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Málaga | Se presenta un libro sobre el papa Francisco y el trabajo

Convocatorias

Málaga | Se presenta un libro sobre el papa Francisco y el trabajo

09 octubre 2019

El viernes 11 de octubre, a partir de las 19.30 horas, tienen lugar los actos de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente en la Diócesis de Málaga.

La parroquia Stella Maris (Málaga) acoge la Eucaristía con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente organizada por la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (CONFER y HOAC) en Málaga.  A continuación, a las 20:30 horas, Abraham Canales, presentará su libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, que recoge el magisterio del papa Francisco en torno al trabajo hasta el momento. Para darlo a conocer, el autor será entrevistado por la periodista Ana María Medina, de la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación y presentadora del programa Periferias de TRECE.

Abraham Canales es responsable de publicaciones de la Hermandad Obrera de Acción Católica. Este libro es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente expresado con total nitidez en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta.

Valencia | Conversación en torno al libro «No os dejéis robar la dignidad»

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Valencia | Conversación en torno al libro «No os dejéis robar la dignidad»

04 octubre 2019

El próximo lunes 7 de octubre, a las 19h, con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, las entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) de Valencia (Cáritas, Hermandad Obrera de Acción Católica -HOAC- y el Servicio Jesuita a Migrantes -SJM-), han convocado, en el Colegio Mayor Rector Peset de Valenciauna conversación pública en torno al libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, de Abraham Canales.

En esta conversación, dinamizada por la periodista Olivia Pérez, intervendrán Arturo Ros, obispo auxiliar de la archidiócesis de Valencia; Arturo López, secretario general de Comisiones Obreras del País Valenciano; Víctor Navarro, técnico de formación y empleo de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y Abraham Canales, autor del libro y responsable de publicaciones de la Hermandad Obrera de Acción Católica.

Esta obra de editada por la HOAC, movimiento de Acción Católica Especializada, la primera de estas características que se publica en España, es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente, expresado en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

Recursos.
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LIBROS | La gran encrucijada

Colaboraciones

LIBROS | La gran encrucijada

27 septiembre 2019

Teresa García | El autor nos introduce en el tema con un informe de la ONU donde se plasma la evolución y perspectivas sobre el medioambiente desde la Revolución Industrial. Pone de manifiesto el poder del capitalismo, que introduce grandes cambios en la economía y en el sistema natural de nuestro planeta. En la actualidad, podemos observar una clara consecuencia en la crisis de cuidados al crear una brecha, cada vez más amplia, favorecedora de desigualdad y de deshumanización del conjunto de la sociedad.

La obra nos lleva de la mano, con sencillez y claridad, por el desarrollo y evolución que ha alterado el metabolismo de la naturaleza y el tejido social, poniendo en relieve las duras consecuencias para la clase trabajadora y, sobre todo, para las personas más pobres y desfavorecidas.

Aborda el desarrollo generado por un sistema económico en beneficio de las finanzas y al que no se ponen límites ni trabas, con los nuevos sistemas financieros en alza (financiarización), la globalización, en detrimento del medioambiente y el estado de bienestar; que acaba por desgastar al propio sistema capitalista al sobrepasar los límites que provocan una crisis ecosocial.

A lo largo de la primera y segunda parte pone el foco de atención sobre los daños y «costes ecológicos y sociales» y la necesaria revisión crítica del modelo desarrollado por las políticas económicas que han generado un clima de inseguridad y miedo, la violación de los derechos humanos, el desprestigio de lo comunitario «el Estado deja de ser la encarnación del gobierno popular y pasa a convertirse en un sistema de gestión de negocios». Insiste en el preocupante deterioro del ciclo vital del planeta, debido fundamentalmente a la actividad económica y la tecnología indiscriminada que supone graves repercusiones sobre la valoración del trabajo, que deja de ser un medio de socialización y valoración de la persona, para crear un nuevo estatus social de productores y excluidos, haciéndose patente un individualismo feroz, en una clara crisis de conciencia social.

Por último, el autor nos lleva hacia un cambio de paradigma necesario en el actual sistema de civilización industrial, de hábitos de consumo, contaminación…, que requiere de una respuesta global y humanística que ponga límites y reestructure la convivencia entre la persona y la naturaleza. Partiendo de un análisis de las necesidades inducidas por el capital asentadas por el deseo de la propiedad…, pasando por el desafío que representa repensar «qué entendemos por una vida buena y situar en el centro del debate las necesidades humanas»…, planteando el papel de las religiones en esta grave situación, haciendo una clara referencia a la posición expresada por el papa Francisco en Laudato si’.

Un libro que cuestiona en conciencia, nuestra manera de ser, estar y actuar en un mundo que necesita del cambio y cuidado de toda la comunidad.

La gran encrucijada
Crisis ecosocial y cambio de paradigma
Santiago Álvarez Cantalapiedra
Ediciones HOAC, 206 páginas

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Zaragoza | Conversación pública sobre el libro «No os dejéis robar la dignidad»

Convocatorias

Zaragoza | Conversación pública sobre el libro «No os dejéis robar la dignidad»

25 septiembre 2019

El próximo lunes 30 de septiembre, a las 19h, en Centro Cultural Joaquín Roncal (Calle San Braulio, 5), se presenta el libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, de Abraham Canales, en un acto público organizado por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Zaragoza, en colaboración con el Centro Pignatelli.

El acto será presentado por el presidente diocesano de la HOAC, Javier González y se desarrollará con un formato de conversación dinamizado por la periodista Cristina Remartínez. Contará con la participación de Sonia García, sindicalista de CCOO de Aragón; y de Abraham Canales, autor del libro.

Esta obra de editada por la HOAC, movimiento de Acción Católica Especializada, la primera de estas características que se publica en España, es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente, expresado en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

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Francisco: el cambio climático es un “desafío de civilización”

Iglesia

Francisco: el cambio climático es un “desafío de civilización”

24 septiembre 2019

«Tenemos una multiplicidad de soluciones que están al alcance de todos, si adoptamos a nivel personal y social un estilo de vida que encarne la honestidad, la valentía y la responsabilidad», señala el papa Francisco en su mensaje a la Cumbre sobre la acción Climática de la ONU.

Texto completo.

Saludo a los participantes en la Cumbre sobre la Acción Climática ONU 2019.

Quisiera dar las gracias al secretario general de las Naciones Unidas, el señor António Guterres, por la convocatoria de este encuentro, así como por haber atraído la atención de los Jefes de Estado y de Gobierno ―y de toda la comunidad internacional y de la opinión pública mundial― sobre uno de los fenómenos más graves y preocupantes que está viviendo nuestra época: el cambio climático.

Se trata de uno de los principales desafíos que debemos afrontar y para ello la humanidad está llamada a cultivar tres grandes cualidades morales: honestidad, responsabilidad y valentía.

Con el Acuerdo de París del 12 de diciembre de 2015, la comunidad internacional tomó conciencia de la urgencia y necesidad de dar una respuesta colectiva para colaborar en la construcción de nuestra casa común. Sin embargo, pasados cuatro años de aquel acuerdo histórico, se observa cómo los compromisos contraídos por los Estados son todavía muy “flojos”, y están lejos de alcanzar los objetivos previstos.

Junto a tantas iniciativas, no solo por parte de los Gobiernos sino de toda la sociedad civil, es necesario preguntarse si existe una verdadera voluntad política para destinar mayores recursos humanos, financieros y tecnológicos afín de mitigar los efectos negativos del cambio climático y ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más lo sufren.

Aunque la situación no es buena y el planeta sufre, la ventana para una oportunidad está todavía abierta: todavía, todavía estamos a tiempo. No dejemos que se cierre. Abrámosla con nuestro empeño en cultivar un desarrollo humano integral, para asegurar a las generaciones futuras una vida mejor. El futuro es de ellos, no nuestro. «Mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades» (Laudato si’, 165).

Con honestidad, responsabilidad y valentía tenemos que poner nuestra inteligencia «al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral» (Laudato si’, 112), que sea capaz de colocar la economía al servicio de la persona humana, construir la paz y proteger el ambiente.

El problema del cambio climático está relacionado con cuestiones que tienen que ver con la ética, le equidad y la justicia social. La situación actual de degrado ambiental está conectada con el degrado humano, ético y social, tal y como experimentamos cada día. Y esto nos obliga a pensar sobre el sentido de nuestros modelos de consumo y de producción, y en los procesos de educación y de concienciación para hacer que sean coherentes con la dignidad humana. Estamos frente a un “desafío de civilización” en favor del bien común. Y esto es claro, como también es claro que tenemos una multiplicidad de soluciones que están al alcance de todos, si adoptamos a nivel personal y social un estilo de vida que encarne la honestidad, la valentía y la responsabilidad.

Me gustaría que estas tres palabras clave: honestidad, valentía y responsabilidad, ocuparan un lugar central en vuestros trabajos de hoy y de mañana, que acompaño desde aquí con mis mejores deseos y con mi oración. Muchas gracias.

 

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La HOAC se adhiere a las movilizaciones por la justicia climática

La HOAC se adhiere a las movilizaciones por la justicia climática

Comunicados

La HOAC se adhiere a las movilizaciones por la justicia climática

20 septiembre 2019

Este movimiento de trabajadores cristianos de la Acción Católica Especializada de España, se suma a esta convocatoria y llama a participar en las distintas acciones previstas.

Ante la próxima Cumbre sobre la Acción Climática convocada por la ONU el próximo 23 de septiembre, organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo, entre las que también se encuentra el Movimiento Católico Mundial por el Clima, han convocado una semana de acciones en defensa del planeta y del clima. En España, está prevista una gran movilización el próximo 27 de septiembre, que contempla una huelga de estudiantes y de consumo, paros en los centros de trabajo, manifestaciones y concentraciones en las principales ciudades del país, además de actividades creativas y diversas.

El último Informe especial sobre el impacto del calentamiento global del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la OMM, señala que las repercusiones sobre el clima serán catastróficas, si superamos el umbral de 1,5ºC descrito en el objetivo del Acuerdo de París. El Informe también advierte de que falta solo poco más de una década para alcanzar esta barrera del calentamiento global.

El papa Francisco ha reiterado recientemente que «la crisis ecológica actual, especialmente el cambio climático, amenaza el futuro de la familia humana y esto no es una exageración. Durante demasiado tiempo hemos ignorado colectivamente los frutos de los análisis científico, y “las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía”». Señalando que «el ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, solo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones. La atenuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo, sobre todo si pensamos en la responsabilidad que nos atribuirán los que deberán soportar las peores consecuencias.». (Laudato si’, LS 161).

Esta emergencia climática nos obliga a reaccionar y actuar con responsabilidad ante el grito de la tierra, de los pobres y de las generaciones futuras. La humanidad necesita otro rumbo, y sabemos que las cosas pueden cambiar (LS, 13) para apostar por una conversión ecológica integral, que incorpore las dimensiones humanas y sociales (LS, 137-162). Es el tiempo de reclamar a Gobiernos y agentes protagonistas que adopten las medidas oportunas que mitiguen la actual crisis socioambiental. Es tiempo también de apostar por una conversión personal que mejore nuestros estilos de vida.

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En twitter #HuelgaMundialPorElClima

La justicia climática no puede esperar

Colaboraciones

La justicia climática no puede esperar

09 septiembre 2019

Convocada una huelga global por el clima para el 27 de septiembre. 

Abraham Canales, director de Noticias Obreras.

Madres, profesores, familias por el clima; el Movimiento Católico Mundial por el Clima y sus jóvenes de Laudato si’ Generation; organizaciones de trabajadores y trabajadoras como CCOO, UGT, USO, CGT junto con más de 100 organizaciones en España unen su grito en defensa de la casa común y convocan una semana de movilizaciones que tendrá como colofón una huelga mundial que se realizará el 27 de septiembre.

Los motivos son tan urgentes como claros: la declaración inmediata de la emergencia climática y la articulación de políticas concretas que mitiguen el impacto de los gases invernadero y promuevan «un nuevo modelo socioecológico que no comprometa la supervivencia de la vida tal y como la conocemos».

Los últimos informes de Naciones Unidas alertan del deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como del punto de no retorno frente al cambio climático. La humanidad se enfrenta a uno de sus mayores retos: la crisis climática. Una crisis, consecuencia directa del modelo de producción y consumo, que actúa según el criterio de la rentabilidad, para satisfacer nuestro individualismo y egoísmo, poniendo en claro riesgo nuestra supervivencia, especialmente la de las poblaciones más empobrecidas, así como la del conjunto del planeta.

«El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos», señala Francisco en su encíclica social Laudato si’, LS 13.

La ONU ha organizado, para el 23 de septiembre, una nueva Cumbre sobre la Acción Climática, para impulsar los Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y para mostrar los avances que se han producido en esta agenda. En paralelo, organizaciones de distinta tradición y cultura, de distintos campos de acción en todo el mundo, han convocado una semana de movilizaciones, con diversidad de acciones, que finalizará, aquí en España, con una huelga mundial por el clima, una movilización que articula una huelga de estudiantes, una huelga de consumo, movilizaciones en los centros de trabajo y en las calles, cierres en apoyo de la lucha climática…, el viernes 27 de septiembre.

Sin lugar a dudas, es necesaria la presencia y la presión de la sociedad civil para exigir que este grito, el de los pobres y el del planeta, sea calmado con compromisos políticos que mitiguen y curen ese dolor. Pero es también esencial, tal y como señala Francisco en la encíclica Laudato si’ que, ante el enorme desafío cultural, espiritual y educativo de largo recorrido, comience en nosotros con una clara apuesta por otro estilo de vida capaz de alcanzar una vida buena sin obsesionarse por el consumo. Continúa por una educación que favorezca una alianza entre la humanidad y el medioambiente y pasa por una conversión «que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. Necesitamos una solidaridad universal nueva» (LS, 14).

Podemos hacerlo, aunque no solos.

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Mensaje del papa Francisco a la reunión centenaria de la OIT

Iglesia

Mensaje del papa Francisco a la reunión centenaria de la OIT

27 junio 2019

Intervención del cardenal Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio Integral del Desarrollo Humano, en la reunión centenaria de la OIT para trasladar el mensaje del papa Francisco. Documento original en inglés (pdf)castellano (pdf) | Vídeo | Audios en castellano, inglés y francés.

A los participantes de la 108 sesión de la
Conferencia de la 
Organización Internacional del Trabajo*
Del 10 al 21 de junio 2019, Ginebra

Saludos

Es un honor y una alegría para la Santa Sede participar en esta 108 asamblea de la Organización Internacional del Trabajo. Un especial agradecimiento al director general, el Sr Guy Ryder, que tan amablemente me ha invitado a presentar este mensaje y por haberme invitado –en varias ocasiones–, a visitar las oficinas de la OIT en Ginebra, invitación que espero pueda aceptar tan pronto como me lo permitan mis obligaciones.

Con el fin de expresar mi gratitud y aprecio por los cien años de esta, aún joven, institución, me gustaría empezar destacando la importancia que tiene el trabajo para la humanidad y el planeta. A pesar de nuestros esfuerzos en la construcción de la paz, la justicia social y las normas laborales[1], nos enfrentamos a serios problemas de desempleo, explotación, trata de personas y trabajo esclavo, salarios injustos, entornos laborales poco saludables, agotamiento de los entornos naturales, y prácticas y medios tecnológicos cuestionables.

Trabajo y la realización personal y socio-ecológica

El trabajo no es solo algo que hacemos a cambio de otra cosa. El trabajo es primero y ante todo “una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”[2]. También tiene una dimensión subjetiva. Es expresión de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, el trabajador (Gen 2, 3). Así, “somos creados con vocación al trabajo”[3].

Además de ser esencial para la realización de la persona, el trabajo también es fundamental para el desarrollo social. Mi predecesor san Juan Pablo II lo dijo de forma preciosa, cuando explicó que “el trabajo es trabajo con otros y trabajo para otros”; y cuando como fruto, el trabajo ofrece “ocasiones para el intercambio, la relación y el encuentro”[4]. Cada día, millones de personas cooperan en el desarrollo mediante sus actividades manuales o intelectuales, en las grandes ciudades o en las zonas rurales, con tareas sofisticadas o sencillas. Todas son expresiones del amor concreto por la promoción del bien común, de un amor social.[5]

Sin embargo nuestra vocación al trabajo está también indisolublemente conectada con la forma en la que interactuamos con el medio ambiente y la naturaleza. Estamos llamados a trabajar en el “cultivo y mantenimiento” del jardín del mundo (cf. Gn 2, 15), es decir, a cultivar la tierra para que sirva a nuestras necesidades sin dejar de cuidarlo y protegerlo[6]. El trabajo es camino de crecimiento, pero sólo si es un crecimiento integral que contribuye a todo el ecosistema de la vida: a los individuos, las sociedades y el planeta.

Por lo tanto, el trabajo no puede considerarse una mercancía o un mero instrumento en la cadena de producción de bienes y servicios[7]. Más bien, puesto que es la base para el desarrollo humano, el trabajo tiene prioridad sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo el capital[8]. De ahí el imperativo ético de “defender puestos de trabajo”[9] y de crear otros nuevos en proporción al aumento de la viabilidad económica[10], así como de asegurar la dignidad del trabajo en sí mismo[11].

Crear y defender el empleo hoy

Sin embargo, solo necesitamos echar un vistazo a los hechos para ver que el trabajo, con bastante frecuencia, y tristemente, dificulta la realización humana y no sirve para el cultivo y mantenimiento de la creación de Dios o para acentuar la dignidad de los trabajadores. Por lo tanto, ¿qué clase de trabajo tenemos que defender, crear y promover?

Es un tema complejo. En el interconectado mundo de hoy, responder a la complejidad de los temas laborales requiere un análisis exhaustivo e interdisciplinar. Acojo con satisfacción los enfoques de la OIT a este respecto, especialmente su intento actual de redefinir el trabajo a la luz de las nuevas realidades políticas y socioeconómicas, en particular aquellas que están afectando a los pobres. Gracias también por permitir que la Iglesia sea parte de esta iniciativa mediante el papel del Observador Permanente de la Santa Sede en la OIT[12].

Cuando el modelo de desarrollo económico se basa únicamente en la dimensión material de la persona, o cuando solo beneficia a algunos con la exclusión de otros, cuando daña el medio ambiente, causa a la “hermana tierra, junto con todos los abandonados de nuestro mundo, a gritar, suplicando que tomemos otro rumbo”[13].

El nuevo rumbo del desarrollo económico sostenible necesita situar a la persona y el trabajo en el centro del desarrollo, mientras se busca integrar los temas laborales con los medioambientales. Todo está interconectado, y debemos responder de manera integral[14].

La contribución del primer juego de triple “T”

Una contribución válida a esta respuesta integral es lo que algunos movimientos sociales y sindicatos han llamado la triple T: tierra, techo y trabajo[15]. No queremos un sistema de desarrollo económico que empuje a la gente a estar desempleada, sin techo o exiliada. “La tierra es esencialmente una herencia compartida, cuyos frutos están destinados para beneficiar a todos”[16] y “llegar a todos de manera justa”[17]. Este tema adquiere relevancia especial en relación a la propiedad de la tierra, tanto en las zonas rurales como urbanas, y con el proceso legar de garantizar el acceso a ella[18]. En este hecho, el criterio de justicia por excelencia es la aplicación del principio de “el destino universal de los bienes de la tierra”, donde “el derecho de todos a su uso” es “el principio fundamental de todo orden ético-social”[19].

La interdependencia entre trabajo y medio ambiente nos fuerza a repensar el tipo de tareas que queremos promover en el futuro y aquellas que necesitan ser sustituidas o resituadas, tales como las actividades de la industria de combustibles fósiles contaminantes. Es imperativo pasar del actual modelo de energía fósil a uno de energía renovable, si queremos cuidar la madre tierra, sin la que no hay trabajo posible. Pero sería injusto si esta transición de energías se llevara a expensas de los necesitados. Al promover y defender el empleo, debemos tener en cuenta la conexión entre “techo, tierra, trabajo”[20].

Contribución del segundo juego de triple “T”

Otra aportación para una respuesta integral a los problemas actuales entorno al trabajo es otro juego de “T”: tradición, tiempo y tecnología.

La palabra tradición viene del latín tradere; significa transmitir a otros, para dar, en particular a las nuevas generaciones. En el campo del trabajo, necesitamos transmitir no solo el “saber cómo” tecnológico, sino también experiencias, visiones y esperanzas. Esta dinámica intergeneracional es fundamental en este momento de la historia, cuando necesitamos combinar sabiduría con pasión por el bien de la humanidad y nuestra casa común.

En términos de tiempo, sabemos que “la aceleración continua de los cambios” y “un ritmo de vida y trabajo más intenso”, no contribuyen a un desarrollo sostenible o la mejora de la calidad de la vida de las personas[21]. Debemos dejar de concebir el tiempo de manera fragmentada, como una dimensión desechable y costosa de los negocios. En realidad, el tiempo es un regalo (de Dios) que se recibe, se aprecia y se valora, donde podemos iniciar procesos de avance humano, donde podemos estar atentos a la vida que nos rodea. Es por eso que necesitamos tiempo para trabajar, y tiempo para descansar; tiempo para el trabajo, y tiempo para contemplar la belleza del trabajo humano y la naturaleza[22]. Necesitamos tiempo para reducir la marcha y darnos cuenta de la importancia de estar presente en el momento más que correr siempre hacia el siguiente momento.

También sabemos que la tecnología, de la cual recibimos tantos beneficios y oportunidades, puede obstaculizar el desarrollo sostenible cuando se asocia con un paradigma de poder, dominación y manipulación[23]. En el contexto actual de la Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por esta rápida y refinada tecnología digital, la robótica y la inteligencia artificial[24], el mundo necesita instituciones como la OIT. Vosotros tenéis la capacidad de desafiar una generalizada mentalidad tóxica para la cual no importa si hay degradación social o medioambiental; para la que no importa qué o quién se usa o se descarta; para la cual no importa si existe el trabajo forzoso de niños o desempleo juvenil[25].

Como defiende el tema del Día contra el trabajo infantil de la OIT de 2019 “¡Los niños no deberían trabajar en los campos, sino en los sueños!”[26]

Sobre los jóvenes, “la falta de trabajo tiene un impacto negativo en su capacidad para soñar y tener esperanza, y les priva de la posibilidad de contribuir al desarrollo de la sociedad”[27]. El empleo juvenil y la inseguridad laboral a menudo están vinculados a una mentalidad económica de explotación laboral y medioambiental, con una cultura tecnocrática que no pone al ser humano en el centro, y con la falta de voluntad política para abordar en profundidad este complejo tema[28]. No es una sorpresa, entonces, que la gente joven exija cambios y “se pregunten cómo alguien puede afirmar que está construyendo un futuro mejor sin pensar en la crisis medioambiental y los sufrimientos de los excluidos”[29]. Necesitamos escuchar a los jóvenes para contrarrestar la actitud de dominio con la actitud del cuidado: cuidado a la tierra y a las generaciones futuras. Esta es una “cuestión básica de justicia [y de justicia intergeneracional], puesto que el mundo que hemos recibido también pertenece a aquellos que nos seguirán”[30].

Una institución global como la OIT está bien equipada para promover, junto a la Iglesia, esta mentalidad del cuidado, la inclusión y el desarrollo humano real. Por eso, debemos promover y defender el empleo teniendo en cuenta la conexión entre tradición, tiempo y tecnología[31].

Conclusión

En el complejo e interconectado mundo de hoy, debemos resaltar la importancia del trabajo bueno, inclusivo y decente. Es parte de nuestra identidad humana, necesaria para nuestro desarrollo humano, y vital para el futuro del planeta. Por lo tanto, si bien elogio el trabajo que la OIT ha realizado en el último siglo, animo a todos los que sirven a la institución a continuar abordando el tema del trabajo en toda su complejidad. ¡Necesitamos personas e instituciones que defiendan la dignidad de los trabajadores, la dignidad del trabajo de todos, y el bienestar de la tierra, nuestra casa común!

¡Dios les bendiga a todos!

Desde el Vaticano, 10 de junio de 2019

 

 

* Traducción, del inglés al castellano, realizada por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de España. www.hoac.es

[1] Cf. ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, Constitución OIT (1919), Preámbulo.
[2] Carta encíclica Laudato si’ (24 de mayo de 2015), 12S: AAS 107 (2015), SOS.
[3] Ibid.
[4] Ibid, 273.
[5] Cf. Laudato si’, 231: AAS 107 (2015), 937-938.
[6] Cf. ibid, 67:AAS 107 (2015), 873-874.
[7] San Juan Pablo II, carta encíclica Laborem exercens (14 de septiembre 1981), 7: AAS 73 (1081), 592-594.
[8] Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 276.
[9] Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013), 203: AAS 105 (2013), 1105.
[10] Cf. ibid., 204: AAS 105 (2013), 1105-1106.
[11] Cf. ibid., 205:AAS 105 (2013), 1106.
[12] Véase, entre otros, el proyecto: El futuro del trabajo, el trabajo después de la Laudato si’.
[13] Laudato si‘, 53: AAS 107 (2015), 868.
[14] Cf. ibid, 16, 91, 117, 138, 240: AAS 107 (2015), 854-855, 883-884, 894, 902-903, 941-942.
[15] Cf. Discurso a los participantes en el encuentro mundial de movimientos populares, 5 de noviembre de 2016.
[16] Laudato si’, 93: AAS 107 (2015), 884-885.
[17] CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno, Gaudium et spes, 69.
[18] Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 283.
[19] Laudato si’, 93: AAS 107 (2015), 884-885.
[20] Cf. Carta a los participantes en la Conferencia Internacional “De la Populorum progressio a la Laudato si”’, 24 de noviembre de 2017.
[21] Laudato si’, 18: AAS 107 (2015), 854.
[22] Cf. ibid, 12: AAS 107 (2015), 852.
[23] Cf. ibid., 102-114: AAS 107 (2015), 887-893.
[24] Cf. J. MANYIKA, “Tecnología, trabajo y el futuro del trabajo”, Informe del Instituto Global McKinsey elaborado para el Foro Global Fortune-Time, Ciudad del Vaticano, diciembre 2016.
[25] Aunque el número de niños empleados de 5 a 14 años está disminuyendo, sucede a un ritmo muy lento. Con todavía más de 100 millones de niños trabajando, es improbable que podamos cumplir el objetivo de terminar con el trabajo infantil en todas sus formas en 2025. Sin embargo, aunque el nivel de desempleo global ha disminuido, más de 170 millones de personas aún se encuentran sin empleo. Además, mujeres, personas con discapacidad y los jóvenes (de 15 a 24 años) continúan teniendo muchas menos posibilidades de tener un empleo (por ejemplo, cinco jóvenes no tienen empleo, educación o formación). Cf ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, Perspectivas mundiales del empleo -Tendencias 2019 (13 de febrero de 2019).
[26] ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, Tema del Día mundial contra el trabajo infantil (12 de junio de 2019)
[27] Exhortación apostólica Christus Vivit (25 de marzo de 2019), 2702.
[28] Cf. ibid., 271; Laudato si’, 4, 106, 109, 149, 166 : AAS 107 (2015), 848, 889-890, 891, 907, 913-914.
[29] Laudato si’, 13:AAS 107 (2015), 852.
[30] Ibid., 159: AAS 107 (2015), 911.
[31] Cf. Carta a los participantes en la Conferencia Internacional “De la Populorum Progressio a la Laudato si”, 24 de noviembre de 2017.

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#OIT100 | Más trabajo decente, menos violencia y acoso

18 junio 2019

Las organizaciones de inspiración católica (OIC) que participan en la reunión centenaria de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han realizado dos aportaciones a los diálogos: la declaración Una propuesta para ampliar el programa de trabajo decente y abordar la actual crisis mundial. Y una segunda, en la comisión “Violencia y el acoso en el mundo del trabajo”.

Este “parlamento global”, que se celebra en Ginebra y finalizará el próximo día 21 de junio, reúne a más de 5.000 delegados y delegadas en representación de los Estados, de empresarios y de sindicatos, participan en su condición de miembros observadores el grupo internacional de organizaciones de inspiración católica (OIC), integrado por el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) -al que pertenece la HOAC-; los movimientos internacionales de jóvenes trabajadores y rurales (CIJOC, JOCI y MIJARC); la Comisión Católica Internacional de Migración (ICMC), intelectuales católicos (Pax Romana-ICMICA), Caritas Internationalis, empresarios católicos (UNIAPAC) o la asociación de ámbito familiar, Kolping.

En la histórica reunión de la OIT, la delegación del MMTC está representada por sus dos copresidencias, Jean-Claude Tolbize y Fátima Almeida; su secretaria general, Marilea Damasio; el militante de la HOAC, Toni Santamaría, entre otros compañeros. En conversación por Skype, nos cuenta la intensa agenda de trabajos y diálogos desarrollados en el marco de las sesiones de la reunión centenaria y entre las entidades del grupo internacional de organizaciones de inspiración católica (OIC), con reuniones bilaterales y multilaterales. En este sentido, destaca la importancia del documento Una propuesta para ampliar el programa de trabajo decente y abordar la actual crisis mundial, que cuenta con la participación del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.

El trabajo decente, piedra angular de una vida buena

En esta primera declaración, se recogen propuestas concretas sobre el “futuro que queremos” para el mundo del trabajo y propone medidas para mejorar las condiciones de trabajo actuales y defender la dignidad del trabajo, como la fuerza de cambio de nuestras sociedades, las comunidades y las familias, que es.

El documento subraya que “el trabajo decente para todos no solo es la piedra angular de la filosofía ampliamente compartida de la OIT, basada en la doble convicción de que la justicia social es el mejor camino hacia la paz duradera, y que “el trabajo no es una mercancía”, sino que es a la vez “un fundamento esencial de la dignidad humana y el camino principal para garantizar que cada hombre y mujer, sus familias y comunidades respectivas tengan acceso a una vida de plenitud con la posibilidad de contribuir al bien común y al cuidado de la creación”.

Las organizaciones de inspiración católica, conscientes de que “nos enfrentamos a una compleja crisis global” marcada por la globalización y el cambio tecnológico acelerado, acompañada de tendencias mundiales como el aumento de las desigualdades, el envejecimiento de la población y el crecimiento de los flujos migratorios, ven necesario tomar medidas urgente para evitar el miedo y el rechazo que alimenta la violencia y provoca un enorme sufrimiento en gran parte de la humanidad.

Sus propuestas pasan por definir el trabajo decente también como el derecho a trabajar y contribuir positivamente al desarrollo humano integral; reorganizar la economía hacia una forma diferente de funcionamiento y formas de distribución de la riqueza; la integración de los requisitos de la transición ecológica y social en todos los niveles; la extensión de la protección social para todos los trabajadores y sus comunidades; la inclusión de la promoción de la justicia social y la paz a través del acceso universal al trabajo decente; la atención a los migrantes; el desarrollo de negocios para promover el desarrollo inclusivo y sostenible económicamente; el refuerzo de los medios de acción de la OIT; y una mayor peso de este organismo especializado de las Naciones Unida dentro del sistema multilateral de relaciones internacionales.

Violencia y acoso

Una segunda declaración (pdf) se expuso en el plenario de la comisión sobre Violencia y acoso en el mundo del trabajo, para contribuir en este diálogo que pretende establecer nuevas normas. Destaca la especial preocupación en las mujeres, jóvenes, precarias, migrantes e informales, quienes sufren esta violencia y acoso, junto con la desprotección de las instituciones. “Trae dolor, humillación y destruye los valores más profundos de la persona y de su relación con el trabajo como son alegría, realización, creatividad y desarrollo humano”.

Los trabajadores más vulnerables “deben ser protegidos, de la misma manera que cualquier otro trabajador” reforzando mecanismos e inspecciones, que son imprescindibles, así como la protección a los trabajadores que han sufrido violencia y acoso. En este sentido las OIC insta a reforzar la recomendación prevista, especialmente el contenido sugerido en el capítulo III, 14-22.

Finalmente, las OIC “movilizaremos a nuestros miembros y nuestras organizaciones afiliadas” para promover este compromiso que avance en erradicar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.

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Por un nuevo contrato social

Editoriales

Por un nuevo contrato social

10 junio 2019

Este mes se celebra la importante Conferencia del Centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la que ocupa un lugar central el diálogo sobre el futuro del trabajo y, en él, la necesidad de impulsar un nuevo contrato social por la justicia y la equidad. Existe una notable coincidencia entre las preocupaciones de la OIT, las reivindicaciones y propuestas del movimiento sindical internacional, y los planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia y el magisterio del papa Francisco, en torno a la urgente necesidad de ese nuevo contrato o pacto social que priorice a las personas, su dignidad y el valor de su trabajo. Un nuevo contrato social centrado en el respeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras (con una Garantía Laboral Universal que proteja los derechos de todos los trabajadores, un salario vital adecuado, la limitación de las horas de trabajo, la seguridad y salud en el trabajo, la no discriminación, la libertad sindical y la negociación colectiva…), en la igualdad de género, en la protección social universal, en el aprendizaje permanente, en una gestión humana de las nuevas tecnologías, en hacer frente a la crisis ecológica, en el diálogo social…

Recogiendo las palabras del papa Francisco en Laudato si’, necesitamos cuidar la casa común y la familia humana que la habitamos, prestando especial atención a los pobres y a la fragilidad del planeta, que no son dos cosas distintas y separadas sino una sola: el cuidado de la vida para construir el mundo desde la fraternidad. Y en ello, ha insistido siempre Francisco, es esencial cuidar el trabajo humano y su dignidad, en un mundo en que hacemos todo lo contrario. Por eso, «el trabajo es una prioridad humana y, por tanto, una prioridad cristiana»[1].

En el planteamiento de la Doctrina Social de la Iglesia, hay una cuestión clave, expresada magníficamente por san Juan Pablo II: la prioridad del trabajo (personas) sobre el capital (cosas); lo que implica, decía san Juan Pablo II, que los derechos de la persona en el trabajo deben ser el criterio decisivo para organizar toda la economía y no, como ocurre ahora, dejar que la rentabilidad económica someta los derechos de trabajadores y trabajadoras. Esa prioridad del trabajo es lo que reclama un nuevo contrato social que proteja efectivamente la dignidad de las personas y ponga las cosas en su lugar.

Un nuevo contrato social en el sentido que plantean la OIT y los sindicatos requiere un profundo cambio de modelo económico. Pero, a la vez, ese pacto centrado en la prioridad de las personas, es un camino privilegiado para cambiar la economía. Por eso es tan importante abordar su diálogo y concretarlo. Nuestro modelo económico, como acaba de volver a decir el papa Francisco en su Mensaje «Economía de Francisco»[2] (san Francisco de Asís), en el que convoca a un encuentro para impulsar un cambio de modelo económico, es «incapaz de garantizar el respeto por el medio ambiente, la aceptación de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras». Por eso, necesitamos «un nuevo modelo económico, fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad». Para lo que es central promover la dignidad del trabajo, el trabajo decente y la protección de los derechos de todas las personas y familias trabajadoras. En ello nos va la vida y la vida buena de todos.

 

[1] Cf. Canales, Abraham. No os dejéis robar la dignidad. Ediciones HOAC, 2019. Asamblea en la siderúrgica. Discurso de Francisco en Ilva, Génova, Italia.
[2] Mensaje del papa Francisco para el evento «Economy of Francesco» (Asís, Italia, 26-28 de marzo de 2020), 11.05.2019

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