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Testigo de la fe: Jesús Martín Mendieta

Iglesia

Testigo de la fe: Jesús Martín Mendieta

10 enero 2022

Jesús Martín Mendieta, sacerdote, consiliario de la HOAC, “servidor de Cristo Jesús, apóstol por llamamiento divino, escogido para anunciar la Buena Noticia de Dios a los pobres” (Rm 1, 1) nació el 21 de febrero de 1923 en La Arboleda, una aldea de la zona minera de Bizkaia, en el Valle del Trápaga. Vivió su infancia en el País Vasco, “pudo ser un bandido”, decía él, pero se dejó tocar por el Dios de la vida: “Sí, a mí, que iba para delincuente, que mis padres no sabían qué hacer conmigo, que estaba rodeado de mineros, la mayoría ateos, Dios me hizo sacerdote y me ofreció la HOAC, para desarrollar mi vocación”.

Sus padres fueron referentes en su vida constantemente: “Mi padre siempre fue un hombre honrado, y mi madre rezó mucho por mí, para que no tomara un camino equivocado”.

Fue militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) desde el año de su fundación, en 1946. Se ordenó en el Santuario de Begoña en 1954 cuando tenía 31 años y tuvo varios destinos en Bizkaia. Sus primeros destinos pastorales los desarrolló en zonas obreras de su diócesis. Durante los primeros dos años de sacerdocio estuvo destinado en la zona minera y, después de allí, le nombraron capellán del barrio de la papelera de Aranguren. Estuvo cuatro años viviendo en un barrio de chabolas en el monte Banderas, de Bilbao.

Se incorpora a la HOAC –Hermandad Obrera de Acción Católica– y apasionado por el “Divino obrero de Nazaret”, como él llama siempre a Jesús, lo da a conocer a las gentes de sus parroquias. El año 1962 se traslada al barrio de Otxarkoaga acompañando a muchos de aquellos chabolistas que estuvieron con él. Descubrió la gracia de estar con los últimos y, por eso, todos los años de su sacerdocio los ha dedicado a transmitir la Buena Noticia del Evangelio al mundo obrero empobrecido, en Sevilla, en Ferrol, en Badajoz, con el fin de expandir la HOAC, y en Bilbao, a donde ya mayor regresa en 2010, y donde el 12 de agosto de 2016, murió, a la edad de 93 años.

Destaca de él su dedicación a los pobres y al mundo obrero: “Se encontró con un Dios encarnado en las personas más necesitadas y se entregó por completo a esta causa”. “Su entrega al mundo obrero fue total”, relata José Luis, consiliario de Bilbao, quien ha compartido muchas vivencias con Jesús. “Siempre lo hacía con el beneplácito del Obispo –relata Kerman, otro consiliario–. Se instalaba como cura parroquial y desde ahí promovía el movimiento obrero cristiano en el entorno”.

Jesús es uno más del barrio, cuenta Felipe, consiliario de Plasencia: “A pesar de sus 80 años, coge el bus urbano, conoce a la gente, sabe sus nombres, se ha hecho uno de ellos. Continuamente va cargado con la edición del ¡Tú!, publicación de la HOAC, para distribuirla y que en alguna ocasión él mismo lee a los que no saben leer.”

“Suelo ir a una peluquería del barrio en el que vivo y Paco, el barbero, siempre habla de lo que sabe que le interesa al cliente. A mí me habla del barrio, de la parroquia, de los sacerdotes… Un día me comentaba el homenaje que el barrio había organizado a un sacerdote que se había significado en su labor social y que había muerto… Yo le comenté que ese año cumplía 50 años de sacerdocio, pero él me dijo que a mí no me harían nunca un homenaje porque yo era uno más del barrio. Me callé. Muchas veces me sirve de oración en mi vida sacerdotal esta frase”.

Pobre entre los pobres, los últimos años de su ministerio, en Badajoz, en el barrio de la UVA, cuenta cómo casi todas las semanas tiene que ir al mercadillo que se instala en el barrio a comprar, de nuevo, las persianas de las ventanas que le han robado. Hasta que un día, al joven que le vuelve a vender cada semana las persianas, le dice: “Mira, soy sacerdote, y no gano mucho. No tengo dinero para venir todas las semanas a comprarte las mismas persianas que me robas una y otra vez, así que esta vez será la última”. No volvieron a robarle nunca más las persianas.

En la trayectoria vital de Jesús Martín hubo dos elementos de apasionamiento que explican toda su vida: uno, el descubrimiento de Jesús de Nazaret, el divino Obrero, con quien se encuentra de una forma tan intensa que cambia radicalmente su vida de una vez para siempre. Jesús Martín será un enamorado de Jesucristo. Su vida y su ministerio, su abandono confiado en las manos del Padre, su dejarse guiar confiadamente por el Espíritu, solo se explica desde la experiencia radical de saberse y sentirse amado incondicionalmente por Dios.

Desde esa conciencia, se descubre entre los empobrecidos del mundo obrero -su otra pasión- enviado a anunciar esa Buena Noticia de la preferencia de Dios por los últimos. Él ha descubierto a Cristo en ellos, en el mundo obrero envilecido y explotado de la zona minera de Bizkaia, en los barrios periféricos de Sevilla y Badajoz, en las periferias de Ferrol, en las luchas y esperanzas de los trabajadores y sus familias.

Y ambas pasiones son vividas filialmente en la Iglesia. Jesús soñaba con una Iglesia “pobre y de los pobres” en expresión, ahora, del papa Francisco, y construía esa Iglesia con paciencia y esperanza.

Esas pasiones le empujaron a Sevilla en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado -como después le empujaron a Ferrol, y más tarde a Badajoz-, tras la crisis de la Acción Católica para reconstruir la HOAC. La semilla que sembró fructificó en la vida de hombres y mujeres que siguen hoy viviendo una vida creyente y militante que Jesús les mostró. Jesús fue animador y acompañante de militantes cristianos, fue creador y servidor de la comunión y de la entrega.

Los conoce a todos, nos cuenta Pepe: Se sabe el nombre de los que conducen autobuses, de las mujeres que salen a diario a realizar limpieza en el centro de la ciudad, te dice el nombre y el número de todos los que están en la cárcel y que son de su parroquia, la cantidad de analfabetos, de parados…; a los niños, que él mismo ha bautizado, les da caramelos. Ha celebrado la vida, la muerte y los sufrimientos de todos ellos y ha deseado transmitir la fe y la esperanza, les ha entregado la Palabra de vida en las catequesis y grupos de vida y les ha perdonado en nombre del Padre.

Su propia experiencia sacramental es un testimonio para muchos de los sacerdotes más jóvenes que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir vida y ministerio con él. Un año -nos dice Fernando, consiliario- le invitamos a dirigir un retiro para los militantes de la diócesis, y comentamos con él la decadencia en la práctica del sacramento de la reconciliación que veíamos entre los militantes y que habíamos previsto celebrar el sacramento en el transcurso del retiro. La sesión de la tarde comenzó con una intervención suya en la que ponía esto de manifiesto, y en la que nos narró su propia experiencia de saberse pecador y la necesidad que tiene constantemente de la misericordia de Dios en su vida: “En mi parroquia había una mujer mayor que venía todos los días a misa y un día cayó enferma. Me avisaban los vecinos: -Don Jesús, Fulanita está enferma en casa”. -A ver si voy a verla, decía. -Don Jesús, Fulanita ha empeorado y la llevan al hospital. -A ver si voy a verla. -Don Jesús, está muy mal y quiere que la confiese y le dé la unción. -A ver si voy a verla. -Don Jesús, Fulanita ha muerto. Y yo no había tenido un momento para ir a ver a aquella mujer que me necesitaba, que esperaba de mí la misericordia de Dios, que requería que me hiciera portador de consuelo. No tuve un momento para ella. No reconocí a Cristo en ella, que me llamaba. Mis cosas fueron más importantes.”

Jesús narraba este hecho, después de tantos años, casi con lágrimas en los ojos, y expresaba la intensa necesidad de sentirse perdonado, de pedir perdón y de recibirlo que experimentó. Y cómo el sacramento de la reconciliación, en la conciencia de su debilidad, le ayudó a sentir que Dios mismo lo alzaba y le daba una nueva oportunidad; otra más. Todos quedamos en silencio. Y dijo: “Bueno, pero no os aburro con mis cosas, vamos a celebrar el sacramento”

No hubo un solo asistente que no se confesara aquel día. Varias veces hubo que avisar a la cocina de la casa donde estábamos para que retrasaran la cena, porque a pesar de los sacerdotes que estábamos presentes, no dábamos abasto.

En el verano de 2010, Jesús había dado un bajón significativo, física e intelectualmente. La edad y el desgaste de los años de entrega empiezan a pasarle factura. Asiste como cada año a los cursos de verano de la HOAC y, aunque empieza a llegar tarde a las reuniones y en alguna se queda dormido, sigue planteándole a la Comisión Permanente que está dispuesto a trasladarse a donde haga más falta para extender la HOAC. Ese año su obispo lo ha destituido de malas maneras como delegado diocesano de pastoral obrera, y ha vivido con indignación contenida, con incomprensión, pero con absoluta obediencia, la decisión. Ahora que no le queda horizonte allí, decide que es hora de ponerse de nuevo a disposición de la HOAC, para que le envíe a donde necesite.

Algunos compañeros somos conscientes de que Jesús, con 87 años ya, lo que debe hacer es echar el freno y descansar; le decimos que ha llegado la hora de dejarse cuidar. Intentamos convencerle de ello, sin resultado. Hemos organizado una estrategia desde diversos frentes para convencerlo, pero sigue negándose a retirarse.

La última mañana del curso, cuando ya, días antes, hemos abandonado nuestra esperanza de convencerle de que regrese a descansar a Bilbao, se acerca en el desayuno a alguno de nosotros y nos dice que ha rezado y pensando que quizá es Dios quien le está pidiendo que pare, por medio de nosotros, y que sería poco humilde no hacerlo, así que dice que está dispuesto a hacer lo que la Comisión Permanente de la HOAC le pida, como siempre ha hecho: “Si me lo pide la Comisión Permanente, debe ser cosa de Dios”. Al final, como en todo a lo largo de su vida, le puede la docilidad creyente y confiada en esa voluntad de Dios que discierne con paso orante en los recovecos de la vida humana. Un mes más tarde, Jesús llega a su última residencia, en Bilbao, donde permanece hasta su fallecimiento.

En una de las últimas visitas que le hicimos nos insistía que contásemos a todos que era feliz, muy feliz. Era su manera de agradecer el cuidado y el cariño. Era su manera de vivir la esperanza.

Jesús ha vivido toda su vida sacerdotal, todo su ministerio al servicio de la comunidad. Ha sido un servidor, a los pies de hombres y mujeres con quienes ha compartido sus vidas, reconociendo en los empobrecidos del mundo obrero el rostro de Cristo. Ha sido último con los últimos, siempre en las periferias de la existencia. Ha sabido propiciar y acompañar el protagonismo de los laicos en una Iglesia de bautizados, cuidando su formación y su espiritualidad, animando su compromiso, compartiendo sus penas y sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas. Ha vivido su ministerio sacerdotal en clave de encarnación y servicio. Y fue maestro de sacerdotes. Muchos consiliarios de los movimientos especializados de Acción Católica han aprendido de él la manera de vivir su ministerio sacerdotal en el encuentro cotidiano con Cristo para vivir al servicio de los pobres en el empeño de construir con ellos una comunión de vida, de bienes y acción que son manifestaciones del Amor, del Mandamiento Nuevo.

Jesús Martín ha sido testigo de la Fe, testigo de la Vida plena y abundante que Dios nos regala y nos invita a construir y a cuidar. ¡Hasta mañana en el altar, Jesús!

Publicado en la revista Corintios XIII

Noticias Obreras | Pueblo de Dios en la plaza pública

Kiosco

Noticias Obreras | Pueblo de Dios en la plaza pública

03 enero 2022

Comenzamos un nuevo año, agradeciendo su apoyo a este proyecto de comunicación comprometida. Como  es habitual cada primero de mes, le anuncio que la revista Noticias Obreras de enero ya está disponible. Si su suscripción es a la edición impresa, en breve, las recibirá en su domicilio. Mientras tanto, toda la comunidad de suscriptores y suscriptoras puede acceder a la edición digital, con la totalidad de los contenidos junto con los de actualidad que publicamos todos los días en www.noticiasobreras.es

Pueblo de dios en la plaza pública

El Tema del mes plantea la presencia de las cristianas y los cristianos en la vida pública. Uno de los necesarios debates que debemos afrontar, a la luz de los últimos acontecimientos que estamos viviendo en el mundo y la Iglesia, y a la luz del magisterio del papa Francisco. Una aportación de nuestro amigo Carlos García de Andoin, politólogo y teólogo.

«La organización de los cuidados es insostenible»

Entrevista a Dolors Comas, catedrática de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y coordinadora del estudio El cuidado importa, una extensa y demoledora investigación de lo que ha sucedido a raíz de la pandemia en el sector de los cuidados.

¿Repensando el trabajo?

Desde abril de 2021 hasta la fecha, más de 24 millones de norteamericanos han renunciado a su empleo de manera voluntaria. Lo llaman la Gran Dimisión. ¿Estamos ante un cambio de paradigma? Sobre ello escribe Pino Trejo.

El sumario completo de la revista está aquí. Agradecemos profundamente a los colaboradores y las colaboradoras su opinión, análisis y creatividad en los textos y en las viñetas que publicamos. Espero que sean de su interés y que nos permitan seguir construyendo cultura del encuentro.

 

La Hermandad Obrera de Acción Católica ante el acuerdo anunciado de la reforma laboral

Comunicados

La Hermandad Obrera de Acción Católica ante el acuerdo anunciado de la reforma laboral

28 diciembre 2021

Ha finalizado el proceso de diálogo social de la mesa sobre la modernización del mercado laboral que reúne a Gobierno, CCOO, UGT, CEOE-CEPYME. Después de 9 meses de negociación, donde han existido momentos de dificultad entre miembros del Gobierno de coalición, y entre posturas legítimamente discrepantes de todas las partes del diálogo, la resolución de esas tensiones permite avanzar por la senda del bien común (Cfr. Fratelli tutti, 203). Como consecuencia, las partes anuncian cambios sustanciales en el marco de las relaciones laborales.

Según se recoge en el documento, el acuerdo se centra en actuar para reducir la temporalidad, causalizando la contratación y primando la estabilidad en el empleo; vuelve a equilibrar la negociación colectiva haciéndola más justa y garantista para los trabajadores y las trabajadoras. Por otro lado, establece un nuevo mecanismo denominado RED, que sustituye a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), como instrumento para proteger el empleo y a las empresas. Estos tres pilares configuran un nuevo paradigma que pretende garantizar empleo en condiciones más dignas.

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) movimiento de Acción Católica para la Pastoral del Trabajo, que en su tarea acompaña la vida de las personas trabajadoras y está comprometida en el mundo obrero y del trabajo, considera que el acuerdo va en una dirección positiva.

Cambio de lógica

Los cambios acordados rompen con la lógica de atender las relaciones laborales precarizando el empleo, abaratando los costes laborales, otorgado más poder a las empresas, debilitando la negociación colectiva y la tarea de las organizaciones de los trabajadores. Todas ellas tienen un impacto profundamente negativo en la vida de las personas trabajadoras y en sus familias, y generan desigualdad e inseguridad vital.

El acuerdo recupera la centralidad del trabajo y el diálogo social como mecanismo para intervenir en los cambios necesarios. Hoy, ambas cuestiones no son un tema menor para avanzar en la construcción del bien común. Permite mejoras para las trabajadoras, los trabajadores y sus familias, especialmente para las personas que sufren la temporalidad y la precariedad. Recupera y protege derechos en la negociación colectiva, para atajar las prácticas que favorecen derechos laborales a la baja o simplemente desmotivar la negociación de un convenio colectivo; y especifica medidas para evitar despidos, cuidando el empleo en situaciones de dificultad.

Los límites de la acción normativa

El mundo del trabajo sigue teniendo desequilibrios y enormes dificultades. Uno de los más preocupante es el elevado desempleo estructural. Millones de personas no pueden trabajar. Sabemos que los cambios que se producirán, por sí mismos, no crean empleo. También consideramos que hay materias que han quedado fuera de la negociación, como todo lo relacionado con el despido; o que son manifiestamente mejorables, como las cuestiones relacionadas con la subcontratación.

Con todo, instamos a las partes a que, mediante un trabajo decente, se promueva el bien del pueblo y permita “a todos hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna (…). La política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo».

Promover el trabajo decente

En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo”. (FT 162). En este sentido, en continuidad con la propuesta del papa Francisco, reclamamos que se analice seriamente la posibilidad de reducir la jornada laboral, como medida para crear trabajo.

Subrayamos y reiteramos que los derechos de las personas en el trabajo deben ser elemento central de la configuración de la economía y es esta la que debe adaptarse a las necesidades y derechos de las personas. Así se señala en la Doctrina Social de la Iglesia y pensamos que esta es la cuestión de fondo que necesitamos afrontar.

Sagrada familia (26 diciembre 2021)

Iglesia

Sagrada familia (26 diciembre 2021)

25 diciembre 2021

Que la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad (Francisco. Urbi et Orbi, Navidad 2020).

 

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In memoriam |  Eulalia Gómez, la solidaridad hecha vida

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

In memoriam | Eulalia Gómez, la solidaridad hecha vida

22 diciembre 2021

Escrito por su equipo de la HOAC.

Cuando miramos a Eulalia Gómez Martínez en su actuar a lo largo de la vida encontramos unas constantes básicas; persona de corazón desmesurado que, en todo momento es capaz de acoger, escuchar y acompañar a los otros; y estos, los otros, siempre han sido los mismos, los de siempre, los pobres, los sin voz, los excluidos del sistema.

En un pequeño pueblo de nuestra huerta de Murcia, Los Garres, nace en 1933, Eulalia, una mujer humilde y sencilla. Son años difíciles. Como la mayoría de las mujeres de su época, apenas fue a la escuela; pero su necesidad de “ser” la llevo desde muy joven a la Acción Católica. En ella se encontró con Pedro López, su marido, otro gran hombre del pueblo, luchador y comprometido siempre con los más débiles.

En el caminar de Eulalia, hay que decir que el ser una persona cristiana comprometida con la sociedad, junto con el testimonio de vida de las personas con las que se relaciona le llevó a descubrir e implicarse en la HOAC, como movimiento de Acción Católica que busca ser Iglesia en el Mundo Obrero.

Fue Jesús de Nazaret quien empujó su proyecto de vida, y juntos optaron por tener una opción de vida impregnada de compromisos y luchas por conseguir una sociedad más justa. Entendieron como esencial que el sentido de sus vidas era “ser para los demás“; y descubrieron que Jesús y su grupo eran obreros.

Entre los años 1961 y 1966 nacieron sus cuatro hijos. Su familia, su casa se convirtió en un espacio de compartir. Uno de sus hijos decía que “apenas sin darnos cuenta, vimos como la familia iba creciendo, por un lado Mari y Santiago se vinieron a vivir con nosotros, por otro Pepe (mutilado de guerra) era como otro abuelo al que visitábamos algunos fines de semana en el campo; la gente de la residencia… de la Escuela, de Alcantarilla…”. Personas, militantes y proyectos comprometidos, forman parte de esta familia.

Eulalia junto a sus hijas Elvira y Rosa.

Cuando el más pequeño cumplió los cuatro años, Eulalia comenzó a trabajar con Pedro en la droguería familiar. Como pequeños comerciantes, fueron partícipes de la primera cooperativa de drogueros, como medio de subsistir ante los comercios de las grandes superficies. Desde su droguería servían de apoyo a la gente.

En la primavera de 1970 conocen el proyecto educativo Escuela Equipo, el cual parte de un grupo de maestros, padres y colaboradores con el deseo de contribuir desde el campo de la educación y de la cultura a la promoción integral y colectiva de los hijos de trabajadores y de las clases más desfavorecidas; una escuela participativa y autogestionaria. Deciden llevar a sus hijos a esta escuela, integrándose ellos de forma activa en el grupo que coordinaba dicho proyecto. Su implicación en la Escuela ha sido una constante a lo largo de su vida.

Eulalia siempre ha tenido y sigue teniendo un afán muy grande de promoción y crecimiento personal, por esta razón varias veces en su vida se acercó al Centro de Adultos Escuela Equipo, pero las circunstancias familiares, su trabajo en la droguería, sus compromisos … le llevaban a tener que abandonar. Pero como ella no cesaba en su empeño, siguió y siguió matriculándose hasta que consiguió el Graduado Escolar y algunos años después el Graduado en Educación Secundaria.

Se implicó, enormemente en la puesta en marcha del Centro de Adultos en las Casas Baratas: reuniones, asambleas, mantenimiento de los locales, haciendo oír su voz en la administración, cada vez que era preciso.

Desde su experiencia de matrimonio y su compartir con los compañeros de la HOAC han sido conscientes de las muchas realidades de pobreza en la región. Han estado implicados muy de cerca en la realidad de exclusión social de barrios de Murcia.

Participaron en 1982 en la creación de la Asociación “Taller de la ciudad”, que tenía como fin la lucha estructural contra la pobreza, y la promoción de los menores, jóvenes y adultos en situación de exclusión social. Han ido participando en las actividades para la promoción de menores y adultos que se han ido desarrollando en el barrio de San José Obrero.

También estuvieron presentes en los inicios del Centro de Acogida y Atención al Menor de El Palmar, (una iniciativa de Cáritas para el apoyo y la promoción de menores en situación de exclusión situado en la pedanía de Murcia, del mismo nombre).

Igualmente ella ha colaborado durante varios años en los campamentos de la Casa Taller El Campico de Alcantarilla. Los pequeños recuerdan cuando hacía de cocinera: “vamos, vamos, que está más rica la comida que nos hace Eulalia”.

Como persona de gran esperanza… persona de utopías… y soñadora de mundos diferentes, ha estado presente en muchas de las organizaciones sociales que han denunciado la Europa del Capital, La Europa de los fuertes y poderosos; también participando activamente en la campaña del 0,7 y en la Plataforma de Apoyo a los Inmigrantes.

Y en una nueva etapa de su vida, con los hijos formando familias, como militante y como abuela sigue afrontando una vida de solidaridad. Una vivencia dura fue la muerte de Pedro. “Hemos vivido con ella la ausencia de esa parte que se fue… que va al corazón y transcurrido el tiempo se vuelve serenidad”. También otra vivencia dura lo es su delicada salud.

Eulalia sigue adelante; su compromiso social le lleva a entregarse a la Delegación Diocesana de Pastoral Obrera, empujando para que la construcción del Reino de Dios en el mundo obrero llegue algún día.

Se ha curtido en la lucha por ser persona; Persona – mujer que buscaba y sigue buscando “su espacio” en su casa, en organizaciones y en la Iglesia. En la Iglesia de Jesús de Nazaret, en la que cree y en su palabra.

Y todavía ahora, aunque sus fuerzas sean menores, mantiene una vida de contacto e implicación con la gente cercana y sencilla de su pueblo, participando hasta donde puede en algunos ambientes más próximos: Asociación de Vecinos, Cáritas Parroquial, Pastoral de la salud, Centro de mayores, y Escuela de adultos del pueblo.

En diciembre de 2010 recibe el premio Solidario Anónimo, convocado por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia y la Plataforma del Voluntariado de la Región de Murcia, como reconocimiento a una vida dedicada a los demás.

Su compromiso ha sido y sigue siendo una expresión solidaria que sale del corazón, con espontaneidad, una solidaridad elegida libremente, cercana, alegre, siempre intentando hacer la vida más fácil a cuantos la rodean, pero a la vez con la capacidad de transformar el pensamiento y las estructuras sociales.

 

Con el Hijo de Dios que nace, soñemos juntos, sueñen ustedes, sueñen con otros

Iglesia

Con el Hijo de Dios que nace, soñemos juntos, sueñen ustedes, sueñen con otros

17 diciembre 2021

La invitación de Francisco a soñar, y a soñar juntos, a soñar entre nosotros, tiene más sentido en Navidad, cuando celebramos la razón de nuestro sueño y nuestra esperanza. Dios se hace obrero. De María, mujer trabajadora, esposa de trabajador, madre del Jesús Obrero, nace Dios en medio de la vida obrera.

Su luz ilumina hasta los más oscurecidos rincones de la existencia, y nos desvela las sendas de humanidad que podemos transitar para llegar hasta él y, como los pastores y los magos, reconocerle y adorarle. Su luz ilumina las sendas por las que volver a nuestro quehacer cotidiano convertidos por el encuentro, dispuestos a seguir soñando y a compartir el sueño.

Soñar es descubrir en la pequeñez de lo vulnerable, de lo insignificante y marginal, las semillas escondidas del Reino, las que ya están sembradas en la vida, y aquellas de las que somos portadores –como los magos y los pastores– para ofrecer y sembrar en la vida obrera y eclesial. Es seguir percibiendo los signos frágiles y vulnerables del Reino donde surgen, como un niño envuelto en pañales, en las periferias de la vida. Es percibirlos, reconocerlos y cuidarlos.

Soñar es vivir la fe en el proyecto del Reino, convencidos de que Dios tiene la palabra definitiva sobre la historia y la humanidad, y que esta es, siempre, una palabra de amor y de vida, de dignidad y esperanza, de comunión y de santidad.

Soñar es poner cauces de realidad a la Esperanza. Soñar es ilusionarnos con el proyecto de comunión que Dios pone en nuestras manos. Soñar es experimentarnos amados por Dios en toda circunstancia de nuestra existencia. Soñar es construir juntos «un mañana más grande». Es hacer Iglesia.

Soñar es comprometernos en ese mañana posible, en ese presente abierto al sueño de Dios. Es hacerlo con gratitud y con gratuidad generosa. Es hacerlo tejiendo redes, sumando esfuerzos, tendiendo puentes.

Es seguir tejiendo historias de encarnación y de abrazo. Es seguir cuidando de los empobrecidos. Es seguir impulsando una cultura de la solidaridad que haga cada vez más posible el trabajo decente. Es seguir construyendo juntos con nuestras hermanas y hermanos el sueño de Dios, el sueño del Reino. Es seguir tejiendo la solidaria historia de amor de Dios con la humanidad.

Navidad es tiempo de soñar. De gozar de los sueños, y de empezar a hacerlos realidad. Nos insiste Francisco: ¡Qué importante es soñar juntos! […] Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos». Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos (FT 8).

Que, en este tiempo de Navidad sigamos cuidando del Reino, de los pobres, del mundo obrero y del trabajo, y de la Iglesia. Sigamos soñando. Juntos. Entre nosotros.

Novedad editorial | Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo

Kiosco

Novedad editorial | Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo

17 diciembre 2021

Ediciones HOAC presenta el libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo, editado por Teresa García Gómez y Abraham Canales Fernández. Ficha técnica. Índice. Acceso a su compra.

Sumergirse en la lectura de este libro es adentrarse en la experiencia de vida entregada a la causa del Obrero de Nazaret de un grupo de militantes, trabajadoras y trabajadores cristianos que, con sus estilos de vida, su espiritualidad y su compromiso, testimonian el sentido comunitario de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).

Personas que se hacen presentes en los lugares donde se pone en riesgo la dignidad de cada trabajador y de cada trabajadora…

Vivir como pueblo y comprometerse con el pueblo, humilde y trabajador, para promover la dignidad de cada persona y el bien común está en las entrañas de cada una de las vivencias relatadas.

***

«Sigan cuidando, como Iglesia presente y encarnada en ese mundo del trabajo, de los empobrecidos a causa de la incorrecta comprensión que nuestro mundo tiene del trabajo. Sigan cuidándolos, ayudando a la conversión integral que nuestro mundo necesita experimentar para una correcta comprensión del trabajo desde la sagrada dignidad de la persona.

Sigan impulsando una cultura de la solidaridad que haga cada vez más posible el trabajo decente. Eso es lo que ustedes como Iglesia en el mundo obrero hacen: tejer la solidaria historia de amor de Dios con la humanidad a través de historias personales como las que componen este libro. La Iglesia sigue necesitando de ustedes. Sigue necesitando de hombres y mujeres que saben que su entrega es necesaria, aunque no vean el fruto; que su vida es sembrarse y desvivirse para que otros puedan vivir».

—Papa Francisco, en el prólogo.

 

FICHA TÉCNICA 

Ahora más que nunca.
El compromiso cristiano en el mundo del trabajo

Teresa García Gómez y Abraham Canales Fernández (Ed.)

Ediciones HOAC, diciembre 2021.
Colección «Huellas de nuestra historia».
292 páginas. Encuadernación rústica, cosido con hilo. Con solapas.
ISBN/EAN: 978-84-92787-60-9 || Depósito legal: M-33114-2021.
Materias: Vidas y prácticas cristianas. Pensamiento y actividad social religiosa y pastoral
Diseño de portada: Publicaciones HOAC.
Ilustración de portada: Pepe Montalva.

Precio de venta al público 15€ • Acceso a su compra.

En twitter: #Ahoramásquenunca | @edicionesHOAC

 

ÍNDICE 

 Prólogo. Papa Francisco

■ Introducción. Teresa García Gómez y Abraham Canales Fernández

■ Capítulo I. La dimensión comunitaria

■ Capítulo II. La dimensión teológica y eclesial

■ Capítulo III. La dimensión del trabajo, sociambiental y política

■ Capítulo IV. La dimensión internacional

■ Capítulo V. Las publicaciones

■ Capítulo VI. Ahora más que nunca

■ Capítulo VII. La HOAC, ¿qué es esto?

 

 EDITORES 

Teresa García Gómez

1957, Valencia. Integradora social. Responsable de Difusión de la Comisión Permanente de la HOAC (2018-2021). Ha sido miembro de la Mesa de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente y responsable de la animación de la causa de canonización de Guillermo Rovirosa.

Abraham Canales Fernández

1969, Elche. Responsable de Publicaciones de la HOAC. Director de Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común y de la revista ¡Tú! Miembro del equipo de comunicación del Encuentro Mundial de Movimientos Populares con Francisco y de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente. Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo (Ed. HOAC, 2018).

 

 

 

#18DIC21 | MMTC: ¡Construyamos puentes, no muros!

Inmigrantes, Internacional

#18DIC21 | MMTC: ¡Construyamos puentes, no muros!

15 diciembre 2021

Con motivo de la Día Internacional del Migrante del 18 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) lanza un mensaje de solidaridad hacia las personas que salen de sus países de origen en busca de una vida mejor.

MENSAJE DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE
(18 DE OCTUBRE DE 2021)

Escrito por la Acción Católica Obrera de Francia

Hoy, según datos de la ONU, nunca ha habido tantas personas en el mundo que se desplazan y viven fuera de su lugar de origen. En 2019, había 272 millones de migrantes en el mundo, 51 millones más que en 2010. ¿Es esto un problema? ¡No, todo lo contrario!

La migración es una oportunidad histórica para propiciar encuentros, enriquecerse culturalmente, intercambiar habilidades entre pueblos y ciudadanos del mundo para progresar juntos y enfrentar los grandes desafíos de la humanidad. La pandemia que estamos viviendo muestra que los migrantes a menudo aportan sus habilidades para hacerle frente, en particular trabajando en los servicios de salud, el transporte, la restauración y numerosos servicios personales. No olvidemos que los migrantes son ante todo trabajadores. Ellos, son nuestros hermanos y hermanas.

Muchos economistas están de acuerdo en que la migración suele ser una oportunidad para la economía del país anfitrión.

Y, sin embargo, las noticias recientes nos envían imágenes aterradoras. El mar Mediterráneo se ha convertido en un cementerio para las personas que huyen de la pobreza y las guerras. En todo el mundo, los migrantes son señalados, arrestados, perseguidos, acosados. Todavía tenemos en mente las imágenes de la policía arrancando las lonas de las tiendas de campaña de los migrantes en varias ciudades de Francia, como Calais, ¡pero también en París! Nos horroriza ver a mujeres, hombres y niños durmiendo a la intemperie en la frontera de Polonia y Bielorrusia. Europa tiene el deber de la hospitalidad. Sin embargo, hoy en día, se utiliza a los migrantes como chivos expiatorios. Esto es útil para ocultar a los realmente responsables de las crisis sociales y ambientales, los que dirigen un sistema en el que la ganancia financiera predomina sobre los humanos.

En lugar de fomentar la bienvenida y conocer a las personas, en muchos lugares se están construyendo muros. Hoy, hay más de 1.000 kilómetros de murallas en Europa y el mundo nunca ha visto construirse tantas. Como si los países más ricos estuvieran tratando de atrincherarse contra los más pobres.

Somos movimientos de trabajadores y trabajadoras. Somos muy conscientes de que la precariedad en la que se encuentran las poblaciones migrantes les obligan a trabajar en condiciones laborales a menudo indignas. Esta situación también sirve para cuestionar los beneficios sociales de los trabajadores en el país de acogida y para dividir a los trabajadores entre ellos. ¡Actuar por y sobre todo con los migrantes también significa actuar por los derechos de todos los trabajadores! Así lo recordaron en Francia los trabajadores indocumentados que se atrevieron a ir a la huelga en noviembre de 2021, con su sindicato para exigir la regularización de su situación.

También pensamos en todos los y las militantes de los movimientos del MMTC que trabajan con migrantes. Así, lo explican, militantes de la ACO en Burdeos, Francia, de por qué están involucrados: “Esta falta de humanidad nos golpea profundamente, porque la dignidad de estas personas ha sido violada. Nuestros compromisos de fraternidad, de apoyo con las asociaciones se refuerzan ante la violencia con la que se trata a los seres humanos”. En otras ciudades de Francia, como Calais, en la región de París, en el sur de Francia, etc. los y las militantes están tomando medidas.

Algunos incluso son procesados ​​por los tribunales. ¡Sin embargo, la solidaridad no es un crimen!

Pensemos también en los propios migrantes que también se encuentran en nuestros equipos y aportan toda su riqueza humana. Estas acciones son una buena noticia, semillas de una humanidad renovada, que queremos seguir germinando.

Como militantes del MMTC, queremos seguir caminando tras las huellas de Jesús, que prefirió dirigirse a los más pequeños, los más pobres, los excluidos de nuestra sociedad.

La historia de la Humanidad es una historia de migración, de encuentros, de mestizaje.

Queremos seguir siendo los cocreadores de un mundo mejor.

Nos encontramos con estas palabras del papa Francisco pronunciadas el 26 de septiembre con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado:

“Este es el ideal de la Nueva Jerusalén (cf. Is 60; Ap 21, 3), donde todos los pueblos se unen en paz y armonía, celebrando la bondad de Dios y las maravillas de la creación. Pero para lograr este ideal, todos debemos esforzarnos por derribar los muros que nos separan y construir puentes que fomenten una cultura del encuentro, conscientes de la íntima interconexión que existe entre nosotros. En esta perspectiva, las migraciones contemporáneas nos brindan la oportunidad de superar nuestros miedos y dejarnos enriquecer por la diversidad del don de cada persona. Luego, si queremos, podemos convertir las fronteras en lugares de encuentro privilegiados, donde el milagro de un nosotros creciendo puede florecer”.

 

COP26: poca valentía y responsabilidad

Editoriales

COP26: poca valentía y responsabilidad

15 diciembre 2021

En el Mensaje que el papa Francisco dirigió a los participantes en la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26, insistía en la imperiosa necesidad de actuar con «urgencia, valentía y responsabilidad». Pero, una vez más, al final nos hemos encontrado con unas conclusiones que están muy lejos de esa necesidad.

Como también señalaba Francisco, estamos muy lejos de lograr los objetivos necesarios para combatir el cambio climático y «¡no podemos permitírnoslo!», porque millones de personas pobres ya sufren duramente sus efectos y porque sus consecuencias para el futuro son extremadamente graves. Sin embargo, los responsables políticos «se lo han permitido», otra vez. En la Cumbre ha habido declaraciones interesantes y valiosas que van en la buena dirección, pero apenas hay decisiones y compromisos firmes para caminar en esa buena dirección. Esa es la valoración prácticamente unánime de organizaciones sociales, ecologistas y sindicales.

¿Por qué nos ocurre esto una y otra vez? Por lo que ya señaló el papa Francisco en Laudato si’ al referirse a la «debilidad de las reacciones» ante la crisis socioecológica que padecemos, que es más amplia que el cambio climático: 1) Porque «hay demasiados intereses particulares y muy frecuentemente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común» (n. 54). 2) Porque, aunque ha crecido en la sociedad la sensibilidad ecológica, esta «no alcanza para modificar los hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y desarrollan» (n. 55). 3) Porque «los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tiende a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente» (n. 56).

Estamos atrapados en un sistema económico que es dañino para la vida. Muchas veces se pretende responder a la crisis ecosocial sin tocar ese sistema y los modos de vida y mentalidades que fabrica para poder reproducirse. Y eso no es posible. Parece que solo se puede hacer lo que no moleste demasiado al sistema económico, lo que encaje dentro de él. Pero lo que necesitamos es construir otra economía al servicio de la vida y del bien común, que sea lo que debe ser, un instrumento para ello y no, como ocurre ahora, poner la rentabilidad económica en primer lugar y someterlo todo lo demás. El resultado es la destrucción de la vida y del bien común.

Que los responsables políticos no tomen las decisiones «urgentes, valientes y responsables» que deberían tomar está muy relacionado con su sometimiento al enorme poder de quienes más se benefician del actual estado de cosas. Pero también, y mucho, con la insuficiente conciencia social: les exigimos mucho menos de lo que deberíamos, seguramente porque como sociedad no estamos demasiado dispuestos a salir del marco del individualismo posesivo-consumista, ni a asumir todo lo que implica otro modo de vida. Porque lo que significa «la solidaridad y cooperación fraterna» de la que habla el Papa en su Mensaje a la Cumbre de Glasgow nos concierne a todos, no solo a los responsables políticos: «La necesidad urgente de un cambio de dirección, una determinación decisiva de pasar de la “cultura del descarte” que prevalece en nuestras sociedades a una “cultura del cuidado” para nuestra casa común y sus habitantes, ahora y en el futuro (…) La transición hacia un modelo de desarrollo más integral e integrador, basado en la solidaridad y la responsabilidad. Una transición que también debe tener muy en cuenta los efectos que tendrá en el mundo laboral».

***

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El compromiso cristiano en el mundo obrero

Iglesia

El compromiso cristiano en el mundo obrero

14 diciembre 2021

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Cada tramo de la historia, cada aspecto de nuestra vida, han sido abrazados por Jesús, Dios encarnado, que no quiere ser un intruso ni un rival de lo verdaderamente noble y humano. Esto significa que Dios no nos ha enviado ya más mensajeros, sino que Él mismo se hizo mensaje y mensajero a la vez para decirnos lo que necesitamos para entender lo que nos da, a lo que nos envía, lo que quiere decir con nuestros tímidos labios y construir con nuestras pequeñas manos. Es cercano, vecino, Dios humanado que se hace como nadie solidario para que alcancemos nuestro destino, ese para el que fuimos creados.

Mis lágrimas más mías, ha querido Él que fueran su propio llanto, y con los gozos de mis alegrías, dibuja Él en su rostro su propia sonrisa. Así de próximo es este Dios prójimo de nuestros días. Pero en la historia de la humanidad, en las calendas de la comunidad cristiana, no pocas veces nos hemos escorado hacia extremos que, siendo válidos y verdaderos, si olvidaban o censuraban el resto de los factores que componen nuestra compleja y complicada vida, terminábamos mutilando la belleza completa del Evangelio. Cuántas veces hemos hecho de nuestra piedad orante un pietismo anacrónico y abstracto incapaz de conmoverse ante las heridas o las preguntas de nuestra gente. O, cuántas veces hemos hecho de nuestro compromiso social, una algarada peleona que terminaba simplemente en barricada sindicalera. Orar y comprometernos, Dios y los hermanos, sin estragos especializados raramente, que empujan a amar a un Dios que no tiene hijos, o a entregarnos a unos hermanos huérfanos de tamaño Padre.

Y esta es la intuición preciosa y precisa de la HOAC, la Hermandad Obrera de Acción Católica, que desde hace 75 años está en esa apasionante aventura cristiana, de militancia creyente, amando a Dios y abrazando a los hermanos, desde el testimonio profético que se integra en el mundo del trabajo, siendo ahí una palabra evangélica, un compromiso por la paz y la justicia, cuando la dignidad de los trabajadores, sus derechos y esperanzas pueden estar condicionados o maltrechos por intereses que nos deshumanizan por parte de algunos poderes fácticos o de algunas políticas laborales.

También en Asturias nuestra HOAC tiene una hermosa historia con este compromiso realista con cada persona y con la sociedad entera, como presencia eclesial en el no siempre fácil mundo del trabajo y de la causa obrera. Sin caer en devociones angelicales ni en revoluciones guerrilleras de otra guisa. Yo me alegro con su presencia cristiana comprometida, y con ellos doy gracias al Señor por esta efeméride de los 75 años de andadura. Son hermosas sus palabras que para este evento han dejado escritas y que hago cordialmente mías parafraseándolas:

“La Iglesia del siglo XXI quiere seguir dando testimonio de la presencia de Dios en la historia y promover el proyecto de humanización que nos ofrece. En la oración, ofrecemos a Dios todo el día para que el amor se convierta en justicia para las víctimas de la siniestralidad laboral y crezca la conciencia de un «nosotros» cada vez amplio que nos ayude a sentir las heridas de las personas migrantes como propias. La Doctrina Social de la Iglesia es una perla por descubrir, cuyas orientaciones y principios fecundará el quehacer de la comunidad cristiana, llamada a ejercer la caridad política, que nos recuerda que los derechos humanos, si no hay quien los defienda y los haga práctica cotidiana en la vida social, son solo palabras vacías”…

 

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