la primera palabra del Resucitado después de que María Magdalena y la otra María descubrieran el sepulcro vacío y se toparan con el ángel. El Señor sale a su encuentro para transformar su duelo en alegría y consolarlas en medio de la aflicción (cfr. Jr 31, 13). Es el Resucitado que quiere resucitar a una vida nueva a las mujeres y, con ellas, a la humanidad entera. Quiere hacernos empezar ya a participar de la condición de resucitados que nos espera.

Invitar a la alegría pudiera parecer una provocación, e incluso, una broma de mal gusto ante las graves consecuencias que estamos sufriendo por el COVID-19. No son pocos los que podrían pensarlo, al igual que los discípulos de Emaús, como un gesto de ignorancia o de irresponsabilidad (cfr. Lc 24, 17-19). Como las primeras discípulas que iban al sepulcro, vivimos rodeados por una atmósfera de dolor e incertidumbre que nos hace preguntarnos: “¿Quién nos correrá la piedra del sepulcro?” (Mc 16, 3). ¿Cómo haremos para llevar adelante esta situación que nos sobrepasó completamente? El impacto de todo lo que sucede, las graves consecuencias que ya se reportan y vislumbran, el dolor y el luto por nuestros seres queridos nos desorientan, acongojan y paralizan. Es la pesantez de la piedra del sepulcro que se impone ante el futuro y que amenaza, con su realismo, sepultar toda esperanza. Es la pesantez de la angustia de personas vulnerables y ancianas que atraviesan la cuarentena en la más absoluta soledad, es la pesantez de las familias que no saben ya como arrimar un plato de comida a sus mesas, es la pesantez del personal sanitario y servidores públicos al sentirse exhaustos y desbordados…, esa pesantez que parece tener la última palabra.

Sin embargo, resulta conmovedor destacar la actitud de las mujeres del Evangelio. Frente a las dudas, el sufrimiento, la perplejidad ante la situación e incluso el miedo a la persecución y a todo lo que les podría pasar, fueron capaces de ponerse en movimiento y no dejarse paralizar por lo que estaba aconteciendo. Por amor al Maestro, y con ese típico, insustituible y bendito genio femenino, fueron capaces de asumir la vida como venía, sortear astutamente los obstáculos para estar cerca de su Señor. A diferencia de muchos de los Apóstoles que huyeron presos del miedo y la inseguridad, que negaron al Señor y escaparon (cfr. Jn 18, 25-27), ellas, sin evadirse ni ignorar lo que sucedía, sin huir ni escapar…, supieron simplemente estar y acompañar. Como las primeras discípulas, que, en medio de la oscuridad y el desconsuelo, cargaron sus bolsas con perfumes y se pusieron en camino para ungir al Maestro sepultado (cfr. Mc 16, 1), nosotros pudimos, en este tiempo, ver a muchos que buscaron aportar la unción de la corresponsabilidad para cuidar y no poner en riesgo la vida de los demás. A diferencia de los que huyeron con la ilusión de salvarse a sí mismos, fuimos testigos de cómo vecinos y familiares se pusieron en marcha con esfuerzo y sacrificio para permanecer en sus casas y así frenar la difusión. Pudimos descubrir cómo muchas personas que ya vivían y tenían que sufrir la pandemia de la exclusión y la indiferencia siguieron esforzándose, acompañándose y sosteniéndose para que esta situación sea (o bien, fuese) menos dolorosa. Vimos la unción derramada por médicos, enfermeros y enfermeras, reponedores de góndolas, limpiadores, cuidadores, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas, abuelos y educadores y tantos otros que se animaron a entregar todo lo que poseían para aportar un poco de cura, de calma y alma a la situación. Y aunque la pregunta seguía siendo la misma: “¿Quién nos correrá la piedra del sepulcro?” (Mc 16, 3), todos ellos no dejaron de hacer lo que sentían que podían y tenían que dar.

Y fue precisamente ahí, en medio de sus ocupaciones y preocupaciones, donde las discípulas fueron sorprendidas por un anuncio desbordante: “No está aquí, ha resucitado”. Su unción no era una unción para la muerte, sino para la vida. Su velar y acompañar al Señor, incluso en la muerte y en la mayor desesperanza, no era vana, sino que les permitió ser ungidas por la Resurrección: no estaban solas, Él estaba vivo y las precedía en su caminar. Solo una noticia desbordante era capaz de romper el círculo que les impedía ver que la piedra ya había sido corrida, y el perfume derramado tenía mayor capacidad de expansión que aquello que las amenazaba. Esta es la fuente de nuestra alegría y esperanza, que transforma nuestro accionar: nuestras unciones, entregas… nuestro velar y acompañar en todas las formas posibles en este tiempo, no son ni serán en vano; no son entregas para la muerte. Cada vez que tomamos parte de la Pasión del Señor, que acompañamos la pasión de nuestros hermanos, viviendo inclusive la propia pasión, nuestros oídos escucharán la novedad de la Resurrección: no estamos solos, el Señor nos precede en nuestro caminar removiendo las piedras que nos paralizan. Esta buena noticia hizo que esas mujeres volvieran sobre sus pasos a buscar a los Apóstoles y a los discípulos que permanecían escondidos para contarles: “La vida arrancada, destruida, aniquilada en la cruz ha despertado y vuelve a latir de nuevo”(1) . Esta es nuestra esperanza, la que no nos podrá ser robada, silenciada o contaminada. Toda la vida de servicio y amor que ustedes han entregado en este tiempo volverá a latir de nuevo. Basta con abrir una rendija para que la Unción que el Señor nos quiere regalar se expanda con una fuerza imparable y nos permita contemplar la realidad doliente con una mirada renovadora.

Y, como a las mujeres del Evangelio, también a nosotros se nos invita una y otra vez a volver sobre nuestros pasos y dejarnos transformar por este anuncio: el Señor, con su novedad, puede siempre renovar nuestra vida y la de nuestra comunidad (cfr. Evangelii gaudium, 11). En esta tierra desolada, el Señor se empeña en regenerar la belleza y hacer renacer la esperanza: “Mirad que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notan?” (Is 43, 18b). Dios jamás abandona a su pueblo, está siempre junto a él, especialmente cuando el dolor se hace más presente.

Si algo hemos podido aprender en todo este tiempo, es que nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban y todo los discursos integristas se disuelven ante una presencia casi imperceptible que manifiesta la fragilidad de la que estamos hechos. La Pascua nos convoca e invita a hacer memoria de esa otra presencia discreta y respetuosa, generosa y reconciliadora capaz de no romper la caña quebrada ni apagar la mecha que arde débilmente (cfr. Is 42, 2-3) para hacer latir la vida nueva que nos quiere regalar a todos. Es el soplo del Espíritu que abre horizontes, despierta la creatividad y nos renueva en fraternidad para decir presente (o bien, aquí estoy) ante la enorme e impostergable tarea que nos espera. Urge discernir y encontrar el pulso del Espíritu para impulsar junto a otros las dinámicas que puedan testimoniar y canalizar la vida nueva que el Señor quiere generar en este momento concreto de la historia. Este es el tiempo favorable del Señor, que nos pide no conformarnos ni contentarnos y menos justificarnos con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo. Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos puede proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instrumentalizar con esquemas, modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5).

En este tiempo nos hemos dado cuenta de la importancia de “unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral”(2). Cada acción individual no es una acción aislada, para bien o para mal, tiene consecuencias para los demás, porque todo está conectado en nuestra Casa común; y si las autoridades sanitarias ordenan el confinamiento en los hogares, es el pueblo quien lo hace posible, consciente de su corresponsabilidad para frenar la pandemia. “Una emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad(3). Lección que romperá todo el fatalismo en el que nos habíamos inmerso y permitirá volver a sentirnos artífices y protagonistas de una historia común y, así, responder mancomunadamente a tantos males que aquejan a millones de hermanos alrededor del mundo. No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos. Es el Señor quien nos volverá a preguntar “¿dónde está tu hermano?” (Gn, 4, 9) y, en nuestra capacidad de respuesta, ojalá se revele el alma de nuestros pueblos, ese reservorio de esperanza, fe y caridad en la que fuimos engendrados y que, por tanto tiempo, hemos anestesiado o silenciado.

Si actuamos como un solo pueblo, incluso ante las otras epidemias que nos acechan, podemos lograr un impacto real. ¿Seremos capaces de actuar responsablemente frente al hambre que padecen tantos, sabiendo que hay alimentos para todos? ¿Seguiremos mirando para otro lado con un silencio cómplice ante esas guerras alimentadas por deseos de dominio y de poder? ¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos? ¿Adoptaremos como comunidad internacional las medidas necesarias para frenar la devastación del medio ambiente o seguiremos negando la evidencia? La globalización de la indiferencia seguirá amenazando y tentando nuestro caminar… Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad y la solidaridad. No tengamos miedo a vivir la alternativa de la civilización del amor, que es “una civilización de la esperanza: contra la angustia y el miedo, la tristeza y el desaliento, la pasividad y el cansancio. La civilización del amor se construye cotidianamente, ininterrumpidamente. Supone el esfuerzo comprometido de todos. Supone, por eso, una comprometida comunidad de hermanos”(4).

En este tiempo de tribulación y luto, es mi deseo que, allí donde estés, puedas hacer la experiencia de Jesús, que sale a tu encuentro, te saluda y te dice: “Alégrate” (Mt 28, 9). Y que sea ese saludo el que nos movilice a convocar y amplificar la buena nueva del Reino de Dios.

NOTAS

1 R. Guardini, El Señor, 504.
2 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 13.
3 Pontificia Academia para la Vida. Pandemia y fraternidad universal. Nota sobre la emergencia COVID-19 (30 marzo 2020), p. 4.
4 Eduardo Pironio, Diálogo con laicos, Buenos Aires, 1986.

Noticias Obreras | Justicia, igualdad y solidaridad

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Noticias Obreras | Justicia, igualdad y solidaridad

02 abril 2020

Presento el sumario de contenidos y la portada de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común, de abril de 2020 (número 1.627). Este mes, la pandemia COVID-19 y sus consecuencias en los servicios esenciales, como en la producción editorial habitual, nos impiden imprimir, distribuir y enviar la revista en formato de papel. Por este motivo, ofrecemos en formato digital y para todos aquellas personas interesadas en la revista, el acceso gratis durante el tiempo de estado de alarma #ParaElEncuentro. Junto a este número de Noticias Obreras, se distribuye la publicación Juventud Obrera que elabora la JOC.  Descarga la revista.

Las palabras claves son: #COVID19yBienComun, #JusticiaIgualdad#SeguridadAlimentaria, #LaudatoSi#InMemoriam.

Lectores/as • Cambios en Noticias Obreras con motivo del impacto del COVID-19. De todos y de todas es sabido el momento de dificultad que estamos viviendo. Una situación sin precedentes, que afecta a todos los ámbitos de nuestra sociedad, especialmente a los más vulnerables. El impacto de las decisiones son de un enorme calado, tanto es así, que este estado de alarma ha cambiado sustancialmente nuestra forma de vida, de trabajo y de relacionarnos con el prójimo.

Editorial • COVID-19 y defensa del bien común. La crisis de salud pública provocada por el COVID-19 nos pone a prueba como sociedad y nos ofrece la oportunidad de crecer en humanidad, en poner en el centro la dignidad de cada persona y el bien común, poniendo en el centro a los más vulnerables. Se publicará en la web y en las redes sociales el próximo 3 de abril. Te animamos a su valoración y a compartirlo con la etiqueta #COVID19yBienComun. Si lo prefieres, puedes hacer llegar tu opinión a participacion@noticiasobreras.es

Tema del Mes • Justicia e igualdad. Tomando las frases casi siempre literalmente, y los datos originales del último libro de Thomas Piketty, el teólogo Ignacio González-Faus construye un resumen del libro en el que después de sintetizar la evolución de las desigualdades y de las ideologías que las justifican, agrupa sus propuestas para la sociedad realmente equitativa, justa y solidaria del siglo XXI. Ilustrado con la viñeta de Chipola. En esta sección, nos ponemos a la escucha. Puedes hacer tus aportaciones al tema a través de las redes sociales con la etiqueta #JusticiaIgualdad o al correo participacion@noticiasobreras.es.

Entrevista • Gabriel López Santamaría (Movimiento Católico Mundial por el Clima): «El Papa ha unido el grito de los pobres con el grito de la Tierra». El coordinador en España del Movimiento Católico Mundial por el Clima habla en esta entrevista de la semana Laudato si’, una convocatoria que, en el quinto aniversario de la promulgación de esta encíclica, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral aprovecha para impulsar el cuidado de la casa común. Por José Luis Palacios.

Laboral • El escudo laboral frente a la COVID-19Eduardo Rojo nos habla del Real Decreto-Ley 8/2020 de 17 de marzo, una de las normas más importantes de nuestra democracia. Se pregunta hubiera podido ir más allá para proteger a las personas trabajadoras y prohibir durante un determinado período de tiempo los despidos por causas objetivas, siguiendo el modelo italiano.

Vidas precarias • «No podemos permitir que nos sigan matando a nuestros hijos». La muerte de un familiar siempre es un suceso trágico para una familia, pero mucho más si el fallecimiento se produce de manera inesperada, injustamente, por ejercer el noble derecho al trabajo. Por Elena Moreno, periodista.

Política • A cuenta del pin parental. Al hilo del debate que se ha introducido en la sociedad española sobre el pin parental, quisiera reflexionar a partir de algunas afirmaciones que se han ido realizando. Por Juan Francisco Garrido, militante de la HOAC.  Ilustra el artículo Miguel Cruz.

Economía • Las respuestas económicas a la COVID-19. Las repercusiones sociales y económicas del coronavirus son todavía imprevisibles. Lo que no hay duda es que serán gravísimas. Esta crisis no solo dejará miles de muertes trágicas, sino otras heridas de difícil cicatrización para una parte de la sociedad. Por Saúl Pérez, economista.

Otra vida familiar es posible • Revincularnos en la cuarentena. El confinamiento actual en el que nos encontramos ha dado a la expresión del coordinador
de la Fundación Foessa, Guillermo Fernández, que nos describía como «una sociedad desvinculada que necesita revincularse», una nueva dimensión. Por Olivia Pérez, responsable de Comunicación de Cáritas Valencia.

Iglesia •  El poscongreso de Laicos: Pasó el día, pasó la romería. El recelo o, mejor dicho, la cautela de qué ocurrirá tras el «exitoso Congreso para los Laicos» –en palabras del nuncio– no es menor. Con el paso del tiempo se han puesto muchas esperanzas en él, tanto por los pastores como por tantos y tantas seglares que algo han escuchado de la música de fondo de dicho evento. Por Alfredo Losada, subdelegado de Apostolado Seglar en Santiago de Compostela.

Experiencia • Compensar las desventajas de partida. Aliviar las desventajas de partida que lastran la educación inclusiva es el objetivo que persigue, desde hace cuatro años, el proyecto Fondo Social del Colegio Vedruna del barrio madrileño de Carabanchel. Por Cristina García, colaboradora del Fondo Social del colegio Vedruna.

Cultura • Hospitalidad y dignidad. Hospitalidad y dignidad. Dos palabras que, de manera constante, cada último miércoles de mes desplegamos en el Círculo de Silencio, en seis lugares diferentes de Bizkaia (Bilbao, Barakaldo, Portugalete, Durango, Galdako y Balmaseda). Por Maite Valdivieso, militante de la HOAC.

El trabajo es para la vida • Vertidos mortales. El hecho, el dato y la reflexión por Amaya Muñoz, militante de la HOAC.

El cuidado de la creación • Sepultados en basura. Por Araceli Caballero, periodista.

La Mundialización  Seguridad de los alimentos, aportación de Francisco Porcar, militante de la HOAC.

El Termómetro • En sintonía con Francisco, por Jesús Espeja, teólogo.

El Evangelio en tu vida • Con el artículo Tiempo de resurrección, de Aquilino Martínez, consiliario de la HOAC de Valencia.

Libros • Una realidad inquietante. Francisco Porcar reseña el libro Neofascimo, La bestia neoliberal, de Adoración Guamán, Alfons Aragoneses y Sebastián Martín (dirs.).

Cine • Creedme. Por Susana García.

In Memoriam • El Señor es mi parcela en la tierra prometida, por Fernando Díaz Abajo.

Portada | Debora Bacheschi (unsplash)

Papa Francisco: Primero la gente

Iglesia

Papa Francisco: Primero la gente

30 marzo 2020

En una carta manuscrita dirigida el sábado, 28 de marzo, al presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales, el papa Francisco señala tres cuestiones esenciales en un contexto de progresivo crecimiento de la pandemia de la COVID-19.

Primero la gente

«Estoy edificado por la reacción de tantas personas, médicos, enfermeras, enfermeros, voluntarios, religiosos, sacerdotes, arriesgan su vida para sanar y defender a la gente sana del contagio. Algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población. Es verdad que estas medidas “molestan” a quienes se ven obligados a cumplirlas, pero siempre es para el bien común y, a la larga, la mayoría de la gente las acepta y se mueve con una actitud positiva. Los gobiernos que enfrentan así la crisis muestran la prioridad de sus decisiones: primero la gente. Y esto es importante porque todos sabemos que defender la gente supone un descalabro económico. Sería triste que se optara por lo contrario, lo cual  llevaría a la muerte a muchísima gente, algo así como un genocidio virósico.»

Prepararnos para la recuperación: combatir el hambre y el desempleo

«El viernes tuvimos una reunión con el Dicasterio del Desarrollo Humano Integral, para reflexionar sobre el ahora y sobre el después. Prepararnos para el después es
importante. Ya se notan algunas consecuencias que deben ser enfrentadas: hambre, sobre todo para las personas sin trabajo fijo (changas, etc), violencia, la aparición de los usureros, (que son la verdadera peste del futuro social, delincuentes deshumanizados), etc.»

Pensar el futuro económico

«Sobre el futuro económico es interesante la visión de la economista Mariana Mazzucato, docente en el University College London (Il valore di tutto. Chi lo produce e chi lo sottrae nell’ economía globale. La Haya, 2018 [El valor de todo. Quién lo produce y quién se lo lleva en la economía global]). Creo que ayuda a pensar el futuro.»

En este libro, la autora plantea que para reforma el actual sistema económico “debemos hacernos una serie de preguntas radicales: ¿de dónde viene la riqueza? ¿quién crea valor? ¿quién lo extrae? ¿quién lo roba? Solo respondiendo estas cuestiones podemos reemplazar el actual sistema capitalista parasitario con un sistema más sostenible e interdependiente: un sistema que funcione para todos”.

Para Francisco, abordar el cambio de sistema económico es una prioridad tal y como expresa en la encíclica Laudato si’ (194) “Para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos ‘cambiar el modelo de desarrollo global’, lo cual implica reflexionar responsablemente ‘sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones’. No basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso”. Un proceso ya abierto con la convocatoria del evento internacional “Economía de Francisco“, que tenía previsto realizarse este mes de marzo y que ha sido aplazado a noviembre por la crisis de coronavirus. 

Francisco manifiesta su preocupación por los efectos de la COVID-19 sobre el trabajo

Iglesia

Francisco manifiesta su preocupación por los efectos de la COVID-19 sobre el trabajo

23 marzo 2020

En los próximos días, el Papa convocará una reunión con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Integral con el objetivo de “empezar a estudiar medidas para el día después de la pandemia”. 

El impacto mundial que la pandemia de la neumonía de coronavirus COVID-19 está teniendo sobre el trabajo es una gran preocupación del papa Francisco, según ha expresado en la conversación telefónica mantenida, el pasado sábado, con Hernán Reyes, corresponsal en el Vaticano de la agencia latinoamericana de noticias Télam y de Religión Digital

Consecuentemente, Francisco toma la iniciativa de convocar al Dicasterio Vaticano de Desarrollo Humano Integral, dirigido por el cardenal Peter Turkson, para comenzar a estudiar medidas que ayuden a mitigar el impacto negativo sobre el trabajo  “el día después de la pandemia”. 

Millones de personas descartadas

Esta preocupación del Papa se produce unos días después de la presentación del informe COVID-19 y el mundo del trabajo: Consecuencias y respuestas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que advierte del enorme descarte de personas que provocará el impacto del COVID-19 en el trabajo. Las estimaciones más extremas de esta agencia de Naciones Unidas señalan el aumento del desempleo mundial en casi 25 millones de personas que se sumarían a las 188 millones de personas que ya no pueden “ganarse el pan”. El impacto de esta triple crisis (sanitaria, económica y laboral) será muy duro para todos, pero golpeará significativamente a personas con trabajos más débiles, precarios, informales, cerca o por debajo del umbral de la pobreza, agravándose la desigualdad y el empobrecimiento de millones de personas. 

La clave del trabajo en este pontificado 

En este tiempo de pontificado, Francisco ha venido insistiendo en la clave del trabajo como una prioridad humana y cristiana. Un compromiso expresado en dos de sus principales texto: en Evangelii gaudium, donde subraya su importancia para la inclusión social de los pobres; y en Laudato si’, donde insiste en su sentido como actividad creadora, que acrecienta la dignidad de las personas, y permite el desarrollo de una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, indicando su repercusión en el cuidado de la casa común. Una constante que ha ido desarrollando y concretando en los distintos diálogos abiertos con las organizaciones sindicales y con los movimientos populares de trabajadores empobrecidos y excluidos; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

Un pacto global 

El Papa ha reiterado, en numerosas ocasiones, la importancia de abordar los profundos cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo, desde un diálogo sincero entre responsables políticos, empresarios y sindicatos, con especial insistencia en la participación de los que están “fuera de la ciudad del trabajo”, para establecer un nuevo pacto global que renueve el contrato social fortaleciendo así la democracia, preserve el trabajo y nadie quede descartado -incluyendo rentas que permitan sobrevivir-, hoy con mayor necesidad por el profundo impacto del COVID-19 en el trabajo y en todos los países. En este sentido, es conocido el ofrecimiento del doble juego de 3T: tierra, techo y trabajo, como criterios de justicia social; y trabajo/tradición, tiempo y tecnología, como criterios de desarrollo real sostenible, inclusivo y solidario, tal y como señaló en la reunión Centenaria de la OIT el pasado mes de junio. 

Declaración con motivo del Día para el Domingo Libre de Trabajo

Internacional

Declaración con motivo del Día para el Domingo Libre de Trabajo

02 marzo 2020

El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) expresa su pleno apoyo a las iniciativas que se realizan con ocasión del día 3 de marzo, Día Internacional para el Domingo Libre de Trabajo. En este año 2020, el MTCE ofrece la siguiente reflexión.

En el mundo del trabajo estamos en una situación nueva que nos pide abrir nuevos caminos a la fraternidad, la solidaridad y la sensibilidad ante el sufrimiento y la injusticia para que sea posible el ser y el vivir de las personas. El modelo social en el que vivimos, configurado principalmente por la forma en que es concebido y tratado el trabajo humano, es un gran obstáculo para que la organización social y las relaciones e instituciones sociales favorezcan aquello a lo que siempre deberían servir: que las personas podamos realizar nuestro ser y podamos vivir de acuerdo a nuestra dignidad, que podamos realizar nuestra humanidad a imagen y semejanza de Dios. Esto es lo que está radicalmente en juego hoy y de cara al futuro: que las personas podamos realizar nuestro ser y vivir de acuerdo a nuestra dignidad, y es muy importante que nos hagamos realmente cargo de esta situación en la que nos coloca el modelo social que se ha configurado:

• Se ha roto la relación entre empleo y familia, en el sentido de que, cada vez más, la inestabilidad en el empleo desestructura y desestabiliza la familia. El empleo como sostén familiar es cada vez más débil.

• Se ha roto la relación entre empleo y tiempos de vida, entre empleo y un modelo estable de vida en el que los tiempos de vida laboral, familiar, personal, social…, estén relativamente delimitados y en los que el trabajador pueda compaginar los tiempos para el trabajo, la familia y el descanso y ejercer un cierto control sobre ellos. En el actual modelo la profunda flexibilidad y variabilidad del tiempo de empleo (incluido el de los desempleados que buscan empleo) se convierte en la práctica en disponibilidad permanente, en constante inestabilidad, en cambios continuos… que invaden y dificultan cada vez más los tiempos de vida familiar, personal, social…

No se trata solo de trabajar menos para trabajar todos. La reducción de la jornada de trabajo es condición imprescindible para hacer frente al enorme problema socioambiental: el descarte de personas y el maltrato a la casa común, al planeta, y para liberar un tiempo para recuperar fuerzas y consumir, y para permitir desarrollar otros tiempos necesarios para nuestro crecimiento humano: la familia, las relaciones con los demás, la cultura, el espíritu, el deporte, el compromiso político… Sin tiempo liberado para el trabajo conscientemente socializado, el trabajo dependiente, que con frecuencia es “trabajo inhumano, trabajo esclavo”1 seguirá siendo la principal fuente de alienación y empobrecimiento físico y cultural para cada vez más personas.

“La persona «no es solo trabajo»; hay otras necesidades humanas que necesitamos cultivar y atender, como la familia, los amigos y el descanso. Es importante, pues, recordar que cualquier tarea debe estar al servicio de la persona, y no la persona al servicio de esta, lo cual implica que debemos cuestionar las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o a nuestra madre tierra.”2

1 Papa Francisco. Visita pastoral a Cagliari, Italia. Encuentro con el mundo laboral. Discurso del 22 septiembre 2013.

2 Papa Francisco. Carta al cardenal Peter K. A. Turkson con motivo de la Conferencia Internacional «De Populorum progressio a Laudato si’». 23 de noviembre de 2017.

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