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La JEC celebra la Pascua: “Pon una nota de alegría”

Iglesia

La JEC celebra la Pascua: “Pon una nota de alegría”

12 abril 2012

Alrededor de ochenta jóvenes venidos de Badajoz, Barcelona, Bilbao, Cáceres, Madrid, Palencia, Plasencia, Salamanca Valladolid y Hawai (en representación de una realidad internacional de movimientos que laten con un mismo sentir alrededor del mundo) movidos con un motor incombustible de alegría, de la alegría del encuentro, la alegría del reencuentro, la alegría de recuperar el sentido primigenio de la Pascua de la Resurrección, que a lo largo del tiempo se ha ido en gran medida devaluando bajo el peso de las representaciones icónicas centradas en el peso del sufrimiento, la pasión, la penitencia y la muerte.

“Y somos gente decidida a entrar en acción, gente sin complejo en darle uso al corazón”.

Con esta frase de la canción Mis queridos desgraciados, de Rosana, resumiría el espíritu del Encuentro General de Militantes de la Juventud Estudiante Católica de España, que desde el pasado miércoles por la noche con la cena de los pueblos hasta la celebración alegre y viva de la Vigilia Pascual y la fiesta final, se ha movido con fuerza en el interior de todos nosotros durante estos cuatro días. Para mí ha sido mucho más: desde los últimos meses reuniones, organización, llamadas, preocupaciones, responsabilidades y satisfacciones.

El poso que queda vuelve a ser el de la vivencia intensa, renovada y seductora del proyecto de Jesús, encarnado en la vida de un movimiento joven, que prende pábilos y rompe barreras para ofrecer al mundo alternativas, encarnadas en la belleza de la lucha por la justicia.

Son muchas sensibilidades las que estos días ha aunado una celebración común del Paso de Jesús de la muerte a la vida, de la opción más radical por los pobres y desheredados de la Tierra, que a la luz de las experiencias y vidas se sigue dando hoy en nuestro mundo.

Parece difícil para este mundo entender que la felicidad y alegría auténtica no están en el capricho y la seguridad, sino en la educación de un deseo profundo que pasa por hacerse cargo de la realidad, mirar fijamente al sufrimiento y tener la sensibilidad, los sentimientos y las entrañas para dejarse afectar por él: los jóvenes chavales de secundaria nos dan una lección poniendo su creatividad al servicio de esos sentimientos, expresando con libertad a través del arte las sensaciones que la realidad les suscita mientras que nosotros, estudiantes inquietos e inmersos en la vida de las universidades, centros superiores y ciclos formativos, afilamos y pulimos nuestra mirada para adquirir una óptica crítica, radical pero también compasiva y tierna, profunda e intensa.

Los graduados, encarando la difícil realidad de la incorporación laboral en este tiempo, se plantean el desafío del compromiso sociopolítico para llegar a la comprensión del mundo y poder cambiarlo desde la implicación y participación ciudadana en las distintas estructuras sociales.

Y el marco de todo esto es la ciudad de Fuente del Maestre, casa fraterna que nos acoge, cercana, hermana y calurosa a pesar del frío de estos días.

Dios es joven y alegre… y el Evangelio es noticia, algo que nace para ser transmitido. Y nosotros estamos llamados a esta misión ilusionante porque esta noticia es demasiado buena como para no contarla; este tesoro es demasiado precioso para no compartirlo y la vida, en definitiva, es demasiado valiosa como para no entregarla.

Álvaro Mota Medina

Responsable de JEC en Mérida-Badajoz

Lectura de la JMJ desde la delegación de Trabajo

Iglesia

Lectura de la JMJ desde la delegación de Trabajo

29 agosto 2011

El delegado de Pastoral del Trabajo de Madrid, Juan Fernández de la Cueva reflexiona sobre la pasada JMJ, tanto desde el punto de vista de la persona que ha acogido a peregrinos como desde su responsabilidad al frente del departamento orientado al mundo obrero. Valora el magisterio de Benedicto XVI, incluso su valentía para realizar una autocrítica indirecta, aunque echa en falta una mirada más profunda sobre la situación actual de los trabjadores.

“En mi oración de estos días posteriores a la JMJ he expresado a Dios mi envidia de que Benedicto XVI, con su sabiduría concisa y certera, nos hubiera hecho una iluminación evangélica al mundo del trabajo. A la vez le he dado gracias a Dios por muchas cosas.

1. La experiencia de Iglesia

Todos los participantes hemos vivido un subidón de autoestima en los jóvenes y no tan jóvenes que nos reconocemos Iglesia dentro de una de las ciudades más secularizadas de Europa. También a los “indiferentes” les ha venido bien vernos entusiasmados y festivos. Un amigo no practicante me comentaba su admiración por tantos peregrinos jóvenes por todo Madrid. La Iglesia española, que está bajo mínimos en imagen y credibilidad social, necesitaba de macrofiestas de la fe. Forma parte de la evangelización en la época mediática y global.

Yo he acogido en mi casa a dos brasileños del noreste de Brasil: Welington y Helton. Acoger a unos desconocidos pensé que era una manera de confirmar mi fe católica. Quise emparentarme con Abraham en el encinar de Mambré recibiendo al Señor. Me esforzaba por entenderles, por cocinar alguna cosa que les gustara, dejé que ellos me cocinaran algún plato suyo. En la despedida me regalaron la bandera de Brasil que pasearon por Madrid y me invitaron a la próxima JMJ en Río de Janeiro. ¡Bonita experiencia de Iglesia!

2. La generosidad de los peregrinos y de los voluntarios

Los peregrinos no gozaban de las condiciones de un viaje de placer, sino de vida de austeridad y sacrificio. A los dos brasileños de mi casa el viaje les ha costado un año de trabajo y ahorro. El mucho calor de Madrid le hinchó a Helton los labios y se los llenó de costras como a si hubiera tenido fiebre altísima. También le lastimó los pies por caminar tanto durante todo el día. Otros peregrinos me contaban detalles: dormir en el suelo de una sala parroquial o gimnasio de colegio, aguantar todo el día con un kit de supervivencia, caminar buscando los sitios de encuentros bajo un sol de justicia, hacer cola para ducharse a las 7 h. con agua fría… Vivir estas condiciones con alegría da autenticidad a quien busca arraigarse en la fe. Era un lema de las Jornadas.

En cuanto a los voluntarios, han probado sobradamente su disponibilidad antes del evento y en las fechas claves de la JMJ. Se han desvivido por informar, acompañar… En el colegio junto a la parroquia he visto que no se ajustaban al mínimo esfuerzo, sino que intentaban responder a las necesidades de los peregrinos desde la pobreza de medios que tenían.

3. El magisterio de Benedicto XVI

Me ha resultado un Papa que sin complejos ha ejercido su papel magisterial con sencillez, brevedad y profundidad. No sobra nada de lo que dicho. Quizá falte algo, como luego diré. Ha cautivado a jóvenes y televidentes con su serena sonrisa de abuelo de 84 años que aguanta las embestidas de la tormenta en Cuatro Vientos: ante la imposibilidad de proseguir su discurso afirmó: “yo no me voy de aquí”. Apostando por que tras la tempestad viene la calma. Ofreciendo una lectura creyente a los jóvenes: “vuestra fe es más fuerte que la lluvia”.

Benedicto XVI vino a seducir y no a meter el dedo en el ojo a los Indignados (motivos no le faltaban) o al Gobierno. Vino a denunciar los ídolos falsos de nuestro tiempo, pero con rostro amable. Y hasta fue capaz de hacer una autocrítica indirecta a las ‘manzanas podridas’ del clero, al asegurar, ante miles de seminaristas, que el sacerdote no puede ser “signo de contradicción” ni de escándalo, sino santo.

4. La evangelización del mundo del trabajo

Benedicto XVI definió en su primera intervención el marco sociológico de la España a la que venía a visitar apostólicamente y colocó el paro y la precariedad laboral entre las flaquezas que nos abruman (junto a la superficialidad, el consumismo, el hedonismo… la corrupción). “Muchos jóvenes miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro” (Discurso en el aeropuerto Barajas). Incluso proclamó valientemente la encarnación de Cristo en esta situación angustiosa “Pero yo vuelvo a decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado” (Cf. idem).

¿Por qué no le hemos propiciado a Benedicto XVI un encuentro con los jóvenes trabajadores en paro o en precario, con los inmigrantes (que sufren más que nadie esa situación), con los autónomos o pequeños empresarios que han cerrado sus empresas porque les han cortado el grifo del crédito? Ahí nos habría podido proclamar los mejores tesoros que los Papas han almacenado en el arca de la Doctrina Social de la Iglesia desde los Santos Padres.

Apuesto que Benedicto XVI habría desgranado muchos criterios evangélicos contenidos en las arcas del Magisterio de manera parecida a como iluminó a los profesores de universidad, o a las religiosas, o a los seminaristas. El mismo Benedicto XVI ha enriquecido ese caudal eclesial con sus encíclicas insuficientemente conocidas. ¡Qué ocasión para anunciar en vivo y en directo, ante tanta audiencia planetaria, nuestra opción por los más empobrecidos en esta crisis globalizada! Les hace falta a tantos alejados que no conocen la dimensión social de la fe, como a tantos asistentes a la JMJ que la vivimos deficientemente.

Así hubiera continuado la tarea eclesial que el beato Juan Pablo II calificó de vivir y proclamar el “evangelio del trabajo”. “En nuestra sociedad, el trabajo juega un papel fundamental y decisivo en la vida personal, familiar y social. Cuando el trabajo y sus condiciones se ven profundamente deteriorados, como ocurre en estos momentos, toda la vida personal, familiar y social se ve afectada negativamente. En cambio, cuando el trabajo es realizador y gratificante, toda la existencia se humaniza”. “La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la Iglesia de los pobres” (Laborem excercens 8).

El artículo completo se publicó en la web de la Delegación de Pastoral del Trabajo de Madrid

Incorporación de nuevos militantes en Granada

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

Incorporación de nuevos militantes en Granada

23 mayo 2022

El sábado día 21 de mayo la HOAC de Granada ha celebrado la asamblea diocesana de final de curso con la presencia de la presidenta general de la HOAC Maru Megina.
Muchos han sido los motivos de acción de gracias, entre otros, haber reiniciado las actividades de modo presencial a lo largo de todo el curso, reencontrarnos y abrazarnos,  dialogar cara a cara, escucharnos unos a otros, y sobre todo  celebrar la Eucaristía con la inmensa alegría de la incorporación de nuevos militantes Reme García, Juan de Dios Carreño y Elena Augustín que han elegido como nombre de su equipo “La alegría del Evangelio”.
Estas  incorporaciones añaden a la buena noticia del crecimiento en número de militantes en la diócesis, una pátina de gozosa esperanza para la comunidad, que renace ilusionada en la acogida de estos nuevos hermanos, que animamos y nos animan a avanzar en fidelidad y compromiso en la entusiasta misión evangelizadora del mundo obrero y del trabajo, que la Iglesia nos encarga.
¡Bienvenidos!
#PueblodeDiosenSalida | Ponencia final: «Un Pentecostés renovado»

Iglesia

#PueblodeDiosenSalida | Ponencia final: «Un Pentecostés renovado»

16 febrero 2020

Ponencia final del Congreso de Laicos: Un Pentecostés renovado 

Presentada por Ana Medina, periodista de TRECE, y Antoni Vadell, obispo auxiliar de la archidiócesis de Barcelona.

  1. Premisa

En la dinámica de nuestro Congreso, la Ponencia final tiene un doble objetivo: de un lado, presentar las aportaciones que, en un ejercicio de discernimiento, los Grupos de Reflexión han formulado tras el recorrido de los cuatro itinerarios que constituyen el eje central de nuestro encuentro; de otro, ofrecer un escenario de futuro inmediato que nos permita profundizar en las prioridades que, en un ejercicio de sinodalidad, hemos podido identificar durante este proceso.

  1. El pueblo de Dios en salida

El libro de los Hechos de los Apóstoles presenta el testimonio de los primeros cristianos y cuenta cómo se extendió el Evangelio por el mundo entonces conocido. En los Hechos de los Apóstoles vemos con claridad que en Pentecostés el Espíritu Santo abrió el tiempo de la Iglesia y de la misión. “En Pentecostés, el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua” (EG 259).

  • El pueblo de Dios misionero y santo

La Iglesia nace del misterio de Dios y camina en la historia como pueblo; para pertenecer a ella se necesita el bautismo y para mantenerse en ella es fundamental la eucaristía.

La Iglesia es el pueblo de Dios, misionero y santo. Este pueblo estaba formado por hombres y mujeres, cristianos que venían del judaísmo y cristianos que venían del paganismo, apóstoles y maestros, profetas y diáconos, pastores y fieles. Es un pueblo en salida por expreso mandato de Jesús resucitado. La Iglesia es Iglesia en salida y, por eso, en toda época la misión renueva a la Iglesia. En esencia la misión consiste en dar vida. “Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión” (EG 10).

¿Quiénes forman parte de este pueblo misionero y santo? Este pueblo está constituido por hombres y mujeres con diversidad de vocaciones, carismas y ministerios. Este pueblo se caracteriza porque sus miembros tienen un mismo bautismo, una misma llamada para ser seguidores a Jesús, un mismo mandato para llevar el Evangelio hasta los confines del mundo, unos rasgos identificadores como son la vida comunitaria, la celebración litúrgica, especialmente la celebración de la eucarística, y el servicio generoso para el bien del mundo. Hay diversidad de ministerios pero una misma misión. Este es el fundamento del apostolado laical y de cualquier apostolado.

Los laicos somos una parte fundamental del pueblo de Dios. También los laicos somos discípulos misioneros de Jesús. No somos una cosa o la otra, sino discípulos misioneros, sin separaciones, sin divisiones, sin compartimentos estancos. Somos discípulos misioneros:

  • con la mirada puesta en Jesús. Somos hombres y mujeres de fe que miramos a Jesús y queremos mirar la vida con la mirada de Jesús. “La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver” (LF 18).
  • conscientes de nuestra propia vocación. Somos hombres y mujeres agradecidos por el regalo de la vocación que el Señor dibuja en nuestras entrañas. “Porque la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno” (ChV 252). Deseosos de vivir en comunión con los cristianos que tienen otras vocaciones dentro del Pueblo santo de Dios.
  • con una vida entregada a los demás. Nos gustaría sacar fuera lo mejor de nosotros para la gloria de Dios y para el bien del mundo. Decimos “aquí estoy Señor”, porque queremos acoger el don que nos hace el Señor, y colaborar con Él en la misión.
  • En un contexto secular y pluralista

También nosotros, fieles laicos, somos una misión. “La misión en el corazón del Pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar (EG 273). Estas acciones son importantes llamadas del Espíritu.

Junto con las otras vocaciones, los laicos formamos parte del pueblo de Dios en una sociedad secularizada y plurireligiosa. El pluralismo se ha extendido en todos los órdenes de la vida. Se deja ver en distintos estilos de vida, modos de pensamiento, cosmovisiones, sistemas de orientación. Todos vivimos al mismo tiempo mundos muy diferentes en la familia, el trabajo, la esfera pública, la economía, las diversiones, las relaciones. En este sentido, saber situarse en este complejo contexto no es fácil y es para los cristianos un importante reto.

No hay otro lugar para la misión que este mundo con toda su complejidad. Creemos que el icono bíblico de Babilonia puede ser inspirador. En Babilonia el pueblo de Israel se diluye en el contexto, excepto un pequeño resto, una parte pequeña del pueblo que no sucumbe a la propuesta de los ídolos, se mantiene fiel a la Alianza, y continúa esperando en las promesas de Dios. La pregunta es inmediata: ¿Cómo ser un resto significativo en nuestro contexto actual?

  • La propuesta de un Congreso de laicos

En la base de la experiencia cristiana está la convicción de que Dios está actuando en el mundo, en la Iglesia, en nosotros, en todo hombre y en toda mujer. Y porque Dios está actuando podemos buscar los signos y las huellas que Dios deja. Esta convicción ha estado muy presente en la convocatoria de este Congreso. Estamos convencidos que el Espíritu Santo busca la manera de renovar nuestras Iglesias y utiliza acontecimientos como este mismo Congreso. Este es un Congreso de todo el Pueblo de Dios que peregrina en nuestras iglesias de España y de manera particular es un Congreso de laicos.

Llegamos aquí después de haber recorrido un estimulante camino de preparación. Ponerse en camino ya ha sido causa de alegría y podemos afirmar que estamos viviendo este proceso como un acontecimiento de gracia. En estos meses de preparación hemos podido ver cómo el Espíritu Santo iba despertando a muchos laicos, generaba ilusión e inquietud en no pocos, curiosidad en otros, ilusión en todos, nos ponía en movimiento, creaba espacios de diálogo y de comunión.

Por eso, podemos afirmar que en estos meses hemos vivido una experiencia de sinodalidad. Sinodalidad es caminar juntos. La Iglesia sinodal, gracias al Espíritu Santo, cultiva relaciones, pone en valor la vocación de cada fiel, favorece los carismas y el sentir con la Iglesia, se caracteriza por la comunión. El proceso sinodal que hemos vivido ha estado caracterizado por:

  • la escucha. Queremos ser una Iglesia que escucha con la misma actitud que Jesús. La escucha tiene un valor teológico y pastoral. “Una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad, que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen, pierde la juventud y se convierte en un museo” (ChV 42).
  • el discernimiento. Queremos ser una Iglesia de discernimiento. “ (Este) nos hace falta siempre, para estar dispuestos a reconocer los tiempos de Dios y de su gracia, para no desperdiciar inspiraciones del Señor, para no dejar pasar su invitación a crecer” (GE 169).
  • la corresponsabilidad y la participación. Queremos ser una Iglesia caracterizada por la corresponsabilidad y la participación de todos los bautizados, cada uno según su edad, su estado de vida y su vocación.

El camino de preparación nos ha traído a laicos de todos los rincones de nuestras Iglesias que peregrinan en España hasta este Congreso; también a obispos, sacerdotes y consagrados. En estos días nos hemos puesto en las manos del Espíritu; hemos podido compartir reflexiones, talleres y experiencias, charlas de pasillo, oraciones, la celebración de la Eucaristía y momentos de fiesta; hemos disfrutado de la comunión y de la diversidad de vocaciones y carismas. Preguntemos al Espíritu: ¿hacia dónde vamos? ¿qué caminos hemos de iniciar?

 

  1. Sembrar semillas y cosechar espigas de sinodalidad

Nada crece si no se ha sembrado. En este Congreso estamos sembrando las semillas necesarias para renovarnos y dinamizar el laicado en España; al mismo tiempo, estamos cosechando ya los primeros frutos de los cuales saldrán nuevas semillas de sinodalidad. Si aceptamos el reto de la siembra tenemos la esperanza de que gran parte de la simiente caiga en terreno bueno y fértil. De hecho, somos conscientes de estar ya contemplando brotes de sinodalidad.

  • La Iglesia en salida es una Iglesia sinodal

El fundamento de la sinodalidad lo encontramos en la eclesiología del pueblo de Dios que “destaca la común dignidad y misión de todos los bautizados en el ejercicio de la multiforme y ordenada riqueza de sus carismas, de su vocación, de sus ministerios” (La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, 6).

Para hablar de sinodalidad el papa Francisco utiliza varias imágenes. Unas veces habla de una pirámide invertida donde los ministros están al servicio de todos; otras veces de una canoa donde todos reman en una dirección; y en ocasiones prefiere usar la imagen del poliedro. “El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad” (EG 236).

Esta diversidad nos complementa. “En la Iglesia sinodal toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, es convocada para orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para que se tomen las decisiones pastorales más conformes con la voluntad de Dios. Para llegar a formular las propias decisiones, los Pastores deben escuchar entonces con atención los deseos de los fieles” (La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, 68). En el ejercicio de la sinodalidad todos nos ponemos a la escucha del Espíritu y hacemos juntos el camino pero cada uno desde su propia responsabilidad.

  • La conversión pastoral y misionera

Para recorrer este camino necesitamos estar abiertos a la conversión pastoral y misionera, comunitaria y personal. En esta ocasión puede servir de inspiración el icono bíblico de la predicación de Jonás en Nínive. Vemos en esta historia la importancia que tiene la conversión. El relato bíblico cuenta que gracias a la predicación de Jonás los ninivitas se convierten. Esta historia tiene otras enseñanzas: los ninivitas se convierten, incluso Dios cambia su decisión, pero curiosamente Jonás se obceca y se cierra a la conversión. El relato muestra a un Dios rebosante de misericordia y a un profeta cargado de amargura. ¡Qué necesaria es la conversión, también la conversión de los profetas! Este relato nos interpela a todos nosotros.

La conversión pastoral y misionera exige la implicación de todos, cada uno desde su propia vocación. “El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones” (Comisión Teológica, 104).

Finalmente, la conversión exige humildad. Solo podemos ser humildes si reconocemos que nunca estamos totalmente convertidos. Siempre podemos volver nuestra mirada a Dios para que Él cambie nuestra mente, purifique nuestro corazón y nos haga recorrer su camino. En este proceso hemos reconocido errores, sombras y carencias. El camino de la humildad es necesario: hace que el perdón y la misericordia de Dios lleguen a nosotros; propone hacer memoria agradecida de la obra que Dios ha hecho con nosotros; invita a dejarnos acompañar por la Iglesia que hoy está proponiendo el camino de la sinodalidad.

  • La importancia de la cultura

Hace ya cuarenta años el papa Pablo VI afirmaba que el compromiso evangelizador atiende una doble fidelidad: “Esta fidelidad a un mensaje del que somos servidores, y a las personas a las que hemos de transmitirlo intacto y vivo, es el eje central de la evangelización” (EN 4). Esta fidelidad al Señor y a las personas lleva a reconocer el valor de la cultura. “El ser humano está siempre culturalmente situado: naturaleza y cultura se hallan unidas estrechísimamente. La gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe” (EG 115).

La cultura que vivimos trae nuevas preguntas. El Sínodo sobre los jóvenes habló sobre algunos desafíos antropológicos y culturales a los que estamos llamados a enfrentarnos en nuestro tiempo: el cuerpo, la afectividad y la sexualidad, el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad; los nuevos paradigmas cognitivos y la búsqueda de la verdad; los efectos antropológicos del mundo digital; la decepción institucional y las nuevas formas de participación; la parálisis en la toma de decisiones por la superabundancia de propuestas; ir más allá de la secularización. Estas son algunas de las preguntas de nuestro tiempo, que se suman a otros retos que llevamos enfrentando años y que nos siguen exigiendo una respuesta. Necesitamos tomar conciencia de estos cambios para poder responder a los nuevos retos del tiempo y de la historia.

Los discípulos de Jesús siempre nos hemos preguntado cómo ser cristianos en el tiempo. San Pablo propuso dos criterios: “No os acomodeis a este mundo” (Rom 12, 2) y “examinad todo y retened lo bueno” (1Tes 5, 21). San Mateo expresó esto mismo de manera distinta: “Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo” (Mt 5, 5). Según el evangelista, los cristianos están en medio del mundo como sal y, al mismo tiempo, tienen algo que ofrecer como luz que ellos mismos han recibido.

  • La Iglesia sinodal quiere ser sal y luz

En esta cultura la Iglesia sinodal quiere ser sal y luz. Hace tres años, en las aportaciones de los jóvenes españoles para el Sínodo sobre los jóvenes, éstos  soñaban con una Iglesia misericordiosa, acogedora, cercana y abierta al mundo de hoy y, sobre todo una Iglesia fiel a Jesús y su Evangelio. Para ello es importante:

  • Salir hasta las periferias. Salir hasta las periferias no consiste en esperar a que vengan quienes están en ellas, sino que lleva ponernos en camino y acudir a su encuentro con actitud humilde para acoger y caminar juntos.
  • Diálogo y encuentro. El modo a través del cual la Iglesia se asienta en el mundo es por medio del diálogo y el encuentro. “La Iglesia está llamada a asumir un rostro relacional que sitúa la escucha, la acogida, el diálogo y el discernimiento común en el centro de un proceso que transforma la vida de quienes participan en él» (DF 122).
  • Vivir desde la oración y los sacramentos. Una vida sostenida en la oración y los sacramentos va acompañada del coraje, de la fuerza que dan una y otros. “Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios” (EG 259).
  • Apertura a quienes buscan. Queremos ser una Iglesia de puertas abiertas, atenta a los buscadores. Lo que nosotros podemos ofrecerles es estímulo, luz y aliento. Esta preocupación es urgente, especialmente en aquellos contextos donde las huellas religiosas hayan perdido fuerza y vigor. Saber comunicarse con quienes buscan exige abrir puentes de relación.
  • Cultivar las semillas del Verbo. En las semillas el Verbo ya está presente, aunque sea de manera incipiente. Por eso vemos muy útil una pedagogía de pequeños pasos. Solo desde lo pequeño podemos llegar a lo grande.
  • Cercanía a los pobres y a quienes sufren. La Iglesia tiene entre sus pilares fundantes la predilección por los pobres. “Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio, y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos” (EG 50).
  • Anunciar el Evangelio. Vivir la fe exige comunicarla, anunciarla, compartirla. No podemos callar la verdad del Evangelio. “Más allá de cualquier circunstancia, a todos (…) quiero anunciarles ahora lo más importante, lo primero, eso que nunca se debería callar. Es un anuncio que incluye tres grandes verdades que todos necesitamos escuchar siempre, una y otra vez” (ChV 115); estas tres verdades son: Dios te ama, Cristo te salva, El Espíritu da vida y acompaña en la vida.
  • Estar a gusto con el pueblo. No somos de este mundo, pero vivimos en el mundo. “Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo” (EG 268). El Señor nos toma de en medio del pueblo y nos envía al pueblo.

 

  1. El protagonismo del laicado

En la Iglesia de comunión sabemos que Dios regala sus dones a todos los fieles cristianos que ellos ponen al servicio de los demás y de la misión. Todos los cristianos estamos invitados a tener un papel activo en la Iglesia y en el mundo, cada uno según su propia vocación.

  • Desplegar la vida desde la vocación

Estamos llamados a desplegar la vida desde la propia vocación. La vocación es el regalo que Dios nos dona junto a la vida. Tiene mucho sentido vivir desde lo que soy porque eso es lo que ha soñado Dios para mí.

Siguiendo la ruta trazada por el Concilio Vaticano II, el papa Francisco propone situar todas las vocaciones a la luz del bautismo y dentro del Pueblo de Dios. Este pueblo ha sido bendecido con distintas vocaciones. “Las vocaciones eclesiales son, en efecto, expresiones múltiples y articuladas a través de las cuales la Iglesia cumple su llamada a ser un verdadero signo del Evangelio recibido en una comunidad fraterna. Las diferentes formas de seguimiento de Cristo expresan, cada una a su manera, la misión de dar testimonio del acontecimiento de Jesús, en el que cada hombre y cada mujer encuentran la salvación” (DF 84). Este criterio nos iguala y, al mismo tiempo, nos diferencia. No podemos dejar de recordar, en este sentido, que la vocación laical es una auténtica vocación: “A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios” (LG 31).

No es extraño entender la vocación como camino de santidad, como fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas y en nuestras comunidades, porque toda vida es misión. “Tú también necesitas concebir la totalidad de tu vida como una misión. Inténtalo, escuchando a Dios en la oración y reconociendo los signos que él te da. Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada momento de tu existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el lugar que eso ocupa en tu propia misión. Y permítele que forje en ti ese misterio personal que refleje a Jesucristo en el mundo de hoy” (GE 23). Hay una continuidad inseparable entre vocación, misión y santidad. La llamada a la santidad es una llamada a la entrega, a la donación y a la alegría misionera.

  • Profundizar la misión

Vocación y misión están inseparablemente unidas, como la cara y la cruz en una moneda. Tenemos que constatar con alegría que en este tiempo crece la conciencia misionera en la Iglesia. No podemos olvidar nunca que la vocación y la misión nacen del Señor, de Él parte la iniciativa. La misión es del Señor, es Él quien llama y envía. No podemos entender la misión como una concesión generosa de nuestra parte.

El Sínodo sobre los jóvenes habló de la sinodalidad misionera. Para poder llevar a cabo esta sinodalidad misionera es fundamental el cuidado de las relaciones. Puede afirmarse, por ello, que la clave está en las relaciones. “También con vistas a la misión, la Iglesia está llamada a asumir un rostro relacional que ponga en el centro la escucha, la acogida, el diálogo, el discernimiento común, en un camino que transforme la vida de quien forma parte de ella… Así, la Iglesia se presenta como “tienda santa” en la que se conserva el arca de la alianza (cf. Ex 25): una Iglesia dinámica y en movimiento, que acompaña caminando, fortalecida por tantos carismas y ministerios. Así es como Dios se hace presente en este mundo” (DF 122).

Aquí están los fundamentos de la misión compartida, tan importante en muchas congregaciones e institutos religiosos. La misión compartida va haciéndose realidad. Es una gran alegría constatar la presencia de tantos laicos comprometidos vocacionalmente en la misión. Nos necesitamos unos y otros, cada uno con su propia vocación, para llevar adelante la misión.

  • Un laicado en acción

En este sentido, podemos hablar con rigor del protagonismo del laicado. Este protagonismo brota del don de la vocación laical y se hace concreto en la responsabilidad que toda vocación conlleva. Cuando posibilitamos y ejercemos este protagonismo, desarrollamos la sinodalidad. Esta se hace efectiva cuando todos los miembros de la Iglesia ejercen su responsabilidad en ella, según la vocación recibida. La responsabilidad de unos está unida a la responsabilidades de otros. Por eso hablamos de corresponsabilidad, que es más que de responsabilidad, porque implica una responsabilidad compartida y ejercida complementariamente. En la Iglesia sinodal nos necesitamos todos. No podemos excluir a nadie y nadie puede excluirse.

Nos gustaría ver este mismo protagonismo laical en los cauces de participación eclesial, siempre en clave de misión y no de poder. El papa Francisco decía en la exhortación Evangelii gaudium: “En su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, (el obispo) tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que propone el Código de Derecho Canónico y otras formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos” (EG 31).

Dicho todo esto, también hay que afirmar opción por el laicado asociado y la importancia del laicado no asociado. Tanto unos como otros queremos dar importancia a la vida de cada día. Sería prolijo describir espacios de protagonismo laical. Este protagonismo se ejerce en la familia, las parroquias, escuelas, universidades, hospitales, programas de acción social, misiones ad gentes, medios de comunicación, política, mundo profesional, empresas, sindicatos, proyectos de investigación. Este protagonismo se ejerce en la calle, entre los vecinos, en la ciudad y en el campo. No hay realidad humana donde no se vea el protagonismo laical.

 

  1. Recorrer caminos de vida y resurrección

En muchas de sus intervenciones el papa Francisco habla de la alegría. El Evangelio es siempreen sí mismo Buena Noticia, un mensaje de alegría: Jesucristo, revelador del amor y la misericordia del Padre, nos lleva a recorrer caminos de vida y resurrección incluso entre dificultades. En esta vida, alegría y esperanza son un todo indisoluble. Junto a la alegría viene la esperanza. “La razón fundamental y decisiva para nuestra esperanza es la fidelidad y el amor de Dios. Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen a la felicidad de su gloria (cf. 1 Tim 2, 4).

Este Congreso quiere despertar nuestra alegría y esperanza. Viene bien este mensaje cuando constatamos que la tristeza y la acedia van ganando adeptos. Somos conscientes de que la tristeza puede ir ganando terreno en nosotros cuando los retos son mayores que nuestras fuerzas, las tareas resultan pesadas o el futuro es oscuro. Pero el Espíritu llama a nuestra puerta regalando alegría y esperanza. Queremos recorrer caminos de vida y resurrección.

No partimos de la nada. Hemos seguido un proceso que, en sí mismo, a medida que íbamos soñándolo, concretándolo y poniéndolo en práctica, ha ido planteando un marco de referencia para nuestros próximos pasos. El Documento-Cuestionario, el Instrumentum Laboris, los contenidos y propuestas de los Itinerarios son el esqueleto sobre el que podemos construir el futuro inmediato.

Nuestro ejercicio de sinodalidad nos ha conducido a identificar luces y sombras, a plantear líneas de acción, a concretar algunas propuestas; todo ello ha sido plasmado en el Instrumentum Laboris, que proponemos como marco de referencia. Su contenido sirve de orientación en cuanto a los caminos por recorrer.

De manera resumida, conviene recordar que en él se propone:

  • Encontrar cauces de crecimiento personal y comunitario. El IL propone una conversión personal (IL 69), una conversión comunitaria (IL 71), y una conversión pastoral y misionera (IL 73).
  • Impulsar la corresponsabilidad en el seno de la Iglesia. Los fieles laicos estamos llamados a vivir la corresponsabilidad real. Hemos de ser actores de la vida eclesial y no simplemente destinatarios (IL 75).
  • Asumir un mayor compromiso en el mundo. Entre otros temas se destacan tres de manera especial: el compromiso público (IL 81), la familia IL 82 y 83) y el cuidado de la casa común (IL 85).
  • Ofrecer una renovada formación. En concreto, se habla de la formación vocacional, motivacional y misionera. Por eso no es extraño que hablemos de una formación del corazón a lo largo de la vida (IL 89).
  • Las propuestas del Congreso: la centralidad de los cuatro itinerarios

Además, el Congreso ha propuesto cuatro itinerarios que marcarán el camino de los próximos años. Los cuatro itinerarios son: el primer anuncio, el  acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la vida pública. En cada uno de estos itinerarios nos hemos preguntado: ¿Qué actitudes convertir? ¿Qué procesos activar? ¿Qué proyectos proponer? Y lo hemos hecho en el contexto de las diferentes líneas temáticas que integraban cada uno de ellos, en las que se concretan diversas necesidades a las que hemos de dar respuesta como Iglesia, y con la ayuda de las experiencias y los testimonios que hermanos nuestros han compartido con nosotros, dándonos luz sobre cómo podemos actuar.

Estos cuatro itinerarios responden a una lógica interna que los relaciona entre sí: representan el camino natural de nuestro proceso de fe y, al mismo tiempo, expresan la misión y la tarea que tenemos encomendadas como cristianos.

4.2.1. Actitudes a convertir

“Es el pueblo convocado por Dios, que camina sintiendo el impulso del Espíritu, que lo renueva y le hace volver a Él, una y otra vez, para sentirnos cosa suya” (Mensaje del Papa Francisco al Congreso “Pueblo de Dios en salida”).

En los grupos hemos reflexionado sobre las actitudes que debemos convertir, tanto a nivel personal como a nivel comunitario. En uno y otro caso, sabemos que la conversión tiene su fuente en Dios, gracias al impulso del Espíritu, mediante el  encuentro con Jesús el Señor. Es el Espíritu quien envía a la misión,  nos hace salir de nosotros mismos y de nuestra autorreferencialidad. Es el Espíritu quien nos acompaña por los caminos de la vida y de la historia. Es el Espíritu el auténtico formador de los formadores. Es el Espíritu quien nos ayuda a vivir la identidad cristiana laical en la vida profesional y social.

El Espíritu es fuente de comunión, promueve y cualifica las relaciones en el Pueblo de Dios, envía a la misión. Podemos decir que Él nos une, nos ayuda a valorar nuestra peculiaridad carismática, las diferentes formas que tenemos de manifestar la fe en la Iglesia. No podemos abrirnos a los demás y seguir cerrados entre nosotros. La comunión no sólo consiste en compartir lo que nos une; exige igualmente superar lo que nos separa del Señor y también lo que nos separa a unos y otros.

Para ser Iglesia en salida vemos que hemos de combatir nuestro individualismo, abandonar el derrotismo, el pesimismo y la tentación del clericalismo. Debemos comprender que el Señor ha querido confiar en nosotros y que contamos con su Gracia. Asumir nuestra responsabilidad como bautizados implica, ante todo, observar la realidad a la luz de la fe, ser conscientes de que debemos anunciar explícitamente a Jesucristo con nuestra palabra y con nuestras obras; y, siempre, desde la alegría. En los grupos de reflexión hemos recordado que una Iglesia en salida no es posible sin reconocer el papel de la mujer en la Iglesia, el protagonismo de los jóvenes en nuestras comunidades y la inclusión en ellas de personas con diversidad funcional.

Observamos asimismo que es fundamental pasar de una pastoral de mantenimiento a una pastoral de misión. Ello exige abrir nuestros corazones y nuestras comunidades, ponernos en disposición de escucha, cuidar el lenguaje, reforzar nuestra capacidad para la empatía, acoger; solo así es posible el diálogo, premisa de todo lo demás. Pero el diálogo no es un fin en sí mismo; cuando es eficaz, nos lleva a la necesidad de acompañar desde la vida a la persona con la que dialogamos, valorándola en toda su dignidad, sin juzgar sus comportamientos y actitudes.

Ser Pueblo de Dios en salida supone para nosotros la alegría de haber comprendido que nuestra fe adquiere todo su sentido cuando somos capaces de compartirla con quienes están a nuestro alrededor –especialmente con los más débiles y desfavorecidos–; cuando vivimos como propios sus desvelos y deseos de felicidad; cuando nos comprometemos con el sueño que Dios tiene para cada persona, para que sea respetada su dignidad y el bien común constituya el fin y objetivo de la sociedad. Los cristianos estaremos trabajando codo con codo con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que persigan estos mismos anhelos.

4.2.2. Procesos y proyectos

Activar procesos supone partir de la realidad que queremos cambiar y tener claro a dónde deseamos llegar. A ello ayuda articular proyectos, iniciativas de especial significación, acciones privilegiadas que aglutinan y propuestas que permiten que los procesos se sustancien. Procesos y proyectos son necesarios porque en ellos vemos una herramienta eficaz de comunión.

En este sentido, existen dos premisas que deben marcar el diseño de los diferentes procesos que hemos de activar y de los proyectos concretos que queremos proponer: el discernimiento como actitud y metodología; y la creatividad desde la escucha al Espíritu y como oferta al mundo.

Además, en los grupos de reflexión se ha destacado el valor de la parroquia como espacio necesario para el primer anuncio, como comunidad de acogida y acompañamiento, como centro de formación y como fuente de envío para la misión.

Esta parte de la ponencia recoge algunas de las propuestas más significativas. En este sentido, el diálogo tenido en los grupos es de gran valor y en análisis pausado de todas las propuestas nos ayudará a seguir madurando en el camino que recorreremos en el postcongreso.

  1. a) El primer anuncio

“Que el mandato del Señor resuene siempre en ustedes: Vayan y prediquen el evangelio” (Mensaje del Papa Francisco al Congreso “Pueblo de Dios en salida”).

Queremos redescubrir la necesidad de hacernos presentes, a nivel personal y comunitario, en los espacios públicos y en la vida de las personas para escucharlas, acompañarlas en sus anhelos y necesidades y anunciar el Kerigma con lenguajes adecuados a aquellos con los que se dialoga.

En particular, deseamos proponer procesos como pueden ser: valorar la importancia del primer anuncio, la narración de la propia vida de fe y el testimonio creyente, en la vida diaria –la familia, el trabajo, las asociaciones, el barrio, el pueblo–. En los grupos hemos hablado sobre la necesidad de procesos de iniciación cristiana que favorezcan el encuentro personal con Cristo. También pedimos explorar formas para acoger y acompañar a los que buscan y a quienes se han alejado de la fe. Otro proceso sencillo nos llevaría a conocer las iniciativas de primer anuncio que se están desarrollando en muchos lugares.

En referencia a los proyectos, la propuesta más significativa por parte de los grupos es la creación de Escuelas de evangelizadores y para el primer anuncio.

  1. b) El acompañamiento

“Por lo tanto, no tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente… esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida” (Mensaje del Papa Francisco al Congreso “Pueblo de Dios en salida”).

El acompañamiento tiene un gran protagonismo en la pastoral de nuestro tiempo. Esta tarea pone en acción la misión de compasión que ha recibido todo creyente para hacer presente al Señor y su Reino, mediante una relación caracterizada por la hospitalidad, la pedagogía y la mistagogía.

Planteamos proponer procesos de acompañamiento como actitud pastoral básica en lo que hace referencia a las personas y a los grupos. En este sentido, se ha hablado de cuidar el acompañamiento de personas en situación de sufrimiento y vulnerabilidad, de los matrimonios y familias, de los jóvenes y, más en general, para el discernimiento de la propia vocación.

Los proyectos asociados a estos procesos que pueden ayudar a desarrollarlos son, entre otros, la promoción de Grupos y Redes de Acompañantes, la creación de Grupos de Acogida en las Parroquias y la puesta en marcha de Escuelas de Acompañamiento y Discernimiento Espiritual. También valoramos como una propuesta importante la elaboración de un Plan de Formación en el Acompañamiento.

  1. c) Los procesos formativos

“(El pueblo de Dios) está llamado a dejar sus comodidades y dar el paso hacia el otro, intentando dar razón de la esperanza, no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas para hacer comprensibles y asequibles la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices” (Mensaje del Papa Francisco al Congreso “Pueblo de Dios en salida”).

La formación, inherente a la vida espiritual, es elemento imprescindible para la experiencia de la fe y premisa del testimonio y del compromiso público. La formación ha de ser permanente e integral y deberá cuidar la vocación y capacitar para la misión. Hay que reconocer que la formación conjunta se presenta como un camino de futuro para la Iglesia sinodal.

Vemos necesario activar procesos continuados de formación en la fe desde la infancia hasta la edad adulta en los que el laico sea el protagonista, incluyendo los sacramentos como ejes vertebradores. Una formación integral e integradora, que aúne espiritualidad, oración personal y comunitaria, sacramentos y profundización en la fe para dar razones de nuestra esperanza. En particular, la formación en Doctrina Social de la Iglesia se ha de hacer en diálogo con las realidades concretas y con las situaciones sociales que vivimos.

Entre los diferentes proyectos planteados se ha hablado de la necesidad de difundir itinerarios de formación para toda la vida, de la creación de Escuelas de Doctrina Social de la Iglesia y de la promoción de Escuelas de Formación de Comunicadores Cristianos que nos ayuden a emitir adecuadamente el mensaje que propone nuestra fe.

  1. d) La presencia en la vida pública

Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar novedad y la alegría del evangelio allí donde están” (Mensaje del Papa Francisco al Congreso “Pueblo de Dios en salida”).

Ser creyente no sólo exige preguntarnos quién soy yo sino, sobre todo, para quién soy yo. Toda persona bautizada, cualquiera que sea su vocación, vive la misión desde la eclesialidad y la secularidad. El fiel cristiano laico concreta de manera propia y particular estas dos dimensiones. En este sentido, la presencia en la vida pública adquiere gran importancia en la vivencia de la vocación laical.

Hemos de activar procesos de diálogo con la sociedad civil y cuidar especialmente que nuestro compromiso en la vida pública no quede excluido del acompañamiento por parte de nuestras comunidades de referencia. También se ha valorado como fundamental articular procesos de diálogo entre la fe y la ciencia

En cuanto a los proyectos concretos, la promoción de foros y espacios de encuentro para los católicos comprometidos en el ámbito de la política puede ayudar eficazmente en la opción por la transformación de la realidad para la construcción del bien común. Un proyecto destacado guarda relación con el cuidado de la casa común, y para ello se propone la incorporación en la vida diocesana de órganos y acciones específicas para promoción de la ecología integral.

La presencia pública abarca igualmente internet y redes sociales. Promover, potenciar, profesionalizar y estructurar los contenidos de nuestra presencia en ellas a través de la generación de proyectos evangelizadores ha sido una de las propuestas más comentadas. Ello, sin olvidar las relaciones sociales ordinarias, que también son presencia pública.

  • Un Pentecostés renovado

Hemos vivido en estos meses una experiencia de discernimiento comunitario. Como Iglesia que peregrina en España, nos hemos puesto a la escucha del Espíritu y hemos caminado juntos –Pastores, Sacerdotes, Religiosos y Laicos–, con humildad, pero con el firme propósito de renovar nuestro compromiso evangelizador en este momento de la historia. Creemos verdaderamente que los laicos estamos llamados a ocupar un papel central ante los retos que nos plantea este momento. Lo hemos experimentado en el proceso previo que nos ha traído hasta aquí. Es nuestro momento y somos nosotros los elegidos. Nos sentimos gozosos por sabernos llamados a través de la vocación bautismal a desarrollar nuestra misión y a descubrir cuál es el mensaje que Dios quiere seguir transmitiendo al mundo con nuestra vida personal y comunitaria.

Sabemos que el camino no es sencillo. Pero a la vez es ilusionante. Así lo muestran las muchas horas de dedicación y los muchos desvelos de tantos laicos en las Diócesis y en Asociaciones y Movimientos que hemos trabajado con la finalidad de participar en este Congreso y con el deseo de vivirlo como un momento de gracia, del que debemos salir con el compromiso compartido de seguir potenciando el papel de laicado en la Iglesia que peregrina en España.

La mies es mucha, ciertamente. Los Itinerarios que hemos recorrido en estos días nos han mostrado que existen nuevas preguntas sobre las que hemos de reflexionar, en comunión, para encontrar respuestas. Pero en ellos hemos podido  contemplar la riqueza de la Iglesia, con muchas experiencias pastorales interesantes y necesarias que buscan dar respuesta a necesidades concretas, siempre en cumplimiento de la misión encomendada.

Comunión, esa es la clave. Hemos de proponer caminos de manera unida, coordinada, desde una mirada profunda, aprendiendo los unos de los otros, creando espacios compartidos de escucha, estudio, trabajo, servicio, activando procesos y poniendo en marcha proyectos pastorales ricos y fecundos que nos ayuden eficazmente a reaccionar ante lo que Dios nos está pidiendo.

Soñemos juntos. Recordemos las palabras que el papa Francisco les decía a los jóvenes –y, a través de ellos, a todos los que formamos la familia de la Iglesia–, en el número 166 de Christus Vivit:

 “A veces toda la energía, los sueños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. No dejes que eso te ocurra, porque te volverás viejo por dentro, y antes de tiempo. Cada edad tiene su hermosura, y a la juventud no pueden faltarle la utopía comunitaria, la capacidad de soñar unidos, los grandes horizontes que miramos juntos.”

 No perdamos la capacidad de seguir soñando juntos. Este proceso tiene ahora una clara continuidad. No hemos acabado con este Congreso, sino que constituye el punto de partida de nuevos caminos. Los cuatro itinerarios serán los hitos que habremos de desarrollar en los próximos años en la pastoral con el laicado y, concretamente, desde las Delegaciones de Apostolado Seglar.

Tenemos que salir de este lugar donde hemos estado estos días con el propósito de llegar, en primer lugar, a todos esos hermanos nuestros de nuestras diócesis, parroquias, movimientos, colegios, instituciones, a los cuales representamos y tratar de comprender que hay un camino ya recorrido, pero que queda otro más importante aún por andar y que queremos hacer juntos, como Pueblo de Dios. Sin perder nuestro carisma, sin renunciar a nuestra espiritualidad, sin abandonar nuestros propios proyectos, pero soñando juntos.

En las aportaciones al Documento-Cuestionario preparatorio del Congreso hemos detectado inquietudes compartidas; en el Instrumento de Trabajo, partiendo de ellas, hemos concretado líneas de acción; en las reflexiones formuladas en los grupos de reflexión hemos planteado nuevas propuestas. Ahora debemos dar forma a todo ello, siguiendo la misma metodología sinodal, para ir profundizando de manera organizada en los diferentes desafíos identificados, que nos planteamos a partir de este momento como objetivos que debemos asumir e ir abordando en los próximos años con periodicidad prefijada.

No lo olvidemos, hemos iniciado un proceso. Un proceso que continúa abierto y nos exige seguir caminando como Pueblo de Dios en Salida.

Somos conscientes de que ha sido y es un proceso guiado por el Espíritu, presente desde el principio. Valiéndose de nuestras virtudes e, incluso, de nuestras debilidades, ahora nos seguirá acompañando para llevar a nuestras realidades de procedencia lo que hemos vivido estos días. Sacerdotes, Laicos y Consagrados, guiados por nuestros Pastores, tenemos la tarea, que se nos encomienda hoy, de abordar la evangelización desde el primer anuncio, de crear una cultura del acompañamiento, de fomentar la formación de los fieles laicos, de hacernos presentes en la vida pública para compartir nuestra esperanza y ofrecer nuestra fe.

Hemos vivido en estos días un renovado Pentecostés. Los miedos, dudas o  prejuicios que hemos podido traer a este Congreso se han disipado al ver cómo el Señor, desde la sencillez de la Eucaristía, nos da fuerzas para la misión; al comprobar cómo el Espíritu, disponible para quien lo invoca sinceramente, actúa con eficacia; al sentir cómo María, siempre oculta pero presente, nos alienta y reconforta como en el Primer Pentecostés. Sigamos adelante. No estamos construyendo para hoy. No estamos trabajando para mañana. Estamos forjando un camino para la eternidad.

2º Domingo de Pascua (28 de abril)

Iglesia

2º Domingo de Pascua (28 de abril)

25 abril 2019

¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, aleluya!

Como Iglesia somos enviados a anunciar la Buena Noticia de que vive; de que el Crucificado es quien ha resucitado, y por eso hay otra vida posible, hay presente y futuro posible de vida para quienes se nos revelan crucificados en este mundo: los pobres y olvidados, los marginados y excluidos, los descartados de esta sociedad. Hay dignidad y esperanza para el mundo obrero.

Es el encuentro con el Resucitado lo único capaz de transformar nuestra vida y de llenarla de la alegría del Evangelio. Y si no hay esa alegría, a lo mejor no hemos llegado aún donde nos espera. La Pascua es tiempo de echarse al camino con pies ligeros, los ojos abiertos, los oídos atentos, para reconocer al Resucitado presente en la vida.

 

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Novedad editorial | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

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Novedad editorial | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

09 enero 2019

Nuevo libro de Ediciones HOAC. Acceso a su compra.

Esta recopilación comentada de textos, a modo de compendio, recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente expresado con total nitidez en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

Un libro de ágil lectura que puede ser de utilidad para ofrecer a todas aquellas personas comprometidas en movimientos, entidades e iniciativas de inspiración católica, estas referencias esenciales y seguir profundizando en el magisterio social de la Iglesia. Pero también este libro quiere ser una invitación a todas aquellas personas que luchan a diario por dignificar el trabajo y las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, a conocer, más allá de los prejuicios y recelos, el pensamiento de la Iglesia sobre el trabajo decente y dejarse así inspirar, tal vez, por ideas y enfoques novedosos o redescubrimientos fundamentales a la hora de ejercitar sus compromisos personales y colectivos.

Todos estamos llamados a la conversión personal y a luchar juntos para que el respeto a la sagrada dignidad humana sea una realidad posible, en todas y para todas las personas, cada día. El desafío es de tal magnitud que hacen falta muchas y diversas voluntades que sepan encontrar la unidad en la pluralidad para salvaguardar el valor del trabajo humano.

 

 FICHA TÉCNICA 

No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo
Abraham Canales Fernández (Ed.)

Ediciones HOAC, diciembre 2018. Colección «Cristianismo y sociedad». 
210 páginas. Encuadernación rústica, cosido con hilo. Con solapas. 
ISBN/EAN: 978-84-92787-45-6. Depósito legal: M-39462-2018
Materias: Cristianismo. Ministerio y actividad pastoral cristianas. Líderes y liderazgo cristianos. Sociedad y ciencias sociales. Sociología y Antropología. Empleo y desempleo.
Diseño de portada: Publicaciones HOAC. Foto: Francisco en la visita a la siderúrgica de ILVA (Génova, Italia) © Andreas Solaro. AFP/Getty Images. 
Precio de venta al público 12€ Acceso a su compra.

En twitter: #FranciscoyelTrabajoDecente | @edicionesHOAC

 

 ÍNDICE 

Capítulo 1. El trabajo, clave en el pontificado del papa Francisco. Abraham Canales, responsable de Publicaciones de la HOAC

I. La alegría del Evangelio y el trabajo.
II. Alabado sea, el trabajo decente (clave para el desarrollo sostenible, integrador y solidario).
III. Tierra, techo y trabajo, sobre todo trabajo.
IV. Según los lugares, tiempos y personas: con los trabajadores cristianos.
V. Pastor que huele a oveja.
VI. Asamblea en la siderúrgica.
VII. ¡Donde no hay trabajo, falta la dignidad!
VIII. El domingo, para las relaciones humanas.
IX. Frente al desempleo, solidaridad humana.
X. Justicia juntos.
XI. Persona y trabajo son inseparables.
XII. Libertad, creatividad, participación y solidaridad para un trabajo decente.
XIII. El liderazgo de Francisco, en las instituciones.
XIV. Desempleo e inmigración, dos enormes desafíos.
XV. Una Europa que gire alrededor de la sacralidad de la persona.
XVI. La persona no puede ser un mero engranaje económico.
XVII. Por el planeta y por los pobres.
XVIII. No amemos de palabras sino con obras.
XIX. Un pontificado al servicio de la humanidad sufriente.

Capítulo 2. Discursos, mensajes y cartas del papa Francisco

I. Audiencia general. Plaza de San Pedro, miércoles 1 de mayo de 2013

II. Encuentro con los movimientos populares

A los participantes en el I Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Aula Vieja del Sínodo. Martes 28 de octubre de 2014.
Discurso en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Viaje apostólico a Ecuador, Bolivia y Paraguay (5-13 de julio de 2015). Expo feria, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), jueves 9 de julio de 2015.
Discurso en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Aula Pablo VI, sábado 5 de noviembre de 2016.
Mensaje a la Asamblea General del Movimiento Mundial de Trabajadores. Vaticano, 11 de julio de 2017.

III. Visitas pastorales. Encuentros con el mundo del trabajo

Visita pastoral a Cagliari. Discurso en el encuentro con el mundo laboral. Largo Carlo Felice, Cagliari (Italia), domingo 22 de septiembre de 2013.
Discurso a los dirigentes y obreros de las fábricas de acero de Terni y a los fieles de la diócesis de Terni-Narni-Amelia. Aula Pablo VI, jueves 20 de marzo de 2014.
Visita pastoral a las diócesis de Campobasso-Boiano e Isernia-Venafro. Discurso en el encuentro con el mundo laboral y de la industria. Aula Magna de la Universidad de Molisem (Campobasso), sábado 5 de julio de 2014.
Visita pastoral a Génova. Encuentro con el mundo del trabajo. Establecimiento siderúrgico Ilva, sábado 27 de mayo de 2017

IV. Con las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras

Discurso a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos (ACLI), con motivo del 70º aniversario de su fundación. Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, sábado 23 de mayo 2015.
Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL). Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, miércoles 28 de junio de 2017.
Carta al cardenal Peter K. A. Turkson con motivo de la Conferencia Internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?», organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Ciudad del Vaticano, 23 de noviembre de 2017.

V. Con las instituciones

Mensaje con motivo de la 103ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (OIT). Ginebra, 28 de mayo – 12 de junio 2014.
Discurso al Parlamento Europeo. Estrasburgo, Francia, martes 25 de noviembre de 2014.
Discurso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Nueva York, Viernes 25 de septiembre de 2015.
Mensaje al Foro Económico Mundial. Davos, Suiza, 23-26 de enero de 2018.

Capítulo 3. Jornada Mundial de los Pobres

No amemos de palabra sino con obras. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, 19 de noviembre de 2017.

Capítulo 4. Nuevos lenguajes

I. Mensajes en la red social Twitter

1. El Evangelio en el trabajo
2. Trabajo decente para todos
3. Trabajo para formar una familia
4. Trabajo y dignidad
5. El tiempo de descanso
6. Luchar por un trabajo decente
7. Trabajar
8. Desempleo y precariedad
9. Valores del trabajo
10. La esclavitud moderna
11. Bendición por los desempleados
12. La santidad del trabajo
13. La santidad del trabajador
14. El trabajo es fundamental

II. Vídeos

Vídeo síntesis de los tres encuentros mundiales de movimientos populares
@elvideodelpapa: Derechos de los trabajadores y los desempleados
Día Mundial de la Justicia Social 2018. Francisco y el mundo del Trabajo

Cronología, línea del tiempo

Bibliografía

Abraham Canales Fernández

Elx (Elche), 1969.

Responsable de Publicaciones de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), de la que es militante desde el año 2004. Director de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común y de la revista ¡Tú! Miembro del grupo de comunicación de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.

Ha participado en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el papa Francisco (Roma, noviembre 2016), siendo integrante del equipo de comunicación. Así mismo, asiste como miembro de la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, a la Conferencia Internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?» que reunió al movimiento sindical mundial con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (Ciudad del Vaticano, noviembre 2017). Ha sido el responsable de la oficina de comunicación de la Asamblea General del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, celebrada en Ávila (julio, 2017).

Anteriormente ha sido secretario de Comunicación de Comisiones Obreras del País Valenciano entre el año 2000 y 2009.

En twitter: @otromundoesposi

 CATA DEL LIBRO 

Trabajadores en la economía informal

Internacional

Trabajadores en la economía informal

22 junio 2018

Francisco Porcar | En La alegría del Evangelio el papa Francisco denuncia una «economía de la exclusión y la inequidad», la que domina nuestro mundo: «Esa economía mata» (nº 53). «Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz» (nº 57). «El sistema social y económico es injusto en su raíz» (nº 59). Y señala también algo que colabora de forma decisiva a mantener esta inhumana situación: «La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera» (nº 54).

La situación de muchos millones de trabajadores y trabajadoras es una clara muestra de lo que es esa «economía que mata». Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Mujeres y hombres en la economía informal, dice que 2.000 millones de personas tienen un empleo informal (es más del 60% de la población activa en el mundo), gran parte de ellas en los llamados países emergentes y en desarrollo (más del 93% del empleo informal en el mundo se encuentra en esos países).

Quienes viven en zonas rurales tienen casi el doble de probabilidades de estar empleados en la economía informal que quienes viven en zonas urbanas y la agricultura es el sector con el nivel más alto de empleo informal, alrededor del 90%. Si se excluye la agricultura, la mitad de la población activa tiene un empleo informal. Por regiones, el porcentaje de trabajadores y trabajadoras con empleos en la economía informal es del 85,8% en África, el 68,6% en los países árabes, el 68,2% en Asia y Pacífico, el 40% en las Américas, y el 25,1% en Europa y Asia Central.

De los 2.000 millones de empleados en la economía informal, algo más de 740 millones son mujeres. Es mayor fuente de empleo entre los hombres (63%) que entre las mujeres (58%). Sin embargo, las mujeres están más expuestas al empleo informal en la mayoría de los países de ingresos bajos y medios bajos, y con mayor frecuencia que los hombres se encuentran en las situaciones más precarias.

El nivel de educación es un factor que condiciona de forma muy importante el nivel de informalidad. En el conjunto del mundo, cuando el nivel de educación aumenta disminuye el nivel de informalidad en el empleo. Las personas que han completado la educación secundaria y superior tienen menos posibilidades de ocupar un empleo informal que los trabajadores y trabajadoras que no tienen ningún título o solo han finalizado la educación primaria.

Aunque todos los trabajadores informales no están por debajo del umbral de la pobreza, esta es tanto una causa como una consecuencia de la informalidad: las personas pobres tienen tasas de empleo informal más altas, y las tasas de pobreza son más altas entre los trabajadores de la economía informal. Para muchos de ellos la informalidad implica una falta de protección social, de derechos en el trabajo y de condiciones de trabajo decentes. Para muchas empresas supone una baja productividad y falta de acceso al crédito.

Por todo ello, la OIT considera que articular políticas para una transición de estos empleos hacia la economía formal es una condición fundamental para avanzar en lograr el trabajo decente para todas y todos.

faldon portada y sumario

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Noticias Obreras | Retrocede el desarrollo humano para una vida buena

Kiosco

Noticias Obreras | Retrocede el desarrollo humano para una vida buena

02 enero 2018

Presento el sumario de contenidos y portada de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común, de enero de 2018 (número 1.602). Las palabras claves son: #CIE_NO, #TrabajoDecente, #Europa, #CaridadPolítica, #VidaDigna #JusticiaSocial y #cristianismo.

Secciones abiertas al diálogo y la participaciónNNOO digital

Editorial • El trabajo decente, la clave del desarrollo. Profundizamos en la pregunta de por qué el trabajo es la clave del desarrollo en el mundo global, planteada por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral en el encuentro con los sindicatos celebrado recientemente en el Vaticano. El editorial se publicará en la web y en las redes sociales el próximo 15 de enero. Te animamos a su valoración y a compartirlo con la etiqueta #eltrabajoeslaclave. Si lo prefieres, puedes hacer llegar tu opinión a participacion@noticiasobreras.es

Tema del Mes • España retrocede en el desarrollo humano integral, inclusivo, solidario y sostenible. Presentamos un adelanto del Informe alternativo elaborado por 20 organizaciones en defensa de los derechos humanos en paralelo al VII Informe de España ante el comité de derechos económicos, sociales y culturales de la ONU, que el Gobierno está obligado a presentar. Contamos con la colaboración de Paloma García, de APDH España; Gabriela Jorquera, de Save the Children; y Emilio J. Gómez, de la Federación de Asociaciones por la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos. Ilustrado por la viñeta de Chipola. En esta sección, nos ponemos a la escucha. Puedes hacer tus aportaciones al tema a través de las redes sociales con la etiqueta #InformeSombra o al correo participacion@noticiasobreras.es.

Secciones y colaboraciones destacadas

Noticias de la HOAC • Migrantes económicos internados en Archidona: Una criminalización nada inocente. La medida fue contestada por la Plataforma de Solidaridad con los Inmigrantes de Málaga. Nos lo cuenta Ramón Aguadero, militante de la HOAC de Málaga.

Vidas precarias • «Ni siquiera te despiden, te desconectan de la aplicación y ya está». Daniel, de 25 años, ex repartidor de Deliveroo comparte su experiencia en el campo de los pedidos a domicilio en bicicleta. Por Elena Moreno.

Iglesia • La caridad ha de ser justa. Ya en el siglo XIX se planteó una objeción a la actividad caritativa de la Iglesia, «los pobres no necesitan obras de caridad, sino justicia». Una objeción que, en la parte de verdad que tiene, admitimos mayoritariamente los cristianos y la misma Doctrina Social de la Iglesia. Por José García Caro, consiliario de la HOAC de Sevilla.

Entrevista • Fernando Rivas, profesor de Teología: «El cristianismo es fruto de consensos entre tendencias muy plurales». Este profesor de la Universidad de Comillas acaba de publicar en Ediciones HOAC: Cuando el cristianismo era joven. Vivir, pensar y actuar desde los orígenes de la experiencia creyente. Por José Luis Palacios.

Laboral • Una parroquia en campaña por el trabajo decente. Adolfo de Haro, militante de la HOAC de Alicante, nos relata la experiencia de la parroquia de San Francisco de Sales de Elda con el desarrollo de la campaña «Trabajo digno para una sociedad decente».

Opinión •  «Sigan llevando la alegría del Evangelio a cada uno de sus ambientes»Mª Isabel Herrera, presidenta de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) nos habla del 48º Consejo General de este movimiento celebrado en Canarias el pasado mes de diciembre.

GlobalizAcción • Organizaciones sindicales y Vaticano: Estímulo y aliento en favor del trabajo digno. Fátima Almeida, copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) valora y cuenta la experiencia de participación en el encuentro de sindicatos con el Vaticano.

Cultura • A propósito del Día Mundial por la Justicia Social.  Tras el acuerdo de la Asamblea General de la ONU, cada 20 de febrero se celebrará el Día Mundial de la Justicia Social. Tal vez pensemos ¡un día más con lema para el calendario! ¿No tenemos ya demasiados «Día de…»? Maite Valdivieso razona sobre la importancia de estos hitos.

Economía • Madrid como víctima de Hacienda. Las cuentas del Ayuntamiento de Madrid han sido intervenidas por el ministerio de Hacienda y sus operaciones financieras son supervisadas semanalmente. Sus posibilidades de inversión y su política pública de inversiones e infraestructuras se están viendo condicionadas. Por Saúl Pérez, economista.

Política • Europa será social o no será. Este 2017 ha sido un año intenso en Europa, con grandes expectativas, especialmente porque se celebra el 60 aniversario del nacimiento de la Unión Europea. Este hecho ha coincidido con el lanzamiento del llamado Pilar Europeo de Derechos Sociales. Comparte su reflexión Montserrat Mir, del secretariado de la Confederación Europea de Sindicatos (CES-ETUC). Ilustrado por Javiñetas, con la viñeta: Cumbre Social Europea.

Otra vida familiar es posible • 40 años mediando. El Centro de Orientación Familiar de Canarias, pionero en España, ha atendido a más de 35.000 familias en sus casi cuatro décadas de funcionamiento. Nos lo cuenta Antonio Quintana, de la HOAC de Canarias.

Libros • Conversión a Jesús y los pobres. Mario Sixto, consiliario de la JOC, nos reseña No te olvides de los pobres, de José Luis Segovia y Luis A. Aranguren.

El Atrio • Re-evolución jocista. Varios militantes de la Juventud Obrera Cristiana comparten sus impresiones y vivencias del recién celebrado Consejo General de este movimiento de jóvenes de la Acción Católica especializada.

Noticias Obreras recoge la colaboración de Juani Sosa en la sección El trabajo es para la vida con el artículo: Prevención insuficiente; Araceli Caballero, en El cuidado de la creación, con El poder del agua; Francisco Porcar escribe en La Mundialización: Defender la Tierra; Jesús Espeja en El Termómetro con Inmigración e IglesiaJorge Hernández escribe en El Evangelio en tu vida el artículo: Comprometido con la humanidad y comprometiéndonos para humanizar;  Susana García, en Cine, con Tres películas y un corto para cinefórum sobre la paz;  José María Toro escribe Regalos del cuarto Rey Mago para el 2018, en Dos Minutos y Àlvar Miralles escribe A la manera del salmo 16 en La oración de cada día.

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Imagen portada | plepraisaeng (123RF)

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Entrevista a José Fernando Almazán, Fefi Valerón y Jesús Fernández-Pacheco, de la Comisión Permanente de la HOAC

Iglesia

Entrevista a José Fernando Almazán, Fefi Valerón y Jesús Fernández-Pacheco, de la Comisión Permanente de la HOAC

21 julio 2017

Abraham Canales y José Luis Palacios | Tres miembros de la Comisión Permanente de la HOAC concluyen el servicio para el que fueron elegidos. En esta entrevista valoran su paso al frente del órgano que coordina y anima la misión de la HOAC, compartiendo su experiencia y su entrega a la tarea de la Iglesia en la evangelización del mundo obrero y del trabajo.

José Fernando Almazán: «Hay que luchar por el futuro común»

Jose fernando almazanSu etapa ha coincidido con la reflexión sobre la Acción Católica, la Asamblea General de la HOAC y del MMTC y otros tantos eventos. ¿Cómo valora la labor comunitaria realizada?
José Fernando Almazan (JFA): Han sido cuatro años intensos, que a la vez han pasado muy rápido. La valoración es tremendamente positiva. He aprendido y he disfrutado mucho. No es fácil compaginar y estar a tono en tantos frentes a la vez, pero he tenido el privilegio de poder estar presente en momentos importantes para la HOAC y para la Iglesia y de disfrutar de dos comisiones permanentes ilusionadas y entregadas al servicio encomendado. Con todo, lo mejor es haber podido ser testigo directo durante estos años de la fe, el trabajo a fondo perdido, la ilusión, la esperanza firme, la vida entregada de tantas y tantos militantes por toda España y también por todo el mundo. Mi fe ha madurado y se ha fortalecido. Ver a Cristo vivo en tantos hombres y mujeres ha sido un privilegio que agradeceré siempre.

¿Qué ve necesario para mejorar las relaciones entre Iglesia y sindicatos?
JFA: Es difícil responder a esta pregunta como si ambos estuvieran en un mismo plano. Los sindicatos siempre serán sensibles a una Iglesia, o a la parte de ella, que se identifique y se bata el cobre por las y los trabajadores. Y lo hacen y harán con profundo respeto. Les escocerán, por supuesto, las críticas, que solo serán eficaces si sienten que les ayudan a ser más fieles a lo que deben ser. La responsabilidad y la tarea de la Iglesia son diferentes. No puede vivir y actuar socialmente sin una interlocución fluida con los agentes sociales, y especialmente, con los sindicatos. En nuestro país esta relación, más allá de algunos grupos y organizaciones, nunca ha sido fluida. En parte, resultado de una dura historia de conflicto. Es necesario avanzar y buscar espacios de encuentro y diálogo, desterrando prejuicios y reconociendo que se parte de la distancia y del desconocimiento.

Hay mucha gente que sufre hoy y la gran mayoría de ellos son trabajadores y trabajadoras. Tanto la Iglesia como los sindicatos tienen ahí un espacio de encuentro. En otras cuestiones es necesario, en algún momento, superar estereotipos rancios buscando el bien común. Pero mi sensación es que es la Iglesia la que, en este momento, ha de querer poner más de su parte. Y a eso hay que dedicarle tiempo, medios y apoyo.

La situación de millones de trabajadores y trabajadoras es de desigualdad, empobrecimiento y deshumanización. ¿Qué mensaje ofrece la HOAC?
JFA: El mensaje de la HOAC para estas mujeres y estos hombres es que sufren una situación de injusticia de la que no son responsables. Es consecuencia de una forma de organizar la sociedad y del mundo que obedece a intereses egoístas e ilegítimos. Es necesario ir cambiando esa situación personal, social y estructural y para ello es básico juntarse con otras personas, reivindicar, proponer, buscar soluciones y alternativas. Es fundamental ir entre todos construyendo y animando experiencias de vida que nos permitan ver y saborear que se puede vivir de otra manera, más humana y más plena. Jesús está con cada una de ellas y de ellos, con todos, siempre, y que en la HOAC, en la Iglesia, siempre tendrán un lugar confortable en el que serán acogidos y valorados como lo que son: hermanas y hermanos, hijos de un mismo Padre. Para que el mensaje sea válido, el mensajero ha de ser creíble. Los cristianos, las y los militantes de la HOAC, hemos de tener claro que nuestra vida ha de ser reflejo de aquello que queremos anunciar o transmitir.

¿Cómo mira el futuro?
JFA: Sobre todo con curiosidad. Hace cuatro años vine del desempleo. Ahora tocará volver al mismo lugar. Y después Dios dirá… No tengo miedo. Mi experiencia es que cuando se cierra una puerta, Dios abre una ventana. Desde el punto de vista social, estamos sufriendo los dolores de parto de un cambio de época. Y habrá que luchar tanto o más que nunca para construir el futuro común. Hay que estar implicados en la construcción de ese mañana mejor. Y no esperar a entonces para vivirlo en el día a día personalmente, en la familia, con amigos, con compañeros… En cuanto a la Iglesia estoy convencido de que estamos en un momento formidable, cuya repercusión no somos capaces aún de valorar en su plenitud. Todo el esfuerzo será poco para ir animando y ayudando a nuestra querida Iglesia, especialmente en Europa, especialmente en nuestro país, a ser cada día más evangélica, a vivir cada día más la alegría del Evangelio y a centrar cada día más su tarea y sus afanes en su lugar preferencial: con los de abajo.

Fefi Valerón: «La formación ayuda a ser testigos entusiastas»

Fefi valeronEchando la vista atrás, ¿cómo cree que le ha influido su paso por este servicio a la Iglesia y a la la HOAC?
Fefi Valerón (FV): Lo primero que viene a mi mente son las palabras agradecimiento y crecimiento. Lo valoro como una rica experiencia de comunión y gratuidad. Siento que me ha ayudado a conocer y a querer más a nuestra Iglesia y a la HOAC dentro de ella. Me ha ayudado también a reconocer, valorar y querer a todos los movimientos de Acción Católica con quienes, desde la diversidad y la pluralidad, nos sentimos en comunión apostando por sentir y ser Iglesia en salida, acogedora, alegre y comprometida con el bien común, poniendo en el centro de nuestra vida y acción a las personas empobrecidas.

Me ha ayudado a sentirme más corresponsable, si cabe, con los problemas a los que nos enfrentamos el mundo obrero y del trabajo; me siento más cercana a sus luchas y sus esperanzas. Me ha ayudado a ser más consciente del valor que tiene compartir la fe y la misión en comunidad, desde la gratuidad y el servicio como acción de gracias al Padre-Madre bueno.

Sin duda esta experiencia me ha ayudado a crecer en conciencia y humanidad.

Dada su responsabilidad, ¿qué papel está jugando hoy en día la formación de militantes y qué cree que debería mejorarse?
FV: Hoy, como siempre, la formación, junto a la espiritualidad y el compromiso, es una pieza clave en la vida de las y los militantes de la HOAC. El diálogo fe-vida que queremos vivir lo hacemos en nuestra vida diaria a través de la formación. Todos los instrumentos del Proyecto de Formación de la HOAC (planes, cursillos…), junto a la metodología como camino de espiritualidad, están al servicio de nuestra vida para ayudarnos a ser y vivir, desde la libertad, como testigos entusiastas de Jesucristo en medio de la realidad concreta del mundo obrero empobrecido.

Quizás necesitamos reavivar todavía más el entusiasmo por la formación, cuidando las condiciones y siendo fieles al equipo, además de continuar con la dinámica de acompañamiento comunitario para, juntos, detectar las dificultades y las necesidades que tenemos, y buscar cómo ayudarnos, en consonancia con lo planteado en nuestra XIII Asamblea General.

¿Cuál ha sido su vivencia de la distancia que la ha separado estos años de su lugar de origen?
FV: Además y, sobre todo, de echar de menos a la familia, como isleña echo de menos el mar. ¡Mi océano Atlántico! ¿Quieres creer que después de cuatro años aún continúo mirando el horizonte esperando encontrarme con el azul del mar? Sobre todo valoro y agradezco la experiencia de sentirme sostenida por el amor y la ternura de mi familia y de mi equipo de Comisión Permanente; la cercanía, el cariño y la oración de toda la comunidad HOAC, especialmente de mi equipo y de mi diócesis. Destaco por último la alegría y el cariño compartidos en las visitas a las diócesis y en los encuentros de las Escuelas de Formación de Zona y los momentos y experiencias vividas con las compañeras y los compañeros de la sede y nuestros queridos jóvenes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Juventud Estudiante Católica (JEC) ¡Ha sido un precioso regalo!

¿Qué le espera a su vuelta a su tierra y con qué ánimo lo afronta?
FV: Agradezco también al Padre el regalo de poder regresar a la escuela. Afronto esta nueva etapa con alegría y con la mejor actitud para ofrecer lo mejor de mí a la comunidad educativa que me ha tocado en suerte.

Jesús Fernández-Pacheco: «La labor de nuestros medios es fruto de la generosidad de los militantes» 

Jesus fernandez-pachechoPersonalmente, ¿qué valoración hace de su participación en la Comisión Permanente?
Jesús Fernández-Pacheco (JFP): Ha sido una experiencia increíble y rica con todos sus matices y colores. Como muchos amigos me han dicho, ha sido un regalo en mi vida. Por aquí deberían pasar todos los y las militantes de la HOAC. Ha sido un privilegio conocer las diócesis donde estamos, sus militantes, sus familias, su compromiso y encarnación en el mundo obrero y del trabajo. Sus luchas, desvelos, alegrías y esperanzas por ser buena noticia del Evangelio de Jesús desde la vida diaria. He conocido más de cerca a nuestra Iglesia, su pobreza y su riqueza, así como a otros movimientos de Iglesia, especialmente a la JOC y la JEC, con quienes más he compartido. Por otra parte, trabajar en equipo, sin haber coincidido antes, con hermanos y hermanas de otras diócesis, ha sido un buen ejercicio de comunión.

He intentado animar y acompañar a los y las responsables en las diócesis. Mostrar la importancia de dar a conocer lo que somos, lo que hacemos, dónde y con quién estamos es clave para que se conozca lo que pensamos, cómo trabajamos y acompañamos a las personas desde nuestro ser Iglesia comprometida en el mundo del trabajo.

Internet y las redes sociales, como nuevos medios de comunicación y difusión, está cambiando la forma de hacer llegar, el mensaje de la HOAC. ¿Cuál es tu experiencia en esta cuestión?
JFP: La presencia de la HOAC en las distintas redes sociales es muy bien valorada y su impacto en los ambientes a los que llegamos es más importante de lo que creemos. Pero todo no se arregla con un tuit. Es necesario, pero lo que cuestiona al otro, lo que cambia opinión, es la coherencia entre la fe y la vida, concretada en el compromiso. Si no hay fe encarnada, vida entregada, de poco sirven las redes sociales. Humildemente, esto es un valor en la HOAC. Hemos avanzado mucho en saber comunicar y debemos perder el miedo a trasladar a las redes lo que proponemos como movimiento cristiano, que no es otra cosa que humanizar el trabajo y denunciar lo que este sistema perverso está haciendo con la vida de las personas. Este no es el plan que Dios tiene para la gente.

¿Qué esfuerzos consideras debería hacerse en la difusión de la HOAC?
FJP: Tenemos que seguir avanzando. Es mucha la vida que tenemos en nuestro movimiento (recientemente hemos celebrado el 70 aniversario). Nuestros medios de difusión están al servicio de la evangelización del mundo obrero y poco a poco los estamos adaptando para que sean una herramienta más útil. Hemos de aprovechar los medios audiovisuales, como vehículo para llegar a otros perfiles de personas.

Lo que hacemos es por la generosidad y esfuerzo de todos y todas en la HOAC. Esta es nuestra bendita realidad, que nos hace más libres, y llegamos a dónde podemos. Hay muchos medios, pero pocos que cuestionen la crudeza de este sistema: esto debería diferenciarnos de los demás.

¿Con qué disposición afronta la próxima etapa vital que ahora comienza?
FJP: Volver a Alicante, la millor terreta del mon [La mejor tierra del mundo] es un privilegio y ya va habiendo ganas… Situarme tras este paréntesis de cuatro años, volver a tocar tierra e ir recuperando el ritmo de la vida, para seguir haciendo camino desde mi militancia de base. Ganas por volver a casa, aunque en Madrid he estado muy bien, encontrarme con la familia, mi equipo, mis amigos, mi diócesis, mi parroquia, mi tierra, mi mar, mi gente… Y con incertidumbre a la vez. La situación del trabajo en la ciudad, como en tantos otros sitios, no es muy favorable para encontrar trabajo y más si pasas de los 50. No pierdo la esperanza, alguien me dijo hace poco que «Dios provee» y así lo creo. Espero seguir aportando lo que soy, lo que sé y he aprendido en estos años. Estaré donde Dios disponga, seguro que allí estaré bien. Y lo más importante de todo esto, seguir contando, como hasta ahora, con el cariño y cercanía de mi familia, mi HOAC, mi gente.

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Día de la Acción Católica | «Salir, caminar y sembrar siempre de nuevo»

Convocatorias, Iglesia

Día de la Acción Católica | «Salir, caminar y sembrar siempre de nuevo»

29 mayo 2017

Mensaje de los obispos de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar con motivo del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar (Domingo, 4 de junio de 2017).

Una de las cuestiones que más puede iluminar nuestro horizonte evangelizador es el de valorar el papel de los laicos para una Iglesia en salida. Hablar de laicado es significar una Iglesia que se encarna en la sociedad de hoy. Tenemos que agradecer el testimonio de miles de laicos que a través su vida proclaman el Evangelio en una sociedad cada vez más secularizada; y agradecer también la acción pastoral y misionera de parroquias, hermandades, asociaciones y movimientos, que nos ayudan a fortalecer y transmitir nuestra fe.

Tenemos que recuperar la fe en el ámbito de lo público. En un contexto que tiende a relegar la fe a la pequeña esfera de lo privado, necesitamos cristianos que hagan visible la acción del Espíritu en el día a día de la vida familiar, laboral, cultural y social. Tanto en los pequeños gestos o vicisitudes de nuestra vida ordinaria, como en las estructuras o entramados sociales que repercuten decisivamente en la vida pública.

Por tanto, es tiempo de salir. Salgamos de nosotros mismos. Nuestra fe es expansiva. Es acoger la llamada amorosa que Dios nos hace para regalar su amor a nuestros hermanos, especialmente a aquellos que más lo necesitan. No hay mayor alejamiento de Dios que no querer salir de uno mismo, pero su Espíritu siempre tira de nosotros hacia afuera. Abramos nuestro corazón a su acción. No es tiempo de recluirse, ni personal ni comunitariamente. Abramos nuestros ojos a la realidad que nos rodea. Reconozcamos nuestros vacíos, nuestras heridas y las de todas las personas de nuestro entorno social. Vayamos al encuentro de toda realidad sufriente para transmitir la misericordia de Dios, la fuerza sanadora que nos restaura y nos encamina a la plenitud. No nos dejemos ganar por la indiferencia. Apostemos por una Iglesia que, a modo de “hospital de campaña”, trata de curar con los medios que tiene allá donde está el enfermo. La misión no pasa por acciones puntuales, ni es cosa de especialistas. Todos hemos recibido esta encomienda. Los laicos habitáis en el mundo, estáis de continuo en contacto con toda esta realidad. Vivid con alegría esta tarea de transmitir el rostro misericordioso de Dios allá donde están nuestros contemporáneos.

Es tiempo de caminar. Los cristianos no deambulamos por el mundo, tenemos un fin, una orientación última que da sentido a nuestra vida. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Él nos acompaña siempre. Y juntos, como Iglesia, caminamos siguiendo sus pasos. La fe no es estática, la fe genera un dinamismo vital que nos impide quedarnos quietos. Tenemos que ahondar en la esencia de la vocación que hemos recibido en el bautismo, entendiendo que Dios constantemente nos propone acercarnos más a Él y a los hermanos. ¿Abrimos nuestros oídos a su voz? ¿Estamos dispuestos a responder a su llamada? ¿A seguirle? Asumir el papel del laicado en la misión de la Iglesia, la superación del clericalismo, pasa por entender que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, un proyecto de vida que nos encamina a ser felices y a sentirnos corresponsables en la construcción de su Reino.

Es tiempo de sembrar. Queremos sembrar la Palabra de Dios en el corazón de todos los hombres. «Todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor, que más allá de nuestras imperfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabra, su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida. Tu corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a otros» (EG, n. 121). Y así, «en la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será un ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos» (EG, n. 180). Sembrar la Palabra de Dios implica ser promotores de diálogo en la sociedad y ser constructores de la civilización del Amor, tratando de transmitir valores y actitudes que contribuyan a la edificación de un mundo más justo y fraterno.

Siempre de nuevo. No se trata tanto de hacer cosas nuevas, que también, sino hacer nuevas las cosas que hacemos. Esto pasa por apostar por la autenticidad. Todos somos llamados a ser evangelizadores con Espíritu, personas que arraiguen su vida en Cristo para ser sus testigos. Él es quien sostiene y anima nuestra acción evangelizadora, suscitando en nosotros el deseo de vivir siempre el dinamismo de la fe, que es también el dinamismo del amor, que busca dar siempre gratis lo que gratis hemos recibido, sin pararnos en nuestros límites y dificultades, sino dejarnos en todo momento conducir por sus inspiraciones. Le pedimos al Espíritu Santo que infunda en nosotros la fuerza para anunciar la novedad y la alegría del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar (cf. EG, n. 259).

 

Presidente.
✠ Mons. Javier Salinas Viñals, obispo Auxiliar de Valencia.

Vicepresidente y Presidente de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida.
✠ Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, obispo de Bilbao.

Consiliario de la Acción Católica.
✠ Mons. Carlos Manuel Escribano Subias, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.

Pastoral de Juventud.
✠ Mons. Antonio Gómez Cantero, obispo de Teruel y Albarracín.

Pastoral Obrera.
✠ Mons. Antonio Ángel Algora Hernando. obispo emérito de Ciudad Real.

Foro de Laicos.
✠ Mons. Arturo Ros Murgadas, obispo auxiliar de Valencia.

Consiliario de Cursillos de Cristiandad.
✠ Mons. Josep Àngel Sáiz Meneses, obispo de Tarrasa.

Familia y Vida.
✠ Mons. Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares.
✠ Mons. José Mazuelos Pérez, obispo de Jerez de la Frontera.
✠ Mons. Juan Antonio Aznárez Cobo, obispo auxiliar de Pamplona.
✠ Mons. Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos.

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