El Concilio Vaticano II, siguiendo una convicción de la tradición de la Iglesia, planteó el destino universal de los bienes como criterio central para una organización socioeconómica justa: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos de […]
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