Te ofrecemos, como no podía ser de otra manera, lo vivido en la pasada asamblea general de la HOAC, como experiencia de una Iglesia que acoge y cuida, empeñada en derribar los muros que se levantan para divinizar el beneficio y provocar la Herida en la dignidad de cada persona trabajadora, pero también en construir puentes a través del Abrazo de la militancia hoacista que comparte bienes y apoya económicamente la lucha de las familias trabajadoras de Benalar Gestión SL y de los temporeros de Huelva.

En el mundo del trabajo, el primer bien a salvaguardar es la persona, por eso la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), en esta Jornada Mundial del 7 de octubre, se ha propuesto Primerear la salud y la seguridad laboral, como parte integral del cuidado de la persona. La principal prioridad en el trabajo es cuidar y cuidarnos, «la vida no se vende por ninguna razón, y aún menos si es pobre, precaria y frágil», insiste Francisco.

Javier Guerra, Codo a codo, tras su estreno en la asamblea general de militantes ha reforzado precisamente su compromiso con las personas trabajadoras precarias, sumando su entrega al Quehacer de Pastoral Obrera que no se contenta con acciones aisladas sino integrarse en la pastoral de conjunto de la Iglesia, incluye la Caridad Política que nos revela que dejar a una anciana sin respirador para la apnea por la avaricia de las empresas eléctricas es un escándalo.

Al fin y al cabo, como nos dice La Palabra, «la opción por las personas empobrecidas del mundo obrero responde a una opción ética y profética que estructura nuestra fe, forma parte fundamental de la espiritualidad cristiana». Finalmente, La Viñeta nos recuerda la existencia más que trágica, dolorosa y persistente de la violencia machista que tantas vidas y sueños de mujeres sigue cobrándose.

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Nos colocamos en la presencia del Señor, delante de nuestra fuente de vida y dejamos que su luz descanse en mí. ¿Qué imágenes se nos presentan de nuestra vida cotidiana: relaciones familiares, personales, en nuestro ambiente, en la HOAC, en la lucha social política, sindical, en los espacios estructurales en los que estamos: la palabra «perdón»? Hagamos silencio… y contemplemos el relato, entremos dentro de él y buscamos nuestro rincón, nuestro lugar.

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Ediciones HOAC presenta el libro Caminar juntas y juntos. Soñar la Iglesia, vivir la misión, a cargo de varios autores: Maru Megina Navarro, Carme Soto Varela, Jesús Martínez Gordo, Carmen Picó Guzmán, María Luisa Berzosa González, Pablo A. Genovés Azpeitia, Fernando Díaz Abajo, Silvia Martínez Cano y Paula Depalma. Ficha técnica. Índice. Acceso a su compra.

La experiencia de un sínodo sobre la sinodalidad ha abierto un proceso, como gusta de decir a Francisco, hacia una Iglesia en búsqueda del lugar que le fue asignado inicialmente en el Concilio Vaticano II y que sigue lejos aún de alcanzar sus objetivos.

La lectura de este libro puede ayudar a entender e interpretar, con mayor claridad el momento en que nos encontramos, pero también puede aportar importantes matices en la reflexión sobre este tema y ampliarnos el horizonte a la hora de atrevernos a soñar en la Iglesia del siglo XXI y siguientes.

La aportación coral que realizan los autores y las autoras subrayan la necesidad de una Iglesia inclusiva, con mayor protagonismo del pueblo de Dios y la participación de las mujeres en la toma de decisiones y la misión.

En sus páginas, se plantean varias prioridades, como la centralidad de las personas empobrecidas en la vida y misión de la Iglesia, la reforma sinodal del procedimiento de nombramiento de obispos, la participación del laicado en los acuerdos eclesiales y la reforma litúrgica para una mayor participación del pueblo de Dios.

El libro aborda diferentes temas relacionados con la sinodalidad en la Iglesia, desde una perspectiva bíblica, teológica, laical y misionera. Se destaca la importancia del diálogo, el consenso y la diversidad en la Iglesia sinodal. También se menciona el papel de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y su participación en el proceso sinodal, así como el papel de la Acción Católica especializada y la contribución de las mujeres seglares en la Iglesia.

FICHA TÉCNICA  

Caminar juntas y juntos.
Soñar la Iglesia, vivir la misión
Maru Megina Navarro, Carme Soto Varela, Jesús Martínez Gordo, Carmen Picó Guzmán, María Luisa Berzosa González, Pablo A. Genovés Azpeitia, Fernando Díaz Abajo, Silvia Martínez Cano, Paula Depalma

Ediciones HOAC, julio 2023.
Colección «Cristianismo y sociedad».
286 páginas. Encuadernación rústica, cosido con hilo. Con solapas.
ISBN/EAN: 978-84-92787-67-8 || Depósito legal: M-19880-2023
Materias: Cristianismo, Iglesia católica romana, Vida y prácticas cristianas, Teología.
Diseño de portada: Publicaciones HOAC.
Ilustración de portada: Pepe Montalvà. EstudioJa.com

Precio de venta al público 16€ • Acceso a su compra.

En twitter: #CaminarJuntasyJuntos | @edicionesHOAC

  ÍNDICE 

■ Presentación. Maru Megina Navarro

■ I. Itinerarios bíblicos para la sinodalidad. Carme Soto Varela

1. Introducción.
2. Fidelidad, proceso y cambio en los orígenes cristianos.
3. La memoria de Jesús como punto de partida.
4. Desafíos para la construcción comunitaria.
5. Conclusión.

■ II. Fundamentos teológicos de la sinodalidad. De una sinodalidad episcopal consultiva a otra corresponsable que, bautismal y ministerial, sea codecisiva. Jesús Martínez Gordo

1. El reto de la modernidad y la pérdida de los Estados Pontificios.
2. El Concilio Vaticano II: colegialidad episcopal e infalibilidad de todo el pueblo de Dios.

■ III. El laicado en una Iglesia sinodal. Carmen Picó Guzmán

1. Pertenencia.
2. Corresponsabilidad.
3. Participación.
4. Conclusiones

■ IV. Sentir con la Iglesia sinodal. Iglesia y democracia.
María Luisa Berzosa González

1. Introducción. ¿Por qué este este tema?
2. Somos y nos sentimos Iglesia sinodal.
3. Iglesia sinodal.
4. La democracia en la Iglesia.
5. Sueños y proyectos.
6. Conclusión inacabada con poesía.

■ V. Misión evangelizadora y sinodalidad. El compromiso social.
Pablo A. Genovés Azpeitia

1. La compleja sinodalidad del día a día. «Del dicho al hecho, hay mucho trecho».
2. ¿Qué nos separa? «Por sus frutos los conoceréis» (Mt 7, 20).
3. Pues tenemos un problema. «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» (Hec 2, 37).
4. Jesús nos envía a los discípulos aquí, ahora y con estos. «Dime con quién andas y te diré quién eres».
5. El pobre, «fuente y culmen» de toda sinodalidad. «Actuando como un hombre cualquiera, se rebajó» (ver Fil 2, 6-11).
6. Te toca a ti, me toca a mí, nos toca a todos. «No me habéis elegido vosotros a mí, soy yo quien os ha elegido y os ha destinado» (Jn 15, 16).

■ VI. La Acción Católica especializada, sinodalidad encarnada.
Fernando Díaz Abajo

1. Experiencia de sinodalidad en los movimientos especializados de Acción Católica.
2. Comunión para la misión.
3. Una sinodalidad retada por el acontecer humano.
4. El reto de la escucha.
5. El reto de la encarnación.
6. El reto de la dignidad humana.
7. El reto de la esperanza.

■ VII. Reconocimiento y profecía de las mujeres seglares en la Iglesia católica. Claves eclesiológicas para una sinodalidad equitativa. Silvia Martínez Cano

1. Introducción. El grito de Casandra
2. Ser mujer seglar en una Iglesia de sacerdotes y consagrados.
3. Las mujeres seglares en el contexto de las reformas de la Iglesia católica.
4. Conclusiones. Profecías y presencias.

■ VIII.  Liturgia y participación sinodal. Paula Depalma

1. Algunas dificultades para la participación plena en la liturgia.
2. Claves para celebrar el misterio de manera más activa.
3. Una Iglesia sinodal señala a una liturgia sinodal.
4. Conclusión.

El ambiente político que se ha creado en nuestro país es tan tóxico que no es nada sencillo pensar y votar con la debida reflexión y, sobre todo, con un sentir centrado en las necesidades de las personas, especialmente de los pobres.

Ese ambiente tóxico nos aleja del bien común, de la fraternidad, de la amistad social y de la amabilidad con quien piensa diferente. Nos aleja de lo que nos recuerda el papa Francisco: «Hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común» (Fratelli tutti, 154). El bien común es ante todo, no lo olvidemos, centrar la mirada en las necesidades y los derechos de los pobres para que no haya excluidos (cf. FT 187 y 188).

Ese ambiente tóxico lo hemos sufrido en la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Hasta el punto de que más que hablar y valorar lo que se ha hecho y lo que falta por hacer, de lo que se propone para avanzar, se ha hablado de quiénes hacen las cosas, con descalificaciones groseras de las personas. Más que de las necesidades y de la realidad de nuestra sociedad, muchas veces se ha hablado de fantasmas, bulos y falsedades. En ese ambiente, el bien común es engullido por intereses particulares y fanatismos irracionales. Estamos ante el triunfo de la antipolítica.

Necesitamos acabar cuanto antes con ese ambiente contaminado. No somos ingenuos y vemos que la nueva campaña electoral para las elecciones generales del próximo 23 de julio sigue por los mismos derroteros. Aunque es imprescindible insistir en la necesidad de otro clima político. Lo necesitamos de los comportamientos de los dirigentes políticos, pero también de los de la ciudadanía. Necesitamos lo que pide el papa Francisco: «¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente efectivamente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestra sociedad! (…) ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!» (Evangelii gaudium, 205). Sabiendo que aquello que pedimos es en lo que estamos dispuestos a comprometernos, a lo que estamos dispuestos a colaborar.

Lo necesario es que, en la campaña y más allá de ella, los partidos políticos hablen con claridad y concreción de lo que proponen en torno a necesidades reales para el bien común de la sociedad. Y que la ciudadanía valore esas propuestas y no tanto otras cosas que muy poco tienen que ver con la realidad. En este sentido, es esencial conocer qué se propone para: reducir las desigualdades y combatir el empobrecimiento y la exclusión social; avanzar en unas relaciones laborales más justas, combatir la precariedad laboral, y hacer efectivos los derechos de los trabajadores, la dignidad del trabajo y el trabajo digno; avanzar en la seguridad y salud en el trabajo; avanzar en que sea efectivo el derecho de todas las personas y familias a una vivienda digna; la protección social efectiva de las personas y familias vulnerables; hacer efectiva la igualdad hombres-mujeres, acabar con la discriminación de tantas mujeres trabajadoras empobrecidas, con la violencia de género; avanzar en que los jóvenes puedan construir un proyecto de vida; que las familias puedan realizar bien su función social; que sea efectivo el derecho a una educación de calidad, el derecho a la salud y la debida atención sanitaria, el cuidado de la salud física y psicológica de todas las personas; avanzar hacia una fiscalidad más justa, que redistribuya la riqueza social y dote de los recursos necesarios para atender todos los servicios públicos; avanzar en cuidar el planeta y modificar los modelos de producción y consumo que lo destruyen; avanzar en unas políticas migratorias más humanas que acaben con las muertes y la discriminación de las personas migrantes; promover una relaciones internacionales de solidaridad con los pueblos empobrecidos; promover unas relaciones pacíficas entre los pueblos y combatir el armamentismo; etc., en definitiva, servir y representar al pueblo desde el respeto y el cuidado de cada persona.

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